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19.


A Itsminicornamenta , por ser una persona hermosa y apoyarme a promocionar esta historia en Instagram. Además del amor por Harry Potter que compartimos.

El ruido de la gente alborotada alrededor se hacía mayor en los pasillos. Aún más con la llegada de muchos aurores al castillo haciendo preguntas sobre la situación y la figura de medimagos encargándose de algunos heridos.

Mientras tanto, yo estaba estática con el nudo atorado en mi garganta, tanto que me costaba decirle algo más que "estaremos bien" a Elaia, quien se aferraba a mi camiseta con fuerza y lloraba de la misma forma. Lucy era atendida por un golpe que recibió en la cabeza y Eleonora pasaba una mirada al recién llegado Lorcan, que no dudó en ofrecerle su hombro amigo ante la mirada cautelosa de Frank apoyado en una esquina. Fred abrazaba a Roxanne pero sin despegar la vista de mi mejor amiga, y Louis por su lado, no dejaba de ver el lugar en donde Zacharie dió su último suspiro.

Demostró esa noche que Elaia era importante para él, incluso más de lo que había creí, y por mucho que no me cayera bien, se comportó como un gran amigo.

Cuando James llegó con Miss Pomfrey, el escenario ya era lo bastante terrible como para poder hacer algo. La desesperanza nubló sus ojos de repente al ver el cuerpo del niño cubierto por una manta, me miró por instinto y negué, se había ido hace unos minutos a penas. La mujer de ojos almendrados a su lado lanzó una mueca de tristeza que le arrugó el rostro, se llevó una mano a la boca para contener un gemido de asombro.

No se quedó mucho pues una niña de tercer año requería su presencia urgente.

—James —la voz grave de un hombre de gafas y cicatriz a mis espaldas llamó la atención de todos los presentes. Era el conocido Harry Potter, que a su vez era el jefe de la Academia de Aurores y su presencia aquí era esencial.

Miró el cuerpo de Zacharie con un dolor genuino y abrazó a su hijo, que era lo bastante alto como para pasarlo en altura.

James se separó dispuesto a hacer miles de preguntas, se contuvo de hacerlas al ver el cuerpo de Zacharie.

—Yo... yo... ¿Qué pasará con nosotros? —fue lo único que salió de la boca de él, su padre le hizo una seña para que se calmara.

Se alejaron a una columna de mármol para hablar en privado, veía a lo lejos a James haciendo señas a su padre que entendí estaba contando su versión de los hechos.

—¡No, no se lo lleven! —gritó mi amiga separándose de mí para aferrase a su hermano otra vez. Eleonora se acercó a abrazarla por la espalda pero no fue suficiente, la ojiverde tuvo que ser sostenida por Louis también para soltarse.

Unos medimagos vinieron a llevarse el cadáver del niño de once años del suelo, a pesar de los ruegos de mi amiga lograron hacerlo.

—Elaia —llamó Fred con tono impotente, sin importarle las miradas extrañadas de los demás, aunque fue inútil.

—Lamentamos tu pérdida, pero tus padres encargaron su recojo inmediato —soltó uno de ellos con solemnidad dejando a Elaia pegando gritos de rodillas en el suelo.

Me acerqué y como pude le di un abrazo rodeando su cuello, sollozaba. Y comprendí que nada sería como antes, era probable que esta fuera nuestra última noche en el castillo, a partir de entonces el Mundo Mágico se vería ensombrecido por la figura de Delphini Riddle.

—Ya no tengo razón para estar aquí Diana —hipaba Elaia en mi hombro, calmando el llanto —. Esta situación es más grande que yo, no puedo... no sé siquiera si pasaré esta noche. Archie ya no está.

El terror me invadió, en su estado vulnerable podría tomar cualquier decisión irreparable. No podía dejarla sola, jamás.

—Zacharie siempre estará con nosotros, tienes que vivir por él, por mí, por Blaise y por... por tu libertad —titubeé un poco, pero ella entendía a qué me refería.

Louis a nuestro lado asentía pasando una mano por su cabello con suavidad.

—Te traeré agua con un calmante, ¿está bien? —susurró el rubio, ella no hizo ningún gesto —. Cuídala, Gryffin.

Dijo con firmeza, asentí segura, era necesario que tomara alguno. Vi su silueta perdiéndose por un pasadizo.

[...]

—Desearía saber cómo se enteró —suspiraba con lágrimas secas alrededor de su rostro y los ojos muy hinchados.

Se hizo un silencio sepulcral, agradecía que Eleonora y Lorcan estén perdidos en su propio mundo, que Frank abrazando a Lucy, se encontrara con Alice y que nosotros tres estuviéramos un poco más lejos de ellos como para tocar este tema.

—Fui por mi culpa, hablamos antes de la cena —Fred soltó para nuestra sorpresa con algo de remordimiento, mi amiga lo miró como procesando lo que acababa de escuchar así que antes de que alguien siquiera se pronunciara, continuó —. Se me escapó y aunque traté de retractarme, un niño tan listo no podía ser engañado tan fácil, lo siento.

Elaia no dijo nada y agachó la cabeza otra vez, yo me resistí a preguntar algo más, como dejando el asunto. James regresó mientras su padre hablaba con una nerviosa Lily Luna, al verla sana y salva sentí un gran alivio. Sin embargo no habían señales de Albus y ahora que recordaba, tampoco de Rose ni Scorpius.

—Minerva está contactando a los padres de todos los estudiantes, nos vamos a casa —casi susurró el recién llegado acercándose a nosotros. Miré a mi mejor amiga con angustia, ella no querría volver a su casa y yo no tenía a donde ir, no desde el secuestro de mis padres y que le modificaran la memoria a mi hermano Atenea —. A los que tienen padres desaparecidos los asignaron con una familia de magos temporalmente, Diana.

—Yo... debo quedarme junto a Elaia, James —respondí entre pausas—, ella no puede ir con sus padres, por eso debemos estar juntas. Ya somos mayores de edad, podemos decidir. Conozco el mundo muggle y...

—Pero si vienen con nosotros estaremos más tranquilos, mi abuela tiene una casa adaptada para todos los primos cada que vamos de visita. Habrá espacio de sobra, comida y personas preocupadas por su seguridad ¿verdad, Cornamenta? —Fred se apresuró a comentar ante el ceño confuso de James, quién asintió.

—Canuto tiene razón, pueden venir ambas —susurró James más para sí —. Hablé con mi padre sobre eso, y está de acuerdo.

Elaia agradeció con la mirada y no me contuve de abrazarlo con fuerza. Él me devolvió el abrazo de igual forma, con una sonrisa triste.

—Entonces eso haremos, iremos con ustedes.

[...]

Minerva Mcgonagall tenía la pose ensombrecida mientras observaba alrededor, sus preciados estudiantes habían sido atacados una vez más ante sus ojos y no pudo evitarlo. El resto de profesores con los rostros desencajados se reunieron en un círculo bajo la marca tenebrosa plasmada en el cielo y levantaron sus varitas.

—Tiempos terribles están acercándose, eso es innegable. Halloween fue testigo del fin de un estudiante esta noche, uno con una única culpable, Delphini Riddle —gritó el maestro Alexei Gail tomando la palabra, dejándonos en silencio —. Zacharie Zabini solo tenía once, era un inocente que a pesar de tener la opción de elegir, no dudó ni un segundo en rechazar un bando que solo causó destrucción. Por eso merece ser recordado, no olvidemos su nombre. Todos los que la siguieron pagarán. ¡Lumos!

Su varita se iluminó en la punta, el nudo en mi garganta apareció de nuevo. Poco a poco veía que mis compañeros de casa y demás, lo imitaban. Frank se animó primero, seguido de Eleonora y a su vez, Lorcan. Lysander al igual que su gemelo, levantó la varita junto a un grupo de Ravenclaw's donde también se hallaba Jacqueline Murray, quien con el cabello rubio despeinado y parte de la túnica azul rota, me dió una mirada derrotada como si hubiésemos hecho una tregua silenciosa.

James me tomó de la mano cuando estaba temblando, seguía doliendo que un niño pequeño al que había conocido de manera cercana muriera a manos de gente sin escrúpulos y tuviésemos que despedirnos pronto, así que nos unimos también a los profesores para honrar a Zacharie, por ahora la única víctima. Lucy se puso al lado de Fred, ambos detrás de una Elaia que sin duda era más fuerte que yo. Lo supe al verla levantar firmemente la varita con lágrimas en los ojos, mirando al cielo.

Supe que no era un adiós definitivo, que Archie viviría en cada una de las estrellas que iluminaban el pacífico cielo nocturno. Su cuerpo se había ido, pero su espíritu permanecería en todos lo que le conocieron para siempre.

Estaba en paz.

—Perdimos a un estudiante valiente esta noche, de nosotros depende que no sea en vano. Por mi parte me da lástima no poder hacer más por ustedes que enviarlos con sus familias por seguridad, evacuar el castillo cuánto antes —habló la directora con voz desgastada una vez bajamos las varitas minutos después —. Los aurores se encargarán de transportarlos a todos, tengan paciencia. A los hijos de muggles ya se les asignamos lugares para quedarse. Que esta fecha se quede grabada en nuestra memoria ahora y hasta el fin.

—Ya es hora, hijo —se acercó el señor Potter a nosotros con preocupación —. Por cierto, ¿Albus está aquí?

La cara de James se contrajo.

—Harry, no encuentro a Rose por ningún lado —la voz de una de las mujeres que más admiraba entraba en escena, era Hermione Granger, atrás de ella venía el hombre pelirrojo del que muchas veces oí hablar, Ron Weasley. Hugo, el hijo menor de ambos llevaba una manta alrededor de los hombros y se abrazaba a su padre.

—Tía Hermione, tío Ron —habló mi acompañante con apuro— . No los he visto, ni a Albus ni a Rose. Los busqué, lo juro pero no...

Antes de que pudiera completar esa última frase, de entre las sombras de un pasillo oscuro tres figuras aparecieron muy agitadas y llenas de polvo. Parecían venir de un entrenamiento de quidditch, pero estaba claro que no.

—¡Albus! ¡Rose! —gritaron a coro los señores Potter y Weasley. Scorpius cambió de cara al ver a este último.

—¿Qué sucedió? —se detuvo la pelirroja a analizar la situación, las personas los miraban extrañados —. ¿Mamá?

Hermione fue a abrazarla con lágrimas de emoción, Ron se le unió y se juntaron en un abrazo de tres. Albus corrió a los brazos del señor Potter tan pronto como se dió cuenta de lo que había ocurrido y a lo que sin querer habían evitado pasar, James suspiró de alivio. Scorpius analizaba alrededor.

Me había perdido tanto en esa escena hasta que mi amiga me tomó del brazo doblando la espalda y apoyándose en sus rodillas con dificultad. Con unas muecas de dolor plasmadas en el rostro apenas pudo pronunciar algo.

—¿Elaia? —se notaba débil y temblaba de frío, Fred le colocó su chaqueta por los hombros en ese instante, sin embargo no parecía ser suficiente —. Dios mío, ¿qué sucede?

—Me duele, Diana —se tomaba la parte baja del vientre y cerraba los ojos con fuerza —. Duele mucho.

—Tranquila, iremos con Pomfrey cuanto antes —la motivé a pesar de que el miedo invadía mi mente. Dejé a James y su familia a un lado, no notaron cuando nos alejamos.

—Elaia, ¿qué te pasa? —Louis, que traía el vaso de agua con un calmante, se acercó preocupado a tocarle con una mano el pálido rostro. Si me dijeran que una persona podía cambiar tanto en tan solo unos minutos no lo hubiese creído hasta que vi a Elaia —¿A dónde la llevan? ¿Qué le pasa?

—No es tu asunto, Louis. Hazte a un lado —gruñó Fred impaciente de que el chico bloquease el camino —. Diana vamos, Pomfrey está por allá...

—¿Porqué crees que no es mi asunto, Fred? Elaia es mi ex novia, la quiero y me importa —el chico rubio se acercó a Elaia susurrando que no la dejaría —. Creo que el que está de más aquí es otro.

Un chillido de parte de mi amiga nos llamó la atención.

—No es el momento para discusiones —regañé más que asustada.

—Creo que lo estoy perdiendo también — Elaia me tomó la mano con fuerza —. Tengo miedo, estoy muy mareada.

—Estoy contigo, no va a sucederte nada malo —susurró el moreno levantándola en sus brazos.

—¿Perder? No entiendo —Louis nos siguió por los pasillos, interponiéndose casi al borde de la desesperación —¿por qué no quieren decirme nada? ¿es grave? ¿por qué de repente te importa Elaia, Fred?

—Sé que no es momento, pero ella y yo tendremos un hijo, eres irritante y si no te mueves algo malo sucederá, hazte un lado —lanzó Fred en seco.

Louis quedó en shock a un lado del camino y lo último que oímos al girar en una esquina fue el sonido de un vaso roto impactando el suelo.

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