V. De llamadas indeseadas.
No se volvió a hablar del tema durante el trayecto hacia el hotel. Ninguno de los dos hizo el intento de sacarse la espina de la garganta con la duda de: "¿Qué carajos hicimos antes de que llegara la policía? ¿Qué carajos fue eso?"
El cassette de Queen siguió reproduciéndose en un volumen bajo y era lo único que se escuchaba en el auto hasta que terminó.
Yoongi observó brevemente que Jimin se había quedado dormido y de repente, aunque el menor estuviese junto a él, se sentía solo. Estando dormido no daba problemas, no cuestionaba nada, no había pláticas sin sentido o escandalosas. Tampoco sonaba los dedos en el marco de la ventana ni hacía figuritas en el cristal con su dedo y el vaho. Sus pies -modelando unas calcetas de rayas de colores- seguían en el tablero del auto, pero no se movían con el ritmo de la música.
De pronto era demasiada tranquilidad para Yoongi quien, en un tiempo muy breve, ya se había acostumbrado a la caótica y chispeante personalidad de Jimin. "¿Por qué?" se cuestionó.
Suspiró pesadamente varias veces durante el trayecto hasta que solo faltaba hora y media para llegar al hotel. Ya había oscurecido, el frío podía sentirse más en los huesos y Yoongi necesitó detenerse en una gasolinera para orinar.
Movió a Jimin con mucho cuidado para no sobresaltarlo. Se le hizo adorable el cómo abrió los ojos lentamente, con el ceño junto. Como si tratase de recordar en dónde estaba. —Oye, nos detuvimos en una gasolinera. Iré al baño, pon los seguros al auto, no tardo —Jimin solamente asintió mientras estiraba los brazos y la espalda. Observó cómo Yoongi salía del auto, le daba las buenas noches con una venia cordial a un trabajador de la gasolinera y cómo su andar era extremadamente elegante y... atractivo.
Jimin recordó lo de la tarde. ¿Qué mierda habían pensado como para "jugar" de esa manera? Él sabía que era peligroso y, maldición, él no era de esos chicos que se meten con alguien por una noche y ya. Nunca lo fue, aunque Hoseok le dijera que podría hacerlo y lo llevara de fiesta. Jimin simplemente no quería algo así.
Por eso mismo debía dejar de hacerse ilusiones y de "emocionarse" por el mayor. "Ni siquiera sé a qué se dedica o incluso si tiene nov..." y Jimin volteó hacia el asiento trasero para observar la elegante cajita de regalo. Él sabía que esa cajita roja de joyería fina simplemente podría ser una cosa... qué idiota era.
Sacudió su cabeza junto a sus pensamientos y cambió su semblante. Su especialidad era aparentar que nada sucedía, él podría con eso, ya les quedaba muy poco de su viaje.
Jimin de pronto se sintió triste al pensarlo.
El sonido de un teléfono le sacó de sus pensamientos. Entró en pánico unos segundos hasta que el sonido calló solamente para sonar una vez más. Abrió la guantera y observó el teléfono móvil iluminando la pantalla. Lo tomó y presionó el botón verde.
—¿Diga?
—¿Yoongi? —una voz grave pero con algo de burla se escuchó del otro lado.
—Ahm... Yoongi no está ahora, ¿le digo que te llame?
—¿Quién eres tú? Ay, por Dios... —pronto Jimin se arrepintió de haber contestado una llamada ajena pero, en su defensa, pensó que podría ser una emergencia.
—¿Qué haces con ese armatoste? —dijo Yoongi quien había regresado al auto. Jimin le tendió el teléfono al instante, como si le quemara las manos —¿Namjoon? —Yoongi sabía que era la única persona que tenía su número
—Yoongi... tienes mucho qué explicar.
El aludido simplemente bufó con burla, volteó a ver a Jimin quien se calzaba sus zapatillas —Yoongi, iré a la tienda. ¿Quieres algo? —le dijo en un intento inútil de voz discreta, lo que le robó una sonrisa al mayor, quien hizo la señal de "café" con la mano y los labios.
—¿Ahora eres niñero? —la voz de Namjoon sonó burlona tras el parlante.
—No tienes idea...
❄︎❄︎❄︎
—¿CÓMO QUE YA NO TIENE MÁS HABITACIONES? —un exaltado Yoongi palmeó su mano contra la encimera de la recepción del gran Hotel Plaza Norte. Habían llegado puntualmente para hacer el check in de las reservaciones que el padre de Jimin le había facilitado para su pensado viaje con el chofer, pero qué sorpresa se llevaron cuando la encargada les dijo que una de las reservaciones ya se había ocupado.
Jimin maldijo por lo bajo y juró que haría que su padre despidiera a ese chofer estúpido y oportunista.
Yoongi lo tranquilizó hasta que él mismo decidió preguntar por una habitación pues, sin problema alguno, podría costearse una noche para descansar. Se sentía agotado.
—Señorita, discúlpenos —dijo Jimin para jalar del brazo a Yoongi tras su arrebato, para llevarlos a unos cuantos pasos alejados de la recepcionista. —¿Podrías dejar de ser un bruto malhumorado por cinco minutos y no hacer que nos echen fuera?
—Jimin, estoy tan malditamente cansado, quiero una ducha caliente y un maldito servicio al cuarto. No les puedo creer que no tengan una maldita habitación.
—Tarado, es víspera de navidad en el mejor hotel de esta ciudad ¡Es obvio que está todo ocupado! —Jimin le reprendió pero su enojo aminoró cuando vio brevemente lo que creyó ser un puchero en el rostro del mayor. Su corazón se volcó ante la ternura y sintió compasión por Yoongi. Perder su vuelo, haberse hecho de una deuda con un extraño, obtener una multa y manejar tantas horas no debió ser nada fácil. Suspiró, debían encontrar una solución.
—Disculpen —la señorita les llamó sonriente —puedo abrirles la reservación que tienen para una persona. Pueden quedarse los dos sin problema, considérelo un regalo de Navidad de nuestra parte, joven Park.
—Oh... —Jimin se paralizó, inmediatamente volteando hacia Yoongi para pedirle ayuda en silencio pero el mayor estaba igual de perplejo que él. ¡Ay, por favor! Su gay panic había llegado a un extremo ridículo, tenía que ser treintón. —Le agradezco muchísimo su ayuda, le comentaré a mi padre al respecto —dijo con toda la educación y protocolo que había aprendido.
—¡Excelente! Haré que suban sus maletas al instante, permítanme darles sus llaves.
—Señorita... ¿podría contactar a mi padre? Necesito llamarle pero he perdido su número. ¿Cree que podría ayudarme una vez más? —y a pesar de que Jimin abanicaba sus bonitas pestañas hacia la recepcionista, podría jurar que él mismo se sentía sonrojado y afectado por el gesto tan coqueto del menor a quien, obviamente, le dieron una respuesta afirmativa al instante. Yoongi no culpaba a la encargada, él le hubiera dado todo el hotel si se lo hubiera pedido de la misma manera pero... ¿qué demonios estaba pensando?
❄︎❄︎❄︎
La habitación era sencilla, acogedora y... definitivamente para una sola persona.
—Lo siento Yoon. Mi padre siempre suele ser así de... ahorrador —Jimin estaba avergonzado. Para haber presumido en la recepción de las influencias de su padre, la habitación que le había dado ni siquiera tenía buena vista. La cama era matrimonial y para descansar solamente había una mesita con una silla. No le había sorprendido para nada que su padre de nuevo ahorrara todo lo que pudiera, sobre todo en algo para él —Puedo pedir que traigan un camastro o algo parecido y-
—Déjalo así, no pasa nada. Créeme que, si por mi fuera, podría quedarme dormido de pie en este momento —le dijo sonriéndole de una manera tan encantadora que Jimin se quedó quieto mientras Yoongi abría su maleta —pongámonos cómodos y ya veremos qué hacer después, ¿está bien?
El toque a la puerta los distrajo a ambos. Al abrir, un mayordomo le indicó a Jimin que habían contactado a su padre y le esperaba al teléfono en recepción. Yoongi le dijo que él se ducharía mientras tanto y, en todo el camino hacia la recepción, Jimin no entendía qué era lo que le tenía tan nervioso. ¿Era hablar con su padre? ¿era el hecho de que se quedaría -por primera vez- con un chico de una sola noche compartiendo cama como si fuesen los más íntimos amigos? Íntimos... Jimin se sonrojó al pensarlo.
—¿Jimin? —la voz grave de su padre le sacó de sus pensamientos, apretó su mano en el pesado teléfono.
—Hola, papá —su voz había salido más tenue de lo que planeó, por lo que aclaró la garganta para continuar —¿Cómo estás? Quería... quería hablarte porque yo-
—¿Qué hiciste ahora? —el reproche había tardado menos de lo que esperaba. Jimin sabía lo que su padre diría, y agradeció el no poder ver la cara de decepción que su padre le había puesto toda su vida. —El señor Hwang me contactó, dijo que renunciaba, ¿cómo rayos llegaste al hotel?
—Es una tontería que haya renunciado después de haberme abandonado en una gasolinera y atreverse a usar la reservación de una de las habitaciones —tratar de defenderse era lo único que le quedaba. Un bufido molesto fue la respuesta inmediata que obtuvo.
—No tengo tiempo para tus cuentos y excusas, Jimin. Es tarde, Hyerim me espera para cenar y ya me retrasé lo suficiente. ¿Cómo llegaste al hotel y cuánto debo ahora? Espero que llegues puntual para la cena de navidad, sabes que tendremos invitados importantes.
—P-papá... no debes nada. No te preocupes, estoy viajando con un amigo y creo... creo que podré llegar a tiempo para la cena.
—¿Amigo? —una sarcástica risa llena de burla hirió a Jimin. Se sentía tan pequeño, tan vulnerable al teléfono —te pagué un viaje hasta acá y tú lo utilizas para tus jueguitos. El que te haya aceptado así no quiere decir que puedes hacer lo que te pegue en gana. Eres un Park, cuida la decencia de la familia y no seas un vul-
—Papá, te veo pronto. Buenas noches — y colgó el teléfono. Una lágrima bajó por su mejilla. De nuevo se sentía como cuando tenía dieciséis.
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—¿Qué te puedo decir, Nam? No pude ignorarlo, ¡le arruiné las vacaciones al pobre! —Yoongi no había podido ducharse aún pues Namjoon le había llamado de nuevo por el "armastoste" y Yoongi sabía que esa plática que habían tenido en el auto y que había sido interrumpida por la mala señal del aparatejo, debía continuar. Namjoon era muy curioso.
—¿Es lindo? —muy, demasiado curioso.
—¿Has logrado contactar a mamá?
—¡Oh, por Dios! ¿Es lindo, verdad? De seguro ya intentó algo contigo —el tic nervioso en el ojo de Yoongi amenazaba con volver.
—Kim Namjoon, cierra tu boca. Estoy preguntándote por mi madre.
—La contacté, le dije que estuviera tranquila, que llegarías para noche buena. Me dio un sermón sobre cómo las aerolíneas que prefieres son un asco y que tu padre seguía fumando. No sé qué tiene qué ver eso, pero sonaba molesta por todo.
Yoongi sonrió, anhelaba estar en casa de sus padres pero algo más le tenía inquieto.
—¿Dijo algo de... ya sabes? —su voz había salido casi en un susurro. Nam exhaló con hartazgo.
—Yoongi... ¿Qué esperas de ella? ¿De verdad quieres mentirte así? Hermano, esto no es lo que quieres, tú lo sabes.
Pero Namjoon se equivocaba, Yoongi no sabía lo que quería. Haber comprado ese obsequio fue pura inercia y culpa y, por todos los cielos, Yoongi debía dejar de hacer las cosas por el simple hecho de sentirse culpable. "Eres piscis, es lógico que seas así..." Yijeong se lo decía todo el tiempo.
Aún así, no sabía qué quería además de un perdón.
—Yoon, si le pides volver, le harás daño a los dos. Sobre todo, a ti mismo. ¿De verdad quieres eso?
Pero Yoongi no sabía qué quería, ¿por qué no lo entendía? Y de pronto, al abrirse la puerta de la habitación y ver a un Jimin con los ojos cristalizados y su chispeante mirada apagada por una cruel y notoria tristeza, Yoongi pareció entender algo.
—Nam, tengo que colgar, te llamo mañana.
Y el dejarse llevar por los impulsos podría ser algo tan peligroso pero, al tener en sus brazos a un chico lindo y sensible, consolarle y sobar su espalda... no parecía peligroso del todo.
—Lo siento... siempre soy un llorón. Yo-
—Tranquilo, todo estará bien —y qué sencillo parecía todo para Jimin cuando dos brazos grandes lo abrazaban de esa manera y lo contenían a él y a toda su tristeza. Qué sencillas palabras tenía que decir Yoongi para hacerle sentir mejor.
Y, tras algunos minutos de estar así, de pie abrazados; la habitación iluminada únicamente por las lámpara de noche y la luz del baño que escapaba por la puerta entre abierta, ambos se separaron para verse directo a los ojos.
El primero que hizo un movimiento fue Yoongi, acomodando sus manos para bajar hasta la cintura de Jimin y seguir acariciándolo por encima de ese horrible suéter de navidad que de pronto les estorbaba a ambos.
Ambas miradas decían más que todo lo que pudieron hablar durante su viaje. Pronto la tensión que habían sentido antes en el auto se sentía de nuevo presente, pero esta vez era distinta. Se sentía tan correcta, tan atinada al momento.
La mirada de Yoongi pronto pasó hacia los labios de Jimin. Esos labios entreabiertos que, sin dudarlo, pudieran ser todo lo que quisiera probar esa noche.
Y al estar ambos tan cerca uno del otro y sentir sus alientos mezclarse con la incertidumbre de ambos, Jimin agachó la mirada y apretó en sus manos el abrigo de Yoongi quien decidió no soltar el agarre de su cuerpo.
—No quiero hacer nada de lo que te vayas a arrepentir —le dijo con la voz más suave y bonita que Yoogi le había escuchado.
—¿Por qué me arrepentiría? —su mano subió hasta lo alto de la espalda de Jimin, como si no quisiera dejarlo ir.
—Yoongi... vi la caja del anillo en el asiento del auto.
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Hola! Capítulo largo a manera de compensación.
De nuevo suceden cosas que yo no imaginaba, oigan. ¿Este drama de dónde o qué?
Bueno, díganme qué opinan!
Feliz año ♡(:
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