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[Un Skeppy para llevar]

Bad era consciente de que Skeppy era capaz de pelear por su propia cuenta.

¡Y no lo subestimaba, por amor a todos los muffins en el mundo!

Sabía que el entrenamiento que había recibido su mejor amigo eran de personas consideradas deidades en el mundo del PvP.

Pero saber que su Skeppy tenía que seguir entrenando con Dream y Techno para, según sus palabras, "no oxidarse", le causaba una leve frustración.

Si tanto quería entrenar, ¿Porqué no entrenaba con él?, ¡El también era excelente peleador!, ¡Sin contar que podría enseñarle a usar otras armas como el arco!, ¡Su puntería era impecable!

— Ñe, miren, soy Skeppy, y me gusta dejar a Bad solo para que haga los quehaceres de la casa. – Bad hizo una terrible imitación de su mejor amigo mientras terminaba de organizar los cofres de su mansión compartida. — Apuesto a que ni siquiera están entrenando.

Un gruñido molesto salió de sus labios mientras cerraba los cofres de madera y se quitaba el sudor de la frente. Aún estando en el segundo piso, escuchó con su oído demoníaco cómo alguien abría el picaporte en la entrada de la mansión.

— ¡Bad, estoy en casa! – La voz era reconocible. Skeppy había regresado.

— ¡Tú, cabeza de muffin! – Bad gritó corriendo hasta las escaleras que conectaban al primer piso. — ¿¡Te das cuenta de que van a dar las once de la madrugada!?

— Lo sé, ¿Porqué sigues despierto? – Skeppy contestó con simpleza tras la caja de cartón que cubría su cabeza.

Bad a veces odiaba como su amigo se ocultaba tras esa sonrisa pintada en el cartón para no mostrar su cara burlona.

— ¡Eso debería preguntarte a ti!, ¡Dijiste que volverías temprano para ayudarme a organizar los cofres! – Bad dió pisotones fuertes con sus botas mientras bajaba los escalones y confrontaba al híbrido de diamante.

— ¡Dije que 'trataría' de volver temprano!, ¡No es mi culpa que a Techno se le ocurriera la grandiosa idea de acabar el entrenamiento con un bendito Whiter! – Skeppy hizo un ademán con sus manos para señalarse así mismo de arriba a abajo. Su sudadera celeste y pantalones oscuros estaban rasgados, con tierra y con leves partes de tela quemada.

— ¡Oh!, ¡Y dónde quedó toda esa confidencia que estabas clamando ayer de "puedo matar a veinte Whithers por mi cuenta"!, ¡Eso te mereces por fanfarronear!

— No sé de qué estás hablando. – Skeppy se cruzó de brazos. — Es más, me siento decepcionado de que estés aquí, regañandome por cosas, ¡Cuando ni siquiera te molestas en captar de que estuve a nada de morir!

— ¡No cambies el tema, cabeza de muffin!

— ¡Tu no cambies de tema!, ¡Siempre haces esto! – Skeppy apuntó molesto a Bad. — ¡Pero ya quiero verte cuando llegue el día en donde no me vuelvas a ver!

— No acabas de decirlo... – Bad jadeó indignado. — ¡Tu serás el que suplique que vuelva!

— ¡No, tú lo harás!

— ¡Tú lo harás!

— ¡Tú lo harás!

— Bueno. Esto es incómodo.

Una tercera voz habló al marco de la puerta, asustando a ambos chicos que se peleaban.

— ¡Techno! – Bad suspiró sujetando su pecho con una mano. — Santos muffins...

— Hey, ¿Qué pasó, Techno? – Skeppy saludó como si nada, tratando de ignorar el grito agudo que dió por el susto.

— Olvidaste tu espada. – El pelirosa sacó el arma de su funda, pero estaba en tan mal estado que, apenas agarró el mango, la hoja de hierro se hizo trizas. — Lo que quedó de ella.

— Gracias, ¿Quieres pasar? – Skeppy ofreció.

— Nah, estoy bien. Si hubiera sabido que interrumpiria en tus problemas maritales con Bad, no me hubiera dejado ganar en piedra, papel o tijeras con Dream... Tres veces. Juro que fue a propósito.

— Viejo, ni siquiera estábamos peleando.

— Exacto, estábamos argumentando de manera civilizada. – Bad apoyó a Skeppy.

— Y puedo decir que, civilizadamente, estaba ganando el argumento.

— No. No lo estabas.

— Si lo estaba.

— No lo estabas.

— ¡Que si lo estaba!

— ¡Muy bien, buenas noches! – Techno gritó mientras lanzaba una enderpearl lejos de la mansión, dejando callados por un momento a Bad y Skeppy por lo repentino que fue.

Al cerrar la puerta, Bad retomó primero la palabra.

— Oye, solo para dejarlo claro... No lo decías en serio, ¿Verdad?

— ¿Qué cosa? – Skeppy notó como Bad había agachado la mirada.

— Lo de no volverte a ver.

— Bad, mírame. — Skeppy suspiró y se quitó la caja de la cabeza. — Estaba exagerando. No creo ver el día en donde realmente nos separemos por siempre.

— ¿Lo dices en serio?

— Dime, Bad. Desde que me conociste, ¿Cuál ha sido el mayor periodo de tiempo en el cual no me has visto junto a ti?

— ¿Que tal las veces en donde necesité un Skeppy de descuento? – Bad titubeó un segundo con su siguiente respuesta. — O también cuando sucedió lo del hue...

— Prometimos que no hablaríamos de eso. – Skeppy contestó secamente.

Bad quedó callado, se abrazó a si mismo, pensando que había arruinado la conversación con la mención del huevo carmesí.

Aún si había sucedido bastante tiempo desde que se resolvió el asunto entre los dos, seguía siendo un tema sensible.

Skeppy envolvió con sus brazos a Bad, el demonio se dejó y reposó su cabeza en el hombro ajeno.

— Ese estúpido huevo ya no importa. – La mano de Skeppy bajó la capucha de Bad y comenzó a acariciar su cabello. — Estoy aquí, ¿No?, Si esa cosa no pudo separarnos, ya nada podrá hacerlo a este punto.

— Vas a arruinarlo si dices que no volverá a pasar. – Bad se acurrucó bajo el calor de Skeppy. — No seas un mal muffin.

— Pero soy tú muffin malo.

— Lo sé. – Bad sonrió levemente. — ¿Quieres cenar algo o vamos a la cama?

— Mmm... – Skeppy colocó su mentón encima de la cabeza de Bad, fingiendo pensarlo. — Si te como a ti en la cama, ¿Contaría?

— ¡Skeppy! – El demonio se separó escandalizado mientras sus mejillas se ponían rojas.

El híbrido de diamante dejó salir una estruendosa carcajada, burlándose de lo lindo que se veía su mejor amigo.

— Ah... Solo porque trabajaste duro con los cofres, te invitaré pizza.

— ¿No es muy tarde para pedirla?

— Nunca es tarde para pizza.

— Okey. Mientras la pides, quédate aquí. Quería darte una sorpresa desde hace rato, pero como no apareciste a la hora que dijiste...

— Oh por Dios, no tengamos está conversación de nuevo.

— ¡Más vale estés agradecido, porque sino le daré la sorpresa a alguien más!

— ¡Okey, okey!, ¡Dame la sorpresa! – Skeppy habló emocionado mientras Bad subía orgullosamente a las escaleras del segundo piso.

No podía esperar más para mostrarle los boletos de tren que se encontró mientras organizaba los cofres.


De vuelta al presente, Skeppy se hallaba en una situación peculiar.

Recordaba vagamente haber tomado un tren con Bad para tener unas vacaciones, y de la nada, estaba en una camilla, siendo observado por un hombre de blanco, con su cara cubierta con la máscara de un oso.

— ¿Qué mierda? – Skeppy no pudo evitar maldecir por el dolor de cabeza.

— Buenas tardes. – La voz del hombre oso sonó robótica. — Bienvenido a Isla Quesadilla.

— ¿Qué me sucedió?

— Hubo un accidente en el tren. Quedó en coma por dos meses.

— ¿¡Qué!? – El híbrido de diamante no pudo evitar voltear a su alrededor. — ¿Cómo está Badboyhalo?, ¿Mi acompañante está bien?

— Usted fue el único que entró en coma por el impacto. – El hombre oso no se inmutó. — Por órdenes de la federación del Qsmp, estamos bajo las órdenes de preguntar si quiere seguir su estadía en la isla.

— Eso depende, ¿Mi compañero está en la isla?

— Si.

Skeppy exhaló, tomó su cabeza entre sus manos tratando de calmarse y no entrar en pánico, ¿Tanto tiempo se había alejado de Bad?, ¿Estaría bien?, ¿Porqué fue el único que entró en coma?

— ¿Quiere seguir su estadía en la isla? – Volvió a repetir el hombre oso.

— Sí. – Skeppy no dudó. — Pero quiero que me digas donde puedo encontrar a Badboyhalo.

El hombre oso no dijo palabra alguna. Volteó levemente su cabeza antes de retirarse.

— Espere un momento. Su petición será informada a la federación.

— Gracias... – Skeppy se sintió incómodo por el aura inhumana que le daba aquel sujeto.

Volvió a acostarse en la cama, pensando en el montón de regaños que le daría Bad cuando descubriera que despertó.

El oso volvió a la habitación. Skeppy se incorporó como pudo en la cama mientras veía al sujeto acercarse, sosteniendo una piedra morada.

— La solicitud fue aceptada. Esta piedra tiene las coordenadas de la base actual de Badboyhalo. Por favor, toque la piedra para dirigirse allá.

— ¿En serio?, ¿Esta es una clase de tecnología nueva? – Skeppy miró escéptico la piedra mientras la agarraba de manera descuidada.

Un brillo púrpura lo envolvió. Era una sensación similar a cuando viajaba al Nether, pero más aturdidora.

Cuando abrió los ojos nuevamente, se encontró en una habitación pequeña, con una torre de su tamaño llena de escritos en idioma Ender.

Al salir del cuarto, se halló con una granja enorme, llena de animales, máquinas, plantas y una mansión rojiza a lo lejos del paisaje.

— Oh por Dios, creo que sigo en coma.

Skeppy decidió que era buena idea no quedarse parado y mirar el lugar. Todo era tan colorido y fresco que casi se le olvida que, se supone, esa era la base de su amigo.

— Probablemente tuvo ayuda de alguien... – Skeppy se detuvo cuando vió una estatua de él mismo. — Aww.

Quedó tan embobado con la estatua que no notó que alguien estaba detrás de él.

Cuando decidió voltearse, fue recibido por una jaula portátil que lo dejó parado e inmóvil.

— ¡¿Qué diablos?! – El hibrido de diamante volteó a todos lados para encontrarse a un niño que llevaba un sombrero de copa.

Lo que acabó de sorprenderle, es que ese niño se parecía bastante a Bad.

Ese mismo niño comenzó a escribir en un libro, dando leves saltos de alegría y moviendo su cola de reptil, ignorando las quejas de Skeppy.

— ¡Sácame de aquí!, ¡No es gracioso!

El niño meneó la cabeza, negando a la petición y corriendo a una dirección lejos de él. A Skeppy se le hizo extraño que el muchacho no hablara.

Cómo cualquier otra persona en su situación, trató de salir de aquella extraña celda.

Le tomó dos minutos de su corto temperamento para saber que era inútil tratar de derribarla, por lo cuál, acudió a su plan de reserva.

Cómo era un hibrido de diamante, podía crear elementos de ese mismo material. Solo le tomó unos segundos crearse un cuchillo de diamante para romper las barras de su cárcel y ser libre.

Sin pensarlo, corrió al bosque que todavía era parte de la fauna natural para huir de aquel niño lunático.

"Maldición, maldición, maldición, ¡Ese estúpido oso me engañó!, Probablemente Bad ya ni siquiera esté aquí"

La idea vaga de no volver a ver a su mejor amigo terminó haciendo que se distrajera y tropezara con la raíz de un árbol.

El crujido de las hojas llamó la atención de Skeppy. Pudo vislumbrar la silueta del niño que lo encarceló, pero venía acompañado de alguien más. Una sombra amenazante con una hoz en su mano.

Skeppy, como pudo, volvió a ponerse de pie y se aferró al cuchillo de diamante, listo para pelear. No pensaba irse de ese condenado lugar sin tener pistas del paradero de Bad.

Lo que no esperó fue que, apenas la sombra mayor se acercara a unos metros de él, tiró su hoz al suelo.

— ¡¿Qué pasa?!, ¿¡Te dió miedo pelear!? – Skeppy gritó, dando el primer acercamiento para atacar.

Pero la sombra solo se quedó parada. Se quitó la capucha que cubría su rostro y dejó a Skeppy tieso en su lugar.

— ¿Skeppy? – La suave voz de Bad sonó tan baja, como si estuviera hablando para si mismo.

— ¿Bad?, ¡Casi me das un infarto!

Skeppy no pudo terminar de quejarse ya que Bad se abalanzó encima de él, haciendo que ambos cayeran al suelo.

— ¡Skeppy! – Bad lloró su nombre, gimoteó entre lágrimas ignorando si se veía patético o no, sin importar que todo su cuerpo temblara.

El híbrido de diamante nunca había visto así de devastado al demonio.

— Ey, aquí estoy, Bad. Tranquilo... – Skeppy abrazó al demonio de vuelta, trató de sentarse en el pasto sin separarse y frotó la espalda que no paraba de tener espasmos por los hipidos y lágrimas. — Ya, ya...

