Abrazos
Helena, ahora con sus ojos hinchados y rojizos, se secaba lo último que le quedaba de lágrimas con el pañuelo de Anna, mientras que ella, tomaba su té y no despegaba la mirada de Helena, la mirada tan encantada con cada acción que hacía que lo único que podía era sonreír.
—Pareces como si te estuvieras burlando...— Observó Helena, con un entrecejo pronunciado y ahora con la taza de té en sus labios.
—¿Eh? No, para nada— Anna negó con sus manos tímidamente— Es que te veías bastante tierna de esa manera, solo era eso...
La chica de ojos azules se sonrojó ante las palabras de Anna y tan solo desvió su mirada al recordar la tontería que había hecho hace unos minutos.
—Helena— Mencionó Anna con levedad— Perdona que te pregunte de repente, solo quería saber si hay algo... algo...
Los labios de Anna se cerraron.
Llevó sus manos a su rostro.
Helena estaba sorprendida y preocupada al ver a Anna.
Unas pequeñas gotas.
Comenzaron a deslizarse por el pálido rostro de Anna.
Brotaron con tanta fuerza que ni los dedos de Anna podían contenerlas.
—Anna...— Dijo Helena, levantándose de su asiento, para sentarse al lado de Anna— Tú no deberías de estar llorando...
Helena abrazó a Anna.
Acaricia la rubia cabellera de Anna, mientras ella ocultaba su rostro en su hombro, llorando con tanta fuerza que sus llantos comenzaron a salir de su boca, tan triste que hasta los ojos de Helena comenzaban a dibujar pequeñas gotas de lagrimas.
—Debió ser duro— Habló Helena con una voz consoladora— Debiste sentirte sola...
Anna abrazó con más fuerza a Helena.
—Estoy aquí para ti, no mereces ser tratada de esa manera. Una persona tan increíble merece más que esto...
—G-Gra...Gracias...
Un peso menos de encima, eso fue lo que sintió Anna, ese abrazo tan cálido de Helena le regresó las fuerzas, la hacía sentir como en casa, como cuando abraza a su mamá o a su papá, tan protegida y sin miedo a nada.
Era extraño para ella, era la primera vez que hacía esto, la primera vez que le lloraba a alguien de esta manera, solo sus padres han sido los únicos que han visto las lágrimas de Anna y ahora... Helena era testigo de que Anna era una simple chica más, una chica de emociones fuertes y que llora ante todo.
—Perdona que te haga pasar por todo esto...— Dijo Anna, ahora calmada, pero sin dejar de abrazar a Helena.
—Está bien, de hecho me alegra, me alegra ser de las únicas personas que te han visto de esta manera. De seguro las personas que te le tienes mucha confianza te han visto así.
—Si... solo han sido mis padres— Agregó Anna.
—¿Entonces eso me hace la primera?— Soltó una alegre risa Helena— Me siento tan afortunada.
—Ni lo digas, espero que no vuelva a pasar...
—¿Por qué?— Helena detuvo a Anna— Pero quiero verte más así.
—¿Eh? Pero yo no quiero convertirme en una llorona.
—Conviértete en mi llorona.
—¿Qué dices?— Anna mostró una alegre carcajada— Entonces ¿eso también te hace ser mi llorona?.
—No lo creo...— Helena recordó cuando lloró frente a todos para defender a Anna— Ya lloré frente a muchas personas...
—Es cierto...— Anna se separó del abrazo de Helena y le miró fijamente— Entonces ¡serás mi abrazadora!
—¿En serio? dices muchas tonterías— Rio Helena— Pero si eso es lo que quieres lo haré. Ni mi madre o mi antiguo novio daban abrazos tan apasionados como tú.
—Ni lo digas...— Fingió una risa Anna, al escuchar las palabras "Antiguo novio" de Helena la hizo sentir curiosa y celosa al respecto— Pero gracias Helena... por estar conmigo...
Al final Anna decidió no hablar al respecto, no quería romper este lindo momento con lo que parecía ser ahora su mejor amiga. Por lo que dejó los asuntos triviales para otra ocasión.
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Al siguiente día el entorno de Anna había cambiado bastante, ese aura tan sofocante que sentía se había aclarado, tan solo esas críticas habían desaparecido, como si hubiera sido magia.
Con solo recordar lo que hizo ayer Helena frente a todos la hizo sonreír, ese simple acto había cambiado radicalmente la opinión de Anna frente a muchos, como si hubiera sido un efecto de bola de nieve y, no solo eso, parecía que los demás profesores habían ayudado a cambiar esa opinión de Anna.
—¡Anna!— Llamó Helena a Anna desde su asiento— ¡Buenos días!
Anna que estaba acostumbrada a solo llegar a su salón de clases y sentarse, sin saludar a nadie, esto la había sorprendido. Los saludos de Helena eran normales, pero al lado de Helena estaba su prima Jessica, también sacudiendo su mano, saludando a Anna.
La chica rubia agitó su mano, dándoles un saludo con una sonrisa desde su asiento. Es como si este fuera su nuevo comienzo, una vida normal con amigas, una vida corriente como la de un estudiante y una vida monótona como la de un ser humano.
Las clases habían comenzado y como era común Anna prestó atención a las explicaciones de los profesores que enseñaban durante la larga jornada.
En seis horas la jornada había terminado y un pequeño descanso se apreciaba para la espalda de Anna, que con un poco de fuerza, estiró sus brazos hacia arriba, sonando un traqueteo en su espalda, como si su espalda hubiera sido destruida, aunque solo estaba exagerando.
—¿Estás libre, Helena?— Preguntó Anna a Helena quien seguía en su asiento, tomando unas notas.
—¿Eh?...— Helena se sorprende ante tal proposición— Si... lo estoy.
—Ya veo ¿Me permites un poco de tu tiempo?— Propuso Anna con una sonrisa.
Helena detuvo su lápiz y pensó en lo que debía hacer <<Pasar un rato con Anna>> o <<Terminar la tarea>>, Helena frunció su ceño, sin que Anna le viera y decidió al instante.
—Emm, si... si tengo tiempo...
—¿En serio?— Los ojos de Anna brillaron— ¿Quieres ir al club de literatura?.
—Si, claro, vamos— Dijo Helena, cerrando su cuaderno de un suspiro y preocupada por sus futuras calificaciones.
Anna dio un leve vistazo a su alrededor, asegurándose que nadie estuviera en el salón de clases, para luego ver a Helena y ganar valor.
—Helena— Llamó Anna, haciendo que la viera— Sobre lo de ayer...
—¿A que te refieres?— Preguntó Helena, ahora con su mochila en su espalda y su escritorio en orden.
—Dije que ibas a ser mi... A-Abrazadora... así que...— Anna de un leve sonrojo volvió a hablar— Así que... ¿Puedo darte un abrazo?...
Helena volvió a sorprenderse, no pensó que Anna iba a tomarse esto tan en serio, hasta diria que no de la vergüenza que seria hacer eso.
—Pues... está bien...
Helena afirmó y Anna al instante levantó sus brazos y los rodeó alrededor del cuello de Helena, dándole un abrazo de oso. Como ambas eran iguales de estatura era facil para Anna darle un abrazo como ese.
—¿No te gusta que te mimen?— Soltó una carcajada Helena para ocultar su vergüenza.
—No lo sé, comprueba acariciándome.
Ese atrevimiento de Anna no hacía más que avergonzar a Helena y, como si fueran órdenes, Helena acarició el cabello rubio de Anna, pareciendo como si ronroneara como un gato.
—Yo también quiero, no me dejes todo el trabajo— Dijo Helena, con ansias de sentir el mismo afecto.
Anna sin vergüenza alguna comenzó a acariciar el castaño cabello de Helena, unas caricias suaves y gentiles, algo que le hacia sentir a gusto a Helena, se sentía tan cómoda y mimada que le generaban tanta vergüenza, como si nunca quisiera que Anna parara de acariciarla.
<<¿Esto no es un poco raro?>> Pensó Helena <<¿Qué pensarán los que nos vieran ahora mismo?>>.
Como si fuera un mal presagio, esas palabras de Helena invocaron a una persona, que las veía, tan asqueada y perturbada de que su prima estuviera tan excitada con tales acciones.
—De verdad que se llevan muy bien— Intervino Jessica, con un entrecejo fruncido— ¿No es mejor hacerlo en privado? Pueden ser novias, pero es mejor que respeten los lugares públicos...
Helena abrió sus ojos de par en par y su rostro se convirtió en un rojo vivo, demostrando esa mortal vergüenza.
—¡No es lo que parece!— Alzó la voz Helena, separándose al instante de Anna— Solo nos estábamos dando un abrazo entre amigas... no tiene nada de raro... ¿Verdad, Anna?.
—Nunca me das un abrazo— Interrumpió Jessica.
—Es que es vergonzoso...
—¿No te importa hacerlo con Anna y si conmigo? ¿Son novias?— Sin pelos en la lengua, Jessica interrogó a Helena, abrumándola.
—Helena es solo mía— Intervino Anna, con una sonrisa malévola— Así que es normal que lo haga.
—¿Desde cuando es tuya?— Con una voz arrogante, Jessica miró con recelo a Anna.
—Es un secreto, además, ni te imaginas de las cosas que hemos hecho— Ahora esa sonrisa malévola de Anna fue para Helena— Desde ese día... Desde ese día solo hemos hecho cosas que nadie se imagina.
Anna llevó su dedo índice al labio de Helena, tocando esos labios suaves y hermosos de Helena, llevando la actuación de Anna a otro nivel.
Con solo esa acción Jessica se llevó una mala impresión <<¿Hasta que punto han llegado estas chicas?>> Era lo que pensaba Jessica, ideas de besos, abrazos, dormir juntas y hasta otras cosas....
—¡Anna!— Gritó Helena con vergüenza— No hemos hecho nada de eso...
Helena dio unos pasos hacia atrás y se cubrió sus labios con su mano, para luego salir del salón de clases con pasos rápidos, dejando a solas a Jessica y Anna.
—Era... broma...— Dijo Anna hacia el aire.
—Eres aterradora— Opinó Jessica con un pesado suspiro— Pero me agradas, deberías acompañarme a darle una paliza a esas chicas de natación.
—Cuando quieras las destruimos— Sonrió Anna.
—Tan aterradora como desde el primer día— Sonrió Jessica, acercando su mano hacia Anna— Soy la prima de Helena, Jessica, espero que cuides de mi.
—Será un placer— Apretó la mano de Jessica.
###
—Perdóname Helena— Anna seguía desde atrás a la malhumorada Helena— No lo volveré a hacer...
—Una disculpa no basta— Reprochó Helena, caminando con dirección al club de Literatura.
—¿No? Entonces te daré lo que quieras; te haré el almuerzo, te daré un abrazo, te haré la tarea— Anna dio opciones, pero ninguna convencía a Helena— Helena... Te invitaré a mi casa o te daré un beso todos los días... pero Helena...
—Eso no está tan mal...— Susurró Helena— Invítame a tu casa y veamos si eres capaz de darme un beso cada día— Sonrió Helena, con malas intenciones.
—Claro, si con eso me perdonas— También sonrió Anna.
—Pero solo no vuelvas a decir cosas como esas, Jessica malinterpreta las cosas de muy mala manera.
—Muy bien, muy bien, no lo haré frente a ella.
—Ni frente a nadie más... es vergonzoso...— Terminó Helena, sonrojada y frente a la biblioteca, donde estaba el club de Literatura— Busquemos a Mary.
Anna asintió abrazando el brazo de Helena, haciéndola suspirar por lo atrevida y poco consciente de las miradas que decaían en ellas por esa cercanía.
Las dos chicas caminaron un poco por la amplia biblioteca, era tan espaciosa que el rústico olor de los libros fácilmente deleitaba las narices de los presentes, sin olvidar que la biblioteca tenía una estructura de dos pisos, con solo verla parecía como si hubiera de todo, hasta como si hubiera libros de la vida misma, de esos misterios y preguntas que nunca podemos resolver por nosotros mismos como humanos.
—Disculpa— Anna le habló a una chica con lentes ovalados que estaba sentada en la recepción de la Biblioteca—¿Sabes dónde está el Club de Literatura?.
—¿Están interesadas en unirse?— Preguntó la chica de lentes.
—No, no, solo venimos a darle un vistazo— Respondió Helena.
—Ah, espero que les guste— La chica señaló con su índice una puerta que estaba cerca de la salida de la biblioteca— Allí está el club, pueden hablar con el encargado.
—Gracias— Hablaron Anna y Helena al unísono.
Anna sin despegarse de Helena, continuaron hasta donde les habían señalado y empujaron la puerta y en el interior de la sala del club de Literatura les sorprendió.
Les sorprendió por la cantidad de posters de autores de libros que estaban por toda la sala, desde autores contemporáneos y figuras históricas de la época de cristo, hasta autores actuales.
Un chico regordete y con amplios anteojos soltó su libro al ver a Anna y Helena en la puerta de la sala y se levantó rápidamente, acercándose a ellas. En la sala habían 5 personas, entre ellas estaba Mary, con un libro en sus manos y tan concentrada que no se había dado cuenta de las presencia de sus amigas.
—Hola chicas ¿Vienen a ver el club?— Preguntó el Chico regordete, nervioso y ansioso por reclutarlas.
—Así es— Respondió Helena.
—¡Qué maravilla! pasen, pasen— El chico abrió al completo la puerta y las dos entraron— Como ven la pasamos leyendo, bueno, de eso trata el club.
El chico regordete rio ante sus palabras, algo que no les generó gracia a las dos chicas.
—Déjate de mentiras— Intervino una chica con un largo cabello tinturado de rubio y con su celular en la mano— Aquí hacemos lo que se nos antoje, de hecho, muy pocos ni siquiera son amantes de la lectura, solo estamos aquí para perder el tiempo.
—¡Oye!— Gruñó el chico, haciendo rebotar la papada de su cuello.
—Solo digo la verdad— Dijo la chica, volviendo a llevar sus ojos hacia su celular.
Ante el escándalo Mary hacía separado sus ojos de su lectura y al ver a sus amigas se levantó de su asiento, mostrando esa pequeña y encantadora sonrisa.
—Hola Anna y Helena, no pensé que vendrían— Saludó Mary.
Anna juntó sus manos con la de Mary, dándose un saludo cariñoso con un abrazo y con Helena tan solo la saludó con su mano.
—¿De verdad siempre es así el club?— Le susurró Anna a Mary, agachándose hasta su oreja.
—Si... siempre son así...
—Mary— Intervino el chico regordete— Dile a tus amigas cosas buenas del club.
—¿Eh? pues... no sé...— Mary con timidez intentó pensar en algo bueno del club— Hay muchos libros...
El chico regordete decayó ante las palabras de Mary.
—Perdona... es que no sé— Se disculpó Mary al instante.
De los presentes, un chico alto y guapo, con un frondoso cabello negro que ocultaba sus ojos también soltó su libro y miró a las chicas.
—Hacemos eventos y varias actividades, pueden no estar centradas en la diversión como lo hacen otros clubes, pero se aprende bastante. Sin olvidar que la escuela nos lleva a ciertos eventos artísticos y allí podemos conocer a artistas famosos— Terminó el chico de cabello negro.
—Como es de esperarse del Vice representante— Elogió el chico regordete— Así que ¿Quieren unirse?.
Una propuesta bastante rápida para responder, las chicas tan solo cerraron su boca y se miraron entre ellas, podría no ser convincente unirse a este club de entre tantos clubes que hay.
Viendo el silencio, el chico de cabello negro volvió a hablar.
—No hace falta que respondan— Se levantó y se acercó hacia las chicas, entregándoles unas invitaciones— Mañana se presentará esta función de Ballet, también irán los clubes de baile, pero al finalizar la función habrán varias personas famosas en el mundo artístico, tal vez sea una oportunidad para que puedan conocer a artistas famosos.
Anna y Helena recibieron la invitación y le dieron un vistazo, vieron la función de la obra que era por la tarde y los participantes, algo que convenció al instante a Anna, que tanto amaba el Ballet.
—Iremos— Dijo Anna con motivación, perturbando a Helena que estaba con pocas ganas de ir.
—Decidido, nos encontraremos aquí en la biblioteca; un bus nos llevará al teatro.
El chico se dio la vuelta y volvió a sentarse en su silla, volviendo a levantar su libro; La divina comedia de Dante Alighieri.
—Bueno, espero que puedan disfrutar mañana— Dijo el chico regordete, retirándose de la sala del club al sentirse humillado por su incompetencia.
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