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Sentir lastima por la persona que le había arrebatado a las personas que más quería no era algo que estuviera en sus planes y no estaba preparada mentalmente para eso.

Odiaba sentirse así. Volvió a mirar la sangre que manchaba su vestido, apenas habían sido unas gotas pero ya eran suficientes para desencadenar los recuerdos.

La imagen de el bulto debajo de una sábana blanca en la parte trasera de una carroza que era utilizada para la carga de heno regresó como un destello a su memoria.

Ese día celebrarían el cumpleaños de Haneul, Hoseok y Seokjin habían planeado una pequeña sorpresa para ella y no podía estar más que emocionada por averiguar qué era lo que el dúo se traía entre manos.

Su hermano había salido muy temprano hacía un pueblo cercano, antes de despedirlo le advirtió lo peligroso que eran esos senderos. Muchas curvas estrechas y rocosas para su gusto, el pequeño abismo junto el camino lo empeoraba todo y hacia que Haneul se estresara de solo pensar en el.

Sabía que Hoseok amaba galopar con Mang por esos rumbos, le encantaba desafiar el peligro. Algo que habia ido disminuyendo tras la muerte de Siyeon.

—No te preocupes Hani, está vez me llevo Gukmul. Sabes lo tranquilo que es por esos caminos. — Besó la nariz de su hermana, antes de sonreírle dejando al descubierto los pequeños hoyuelos que tanto envidiaba, se subió sobre Gukmul que relinchó feliz de ser el escogido y la miró por última vez. —Dile a Mamá que deje de ser tan estricta con su dieta porque voy a traerle unos de esos pasteles que tanto le gustan y por favor espera a Jinnie.

—No puedo tomarte en serio cuando lo llamas asi.

—No espero que lo hagas.. — Tomó las riendas de Gukmul y se alejó. Haneul se mordió el labio tratando de ignorar la incertidumbre que la mirada sería de su hermano le había dejado.

Con esa incomodidad en la boca del estómago entró a la casa encontrándose con la expresión molesta de su madre.

—Tu hermano ha vuelto a salir para tu dichosa sorpresa de cumpleaños, espero que llegue temprano.— La miró de los pies en la cabeza asintiendo ante la elección de vestido. —Sabes que tenemos una cena importante con los Kim y demás familias nobles en tu honor, por tu bien espero que lo que sea que tú hermano y su amigo hayan preparado para ti terminé antes del atardecer Haneul.

Haneul trató de no rodar los ojos y asintió sin ganas. —Cómo digas madre, Hoseok dijo que compraría uno de los pasteles de manzana que tanto te gustan.

La señora Jung extendió la mano hacia ella y la sacudió. —El sabe que estoy tratando de verme más joven y hermosa, las cosas dulces solo van a hacerme ver hinchada y no puedo permitir verme así en la cena.

Está vez Haneul resopló con molestia. —¿Quién te dijo eso madre?

—La señora Kim por supuesto, su belleza es suficiente prueba para demostrarlo

—Bueno no pienso dejar que se desperdicie, así que me lo comeré yo.

Haneul pasó junto a su madre para dirigirse a la tranquilidad de la biblioteca antes de que ella volviera hablar.

—Alto ahí señorita, si yo tengo que cuidar mi apariencia tu también. No puedo permitir que descuides tu belleza ahora, no cuando aún sigues siendo una mujer soltera.

—Madre estoy comprometida con Hyunsok. ¿No es suficiente para ti?— Haneul respondió con cansancio.

—Hasta que no estés casada con él no es nada seguro, por eso tengo que asegurarme que sigas igual de hermosa. Mientras yo siga viva, Hyunsok no va a perder el interés en ti, no lo perm-

—¡Buenos días señora Jung!

Ambas giraron en dirección del origen de la voz. —¿Seokjin?

—Lamento la interrupción mi señora pero tengo un asunto pendiente con Haneul. —El hombre alto sonrió desde la puerta, su presencia era lo suficientemente confiada para hacer que la señora Jung suspirara y los dejara solos en la habitación. Cuándo se cercioro que nadie más estuviera cerca se acercó a Haneul que lo miraba con una sonrisa, sabía que Seokjin estaba emocionado por celebrar su cumpleaños. —Ahora que estamos solos creo que podemos hablar como se debe cariño.

Haneul se sorprendió cuando el hombre utilizó un apodo cariñoso en un lugar donde estaban expuestos a tantas personas.

—Seokjin sabes que no pue— no se percató de como el hombre con tan solo dos pasos se había acercado a ella tan rápido tomando sus mejillas, antes de que pudiera decir algo su boca contra la de ella interrumpió el regaño que estaba por soltarle, la calidez y suavidad que los carnosos labios de Seokjin le brindaron hicieron que le temblasen las piernas como si fuera la primera vez.

Antes de que siquiera pensara en los riesgos, una pequeña chispa de emoción recorrió su cuerpo y por un momento pensó que su corazón podría salirse de su pecho. Sabía que podían ser descubiertos por cualquier sirviente, o incluso algunos de sus padres. Pero en ese momento nada más importaba, sin miedo colocó sus manos sobre las de él y devolvió el beso con el mismo fervor.

No podía pensar cuando lo único que ella podía hacer en ese momento era sentir y dejar que su cuerpo respondiera.

Tampoco podía describir lo bien que se sentía la presión y el movimiento de sus labios contra los de ella. Sentir sus grandes manos sostener su rostro. Los pulgares que amorosamente acariciaban sus mejillas solo podían llevarla a sentirse más eufórica que nunca y el cosquilleo que dejaban en su piel solo lo hacían más emocionante.

Llevaba una semana sin verlo, no había podido dejar su casa porque su madre quería que fuera parte de los preparativos de la cena y Seokjin tampoco la había visitado porque había estado ocupado en una expedición con las fuerzas militares del rey.

Seokjin

Una de las manos de Seokjin sostuvo su muñeca y bajó lentamente hasta el codo. Dibujo figuras invisibles con la yema de sus dedos por todo su brazo hasta llegar al hombro, dónde dejó que estos volvieran a bajar está vez por su espalda hasta llegar a su cintura, dónde dejó que su mano se asentará.

El sabor a vino que saboreó en cuanto sus lenguas se tocaron la hizo fruncir el ceño y separarse por un momento del beso. —¿Has bebido?

Seokjin arrugó la nariz por la falta de contacto pero asintió.

—Pude regresar sano y salvo de una cata de vinos a la que acompañe a varios compañeros del ejército por invitación del viejo comandante Jeon— hizo un puchero cuando ella retrocedió ante su intento de volver a besarla y suspiró ante la pregunta en sus ojos— Parece que el comandante quiere nombrar a Jungkook como su sucesor, pero él parece no estar muy contento con la idea, hablaré con el más tarde pero por ahora solo quiero concentrarme en ti. ¿De acuerdo cariño?

Las párpados de Seokjin estaban bajos, sus largas pestañas casi tocaban sus suaves mejillas. Sus ojos marrones dirigidos únicamente a los labios húmedos de Haneul, la mano que estaba su cintura le transmitía calidez y su bonita nariz acarició su mejilla haciendo que ella cerrará los ojos. Fallidamente trató de ignorar la forma en la que se había derretido ante esa mirada y solo pudo morderse el labio antes de llevar sus manos tras la cabeza de Seokjin y tirarlo hacía ella dejando que sus labios chocaran con pasión.

Se separo de él cuando necesitó oxígeno, pero el no se alejó de ella. El aliento de ambos se mezclaba entre respiraciones agitadas y sus narices se tocaban mientras ambos compartían ese momento tan íntimo en un lugar que no era el más discreto.

Unos pasos hicieron que ambos se separaran dejando un espacio decente entre ellos, ella rápidamente limpió sus labios y sacudió el polvo inexistente de la falda de su vestido en un intento de disimular lo que acababa de ocurrir.

Regañó en voz baja a Seokjin cuando no hizo nada para arreglar su aspecto y el solo gimió como si fuera un niño pequeño antes de peinar un poco su cabello y lamerse los labios en un intento de borrar la prueba de sus actos.

Una criada joven entró en el recibidor y con timidez los miró a ambos, Seokjin tosió cuando se dio cuenta que sus pantalones estaban más apretados y giró su cuerpo dándole la espalda a la empleada, tratando de fingir que admiraba un jarrón común y corriente. —Señorita Haneul, Señor Kim, el tentempié está listo para ser servido.

—¿Tentempié?

—Si señorita, su madre ordenó preparar el té para la visita y se disculpa por no poder atenderlo como es debido señor Kim.—Seokjin asintió aún de espaldas —¿Dónde desean tomarlo?

Haneul miró a Seokjin quien seguía dándole la espalda con el ceño fruncido antes de juntar 2+2 y darse cuenta de lo que estaba pasando. La situación de Seokjin la puso mucho más nerviosa y tratando de desviar la atención de su amante se acercó a la empleada—¿Madre no va a acompañarnos?

La pequeña mujer negó con la cabeza. —Un pequeño malestar del que le pide no preocuparse señorita, así que no los podrá acompañar hasta que se sienta mejor.

Haneul se preocupó por su madre pero más le preocupaba que alguien viera a Seokjin de esa forma, lo mejor que podía hacer era ganar tiempo.

—Vamos a tomarlo el té en el jardín trasero y creo que al señor Kim le encantaría probar una de tus deliciosas galletas de miel, gracias Rissia.

—Como guste señorita. 

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