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Capítulo 41

Percibo algo presionando mi trasero. Me siento envuelta y entonces empiezo a ser consciente del calor que hace. También soy consciente de la mano que rodea mi pecho.

Abro los ojos. Volteo hacia abajo y efectivamente un brazo esta sobre mis pechos y lo más extraño o quizás no, me aferro a la mano que estaba debajo de mi cara mientras dormía. Hay peso en mi espalda y es ahora que capto todo recordando que ha pasado. Sólo fue un momento de dormida que me pasa todos los días cuando estoy despertando. Nada malo ha sucedido, sino todo lo contrario.

Anoche simplemente fue magnífico. Nunca me había sentido tan especial en toda mi vida. León tiene la capacidad de hacerte soñar despierta, suspirar millones de veces en tan sólo un segundo y tener la sonrisa de satisfacción y felicidad más sincera de todas.

Después de nuestro encuentro tan íntimo, primer encuentro sexual o bien, "desvirginad de Violetta", como quieran llamarlo, cenamos a pesar de que horas antes habíamos comido golosinas, porque déjenme decirles que eso de que el sexo agota y deja hambriento es totalmente cierto. Un rato más tarde volvimos a la cama a tener una sesión de toqueteo y un buen besuqueo. Entonces decidí que quería quedarme con él, eso y que la hora no era favorable para llegar a casa de Fran. Le llame y dije que me cubriera y por más preguntas que, ella junto a Camila, hicieron no lograron que les contará nada, prometí que les diría después.

Es por eso que ahora desperté en la cama de León y con él envolviéndome, mejor dicho, encima de mí.

Estamos hechos un ovillo. León está abrazándome desde atrás, una de sus piernas está entre las mías, su brazo que no está rodeándome, pasa entre mi cuello y la almohada, su pecho completamente pegado a mi espalda y eso que siento en mi trasero definitivamente es una señal matutina de León.

Sí que a León le gusta acurrucarse.

Siento su respiración relajada en mi nuca. No hay forma de que salga de su agarre sin despertarlo. Me quedo sólo contemplando la habitación tanto como puedo y esperando poder ignorar su erección. Su habitación es sencilla, no es la primera vez que estoy en ella pero si la primera vez que duermo aquí, su cama es tan cómoda y en serio espero que esto no se quede sólo en una primera ocasión. Lo de ayer quisiera repetirlo tantas veces como sea posible.

Observo el brazo de León que está a mi alcancé. Veo sus bellos así como las venas que resaltan y no puedo evitar pasar mis dedos por ellas. Este hombre es tan hombre. Así es como me quedo acariciándolo.

– Esto es como estar aun soñando pero despierto – musita. Su voz es ronca.

– Lo siento, no quería despertarte.

– No lo has hecho – se incorpora un poco para dejar un beso en mi mejilla – buenos días bonita – me sonríe. Se acomoda encima de mí de modo en el que ahora estoy recostada totalmente en su cama.

– Buenos días – estoy segura de que ahora parecemos dos idiotas por la tonta sonrisa que tenemos.

– ¿Dormiste bien? – acaricia mi cabello.

– Excelente – paso un dedo por su mejilla derecha. Sé que va a besarme en el momento en que se inclina hacia mí, pero raídamente volteo la cara. Frunce el ceño – Acabo de despertar, mi aliento no es el mejor justo ahora.

– Tampoco el mío ¿Y eso qué? – De repente sus labios están sobre los míos en una rápida presión – Cuando quiero algo, lo obtengo. Ahora, voy a hacerte el desayuno y lo traeré hasta aquí, para que veas al excelente novio que tienes.

– Desde ayer lo supe – Enarca una ceja. Bueno, resulta que ya no tengo filtro.

– Tomo tu halago con satisfacción. Si necesitas ir al baño o algo, siéntete como en tu casa – deja un beso en mi frente y sale de la cama. Veo entonces lo que estaba presionándose contra mí cubierto por su bóxer. No puedo evitar mirarlo por un momento y enarcar mis cejas. Se da cuenta y voltea a ver su asunto, se encoje de hombros – Esto es algo que sólo pasa por obra de la naturaleza. Pero como lo sigas viendo así, estará motivado a estar despierto por otra cosa. – rió, lo que causa que él sonría y salga de la habitación.

Mi vejiga necesita un poco de liberación. Salgo de la cama para darme cuenta que estoy en topless. Busco con la mirada mi sujetador pero encuentro primero la camisa que León traía ayer, así que me la pongo. Anoche, después de cenar, regresamos a su cuarto a ver una película. Todas esas veces que estábamos en el sofá eran porque no habíamos llegado a la base de nosotros teniendo sexo, por lo que una vez estuvo cubierto ese punto, ya no importaba que estuviéramos en su cama, así que vimos un rato la televisión, tuvimos ese momento que les había mencionado de besuqueo y manoseo en donde termine de nuevo sin sujetador y con León dándole atención a mis pechos.

Por si no se habían dado cuenta, León es muy intenso. Y a mí definitivamente me gusta que lo sea.

Una vez su camisa cubre lo necesario me dirijo al baño para hacer pis. Claramente algo ha cambiado ahí abajo. Se siente raro. Lavo mi cara, peino mi cabello con los dedos, no está tan desastroso; Busco algún enjuague bucal o algo. Terminadas mis necesidades de aseo personal, me dirijo hacia la cocina.

Mi vista es espectacular en este momento. Quisiera tener mi móvil justo ahora para sacar una foto de lo que veo.

León está de espalda tan sólo con su bóxer negro. Su trasero firme y redondo. Los músculos de su espalda se tensan por el movimiento de cortar lo que al parecer es fruta. Está tan concentrado en su tarea que ni siquiera siente mi cercanía hasta que mis brazos lo rodean desde atrás. Dejo un beso en el centro de su espalda y recargo mi frente en ella.

Me encanta este sujeto.

– Te amo – susurro suficientemente alto para que él lo escuche. Escucho como deja lo que tenía en las manos sobre el mesón y toma las mías que lo rodean para dejar un beso en cada una de ellas. Luego se gira para verme.

– Yo también te amo. ¿Ya me dejarás darte un buen beso de buenos días? – asiento. No espera demasiado para unir nuestros labios. Sus manos sostienen mi rostro. Cierro mis ojos cuando atrapa mi labio inferior entre los suyos. Rodeo su cuerpo con mis brazos cuando su lengua roza la mía. Me hace caminar de espaldas hasta que chocamos. Con sus manos en mi trasero, me sienta sobre el mesón. Sus manos se pasean por mis caderas – Que casualidad, yo también tengo una camisa como esta – bromea. Rio.

– A veces las casualidades sólo suceden – me encojo de hombros. Paseo mis manos por sus brazos, hombros hasta su cabello. Entierro mis manos en él.

– Me encanta que te la hayas puesto. ¿Qué tanto hay debajo de ella? – sus manos se cuelan por el dobladillo de su camisa acariciando mis muslos.

– Sólo mis bragas – susurro cerca de sus labios.

– Interesante – me da un suave beso – será mejor que termine el desayuno.

– ¿Qué haces? – saca del refrigerador una jarra con jugo de naranja.

– Un poco de fruta y pan tostado. ¿Está bien?

– Con que me hubieras dado una banana para mí hubiera estado perfecto. – voltea a verme.

– ¿Qué clase de banana exactamente? – enarca una ceja. Tiene una sonrisa pícara. Sé que me he sonrojado – muy bien, esto ya está. Me encanta que hayas venido hasta aquí, pero quiero llevarte el desayuno a la cama después de nuestra primera noche juntos... así que – Pronto me está cargando y llevándome de vuelta a la habitación. Me deja en la cama – Ya vuelvo – Tan pronto como sale regresa con una bandeja y el desayuno.

Comenzamos a comer mientras tenemos una charla bastante animada. Se nota que el ánimo está por las nubes.

De un momento a otro, la charola es retirada y yo estoy a horcajadas sobre León mientras nos besamos. Él está sentado con la espalda pegada a la pared. Pasea sus manos por mis piernas hasta que están sobre las mejillas de mi trasero, las aprieta. Mis dedos se enredan en las hebras de su cabello mientras me remuevo contra él. La erección matutina hace mucho rato que desapareció y lo que siento ahora rozándose contra mí definitivamente no fue ocasionada por la naturaleza, está vez soy yo la culpable.

Una de sus manos se cuela dentro de mis bragas. Sé lo que viene, después de todo mi tiempo como lectora me ha dado conocimiento, pero aun así es nuevo para mí, es desconocido pero yo soy curiosa y estoy ansiosa. Sus labios pasan por mi barbilla hasta mi cuello en donde se entretiene lamiendo, succionando y mordiendo. Jadeo cuando sus dedos por fin llegan a mi zona íntima. Acarician la zona en un movimiento constante. Y sin verlo venir uno de sus dedos se introduce en mí. Gimo. Esto no es posible. Es tan extraño, pero se siente tan bien.

Atraigo sus labios a los míos una vez más porque no quiero que me deje más marcas que sean difíciles de tapar. Muerdo su labio inferior mientras me retuerzo por lo que su mano hace por mí. Son cosas maravillosas. Bajo mis manos a su torso para acariciarlo. El movimiento de su mano se detiene y casi quiero protestar.

– Me gusta como te ves con mi camisa, pero me encantaría verte sin ella ahora mismo – susurra. Decido que me agrada la idea de ser atrevida, por lo que lentamente deshago los botones de abajo hacia arriba. Sé que es una tortura para él cuando lo único que alcanza a ver es la piel de mi abdomen y el valle de mis pechos. – Ella es molesta – gruñe lo que me hace reír. Parece un niño pequeño que no ha recibido su juguete favorito. Su mano asciende por el centro de mi abdomen, llega a la altura de mis pechos, se desliza hacia la izquierda cubriendo ese pecho. Gimo por el contacto de su mano cálida. Con su otra mano deja al descubierto el otro pecho y pronto mi pezón se pierde en su boca.

Que él haga eso sólo provoca que yo me caliente mucho más y que quiera terminar lo que él empezó con sus manos dentro de mis bragas.

Les da atención a mis pechos durante largos segundos, hasta que no puedo más. Mis manos se pasean por su torso hasta llegar a la cinturilla de sus bóxers en donde jugueteo con el elástico. Me remuevo una vez más y él gruñe. Deja a mis pechos libres y entonces me eleva para poder bajar mis bragas. Una vez están fuera yo me encargo de quitar sus bóxers mientras mordisquea mi barbilla.

Resulta que una vez que tienes un primer encuentro sexual, los siguientes son mucho más explícitos y deja de existir vergüenza alguna. Eso mismo me ha sucedido. No sé donde queda mi cordura cada vez que León me toca de la manera en que lo hace.

Al igual que León, yo también puedo ser intensa, incluso más que él.

Bueno, no sé si más que él, pero el punto es que me prende de una manera inexplicable que no me reconozco. Sólo quiero más y más de algo que obtuve una sola vez y me fascinó.

– Juro que amo tu trasero, pero cada vez que intento quitarte los bóxers, tu trasero no los deja ir – Masculló cuando intento bajarlos, pero me es complicado. No es como si fuera experta en desnudar a hombres – Vete por favor bonito bóxer – suplico y León ríe.

– Mis bóxers me protegen de tus perversidades – bromea. Sé que va a bajárselos él mismo, pero no lo dejo. Tengo que quitarlo yo misma.

Jalo la cinturilla y cuando está por dejar más al descubierto que sólo el comienzo de su pelvis, León se mueve para acomodarse mejor en la cama y de pronto su amigo, el que será mi mejor amigo próximamente, está en mi mano.

Quiero gritar histérica, pero lo único que hago es observarlo sorprendida. Siento la mirada de León penetrante sobre mí.

– Hola – Lo saludo.

– Dime que no acabas de saludar a mi pene, por favor. – ríe. El que ría provoca que su miembro se mueva en mi mano.

Raro.

– Es para conocernos mejor y poder llevar una mejor relación de ahora en adelante.

– Oh, princesa, te aseguro que esta encantado de conocerte y quiere conocerte por mucho, mucho tiempo más – sonrió por su declaración. Hago la cosa extraña de analizarlo. Y después sólo doy un apretón – Demonios – Masculla.

