Me sentia una rosa en medio de tantas flores.
Estaba parada en el pequeño pero espacioso huerto de flores.
estaba cerrado con unas cercas blancas que le daban un toque de libertad al lugar, el techo era transparente, dejando ver el claro cielo y dejando entrar los rayos del sol.
Los guardianes del lugar cuidaban de las plantas como a sus propios hijos, dandoles mucho cariño.
Yo disfrutaba del aroma de las flores mientas esperaba a una persona muy especial, con mi vestido blanco sin mangas que alcanzaban mis rodillas, llevaba mi cabello amarrado en una cola alta.
El dia era hermoso, el sol brillaba mientras el viento soplaba, llevando consigo el rico aroma de las flores.
Las puertas se abrieron dando paso a la imagen de aquella persona a quien estaba esperando.
Tan perfecto como siempre, con su camisa de color pastel junto a unos pantalones blancos que hacian juego con su saco.
Me ofrecio su mano con esa gran sonrisa que lo hacia lucir único, no dudé en tomarla.
Nos despedimos de los guardianes quienes nos desearon un agradable día.
Al salir del lugar caminamos por el camino de piedras que llevaba a la salida.
Antes de llegar a la puerta nos encontramos con mis padres, ellos estaban tan felices como lo estábamos nosotros.

"Ella es mi diamante, ahora te toca cuidarla bien, la dejo a tu cuidado".

Dijo mi madre con una lágrima en sus ojos, una lágrima de felicidad.
Nos despedimos de ellos para luego tomar camino hacia lo que seria un maravilloso dia, el comienzo de una maravillosa vida....