Capítulo 35
Aplico un poco más de maquillaje y me coloco mi blusa. Me miro en el espejo y acomodo mejor la prenda sobre mi pecho tratando de ocultar lo mejor posible el gran chupetón que León dejo en esa zona. Mientras hago esto no puedo evitar recordar la noche anterior provocando que empiece a hiperventilar. De pronto todo se siente terriblemente caliente.
El día ha estado un poco fresco por lo que me decido por llevar un saco. Llevo puesto un jean ajustado junto con unos zapatos de tacón. Mi cabello esta suelto, un poco ondulado en las puntas y me maquille de una forma muy sútil. Otra vez no me siento como yo.
El hecho de ir a fiestas con gente de alta clase me ha hecho observar por años a las adolescentes y su forma de vestir, lo que ahora me ayuda a verme femenina. Desde que estoy con León trato de arreglarme lo mejor posible, además quiero impresionar a la familia de León.
Papá y Angie salieron por la mañana, así que cuando tocan el timbre tengo que apurarme a abrir la puerta. León lleva un pantalón ajustado y una camisa junto con un abrigo. Su cabello esta ligeramente despeinado. Se ve como todo un niño rico y miento si digo que no parece modelo.
Es tan apuesto y no puedo creer que yo este saliendo con él.
- Hola - No le contesto. Tomo su mano y lo jalo para que entré. Una vez adentro lo besó.
Dios. No me reconozco.
El parece sorprendido por mi arrebato pero después me responde rodeando mi cintura con sus grandes manos.
- Si así me recibirás cada vez que venga por ti, lo haré siempre - me da un beso - ¿Y tú papá? - comienza a mirar alrededor.
- Él y Angie salieron temprano - asiente.
- ¿Estás lista? - voy por mi pequeño bolso.
- Lista - tomo la mano de León. Me aseguro de cerrar la puerta. No me gustaría que volvieran a robarnos por mi culpa.
León conduce mientras escuchamos alguna estación de radio en donde pasan buena música. Estamos llegando de nuevo a los límites de la ciudad y a la zona con más prestigio. De pronto el auto de León se detuvo frente a un gran portón. Ni me di cuenta de que ya habíamos llegado. Lo abrió con un pequeño control que tenía en la guantera del auto. Lo primero que vi, fue un hermoso jardín. Enorme.
Trate de no abrir la boca cuando nos acercamos a la mansión. Sí. Yo no podría definir la mansión, como una simple casa enorme. Se veía que era un estilo rústico con toques modernos y minimalistas. León rodeo la fuente, y aparco al lado de los escalones que llevaban al porche.
Me sentía como en una telenovela. Esta sin duda parecía la casa de los típicos millonarios que allí salían. Yo sabía que la familia de León tenía dinero, pero no imagine que tanto. Claramente mi familia no era pobre, mi papá era uno de los mejores y más conocidos arquitectos de la ciudad, pero yo no me imaginaba vivir en un lugar como este.
- ¿Princesa? - León estaba extendiéndome la mano. ¿En qué momento salió del auto y lo rodeo para abrirme la puerta?
- Es impresionante - dije mirando a mi alrededor
- Lo es
- ¿No te gusta?
- Me encanta, me gustaba vivir aquí, pero nunca fue mi estilo - Se encogió de hombros. Asentí comprendiendo a lo que se refería. Su departamento con este sitio no tenían nada que ver.
León abrió la puerta principal. Creo que no podría estar mas sorprendida. Realmente era una casa hermosa. Justo en frente de mí había una mesa circular de cristal con un arreglo floral precioso. Encima se encontraban portarretratos. Me acerque a verlos mientras León cerraba la puerta.
En uno se encontraban sus padres abrazados. En otro se encontraba León con sus hermanas. Tenía a la bebé en brazos y su otra hermana estaba a un lado de él. Era muy bonita. Había más fotos de sus hermanas, papás, él y todos juntos.
- ¡Dios! ¡Eras una cosita! - tomé la foto de León recién nacido - Estabas todo bonito ¿Qué te paso? - bromeé.
- Sigo bonito - dijo receloso. Tomo la foto de mis manos y la dejo en su lugar. No pude evitar reír.
- Antes de irnos, recuérdame que tengo que tomarle una foto
- Ni lo pienses - tomó mi mano para llevarme por un ancho pasillo. Llegamos a una enorme cocina con ventanales. Del otro lado de estos, se veía una piscina y jardín.
- ¡Que bueno que ya llegaron! - Su mamá estaba en la cocina - Es un gusto volver a verte Violetta - se acerco a mí para darme un abrazo.
- El gusto es todo mío Señora Vargas, tiene una casa preciosa.
- Gracias, pero no me digas señora, solo Cecilia. Con una bebé de meses no quiero sentirme vieja - bromeo - Pasen al jardín, aya están las niñas y Fernando.
- ¿A mí no me vas a saludar? - León se acerco a su mamá para abrazarla y darle un beso en la frente
- No seas celoso
- ¿Necesitas ayuda con algo?
- No, solo busco el abre-corchos. Vayan - León tomo mi mano y salimos.
- No estés nerviosa. Les gustas a ellos.
- Ahora estoy más nerviosa por tu hermana, ni siquiera me has dicho su nombre.
- Tiene solo quince años. No es como si fuera a matarte o algo parecido.
- Es solo dos años menor que yo León
- ¿En serio tienes diecisiete? - le golpeé en el hombro - Bueno, debes estar tranquila. Se van a llevar bien.
El papá de León estaba enfrente de lo que parecía un asador.
- ¿Necesitas ayuda papá? - el señor Vargas se volteo sobresaltado.
- No... Yo... - Se limpio las manos de lo que parecía ser grasa - Que bueno es verte Violetta, hijo - un apretón de manos - ¿Tienen mucho que llegaron?
- No, solo lo suficiente para ver que necesitas ayuda para prenderlo - León palmeo su espalda y tomo los fósforos.
Su papá suspiro - León es el único que puede prenderlo, no sé como le hace.
- Es fácil, necesitas paciencia, Papá, ni siquiera es de carbón, yo no sé como no puedes prenderlo - su padre bufó.
- Estas cosas no son lo mío - reí - Que grosero soy ¿Te ofrezco algo para tomar Violetta? Puedes tomar asiento, lo que quieras, siéntete como en casa
- Gracias, agua esta bien.
- No vayas a pensar que soy descortés, eso León lo aprendió de su madre - bromeo. Me entrego una botella con agua.
- Te escuché Fernando - Su madre llego con una botella de vino y el abre-corchos.
- Listo - dijo León. Su padre le tendió una cerveza.
- Fernando, esas son para marinar la carne.
- Mujer, no pasa nada, hay suficientes - León estaba riéndose por lo bajo cuando se puso detrás de la silla en donde estaba sentada.
- Quieres Licor, aquí esta el vino - dijo ella.
- Ellos siempre son así - me susurró León. Era la primera vez que lo veía tomando cerveza. Ni siquiera aquella vez que nos encontramos en ese antro. Cuando me invito vodka y me salvo de uno de los imbéciles de sus amigos.
A lo lejos vi a su hermana. Supongo que era ella porque se parecía mucho a León. Llevaba en brazos a la bebé. Y se dirigía a nosotros.
De pronto me puse mucho más nerviosa. Yo quería agradarle a su hermana. ¿Qué pasaba si ella no me quería? Había leído historias en donde las hermanas menores tenían mucho poder sobre sus hermanos mayores. ¿Y si no le agradaba y le pedía a León que me dejará? ¿León lo haría solo para complacerla?
Demonios ¿Por qué leo tanto?
- Se llama Hilary y la bebe es Emily - susurro León antes de que su hermana estuviera en frente de nosotros.
- Hola, tú debes ser Violetta, soy Hilary. - me puse de pie - Tengo un mal hermano que sé que acaba de decirte mi nombre - lo fulminó con la mirada.
- Oye, no es como si amara hablar de ti - León se acerco a ella para ver a la bebé - Pero que grande estás - le dio la cerveza a Hilary y le quito a Emily de los brazos - Cada vez estas más preciosa, empiezas a parecerte a mí - Emily hizo unos ruidos extraños y sonrío. - ¿Vieron? Le gusta la idea - Hilary rodeo los ojos.
- Es increíble lo egocéntrico que eres ¿Cómo lo aguantas? - me pregunto.
- Ni yo lo sé
- ¡Ey, las escucho!
- ¿Estás consciente de que me has entregado una cerveza, verdad? - León abrió los ojos como plato - ¡Papá! Que conste que yo no la quería, pero León me la dio - dijo alzando la botella.
- León, por favor, deja ya eso de querer hacer a tu hermana alcohólica - dijo el señor Vargas desde el asador.
- ¡Sólo fue una vez! Deja la botella en la mesa y ven a saludarme como se debe
Hilary obedeció. León paso su brazo libre por los hombros de su hermana, mientras ella le rodeaba la cintura. Y yo estaba viendo la escena con una sonrisa, feliz de ver lo bien que se llevaba León con sus hermanas, aunque una de ellas fuera tan solo una pequeña de meses.
Me tome la libertad de observar a Hilary. Era una chica delgada, alta, con un cuerpo envidiable para sus quince años. Su cabello era castaño, casi del mismo color que el de León, solo que un poco más claro. Sus ojos eran más oscuros que los de León, pero sin duda eran hermosos. Se parecía demasiado a él.
- ¿Cómo has estado enana?
- Bien, no sabes como se han puesto las cosas aquí de locas. Mamá por fin decidió contratar a la niñera por toda la semana.
- Todos sabíamos que ella no iba a poder hacerlo sola - León me guío a la pequeña sala de jardín en donde nos sentamos los tres.
- Yo trate de ayudarle los primeros meses y no puedes imaginarte las ganas que tengo de odiarte por haberme dejado sola.
- Trate de ayudar en lo que pude. Yo era el que tenía que ir en plena madrugada a un súper mercado a comprar pañales y traerlos hasta aquí ¿O ya lo olvidaste?
- No, pero Emily cada vez se pone más inquieta, ya empieza a jugar más. Al menos yo no seré la que se pierda sus primeros pasos y palabras
- Que desgraciada eres - ella rió - ¿Qué tal el colegio?
- No creo que te interese saber como me va ahí - León alzó las cejas - Estoy bien ¿ok? Sigo cuidando tu imagen si eso te preocupa - León rió negando.
- ¿Y qué paso con este chico...
- ¿Steven? - León asintió recordando su nombre
- Ese mismo.
- ¿No te había contado nada? - él negó - Creí haberlo hecho. Estamos intentándolo ¿Sabes? Pero no sé
- ¿No te convence del todo como para empezar un noviazgo con él? - lo miré sorprendida. Nunca me paso por la cabeza que León no fuera el típico hermano celoso y sobreprotector.
- Sí, es solo que no quiero tomar decisiones apresuradas y luego arrepentirme.
- Hilary, tienes quince años. Créeme que tienes tiempo para equivocarte pero también para corregir y volver a empezar. Inténtalo, y si no te convence mándalo a la mierda. - ella rió.
- Tus consejos siempre son tan buenos - dijo sarcásticamente - Voy por algo de tomar ¿Quieres la cerveza de nuevo? - el asintió viendo a la bebé - ¿Quieres tomar algo más que no sea agua o traigo tu botella? - me preguntó.
- La botella esta bien, gracias.
- No es nada - me sonrió.
- Emily, mira quien vino a conocerte - León se pego totalmente a mi costado - Esta belleza que ves aquí... Es tu hermano - le golpeé la cabeza - Esta que acaba de golpear a tu hermoso hermano, es agresiva, no te acerques a ella, quien sabe que puede hacerte.
- ¡León! - él rió.
- Bueno, no es tan agresiva, solo cuando esta semidesnuda, con ese cuerpo casi mata a tu pobre hermano, y luego besa como no tienes una jodida idea - el calor inundo mis mejillas.
- ¡León! No le digas esas cosas
- Es una bebé, ella no entiende... ¿No entiendes verdad Emily? - ella levanto las manitas e hizo pucheros, divertida - Creo que le gusta tanto la idea como a mí de ti semidesnuda
- Eres tan tonto - León dio un beso a mi mejilla.
- Este tomate que ves aquí - levantó a la bebé para susurrarle algo lo suficientemente alto como para que yo lo escuchará - esta así de roja porque se acordó de unas travesuras que hicimos ayer, pero tú no debes hacerlas - golpeé su hombro - ¿Ves lo que te digo sobre la agresividad, Emily? Tú no seas así
-¿Quieres terminar tu presentación sobre mí?
- Eso se llama tener ira - le dijo a la bebé - Como tu hermano no quiere recibir otro golpe, quiero que conozcas a la hermosura, aunque a veces enojada, que tiene como pareja. Emily, ella es Violetta, mi novia - ella rió viéndome. Quiero pensar que no se esta riendo de mí y que solo esta feliz de verme.
Su manita se encerró alrededor de mi dedo, siguió haciendo sonidos extraños y moviendo sus pequeños pies.
- Hola pequeña. No vayas a creer todo lo que dijo tu hermano, no me gustaría que tuvieras una mala primera impresión sobre mí.
- Ella va a amarte, tanto como lo hago yo, bueno no, eso es mucho, pero si va a amarte - me dijo con una sonrisa.
Corazón, no dejes de latir ahora.
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