VII. De frío, nieve y poinsettias.
23 de diciembre de 1995.
2 días para Navidad.
Los rayos de sol, escandalosos y molestos, le despertaron golpeándole la cara. Jimin abrió los ojos lo más rápido que pudo, lo cual no fue muy rápido pues los sentía sumamente pesados y, al primer intento, la luz le cegó por completo por lo que refunfuñó y se metió entre el duvet suavecito y acolchado para seguir durmiendo tan cerquita de esa fuente de calor que le abrazaba por detrás sin que la luz le molestara.
Claro, la noche anterior no se habían dado el tiempo de cerrar las cortinas después de haberse levantado del alféizar de la ventana para...
"No hace falta que me des explicaciones, pero tampoco juegues conmigo..."
"Él... él tampoco es muy amable con respecto a mis preferencias"
"Hace un año me comprometí..."
"...Es impresionante como puedo ser tan imbécil y seguir lastimando personas por mi miedo a salir de los planes que tenía para mi vida..."
"Me gustas mucho, Yoongi. Eres..."
"...No seas cruel, Jiminie..."
"Yoongi, Y-yoongi..."
"¿Te gusta, bebé? Puedo darte más, solo tienes que pedirlo..."
"...Te estás preparando tan bien para mi, me encanta lo ansioso que estás..."
"Te lo dije... eres demasiado gay"
"Si... si lo soy..."
La sangre le llegó tan rápido a su cara como los recuerdos vívidos a su cabeza. Se giró tan abruptamente que su rostro casi golpeó el del hombre frente a él.
Yoongi estaba profundamente dormido, tranquilo y tan ajeno a todo el caos que era Jimin hasta ese momento. El menor estaba completamente sonrojado, aferrándose al duvet con sus puños para tratar de cubrir su desnudez pero ¿habría algo de diferencia? Después de haberlo hecho, ambos se habían besado hasta que sus labios dolieran y todos los rincones de sus rostros fueran besados. Después de eso lo hicieron... La verdad Jimin no estaba tan seguro de cuántos preservativos habían usado, pero el dolor en su trasero y en sus piernas le daba una idea.
El mayor suspiró en sueños y Jimin logró mantener la compostura de nuevo. Y es que lo observó con más detenimiento. Pudo ver un delicado lunar en su nariz y otro más cerca de ella, en su mejilla. Sus pestañas cortas acariciaban con gracia sus pómulos, y su brazo -el que no le abrazaba la cintura- aplastaba su rostro junto con la almohada, haciendo que un puchero se formara ligeramente en sus labios rosas.
Nadie diría que era un bruto, estirado y arisco. Un adicto al café con traje las veinticuatro horas que negaba su homosexualidad... ¿la negaba aún? Jimin no estaba seguro si quería descubrirlo. ¿Algo cambiaría ahora? Tal vez solamente había sido una noche desenfrenada resultado del vino que habían bebido aunque ninguno estaba ebrio y todo había sido... perfecto.
No supo en qué momento comenzó a acariciarle la blanca piel de su mejilla mientras divagaba por sus pensamientos pero una caricia en su cintura le hizo levantar la vista hacia Yoongi para atraparlo con su mirada fija en él. Ambos se detuvieron en el tiempo y continuaron acariciándose hasta estar cada vez más cerca uno del otro.
Yoongi comenzó a besarle los párpados, las mejillas, la nariz... Jimin adoraba esa lluvia de besos que su piel recibía sedienta. Pronto los tuvo en el cuello, en el hombro, en las clavículas y en...
El teléfono móvil de Yoongi sonó estruendoso en toda la habitación, sacándolos por completo de la burbuja que habían creado. El mayor exhaló pesadamente con fastidio y se quedó unos segundos con la frente en el pecho de Jimin, quien comenzó a reír suavemente.
—Buenos días, Jiminie —le dijo observándole con diversión mientras el otro le besó la frente con un "buenos días, señor" de regreso, antes de levantarse y ponerse rápido su ropa interior para alcanzar a contestar la llamada.
—Espero que sea importante.
—Buenos días también a ti, Yoongi. ¿Que cómo he estado? ¡Ah, yo excelente, no te preocupes! Me fascina estar en mis vacaciones al pendiente de mi jefe.
—Nam...
—¿Si?
—Te daré un aumento pero ya cállate.
—Bien, ¿qué necesitas mi querido Yoon?
—No lo sé, imbécil. Tú me llamaste —Yoongi se frotó la cara con frustración hasta que el movimiento de Jimin saliendo de la cama para dirigirse al baño le dejó embobado al ver la fina curva de la cintura en el arco de su espalda, su ropa interior ajustada y sus piernas...
—...Entonces cuando llegues asegúrate de llamarle, ¿de acuerdo?
—¿Qué? ¿Llamarle a quién? —Yoongi se había perdido todo el discurso. Un fuerte suspiro lleno de frustración sonó por el teléfono.
—¡A Suran, estúpido! Al fin pude contactarla, como me pediste. Me dijo que tiene un espacio para ti en cuanto llegues, alrededor de las cuatro y treinta.
