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17. S-K-A-T-E

Por años, Grecia había asistido sin falta a mis partidos más importantes, para animarme y filmar. Yo jamás había ido a alguna de sus competencias deportivas. Por primera vez, sería yo quien la filmase y animase.

Cinco chicas se inscribieron y no esperaron demasiado para empezar. Definieron quién iba primero con un "piedra papel o tijera" y desde ese momento pude ver que Emily y Grecia se lo tomaban muy en serio. Grecia fue quien ganó, así que se preparó para comenzar.

Me puse disimuladamente cerca de los amigos de Emily, para escuchar lo que decían y entender lo que pasaba.

No competirían en la rampa, sino en el suelo. Grecia se deslizó un par de metros y luego elevó la patineta con un giro en el aire. Algo que a ella y Daniel los había visto hacer miles de veces y que no parece muy complejo sino hasta que lo intentas.

Emily siguió y la imitó con exactitud. Luego siguieron las otras tres chicas y la última no lo consiguió, cayó fuera de su tabla.

Pensé que con eso era una competidora menos, pero los jueces anotaron una "S" al lado de su nombre en una pizarra. Tras observar cómo realizaban otros trucos más, entendí que cada fallo les daba una letra, y quien formaba la palabra "Skate" salía de la contienda.

Me senté en el suelo, eso iba a dar para un rato muy largo.

Las cinco iban bastante parejas en la primera ronda. Cuatro tenían una S y una de ellas una "SK". Eso podía eternizarse. Era entretenido en un principio, pero luego se me hizo tedioso. Solo cuando era el turno de Grecia me animaba ya que ella venía hacia mi cada vez que lo lograba.

Por fin después de diez rondas, las primeras participantes se retiraron.

Grecia, Emily y una chica llamada Mariana tenían ya cuatro letras. Un fallo y cualquiera de las tres se iba. Yo estaba muy nervioso, el resto de los chicos emocionados, los escuchaba comentar cómo iban a molestar a Emily si perdía.

El truco de esa ronda decisiva fue propuesto por Mariana. Lo que proponían era cada vez más complicado. Ella avanzó, saltó y dio un giro hacia adelante a tiempo que su patineta rodaba en el aire trecientos sesenta grados. Sin duda se veía muy complicado, pero estaba seguro que Grecia lo lograría.

Le tocaba a Emily, ella miraba hacia la pizarra muy nerviosa, a diferencia de Grecia que se encontraba muy confiada. Realizó un buen salto, giró, la patineta igual, pero un mal cálculo hizo que fallara en pisar la tabla por apenas un centímetro.

—¡Sí! —grité.

La chica se levantó mirándome furiosa. Estaba oficialmente fuera de la competencia. Ahora le tocaba a Grecia, ella estaba también muy contenta. Lo teníamos ganado.

Con mucha confianza se puso en su lugar para imitar el truco. Casi ni la vi, valía más el rostro rabioso de Emily. Desvié la vista un momento y cuando la regresé hacia Grecia, la vi en el suelo.

Se había caído y con eso ganado la última letra. Estaba también fuera de la competencia.

Mariana saltó de alegría, porque con sus dos contrincantes fuera ella era la ganadora.

No me lo podía creer, ni Grecia ni Emily tampoco. Los chicos se reían, era una situación que no habíamos previsto: Qué pasaba si había un empate o en este caso, ambas perdían.

—Perdiste, vete. —Emily se acercó a Grecia y ella le respondió.

—¡Tú perdiste antes!

—Eso fue solo porque me tocó antes de ti.

Yo y los otros chicos nos miramos. ¿Qué podíamos hacer?

—Yo gané así que yo decido —de pronto la ganadora se nos acercó, sorprendiéndonos con su intervención.

Emily y los otros estuvieron de acuerdo. La expresión de Grecia cambió a una de tristeza. Mariana era amiga de Emily, seguro la iba a sacar.

—Emily...— dijo y la susodicha sonrió—. Deja de ser tan ardida. Grecia se ganó su lugar aquí. Solo ignórala y deja de joder —determinó y la dejó pasmada—. Lo hiciste bien —le dijo a mi pequeña, quien tampoco se creía lo que pasaba—. No tan bien como yo, claro, necesitas practicar. — Finalizó yéndose con los otros chicos.

Grecia le dio las gracias con un gesto de la cabeza y se quitó el equipo. Algo dubitativa se lo extendió a Emily.

—Gracias.

—Da igual, no iba a ser una competencia si no competías. —Le quitó las cosas de las manos—. No te acerques a mí. Usa las rampas que yo no esté usando, ¿entendiste? —le ordenó con tono amenazante—. Felicidades, tú sí ganaste —se dirigió a mí.

Grecia de inmediato corrió a abrazarme. Emily nos observó un momento y pude notar que más que enojo tenía tristeza. Era claro que Grecia le gustaba mucho, pero ella me había elegido a mí. Definitivamente yo era el ganador esa mañana.

Después del torneo, no pude permanecer mucho más tiempo. Me quedaban como cuatro largas horas de viaje hacia casa. Al día siguiente tenía clases muy temprano y entrenamiento en la tarde. Solo pensar en regresar a mi rutina me agotaba. Llevé a Grecia a su casa, paramos frente a la entrada y conversamos unos minutos. Tenía tantas ganas de arrancar el auto y solo irme con ella... y estoy seguro que ella deseaba lo mismo.

—Nos vemos la próxima semana —le dije.

—¿En verdad vas a venir?

—Por supuesto. No pude cumplir mi promesa de llevarte de nuevo con Evan, pero el resto sí lo estoy cumpliendo.

—¿En serio? ¿Hasta lo de no salir con nadie? —preguntó incrédula.

—Eso, sobre todo.

—¡¿Estás loco?! Han pasado muchos meses.

— Oh, créeme que sí y al principio fue difícil, pero ahora ya ni pienso en eso. Es más, creó que hasta me salió un himen.

Grecia me dio un golpe como respuesta.

—Tonto. No te esfuerces demasiado. Es mucho todo lo que haces por mí y vas a aburrirte.

—No voy a aburrirme. En mi mente tengo una relación imaginaria contigo y eso compensa todo. Además, hoy la pasé muy bien. Va a ser increíble venir cada fin de semana. A menos que no quieras.

—Por supuesto que quiero —respondió rápido—. Gracias. —Para corroborar sus palabras se acercó a mí con la intención de darme un pequeño beso, como aquel día cuando nos habíamos despedido.

Yo la abracé y junté mis labios con los de ella con muchas ansias. Ella me correspondió y perdí la noción del tiempo, ese beso pareció durar un segundo y una eternidad el mismo tiempo.

Nos separamos lentamente y ella salió rápido del auto, antes de arrepentiste. Se despidió de mi desde la acera y me quedé un rato esperando que ingresara a su edificio, luego partí con rumbo a casa.

Llegué tarde y desperté temprano. Le toqué la puerta a Ian antes de irme. Ese día era su cumpleaños, y pensé en al menos felicitarlo.

—¿Hola?—entré preguntando a su habitación. Él como siempre estaba frente a su computadora. No podía distinguir si se había levantado temprano para trabajar o no había dormido en toda la noche.

—Feliz cumpleaños...—lo felicité. El recién levantó la vista de la pantalla.

—¿Qué? —me preguntó.

—Feliz cumpleaños, hoy es tu cumpleaños, ¿lo olvidaste?

—¡¿Qué?! ¡¿Hoy es treinta?! Exclamó y se puso a buscar algo en un grupo de papeles—. Demonios —murmuró.

—¿Qué pasó?

—Hoy tengo una reunión, casi la olvido, debo hacer algunas llamadas. Cierra la puerta al salir —añadió a tiempo que agarraba su teléfono y copiaba el número de uno de los papales.

Salí de su habitación. Eso había sido... raro, incluso para Ian. Me dio bastante pena. Él no era de celebrar su cumpleaños, creo que hasta un par de años atrás nunca lo había hecho. Era Sophie quien organizaba algo para ambos, ya que ella cumplía al día siguiente. Un año atrás, sus cumpleaños habían sido un gran evento, recién habíamos acabado de filmar la última temporada de Transalterna y abierto el canal de Youtube, donde solo habían subido algunos videos de su vida cotidiana que captaron mucho la atención. Muchos amigos habían asistido además de otros actores de la serie y compañeros de la universidad, y aunque Ian no es una persona que disfrute demasiado de las fiestas, la había pasado muy bien. Ahora todo eso se había esfumado. Al día siguiente iría a casa de mis padres, pero antes averiguaría qué planeaban hacer con Sophie.

La mañana del treinta uno desperté con la sorpresa de encontrarme un regalo envuelto de una manera hermosa en la mesa del comedor, el papel en una tonalidad de colores pastel muy armoniosos y un enorme moño hecho con cinta de encaje. A este lo acompañaba una nota de Ian, quien había salido muy temprano esa mañana a la universidad.

"Por favor entrégaselo a Sophie"

Arrugué la nota y la dejé sobre la mesa, tomé el regalo y salí rumbo a mis clases. A la hora del almuerzo iría con mi familia. Ni siquiera mis padres sabían qué iban a hacer. Habían ordenado el platillo favorito de Sophie y un pastel. Con suerte la pasaría un poco bien ese día.

Cuando llegué, encontré a todos en el comedor, menos a Daniel que seguía en el colegio y a Sophie. Mis padres partían el pastel y se lo servían a mis hermanos.

—¿Llegué tarde? —pregunté, pensado que Sophie ya había apagado sus velas.

—No, Sophie vino, se sirvió un plato de comida y se fue a su habitación—. Me explicó mi madre—. Le preguntamos si quería pastel y dijo que no. —Se dejó caer en la silla, frustrada.

—Ya no sabemos qué hacer con ella. Solo se la pasa viendo Netflix. Al menos su apetito ha aumentado, pero nada le motiva —dijo mi padre.

Me senté a la mesa y me serví una buena porción de sushi y rollitos primavera.

—¿Cómo está Ian? Lo llamamos ayer, pero no nos contestó.

—No mucho mejor que Sophie. Estudia y trabaja todo el día, solo sale para sus clases, come en su habitación y duerme, creo, no sé en qué momento. En las noches entro a revisar si sigue vivo —les expliqué. Entendía la difícil situación en la que se encontraban.

Si bien Sophie no daba indicios de volver a ser la de antes, estaba ligeramente mejor ahora que no veía a Ian. Al menos comía y lloraba menos.

Terminé de comer y subí a la habitación de mi hermana para felicitarla y darle el obsequio de Ian. No sabía cómo lo iba a recibir, intentaría hacerla sentirse mejor con eso.

—Hola, felicidades —le dije al entrar.

Ella estaba de piernas cruzadas sobre la cama, mirando a la laptop que tenía en frente.

—Gracias—respondió como un acto reflejo.

—Ian te manda esto —saqué el regalo de una bolsa donde lo había llevado con cuidado para no maltratarlo.

Sophie lo miró de reojo y ni se inmutó.

—Déjalo ahí —me respondió señalando una mesa.

—¿Quieres que hagamos algo? No sé, ¿salir? —me animé a preguntar.

—No, estoy bien, gracias. ¿Me haces un favor y llevas mi plato a la cocina? —me pidió.

Tomé su plato y salí de ahí, ella no me prestó ni la más mínima atención.

Al bajar las escaleras me detuve justo antes de pisar algo peludo. Casi ni me doy cuenta, pero ahí estaba mi gatita.

—Ash, pequeña, qué haces aquí, casi te mato —le dije levantándola. Daniel no había regresado del colegio y al parecer la gata había escapado del corral para bebés que le habíamos armado. Teníamos miedo de que se perdiera por la casa o peor, que saliera de esta. Pero al parecer ya había aprendido a trepar.

La puse en su cama y fui a dejar el plato en el lava vajillas. Luego regresé para jugar con ella y no la encontré.

Busqué por la habitación primero y luego fui hacia la sala. La gata era diminuta y la casa enorme. Podía pasar horas buscándola.

—¿Has visto a Ash?, ¡búscala! —le ordené a mi perro, quien pensaba que mi búsqueda era un juego y se acercó curioso a acompañarme.

El perro solo me movió la cola. No entendía lo que le pedía.

Después de rastrillar todo el piso de abajo con ayuda de mis hermanos, fui al segundo piso, la gata se veía muy interesada por las escaleras, aunque dudaba que hubiese podido subirlas hasta el final, era el único lugar que me quedaba.

Pasé por la habitación de Sophie, que no tenía puerta, y no pude creer lo que veía. Mi hermana por fin había desprendido la vista de la pantalla y jugaba con la gatita sobre su cama. Me oculté detrás de la pared y observé asomándome con mucho cuidado.

Sophie sonreía un poco, era la primera vez en meses que la veía ligeramente feliz por algo que no fuese una de mis mentiras sobre Ian.

No era una recuperación completa, pero fue a partir de ese momento que la vida de mi hermana empezó a cambiar por completo.

Estatura y cumpleaños de los personajes

Tiago 1.93 - 19 años (20 en junio)
Grecia 1.65 - 16 años (17 en agosto)
Daniel 1.89 - 15 años (16 en abril)
Sophie 1.60 - 21 años
Ian 1.90 - 21 años
Evan 1.82 - 21 años (22 en noviembre)
Tamara 1.66 - 20 años

Emily 1.73 - 17 años (18 en mayo)

Samy - 1.60 - 15 (16 en junio)

Alan 1.83 - 20 años (21 en julio)

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