[Después de los Décimo Juegos del Hambre]

Lucy Gray cayó al piso soltando maldiciones, rápidamente se llevó la mano al muslo izquierdo.

Le había disparado, Coryo le había disparado.

—Lucy Gray — escuchó la voz de Coryo.

—¡Imbécil!

Coryo se arrodilló a su lado, Lucy Gray se separó de él, manchando su ropa con la humedad y barro del piso. Coryo había tocado el muslo, rápidamente alzo la falda dejando toda su pierna expuesta.

—¡No me toques! — chilló Lucy Gray.

—¡Solo quiero ver tu herida!

—Tu me hiciste esto — le recordó a este idiota. De su herida no brotaba mucha sangre, pero ardía como mil demonios.

—Solo rozó — dijo Snow. En la cargó en brazos devuelta a la cabaña.

—Mataste a Senajus

—Solo lo delate, con la esperanza que su padre comprara su pase a otro distrito más cerca del Capitolio — contestó Snow — Nunca pensé que lo fueran a ahorcar.

—Lo llevaste a su muerte — dijo Lucy Gray soltando lágrimas.

—Fue un movimiento que no salió como pensé — él la miró — Pero tu, Lucy Gray. A ti no te dejaré escapar.

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[Después de los Décimo Juegos del Hambre]

Coriolanus observó su reflejo en el espejo, ajustando el cuello de su camisa blanca, para luego colocarse el saco negro.

Había sido invitado al funeral de Casca Highbottom justo al inicio del invierno.

—Coryo. ¿Me ayudas? — él giró su cabeza para ver a Lucy Gray en el umbral de su habitación.

Ella entró a la habitación y le dio la espalda. El cierre de su vestido negro estaba totalmente abierto, con cuidado cerró el vestido para luego dar un casto beso en el expuesto cuello de Lucy Gray.

—Coryo

—Solo admiro lo bella que estas.

—Vamos a un funeral.

Ella se separó y le ayudó a arreglarse el saco negro, alisó con sus manos los hombros . Él nuevamente se miro al espejo con Lucy Gray detrás de él.

Ella lo abrazó por detrás, con esos ojos castaños viéndolo con amor.

Su pajarito lucía como una dama del Capitolio. Elegante en negro de luto, con el cabello recogido en un peinado de ondas y el tocado negro cuyo encaje cubría hasta la nariz de Lucy Gray dejando ver unos labios pintados de rojo.

Luego de tediosas horas del funeral, donde Lucy Gray cantó el himno de Panem y numerosos discursos sobre Casca, regresaron al departamento.

Lucy Gray tenía pesadillas, con la arena y los demás tributos. Así que no era de extrañar que ella se colocara a su habitaciones por protección, donde besos perezosos lo llevaron a tomar el cuerpo de su pajarito.

Suaves muslos envolviendo su cintura y delicadas manos trazando con suavidad la espalda de Coriolanus.

En el bosque todo fue errático, sangre secando en el muslo de Lucy Gray y sus uñas clavándose con fuerza en su espalda donde dejó marcas rojas y casi sangrantes.

—Más bajo pajarito — dijo Coriolanus trazado sus dedos por el cuello de Lucy Gray —¿No quieres que nos oigan?

Era imposible, la Abuelatriz te tomaba su té que la dejaba en un sueño profundo y Tigris dormía sin importarle el mundo.

Nuevamente la besó, reclamando los labios de Lucy Gray que sabían a miel.

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[Antes de los Vigésimos Juegos del Hambre]

Mags arrulló a su recién nacido en sus brazos, su precioso Jeff.

—Es un lindo bebé — dijo Lucy Gray con una sonrisa. Sus manos frente donde mostraba un redondo vientre de embarazada.

En la puerta de su habitación, la casa en la villa de los Vencedores, se encontraba un agente de la Paz vigilando a Lucy Gray y detrás de su amiga estaba su hija Karone.

—Gracias — sonrió Mags a su amiga.

—Traje un presente — colocó una gran caja con un moño celeste de seda.

Mags dejó a su bebé en el colecho para luego colocar la gran caja en su regazo. Al abrirlo notó muchos guantecitos de bebé, una manta tejida en lana azul cielo y cositas de bebés como gorritos y calcetines.

—Oh Lucy Gray — Mags la miró — Son hermosos.

—Mi mejor amiga se merece algo lindo para su bebé — sonrió Lucy Gary — Tejer se ha convertido en un nuevo pasatiempo. Ya tengo todo listo para la llegada de este bebé.

—Son totalmente lindos — Mags miró unos pequeños guantes.

Lucy Gray se sentó en el borde de la cama, y la tomó de la mano sonriéndole.

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[Trigésimos séptimo Juegos del Hambre]

Andros se había quedado junto a su madre en el lugar donde los demás Menores observaban a sus tributos.

El tercer día de los Juegos y ya sus dos tributos habían muerto al segundo día, pero se quedó a lado de la señora Flanagan.

Solo quedaba un chico del Cuatro. Jeff Quanelly, el hijo de la señora Mags.

Las dos estaban tomadas de la mano observando las grandes pantallas. Para nadie era un secreto que la Vencedora del Cuatro era la amiga más íntima de la Primera Dama de Panem.

Andros observó cómo el profesional del Dos arrojó una lanza que le dio de lleno en el pequeño al chico del Cuatro seguido de un alarido de dolor en la sala.

La señora Flanagan miró la pantalla unos segundos más antes de caer en los brazos de madre, Andros se acercó rápidamente a su madre cuando hacía el esfuerzo de no dejar caer a su amiga.

—¡Alguien llame a un médico! — ordenó a los agentes de la Paz que custodiaban el lugar.

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Draco observó cómo el rostro de su madre caían lágrimas, padre la sostenía de los brazos.

Antes de irse todos a dormir su madre tuvo otro episodio de ansiedad.

—Tu, tu — decía madre con las lágrimas recorriendo su mejilla, se notaba el resentimiento en su voz hacia padre — Mags perdió a su hijo. Él era bueno y amable, y ahora está muerto.

—Necesitas descansar, querida — respondió padre tranquilo ante las palabras de mamá.

—Ese pobre chico — sollozó madre viendo a padre con decepción.

Karone le entregó a madre el vaso con agua que contenía su medicina. Padre tuvo que forzarla un poco para que bebiera y rápidamente la llevó a su habitación para que descansara correctamente. 

N/a: Revisando el canon de la trilogía, Mags tuvo un hijo que fue cosechado y no ganó sus juegos. Por eso que ve en Finnick a ese hijo que perdió. 

Técnicamente, todo la intimidad entre Lucy Gray y Snow es catalogada no consensuada debido a que Lucy Gray no esta 100% consciente.