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Capítulo 40 🎤

Lautaro y Gaby llegaron juntos a la casa cerca de las diez, estaban exhaustos, habían hecho el amor toda la noche una y otra vez. Era sábado y ella pensaba pasar el fin de semana con ellos, los dos se encontraban felices y de alguna manera animados. El futuro resultaba incierto, las clases acabarían pronto y la gira daría inicio, pero ambos decidieron obviar aquellos temas mientras se acostumbraban a la nueva verdad que existía entre ellos.

—¿Pasaron bien? —preguntó Alicia mientras desayunaban.

—Sí... —respondió Gaby.

—¿A dónde fuiste anoche? ¿Qué quería Lala? —quiso saber.

Lautaro y Gaby se miraron en busca de alguna respuesta.

—Me pidió que le hiciera el favor de cubrir al tecladista de su amiga en una boda —explicó—. La verdad es que fue una velada interesante...

—¿Sí? ¿Y tú? —preguntó a Gaby—, pensé que ibas a trabajar...

—Sí, bueno, al final no terminé tan tarde y regresé junto a Lala y Lautaro.

—Ya... —dijo Alicia mirándolos porque notaba algo extraño en ellos, pero no podía descifrarlo.

Pilar despertó y aún somnolienta los acompañó en la mesa.

—¿Quieres cereales de chocolate? —preguntó Gaby que se levantó para acercarle lo que pudiera necesitar—. El otro día compré tus favoritos —añadió.

—La señora de la tienda dijo que ya no los traerían —dijo Pili con una sonrisa mientras Gaby le acercaba el tazón.

—Pero yo los conseguí en Reyes —añadió y sacó la caja de la alacena donde Lautaro guardaba las cosas.

Él no pudo evitar experimentar una fuerte emoción al ver la manera en que Gaby actuaba con Pili y lo mucho que se preocupaba por ella.

—Pilar les quiere contar sus ideas para su cumpleaños —dijo Alicia con una sonrisa divertida.

—¿De qué tema será? ¿Unicornios? ¿Ponys? —inquirió Lautaro.

—No quiero una fiesta —exclamó—, quiero una entrada para el concierto de Ágatha en Reyes, pero quiero esa que es para conocerla —afirmó.

Lautaro casi escupe el café que acababa de tomar y luego miró a Gaby en busca de ayuda, no sabía qué decirle.

—Bueno... —continuó la pequeña—, en realidad me gustaría que fuéramos todos a Reyes ese fin de semana a verla, yo la conocería y le contaría que es mi cumpleaños y ella me felicitará y... después del concierto podríamos quedarnos a dormir allá y al día siguiente pasear por la ciudad o ir a algún parque...

—Yo... bueno, ¿cuándo es ese concierto? —inquirió Lautaro.

—¡Es el día de mi cumpleaños! —exclamó ella con emoción—. ¿No es genial?

—¿El 24 de noviembre es tu cumpleaños? —inquirió Gaby.

—Sí... ¿cómo sabes que ese día es el concierto? —preguntó—. Es el que abrirá la gira... tienes que conseguir la entrada ahora o nos quedaremos sin entradas —añadió con desespero a su padre—. ¿Tienes dinero para comprarla?

—La conseguiremos —prometió Lautaro—, pero no sé si podrás verla... ya veremos —afirmó.

—¿Por qué? —quiso saber la pequeña.

—Esa entrada es más costosa... ya sabes... —dijo él y miró a Gaby consciente de que ese no era el motivo.

—Yo me encargaré de ese fin de semana en Reyes —agregó Gaby—, ¿qué te parece si nos hospedamos en el hotel Aqcua? Tiene unos toboganes gigantes de agua en los cuales estoy segura de que te divertirás...

—No es necesario... —interrumpió Lautaro.

—Déjame hacerle a mi niña el regalo que yo desee —susurró ella y colocó una mano sobre la de su novio, Lautaro asintió—. ¿Te gusta la idea? —inquirió y miró a Pilar.

Ella la observó y asintió con dulzura.

—Será un fin de semana fantástico —prometió Gaby.

En ese momento, el abuelo entró a la cocina con su periódico, se sentó en su sitio y luego de saludar a todos y servirse café comenzó a sacar los clasificados, la sección de deportes y la de espectáculos del periódico para dejarlos sobre la mesa.

Como era costumbre, Lautaro agarró la sección de deportes y Pili la de espectáculos. Entonces emitió un pequeño chillido de asombro y luego miró a su padre.

—¿Papi? ¿Conociste a Ágatha?

Gaby comprendió de inmediato lo que sucedía al ver su foto gigante en la primera plana de la sección de espectáculos, ella tenía una mano sobre el hombro de Lautaro y ambos se miraban como si estuviesen hechizados. El titular decía: "La cantante Ágatha deslumbró anoche con una actuación íntima para el matrimonio Dubois-Gallego".

—¿Me prestas eso? —inquirió Gaby.

—¡Léelo en voz alta! —pidió la niña.

Gaby asintió nerviosa.

—La cantante Ágatha actuó como regalo del tío de la novia, estuvo acompañada de un pianista al que presentó como Lautaro, pero que no forma parte de su staff habitual, dijo que lo conoció hace un tiempo en una esquina donde lo escuchó tocar por primera vez, pero no pudo acercarse pues no estaba con el disfraz que acostumbra a llevar en sus actuaciones.

Alicia frunció el ceño confundida.

—La cantante deleitó con el desparpajo de siempre y con esa voz tan única que tiene, según comentó, el muchacho que la acompañaba era un reemplazo para Pablo Sánchez, el tecladista de su banda, que sufrió un accidente en la ruta 45 cuando iba de camino a Caya.

Gaby se detuvo ante aquella información y tragó saliva.

—¿Qué más dice? —preguntó Pili volviéndola a la realidad.

—Ágatha mencionó que nunca habían tocado juntos por lo que pidió al público que tuvieran consideración, sin embargo, la química que surgió en el escenario fue magnífica y no faltaron algunos comentarios que aseguraban que el tal Lautaro debe tener algo con la cantante, sobre todo tras la canción final, en la cual las miradas que se cruzaron no pasaron desapercibidas para los más fanáticos.

Gaby suspiró.

—¿Papi? —preguntó Pili—. ¿Era ella la amiga de Lala a la que fuiste a ayudar ayer?

—Sí... —respondió él sin más palabras.

—¿La conociste? ¿Qué significa química? ¿Es tu amiga ahora? —inquirió con entusiasmo.

Gaby salió de la cocina, no sin antes excusarse, y buscó un sitio para hacer una llamada. Alicia tomó el periódico entre las manos y miró a Lautaro con expresión confusa.

—Significa que toqué muy bien... ya sabes, gracias a ti me sabía todas sus canciones y pude seguirla —dijo él que intentaba calmar la emoción de su hija.

—¿Te dio su número? ¿Puedes llamarla para que nos de entradas para el concierto? ¿Puedes tocar con ella ese día?

—Pili, las cosas no funcionan así... solo fue una casualidad, si hubiese sabido que se trataba de ella te hubiera llevado, pero no me enteré hasta llegar allí —dijo y miró a su hija y luego a su amiga, que miraba con atención la foto del periódico y permanecía inusualmente callada.

—¿Pudiste hablar con ella? —inquirió Pili.

—Sí... le dije que tú eras su fiel seguidora y me dijo que te mandaba un beso —mintió.

—¡Ágatha me mandó un beso! ¡Les mostraré esta foto a mis amigas el lunes! —dijo y le sacó el periódico a Alica para llevarlo hacia su habitación.

—¿Qué sucede? —inquirió Alicia—. Percibo algo...

—Habla con Gaby, es cosa de ella —dijo Lautaro e hizo un gesto con ambas manos—, he tenido bastante...

Alicia frunció el ceño y se levantó para buscar a su amiga por donde había salido, pero al oír que estaba al teléfono se quedó tras la puerta que daba al jardín trasero.

—¿Qué? No seas ridículo, Matías, te he salvado el pellejo. ¿Por qué no me avisaste lo de Pablo? ¡Hasta último momento no sabíamos qué hacer!

Alicia acercó más el oído.

—Tuve que pedirle ayuda porque era el único pianista que conocía en toda Caya y solo me quedaba media hora antes de la presentación. ¿Qué querías que hiciera? ¡Además, deberías agradecérmelo! El tal Pedro se acercó a nosotros y me dio su tarjeta, quiere hacer negocios, aunque no estoy segura de que te guste lo que va a proponerte —añadió y Alicia percibió algo de diversión en su voz—. En fin, solo quería saber de Pablo y si está bien no tengo nada más que decirte, cumplí con tu pedido, canté en la boda y conseguí el negocio.

Hizo un silencio en el cual Alicia la vio negar con la cabeza.

—No me importa lo que pienses de él, es mi novio y lo respetarás, tocará conmigo en la presentación del hotel dentro de dos semanas porque el tal Pedro dejó muy en claro que nos quiere a ambos, si no te gusta, suspende la actuación... a mí me da lo mismo —exclamó y luego cortó.

Alicia iba a salir de allí, pero al querer hacerlo algo cayó y Gaby se alertó tras el sonido volteándose para verla.

—¿Qué escuchaste? —quiso saber.

Alicia se acercó a ella y la miró a los ojos, entonces le tomó la mano derecha y acarició un anillo que ella tenía en el dedo anular.

—Te regalé este anillo el día que regresé a mi casa, como agradecimiento por todo lo que hiciste por mí cuando me sucedió aquello con... mi ex —zanjó y pasó su dedo por el anillo de acero quirúrgico y un enorme corazón negro.

—Lo sé, Ali —respondió Gaby confundida.

—Lo llevas siempre puesto... —añadió.

—Ajá...

—No sabía que Ágatha tuviese uno igual —dijo y la miró frunciendo el labio—, se veía en la foto, justo en la mano que posaba sobre el hombro de Lautaro...

—Vaya... —dijo Gaby al percatarse de que era un detalle que se le había pasado desapercibido.

—¿Casualidad? —inquirió Alicia y esbozó una media sonrisa.

—Ali...

—Ahora sé por qué me recordabas tanto a alguien, ¿recuerdas que te lo dije el día que nos conocimos? —inquirió—. Esa mirada... la máscara confunde bastante, ¿eh?

—No puedes decir nada... —susurró Gaby y la señaló con el dedo índice y luego suspiró—. Si esto se sale de mis manos todo será... un caos...

—¿No confías en mí? —preguntó Alicia.

—Claro que sí, tú y Lala son mis mejores amigas —dijo Gaby con una sonrisa—, pero todo está sucediendo demasiado rápido.

—¿Lautaro lo supo ayer? —quiso saber.

—Sí, en el escenario... no me quedó alternativa, pensaba decírselo de igual manera... porque él ayer fue a buscarme para decirme que me ama y...

—Sí, a tu trabajo —respondió la muchacha—, el que tanto te negaste a decirme dónde era y ahora comprendo por qué... ¿Lo montaste todo?

Gaby asintió compungida.

—Lo siento... no puedo exponerme, Ali... Ustedes dos se ganaron mi corazón, pero yo no podía decírselo.

Alicia asintió y la observó.

—¿Le dirás la verdad a Pili en su cumpleaños? ¿Ese es el plan?

—Creo que sí, aunque me da mucho miedo de que se lo comente a las amigas y la cosa se expanda... Pero merece saberlo, ella es...

—Tu niña... —repitió Alicia y la tomó de la mano.

—Lo es...

—Sé que lo entenderá y guardará tu secreto... Somos tu familia, Gaby, todos lo haremos —dijo Alicia con cariño y la muchacha suspiró.

—Son lo mejor que me ha sucedido en este tiempo, me han regresado a la vida...

Ambas quedaron en silencio por un buen rato.

—Ahora debes dejarme sacar mi lado fangirl —dijo Alicia y la observó—. ¿Soy la mejor amiga de Ágatha? —chilló con emoción mientras daba pequeños saltos.

Gabriela sonrió y la abrazó.

—Lo eres...

—¿Me firmarás los discos, los pósters y te tomarás una foto conmigo vestida de Ágatha?

—¿Sabes todos mis secretos y deseas que te firme un disco? —inquirió Gaby con diversión.

—Tú eres Gaby y Ágatha al mismo tiempo, ¿no? Pues yo soy Alicia amiga y Alicia fanática al mismo tiempo, todo depende de quién eres tú en cada momento —añadió.

—Te quiero... —dijo Gaby con ternura.

—Y yo... —respondió la muchacha y la abrazó—. ¿Lautaro lo tomó bien? —preguntó luego—. Él tiene todo ese trauma con la ex y... ¡vaya! Tú eres quien la venció en aquel concurso —dijo con diversión—. ¡El mundo es un pañuelo! —añadió.

—Me daba mucho miedo su reacción, pero creo que lo tomó bien... bueno, me encargué de hacerle algunas cosas para que el enojo menguara un poco —añadió guiñándole un ojo.

—Oh... no puedo creer que estoy al tanto de la vida sexual de mi cantante favorita —añadió y Gaby le dio un empujón.

—¡Tonta!

—Ten un poco de paciencia conmigo —añadió Alicia—. Me alegra que él no se haya enfadado...

—Aún no hemos hablado mucho, no sé cómo lo llevaremos de aquí en más... Yo tengo la gira y estaré ausente mucho tiempo, además... ayer un productor nos ofreció un disco, juntos.

—¡Vaya! ¿Eso no es genial?

—Sí, pero no sé si a Lautaro le parezca una buena idea —añadió—, y estoy segura de que, a Matías, mi representante y ex, no le resultará para nada genial. ¡Está histérico!

—¿Él sabe de él? —quiso saber.

—Sí, ha estado al pendiente de mi vida y al parecer se entera más de lo que debería...

—Oh... eso será complicado, ¿no?

—Creo que sí... pero hoy no quiero pensar en eso... quiero disfrutar de ustedes, mi familia, mis amigos... Pronto ya no tendré tanto tiempo como ahora y deseo disfrutarlo al máximo. ¿Me ayudarás a armar la sorpresa para Pili? —inquirió.

—Sí... Por cierto, ayer Pili y yo vimos una película de una niña huérfana adoptada por una mujer que tenía a varios niños adoptados en su casa... El caso es que, por la noche, ella me preguntó si qué tan difícil sería que la adoptaras...

—Ay, Pili... —dijo Gaby.

—Todo es complicado, pero sé que todo se solucionará, tarde o temprano... yo estaré aquí, siempre para ustedes —prometió Alicia.

—Y nosotros para ti, lo sabes...

—Lo sé...

—¡Mi papi conoció a Ágatha! —canurreó Pili una y otra vez desde el interior de la casa.

—Y vaya cómo la conoció —bromeó Alicia y ambas se echaron a reír.

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