Extra-I: La misión en la que todo sucedió (+18)
7 de noviembre de 20xx
Apartamento de Rei y Kazuki
Baño principal —10:30 A.M.
Rei estaba terminándose de arregla el traje viéndose al espejo para asegurarse de que esté no tuviese ninguna arruga. Si bien lo hubiese hecho con tranquilidad en su habitación como siempre hacía, esta vez no sería así, y todo eso se debía a que en los últimos días la esencia de su compañero de misiones estaba por toda la casa y para él no era nada cómodo estar respirando ese aire.
Mucho menos si sentía como su cuerpo reaccionaba a esa fragancia a pan. No entendía bien porque de un tiempo para acá cuando los celos de aquel Alfa empezaron a hacer efecto en él hasta el punto de provocarle esos ciclos de calor que había suprimido por tanto tiempo para tener oculto el hecho de que él era un Omega.
Jamás había tenido problemas antes con otros Alfas cuando trabajaba para su padre. Ciertamente, en todo ese entrenamiento que le habían obligado a aprender que su mente era quien debía de controlar los impulsos de su cuerpo habían salido bien, incluso en esas misiones que hacía día y noche sin importarle si tenía esas leves reacciones comunes de un Omega, realmente no las reconocía del todo estando bajo las garras de su progenitor.
Sin embargo, cuando se reveló por estar harto de ese maltrato y con la excusa de: probar suerte en engañar otras organizaciones fue que se le concedió aquel deseo de irse con la condición de que debía de regresar si al lugar a donde fuese lo mantuviesen inactivo, sea por haber descubierto lo que era o porque ninguna organización era igual a la del clan Suwa.
Cómo bien sabía, todo durante un tiempo cuando se alejó estuvo marchando bien. Hacia trabajos pequeños en el primer grupo de sicarios que no tuvo tantos "peros" en aceptarlo, pues a quien tenía como jefe era otro Alfa de esencia a café, este llamado Kyutaro Kugi, el cual buscaba de probarlo antes de arriesgarse a tenerlo como el mejor, y cuando fue aceptado provisionalmente, sin duda, le agradaba más ese nuevo lugar porque era un poco más suave que su padre en términos de mandar, pero severo con el trabajo cuando este no se cumplía.
Verdaderamente, Rei no tenía esos problemas, mas si un miembro particular del grupo, y en aquel tiempo como su prueba final para entrar a la orden fue hacer equipo con aquel hombre de cabello rubio; otro Alfa llamado Kazuki Kurusu, sabía que lo era por su aroma a hogaza, el cual le sorprendió que no le desagrada cuando lo identificó como el de otros Alfas con los que ha trabajado, incluso como lo hizo el de su jefe en su primer encuentro.
Le pareció extraño en ese primer contacto, sobre todo, por la manera tan brusca en que emanó su esencia. Pero, así como en el momento que se presentaron, los gestos corporales de Kazuki se relajaron, y desde ese día en el éxito que tuvieron en su primera misión juntos se repitió lo de trabajar juntos hasta que su superior, en definitiva, por el desempeño que ambos tenían los dejó cómo un equipo.
Cuando recordó que sucedió de esa manera no le agradó, porque el azabache lo que menos quería era tener un Alfa en sus espaldas, pero mantenía sus sospechas bajas. Además, con el aspecto que tenía de verse siniestro y diferente a un Omega lograba pasar desapercibido como un Beta.
No obstante, los problemas con su naturaleza pasiva vinieron después cuando los hicieron vivir juntos. Realmente no fue un inconveniente al principio, sin embargo, a medida que la convivencia con Kazuki era más frecuente oliendo sus celos, lograron hacer los suyos propios también aparecieran y que, a su vez, no pudiese controlarlos.
Se le hizo molesto tener esas leves reacciones hasta que se comenzaron a incrementar en la típica fiebre corporal, el agotamiento y cierto apetito sexual al estar oliendo el aroma a pan de aquel Alfa, tanto que no podía disimular que su esencia a pudín reaccionase a esta, pero con el aroma a cigarro que cargaba solía confundir un poco a opuesto sin hacerlo reaccionar como debía.
