IV. De juegos y policías.
—Me siento como un niñero —se quejó Yoongi mientras recibía el club sandwich en su mesa servido por una amable señora, mesera de la cafetería para turistas que encontraron en un paradero a una hora de haber iniciado su viaje.
Había querido ignorar las peticiones de Jimin en un inicio, pero recordó que ni siquiera había podido tomar su café o comer el pastelillo que había llevado, por lo que decidió detenerse en el primer lugar en donde pudieran comer algo. Afortunadamente la cafetería tenía buena pinta, sin importar que estuviera llena de camioneros que se detenían a beber algo antes de continuar su jornada.
Jimin estaba feliz, comiendo una papa hashbrown, un bagel de queso con tocino y un batido de chocolate. —No sé por qué te sientes así, solo somos dos adultos obligados por las circunstancias a compartir algo de tiempo... ¡Mira, las pajillas se doblan!
—¿Siempre eres así de... vivo? ¿Qué edad tienes? —le preguntó y de repente el bocado que iba a darle a su sandwich quedó en el aire —Dime por favor que no estoy infringiendo la ley o algo parecido.
—¡Qué neurótico! —dijo tras una carcajada en la que sus ojos se hicieron pequeñitos. Yoongi quedó cautivado, hace mucho tiempo no veía a alguien tan radiante y alegre. —No te preocupes. Tengo veinticinco años, una carrera, trabajo estable, soltero...
—Ah, menos mal -ahora sí le daba un bocado a su sandwich.
—¿Y tú? ¿Eres tan anciano cómo quieres hacerme creer? —le dijo observando con una ceja arriba y el mentón descansando en su mano.
—Tengo treinta —le dio un sorbo a su café.
—¡Lo sabía! No eres anciano, solamente eres muy malhumorado.
—Pues tal vez no soy un anciano, pero tenemos una diferencia de edad considerable, a mi parecer. Tal vez por eso no me acostumbro a tu forma de ser tan... peculiar.
Se quedaron en silencio mientras comían lo que restaba de sus platos. Yoongi comenzó a observar a Jimin un poco más de la cuenta. El chico, si bien era adorable, le causaba una tremenda curiosidad. Todo en él era muy peculiar: desde ese ridículo gorro felpudo, su horrible suéter navideño, sus mejillas gorditas y rosadas, un arete en su oreja izquierda y sus uñas que no estaban sucias sino llenas de pintura o algo por el estilo.
—¿Mi forma de comer es muy escandalosa, o por qué me miras demasiado? —dijo con la mejilla llena de su último bocado.
—Llamas demasiado la atención.
—Oh, como si tú no lo hicieras —le dijo observándole de arriba a abajo.
—Yo no llamo la atención —Yoongi se cruzó de brazos.
—Pff... ¡Claro que si! Usas un traje demasiado elegante, con un abrigo igual de elegante. Puedo apostar a que es de diseñador igual que ese reloj de... ¡Oh por Dios! —hizo una dramática pausa en la que sonrió a lo grande, apuntándole con el índice —¡ERES GAY!
Toda la cafetería volteó al momento en que Jimin vociferó y se levantó de su lugar para tomar la muñeca de Yoongi y jalarlo hacia él con emoción. Las meseras, un camionero, una familia que comía en la mesa de al lado, un par de policías en la barra... todos los observaron atentos. El mayor volteó hacia ellos y con una sonrisa cordial hizo un gesto que les indicaba que estaban bromeando para después voltear a ver a Jimin con un claro enojo.
—¿Puedes por favor dejar de decir estupideces? Ya has montado un circo aquí —le dijo entre dientes, pero Jimin parecía más emocionado por lo último que había gritado.
—Que seamos parte de la comunidad no es una estupidez. ¡En estas épocas el despertar de la identidad sexual es algo sumamente revolucionario y progresista! ¡Wow! De verdad eres todo un personaje, Yoongi.
—Jimin, no soy gay. Deja de decirlo, no sé de dónde sacaste eso.
—¡Por favor! Usas un Thierry Mugler en la muñeca...
—¿Y eso qué? Fue un regalo.
—Tus zapatos Gucci con toda la onda de Dawn Mello están preciosos...
—Pff, son Gucci de Tom Ford. No voy a usar algo de sus colecciones pasad-
—¡Lo sabía! —gritó de nuevo pero bajó la voz al instante —eres demasiado gay.
Yoongi suspiró con fastidio. —Que conozca de diseñadores no me hace gay. Estás usando un estereotipo muy barato contra tu propia comunidad, si me permites opinar —se cruzó de brazos nuevamente y decidió sacar un cigarrillo del bolsillo interior de su abrigo, encendiéndolo para dar una profunda calada después. Los nervios los tenía de punta.
Jimin simplemente se encogió de hombros. —Respetaré tu closetera y gruñona forma de ser, compañero. Por cierto, ¿quieres cáncer en los pulmones o solo dientes amarillos? Fumar es un hábito horrible. Mi amigo Jungkook fuma demasiado, es una lástima porque es tan joven. Mi papá siempre fumó puros dentro de la casa y cuando mamá se quejaba él simplemen-
—¡JIMIN! -alzó la voz y, de nuevo, llamó la atención de todos. Una mesera que pasó cerca solo les advirtió con la mirada y la pareja de policías los observó con molestia. Yoongi tomó de nuevo su entrecejo con sus dedos después de apagar el cigarrillo en el cenicero de hojalata junto al servilletero. —Si queremos que estas cuatro horas restantes de nuestro viaje funcionen sin ponernos desquiciados, te lo pido por todo lo sagrado, ¡cállate!.
El menor simplemente lo observó. Primero con una gran sorpresa, pero el enojo inundó su rostro y una vez se cruzó de brazos, no hubo poder humano que lo hiciera hablar o sonreír de camino al auto, tras haber pagado la cuenta. Ni tampoco dijo nada sobre el paisaje tan lindo de colinas nevadas y campos inmensos que aparecían delante de ellos una vez que siguieron su camino en carretera.
—Oye... tampoco es como si no quisiera que dijeras absolutamente nada.
Jimin simplemente le observó con una ceja levantada y volteó su cara nuevamente. Sus brazos seguían cruzados sobre su pecho.
—¿Es en serio? —Yoongi estaba incrédulo y lo observaba con una sonrisa de burla. —Hey, hasta tú sabes que hablas demasiado, lo dijiste más temprano —pero no recibió respuesta. Tampoco sabía por qué insistía en volver a escuchar el parloteo del menor. A fin de cuentas, el buen silencio era agradable.
Pero el débil corazón de Min Yoongi se doblegó ante la culpa.
Del compartimento debajo del estéreo sacó un cassette para reproducirlo. Al instante, un repetitivo ritmo bien conocido por ambos llenó el ambiente del auto. Los dedos de Yoongi comenzaron a tamborilear en el volante mientras movía su cabeza al ritmo.
—I want to break free... —ambos iniciaron el canto —I want to break free from your lies, you're so self-satisfied, I don't need youuu...
Explotaron entre risas mientras la canción seguía. Yoongi parecía satisfecho por regresar el buen humor de Jimin quien, por el contrario, lo observó brevemente sonriendo para suspirar y voltear hacia la ventana y decir: —Eres demasiado gay.
El frenar repentino del auto estacionándose en el acotamiento de la carretera le sacó la sonrisa del rostro para voltear a ver a Yoongi quien, tras poner el freno de mano con brusquedad, quitó su cinturón de seguridad para acorralar a Jimin contra su asiento y parte de la puerta.
—¿Y qué si lo soy? ¿Qué harás con eso? —le dijo con su rostro tan cerca, que su aliento se sintió en la mejilla de Jimin, quien solo le observaba. —Dime, Jimin. ¿Qué harías?
Y ambos observaron sus labios. "¿Qué haré?" resonó en la cabeza de ambos. La canción seguía su curso.
—E-estás... estás demasiado c-cerca —Jimin intentó esquivar su aliento, con miedo de lo que un movimiento en falso pudiera provocar en sus instintos.
—¿Y? —la manera en que la petulante voz ronca de Yoongi había salido, le enchinó la piel -Ya te lo pregunté, ¿qué harás, Jimin?
Bien, ¿el malhumorado quería pelea? Jimin se la daría.
Con un movimiento ágil, logró invertir las posiciones. Había golpeado su rodilla con la palanca de cambios en el proceso y Yoongi su cabeza con el cristal de la ventana, pero una repentina emoción naciendo desde lo más profundo de sus entrañas no les permitió sentir el dolor. Comenzaban a sentir la excitación de la palpable tensión entre ambos.
Yoongi lo observó directo a los ojos tan cautivadores del menor. Esos ojos que hace una hora observaban como cachorrito el plato de comida delante de él, ahora eran un par de luceros afilados y peligrosos, como los de un ágil felino.
Jimin se acercó y lo tomó de la corbata jalandolo cerca —No juegues conmigo si no vas a soportarlo, anciano. —Dejó a Yoongi sin habla, tratando de descifrar qué era lo que sentía. Decidió dejarse llevar y puso sus manos en la cintura de Jimin, quien intentó no tener ningún tipo de reacción ante el estímulo. Ninguno de los dos se dio cuenta de cuando la canción terminó. Y justo cuando Yoongi iba a responderle, la bocina de una sirena pudo escucharse justo a su lado.
Ambos se separaron al instante. No podían ver nada hacia afuera, las ventanas estaban con los cristales empañados. Eso no podía verse bien, de ninguna manera.
Cuando escucharon que tocaban la ventana del conductor, Yoongi bajó el cristal. Eran los oficiales que anteriormente estaban en el restaurante.
—Vaya, vaya... son el par de escandalosos. Veo que no perdieron el tiempo —dijo uno de ellos, el de mayor edad. —¿Qué tanto hacían mal estacionados en un acotamiento de emergencias? Las faltas a la moral son penadas por la ley, par de... raritos.
—¡Oiga, qué le pasa, oficial! ¡Soy una persona decente! —Jimin alzó la voz con un gesto ofendido —No puedo hablar por este señor de aquí, pero al menos yo soy un buen civil.
El oficial lo observó con desdén, volteó a ver a su compañero -quien comenzaba a acercarse- y soltó una risa burlona. —Creo que van a tener que acompañarnos.
Yoongi volteó hacia Jimin quien había perdido el color en el rostro y tenía ambas de sus manos cubriendo su boca. Bien, era momento de usar lo que su padre le había enseñado. El nepotismo y la corrupción.
Sin más, bajó del auto tras decirle a Jimin "no te muevas de tu lugar" y cerrar la puerta.
Tras unos minutos, los policías se fueron y Yoongi volvió al auto.
—¿Qué sucedió? ¿Qué pasó? ¿Te multaron? ¿QUÉ PASÓ? —estaba exaltado.
—Me multaron, pero igual tuve que darles dinero para que no nos llevaran con ellos —suspiró tras decir y sacó un cigarrillo nuevamente para encenderlo —por favor, antes de que digas algo sobre el cigarro, déjame fumar este en paz.
—¡Fuiste corrupto! —dijo Jimin girándose por completo a verlo —¿Cuántas infracciones más a la ley cometeré en un día? ¡Mi padre va a matarme!
—Tranquilo, con el dinero que les di les cubrí la boca para no hablar de ello ni levantar algún acta. Claro que tengo otro problema: les di todo mi efectivo.
—Oh... —Jimin sacó el monedero de su mochila y observó algunos billetes —yo aún tengo mi dinero del viaje, no te preocupes. También fue mi culpa.
—¿Tu culpa? —le dijo Yoongi tras lanzar la colilla de cigarro fuera, apagándose con la nieve. —Esos imbéciles solo eran un par de vejestorios homofóbicos.
—Si, pero si yo no hubiera sido tan irresistible, no hubiéramos empañado los cristales del auto y no hubieran malentendido todo.
Yoongi le miró incrédulo —¿Cómo haces eso?
—¿Hacer qué? —Jimin puso una sonrisa de travesura que colmaría la paciencia de cualquiera.
—Sacarme de quicio, eso —dijo Yoongi encendiendo el motor del auto y abrochándose el cinturón —Nunca jamás nadie había sido así de... de... de desquiciante en mi vida.
Jimin solamente pudo reír. Se acercó un poco a él, le acomodó la corbata que momentos antes había jalado, y regresó a su asiento para ponerse el cinturón también mientras sonreía achicando sus ojos. —Yoongi, tú iniciaste el juego.
❄︎❄︎❄︎
En un inicio yo pensé que esto tendría, a lo mucho, 6 capítulos.
Por lo que veo, quedé 🤡
JAJAJAJAJ pero estoy disfrutando mucho el escribir a este hijo no planeado.
Por cierto, les juro que entre las muchas escenas que tenía y tengo planeadas para estos dos pedazos de tontos, jamás imaginé con antelación las escenas con música en el auto. Ellos simplemente hacen lo que les da en gana y yo soy su esclava.
Tampoco creí que trataría el tema de la homosexualidad en los años 90's y cómo estaba más señalada y estereotipada. Es interesante (:
Díganme qué les parece y déjenme una estrellita si les gustó, byebye♡
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