Un ciego imbécil
Un ciego imbécil.
Peter.
16 de enero, 2013.
Ser el padre de una chica adolescente no es ni un poco fácil.
Detenerme en un supermercado y esperar pacientemente a que ella escoja los artículos necesarios para lidiar con sus asuntos del momento del mes de ser mujer, mientras parlotea las diferencias entre cada marca, no es nada fácil.
Si busco el lado positivo, ella no está en la sección de pruebas de embarazo.
—No puede ser tan difícil, Leah.
— ¡Sí lo es! Podría causarme irritación y luego tendrías que llevarme a un ginecólogo y entrar conmigo porque soy menor de edad y mamá está en Australia. Eso sería vergonzosos para ambos, mi vida nunca sería la misma, papá, tendrías una hija traumatizada para siempre.
—Y dramática—agrego haciéndola fruncir el ceño mientras vuelve su vista a los artículos femeninos frente a ella.
No puedo quejarme de mi hija. Leah es una chica tranquila para su edad, su madre suele preocuparse de que no haga muchos amigos y pase la mayor parte de su tiempo en casa leyendo, escuchando música o viendo películas. No es una chica muy sociable de lo cual Lisa me acusa, asegura que dejé los genes asociales en mi hija. Por mí está bien, teniendo en cuenta que paso la mayor del tiempo en otro país y no tengo oportunidad de patear los culos jóvenes de quienes intenten tocarla, ayuda que sea así de tranquila.
Ahora, eso no evita que sea una chica habladora y muy dramática con las personas que rodeamos su vida, a veces me pregunto si de casualidad ella quiere ser actriz.
Me balanceo sobre mis pies y observo mi reloj, en 3 horas debería ir a encontrarme con Andrew, es mi obligación acompañarlo hoy a su chequeo anual en el doctor, después de todo esos chicos no pueden moverse a la esquina sin llamar la atención. Pero primero debo acabar con estas compras, llevar almorzar a Leah, asegurarme de que llame a su mamá y dejarla con la hermana de Hunter.
Primero debo ser papá.
—Papá.
— ¿Dime?
— ¿Es cierto que si uso un tampón pongo en riesgo romper mi himen? Porque si no es así entonces podría solo llevar tampones.
Me atraganto con mi propia saliva horrorizado de todo esto. Quizás si pasáramos más tiempo juntos, este tipo de preguntas, no me tomarían por sorpresa. Siento mi rostro caliente.
» ¡Papá! No puedes solo morirte mientras te hago una pregunta muy importante.
—Hay pocas probabilidades de que eso suceda, pequeña—ambos nos giramos hacia la voz y ¡Oh! Hay algunas casualidades de la vida que te dejan sin aliento—. Sin embargo es recomendable que si no tienes una vida sexual activa te vayas por las tradicionales toallas sanitarias, pero no hay peligro en el tampón, aunque seguro te causará un poco de incomodidad—voltea a verme y sonríe—. Hola, Peter.
—Hola, Emma— inclino mi cabeza antes ver a Leah—. Ahí tienes tu respuesta, ahora toma lo que necesites.
—Si me irritó y nos causamos el mayor trauma de nuestras vidas yendo al ginecólogo, será tu culpa, papá.
—Nos haré una cita con el psiquiatra si eso ocurre.
—Gran consuelo, papá.
Vuelvo mi atención a la bonita rubia sonriéndole a mi hija. He cuidado de los chicos de BG.5 desde sus inicios, y muy pocas veces pude ver con frecuencia a la mamá de uno de los BG.5 más travieso, hiperactivo y ocurrente, pero fue hasta solo unos meses en el que de alguna manera Doug me hizo el cómplice de su romance, en el que he tenido oportunidad de conocer y estar cerca de Emma McQueen. Ahora entiendo totalmente el apodo de llamarla reina. Es lo que es.
Ella me observa divertida y noto que estoy siendo un poco extraño solo observando, paso una mano por mi cabello.
—Ella es mi hija Leah. Cariño, ella es Emma, la mamá de Doug.
