-Estas despierta?, por qué no descansas un poco, anoche también dormiste tarde- me dijo una madre preocupada por su hija, pero cómo podía dormir, apenas cerraba los ojos cosas feas venían a mi cabeza.

-Estoy bien, descansare mas tarde tengo algunas cosas que terminar- dije tratando de tranquilizarla.

-Entiendo como te sientes pero ya han pasado dos años, no puedes seguir de esa forma, temo perderte también- esas palabras terminaron de romperme, me hacían regresar a la realidad.

Ya habían pasado dos años desde que él se había ido, dejándonos a todos sin saber nada de él, sin saber si volveríamos a verlo o aquella tarde era nuestro último encuentro.

-Hola, mi nombre es Sarah, conozco a Jaeson  desde el jardín de niños, eramos compañeros, vecinos y mejores amigos, terminamos la escuela juntos e ingresamos a la misma universidad, teníamos carreras diferentes por lo cual no teníamos clases juntos pero eso no evitó el estar juntos como siempre, los dos teníamos profundos sentimientos hacia el otro y aunque los dos lo sabíamos temíamos decirlo y por alguna razón perder la amistad que teníamos desde hace mucho pero a finales de la universidad Jaeson se lleno de valor y decidió avanzar, me pidió ser su novia de la forma mas bonita que jamas me había imaginado, pero esa es otra historia, ahora eramos novios pero no dejamos de ser mejores amigos, terminamos la universidad y comenzamos a trabajar, Jaeson había terminado un año antes, ya tenia experiencia en la industria del comercio y con ayuda de su padre y su hermano mayor abrió un pequeño negocio, yo por mi parte trabajaba en una pequeña empresa de la industria de la moda y a la vez le daba una mano a mi novio cuando lo necesitaba.

Les conté que perdí a mis padres cuando estaba en el colegio?, el caso es que después de esa tragedia la madre de Jae, a quien quería como mi segunda madre me acogió, eramos casi como una familia completa, todo era lindo, mentiría si digo perfecto, porque ninguna familia es perfecta, todos tienen sus imperfecciones, todos teníamos problemas entre todos pero sabíamos escucharnos y resolver las cosas con madurez, aveces lo resolvíamos entre los dos mientras que otras veces pedíamos ayuda de terceros, pero con todo y nuestras peleas y problemas eramos una familia feliz y unida, pero una parte de eso cambio hace dos años, ya no se sentía la misma felicidad de antes, cada uno estaba en sus asuntos, las noches en las que permanecíamos hasta horas de la madrugada charlando habían desaparecido, cada quien quería estar en su cuarto a solas mientras lloraban o se lamentaban, esperando no ser descubiertos por alguien y así hacer que ellos también se sientan mal, por lo menos ese era mi caso.

¿Qué era lo que pasó hace dos años que dejo a la familia en esa situación?

Hace dos años Jaeson, el hijo menor de la familia, había salido de casa a la ciudad vecina por negocios, como en muchas ocasiones anteriores, pero esta vez era diferente a aquellas, el chico había prometido volver esa misma noche pero por cosas del destino eso no ocurrió.

Su novia trato de contactarlo pero le era imposible, pensó que seguro aun estaba ocupado con las negociaciones así que decidió esperar que cayera la noche, al llegar la noche trató de comunicarse una vez mas pero el resultado era el mismo, algo dentro de ella comenzó a inquietarse, después de varios intentos fallidos de comunicarse se convenció a ella misma y a su familia de esperar hasta la mañana siguiente, pero no pasó lo que esperaban, los días pasaban y no tenían noticias del chico, habían demandado en la policía la desaparición del joven pero ellos tampoco lograron mucho, los días se convirtieron en meses, algunos amigos y conocidos comenzaban a perder la esperanza pero su familia y sobre todo la mujer que lo amaba incluso mas que a su propia vida no lo hacia, así que decidió comenzar a buscar ella misma por su parte, la vida de la chica comenzaba a complicarse un poco, había dejado su trabajo para poder manejar la empresa de su amado quien  había puesto todo su esfuerzo y energía en llevarla hacia la cima y por otra parte la búsqueda del joven, los meses se hicieron en año pero ninguna noticia, la chica ahora se veía mas delgada, su piel no dejaba el tono pálido y las bolsas negras bajo sus ojos no podían ser ocultadas con el maquillaje pero ella nunca se rindió, un año ahora eran dos.

-Mañana saldré temprano, para poder llegar a mi destino por la tarde- anuncio en la cena junto a su familia.

-¿iras para la donación en hospitales, quieres que te acompañe?, puedo tomarme el día- ofreció su hermano-cuñado.

-no te preocupes, ademas esta vez iré a un pueblo que esta un poco lejos, me tomara algunos días y tu debes cuidar de tu esposa- dijo viendo a la mencionada regalando-le una sonrisa, una de las pocas cosas que le hacían sonreír a la chica era aquel nuevo miembro que vendría pronto a la familia, le recodaba como ella y Jae bromeaban con su hermano de como tendría que madrugar todas las noches cuando tuviera hijos cuando éste decidió casarse.

-bien, pero ten cuidado y si necesitas algo no dudes en llamar- hablo esta vez su padre, aunque no lo demostraran todos tenían sus corazones en la mano cuando la joven salia de la ciudad por negocio o como esta vez por donaciones.

El vuelo se había retrasado unas horas por lo cual había llegado algo tarde a la ciudad cercana al pueblo y luego tuvimos que manejar unas horas para poder entrar, al llegar al lugar estábamos cansados así que nos dirigimos directo al hotel, descansaríamos y al día siguiente iríamos al recorrido.

A la mañana siguiente salimos del hotel, iríamos a unas clínicas que estaban cerca del lugar y luego al gran hospital, el pueblo no era tan grande como la ciudad pero tampoco era tan pequeño, aunque estaba bien poblada solo tenían un hospital y en el no tenían todas las maquinas necesarias para poder tratar enfermedades avanzadas, la empresa de Jae había decidido hacer una fundación para ayudar a los necesitados, cada año escogían un lugar y Jae personalmente  iba a hacer las entregas.

El recorrido por las clínicas nos llevo toda la mañana, tomamos un descanso para el almuerzo y luego seguir con el gran hospital, quería terminar ese mismo día y así podría tomarme el siguiente y ver el lugar, con la esperanza de poder encontrar a Jae, uno nunca sabe la sorpresa que te trae la vida.

El gran hospital estaba mejor equipada de lo que podíamos pensar, tenia muchas cosas aunque aun les faltaran algunas, hablamos con el presidente del hospital sobre las funciones y las cosas que necesitan entre otras cosas mientras dábamos un paseo por el lugar.

Algo me distrajo, era un pequeño cuarto con puerta de vidrio, dejándome ver lo que había dentro, unos 5 a 6 niños con batas del hospital jugaban y reían, si  no fuera por lo que llevaban puesto pensaría que eran unos niños normales quienes jugaban y se divertían siendo feliz con su vida.

-ellos viven el momento, no saben cuanto tiempo tienen para disfrutar, a tan corta edad aprendieron a no preocuparse por el mañana, solo se preocupan de desfrutar el hoy- el especialista a mi lado veía con nostalgia a los niños.

-cierto, ellos saben mejor que nosotros a valorar lo que tienen por muy poco que sea, disfrutan lo que tienen hoy sin esperar el mañana- mis ojos comenzaban a picarme, aunque sabia al igual a esos niños no podía esperar el mañana quería hacerlo, esperar el mañana con una buena y bonita noticia.

terminamos de hacer algunas formalidades necesarias para poder volver al hotel y descansar, mi compañero había desaparecido, yo caminaba por los vacíos pasillos del hospital mientras veía el alrededor, caminaba sin rumbo y pensamiento algo cuando una figura apareció frente a mi, lleve mi mirada por toda la figura sin creer lo que mis ojos veían, y todo se volvió blanco cuando nuestros ojos se conectaron, mi cuerpo reacciono sin mi permiso y fue a parar en un fuerte abrazo, mis ojos podrían estar engañándome pero no el tacto, se sentía tan real y fue confirmado cuando mis oídos escucharon esa voz que era como una dulce y delicada melodía, estaba tan feliz que mi mente tardo un poco en procesar la pregunta que me habían hecho.

-¿Disculpa, puedo ayudarte en algo?- esa pregunta estaba mezclada entre duda y confusión pero la que estaba mas confundida era yo, me separe un poco de aquel cuerpo que tanto anhelaba, para ver esos ojos que aparecían ante mi cada noche, mi mente estaba en blanco, no sabia qué pensar o qué decir cuando alguien mas se nos acerco.

-Logan, te estaba buscando- la chica que había llegado hace no mucho nos veía extrañada, vi cuando le pregunto al chico con señas sobre mi y cómo este le dijo de la misma forma que no tenia la menor idea.

-estas bien?, podemos ayudarte?- me pregunto la chica muy amable mientras me ofrecía un pañuelo, no me había dado cuenta de que estaba llorando......

Continuará..........