No voy a hacer la cosa de empalmarlo o algo así, después de todo aún no me familiarizo bien con él, una parte de mí ya lo hizo, pero creo por ahora estamos en una sintonía de hacer algo más tradicional y natural como lo es una penetración.

¿Yo acabo de pensar eso?

Realmente me desconozco. La antigua Violetta sin absolutamente nada de experiencia jamás hubiese pensado algo relacionado a mí teniendo relaciones sexuales. Todo amor, arcoíris, dulces y unicornios.

¿Qué me han hecho hormonas?

Pero sobre todo...

¡¿Qué me has hecho Wattpad?!

Por fin logró quitar todo su bóxer. Me alzo para que él termine de sacarlo por sus piernas. Toma un preservativo, lo abre y me lo entrega. Lo miro alarmada.

– Voy a enseñarte como se ponen

Con sus manos me guía paso a paso para que aprenda como colocar un condón correctamente. Lindo.

Lleva sus manos a mis caderas. Las mías se encuentran en sus hombros, mientras me desliza poco a poco sobre él. Gemimos cuando esta adentro. De esta forma se siente mucho más hondo.

– Yo... Yo no sé que hacer

– Tranquila, sólo sigue tu instinto y confía en mí. Yo te ayudo.

Sé que debo moverme, porque básicamente en eso consiste esto. Pero no sé como hacerlo exactamente.

Rodeo su cuello con mis brazos. Nos miramos fijamente. Sus labios atrapan los míos y comienza a besarme de manera lenta, casi perezosa, pero muy húmedo.

Tomo valor y me alzó sobre él. Es el primer roce que nos hace jadear a ambos. Un jadeo que se pierde en la boca del otro. Desciendo sobre él. Sé que lo hago correctamente porque se siente bien y nos provoca murmullos extraños. Su agarre en mis caderas se aprieta y entonces me ayuda a moverme sobre él. León se mueve de manera que encuentra las embestidas a mi ritmo. Es diferente tener el control de la situación.

Una mano se pasea por mi espalda hasta mi trasero y la otra acaricia todo mi torso, pasando por mis pechos, hombros, brazos; todo lo que esta a su alcance.

Luego de un rato las embestidas comienzan a ser más profundas. Muerdo su hombro cuando siento un cosquilleo y mi piel se eriza anunciando la llegada de un para nada decepcionante orgasmo.
León me recuesta sobre el colchón colocándose entre mis piernas, embiste hasta que encuentra su propia liberación y se desploma sobre mí.

Nuestra respiración es agitada. Peino su cabello con mis dedos y dejo un beso en su frente mientras nos relajamos.

Así es como ocurre nuestra segunda vez juntos.

– Me gusta esto – susurra en mi oído.

– A mí igual

Puedo asegurar que en verdad me gusta y que no creo cansarme alguna vez de esto. Tal vez en mi interior exista una loca por el sexo y yo no lo sabía, porque para ser la segunda vez en menos de dos días, no me ha incomodado o intimidado en lo más mínimo. Sólo sé que me gusta y quisiera tener más experiencias.
O quizás sólo es León siendo asombroso y haciendo que mis primeros encuentros íntimos sean inolvidables.

Como sea el caso, espero que esto dure mucho.

(...)

– ¿Segura que todo esta bien ahí abajo? ¿No quieres ir a alguna farmacia o algo? Porque fui un estúpido egoísta que no pensé en que tan incomodó iba a ser para ti hacerlo tantas veces en tan poco tiempo después de tu primera vez y yo sólo quiero que estés bien porque si no yo... –Lo interrumpo. Es como la quinta vez que me lo dice.

– Esta todo bien, relájate. Además no fueron tantas veces – rio – sólo fueron dos. Sólo sentí incomodidad al ponerme el jean por lo ajustado que es y al caminar es extraño, pero nada que sea motivo para que te pongas modo novio preocupón.

– Y si que ese jean te queda bien – sonrió.

– Gracias por todo, de verdad. Ha sido un sueño y no puedo imaginarme una forma más perfecta para que sucediera. Fue mucho más de lo que esperaba.

– ¿Superó tus expectativas?

– Muchísimo. Sé que sucedió con la persona indicada y en el momento preciso. Gracias por preocuparte por mí y haber sido tan atento y amable.

– Eso y más te mereces, amor. – lo beso porque de repente me dieron muchas ganas de hacerlo – ¿Te veo mañana en el Studio?

– Sí. Conduce con cuidado – un último beso y bajo de su auto con mis cosas en mano.

– Te amo. Ve, de aquí te veo – Le lanzo un beso que finge tomar y guardarlo en su corazón lo que me hace reír. Camino hacia la puerta de casa de Fran. No hace falta que toque el timbre porque inmediatamente la puerta se abre y soy raptada por dos seres ponzoñosos.

– ¡Habla ya! – me zarandean y luego estoy siendo arrastrada por las escaleras hasta la habitación de Fran. Todo pasa muy rápido.

– ¡Ya, ya! ¡Cuenta!

– ¿Qué ha sido todo eso? – las miro horrorizada. – ¿Quiénes son ustedes y que han hecho con mis amigas cuerdas? – siento un golpe en mi cabeza – ¿Acaso me diste un zape? – miro a Camila.

– Sí y tengo muchos más como te tardes tanto en hablar niña.

– ¡Fran! – me sobo del otro lado de la cabeza por el golpe que recibo de su parte. – ¿Quieren calmarse ya? Relájense.

– Queremos que nos cuentes todo, todo. ¿Cómo fue? ¿Qué hizo? ¿Te dolió? ¿Fue bueno contigo? ¿Lo disfrutaste? ¿La tiene grande? – rió por la última pregunta.

– ¿Cómo es que asumen que me desfloro si sólo pase la noche en su casa? Que mente tan sucia tienen ustedes dos. – las dos me miran mal. – Pudimos sólo pasar el tiempo viendo películas, conversando, jugando juegos de mesa o algo más que no fuera sexo.

– Pudieron, he ahí la clave. Pudieron pero no fue eso lo que hicieron – me dice Camila. Me rió, mi cara tiene la sonrisa más tonta que he tenido en toda la vida la cual me delata provocando un grito más parecido a un chillido.

– ¡No puede ser, no puede ser! ¡Lo hicieron! – grita Fran y hace la cosa de aplaudir como loca.

– Definitivamente la tiene grande – las dos gritan. Voy a salir sorda de aquí. Su emoción solo me da risa.

– Pero cuenta bien mujer, no tires una bomba como esa y te quedes callada.

– Fue excelente, perfecto, como de en sueño. En todo momento fue atento, cariñoso y debo decir que un tanto protector. Me hizo sentir la mujer más especial de todo el mundo. Dolió y fue incómodo, pero fue todo un caballero para darme mi espacio para adaptarme. La segunda vez fue totalmente diferente, ya no había un himen siendo roto, así que fue más intenso pero aún así fue cuidadoso.

– ¿Hubo una segunda vez? Dios – susurra Fran. Sonrió.

– Estoy tan feliz. Todo está pasando como lo soñé. Bueno, no exactamente, pero todo es tan perfecto que no me puedo creer que me este pasando a mí. No quiero que acabe nunca. No pensé que fuera a pasarme realmente. León es un príncipe. Estoy tan enamorada.

– Y se nota. Disfruta de todo esto que te esta pasando amiga, te lo mereces. – Camila me da un apretón de manos.

– Estoy tan feliz por ti Vilu. ¿Qué paso con tu papá? – suspiro.

– Esa es una historia larga.

Les cuento sobre el desayuno con papá, su trato hacia mí, hacia León, sus palabras. En fin, lo ocurrido. Después simplemente vuelven a tocar el tema de León porque son unas cotillas y quieren saber detalles, les doy algunos y otros me los guardo para mí, aquellos que fueron tan especiales, los sentimientos y todo lo involucrado que sólo nos concierna al corazón de León y al mío.

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Un capítulo antes de que termine el año.
Les agradezco por su insistencia por obtener más de esta historia, es lo que me motiva a seguir escribiéndola a pesar del tiempo que pase. Espero que su paciencia sea bien recompensada.

Gracias por este 2017.

Espero que tengan un muy buen inició de año. Mis mejores deseos para ustedes.

Este 2018 sabrán más de esta historia. Mi propósito es terminarla pronto.

¡Feliz y Prospero año nuevo hermosas lectoras!

Nos vemos en el 2018.

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