Capítulo 18.
Pov JongDae
Me encuentro en el techo de la casa observando como los primeros rayos solares van deformando el oscuro cielo pintándolo de tonos naranjas, dando inicio al amanecer y a un nuevo día... Mi último día.
He recorrido casi media ciudad intentando buscar una solución a este conflicto dentro de mí. No puedo simplemente cumplir esta misión cuando estoy completamente seguro que siento algo por mi humano, quiero entregarle mi vida, no quitar la suya; pero tampoco puedo ser un desertor, no es tan fácil dejar este trabajo solo porque no me gusta cuando es a lo que pertenezco, no nací humano, pero tampoco como demonio aunque muchos nos tomen como tales, esos seres por lo menos tienen la dicha de decir que alguna vez fueron humanos, pero nosotros solo tenemos la apariencia, nuestra esencia es diferente a ambos.
Solo puedo pertenecer a los ángeles, pero quiero pertenecerte, Minseok.
– JongDae –
– ¿Si? –Me hablaron y respondí en automático.
– ¿Cómo te la has pasado jugando a ser mortal? –Oh, no... No, no, no, no, ¡NO! Creador, dime que esto no es cierto.
– Hola, Key. ¿Qué tal la vida de Merlu? –Intenté controlarme y modular mi tono de voz, si este imbécil notaba un ápice de duda, es capaz de comerme vivo.
– Bien, no me quejo, es para lo que nací y estoy muy conforme con mi trabajo, aunque no puedo decir lo mismo de otros –Key mostró una sonrisa ladeada y sus pupilas reflejaban el deseo de condena.
– ¿Estas conforme con el trabajo o con tu compañero? Los chismes literalmente tienen alas y te terminas enterando de muchas cosas. ¿Cómo esta Jonghyun? –Le pregunté mientras ponía la mejor de mis sonrisas inocentes.
– Bueno, él... mmm... Está bien... creo. Siempre está serio pero es porque tiene que mantener la imagen de arcángel, pero cuando estamos solos es muy bueno conmigo y me cuida... –Key se sonrojo mientras recordaba y se perdía en algún punto. – ¡Pero porque te cuento estas cosas, idiota!
– Jeje, tu solito las contaste, yo solo pregunte por un amigo –moví mis manos para restarle importancia. Sabía que mencionar a Jonghyun le tocaba una fibra sensible a Key, así que ¿por qué no disfrutar un ratito la confusión ajena?
– Eres odioso –siseó Key.
–Si, no es la primera vez que lo escucho –me encogí de hombros. – ¿Qué te trae a visitar a un hermoso kaelu como yo?
– ¿Hermoso? ¡Ja! Que equivocado estás, Chen. Yo soy hermoso, tú eres un simple ángel de desgracias –habló de forma tan engreída que ganas no me faltaron de bufar, pero sigue siendo un merlu. Usualmente los Merlus son creídos, pero Key era el peor.
– El que se equivoca eres tú. Mi rostro es fino y delicado, tiene los rasgos perfectos y balanceados, en cambio, tus pómulos enormes hacen posible arruinar una creación divina. –Ataque en mi defensa. La cara de Key se deformó de ira. Había tocado otra fibra sensible.
– Ya quisieras tenerme a tu lado, ángelucho de bajo nivel.
– Tengo que decir que no entras en mis gustos, prefiero unas mejillas más abultadas y tiernas.
– ¿Quieres seguir conservando tus alas, Chen? –La voz de Key fue venenosa y en sus ojos brillaban peligrosos.
– No te tomes tan en serio una simple conversación casual, Key – intente bajarle un poco los humos, aún no quiero que me parta en dos con su espada angélica.
– Por supuesto, nada con importancia –sonrió. ¿Soy yo o encuentro notas de sarcasmo?
–No contestaste, ¿qué me querías?
– ¿Yo? Nada en especial, tan solo advertirte que estaré vigilando para ver como cumples tu misión, la cual no es diferente a alguna otra que hayas tenido. – Key se giró y comenzó a extender sus alas para marcharse.
– Por supuesto, ¿por qué esta sería diferente? –Contesté mientras le veía tomar altura y un sabor amargo inundaba mi boca.
El sol ya comenzaba a pintar el cielo de naranja mientras se escondía. No creí que el caminar me llevaría hasta la entrada de la repostería. Ya casi es la hora de cerrar y a través de los cristales podía ver ese cabello esponjoso de un lado a otro. Una sonrisa se dibujó en mi cara, pero desapareció casi enseguida.
Si tan solo nuestros destinos no se hubieran cruzado de esta forma, incluso creo que desearía no haberte conocido.
– ¡Me adelantaré, Dodo! Te espero en la tienda para comprar lo de la cena. –Minseok salió del local y tenía esa sonrisa tan linda la cual me había vuelto adicto.
Caminamos juntos todo el trayecto hasta el lugar, pero él no sabía que lo acompañaba. Entró haciendo sonar la campanilla de la puerta mientras un saludo del cajero le recibió. Fue hasta la parte trasera y comenzó a ver las diferentes bolsas de pastas. Yo aún continuaba a su lado, era obligación estar con él, ya que jamás podría separarme.
El reloj de la tienda poco a poco acercaba las manecillas a la hora indicada.
Si tan solo pudiera detener el tiempo.
Tic.
Tac.
Tic.
Tac.
La campanilla sonó nuevamente. Una figura masculina paralizó al cajero quien veía al sujeto extraño.
Minseok no sabía que pasaba y miro a ver, pero ese error fue fatal, porque el asaltante al verlo, le disparo en el pecho. La bala atraviesa su pulmón izquierdo y cae en la fría loza del local. MinSeok intenta guardar oxígeno, pero pierde más de lo debido, así como la laguna de carmín fresca que contrasta con el blanco del piso. Su mirada es borrosa, pero intenta buscar ayuda estirando una mano manchada de su propia sangre. La lámpara ilumina directamente su rostro y poco a poco, la luz comienza a parpadear. Una silueta conocida y deseada aparece en su visión. Le acomoda el fleco de la frente y cruza una caricia en su rostro que va palideciendo. Quiere hablar, pero el órgano afectado se niega a dejarle hacerlo. La figura en su visión parece brillar por la luz de encima, porta unas alas color azabache, demasiado hermosas para traer tristeza. Le sonríe. Una sonrisa que reconocería en cualquier lugar y de la cual quedó atrapado desde el primer instante, pero esa sonrisa es amarga y sufre al verla.
Duele más que su propia herida.
La impotencia de no hablar le hace derramar unas lágrimas, pero sonríe porque lo tiene a su lado hasta en esos momentos, aunque le hubiera gustado que duraran más. La silueta se estremece y también llora. Llora fuertemente, pero ya no le escucha. Reconoce su nombre de la boca de él y no necesita oírlo. Un pitido se ha encargado de ensordarlo. Mantiene el tacto de sus manos y las siente confortablemente cálidas. La piel de él es tan suave y lisa, pero siente que sus dedos están torpes y pegajosos. Su olfato se ha inundado de la esencia salada y metálica, incluso su paladar la reconoce.
Va perdiendo la imagen de ese ser que lleno su corazón en un segundo, ¡Qué ironía que hora lo viera vaciarse! Se vuelve cada vez menos nítida, pero abre los ojos cansados buscando aferrarse hasta el último segundo de su presencia, pero va perdiendo la luz y es inevitable.
Unos brazos sujetan su cuerpo, pero lastimosamente ya no acepta ese calor tan deseado.
Tiene sueño, mucho sueño.
Debería dormir un poco.
*flashback*
– ¿Qué has decidido?
– No puedo estar sin él... así tenga que entregar mi vida, no permitiré que alguien le arrebate la suya.
– ¿No le temes a nuestro castigo?
– No existe castigo más grande que vivir sin él.
– Eres valiente... y yo respeto eso.
– Gracias.
– No me agradezcas... aún...
*fin flashback*
– ¡Chen! Por favor... no me dejes... no quiero estar sin ti... por favor, Chen... ¡CHEEEEEN!
–Deja de llorar, ¿así pagas el que se haya sacrificado por ti? –Esa voz era nueva, primera vez que la escuchaba.
–¿Quién eres? –Pregunto temeroso, mientras su labio inferior temblaba ligeramente.
– Un amigo.
– ¡Espera! ¡No te lo lleves! ¡No puedes apartarlo de mi lado! ¡CHEN!
– CALLATE DE UNA VEZ, MINSEOK. –La voz autoritaria de aquel le detuvo
– ¿Quién eres? –Preguntó nuevamente Minseok. En realidad quería preguntar tantas cosas como porque uno tiene alas negras y las del otro son rojas.
– Jonghyun. No te preocupes que no ha muerto. –El recién presentado cargó el cuerpo laxo de JongDae. – Nosotros jamás morimos. – Dijo lo último y desapareció junto con Chen entre una borrón de plumas rojas.
MinSeok no entendía nada y solo podía quedarse estático y llorar en silencio. Aún conservaba la sangre ajena seca en ambas manos y también ensuciaba sus ropas.
Pero Chen se había ido.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro