El funeral
Encontré a Steve en el descanso de la escalera, lucía abatido, pequeño a pesar de su tamaño. No lo pensé, no tenía que hacerlo, lo abracé lo más fuerte que pude y reposó su cabeza en mi hombro.
-Se fue- susurró, el nudo en su garganta hacía que su voz fuera apenas audible
-Lo siento mucho- mi garganta estaba cerrada al igual que la de él, la agente Carter había sido para mí una salvadora, fue la que puso a mi padre en mi camino, y a pesar de eso no podía permitirme llorar frente a Steve, para él ella había sido Peggy, su amor, no una agente más.
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Londres
Volamos a Londres donde se haría el funeral, el viaje pareció durar mucho menos de lo que esperaba, pero quizá fue por el hecho de que ambos estábamos perdidos en nuestros pensamientos, Steve en lo que imagino sería una rememoración de sus momentos con Peggy, y yo tratando de recordar alguna que otra anécdota escuchada de boca de mi padre, sobre la maravillosa mujer que había hecho de mi vida una normal.
Pasamos apenas unos minutos por el hotel a cambiarnos y emprendimos camino a la iglesia donde se haría la ceremonia.
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-¿Cómo era él?- pregunté descuidadamente mientras revisaba unos papeles
-¿Quién querida?- el hermoso acento inglés inundó la sala
-El Capitán, quiero decir, una vez lo vi... Coul... papá me mostró fotos, así que sé cómo era físicamente, pero no como era... bueno, como persona-
-¿Lo conociste?- preguntó asombrada la ex directora de S.H.I.E.L.D
-Una vez...- dije pensativamente –Atacó una base en la que yo estaba, y lo vi por unos segundos a través de una ventana, no estuve cerca, pero se veía guapo- comenté alzando una ceja
-Lo era- dijo Peggy con una media sonrisa
-¿Cómo era él?-volví a preguntar, y es que me interesaba, mi padre no dejaba de hablar de esa fantástica persona, casi como si fuera una criatura mítica. Pero yo sólo conocía historias, fotos, tarjetas coleccionables y una imagen borrosa en mi memoria, nada que me dijera realmente como era.
-Era la persona más maravillosa que conocí jamás- dijo sin dudarlo, y con una sonrisa que demostraba una profunda nostalgia –No sólo era valiente y fuerte como dicen en las historias, era buena persona, amable, respetuoso, inteligente, sumamente talentoso, ¿alguna vez escuchaste que dibujaba?- negué levemente –Bueno, era un excelente dibujante, incluso estuvo un año en la escuela de arte, era muy talentoso...-
-Lo extraña ¿verdad?- mi pregunta era casi innecesaria, pero salió de mi boca sin pensarlo
-Cada día de mi vida...- sus ojos se aguaron y no pude evitar sentirme mal por haber preguntado
-Yo... lo siento-
-No querida, no tenés porque sentirlo, él murió como un héroe, e incluso cuando se fue me siguió enseñando a ser valiente, a conservar su memoria intacta... le debo mucho ¿sabes? Por él conocí a mi marido, y pude tener la vida maravillosa que tuve, pero eso nunca significó que lo haya sacado de mi alma, es imposible-
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Apreté la mano de Steve con fuerza, la ceremonia había sido muy emotiva, con las palabras de personas que habían trabajado por años con Peggy, y además de su sobrina, Sharon, quien yo sabía que había ayudado a Steve en varias ocasiones. Pero como si no fuera suficiente, Steve debió de ser uno de los que llevaban el cajón, y eso obviamente fue lo que más lo destrozó.
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-Ella te amaba- dije suavemente, nos encontábamos aún dentro de la iglesia, pero ya no había nadie, solo nosotros, quería sonar reconfortante, pero reconfortar gente no era mi fuerte.
Asintió suavemente y tomó mi mano, la había soltado minutos antes pero puede que encontrara cierto apoyo en sostenarla fuertemente.
-Jamás resintió que te hayas ido... solo ya sabés... te extrañaba, solo eso... te amó muchísimo-
-Yo a ella- su voz sonaba áspera, como si costara salir
-Steve...- miró a mis ojos por primera vez desde que habíamos salido de la base –No sé qué hacer para que estés mejor... soy realmente una mierda en estas situaciones-
-No creo que nadie sea bueno- sonrió de costado, pero la sonrisa jamás tocó sus ojos
-Eso no significa que deje de intentarlo, ella tuvo una vida plena, y lo menos que podés hacer para honrarla es dejar de estar así, estoy segura de que si te viera te pegaría-
-A decir verdad, yo también creo que lo haría- dijo sonriendo de nuevo, más amplio esta vez.
Estaba por decir alguna otra idiotez que haga que sonría, cuando vi a Natasha viniendo hacia nosotros.
-Mejor los dejo solos, voy a estar en parque que está enfrente- le susurré a medida que se acercaba
-Nos vemos en unos minutos-
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-No lo lastimes-
Me di vuelta en busca de quien había hablado
-Jamás lo haría Natasha. Lo sabés-
-Viniendo de vos, ahora no se nada- asentí, estaba dolida, no había que ser una genio para saberlo
-Tenés razones para no confiar en mí, pero digo la verdad cuando digo que no lo lastimaría jamás.- fue ella quien asintió esta vez –¿Dónde está?-
-Va camino al hotel, Bucky y Sam lo están esperando allá-
-Okay- me estaba por retirar cuando me interrumpió
-¿Vas a ir a la firma de los acuerdos?-
-No- dije de manera rotunda –No tengo porque hacerlo, no existo oficialmente, para qué hacer que me conozcan.-
-¿Siempre vas a complicar todo?- dijo entre cansada y enojada
-Natashasabés que tengo razón, y si no fuera porque tuviste que descubrir tus fachadas durante lo de Washington, posiblemente pensarías como yo. Sam ya me dijo que vas a firmar, y lo respeto, pero Steve no lo va a hacer, y creo que también lo deberías respetar-
-Vine acá a darle el pésame-
-Viniste a convencerlo-
-No quiero que se inicie una guerra- dijo preocupada
-Yo tampoco, pero hay cosas que no se pueden cambiar...- contesté desganada
-Cuidalo y que no haga ninguna idiotez- Natasha amaba a Steve, era una de las pocas personas que no la juzgaba, y sabía que quería lo mejor para él
-Mientras que él me deje, voy a hacer todo lo posible para cuidarlo... y con respecto a lo otro... no puedo prometer que no las haga, pero al menos las va a hacer conmigo-
-No me dejás nada tranquila.- dijo luego de meditarlo, y se fue a un auto que la esperaba a pocos metros de donde me encontraba.
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