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☠️' 01

Suspiró, era patético que incluso le escribiera ese tipo de cartas a alguien que solo conocía de vista.

Las sonrisas eran como una medicina, solo que, había que saber realmente a quien dársela para que pudiera sentir algo bueno de eso.

Jongin sabía a la perfección que su amor no correspondido iba a quedarse solamente en eso, incluso ya se habían dicho miles de veces que dejara esa ilusión a un lado, pero, simplemente no podía. Quería creer que podía mejorar la vida de ese ser tan lindo y maravilloso, él podía darle todo lo que verdaderamente se merecía y claro que se lo demostraría, pero con mucha paciencia.

Kyungsoo era muy especial, lo había visto muchas veces y más por las mañanas cada que caminaba para tomar el metro hacia su trabajo.

La diferencia de edad no era tan grande, pero si algo significativa en el país debido a que se consideraba aún menor de edad y eso que había descubierto que tan solo tenía dieciocho años. Por el contrario de Jongin, pues él tenía apenas veintiuno y por supuesto que ya era legal.

Anteriormente se consideraba que los dieciséis era la edad legal para poder reclamar a un omega, sin embargo, ahora era muy diferente, habían peleado muchísimo para conseguir al menos más años y aunque no fueran demasiados, en varios países esa era la edad aceptable.

Una mierda de enredadera. O así lo catalogaba Jongin.

Ya nadie creía en el lazo o en las parejas destinadas, ahora todo era por medio de contratos.

—¿Qué haces?

La voz conocida hizo que se sobresaltara. No estaba enojado por la intromisión, sin embargo, sí se molestó un poco, lo menos que podían hacer era llamar a la puerta, pero al parecer no le importaba para nada.

—Nada.— intentó sonar lo más normal posible mientras acomodaba sus papales, agradeció infinitamente que entre todo ese montón desordenado se encontrará la carta que había escrito, así que con toda la naturalidad del mundo los guardo en uno de sus cajones. —¿Qué quieres?— cuestionó a la intrusa

—Vine por mi beso de los buenos días.— sonrió dulcemente.

—Krystal

Pero no pudo terminar la oración, ya que la contraria se acercó rápidamente y ahora la tenía sobre sus piernas. Sus labios pronto chocaron causando un leve escalofrío en su espina dorsal, los cabellos más pequeñitos de su nuca se erizaron y ahora que sentía la húmeda lengua de la contraria chocar contra su labio inferior, perdió un poco el control.

Sus manos fueron directo hacia la cintura ajena para acercarla más a su cuerpo, su entrepierna no estaba reaccionando en esos momentos y lo agradeció, porque sinceramente no tenía muchas ganas de hacerlo con ella ahí, a plena luz del día.

—¿Qué pasa?— jadeo un poco por la falta de aire. —¿Ya no te gusto?— preguntó en voz bajita y sobre los labios de Jongin.

—No es eso.— dejó un pequeño beso sobre sus labios para después separarse hasta que pudo ver completamente su rostro. —Me siento cansado, no he dormido en días y siento que me voy a enfermar.

Últimamente se había estado agotando demasiado, su cuerpo ya no resistía los cambios tan drásticos de clima e incluso se veía más pálido de lo normal.

—Ay Jongin.— paso su mano derecha por los cabellos negros del contrario. —¿Has ido al médico?— preguntó sumamente preocupada.

—La verdad es que no.— sé sincero. —Lo he estado posponiendo demasiado.— miro los labios rojos e hinchados de Krystal.

—¿Por qué?

—No lo sé.— suspiro. —Me da miedo de que pueda ser algo malo.— demostrar sus sentimientos era la mejor característica que tenía y estaba bien, porque no le tenía miedo a nada, sin embargo, con el tema de Kyungsoo era muy distinto. Era como si su corazón y cerebro le dijeran que no, que era mucho mejor si se mantenía alejado de él.

—Quizá es solo una simple gripe.— tocó la mejilla del pelinegro, la cual estaba más caliente de lo normal. —Voy a agendar una cita para hoy.— depositó un casto beso en sus labios. —Yo te acompañaré, así que cancela tus reuniones de hoy, que pasaré por ti en unos minutos más.— se levantó con cuidado de las piernas ajenas, luego le dedicó una bonita sonrisa, para al final salir de esa oficina sin decir más.

Le preocupó bastante que Krystal fuera a llamar al médico, aunque sí bien era cierto que eso le podía ayudar, por dentro estaba aterrado, no quería salir mal en los estudios, porque sabía que lo alejaría de todo lo que le gustaba hacer.

Así que se preparó mentalmente, revisó su cajón para volver a sacar los papeles que anteriormente había guardado, tenía que ordenarlos y por supuesto, debía guardar muy bien esa carta que le había escrito a Kyungsoo.

Ahora que podía ver cada palabra, se sentía un estúpido por siquiera pensar en llegar a ser algo más con ese chico, bastante ya tenía con el sentimiento de culpa que le causaba, estaba con Krystal y su relacion iba más allá de lo normal.

Ellos iban a casarse en unos meses, amaba a la chica hiperactiva y llena de felicidad, solo que, no sabía el por qué de la nada se aferró a un sentimiento extra por Kyungsoo.

Y no se trataba de un lazo, pues eso no existía. Tampoco podía culpar al destino, porque claramente no creía en eso, así que sí, era un problema entre lo que su cerebro le decía y lo que su corazón le dictaba.

Suspiro, estaba empezando a cansarse de esa situación, no había una salida lo bastante aceptable, aunque muy en el fondo sabía a la perfección que debía dejar todo el tema de Kyungsoo en el olvido.

—¿Jongin?

Chasqueo sus dedos frente a su rostro, estaba preocupada y más por el hecho de que la palidez se estaba volviendo más extrema. Jongin no solía verse así y no creyó que el sentirse enfermo lo hiciera verse tan débil.

—¿Si?— parpadeo varias veces para darle toda su atención a la castaña.

—Vamonos, el doctor aceptó verte ahora.— lo tomo de la mano. —No me está gustando para nada como te ves y eso que solo me fui unos minutos.— negó.

Su voz estaba cargada de preocupación y con cada paso que daba, sentía como que Jongin iba a perder la poca estabilidad que lo mantenía de pie. Y eso no le gustó para nada, no era normal.

—Tranquila, quizá solo es una baja de azúcar.— pero, bien sabía que eso no era verdad, le dolía preocupar de esa manera a Krystal, no se lo merecía y ahora más que nunca se sentía pésimo por haber estado pensado en otra persona en su ausencia. —Voy a estar bien, ya lo verás.— intentó sonreír para aligerar las cosas.

Y aunque no estuvieran sirviendo sus intentos, Krystal no paraba en su caminata, tenía miedo de ir al hospital, hace años que no lo pisaba, debido a que la última vez su madre murió ahí adentro, obviamente no quería repetir la historia, pero, se estaba volviendo imposible, no tenía fuerzas y era mejor aguantar hasta que le dijera que estaba bien y que solo era cansancio.

—Eso ya lo veremos.

Lo acomodo en la orilla del ascensor, para después presionar el botón de la planta subterránea, ya que ahí estaba el estacionamiento. A Jongin no le valía pelear, porque Krystal no iba a permitirlo, así que se quedó callado. Levantó la cabeza con algo de dificultad, después se puso a observar el techo iluminado, tenía muchas que pensar ya no podía seguir engañando a la castaña con alguien que muy apenas y conocía.

Su cabeza pronto empezó a doler de manera fuerte, así que prefirió cerrar los ojos e inhalar profundamente, para ver si eso lo ayudaba. Tenía que encontrar una solución rápida a ese pequeño problema, si no quería que todo acabara de mala manera.

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