—¿Un espacio para verme? No es una cita de negocios, Kim.
—Pero ya sabes cómo es tu señora, tómalo o déjalo. Por cierto, ¿en qué kilómetro vas?
Yoongi levantó una ceja con duda -¿De qué hablas? Justo nos despertamos, nos prepararemos para desayunar y-
—¿"Despertamos"? Yoongi... ¿Dormiste con él? ¡Lo sabía, hermano! ¡Ahhhh! ¡Quiero que me lo cuentes todo! —El chillido de Namjoon y toda su emoción le dejó casi sordo hasta que Yoongi cayó en cuenta de una cosa. No había visto el reloj, y al voltear y ver el reloj de su mesa de noche quiso golpearse a sí mismo
—¡Mierda!
❄︎❄︎❄︎
—No tenías que ser un bruto -muy enojado, Jimin estaba cruzado de brazos mientras su cabello húmedo debajo de su forro felpudo le daba escalofríos. Había apurado en medio de su ducha por un Min Yoongi histérico debido al exagerado retraso en el itinerario de su viaje. Ambos se habían quedado dormidos más de lo debido. —No pude secar mi cabello, tengo frío, tengo hambre y casi se me cae el regalo de mi padre por tu culpa. Tonto
—Perdóname Jiminie —el dulce tono de disculpa y la mano acariciándole el muslo, suavizaron el ceño junto de Jimin —Tienes razón, no debí ponerme todo imbécil.
Jimin tomó la mano del otro y lo observó conducir, con su cabello igual de mojado por la ducha rápida y su camisa con los botones superiores abiertos, sin la corbata que no le dio tiempo de ponerse. Mordió su labio ante la necesidad y las ganas de comérselo a besos. Un sonrojo calentó sus mejillas y bajó la mirada al desayuno que habían conseguido de paso en una cafetería.
El viaje debía ser tan lindo y tranquilo a partir de ahora. Ambos habían compartido tanto de ellos mismos el uno con el otro que era imposible no disfrutar su compañía. Y, si todo iba bien, estarían llegando a su destino ya muy entrada la noche. Era un largo recorrido pero con una carretera tranquila, un buen clima y... juntos.
Pero, ¿y después? ¿Qué harían al llegar? ¿Iban a separarse? No lo sabían y no se lo dirían al otro, pero ambos tenían las mismas dudas carcomiéndoles la seguridad y tranquilidad mientras avanzaban kilómetro a kilómetro en su travesía. Pero, por fuera, ambos estaban tan fascinados el uno con el otro que podrían soportarlo, debían soportarlo. Debían aprovechar cada minuto juntos... mientras durara.
—¡¿Blanco?! ¡No bromees!
—Te lo juro —Yoongi se reía de lo exagerado que era Jimin al reaccionar ante cada respuesta suya en el jueguito de preguntas que el menor había iniciado a jugar para matar las horas y, ¿por qué no?, conocerse mejor. —Me gusta. Es sencillo, tranquilo.
—No pareces un chico al que le guste el blanco, pero ahora que lo pienso mejor, si queda contigo, muy plano, muy simple.
—¿Estás diciéndome aburrido? —Jimin comenzó a reírse escondiendo su boca detrás de sus manos mientras comía golosinas.
—¿Película favorita? La mía es The Breakfast Club.
—Predecible gusto de artista —Yoongi se burló —Mmm... tal vez, Scarface. No lo sé, no veo muchas películas.
—Ahora sí te llamaré aburridooo —las risas en el auto eran agradables, como si no existiera mejor momento que el que tenían en ese instante.
—De verdad, no he visto muchas películas. No he visto ni siquiera Top Gun o E.T.
Jimin se atragantó dramáticamente con sus golosinas y se enderezó para observar incrédulo al otro. —¡No puede ser! Yoongi, debemos tener un día de películas para que puedas tener algo de cultura. Si, podríamos rentarlas y... —Ambos se quedaron en silencio con la incertidumbre al fin tocando a la puerta.
—¿Estás... ¿Estás haciendo planes conmigo? —Yoongi le preguntó con sigilo después de unos minutos en silencio.
—Si —un largo suspiro de parte de Jimin empañó la parte de su ventana —Yo... supongo que me dejé llevar. Esque lo sentí tan... tan natural.
—Bien —una escueta respuesta de Yoongi puso final a la conversación y al juego de preguntas. Un sabor amargo se había quedado en la boca de ambos, ninguno supo cómo rescatar el cálido ambiente que habían logrado y que ahora moría tan frío como el nevado exterior.
Y allí, en el silencio, Jimin volvió a quedarse profundamente dormido.
❄︎❄︎❄︎
Sus pies estaban acalambrados y sus manos estaban heladas. Necesitaba un descanso después de tantas horas seguidas de conducir. Por suerte, sabía que un paradero se encontraba a unos minutos.
—Jimin... lindo —su mano acariciaba con delicadeza el cabello del otro, provocando que se comenzara a mover en el asiento para salir de su sueño.
—¿Cuánto- cuánto dormí? —dijo tras un gran bostezo mientras se estiraba y hacía crujir su espalda —Yoon, ya está atardeciendo, deberías descansar.
—Más adelante hay un paradero, por eso te desperté. Por si tienes hambre o necesitas usar el baño, yo me bajaré a estirarme un momento. ¿Me acompañas?
—Sip, te compraré un café bien cargado y más comida —y su sonrisa se hizo más grande al sentir la caricia de Yoongi en su mejilla. Podría quedarse así todo lo que restaba de vacaciones o... por tiempo indefinido.
Le daba miedo, le preocupaba lo mucho que el mayor le tenía embelesado, enamorado. Claro que lo estaba, estaba enamorado de su accidental compañero de viaje que, por más que fantaseaba con que era recíproco, no podía asegurarlo.
En cuanto llegaron al paradero, bajaron juntos estirándose y sonriendo ante la comodidad y el aire fresco. Notaron que detrás de la tienda de autoservicio y la gasolinera se encontraba una especie de pequeña plaza a la que Yoongi propuso recorrer para estirar los pies. Jimin estuvo de acuerdo, encantado con la idea.
Los grandes árboles de hoja perenne con sus troncos decorados con luces y las jardineras sin tanta nieve y hermosas poinsettias le daban un aire meramente navideño al lugar. Por la hora, casi no quedaban personas en la plaza y tal parecía que pronto debían ellos abandonar el lugar antes de que la luz se fuera por completo. Pero de momento, Jimin aprovecharía el romantizar aunque fuera un poquito el paseo.
—Parece una cita, ¿no es así? —Yoongi rompió el silencio agradable para darle un vuelco a Jimin en su corazón, acelerándolo a mil por hora.
—S-si... creo que si —avergonzado, no pudo esconder su sonrisa y bajó la mirada. Dios, se sentía como un adolescente, pero de verdad sintió su corazón en la garganta cuando sintió a Yoongi tomarle de la mano mientras se acercaban a un pequeño camino hecho de tablones de madera con barandas de forja que simulaba un puente, meramente decorativo.
Yoongi se detuvo, observó a Jimin y lo tomó por el mentón para hacer que cruzaran sus miradas hasta que sus labios también se encontraron con suavidad. —Ahora si, es como una cita.
—Yoon...
—¡Oigan ustedes! ¡Este es un lugar familiar! ¡Par de raros! —una voz cercana interrumpió su momento. Un anciano los veía a unos cuantos metros con un bastón en la mano. Jimin sintió el agarre de Yoongi soltarse de inmediato, incluso notó que dio un paso lejos de él, como si...
El anciano se dio la vuelta, refunfuñando algo que no alcanzaron a entender.
—Perdón, debí evitar...
—No, Yoongi. No pidas perdón, es algo... algo común.
El mayor le observó. Jimin era menor que él pero tan maduro en cuanto a sus preferencias tan... seguro de ser lo que sintiera. ¿Podría ofrecerle esa seguridad? Yoongi no quería frenarlo con miedos estúpidos, Jimin se merecía algo mejor que eso.
—¡Mira, Yoon! —dijo Jimin, tomándolo del abrigo y abriendo su mano —¡Está nevando! —su emoción, su sonrisa, sus pequeños brincos de alegría... Yoongi quería ser bueno para él. Decidió abrazarlo por la espalda y poner su mentón en la coronilla de Jimin. El horrible gorro felpudo le hacía cosquillas, pero el cálido agarre de las manos de Jimin le hacía no querer soltarlo.
—Yoonie, amo nuestra cita improvisada.
Simplemente comenzó a reír en respuesta y a apretujarlo con su abrazo.
❄︎❄︎❄︎
Cuando regresaron de la plaza, Jimin compró un café en el tamaño más grande para Yoongi y un té de canela para él. Encontró unos burritos de microondas que preparó y los llevó al auto. Su acompañante le dijo que tenía un asunto importante en el baño.
Mientras esperaba, el teléfono móvil de Yoongi sonó igual de estruendoso que siempre dentro de la guantera del auto. Jimin se propuso a contestar, Namjoon debía tener algo importante que decirle a Yoongi.
—¿Hola?
—Si, ¿el señor Min Yoongi? —una voz formal le sorprendió, pronto entró en pánico.
—S-si... de momento no puede tomar su llamada, quiere, ahm...
—Habla la asistente de la señorita Shin Suran —Jimin retuvo el aire y trabajó para no soltar el vaso de su té -Su compañero Kim Namjoon nos proporcionó su número de contacto para comunicarle que la señorita Suran está dispuesta a retrasar su cita con ella. Así mismo, la señorita Suran quisiera tener una comunicación más directa con el señor Min. ¿Podría darle el mensaje?
Jimin contestó con cortesía -lo más que pudo- y tras colgar la llamada, su corazón se estrujó ante la realidad. Yoongi tenía una vida, planes... y al parecer Suran seguía en ellos.
De pronto, el frío que sentía no era únicamente por la nevada.
❄︎❄︎❄︎
Capítulo de transición pero con detalles importantes porque ya estamos muy cerca del final ♡
Bye~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro