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VIII. De hogares y acuerdos.


     El viaje no había estado así de incómodo y silencioso, ni siquiera cuando recién se habían conocido. Pero ambos no sabían cómo ignorar lo evidente en el auto.

     Después de que Yoongi había vuelto del baño, al entrar al auto pudo notar a Jimin algo intranquilo. Había tratado de poner su mano en su muslo, como había hecho durante todo el viaje después del hotel pero el menor lo había evadido rápidamente. Parecía que había una barrera entre ellos que no podía derribar, mucho manos cuando Jimin le dijo el mensaje que su ex prometida le había dejado al teléfono.

     Yoongi no pudo decir nada al respecto porque Jimin tampoco preguntó nada. Ambos estaban en silencio, un silencio lleno de tanto y a la vez tan vacío.

     —¿Quieres... ¿Quieres hablar al respecto? —inició tras armarse de valor, aprovechando la tranquila velocidad que llevaba pues la carretera estaba algo concurrida y debía tener más precaución. Jimin simplemente suspiró, como si se preparara para contestarle o confrontarlo.

     —No lo sé —dijo sin mucho ánimo, su voz en un suave hilo —tal vez ni siquiera necesites explicarte, es decir... tienes tu vida, Yoongi. Nos encontramos por casualidad pero tú... tú ya tenías planes por realizar. No me debes nada... no-

     —¿Qué? —Yoongi se escandalizó pero trató de sonar tranquilo —Espero que no estés insinuando que... —tragó, su garganta seca y la tensión en su mandíbula le sentaban con incomodidad —que esto no fue nada para mi, porque estarías muy equivocado, Jiminie... demasiado. Si acepto la cita con Suran es porque me siento con el deber de hacerlo, de terminar de una vez con todo esto y pedirle disculpas pero... ya no busco su perdón para volver con ella.

     Y Jimin levantó la mirada hacia la carretera para después observar al hombre a su lado tan lleno de preocupación en su rostro, tan serio y sensible al respecto. Jimin lo quería tanto ya que le asustaba.

     —Yoongi, ¿qué va a pasar con... con nosotros?

     —Me gusta un "nosotros" —le dijo tras unos segundos de silencio en los que una ligera sonrisa se asomó en su rostro y, al fin, su mano siendo aceptada en el muslo de Jimin quien la cubrió con una de sus manos.

     La duda seguía en el aire.


❄︎❄︎❄︎


     Yoongi no sabía qué tan corto era un kilómetro hasta que comenzó a sentirlos tan breves, tan efímeros. Tan insuficientes porque pronto tendría que separarse de Jimin y en su corazón y en su cabeza lo sentía como una barbaridad. Un gran error, algo que... ¿tenía que suceder?

     "Decidiremos después de Navidad" había sido el acuerdo al que habían llegado tras otra gran charla al respecto. Yoongi necesitaba resolver el asunto con Suran, el asunto en su cabeza y su... identidad.

     Jimin le había entendido por completo y le hizo saber a Yoongi que era algo completamente entendible. Había aceptado su homosexualidad apenas la noche anterior, no debía sentirse presionado. Pero el mayor quería estar a su altura, quería darle la seguridad que se merecía y no a un novio inseguro, con miedos y prejuicios.

     Pero que ambos se entendieran no quería decir que la situación no les doliera.

     El primer golpe de realidad fue el gran letrero de "Bienvenidos" entrando a la pequeña y pintoresca ciudad. Yoongi exhaló fuerte y apretó el volante mientras que Jimin suspiró al apoyar su cabeza en la ventana. El agarre de sus manos se hizo más fuerte.

     Las luces que decoraban los árboles de la avenida principal y las guías de escarcha que cruzaban de calle a calle, hacían de la ciudad algo tan bonito y festivo. En otras circunstancias a Jimin le hubiera dado mucha ilusión el ver de nuevo el paisaje tan familiar y nostálgico peo ahora estaba meramente preocupado por muchas cosas a la vez.

     —¿Y si no le gusta? Yoonie, se me va a partir el corazón en dos si no le gusta mi regalo —se sinceró mientras mordía sus uñas con nerviosismo.

     —Estarás bien, bebé. Le gustará, te esforzaste mucho y por lo que me dices, debe ser muy lindo el regalo. Los hombres estirados aman los regalos costosos, créeme, yo soy uno de ellos.