Aunque como había hecho memoria, sus ciclos de calor aparecieron con regularidad a la par de los rut de su compañero, así que, estaban sincronizados, un hecho que no entendía bien a qué se debía, mas no le preocupa al verlo como una ventaja de poder, de cierta manera, llevarlos en calma en casa porque aquel Alfa con el que convivía siempre se buscaba a una Omega para drenarlo y divertirse por los siete días que de ausentaba.
Eso último lo hizo gruñir como molestia (quién sabe porque) mientras se terminaba de arreglar. Tardó mucho tiempo pensando, tanto que revisó el reloj en su muñeca, y este le indicaba que prácticamente había tardado una hora, pues marcaba las once y media de mañana. Suspiró dándose cuenta de que debía de intentar controlar su naturaleza para empezar con el trayecto hacia la misión, después de todo, debían de viajar de Osaka a la capital de Tokio a cumplir con la misma.
Estando arreglado con el traje y su cabello en esa coleta que lo hacía verse intimidante fue que salió del baño. Cuando abrió la puerta, Rei se encontró a Kazuki a medio arreglar, y no solo eso, sino con la casa con una bomba de feromonas atrayentes a pan en las que observaba que tenía su brazo al descubierto y prensado junto a una jeringa.
—¿Qué haces?
—Ah, Rei —expresó con una voz un tanto grave—. Solo buscó de ponerme un supresor de Alfas. Mi celo se adelantó unos días antes por culpa de una fragancia que no he dejado de oler estos meses y siento que podrá venir en cualquier momento —informó el dominante teniendo su vista en ocupada en lo que hacía—. Nada relevante, el problema es que cómo tenemos una misión, es mejor que haga esto antes de perder el control. Es bueno que no tengas que pasar por esto.
Él quisiera que eso fuese verdad, pero el Omega al ver directamente a su opuesto con su torso al descubierto y que aquella esencia estuviese levemente en el aire buscando de llamar a alguien para tomarlo sintió repentinamente el calor invadirle al mismo tiempo que él también liberaba su fragancia de forma sutil.
Lo supo porque de improvisto sus mejillas se encendieron, obteniendo así que se sonrojara como reflejo de su naturaleza al estar así con un Alfa. Se buscó de acomodar el cuello del traje para pasar esa sensación de ardor como también tragar saliva para aligerar la sensación que hormigueaba en su nuca.
—Maldición, voy a enloquecer —expresó Kazuki apartando la inyectadora de su brazo con la vena saliente. No había podido clavarla por sentir que imaginaba esa fragancia a pudín que lo tenía exasperado—. Ese aroma tan dulce a Omega... ¿Por qué es tan persistente si no hay ninguna cerca? —gruñó frustrado para luego alzar su mirada, dándose cuenta de que Rei estaba con su cara un tanto enrojecida—. ¿Estás bien, Rei?
—¿Eh? —soltó reaccionando levemente a la realidad, apartando su mano de camisa del smoking—. Si, solo termina de colocarte tu inyección. Estamos algo retrasados.
—Tienes razón. Seguro es mi imaginación, ah, pero se sienten tan reales esas feromonas a pudin...
Los ojos del azabache se abrieron de par en par cuando mencionó su esencia. Ahí decidió agudizar su olfato, y, efectivamente como lo olía aquel rubio: su fragancia dulce de Omega estaba concentrándose, aunque no supiese que era su persona de quién provenía. Incluso estando solos y con las puertas del balcón abiertas.
—Deja de mencionar esa tontería de esencias. Cómo todo Alfa deliras mucho —ordenó Reí con cierto tono de voz mandón que logró persuadir a su compañero a volver a retomar lo que hacía, pero este temblaba—. Tardas demasiado, lo haré yo.
Estaba desesperado porque se atrasaban y su cuerpo en ese ambiente no soportaba nada, era por eso por lo que su esencia se estaba liberaron, pero, afortunadamente aún tenía el control de esos impulsos. Si bien al aproximarse a intentar ayudar a su compañero con su problema para controlar el celo. Tras agacharse, Rei acercó su cuello cerca de las fosas nasales del Alfa, y este reaccionó un poco por impulso, cegándose unos instantes por percibir levemente sus feromonas a pudín.
El rubio tomó, brevemente, con sus manos al azabache de la camisa estando bajo su lado animal, pero antes de que pudiese hacer algo, mejor dicho, provocar algo. El Omega actuó con rapidez e inyectó en esa vena aquel suero que controlaría a su compañero hasta que acabase la misión.
Evidentemente, Kazuki se quejó por esa acción apartando a Rei en dirección al suelo hasta que la sustancia hizo efecto trayéndolo a la realidad.
—Ah, como detesto usar esa maldita cosa cuando hay trabajo —dijo tocando dónde fue pinchado—. Ese aroma me tiene enloquecido. Siento que está tan cerca —su vista se posicionó en dirección de su compañero mercenario, este se encontraba el suelo aún con su cara enrojecida—. ¡Dios! ¿Te hice daño, Rei?
Él negó, simplemente buscó de mantener la compostura ante ese movimiento de Alfa territorial. De cierta manera, para su lado Omega fue un tanto excitante, pero para su lado mercenario significaba peligro. Así que, prosiguió a dejar su mente en blanco y hacer como si nada pasaba mientras su socio se terminaba de alistar ahora que estaba más calmado.
Autopista de Tomei — 1:45 P.M.
Llevaban una hora de camino desde que ese dúo de mercenarios se había subido al automóvil.
El viaje tardaría aproximadamente para llegar a su destino unas ocho horas si este no presentaba inconvenientes en el camino con referente a problemas de tránsito, y como el panorama apuntaba, podrían llegar sin ningún inconveniente. Aunque para Rei si lo había, y como lo había sentido desde hace media hora, su celo estaba buscando de aparecer.
Estaba un poco mareado y estando encerrado con Kazuki en el coche sentía que su cabeza iba a explotar, ya que, por muy sutil que las feromonas dominantes de pan oliesen a causa de la inyección que se puso, las suyas de pudin buscaban de manifestarse e intentar atraerlo. Intentaba disimular lo más que podía, sin embargo, por más que ejecutaba su entrenamiento pasado con referente a cómo ignorar sus impulsos, más difícil se le hacía.
Evidentemente, el Alfa notaba la actitud de aquel Omega encubierto; lo observaba con una mirada más perdida de lo usual, con unos sus mejillas un tanto sonrojadas y moviendo su pierna de informa inquieta. Realmente no tenía idea porque seguía manteniendo esa reacción, después de todo, si era un Beta, este no debía veía afectado por su esencia si no podía olerla.
—¿Te sientes bien, Rei? —le preguntó el rubio cuando posicionó su vista al frente.
El azabache le asintió, sinceramente no sentía que pudiese articular palabra alguna. Lo que sentía con su cuerpo era un hormigueo que buscaba de intensificarse lentamente al olfatear esas pequeñas dosis de esa esencia dominante de quién conocía.
—¿Seguro? Es que, no lo pareces —Kazuki le buscó de dar la vuelta por si le había hecho algo en esos momentos que se dejó llevar por su celo antes de la inyección—. ¿Te hice algo? O ¿Es por qué estás cansado? Sabes que te he dicho que jugar hasta la madrugada cuando tenemos misión al día siguiente no es lo adecuado.
El Omega buscó de ponerse derecho en el asiento para poder responderle en pocas palabras a cómo estaba acostumbrado a tratarlo, pero al más leve movimiento sentía que impulsaba más su naturaleza; su estómago levemente le dio un calambre.
Posicionó su mano en dónde le dolió. Jamás había sentido un síntoma así las veces pasadas en las que se quedaba solo. Se puso a pensar que podía ser causado por ese aroma a pan que estaba bastante concentrado en el aire del coche y su cuerpo solo quería que él cediera.
—¿Te duele estómago? ¿Quieres vomitar? —su compañero estando ansioso continuaba preguntándole, pero respuesta alguna no recibió—. Por lo visto, este día se hará largo. Primero la aparición repentina de mi rut y ahora tú enfermo, eso era lo que faltaba.
—Solo terminemos de llegar —dijo el asesino perfecto tragando saliva por reacción de sentir cierto asco—. Abre la ventana. Siento que voy a vomitar...
Kazuki acató la orden. La manera en que Rei se la expresó acompañado de esa exhalación le hizo cumplirla de forma inmediata; bajó el vidrio de la ventanilla y el azabache sacó su cabeza por esta para respirar el aire puro.
Fue buena idea hacerlo, eso alivió un poco su nariz que estaba sensible al aroma a pan que se impregnó en el auto. Así como también dejaba que su mente se centrara y controlara en expulsar su esencia a pudín.
—No vayas a subirla. Déjala así —pidió volviendo a ponerse mejor en el asiento del copiloto para sentir la brisa que venía de afuera.
Sin lugar a duda, eso extrañó al rubio. Más aún con eso de que él estaba en celo, ¿Rei podía olerlo? Se puso a pensar, pero era imposible por el hecho de que estaba controlado con esa droga para su jerarquía como lo de que su compañero era Beta, y en lo que les han enseñado sobre este mundo: ellos no se ven afectados por las feromonas.
Se quedó pensando todo el trayecto.
Era lo único que podía hacer tras sentir el aire correr por dentro del auto como ver qué a quien tenía de copiloto se quedó dormido con su cara en dirección a la ventana en la siguiente hora del viaje.
Ciertamente, Kazuki admitía que estar juntos en un viaje tan largo se le hacía curioso, después de todo, casi ni convivían y cuando él tenía sus celos cada trimestre se alejaba de casa para controlarlos. Si bien esto más que todo era porque su animal lo hacía por buscar esa esencia que lo tenía enloquecido desde hace algún tiempo.
Y en estos últimos meses, la percibía con más frecuencia; ese aroma a pudin podría admitir que incluso lo percibió hace un rato, pero seguro era su imaginación. Así que, dejando eso de lado para volver a centrar su mente en Rei, debía admitir que se le hacía un hombre bastante curioso últimamente, incluso más que la primera vez que se conocieron.
A decir verdad, recordando ese momento, algo en desde ese instante lo había controlado cuando Kyutaro los presentó cuando él estaba descontrolado por los acontecimientos de su manada, pero cuando Rei y su persona estuvieron frente a frente, se relajó.
Pensó que era porque era un Alfa, y por eso tuvo esa reacción por el tema de ser territorial, mas no fue así, realmente aquel azabache no desprendía ningún aroma, por lo cual, entendió que era un Beta. Ahí entendía la razón de porque su jefe los relacionó una temporada con todo ese asunto hasta que los unió permanentemente.
Repentinamente se le escapó una sonrisa por pensar en estar relacionados, incluso su esencia se liberó un poco al sentirse relajado, logrando así que Rei se estremeciera un poco. Creyó ver mal aquel movimiento, después de todo, podría estar delirando con todo esto de la sustancia controladora de Alfas como era el efecto secundario algunas veces.
Pero volviendo a observar de reojo a su compañero, se percataba de lo bien que le lucia ese traje. No era la primera vez que se lo veía puesto, pero en la visión que le daba su lado animal un poco despierto: se veía apetecible. Debía de admitir que desde que vivían juntos hasta el día de hoy conocía siempre lo fue. Tragó saliva como reflejo de sentir esa leve provocación dada por él mismo.
Dándose cuenta de que todavía quedaba un largo camino que recorrer decidió centrarse. Con tal, solo estaba él en su mundo, pues Rei una vez que se dormía no se despertaría a menos de que fuese un ataque sorpresa o que habían llegado al destino, y viendo a como decía el GPS que aún faltaban seis horas decidió empezar a buscar los atajos que ocultaba la carretera, pues ahora que tenía la imagen de su copiloto en otros términos prefería concentrarse antes de que su rut apareciera por no controlarse.
A veces, eso último no podía evitarlo al ser un Alfa que perdió a quien marcó, por lo cual, no siempre la medicina tenía buen efecto él. Además de percibir otra vez ese aroma a pudin de la Omega que lo enloquecía estando a solas con un Beta.
—Maldición, ¿por qué huele tan bien? —se preguntaba observando su ventana cerrada como la que su acompañante tenía abierta, era imposible no percatarse de que aquella dulce esencia estaba en el coche—. ¿Tal vez la tuve en el auto alguna vez? No, imposible, yo no traigo a nadie aquí. Solo lo usamos Rei y yo para movernos —se dijo a sí mismo, pero, aun así, su desvarío imaginaba bien ese aroma como para no hacer que su cuerpo reaccionara ante él —. No, Kazuki, solo estás delirando. Si, eso es. Debo concentrarme en llegar para ejecutar el plan que armé para infiltrarnos, que Rei haga lo que debe de hacer y luego volver a estar con Dorothy y Carol...
Apretó con sus manos el volante de pensar en desquitarse sexualmente con aquellas Omegas con las que se las vivía en sus rut. Su esencia a pan tras recordar aquellos momentos con esas aquellas mujeres, de cierta manera, logró que su glándula de Alfa se estimulara un poco y liberase más de su esencia; no se percató de que Rei se había vuelto a estremecer por eso (haciendo que este inconscientemente liberase su esencia a pudin), pero por haberse estimulado, pues su cuerpo reaccionó provocó dándole una erección de la que se percató en el punto medio del recorrido.
—Estúpida inyección que no funciona para nada... —tragó saliva buscando de poner su mente en blanco, incluso observó que su copiloto aún dormido buscando de que no tuviese le ansias por el hecho de no le atraía, mas todo resultó lo contrario.
Sus ganas fueron un poco más fuertes sin darse cuenta de que estaba siendo provocado por las feromonas que tanto buscaba estaban a su lado.
— No me había dado cuenta de lo bien que se ve Rei... Como me encantaría poder clavársela... —con decir aquello fue que intentó volver a la realidad. Seguro estaba desvariando, y sabía que tener esa visión de su compañero en estos momentos no era la correcta—. Pero ¿qué estoy diciendo? Rei no es un Alfa para que me provoque la curiosidad o incluso un Omega para querer tenerlo y hacerlo mío... —exhaló dándose cuenta de que con eso último perdió la cabeza—. Estoy jodido, será mejor acabar con esto antes de que empeore.
Tokio - Japón
Edificio Sakamaki — 7:50 P.M.
Tardaron en llegar más de lo necesario, pero no era porque hubiese tráfico, eso jamás lo hubo, sino más bien porque el rut de Kazuki se estaba manifestando y eso amerito que hiciese una parada en una farmacia cercana para comprar otro supresor para intentar calmarlo. Como Alfa debía de poder controlar sus impulsos, pues eran los Omegas quien cedían con más frecuencia a estos, pero al estar con aun sus problemas del pasado, este le dificultaba de volver a tener un celo normal.
Al menos, logró resolver el problema antes de que su instinto animal actuase por él. Aunque esté hubiese salido a la luz si se hubiese masturbado cuando la primera erección apareció, este mismo lo hubiese dominado al instante. Realmente Kazuki quería poder haberlo hecho, pero estando lejos de casa y con Rei a su lado, sabía que su visión solo estaría enfocada en su lado Alfa para centrarse en tomarlo como presa al primer momento que se dejara llevar.
Por lo cual, consideró la situación antes de ser un idiota. Si bien también solo quería acabar con el encargo, no le agradaba mucho que fuese lejos de casa, y con Rei enfermo debía ser rápido antes de que pudiese perjudicar la misión.
Ciertamente, no sabía cómo se enfermó, pero cuando le dijo que llegaron después de estar todo el camino dormido, este al despertar tenía sus mejillas levemente encendidas. Decidió ser inoportuno cuando estacionó para tocar su frente al verlo de esa manera, y si, estaba con una fiebre un tanto alta.
No era nada bueno, así que, solo quedaba ser vertiginosos con el encargo. Ya estaban estacionado cerca del sitio en dónde se debían de encontrar al objetivo que debían de liquidar. El rubio solo revisaba unos planos para recordar dónde eran los puntos estratégicos dónde el azabache entraría mientras él se encargaría de estropear parte de las alarmas cuando se acoplara como uno de los guardaespaldas.
