Capítulo 15
Haymitch vio como Madame Snow daba órdenes a los Pacificadores.
—El señor Abernathy no me va a lastimar — dijo seriamente — Pueden guardar resguardo afuera. Además me cuida el señor Sanderson.
El hombre de ropa verde y cabello con cuentas asintió con cabeza.
Como Primera Dama, Haymitch sabía que no se podían oponer a una orden suya. Cuando se fueron Madame Snow preparo un poco de té, de hierbas negras que su madre tenía guardado.
—¿Por qué vino? — preguntó Haymitch.
—Necesitaba verte — dijo Madame Snow — Cuando me enteré lo que pasó. Mi mente entró en lucidez... yo necesitaba asegurarme....yo.
—¿Lucidez?
—¿Qué dice el Doce de mi, Haymitch?
—Te ven como una traidora — contestó firme — La mujer de un Vigilante. La mujer del presidente, alguien que no trajo victoria al Doce por Veinticinco años.
—En eso me ha convertido Coriolanus el día que me sacó de ese bosque — dijo devastada —¿Sabe como termine en el Capitolio?
—¿Por qué se enamoró del presidente Snow?
—No — respondió negando con la cabeza — Él quería llevarme al Dos, porque se le ofreció la oportunidad de hacer carrera militar. Pero lo regresaron al Capitolio con órdenes de llevarme. El presidente Ravinstill me quería para promocionar los juegos y la Dra. Volumnia Gaul propuso lavarme la mente, fue entregada a Coriolanus Snow como un obsequio por su lealtad al entregar a un grupo rebelde que se estaba gestando hace cuarenta años en Doce.
Ella hizo una pausa bebiendo su té.
—¿Pero ahora eres libre?
Ella negó con la cabeza y los ojos brillando en lágrimas.
—No lo soy — dijo con la voz rota — Por cuarenta años no he sido libre. No se como serlo — ella hizo una pausa — Mi mente, siento que floto en un mar tranquilo cuando estoy bajo ese control y cuando recupero esa lucidez mi mente es un caos, que quiero tener esa paz, por muy oscura que sea.
Ella hizo una pausa con lágrimas brotando de sus ojos.
—Ahora no se como vivir sin Coriolanus o la familia formamos. Soy como un pajarito que vivió tanto tiempo en una jaula que ya no sabe como volar — se limpió una lágrima — La primera vez que estuve lúcida, fue días luego del nacimiento de Karone, solo tenía diecinueve años. Mi mente actuó por sí sola, la amarré a mi pecho y quería volver al Doce. Él me descubrió y me encerró por horas mientras suplicaba que me devuelva a mi bebé.
Ella lo miró
—¿Por qué me cuentas esto?
—Siento que te lo debo — dijo ella — Mi esposo te acaba de quitar a tu familia. Esperemos el tiempo y el momento utilices esta información como tu seguro de vida. — ella miró a su reloj — Aún tenemos unas horas antes que me vengan a buscar.
—¿Tus hijos son cómplices en esto?
—Son víctimas en esto — contestó ella — Coriolanus los crió a su imagen. Se que ellos me aman, pero jamás irán en contra de su padre. ¿A quién le va a creer Panem, Haymitch? ¿A su presidente o la mujer del Doce que ganó los Juegos hace cuarenta años?
Haymitch se quedó en silencio, sabiendo que Lucy Gray Baird tenía razón.
—Lamento mucho tu pérdida — le dio el pésame.
—Lamento lo mucho que tuvo que pasar — dijo Haymitch.
Se quedaron en silencio y ella terminó su té.
—Se que no estoy en posición para pedirte algo — comentó Lucy Gray — Pero conozco a alguien que te ayudará. Maude Ivory Everdeen, es mi prima, la crie desde que era una bebé. Se que ella te brindará una mano amiga.
—¿Por qué?
—Tengo miedo lo que la melancolía puede hacerte — dijo ella — Nadie hay ganadores en los Juegos, solo sobrevivientes.
—De acuerdo — accedió Haymitch recordando a la señora Everdeen, sabía que el esposo de él cazaba a escondidas de los Pacificadores.
En el silencio Haymitch la tomó de la mano, como un poco de confort antes que sea arrastrada de nuevo al Capitolio.
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Karone bajó del helicóptero a unos veinte metros del otro que estaba estacionado en el campo vacío.
No sabía que hacía tanto frío en el Doce en plena madrugada.
—Mayor General Snow — saludó el Pacificador cuando bajaron ella y Octavian — Dra. Snow.
—Jefe Chase — asintió con la cabeza Octavian. — ¿Madame Snow?
—En el domicilio del señor Abernathy — contestó el Jefe de los Pacificadores mientras avanzaban — No tienen nada de qué preocuparse. La casa está vigilada y Abernathy no ha mostrado señales de atacar a la Primera Dama.
Karone pudo respirar en paz mientras seguía avanzando por la Aldea de los Vencedores. Solo había una casa encendida cuya chimenea botaba humo.
Dos Pacificadores estaban a las puertas de la casa y los dejaron pasar. En el recibidor había un hombre de ropa verde, dormido con la boca abierta.
—"Este el hombre que trajo a madre al Doce" — pensó Karone —"Que se despida de su lengua"
Avanzaron un poco hasta la sala donde se escuchaba un tarareo conocido por Karone y Octavian. La canción de cuna que madre siempre les había cantado a ellos desde pequeños.
Madre tenía a Abernathy con la cabeza recostada en su regazo, cantándole mientras le acariciaba el cabello.
"What they'd give just for
The right to hold you
From your head to your toes"
El Vencedor estaba cubierto por una manta con el rostro lleno de lágrimas, dormido. Madre le seguía cantando.
—Madre — dijo Octavian. Ella alzó su mirada viéndolo a ambos seriamente.
—Diganle a su padre que me quedaré en Doce — comentó aun acariciándole el cabello a Abernathy — Como Vencedora tengo derecho a una casa en esta Aldea.
—Madre, este no es el lugar al que perteneces — trato de mediar Karone. Metió la mano a su abrigo donde recibió una jeringa con una variante de su medicamento.
Lo había desarrollado el médico personal de la familia, alguien que había tratado a madre por años.
Tantas horas sin él era problemático y con autorización de su padre tenía luz verde de medicar a mamá.
—No me iré — negó con la cabeza — Haymitch me necesita. Es mi Vencedor, no puedo dejarlo.
—Somos tus hijos — dijo Octavian — Nosotros te necesitamos.
Madre se levantó con cuidado sin despertar a Abernathy.
—Los amos, son mis hijos. Crecieron debajo de mi corazón — madre los miró a ambos — Pero Haymitch me necesita.
—Madre — Octavian la tomó delicadamente de los brazos. Karone se movió para quedar cerca de ella.
Obedeciendo las órdenes de su padre, sacó la jeringa y le inyectó la medicina en el brazo.
—Lo siento mami — se disculpó Karone.
Madre se tambaleó y Octavian la sostuvo. Con cuidado la cargó en brazos, Karone dio orden a los Pacificadores que se llevarán al sujeto a las barracas y luego sea trasladado a la capital.
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Coriolanus acarició la mejilla de su esposa que reposaba tranquila en su cama.
—No hay nada que preocuparse, señor presidente — dijo el Dr. Moniz — Madame Snow ha regresado a ser ella nuevamente.
Moniz era el único, preparado por la misma Dra. Gaul para someter la mente de Lucy Gray.
—Gracias, Dr. Moniz
Él salió de la habitación. Corionalus se sentó a su lado,viendola.
Ha visto el paso de los años en su pajarito cantor. Su cabello pasando de negro a gris, las líneas de arrugas alrededor de sus ojos pero ese brillo nunca desapareció.
Habían formado una vida juntos y Lucy Gray jamás lo dejaría.
N/a: Feliz Navidad, espero que les guste su regalo.
Bueno, ahora Haymitch tiene información que puede servir en unos 25 años.
Y digamos adiós a Loki, fue bueno mientras duro.
Ahora con el pedido de Lucy Gray, puede que Haymitch sea cercano a los Everdeen.
Lucy Gray experimenta algo de Síndrome de Estocolmo. Digo, son 40 años de matrimonio, 4 hijos y una nieta.
Y una curiosidad, el doctor que ahora hace el trabajo de la Dra. Gaul se apellida Moniz por el inventor de la Lobotomía.
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