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21. La amenaza de hermano

Fue ese domingo que yo no veía la hora de llevar a Grecia de regreso. No sé qué excusa dieron y ella y Evan, pero Grecia me dijo que no me preocupara. Aprovechó esa mañana para verse con sus amigos. La fui a recoger al parque, creyendo tontamente cuando me dijo que estaba lista para irse. Tomaba gaseosas con Daniel y el resto de chicos de su anterior colegio y a cada rato me hacía una seña indicándome que le diera unos minutos más.

Al menos no había despertado con la policía en mi puerta, eso era buena señal. Para no entrometerme la veía de lejos y no sé en qué momento Evan apareció a mi lado... eso era peor que la policía. Intenté ignorarlo y él se dio cuenta.

—No pretendas que no estoy aquí. —Me reclamó sin despejar la vista de Grecia y mi instinto me decía que ya venía el sermón de hermano, acompañado de una amenaza de muerte—. Gracias por traerla. —Su agradecimiento me descolocó.

—De nada, pero lo hice por ella. No por ti.

—Ya sé, sé que quieres ganarte puntos con ella.

—No es eso, la quiero y como la quiero voy a hacer todo lo que pueda por que sea feliz.

—Sigues con eso... —resopló —. No puedo evitar que te acerques a ella, sobre todo porque mi madre te permite verla más que a mí—. Eso último me dolió un poco, por él. Sabía lo increíblemente injusto que era eso—. Pero aun así quiero poner límites.

—Está bien —le respondí y esta vez él era el sorprendido—. Por lo que a mi concierne tú eres la figura de autoridad en lo que a Grecia respecta y no tu madre, o el tarado de tu padre.

—Eso sí que no va a darte puntos conmigo.

—No quiero puntos, solo dame tus reglas de hermano mayor de una vez. —Como eso iba a ser muy cansado apoyé mi espalda contra el árbol bajo el que estaba. Evan se acomodó también, eso significaba que sí iba a darme una charla.

—Hable con Grecia anoche sobre ti, lo que siente y qué tipo de relación tienen. Creo que no eres un completo idiota con ella, por eso solo voy a pedirte una cosa: No tengas sexo con ella. Por favor. —Me pidió muy sereno, y realmente me lo pedía, no me lo ordenaba—. Ella se cree más mayor y madura de lo que es y no está lista para ese tipo de relación. Está un poco inestable emocionalmente por todo lo que está pasando y sabes que a ratos no toma las decisiones correctas. Si la quieres no te conviertas en una mala decisión para ella ¿Entiendes?

—De acuerdo —le respondí con mucha seguridad y de nuevo se sorprendió —. Entiendo tu punto y está bien. Mi relación con Grecia va muy lenta, a paso tortuga y supongo que está bien. La disfruto, aunque no lo creas.

—¿Qué rayos te pasa estás...?

—¡No estoy tomando ningún maldito coaching! —lo interrumpí cuando vi que ponía la misma mueca de todos—. Solo no soy un cretino inmaduro como al parecer todos piensan.

—En realidad te iba a preguntar si no estás drogado, pero da igual. —Desprendió su espalda del árbol—. Yo llevaré a Grecia. En la madrugada llamé a mi madre, le dije que tú dejaste a Grecia en su casa como siempre y ella se escapó y tomó un bus hasta acá. Ella se llevará un regaño, pero tú estarás fuera de problemas —me explicó mientras se alejaba y se iba a hacia su hermana, quien al verlo se despidió de todos de inmediato.

Al llegar hacia mí me dio la impresión que por un momento quiso darme un beso, pero ambos de inmediato procedimos a solo abrazarnos ya que sentíamos la penetrante mirada de Evan puesta en nosotros.

Ya estábamos cada vez más cerca a la época de torneos. Eso significaba más entrenamientos y fines de semana en los que no podría visitar a Grecia. Por suerte ella lo entendía y veríamos de compensar el tiempo perdido en las vacaciones de fin de semestre.

Terminado el entrenamiento del viernes, mis compañeros hablaban sobre salir luego. Ir a comer y en la noche a tomar algo. Como siempre me invitaban por cortesía, porque ya era costumbre que pusiera una excusa, pero ese día de verdad tenía ganas de hacer algo divertido. Tamara estaba muy ocupada administrando el club con Evan, Sophie e Ian hacía mucho que casi ni se asomaban a la puerta y el hecho de haber ganado fama gracias al programa de televisión, había hecho que con el tiempo fuese cada vez más asocial, ya que me era difícil distinguir quiénes eran amigos de verdad y quiénes me buscaban por interés. Al entrar a la universidad mis amigos de colegio se habían dispersado y no confiaba mucho en la gente nueva. Meses atrás eso había incrementado, con mi promesa a Grecia de no salir con nadie y por pasar los fines de semana con ella, que había traído como consecuencia no ir ni siquiera al pub de Evan los viernes o sábados por la noche.

—Vámos —les dije a mis compañeros cuando me avisaron sus planes. Se sorprendieron un poco, pero al mismo tiempo se alegraron. Me di una ducha rápida y salimos en grupo. Las novias de algunos nos dieron alcance, así como algunas amigas más.

Fue divertido y lo que necesitaba para despejarme. Con los estudios, el básquet y Susan presionándome para seguir grabando videos mientras Sophie e Ian se mantenían ausentes de las cámaras, la diversión que conlleva el tener diecinueve años se había esfumado de mi vida.

Reactivé los lazos de amistad con mis compañeros de equipo y también hice un par de amistades nuevas, que fingieron no conocerme y me trataron como alguien normal, hasta que tomaron confianza y las preguntas ineludibles surgieron.

—Tiago, perdón si te molesto con mi pregunta, pero soy muy fan de tu hermana y no se sabe nada de ella. ¿Está bien? —la primera en preguntar fue Candela, una chica alta y delgada, de ojos marrones, cabello negro ondulado y corto que estudiaba comunicación. Tenía esa pinta bohemia común en casi todos los de su carrera que buscaban ser periodistas o trabajar en medios detrás de cámaras, a diferencia de los que claramente habían nacido para ser la imagen atractiva que los medios de comunicación mostraban al mundo; aunque Candela tranquilamente podría haber sido ambas ya que era muy linda.

—Lo siento, no puedo hablar de su vida privada, pero ella está muy bien.

—Me alegro mucho, es todo lo que quería saber. Solo dile que muchos la queremos, aunque no la conozcamos en persona y la recibiremos bien si decide regresar.

—Sí a mí me encanta Ian también, es súper guapo. —Intervino Mia, otra estudiante de comunicación que conocía ese día y en definitiva pertenecía al grupo de estudiantes creados para la cámara—. O sea, perdón, sé que es de tu hermana, pero tengo ojos.

—Está bien, a Sophie le gusta que alaben a su novio, le suben el ego —respondí. La charla siguió fluyendo y yo terminé hablando sobre mí, sobre mi experiencia grabando "Transalterna", el trabajo que realizaba en redes sociales y de alguna forma no fue incómodo. A todos les interesaba y mostraban un genuino interés. Como pasaba antes, volví a ser el centro de atención y de no ser por Grecia, que habría elegido a Candela como mi compañía femenina para esa jornada.

Después de comer y pasar la tarde conversando, nos fuimos al Pub, impresioné a todos consiguiendo entrar sin hacer fila y una mesa en el VIP. Cortesía obviamente de Tamara. La pasé tan bien que al día siguiente me quedé dormido hasta más de medio día, cuando Sophie me encontró tumbado de estómago sobre mi cama.

—Tiago, qué haces aquí, pensé que habías salido temprano hacia lo de Grecia. —Me dijo zarandeándome. Apenas fui abriendo los ojos la distinguí. Estaba vestida como para pasar el día en casa y tenía una mano sobre su vientre. En poco tiempo éste había crecido de golpe. Me daba la impresión de que una abeja gigante la hubiese picado mientras dormía y había despertado hinchada.

Me levanté de golpe y casi muero al ver la hora; casi muero de nuevo al ver los mensajes y llamadas perdidas de Grecia. Para esas horas normalmente ya hasta habíamos almorzado. La había dejado plantada.

Solo atiné a llamarla mientras le pedía a Sophie que me pasara mi ropa.

—Grecia en verdad lo siento. Ayer tomé un poco y me quedé dormido, estoy saliendo ahora.

—Supuse algo así, vi tus fotos en Instagram —respondió con una voz aguda—. No te preocupes, ya es tarde. La próxima semana nos vemos si quieres y va vemos lo del canal.

Me quería morir, ella no lo decía, pero sentía que estaba un poco triste. Lo del canal y su gran regreso lo veníamos dilatando durante semanas por diversos motivos, y le había prometido que ese día sí nos pondríamos serios con ello.

—No importa la hora, yo voy —insistí.

—Ya hice otros planes, si vienes no podré verte. Descansa, adiós. —Me colgó.

Dejé de pelear con la camiseta que intentaba ponerme con una mano mientras tomaba el celular con la otra.

—¿La cagué? —le pregunté a Sophie, que observaba todo.

—Claro que sí. Pero déjala y luego haces algo bonito por ella. Verás que va a pasársele el enojo— Me aconsejó—. Comamos algo y luego nos reuniremos con Evan y Tamara. Ian y yo queremos hablar con ustedes—. Me dejó solo y pude vestirme con más calma. No sabía qué querían decirme, pero era raro que salieran de casa. Lastimosamente el tener que ser acosados todo el tiempo había llevado a que solo salieran para lo estrictamente necesario, salían del departamento a casa de mis padres o al refugio. Ian en la universidad no hablaba con nadie e incluso había conseguido que algunos maestros le diesen permiso de no asistir a clases presenciales y solo ir para las evaluaciones.

Era triste saber que mientras más gente te conocía, más se reducía tu mundo. Y el que estuviesen ocultando el embarazo de Sophie a al público dificultaba las cosas.

Por ese día Evan y Tamara cerraron la cafetería, así teníamos el lugar solo para nosotros, lejos de acosadores o miradas curiosas. Fue tan agradable como el día anterior. Ahora estaba en compañía de mi círculo de amigos más cercanos, y Evan, que no sabía qué considerarlo.

Por un momento pude ver a la Sophie de antes, su ánimo había mejorado el pasado mes. La nueva oportunidad que tenía de vivir el sueño que se le había truncado el año pasado le regresó la vida. Seguía tomando antidepresivos, pero el simple hecho de tener una motivación en la vida había ayudado.

Comentábamos que Alan, mi primo y uno de mis mejores amigos, llegaría en esas vacaciones. Él se había ido a estudiar al exterior dos años atrás y venía de vacaciones una vez al año. Eso me ponía impaciente por que por fin acabase el semestre. Mi vida social volvería a ser como antes, y extrañaba mucho eso, en especial porque faltaba muy poco para mi cumpleaños y ahora sí planeaba hacer una fiesta que terminara en destrucción masiva. Todo estaba perfecto en mi cabeza hasta que Ian develó el motivo por el cual nos habían reunido.

—Con lo que está pasando en nuestras vidas, Sophie y yo tuvimos que tomar algunas decisiones y después de pensarlo mucho, vimos que lo mejor para nosotros va a ser irnos a Londres.

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