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Capítulo 2

A la mañana siguiente el desayuno se sirvió en el comedor del tren.

Les habían dado ropa, y Haymitch se levantó en la madrugada, observando el techo del camarote hasta que su puerta fue toda por Folch diciendo que Madame Snow los esperaba en el comedor para desayunar.

Llegó y vio a los demás tributos sentados en la mesa del comedor y a Madame Snow sirviéndose frutas en un tazón.

—Buenos días señor Abernathy — lo saludó la primera Dama de Panem.

—Buenos días — regresó el saludo Haymitch sentándose junto a Sky.

Los Avox le pusieron una taza y algunas tostadas. La mesa estaba llena de todo, tocino, leche, jugos. Haymitch alzó la mirada y vio como la asistente Kore le entregó una taza a Madame Snow.

Inmediatamente se preguntó si ese té también tenía gotas de lo que le puso anoche. El desayuno permaneció en silencio entre todos, Maysilee se inclinó un poco hacia Haymitch.

—¿Viste ese anillo? — susurró Maysilee, Haymitch asintió con la cabeza — Es del estilo de antes de los Días Oscuros. Debe ser una reliquia familiar.

Haymitch permaneció en silencio hasta que en medio del desayuno. Kore Mayfield, la asistente de la primera dama llegó de los pasillos con su tableta en la mano y tacones resonando en el piso.

—Tiene una llamada del Capitolio, Madame Snow — dijo Mayfield.

—¿Y de quien es la llamada? — preguntó la única vencedora del Doce sin apartar la vista. Kore Mayfield se inclinó sobre ella susurrando al oído, Madame Snow dejó la servilleta encima de la mesa. — Iré a contestarla.

Con cuidado se levantó, llevaba ropa hogareña. Un vestido gris con un cardigan beige con detalles bordados sobre sus hombros.

Ella se fue del vagón y regresó minutos después para volverse a sentar.

—Termine su desayuno — dijo Madame Snow con tono cálido — Veremos quienes son sus contrincantes en la Arena.

Madame Snow se dispuso a prepararse una taza de café, pero la asistente Mayfield intervino.

—Madame Snow, acuérdese que la Dra. Snow le dijo que ya no puede tomar café — le recordó.

—Oh Kore, — sonrió Madame Snow — Mi Karone no debe saber de esto, es solo una taza pequeña. No necesita saberlo. A menos que me delates con mi hija ¿verdad?

—Por supuesto que no, Madame Snow — negó con la cabeza.

—Pues bien — dijo la anciana, colocando dos cubos de azúcar en su café.

Con la taza en mano, les dijo a los tributos que la acompañarán hasta la sala de estar, donde había un proyector.

Ella se sentó y colocó un pequeño cojín en su regazo, le pidió a Mayfield que mostrará los a demás tributos.

Los del Uno eran todos de dieciocho. Una de las chicas llamada Emerald tenía una sonrisa arrogante en su rostro mientras estaba en el estrado.

—¿Por qué sonríe? — preguntó Dara.

—Porque es una profesional — contestó Madame Snow para luego beber un poco de su café. — Todos esos chicos son de las academia de profesionales.

—¿Profesionales? — trago en seco Maysilee

—El distrito Uno, Dos y Cuatro entrenan a sus chicos para los Juegos — Madame Snow entrecerró los ojos, como si fuera una molestia.

—Pero es trampa — respondió Haymitch — Ahora se entiende porque hay muchos Vencedores de esos distritos.

—El Capitolio les dio ese privilegio por ser los únicos que los apoyaron en los Días Oscuros — respondió la primera Dama — No son más que niños presumidos.

Bebió su taza.

Luego siguieron por los Tributos del Dos y Tres, y cuando llegaron al Cuatro, Madame Snow miró a Mayfield y preguntó: — ¿Enviaste el ramo de lirios a los Quanelly?

—Yo... — Kore empezó a revisar su agenda — Creo que me olvidé.

—Kore — dijo un poco decepcionada Madame Snow — Déjalo ahí. Asegurar que cuando lleguemos al Capitolio envíes eso.

—Si, Madame Snow

Luego mostraron a los del Cinco hasta el Once, ningún voluntario. La mirada de miedo en la visita de ellos, y luego la proyección del Doce.

—¿Por qué vemos el nuestro? —preguntó Maysilee.

—Observa querida — señaló.

Justo cuando anunciaron el nombre de Maysilee, la cámara enfocó el abrazo de las gemelas y posteriormente como Sara Creed se unió al abrazo lloroso.

Maysilee y Marylle se soltaron del abrazo y unieron sus frentes, en la pantalla se vio como Maysilee le dijo algo a su gemela antes de avanzar hasta el estrado.

—Esa pequeña interacción se supone una ventaja para la señorita Donner — dejó su taza vacía en la mesita — Si bien el objetivo es ser el último en pie, las Arenas son desafiantes. Y para eso necesitan patrocinadores.

—¿Patrocinadores? — preguntó Dara.

— Las Cornucopias suelen ser el lugar donde comienza el derramamiento — dijo Madame Snow.

Haymitch le dio la razón, cuando los tributos corrían a la Cornucopia siempre se morían los más débiles a manos de los Distrito Uno y Dos.

—Y ahí entran los Patrocinadores — siguió Madame Snow — Los Patrocinadores podrían enviarles cosas. Solo deben...verlos.

—¿Vernos como?

—Solo llamen su atención — contestó la mujer mayor — Fue en mis juegos donde se implementó por primera vez.

—¿Y como ganó sus juegos, Madame Snow? — preguntó Sky.

—No me acuerdo bien, todo es una bruma en mi mente.

—Claro, fue casi medio siglo de eso — bromeó Haymitch.

—¡¿Señor Abernathy?! — chilló indignada Kore Mayfield.

Madame Snow río por el comentario de Haymitch, incluso él se quedó mudo y por un segundo se recordó que insultó a la esposa del presidente de Panem.

—Oh déjalo — río Madame Snow — Dice la verdad. Fue hace una vida esos Juegos. Y respondiendo a la pregunta del Flich. Lo poco que me acuerdo fue que me la pase escondida en la Arena y sobreviviendo con lo que me enviaban los patrocinadores.

Dejar que todos se maten y luego salir, suena un buen plan.

—Kore, reproduce el archivo — pidió Madame Snow.

Todos miraron a la pantalla una vieja grabación. Un hombre de bigote presentando a una chica muy linda, de piel morena y rostro bonito, una mirada astuta de un zorro.

"Lucy Gray Baird. Distrito Doce"

—¿Es usted? — preguntó asombrada Maysilee.

—Hace cuarenta años y cuando solo era un pajarito de dieciséis años — sonrió Madame Snow.

La grabación de la joven Madame Snow, ella empezó a tocar la guitarra y cantar.

Era difícil asociar la imagen de la chica del vestido con los colores del arcoíris y corsé de flores con la mujer junto a ellos.

La canción era una balada triste y Haymitch vio como los números marcados en la grabación crecía con cada nota que entonaba a su guitarra.

Miró por un momento a Maysilee que se limpiaba una lágrima.

════ ∘◦❁◦∘ ════

Cuando el tren llegó al Capitolio, Haymitch pudo ver a la primera dama.

Ya no esa mujer de aspecto de dulce anciana que empezaría una conversación con un "En mis tiempos..." , sino como la mujer del presidente de Panem. Elegante y con porte.

Vestía con una moda que parecía haber desaparecido hace años y en color conversación que contrastaba con el traje de terciopelo violeta del Escolta del Capitolio. Peinado de manera sofisticada y con su collar de perlas blancas alrededor de su cuello.

Al llegar al andén, había personas del capitolio y cámaras. Haymitch se sintió enfermo. No debió haberse bebido ese trago anoche.

Flavius los guió hasta donde estaba su transporte hasta el Centro de Tributos. Había un carro negro y otro plateado, cerca del plateado había dos personas.

Una mujer alta y rubia, con un vestido azul claro, tenía gafas de sol oscura, en su brazo derecho colgaba una cartera negra. Tenía una postura de ser una mujer intocable.

A su lado había una niña como de la edad de Dara Underwood. Como la madre, rubia y mejillas rosadas, sus ojos eran azules. Tenía un vestido rojo encima de un vestido blanco, y su cabeza una boina con diseños de cerezas.

—¡Abuela! — dijo la niña corriendo hacia Madame Snow.

La Primera Dama abrió sus brazos para recibir a la niña, ya abrazada, le dio un beso en el cabello.

—Venus querida — dijo Madame Snow y luego ver a la mujer de gafas oscuras — Hola Karone.

—Madre — la mujer se quitó las gafas dejando ver ojos azules. La chica era claramente más Snow que la Primera Dama — Estoy aquí para llevarte a casa.

—Karone, necesito dejar instalados a mis tributos en el Centro.

Karone Snow se acercó a su madre y la tomó de las manos cuando la niña se separó de la anciana.

—Debemos ir a casa, madre — Haymitch notó como la mujer apretó ligeramente las manos de Madame Snow — Padre me pidió que viniera por ti. Deja que Kore lleve a tus tributos.

—Karone Snow...

—Madre, por favor — otra vez apretó un poco las arrugadas manos de Lucy Gray Snow.

Madame Snow los miró y luego a su hija.

—Los veré mañana, chicos — dijo Madame Snow.

La niña abrió la puerta del carro plateado y ayudó a subir a Madame Snow en los asientos traseros mientras, Karone Snow se sentaba en el asiento del Copiloto.

—Vamos chicos — los guio Flavius — El Centro de Tributos nos espera. 

N/a; Ya tengo en mente las acciones de los hijos Snowbaird. 

Ustedes deciden. ¿Cómplices de su padre o víctimas del Gaslighting? 

Por cierto, en esta historia habrá seis nietos de Snow y por el momento la única que existe es Venus Cardew, hija de Karone. Y tiene doce años. 

Lucy Gray llegando al Capitolio

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