     Jimin soltó una carcajada —¡Puedo imaginarmelo! Oh, ¿eso quiere decir que también deberé quedarme sin salario cada que quiera darte un regalo? ¡Yoongi, me quedaré en la pobreza!

     Y ambos podían seguir con sus bromas y planes para el futuro, pero al voltear en una avenida, Jimin supo que estaban por llegar a la casa de su padre. Los nervios volvieron a él al instante.

     —Es por aquí, ¿cierto? -Yoongi alentó el avanzar del auto al entrar a una de las calles bonitas del vecindario. Yoongi lo conocía, sus padres lo habían considerado una opción cuando quisieron mudarse a la pequeña ciudad para su retiro, pero al final habían optado por otro casi en la misma zona.

     —S-si, es la penúltima casa, pero puedes- ¿podrías detenerte un poco antes? No quedes justo al frente —Jimin le pidió con una clara preocupación.

     Yoongi se detuvo justo al iniciar la propiedad de la casa de Jimin, que parecía ser extensa y elegante. Toda una propiedad digna de un estirado y pretencioso abogado, como lo había descrito. La casa no tenía ningún adorno navideño fuera, pero estaba bien iluminada. Los árboles y arbustos necesitaban mejor cuidado y la pintura podría mejorar -según los gustos y conocimientos profesionales de Yoongi- pero ¿qué podría esperar de una familia que rechazaba a su pequeño Jimin? Nada bueno, de eso estaba seguro. Aún así, alentó al otro.

     —Llegamos, Jiminie -dijo al apagar el auto. Volteó a verlo, pero su preciado chico estaba remolineando su suéter navideño entre sus manos y mordía su labio inferior con ansiedad —¿estás bien?

     —Yoongi, no quiero dejarte —le dijo al instante, ambos cruzaron miradas —No quiero que ya no quieras estar conmigo, mierda, tengo mucho miedo, Yoongi. Nunca me había sentido tan ansioso. No es solamente por enfrentar a mi papá, es porque... porque no sé qué va a suceder después de esto. No estoy listo para despedirme de ti —y los ojos cristalinos que retenían lo mejor que podían sus lágrimas, le robaron el aliento a Yoongi, provocándole un irremediable impulso por abrazar al menor. Y lo hizo.

     En ese abrazo Jimin soltó sus lágrimas mientras se aferraba al abrigo de Yoongi y se llenaba del olor de su perfume, de su calor, de su cariño.

     —Yo tampoco estoy listo para dejarte ir, no seas tonto. No sería capaz de soltarte —le dijo tras separarse un poco y verle a los ojos. Tomó su mentón y apretujó sus mejillas con el dedo índice y pulgar. Jimin comenzó a reírse. —Lo resolveremos al acabar la navidad. Vendré por ti, recuérdalo. Resolvamos nuestros asuntos y... volvamos juntos.

     —¿Lo prometes? —Jimin puso sus manos en las mejillas del otro. La palanca de cambios le golpeó en un costado de su cadera por la incómoda posición, pero estaba tan cerca de Yoongi que valía la pena. Pronto su boca fue encontrada por los labios del otro, uniéndose tan cálido, tan perfecto.

     El beso estaba lleno de todo lo que querían decirse, de todo lo que querían vivir juntos que le llenó el corazón, dejándolo tranquilo y feliz.

     —Lo prometo.


❄︎❄︎❄︎


     Jimin sabía que eso pasaría. Que su padre y su pareja lo recibirían recelosos, quejumbrosos, con ese rechazo implícito que Jimin siempre encontraba en sus expresiones tan pasivo agresivas.

     Quejándose de la hora en que había llegado, la ropa que vestía, su manera de abrazarles... ¡Dios! ¿Es que habría algo que les gustara? Aún así, les saludó lo mejor que pudo y subió a su habitación que ahora era de huéspedes. Se dejó caer en la cama y suspiró con desánimo. "Solamente Navidad y ya. Solamente Navidad y... y volverás a verlo".

     El momento de paz duró poco, pues su padre le llamó para regañarle por lo de su maleta, lo del hotel, lo del chofer... por todo el viaje, en realidad.

     —¡Yo no voy a pagar nada más! Si necesitas ropa, ve a comprarte algo decente que puedas usar para la cena de mañana. No puedes avergonzarme frente a los invitados, son socios comerciales y sus familias. ¡Esos casos son importantes, Park Jimin! —la voz áspera de su padre y el humo del puro inundaron la habitación del estudio del señor.

     Ah, el humo. Recordó esa vez que Yoongi fumó y le pidio silencio y-

     —¿Me estás escuchando siquiera?

     —Ah... claro papá -Jimin fingió demencia —no te preocupes. —Se retiró del lugar y subió hasta su habitación quedándose un momento en silencio. Pensaba lo que haría y cómo resolvería lo que su padre le había solicitado. Entonces una idea llegó al voltear hacia su ventana. Se acercó rápidamente, hizo a un lado la cortina y observó que, en la casa de enfrente, los Kim estaban aún con luces encendidas. Su salvación.

     Salió de la casa, cruzó la calle mientras sus pies le daban batalla a la gruesa capa de nieve hasta llegar al extenso jardín de la elegante y asombrosamente decorada residencia y tocó el timbre. Rápidamente los brazos de la señora Kim lo recibieron con alegría y le dieron la entrada.

     —¡KIM TAEHYUNG, JIMINIE ESTÁ EN CASA! —gritó con estruendo y una cara poco amigable para después observarlo con dulzura -disculpa, ya sabes cómo es de holgazán. Mientras ponte cómodo y-

     La señora Kim no terminó de decir la frase cuando su hijo ya estaba encima de Jimin abrazándolo y remolineándole el cabello tras quitarle el gorro.

     —¡Chim, tardaste en llegar! ¡Te extrañé, tarado! —Jimin estaba feliz de nuevo.


❄︎❄︎❄︎


     Yoongi se había ajustado, por tercera vez, la corbata que sacó improvisadamente de su maleta. Peinó su cabello lo mejor que pudo y respiró hondo. No quería hacerlo, no estaba listo, mierda.

     Estacionado frente al edificio de la empresa de la familia Shin, comenzó a cuestionar las decisiones de su vida una vez más. De verdad no quería verla, pero tenía que hacerlo.

     Vio la hora en su reloj, recordando la vez que Jimin lo notó y le llamo "gay". Una sonrisa se coló rápidamente en su rostro. ¿Cómo le estaría yendo a su Jiminie? Solo esperaba que su padre no lo hiciera sentir mal y, si eso sucedía, tal vez podría llevarlo a desayunar antes de su viaje de regreso, a esa cafetería que su madre amaba donde vendían-

     Cierto, Suran. Debía terminar con eso pronto. Jimin merecía algo seguro. Bien.

     Soltó el aire con pesadez, sacudió el polvo inexistente de las solapas de su abrigo, volteó al asiento trasero para tomar la caja del regalo y al fin salió del auto.

     Entrar al edificio le dio escalofríos. Esperaba no cruzarse con el padre de Suran o algún otro conocido, no quería charlas innecesarias ni sentirse peor de lo que ya se sentía. Debía ser rápido, confiado y cordial. Nada más.

     El viaje en el elevador se le hizo eterno, pero una vez que llegó al piso de su ex prometida y su asistente la recibió, comenzó a sentirse extrañamente tranquilo. Este era el momento, al fin terminaría y todo sería meramente cordial.

     Y así fue.

     Suran trató el intercambio de palabras como si estuviera tratando un negocio. Recibió el brazalete con ojos brillantes y algo de burla que Yoongi tradujo en "está bien, saldaste tu deuda". Al salir de la oficina, la mujer le detuvo llamándolo por su nombre y no por su apellido -como lo había hecho desde que terminaron- y Yoongi se giró para verla acercarse.

     Pronto, un abrazo discreto le rodeó brevemente y Suran le sonrió. —Espero que te vaya muy bien, Yoongi-ah —unas palmadas en su hombro y le dejó de pie en el marco de la puerta.

     Yoongi se había sentido como un chiquillo que se había enamorado de su maestra alguna vez y ahora se daba cuenta de que había sido un ridículo capricho. Una sonrisa burlona quería salir a carcajadas, pero la aguantó en su garganta para darse la vuelta y salir del edificio.

     Al fin había cerrado esa etapa de su vida, dispuesto a vivir con anhelo lo siguiente.


❄︎❄︎❄︎


23 de diciembre de 1995.

2 días para Navidad.


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Holi ♡

Seré sincera, no sé si le faltan uno o dos capítulos para que esto termine. Creo que lo alargué más de lo que pensaba pero estoy feliz.

Este capítulo podría ser algo cortito y serio, pero muy necesario para lo que sucederá en la cena de noche buena, ya quiero subir ese capítulo jajaja

Sean felices :)

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