— ¡Maldito cabeza de muffin!, ¡No vuelvas a desaparecer así! – Bad dió un intento de regaño, tomando la cara de su amigo entre sus manos para verlo a los ojos.

El corazón de Skeppy se estrujó al ver tanta tristeza y soledad en las cuencas blancas de Bad.

— Perdón. – Skeppy se dejó llevar, y empezó a repartir besos en la cara enrojecida del demonio. — También te extrañé mucho.

Por un segundo, Skeppy pensó que eso sería suficiente para que Bad se alejara, diciendo que no le gustaba sus besos. Pero fue todo lo contrario. El chico con cuernos se secó el exceso de lágrimas antes de devolver los besos a su compañero. Pero estos iban directo a sus labios.

Skeppy había besado antes en broma a su amigo. Pero jamás lo había hecho en los labios. Que Bad diera ese enorme paso sin dudarlo, lo hizo dudar por cuánto tiempo se habían separado.

De todos modos, no se quejaba. El hecho de que Bad lo eligiera a él, entre todas las personas del mundo para sentir sus labios, lo hacían sentir, arrogantemente bien.

— Skeppy... – Bad jadeó el nombre con necesidad. — Por favor, dime que no eres otra alucinación.

— Estoy seguro de no serlo... – Skeppy se preocupó por aquella oración. — En serio, ¿Qué sucedió?, ¿Te hicieron algo?

Bad negó con la cabeza.

— Solo me hicieron tener un hijo. – Bad dió una pausa. — Un hijo que esperaba conocerte.

— Perdón, ¡¿Te hicieron qué?!

— ¡Okey, quizás elegí mal las palabras!, ¡Déjame en paz, sigo tratando de asimilar que te tengo de vuelta! – Bad se avergonzó al darse cuenta de lo vago que había sido con esa oración.

Por otro lado, el niño seguía quedando al margen, pero rápidamente no tardó en acercarse a Bad para mostrarle lo que escribió en su libro.

— Papá, ¿Este es el Skeppy del que me hablaste? – Bad leyó en voz alta, todavía sin querer soltar al híbrido de diamante. — ¡Si, Dapper!, ¡Este es tu otro papá!

— ¿Cuándo me volví padre de nuevo?

— Desde que me hicieron tomar un rol de papá para Dapper. Yo no hago las reglas, Geppy.

El niño con sombrero de copa dió unos pequeños toques al hombro de Bad para llamar su atención, nuevamente para señalar su libro.

— Creí que las reglas eran tener una pareja que hablara otro idio... – Bad detuvo su lectura para confrontar a su hijo. — Okey, esos son detalles sin importancia, Dapper.

— Bad, no quiero sonar grosero pero, ¿Porqué no habla? – Skeppy interrumpió.

— Es un híbrido de dragón en desarrollo. Supongo que podrá hablar cuando sea mayor. – Bad explicó, juntando su cabeza en el hombro de Skeppy. — Pero te sorprenderías por lo inteligente que es.

— Oh... Y si es tan inteligente, ¿Porqué trató de encerrarme? – Skeppy recriminó.

Dapper rodó los ojos antes de ponerse a escribir furiosamente en su libro y mostrárselo a Skeppy.

— Papá me enseñó que si veía un Skeppy, lo capturara. Si tienes quejas, díselo a él... – Skeppy leyó en voz baja.

Su mirada fue a parar en Bad. El demonio dió una risa nerviosa mientras se separaba de Skeppy y se levantaba finalmente del pasto.

— Okey, puedo explicarlo.

— Okey, explícame.

— Uh... – Bad jugó con sus dedos. — Puede que le haya hablado a Dapper sobre ti y, en mis delirios, puede que haya exagerado diciendo que si algún día volvía a verte, no te dejaría ir de nuevo y...

— Tu concepto de "no dejarme otra vez", es encerrarme en una jaula.

— ¡Wow!, ¡Tampoco dije que en una jaula! – Bad lo pensó. — Haría algo más cómodo cómo un sótano.

— ¡Bad! – Skeppy regañó al demonio por ese intento de excusa.

— ¡Vamos, no es tan malo si lo piensas!

Dapper pudo presenciar finalmente con sus propios ojos la encarnación de los problemas maritales.

Hasta que, de la nada, la pelea pasó a volverse algo meloso, donde los dos chicos no paraban de decirse lo mucho que se extrañaban y que recuperarían el tiempo perdido.

Palabras de Badboyhalo, no de Dapper.

Pero eso le dió igual al niño Dragon.

Al menos su padre se veía más contento.

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