Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🔥8🔥

Su mano la llevó a mi pantalón y lo apretó, no pude evitar soltar un quejido.

—¿Está así por mí? — preguntó frotándolo.

—Sí, tú lo pones así.

—Que romántico eres.

—¿Verdad que sí?

Sonrió. 

—¿Tú quieres hacerlo? 

Me sentí algo incómodo con su pregunta. 

—¿Tú quieres?

Su teléfono sonó y ella se sentó en la cama.

—¿No me digas que es ese idiota?

—¿Sí? —respondió la llamada y me molesté—. Está bien, iré para allá— colgó la llamada y fue mi oportunidad.

—Tú no vas a ninguna parte, Arianna.

—Tú no decides eso.

Esa rabia de imaginar que él la estaría esperando se me subió a la cabeza. La empujé contra la cama y subí sobre ella.

—Tú eres mi esposa y tu deber es estar con tu marido, no con ese tipo. Además, dijiste que te quedarías conmigo.

—Salte de encima de mí— trató de empujarme y le agarré ambas manos, poniéndolas por encima de su cabeza—. ¿Qué es lo que te sucede? ¿Por qué te estás comportando así?

—No soporto la idea de que vayas a ir a verte con ese tipo. Tú eres mi mujer y tú lugar está al lado mío.

—Eso suena muy comprometedor, ¿lo sabías?

—Tómalo como quieras, pero te vas a quedar conmigo.

—¿De cuándo acá los pájaros le tiran a las escopetas?

—Desde que me provocaste y me dejaste con ganas.

—¿Por eso quieres que me quede?

—En parte. Quiero que te quedes conmigo para hacerte mía y para que mañana amanezcas al lado mío. ¿Es mucho pedir?

—¿Por qué quieres despertar conmigo? 

Reí al darme cuenta que lo que le llamó la atención fue eso último que dije.

—¿No te gustaría?

—Deja de mirarme así— desvió la mirada.

—¿Así cómo?

—Como si estuvieras esperando un descuido para aprovecharte de mí.

—No te voy a mentir, eso estoy esperando.

—Te has vuelto muy obvio.

—¿Te vas a quedar o debo obligarte?

—Eso suena muy interesante.

—Lo sé—miré su blusa y me di cuenta de que sus pezones se marcaban.

—Así que no tienes sostén. ¿Lo hiciste intencionalmente?

Acerqué mi boca y lo chupé por encima de la blusa, Arianna soltó un gemido involuntario y sonreí.

—Bruce… — gimió.

—No pensé que escucharte decir mi nombre, me iba a producir tanto. Quiero que lo digas una y otra vez. 

Su voz entrecortada se escuchaba muy sensual y sexi.

Acerqué mi boca a su otro pezón y lo chupé, la vi entrecerrando los ojos y rechinando los dientes. Es hermoso tenerla debajo de mí, poder ver cada expresión que hace me seduce. 

Continué haciéndolo por un tiempo, su blusa estaba húmeda con mi saliva. Solté sus manos y me quité el pantalón, me estaba sintiendo muy incómodo con mi erección. 

Aprovechando ese momento, le quité su pantalón también, junto a su ropa interior. Estaba muy húmeda y me sentía tentado a probar sus deliciosos y adictivos fluidos. Saber que estaba así por mí, lo hacía ser doblemente excitante.

Lamía y daba suaves chupones en su vagina, quería quedarme con todo de ella. Se podía notar lo sensible que estaba, sus piernas temblorosas y fuertes gemidos lo comprobaban. 

Acerqué mi dedo y lo rocé entre medio de sus labios, el sonido de humedad que emitió me calentó aún más. Adentré mi dedo suavemente en sus adentros y gimió fuerte. Quería prepararla bien, no quería lastimarla otra vez.

—Bruce… — musitó entre jadeos, acariciando mi cabeza.

Al mirarla, extendió sus manos simulando un abrazo y me acomodé entre sus piernas. 

¡Maldición! Quiero estar dentro de ella.

—Si te duele, avísame, ¿de acuerdo? 

Arianna sonrió y asintió con su cabeza.

Acomodé mi pene en su entrada y me hundí lentamente, me di cuenta que se tensó un poco. A pesar de haberlo hecho ayer, se sentía muy ajustado todavía. Creo que esto dolerá para los dos otra vez. 

Me puse nervioso porque no quería lastimarla. No sabía si empujarlo de un golpe para que pasara el dolor rápido o hacerlo lento, de igual forma, de ambas formas dolerá. 

Dicen que el trago amargo se pasa ligero. No quería avisarle lo que iba hacer porque sino se iba a tensar más, por lo que traté de ser rápido y de una estocada profunda, la penetré. 

Su expresión de dolor no me gustó para nada, ayer no fue tan doloroso como hoy. Ayer no me había dado cuenta porque fui un imbécil y ahora que sé lo que debe estar sintiendo, me hace sentir mal.

—Lo siento, Arianna— acaricié su mejilla y me acerqué a besarla.

No encontraba cómo moverme. A mí no me estaba doliendo como ayer, pero el hormigueo no dudó en aparecer. Se sentía increíble estar dentro de ella. 

Estuve por unos instantes quieto y luego comencé a moverme lentamente. Hubo un momento en que sus expresiones se volvieron más excitantes, no parecía que le estuviera doliendo tanto, así que traté de moverme un poco más y ella mordió su labio inferior; eso hizo que me descontrolara por completo. 

La besé y la intensidad en ese beso fue tanta, que un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. La humedad en ese beso y el juego de nuestras lenguas era demasiado. 

Aumenté el ritmo y la profundidad, deseando ver más de esas expresiones y grabarlas en mi maldita cabeza. Sus gemidos eran constantes y esa mirada que me daba, me hacía desearla más; quería adueñarme de todo de ella. 

Me detuve y ella seguía jadeante, quería que gimiera más para mí. Subí su pierna a mi hombro y volví a penetrarla.

—Bruce… 

Su expresión era diferente, era como si estuviera más excitada que antes. No sabía que se podía experimentar tanto placer haciendo esto; era como si pudiera alcanzar el mismísimo paraíso. No podía hacerlo tan rápido o sin duda me hubiera corrido al instante.

—Detente, Bruce— su rostro se veía rojo y su respiración estaba muy agitada.

—¿Te estoy lastimando?

—No, se siente extraño.

—¿Qué se siente extraño?

Al ver sus piernas temblando y sus manos apretando la sábana, no sentía ganas de detenerme; quería verla así por más tiempo. 

Sus gemidos fueron más fuertes y sus temblores también, sentí una presión y humedad tan fuerte que casi termino en ese remoto instante. 

Ella cerró los ojos y apretó más la sábana, eso se sintió sumamente increíble.

—¿Acabas de...? 

Su cuerpo seguía temblando, al darme cuenta de lo que pudo haber sido, fue como si esa parte malvada se hubiera apoderado de mí. Se escuchaban esos sonidos de humedad y su interior se sentía más caliente y palpitante.

Puso su mano en mi abdomen, pidiendo que me detuviera y bajé su pierna, para acomodarme entre ellas. 

—¿Acabas de tener un orgasmo, Ariannita? No pensé que eso podía ser posible. Deberías hacerlo más, se sintió increíble.

—Cállate, pervertido— se tapó la cara, y reí por lo tierna que se veía.

En cada estocada profunda que daba, su cuerpo se estremecía. Entrelacé mis manos con las suyas y acerqué mi boca a su cuello para besarlo. 

Arianna me gusta mucho; cada segundo que pasa, me gusta más. Quiero hacerla mía, solo mía. 

Robé sus labios nuevamente, necesitaba probarlos otra vez; esa suavidad e intensidad en ellos me vuelven loco.

—Ya no puedo más— musité entre jadeos.

—No te vengas dentro de mí, Bruce— me pidió jadeante.

—¿Por qué?

—Sabes muy bien lo que puede pasar.

—¿Qué puede pasar? —arqueé una ceja y sonreí, esperando su respuesta. 

Ella desvió la mirada otra vez y no pude evitar soltar una risita traviesa.

—Dime, ¿qué puede pasar? 

Se quedó en silencio unos instantes y luego habló.

—Me puedes embarazar, Bruce.

—¿No te gustaría tener un hijo conmigo?

—No seas idiota.

—¿No te gustaría?

—Ni siquiera somos pareja, no sabes ni lo que sientes por mí, ¿y estás pensando en un hijo?

—Eres mi esposa y sí me gustaría tener uno.

—Has perdido la cabeza. Estás pensando con la calentura solamente. 

—Sí, tú me has hecho perder la cabeza y desearte mucho.

—Deja de decir esas tonterías — giró su rostro para otro lado y sonreí.

—Por más que gires la cara para no mirarme, no hay forma de que evites que vea esa expresión de vergüenza. ¿Mueres por decir que sí?

—¡Cállate!

—Si no me respondes la pregunta, terminaré haciéndolo.

—Bruce…

—Dilo. Quiero oírlo de tu dulce boca. Llevas muchos años enamorada de mí y estoy seguro que en algún momento pensaste en eso. ¿Me equivoco?

—No digas más, por favor.

—Te ves más hermosa cuando te avergüenzas. Responde con sinceridad.

Luego de unos instantes en silencio me miró.

—Sí, quisiera algún día tener un bebé contigo.

Eso sonó tan bien que ese hormigueo regresó. Por dentro me sentía feliz por lo que dijo, no podía creer que realmente ella deseaba eso conmigo. Si en esta vida voy a tener un hijo, quiero que sea con ella; ella es la indicada para tener a mi bebé. 

Su amor siempre fue incondicional, me ha apoyado en todo, me ha aceptado tal y como soy, aún con lo idiota y todo lo que la he hecho sufrir sin querer, ella ha estado ahí; incluso ahora, sus ojos solo me ven a mí y siempre ha sido así; desde pequeños, hasta ahora. 

Fui un pobre ciego que no me había dado cuenta de la mujer maravillosa que tenía a mi lado todo este tiempo y creo que es el momento de demostrarle lo importante que es para mí. ¿Y qué mejor forma que esta? 

Aceleré mis movimientos y sin darme cuenta, dejé escapar lo que estaba guardando para mí todo este tiempo.

—Te quiero, Arianna— me corrí en lo más profundo de ella y la besé, robando cualquier palabra que pudiera añadir. 

Esa palabra salió tan natural que incluso ni yo mismo creía que realmente la había dicho.

Arianna se quedó sorprendida y vi una ligera lágrima deslizarse por su mejilla. Nunca la había visto llorar y verla así hizo que me sintiera mal. 

—Lo siento. ¿Dije algo que no debía?

—Esperar veintiún años valió la pena— su rostro se llenó de lágrimas y se tapó la cara.

No sabía qué decir o hacer, me hizo sentir triste verla así. 

Recosté mi cabeza sobre su pecho, no quería que se diera cuenta de que una lágrima estaba asomada en mis ojos. No sé por qué me dolió tanto verla llorar, quizás es porque sé que fui yo el causante.

—Perdóname por no haberme dado cuenta antes. Te juro que de ahora en adelante te haré feliz.

Arianna secó sus lágrimas y sentí sus manos acariciando mi cabeza, al mirarla, sus ojos se veían algo rojos.

—No quiero verte más así, ¿de acuerdo?— le dije, a lo que asintió con su cabeza y sonrió—. Eres muy hermosa—acaricié su mejilla y cerró los ojos respondiendo a mi caricia. 

Al ver su ternura, no pude evitar sentir esas inmensas ganas de besarla.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro