Flashback IX
[Cuatro años antes de la Primera Rebelión]
Eloise Graham caminó por el lujoso Distrito Uno, a los lejos vio a su descarriado hijo tocar la guitarra mientras una pelirroja cantaba.
Luego se subió al carro que alquiló y ordenó al chofer para que la llevara hasta donde estaban estacionadas las caravanas del Covey.
Le dijo a su marido que iría a tratar de razonar por segunda ocasión con la esposa de su hijo para que no solo le cediera a Lucy Gray sino también a los dos niños.
Era una completa deshonra que los niños de su sangre, niños que podrían heredar la fortuna que Félix y ella hicieron durante casi cuarenta, vivieran como nómadas por todo Panem.
Eloise bajo de su carro y vio que su "nuera" estaba colgando ropa que goteaba agua con Lucy Gray de casi dos años colgada en su espalda. Caminó con paso seguro hasta que una chica rápidamente se acercó a su "nuera"
—¿Moon? — dijo la esposa de su hijo.
—Jolene — la tal Moon la tomó la giró por los hombros hacia dirección a Elise. —¿Señora Graham?
—Señora Baird. Vengo nuevamente a negociar por mi nieta — dijo Eloise con voz firme.
Eloise vio como su nieta la miraba encima de los hombros de Jolene Baird, sus grandes ojos marrones mirándola con curiosidad aferrada a un mechón de cabello de la mujer Baird.
—No hay nada que negociar — contestó firme — Gene ya lo dijo. Lucy Gray se quedará con nosotros.
—Muchacha idiota — negó con la cabeza Eloise — ¿Sabes la oportunidad que le estas arrebatando a tu hija? La mejor educación del país, los mejores tutores y un lugar dentro de la alta sociedad del Capitolio. ¿Qué le pueden ofrecer mi hijo y tú en este entorno?
—Amor...
—Que estupidez — respondió firme Eloise — Estamos hablando de una vida de privilegios y un matrimonio respetable.
—¿Así como que estaban planeando para Gene? ¿Y luego se lo dieron a su segundo hijo y ella resultó ser una adúltera?
Eloise sintió su ojo temblar ante la mención de esa arpía de Leticia.
—Tu piensas que educaré a Lucy Gray como una simple esposa trofeo — habló Eloise — En parte tienes razón, será una modelo de esposa, pero pienso criarla como lo hicieron conmigo. Una mujer astuta que pueda manejar a su antojo a su futuro esposo. No pienso criar a un simple accesorio para un Snow...
—Mi respuesta sigue siendo no, señora Graham.
Eloise abrió su bolso y sacó su fajo de billete.
—Aquí hay 25 mil dólares — mostró el dinero — Dame a la niña y con esto podran vivir bien algunos años.
Vio los ojos de su "nuera" billar de enojo, no dijo nada, solo se dio la vuelta y metió a una de las caravanas.
Desafiada, Eloise regresó al carro pensando en otra manera para arrebatarle a su nieta y llevarla al Capitolio.
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[Antes de los Decimos Sexto Juegos del Hambre]
Lysistrata miró hacia los invitados en la fiesta de la piscina por el cumpleaños de Hilarius Heavensbee.
Ella sonrió cuando Lucy Gray se acercó hacia ella con el pequeño Octavian ajustado en su cadera. Por segunda vez quedó sorprendida lo rápido que recuperó de manera natural su delgada figura luego de dar a luz.
Fue atrevida cuando preguntó cinco meses después del nacimiento de Karone si se hizo un arregló estético para regresar a su figura. Ella simplemente se rio y dijo que las mujeres Baird son de contextura delgada por naturaleza.
No tenía traje de baño, pero usaba algo acorde para la reunión. Un vestido multicolor con una abertura que dejaba ver un short de color verde menta y el cinturón acentuaba su delgada cintura.
—Lyssie — saludó Lucy Gray. Lysistrata sonrió al ver al pequeño Tavvy como llamaba al bebé de Coriolanus.
—Lucy Gray — saludó Lysistrata —Ayer te vi en el hospital con Tigris. Lamento no haberte saludado.
—Creo que fue lo mejor — se quitó sus anteojos de sol y el bebé de siete meses los tomó rápidamente para empezarlos a babear — Tuve consulta con el pediatra para los niños y era momento de las vacunas de Tavvy. Aun me siento terrible cuando mis bebés lloran porque los pincharon.
Lysistrata sonrió recordando las primeras vacunas de Karone. La esposa de Coriolanus empezó a llorar cuando Karone empezó a llorar al ser pinchada por agujas.
—¿Y cómo has estado, Lucy Gray?
—Bien, he estado planificando algunas cosas para el cumpleaños de Coriolanus que será dentro de cuatro días — empezó a contar mientras le quitaba sus gafas de Sol al bebé — Pienso darle una sorpresa para su cumpleaños así que Tigris cuidara a los bebés esa noche.
—¿Una sorpresa? — preguntó Lysistrata.
Lucy Gray se llevó la mano a su plano abdomen sonriendo y dijo: —Me hice un test casero hace dos días.
—¿Pero Octavian aún no tiene un año?
—Lo sé, hasta yo estoy un poco anonadada, pero bueno... crecí en una gran familia — rio Lucy Gray. — Esa será su sorpresa de cumpleaños.
—Pues, bueno, muchas felicidades
—Gracias — Lucy Gray miró directo a la piscina.
Coriolanus estaba dentro con la pequeña Karone en brazos que chapoteaba con sus pequeños brazos el agua dentro de la piscina.
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Coriolanus estaba encantado con una cena íntima junto a su esposa.
Los niños estaban con Tigris, dejando la casa para ellos dos solos.
Lucy Gray cocinó ella misma una deliciosa ternera en vino y miel, tenía verduras salteadas y aderezos picantes.
Su esposa resplandecía en rojo por su vestido y labios. Cenaron en silencio con solo un vinilo sonando en el fondo, se sonrieron mutuamente y como una completa descarada, Lucy Gray frotaba con su pie la pierna derecha de Coriolanus.
Con una mirada que prometía sexo acabada la cena.
Ella quitó los platos y trajo una bandeja y la colocó frente a él.
—Hay una sorpresa dentro — le sonrió Lucy Gray.
—¿Una sorpresa?
Lucy Gray asintió con la cabeza y quitó la tapa, por debajo había un par de zapatitos pequeños de bebé. Coriolanus alzó la mirada justo cuando su esposa se sentaba en su regazo.
—Feliz cumpleaños, amor — dijo ella besándolo en los labios.
Intuitivamente la mano de Coriolanus, donde tenía su argolla de matrimonio, fue a parar al vientre de Lucy Gray. Se siguieron besando hasta que ella se bajó de su rechazo indicando que podía seguirla a la habitación en cinco minutos.
Cinco minutos donde fueron una completa tortura hasta que acabó el tiempo Coriolanus ingresó a su habitación para ver a su esposa en la cama, sobre sus rodillas usando un camisón de seda brillante color verde grisáceo.
—¿Te gusta? — preguntó con una sonrisa picara.
Él no contestó, simplemente se abalanzó sobre su esposa reclamando sus labios nuevamente. Las manos de Lucy Gray desataron los botones de su camisa, entre manos desesperada y sonido ahogado de placer, Coriolanus se quitó la ropa.
Por mucho que le gustaba ver a su esposa desnuda, ver las marcas de posesión marcadas en su cuerpo; desde la marca de besos salpicados en cuello y escote o las ligeras marcas en el vientre de ella, como muestra de los bebés que habían crecido dentro de su esposa, el camisón era seductor y quería poder hundirse entre los muslos de Lucy Gray mientras lo llevaba puesto.
Las uñas de su esposa rasparon su espalda mientras Coriolanus estaba dentro de ella.
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En algún momento de la madrugada, luego del fantástico sexo, Coriolanus se despertó por los quejidos de dolor de Lucy Gray.
Abrió los ojos para la luz del baño prendida y su esposa sollozar tirada en el piso mientras se abrazaba a su vientre.
—Lucy Gray — él corrió hacia ella que seguía llorando.
—Algo anda mal — siguió sollozando — Coriolanus, mi bebé...
—Iremos al médico — no perdió tiempo, y mientras se vestía llamó a un taxi.
Con cuidado, cambió a Lucy Gray por ropa cómoda. Coriolanus guardó su billetera y las llaves dentro del bolsillo de su abrigo, cargó a Lucy Gray en brazos hasta donde los esperaba el taxi.
Lucy Gray sollozó en todo el camino por el bebé en su vientre.
Coriolanus ingresó al área de emergencia donde Lysistrata los esperaba. Colocó a su esposa en una camilla mientras Lyssie le tomaba los signos vitales.
—Lucy Gray ¿Donde sientes dolor?
—Mi vientre, Lysistrata — sollozó Lucy Gray.
Una segunda doctora ingresó a la habitación mientras dos enfermeros traían una máquina de ecografía. Rápidamente empezaron a revisar a Lucy Gray y al bebé.
—¿De cuántas semanas está, señora Snow? — preguntó la doctora.
—No lo sé, me hice el test hace una semana y no he tenido consulta — dijo entre lágrimas ella — ¿Mi bebé está bien?
—Este embarazo no es viable — la doctora no miró a Lucy Gray sino a él.
—¿Cómo que no es viable? — preguntó Coriolanus tomando la mano de su esposa que seguía llorando por el dolor.
—Es un embarazo ectópico — contestó la doctora — El embrión no está en el útero, está en la trompa izquierda de la señora Snow.
—¿Qué pasará con mi bebé? — preguntó Lucy Gray con el rostro manchado de lágrimas.
—Lo mejor es interrumpir este embarazo, señora Snow — dijo la doctora — Él embrión no es viable. Su vida corre peligro.
Lucy Gray lo miró a él.
—Coryo....
—Es lo mejor, Lucy Gray — fue firme Coriolanus — No puedes dejar huérfanos a Karone y Octavian.
Lucy Gray sollozó unos momentos antes de asentir con la cabeza. Lysistrata amablemente llenó el formulario de ingreso y Coriolanus solo tuvo que firmar, un enfermo colocó suero a Lucy Gray para luego llevar a una habitación privada donde la doctora le dio un medicamento para interrumpir el embarazo.
Coriolanus sostuvo la mano de Lucy Gray lo que quedó de madrugada. Él solo salió por unos minutos para llamar a Tigris en informarle de lo sucedido, y pedir de favor que trajera un cambio de ropa para él y Lucy Gray.
Al regresar vio a su esposa sollozar mientras tocaba su plano vientre, ahora vacío por la pérdida del bebé.
N/a: Ahora ya saben del quinto hijo que Tigris hizo mención el capitulo anterior.
Lucy Gray en la fiesta de la piscina:
El vestido rojo:
Los zapatitos del anuncio:
El camison :
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