— ¡La mamá de Doug! — dice en medio de un suspiro que me hace rodar los ojos. Suspirara por esos chicos dependiendo de la semana en la que tenga un favorito. Esta parece ser la semana del pequeño rubio—Doug es muy amable y divertido.
—Me alegra saber que está siendo amable con las chicas dulces. El rubio que parece muy dispuesto a llevarse toda la sección de dulces es mi hijo mayor, Jeremy.
Conozco al chico, pero Leah no y ella agradece a Emma por aclarárselo mientras se inviste de su común timidez hacia las personas nuevas que conoce. Arroja varias cosas a nuestro carrito de compras y se detiene a mi lado.
Emma y yo nos mantenemos en silencio observándonos. Para tener 44 años, me parece que estoy actuando como un adolescente tímido lo cual es un tanto vergonzoso a decir verdad.
— ¡Mamá! — El grito de Jeremy nos hace voltear— ¡Tienes que ver esto! Oh, Dios mío. Debemos comprarlo.
—Los niños siempre serán niños— se ríe Emma—. Fue un gusto verte y un placer conocerte Leah.
—Igualmente señora McQueen, gracias por ayudarme a escoger, papá no sabe nada sobre lo que necesita una mujer.
—Seguro no lo estaba haciendo tan mal. Que tengan una bonita tarde.
—Igualmente— digo viéndola irse, siento un pinchazo en mi costado y noto el codo de mi hija— ¿Qué?
—Podrías haber sido un poco más galán. Ya sabes, como un tigre en busca de una presa.
— ¿Por qué?
Comienzo a caminar guiando nuestro carrito mientras gracias al cielo salimos de esta sección de artículos femeninos. Leah comienza a caminar de espaldas para verme mientras habla.
—Porque la señora McQueen te gusta.
—Tonterías.
—Eso solo lo afirma— sonríe—. Te pusiste todo nervioso y raro, y tú siempre estás en control y hablas sin ver a las personas como si fueran el mismísimo sol.
»Así que pudiste decir algo más e invitarla a almorzar con nosotros— me detengo y tomo un par de paquetes de arroz—. Papá.
— ¿Si? — alzo la vista y me sorprendo de verla tan seria.
—Quiero que seas feliz. Cuando estoy en Australia, todo lo que hago es preocuparme mientras pienso que estás aquí solo. Mamá tiene a Frankie y a mí, pero tú no. Mis abuelos están en Australia al igual que mis tíos.
—Nancy y Preston están aquí.
—Sí, pero muy lejos.
—Manchester no es muy lejos. Debes estudiar un poco más de geografía.
— ¡Papá! Es en serio. Me preocupa que estés solo aquí.
—Cariño, estoy bien. Esos chicos son como unos sobrinos de los cuales cuidar, también está el resto del equipo y Max, no hay tiempo o momento para sentirse solo. No te preocupes, si fuera infeliz o me sintiera muy solo, entonces de inmediato dejaría esté trabajo.
—Bueno, sí, eso tiene sentido.
Toma cereales de colores arrojándolo al resto de nuestras compras y sonrío, es como ver a la pequeña niña de trenzas queriendo llevarse todos esos cereales llenos de dulces.
»Cuando termine en unos pocos meses la escuela quizás podría venir a vivir contigo, apliqué a unas universidades de acá.
—Solo si eso quieres cariño, sé que tu vida está en Australia, no estoy pidiéndote que lo dejes aunque me gustaría verte más que unas pocas veces al año. Toma tus decisiones por ti, no por terceros ¿De acuerdo?
—Te amo, papá.
—Y yo a ti, pero deja de meter tanto cereales. Demasiada azúcar.
Leah ríe dándome un abrazo y yo beso su frente. Es evidente que me gustaría verla más que unas pocas veces en las que puede faltar un par de semanas a clases o cuando mi trabajo me deja unos días libres para volar a Australia, pero soy sincero cuando le digo que quiero que si decide venir a vivir a Londres sea porque lo desea y no para hacerme compañía.
***
31 de enero, 2013.
— ¿Está mal extrañar a alguien que no te ama? — pregunta Andrew dejando de tocar su guitarra. Estoy asegurándome que no caiga del muro en donde está sentado. Este chico tiene a veces unos lugares muy extraños para escribir.
Algunos dirían que es el más tranquilo, pero yo que lo vi desde sus comienzos, sé muy bien que es toda una bomba de tiempo que cuando explota enloquece a todos. Sus excéntricos lugares para escribir, suele poner de los nervios a Kid y a Hunter.
—No creo que está mal. Pero está mal lastimarte por alguien que no lo merece.
— ¿No eras fan de ella, tampoco?
—Era una buena chica, pero no me gustó que pateara el corazón de uno de mis chicos.
—Sí, creo que a nadie le gustó eso. Han sido días raros, creo que me he sentido un poco solo y sabes que odio la soledad. Me enferma la idea de estar solo con luces apagadas y absoluto silencio. Solo pensé que extrañaba un poco tener a alguien a mi lado. Pero me di cuenta luego que ¿De qué me sirve tener a mi lado alguien que ama a un Andrew que no existe?
—Y entonces trepaste a este gran muro casi infartando a Kid y haciéndome venir a reemplazarlo.
—Ya sabes que me gusta escribir en lugares especiales.
—Ya lo sé.
—Además soy más divertido que Doug ¿Estabas con él, verdad?
—Sí, iba directo a almorzar con su mamá.
Y yo estaba bastante a gusto con la idea de cuidarlo, pero el chico compositor necesitaba de mí y nunca le daría la espalda a alguno de estos chicos.
—Sonreíste— dice— ¿Por qué?
—No hay nada extraño en sonreír.
—Cierto— parece meditar algo— ¿Cómo está tu hija?
—Bastante bien. Ella aplicó para un par de universidades acá y pronto le dan los resultados.
—Espero y sean buenos, siento que te quitamos mucho tiempo que podrías pasar con ella.
—No te preocupes por ello.
Se inclina hacia adelante y de inmediato sostengo la capucha de su suéter para que no caiga, él toma un profundo respiro.
—Supongo que eso estuvo cerca ¿No?
— ¿Suficiente tiempo de composición?
—Suficiente.
Se levanta y dejo de estar alerta sobre él cayendo del muro. Saca su celular y sonríe mientras parece esperar una respuesta. Me palmea el hombro.
—No estés triste, parece que estamos uniéndonos al almuerzo con Doug y la Reina. Ya sé que te encanta cuidar de la rubia. Casi me ofende que lo prefieras.
—Eso no es cierto, no hay favoritismo.
—Fingiré que te creo para no herir mis sentimientos. Ahora, vamos, muero de hambre.
***
El restaurante huele muy bien cuando camino detrás de Andrew observando a su alrededor. Si bien no es un chico problemático con una estela de mujeres con sed de venganza por un corazón roto, así como hay buenas personas admirándolo, nunca se sabe si existen algunas no con buenas intenciones. Además, siempre está el factor de la existencia de un fanatismo muy extremo.
Mi trabajo es cuidarlos, y me tomo mi trabajo muy en serio.
Y mi trabajo no es notar a la hermosa madre de uno de los chicos que cuido. Pero, es algo que no se puede evitar.
Está riendo mientras Doug parece estar explicándole algo. Cuando los alcanzamos, sus mejillas están sonrojadas y sus ojos arrugados en las esquinas debido a su amplia sonrisa.
—Así que me devuelves a mi guardaespaldas ¿Eh?
—No te creas su favorito, rubia. Hola, Emma— Andrew besa sonoramente su mejilla antes de darle un fuerte abrazo.
—Hola, niño dulce. Siéntense, hola Peter.
—Hola, Emma— observo a Doug— ¿Y Kid?
—Está en el auto, dijo que ya había almorzado por lo que se encarga de cuidar mi culo desde afuera. Siéntate, Pet.
Me lo pienso, pero Andrew prácticamente me hace sentarme y no sé cómo sentirme acerca de estar sentado al lado de Emma. Volteo a verla.
— ¿Qué tal estás? Bueno, veo que bastante bien, y no lo digo por...Olvídalo.
—Estoy bien y veo que tú también lo estás—digo.
— ¿Cómo está Leah?
—Excelente, a poco de terminar la escuela.
— ¿conoces a Le, mamá?
—Sí, es una niña encantadora. La conocí en un supermercado.
—Así que compuse una canción— anuncia Andrew a Doug. El mesero llega y toma el pedido de Andrew y el mío mientras Doug le pide que no traiga sus platos hasta que los nuestros estén listos. Entonces Doug y Andrew se enfrascan en una conversación sobre letra, música y notas musicales.
—Cuando hablan de música es imposible sacarlos de ahí.
Volteo hacia Emma, ella me da una pequeña sonrisa pasando un mechón rubio detrás de su oreja. Sigo todo el movimiento antes de volver la vista a sus ojos verdes. Sonrío.
—Lo sé, soy quien sube a una azotea con Andrew o algún otro lugar donde decida componer.
—Son buenos niños.
—Lo son. Criaste a un buen chico.
—Gracias. Con gusto me tomaré todo el crédito— alza la barbilla con orgulloso. Estoy al tanto de un poco de la historia sobre Doug y Paul, no todos los detalles, pero una vez Doug habló mientras bebía con Ashton y yo estaba ahí, por lo que él sabía que yo escuchaba—. Cada pizca de mi bebé menor me enorgullece.
—Sé mucho de tu bebé menor.
—Por favor, no me hables de sus desastres, he visto los suficientes— se ríe— ¿Siempre has sido un guardaespaldas?
—Fui agente, pero a temprana edad me di de baja. Estuve durante unos años incapacitado por varias heridas de balas— abre su boca— ¿No lo esperabas?
—Mi Dios. No, pero ¿Estás bien?
—Sí, fue cuando tenía 30 años, a los 33 parecía ser un hombre sano de nuevo, pero me di cuenta que mi trabajo no era realmente algo que me hiciera mucha falta para vivir, pero era bueno en ello, por lo que comencé a ser escolta y resulté muy bueno en ello.
— ¿No te volvieron a herir nunca más?
—No de esa forma tan grave. Esa vez ha sido lo más cerca que estuve de morir.
— ¡Vaya, Peter! — su mano toca mi brazo y bajo la vista. Trago—. Vivías tu propia película de acción.
—Buena forma de verlo. Entonces ¿Fuiste a un club?
— ¿Qué?
Muerdo mi lengua ¿Qué carajos ha sido eso? Sonó mal, ni siquiera debí preguntarlo.
—Cuando...Eh, nos conocimos, dijiste que tal vez debías ir a un club y...
— ¡Oh, Dios mío! No hablaba en serio— parece horrorizada mientras se sonroja—.No soy así, no recojo hombres en bares y soy totalmente muy vieja para eso.
—La vejez no se lleva en el número de años, si no en el pensar y forma de vivir.
—Bueno, de igual forma, yo no hago eso. Yo estaba siendo hipotética. Además, tú dijiste que solo debía sonreír y entonces conseguiría a alguien.
— ¿Y le sonreíste a alguien?
Ríe cubriendo con sus manos su rostro, veo a mi alrededor checando todo antes de volver mi atención a ella esperando respuesta.
—Sí, lo hice. Mucho.
— ¿Y qué pasó? — no me gusta mucho esto. Sí, le di el consejo, pero de igual forma no se siente nada bien.
—Sonreí mucho, de hecho de forma natural. Lo sigo haciendo, pero...
— ¿Pero?
—Pero no sé si me mentiste o qué, porque todo lo que hace es devolverme la sonrisa y no decirme algo.
—No mentí. Supongo que es ciego o imbécil.
Me observa con incredulidad antes de soltar un bufido y encogerse de hombros.
—Un ciego imbécil, quizás— murmura.
— ¿Quién? — ambos vemos a Doug.
—Tú solo sigue hablando, hijo.
—Bonita manera de pedirme que me meta en mis asuntos mamá.
Emma ríe y decido que es una bonita risa de escuchar y que sería agradable verla algo más que por puras casualidades.
¡Feliz San Valentín para ustedes!
Espero les guste.
Un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro