Capítulo 29
Solté todo el aire que no sabía que estaba conteniendo cuando le mande el mensaje a León para cancelarle.
-
León, odio tener que decirte esto pero no podré ir a nuestra cita. Mi papá tiene una cena de negocios y me ha pedido que vaya. De verdad, lo siento.
- ¿Y? ¿Ya encontraste un vestido? - Angie entro a mi habitación con un montón de vestidos en la mano - ¡Hey! ¿Qué paso? - seguramente tenía un cara igual de mal como me sentía.
- Tenía una cita con León pero tuve que cancelarle - bufé. Resignada me dirigí al armario de mi habitación para buscar el dichoso vestido.
- ¿Cómo? ¿Entonces tú y León...? - dejó la pregunta en el aire con insinuación. Me volteé hacia ella con un vestido en mano.
- Estamos ¿intentándolo? No sé, algo así, creo - volví a girarme para seguir con mi tarea.
- ¿Y por qué no lo invitas a la fiesta? Pregúntale a tu papá, Vilu.
- No, no Angie, no puedo decirle nada a papá sobre esto, no todavía.
- ¿Por qué no? - aventé los vestidos que ya había tomado, a la cama.
- Porque ni siquiera sé que vaya a pasar con León. No estoy segura de nada. Ni siquiera sé si realmente somos novios y por lo mismo nadie sabe de lo que pasa entre nosotros, así que prefiero que siga así
- Bueno, como gustes - dejó los vestidos que ella traía en la cama - Te los dejo para que busques uno, si no lo encuentras me dices y vamos a comprar uno.
Una vez que Angie se fue, cerré la puerta y me acerqué a la cama para seleccionar los vestidos que más me agradarán.
Tenía varios, ya no iba a comprar otros porque nunca los usaba. Me los ponía exclusivamente en este tipo de casos, por una cena de negocios. Tampoco era que me llamaban mucho la atención así que tenía los necesarios para poder reutilizarlos.
Al final elegí uno color crema. Ajustado de arriba y suelto de abajo con escote en corazón. Tenía los tacones perfectos para ese vestido. Tiempo después mi móvil empezó a sonar con la alarma de una mensaje, bajo todos los vestido que estaban en la cama.
León:
No te preocupes. Pero eso sí, de la cita no te salvas, la tendremos después, te lo aseguro ;) Pásala bien, diviértete.
¿Cómo iba a divertirme sin él? Toda la noche estaría pensando en esa "no cita". Además siempre me siento como el bicho raro, aún más, en ese tipo de reuniones.
Cuando estuve bañada y cambiada, Angie me ayudo con el cabello y maquillaje. Mi reflejo en el espejo estaba muy alejado de mi realidad. Simplemente no me parecía a mí, no era yo.
Llegamos al salón del evento en una zona muy exclusiva de la ciudad. Había grandes empresarios en esta reunión. ¿Y que hacía mi papá aquí si es un simple arquitecto? Bueno, él es el que hace los grandes edificios y proyectos de esos empresarios.
- German - un hombre, algo joven, enfundado en un traje negro pulcramente limpio que hacía que se viera totalmente elegante se acerco a nosotros - Que bueno que llegaste, te estaba esperando.
- Héctor - estrecharon sus manos en forma de saludo. Héctor dirigió su vista hacia a mí que me intimido un poco. - Te presento a mi hija, Violetta
- Un placer - por cortesía extendí mi mano hacía él, lo que no pensaba era que la tomaría para después llevarla hacia sus labios y besarla sutilmente. Me tense de inmediato.
- Igualmente - respondí incómoda. El seguía penetrándome con su mirada. Después de varios segundos dejóp mi mano libre.
- Angie, un gusto verla de nuevo - tanta formalidad, elegancia y cortesía empezaba a sofocarme - German, hay unos empresarios que están esperando conocerte ¿Vamos? - Empezaron a caminar rumbo a un grupo de gente. Al ver que no avanzaba con ellos, voltearon expectantes.
- En un momento los alcanzó - mi papá asintió dispuesto a seguir a Héctor, mientras que él no dejaba de verme tan intensamente. No pude soportar más su mirada, así que empecé a caminar rumbo a la mesa de aperitivos. Iba a asfixiarme en cualquier momento.
Había una cantidad exuberante de comida. Tomé un bocadillo y mientras lo comía me gire a ver a toda la gente que había en ese lugar. Toda aquella gente desprendía elegancia hasta por los poros. La música que se escuchaba era producto de un grupo de jazz de hombres de edad mayor. Yo no era ni la sombra de todas las chicas que se encontraban ahí. Figuras perfectamente trabajadas, todas esbeltas. Sus vestidos eran preciosos y caros, por supuesto, vestidos que llevaban apartando semanas antes. Sus peinados y maquillaje seguramente fueron hechos por alguien experto.
Y no me estaba menospreciando, me gustaba como era, no me cambiaría por algo tan incomodo y enfadoso, pero eso no quería decir que no las envidiará un poco. Podría decir que no debía preocuparme porque ya tenía a León a mi lado, pero no podía descartar que alguna de esas chicas podría reemplazarme.
De nuevo me llegó a la mente la cita con León y no pude evitar preguntarme que hubiera pasado si no hubiera venido a aquí.
Giré de nuevo a la mesa para tomar otro bocadillo cuando algo llamo mí atención. Un hombre, no, un hombre no, un muchacho que estaba dándome la espalda pero se notaba que estaba usando un smoking negro, estaba hablando animadamente con un grupo de personas. Sabía que lo conocía. Esa espalda ancha, la altura y forma de pararse, el cabello, lo reconocería en cualquier lado. Era León. Estaba completamente segura.
Rodeé la mesa para tener una mejor vista de él. Mi teoría fue cierta. Desde donde estaba parada lograba ver su perfil. Solo con verlo de lado sabía que se veía increíblemente guapo.
De pronto se giro hacía mi dirección. Inmediatamente su mirada se clavo en la mía. Un tanto desconcertado me sonrió. Yo no sabía que hacer. Jamás imagine que fuera a encontrármelo en este sitio y menos que se vieran tan bien en ese smoking. Su mirada fue directo hacía mis tacones y fue subiéndola lentamente recorriendo todo mi cuerpo hasta volver a mis ojos. Me ruboricé al instante. A pesar de la distancia pude percibir un brillo en sus ojos cuando termino de inspeccionarme.
- Violetta - alguien me tomó por el antebrazo haciendo que dejara de ver a León - Tu papá esta esperándote. Vamos, es una noche importante para él - Angie me tomó por la cintura para hacerme caminar. Le di una última mirada a León que seguía mirándome y después puse atención hacia dónde Angie me llevaba. No quería tropezarme y caerme enfrente de todas estas personas y menos enfrente de León.
Llegamos a donde mi papá y Héctor estaban junto con un grupo de señores mayores. Esto apenas comenzaba y entre toda esa charla de negocios yo ya estaba aburrida. Solo podía pensar en que después de todo no fue tan malo venir solo porque aquí estaba León.
- Buenas noches - esa voz detrás de mí me sacó de mis pensamientos. Era él.
- Oh, mira German, te presento a León Vargas - León ya se encontraba al lado de Héctor - Hijo de Fernando Vargas. El otro arquitecto que esta dentro del proyecto ¿Lo recuerdas? - ambos estrecharon sus manos. No estaba en mis planes que se conocieran así.
- Claro que lo recuerdo. He estado muy ansioso por conocer a tu padre ¿él no esta aquí?
- Sí, esta con socios y demás empresarios, usted sabe - León hablaba con deliberada confianza, como si no le incomodará la situación como a mí. Ahora entendía porque estaba en esta fiesta - He venido yo antes porque los he visto y quería venir a saludar. Angie - dio un asentimiento con la cabeza hacia ella. Luego me miro a mí - Violetta - se acercó a mí con cuidado para besar mi mejilla. Tanto Héctor como mi papá tenían el ceño fruncido.
- Disculpen ¿Se conocen? ¿De dónde? - preguntó mi papá intrigado
- León estudia en el Studio. Es mi alumno y compañero de Violetta - le contestó Angie
- Oh, ya entiendo - mi papá se relajo. Él era así. Pero no podía pasar por alto la mirada que Héctor me estaba hechando, y también a León. Estaba comenzando a irritarme ese tipo. León lo noto así que le dio un ligero golpe en el hombro a Héctor.
- Bueno, con permiso, creo que será mejor que vaya a buscar a mi padre para que puedan conocerse, Señor Castillo - espero a que mi papá asintió. Me dio una última mirada y se fue.
Después de un rato mi papá se hallaba hablando con otros señores. Era impresionante la cantidad de gente que se conoce en este tipo de eventos. Todos conocen a todos, claro, siempre y cuando sea gente importante.
En un momento, la mirada de Héctor sobre mí empezó a hacerme cosquillas incómodas. Yo no lo miraba, pero podía sentir su mirada penetrante. Baje la vista a mis pies totalmente incómoda. ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Por qué se la pasaba todo el tiempo mirándome? Más importante ¿Dónde estaba León? De pronto dejé de sentir su mirada sobre mí.
- Buenas noches - alcé la mirada hacía esa voz. Era un hombre no más grande que mi papá. Era alto, tenía los increíbles ojos de León y el color de cabello. A su lado, tomada de su brazo, estaba una mujer, alta también, delgada y con una figura envidiable para su edad. La forma de su nariz y el rostro eran idénticos a los de León. Ellos eran sus padres.
Mis manos empezaron a sudar y mis piernas a flaquear. Eran mis suegros. La saliva dejo de existir en mi boca. Incluso era difícil respirar. Sentí a León a mi lado.
- Es un gusto poder conocerlo finalmente German Castillo - estrecharon sus manos como siempre.
- Lo mismo digo señor Vargas
- Por favor, dígame Fernando - el papá de León sin duda alguna era alguien relajado. No exigente. Eso me tranquilizó un poco, eso y que León estaba a mi lado. Empezaron una charla animada sobre trabajo y otras cosas. Cecilia, la mamá de León, y Angie también estaban muy entretenidas platicando sobre algo que no lograba escuchar.
Yo seguía aún un tanto tensa y nerviosa. León lo notó. Con cuidado paso un brazo por mi cintura.
- Tranquila princesa - me susurró al oído - no tienes porque preocuparte. Con ellos todo esta bien - dio un ligero beso a mi oreja. Tuve que poner todas mis fuerzas para actuar normal y no desmayarme ahí mismo.
Mientras nuestros padres platicaban. León y yo estábamos solo ahí, viéndolos interactuar. En ningún momento quito su brazo de mi cintura eso me daba tranquilidad y hacia que el estar en este lugar fuera menos enfadoso. Pero lo único que quería era irme con él a otro sitio.
- Ahora vuelvo, tengo que ir al tocador - le dije a León. Soltó mi cintura y entonces empecé a caminar hacia los sanitarios. Cuando termine de hacer lo que tenía que hacer, salí.
No me esperaba encontrarme con Héctor afuera. Cuando me vio salir, se acercó a mí. Obviamente me estaba esperando.
- Violetta - no se veía con más de veinticinco años. Alguien joven para estar tan adentro de el tipo de negocios que se veían aquí - Tal vez hayamos empezado mal. No hemos podido charlar como a mí gustaría por estar con tu padre.
- No te preocupes, yo entiendo - estaba dispuesta a irme pero él me tomo por el brazo
- Bueno, entonces platiquemos. Me gustaría conocerte - suspire exasperada. Estaba cansada de este tipo.
- No lo tomes a mal Héctor, pero ¿Qué es lo que quieres? No haz dejado de verme en toda la noche y eso no me gusta - quité su mano de mi brazo.
- Lo siento si te incomodé. Simplemente no podía dejar de hacerlo. Tienes algo diferente a todas las chicas que hay aquí - ¿Algo? Tengo todo diferente, querido. - Solo quiero conocerte, ¿Qué hay con eso de malo?
- Con todo respeto - no hay nada de respeto Violetta - No me gustaría conocerte - Que grosera eres, Violetta - Digo, es la primera vez que te veo y solo te vería en eventos como este y créeme que no me agradan, ni los eventos ni la gente. Lo siento. - Ahora sí comencé caminar lejos de él
- ¿Es por qué tienes algo con León? - su pregunta hizo que me detuviera en seco. Gire hacia él, perpleja
- ¿Qué?
- ¿Pensabas que no me iba a dar cuenta? Los demás han estado tan metidos en sus conversaciones que no han visto su cercanía. La forma en que te saludó o como te tenía sujeta por la cintura - tenía ahora una sonrisa cínica en su rostro - Lo vi todo, Violetta.
- No sé de que hablas
- Oh, por su puesto que lo sabes ¿Entonces es por eso? ¿Por qué están juntos?
- Eso a ti no te importa - el coraje había salido de quien sabe donde
- No, no me importa, pero a tu papá sí - la boca se me seco inmediatamente. Soltó una carcajada. - No estoy como para meterme en problemas ajenos, tranquila, yo no se lo pienso decir. Es problema de ustedes dos - solté todo el aire que no sabía que estaba conteniendo.
- Gracias, supongo
- No tienes nada que agradecerme. Pero creo que mal interpretaste todo desde un principio. Sí, tal vez no debí mirarte como lo hacía, es solo que llamaste mi atención desde el principio. - volví a tensarme - Pero descuida, sé respetar cuando alguien tiene dueño.
- Gracias, de nuevo. Un consejo... No te le quedes mirando así a la gente. Se siente como si fueras un acosador o que sé yo - él soltó la carcajada.
- Disculpa - dejó de reír cuando León se acercó y lo hizo a un lado. En ningún momento lo vi llegar. Rápidamente sus manos estaban sobre mi cintura y sus labios sobre los míos.
Abrí los ojos con sorpresa y los cerré correspondiendo el beso. Me estremecí al sentir sus labios moverse lentamente, pidiendo la entrada de su lengua. Lo deje pasar y nuestros labios se movieron sincronizadamente. La textura de sus labios era suave y el sabor de su boca era exquisito. Una de sus manos se posicionó en mi mejilla. Mis brazos rodearon su cuello y sin dudarlo, pasé mis dedos por su tersa cabellera. Cuando lo hice, me atrajo hacia él con fuerza. El beso se profundizó y como pude, seguí el ritmo de su lengua. Gruñó, ajustando su cuerpo con el mío.
Estaba quedándome sin aliento. Nuestros labios rozaron por última vez.
- Hola - nuestras respiraciones estaban algo agitadas por lo intenso de ese beso.
- Hola - me había olvidado de en donde nos encontrábamos. Eché un vistazo atrás de León, donde se encontraba Héctor, pero él ya no estaba.
- ¿Fui grosero? - se refería a la forma en que llegó.
- Que importa. Me ha encantado tu forma de venir a saludar, está era la que estaba esperando y te tardaste - la sonrisa de León apareció en su rostro al igual que el brillo en sus ojos.
- Lo siento, pero créeme que no ha sido por mí. Desde que te vi, moría de ganas por ir a besarte. Pero no podía, tuve que contenerme por tu papá.
- Lo sé.
- ¿Ya te dije que te ves increíblemente hermosa hoy? - el típico rubor llegó a mis mejillas.
- Tú te ves muy bien en ese smoking.
- Gracias, bebé. - Lo mire extrañada y no pude evitar soltar una pequeña risa por la forma en que acababa de llamarme - ¿Qué?
- ¿Bebé?
- Sí, bebé, tú me haces ser cursi ¿ok? Prepárate porque quien sabe cuantos adjetivos más te diga
- Esta bien, "bebé" - mi tono burlón solo hacia énfasis para molestarlo.
- Ya, ya, - dejo de abrazarme, entrelazó sus dedos con los míos - Vamos afuera.
Llegamos a un jardín poco habitado. La noche estaba estrellada y nada podía estar mejor. Por fin fui capaz de respirar lejos de todo ese salón lleno de gente pretenciosa.
- ¿Por qué no me dijiste nada sobre que ibas a venir? - le pregunté cuando nos estábamos acercando a un pequeño kiosco iluminado por pequeñas lámparas y con unas cuantas bancas.
- No le vi el caso. Cuando me dijeron mis padres de la fiesta, tú ya me habías cancelado - baje la vista un poco apenada - hey, esta bien - sus dedos bajo mi barbilla hicieron que lo viera a los ojos - lo entendí perfectamente. Créeme que sé cuando tienes que dejar todo para acompañar a tus papás a este tipo de eventos. Tampoco sabía que irías a la misma fiesta que yo - ya nos habíamos sentado en una de las bancas que había ahí.
- No sabía que tú papá era arquitecto
- Yo tampoco sabía que el tuyo lo era. Y mira, ahora trabajarán juntos.
- No quería que lo conocieras así. No sé, pensaba que fuera diferente. Que te iba a presentar como mi novio, no como el hijo de un socio.
No. ¿Había dicho novio? Nunca había utilizado ese termino con León y realmente no sabia si estaba bien usarlo. Después de todo nunca me había pedido ser su novia y no sabía en que términos él me consideraba. Mierda.
- Bueno, ya llegará el momento. Quizás esto nos ayude para causarle una buena impresión y me acepté como el novio de su hija.
Bien, no lo arruiné. ¿Eso quiere decir que realmente somos novios, verdad?
Sí, Violetta, son novios. Genial.
- ¿Crees que les agrade a tus papás? - Eso realmente me estaba matando.
- Por supuesto que sí. Te amarán.
- León, hablo enserio.
- Y yo también, pequeña. De verdad, ellos no son quisquillosos con ese tema. Nunca les ha importado con que tipo de chica salga. Mientras que ellos me vean bien y feliz, para ellos esta bien - Beso mi sien - Y créeme que contigo estoy bien y feliz.
- Quisiera poder decirte lo mismo de mi papá, pero eres mi primer novio, no tengo idea de como lo tome.
- Bueno, veré la manera de ganármelo. Soy encantador para cualquier persona.
- También eres un engreído - rió.
Pasamos un momento agradable platicando sobre cualquier cosa. Entre besos, caricias y risas, se nos paso el tiempo. Estaba muy relajada y a gusto a su lado que ni me di cuenta cuando un grupo de músicos llegó al jardín y empezó a tocar para los que ahí se encontraban.
- Ven, vamos a bailar - León estaba de pie frente a mí con su mano estirada.
- No León, te voy a pisar - no tomó en cuenta mi alerta y él mismo fue a por mi mano y me arrastro directo al centro del kiosco.
- Si creyera que no sabes bailar, no estarías en el Studio. Y no es la primera vez que bailas conmigo. Tranquila, solo relájate y sigue la música.
Una música lenta era la que sonaba. León rodeó mi cintura con sus dos brazos, por lo que tuve que poner los míos alrededor de su cuello. Él era el que llevaba el ritmo, pasos muy tranquilos y lentos. Me miraba fijamente a los ojos.
León acorto la distancia. Cerré mis párpados dejándome llevar al tiempo que sus labios rozaron con los míos. Su boca era cálida, su aliento embriagador, su roce demasiado delicado y tierno. Con mis manos lo acerqué más a mí. Nuestros labios se abrieron al mismo tiempo, ansiosos. León fue el primero en invadir mi boca con su lengua. La sensación jamás iba a cansarme. Por la intensidad del beso, fue necesario poner una distancia. Él se alejo dándome pequeños besos.
Me recosté sobre su pecho, escondiendo mi rostro en su cuello. Mis brazos ahora lo rodeaban por la cintura. Los suyos seguían alrededor de la mía, apretándome un poco más, acercándome. Su perfume inundo mi nariz.
- ¿Aún esta pendiente la cita? - pregunté sobre su cuello.
- Me encanta poder estar aquí contigo, pero por supuesto que esta pendiente esa cita - sonreí.
- ¿León?
- ¿Sí?
- Te quiero...
Pude notar como él sonrió.
- Yo también, pequeña... No te imaginas cuanto - con una sonrisa en el rostro, decidí ser un poco más atrevida y deposité un pequeño beso en su cuello.
Al final, todo resultó mejor de lo que esperaba. Con León todo siempre era mejor.
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¡Por fin! Después de mucho tiempo aquí está el capítulo 29.
Debido a lo que tarde en subir, ya no les puedo asegurar que suba capítulo cada fin de semana. La escuela consume todo mi tiempo :(
Pero trataré de subir pronto.
¿Qué les pareció el capítulo? Ya ven, no les arruine tanto lo de la cita. Salió bien. ¿Cómo creen que se tome German lo de su relación? Y ¿Héctor? ¿Será alguien malo, qué trama?
... Hace un año que termino Violetta...
En verdad no puedo creer que haya pasado un año.
Comenten, voten, lean, etc... ;)
Hasta el próximo capítulo.
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