Alex

Estamos en la escuela, haciendo la fiesta de despedida de los profesores que vuelven a Inglaterra: Phoenix Evans, Lucas Harrison, Manuela Graham, Ashley Hayes, Christopher Brown y Edward Collins. Parten pasado mañana a Londres, y las chicas les organizaron una fiesta de despedida.

Vinieron desde Londres algunos familiares de ellos. Están aquí un rubio de ojos oscuros y una hermosa mujer de ojos verdes, que son Morgan y Evangeline Harrison, los padres de Lucas. También están Manuel Miller, el hermano menor de Manuela, con una pelinegra muy loca, que me presentan como Evanna Jefferson, la mejor amiga de Manuel y Manuela.

Está una chica muy hermosa, de pelo blanco y ojos verdes, que enseguida me hacen saber que es la hermana pequeña de Christopher.

Mis amigas están tomando coca-cola, y nosotros estamos riendo, yo no tanto, porque me falta ella.

Mila no vino y, y sé que ella fue la que dio la iniciativa de la fiesta de despedida. Se me hace extraño porque ella ha pasado dos semanas planificando todo.

Tampoco está Natt, pero Rodrigo nos ha dicho que ella no tardará, ya que estaba haciendo algo que no mencionó.

Estoy incómodo, porque la ausencia de mi alemana se nota mucho. Su chispa, su gracia, su risa. La manera de tararear las canciones y de ponerse a bailar como una loca cuando suena alguna canción de Bon Jovi.

Pensar en ella sólo me hace romperme más el corazón, pero es muestra de lo masoquista que soy cuando se trata de ella. Suspiró una y otra vez.

-Ojos y cabello negro- interrumpe alguien mis pensamientos-. No me desgastes tanto a la alemana, Alex.

-Quisiera evitarlo Alin- suspiro-, pero no puedo.

-Espero que todo se arregle- dice.

-Por cierto, ¿dónde está ella?- no puedo evitar preguntar.

-No lo sé- se encoge de hombros-. En la mañana fue al médico a ver a la ginecóloga. Debe haber ido a su casa.

-¿La llamaron?

-Normalmente, cada vez que ella va al médico se queda dormida, y no responde el móvil, la he llamado y no responde.

-Chicos- una muy desesperada Natt entra corriendo a donde estamos-. Nando era Voldemort.

Todos se acercan a ella y miran extrañados, Danny enarca una ceja hacia la italiana.

-Aunque tengan los ojos verdes- inquiere-, no creo que sea ni Ralph ni Hero Fiennes.

-¡No seas gilipollas!- le grita y todos nos sorprendemos-. Hablo de la fiesta de Halloween, el concurso de disfraces.

-¿Puedes explicarte?- dice Eva.

-Mierda, no me entienden- chilla-. Nando era Voldemort. Habían participantes que no revelaban su nombre y sólo el disfraz. Fui al club, porque realmente lo que pasó después era muy confuso.

>>¿Recuerdan? En el club regalaron una botella de tequila a los ganadores de los disfraces, y Voldemort les ofreció una copa luego a Dann, a Eva y a Mila- explica y a mí no me gusta el rumbo que esto está tomando-. Yo no bebí ese día, y recuerdo perfectamente a una Mila muy bailona y risueña, incluso más de lo normal. Joder, que se rió de los chistes de RodrI y ella dice que es un pésimo comediante.

>>El caso es que- sigue-, empezó a hacer calor, y tú- me señala-, te sacaste el abrigo de Chimuelo, que después andabas como loco buscando, y también luego pasó que nos fuimos y Mila, convenientemente te envió un mensaje diciendo que se había pirado porque no se sentía bien.

-Estaba con Nando, Natt- me aguanto la rabia que emerge-, obviamente iba a meter esa excusa- termino diciendo y ellas me miran mal.

-¿Puedes usar tu puto cerebro, estúpido idiota?- me chillan Danny, Eva y Alin al mismo tiempo.

-Eso, eso, eso- dice Eduardo.

-Tío por lo que veo- se mete Daniel-, o la italiana es mala explicando, o tu cabreo con Mila llega a niveles que no te deja pensar.

No proceso lo que me quieren decir. Cada qué recuerdo la noche de Halloween, la rabia emerge, y yo me siento peor que mal.

-¡Despierta, Alex!- la bofetada de Alin me saca del trance-. Si Nando era Voldemort, y le ofreció una copa a Mila, tu ropa desaparece, y ¡voila!, al otro día aparece un video de Mila y el follando...

>>¿Eso no te pone a funcionar la cabeza?

-Schieße!- es lo que exclamo.

-¡Éso, amigo mío!- aplaude Eva-, te acaba de caer el veinte.

-Monten en el puto coche- ordeno-, vamos a ver a quien va a aclarar esta mierda.

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Desconocido

El cabello negro, le cae por los hombros, y el parecido con Lucrecia es tan magnífico que parece impresa sobre el molde de la juventud de su madre.

Lucrecia Schneider es la mujer más hermosa que he conocido, cabello rubio, ojos negros, facciones delicadas. Tiene buenos genes, eso no lo voy a negar, y la preciosa chica de cabello azabache que descansa frente a mis ojos es demostración de eso.

Ella duerme profundamente, después de que le administrara un somnífero para que no se despertara.

Verla hace que se me agolpen muchas sensaciones, porque que como caer en la cuenta de que he sido un mierda.

Estar aislado en las afueras de Jerez, hace que todo sea más fácil. Hay mucho que hacer, y tengo mucho que decir, aunque lo que quiero está claro. Ella va a ser mi princesa.

La veo moverse, lo que me hace saber que el efecto del calmante está pasando.

Abre los ojos, dos preciosas piedras oscuras. Parece desorientada, pero cuando su mirada recae en mí se llenan de pánico, y si gritó no se hace esperar.

-¿Quién es usted? ¿Dónde estoy?

-Tranquila, preciosa Mila- sonrío y ella se aterroriza aún más-. Sí, sé tu nombre. Sé muchas cosas de ti.

Ella me mira, me levanto y me siento en la cama, lo que hace que ella se aleje.

-Tu nombre es Mila Schneider, tienes dieciséis años, estudias en el Instituto Superior qué está en la Plaza Central. Tu madre, se llama Lucrecia, no tienes padre, al menos no que lo conozcas. Tienes un novio, llamado Alex Santos, que es el hijo de los jefes de tu madre.

>>Andas con tus amigas, que son éstas- le extiendo las fotos que tengo en una carpeta y ella observa, entre lo sorprendida y lo atemorizada. Fotos de ellas en clubes, de fiesta, bebiendo. Saliendo de la escuela, con ése chico Alex, y los otros chicos, que son las parejas de sus amigas. Hay fotos con su madre y sus abuelos que son en Alemania.

-¿Quién es usted? ¿Qué quiere de mi?- la voz le tiembla.

-Que seas mi princesa, Mila- sonrío-. Éso es lo que quiero.

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Alex

Los veinte minutos que pasamos de camino a la casa de Pamela me parecieron cien, y cuando llegamos me bajo como un rayo.

Tocó el timbre, pero me pongo a aporrear la puerta.

-¡Pamela!- grito.

A los pocos segundos una rubia me abre la puerta, que la identifico como Ella Heine, la madre de Pamela.

-¿Alex?- pregunta extrañada.

-Ella necesito ver a Pamela- demando.

-Necesitamos- sale Danny detrás de mi.

-Pasen, por favor- dice la señora, y pasamos los nueve.

A los pocos minutos, Pamela aparece por las escaleras.

-¿A qué debo esta dulce visita?- se ríe.

Alin se va encima de ella, pero la aguanto.

-Habla maldita perra- escupe-. ¿Qué coño planearon tu y el cabrón de mierda de Nando?

-No tengo idea de qué hablas- responde desconcertada-. Hace un mes y medio que Nando y yo mo estamos juntos.

-Stop- sale Eva-. Antes de arrancarte la cabeza, explícate.

-No quería seguir siendo la sombra de Mila- responde-. El día que rompieron, sí, estaba con él, pero él llevaba tiempo buscándome. Y luego que ellos lo dejaron, y ella se fue a Munich, él sólo comenzó conmigo porque soy española-alemana. Traté de salvar algo que no funcionaría, y me cansé de que todo el tiempo estuviera comparándome con ella, y todo detonó cuando lo oí maquinando algo para Hal...

-¡Háblame de lo que dijo!- le grito y ella asiente.

-Entré a su cuarto- comienza-, con intención de darle una sorpresa, y lo escuché hablando con Tony. Decía que quería acostarse con Mila, pero ella estaba tan tomada por ti, que sería imposible, y entonces salí corriendo en cuanto escuché las palabras...

-¡Habla, Pamela!- le dice Eva.

-Droga- dice y una lágrima le cae por el rostro.

-O sea que...

-Nando quería drogar a Mila, para llevársela a la cama y...

No la escucho, salgo de ahí echando chispas...

Ahora entiendo la expresión de Mila. Ella no sé sentía culpable, sucia...

Ella ha sido prácticamente víctima de un enfermo mental.

-Alex- gritan las chicas detrás de mi, Pamela incluida-, ¿qué vas a hacer?

-Voy a matar a ese hijo de puta- estoy que la rabia no me deja ver más allá.

-Alex, ella es más importante, joder- me dice Pamela, dejándome sorprendido-. Nando es un cabrón, pero la he visto a ella este mes. Parece una zombie, vagando por la escuela. No es la Mila Schneider que todos conocemos. Pálida, ojerosa, triste. Va como alma en pena, sin contar que llevo una semana coincidiendo con ella en el baño, mientras vomita como drogadicta en rehabilitación.

Eso me hace caer...

Me he olvidado de ella, la herí, la traté mal, la hice ver como una zorra.

Mierda, mierda, mierda...

-Pamela, gracias- le digo y la abrazo-. Te perdono.

Ella sonríe, y las chicas se suman al abrazo. Después de todo ella no es tan mala.

-Y una mierda, voy con ustedes- dice.

Nos montamos en el coche y vamos directo a la casa de Mila.

Media hora después, llegamos. La cancela está abierta, y cuando llegamos a la puerta, frunzo el ceño al darme cuenta que la puerta también está abierta.

-Esto es extraño- dice Danny y Alin asiente.

-Cuando Lucrecia está de viaje, ella nunca deja la puerta abierta.

Empujo la puerta de madera blanca y en la sala, lo que veo me deja congelado.

Morgen, el cachorro de lobo siberiano está con un disparo en el estómago.

Las chicas entran y emiten un grito de horror.

-¡Mila!- grito corriendo, aunque no conozco la casa-. ¡Mila!

No contengo las lágrimas que desbordan por mis ojos.

-¡Mila!- grito.

Los chicos vienen detrás de mí y cuando volteo, veo el celular de Mila en la mano de Natt, y un paño blanco en la de Pamela.

-No está Alex- sollozo Danny.

Mi alemana está desaparecida.

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Chan, chan, chaaaaaaaaaan

Recalcando lo que ya sabían, pues, no tengan ganas de matarme...
Estoy abierta a comentarios malignos por su parte...

Capítulo que dedico a...

*redoble de tambores*

LizBeatrizGoveaFunes

Tú que me bombardeas por Whatsapp todo el tiempo,
Ich liebe dich...