Sin duda, este era el plan más largo que tardó en hacer, fueron dos meses y medio estudiando a la líder de aquel tráfico de Omegas, la cual se sabe mover en la zona para no ser encarcelada por sus muchos crímenes.
—¿Dónde es exactamente la misión? —preguntó Rei con su cabeza saliendo por la ventana para respirar la contaminación de la ciudad.
—Ahí —Kazuki bajó los planos de su vista para señalarle el rascacielos—. Nuestro objetivo se la pasa la mayor parte del tiempo en su red principal: el edificio Sakamaki. No la han atrapado porque logró hacer que todo pase desapercibido con un casino, pero la verdadera fiesta sucede en su sótano —informó los detalles que había leído con anterioridad—. También en el último piso, que es donde se encarga de los Alfas, Omegas y Betas que se quieren pasar de listos con su negocio.
—¿Y en qué tenemos que ver nosotros?
—Es nuestro trabajo. A Kyu-chan le pagarán un buen dinero si hacemos que esa Beta desaparezca del radar para que el cliente que contrató la organización se posicione de número uno.
—Oh, es lo del poder como todas las demás organizaciones —comentó Rei pareciéndole un motivo aburrido—. Espera ¿una beta es quien tiene toda esa red de prostitución?
—Sí. Se llama Misaki Unasaka —aclaró el rubio guardando los planos para sacar de la guantera los micrófonos que usaran para comunicarse—. Supongo que, al ser rechazada por el mundo de las jerarquías, quiso vengarse. Después de todo, le gusta tener Omegas como sus juguetes.
—¿Cómo sabes eso, Kazuki? —preguntó el azabache en un tono receloso.
—Estuve investigando, era un viaje largo. Por eso había días en los que regresaba tarde a casa —sentía la mirada azul de su compañero juzgándola—. ¡No me mires así! Esa es la parte de mi trabajo por ser Alfa. Es un prostibulo de Omegas, ante un Beta cómo tú no hubiesen caído ni dado información.
Ese comentario irritó a Rei. Verdaderamente, saber que su compañero era igual a todo asqueroso Alfa con el que ha convivido no le daba ganas de quedarse más tiempo. Aunque también, en el fondo, sentía ciertos celos porque le dedicaba tiempo a Omegas en vez de él.
Aquel pensamiento fue extraño, seguro era porque su naturaleza estaba volviendo a hacerse presente con todo este asunto del celo. Sinceramente, no buscó de pensarlo mucho, suficiente tenía con aguantar aquellos calambres en su abdomen y en controlar su glándula Omega para que no se volviese loca como en la carretera por culpa de aquel Alfa que seguía expulsando sus feromonas a diestra y siniestra.
Salió del auto cerrando la puerta de un portazo. Seguido de eso escuchó un regaño por haber hecho eso como también que debían de aún concretar ciertas cosas.
—Ya me sé el plan y tengo el arma cargada —le dijo regresando a la ventanilla—. Iré a fumar un poco. No soporto que hables tanto.
—¡Tú no puedes hablarme así! ¡Tampoco irte a fumar! ¡Tenemos trabajo!
La actitud alterada de Kazuki al sentir que Rei no le hacía caso, de cierta forma, estimulaba al Alfa de liberar sus feromonas que aquel Omega encubierto podía olfatear, y sintiendo en su cuerpo aquel hormigueo, pues no quería hacer más que otra cosa que también provocarlo.
Entre ellos mismos se llamaban inconscientemente, pero el azabache sabía que no podía delatarse. Menos recordando que al ser parte de una jerarquía inferior que (como se lo enseñó su antiguo regente) representaba ser una decepción al ser solo un objeto de caprichos en el mundo, aún más siendo un asesino que si no se controlaba con todo ese tema de que los Omegas son débiles: hace mucho hubiese acabado en donde no quisiera estar.
Rei sabía que tenía suficiente con todo lo que vivió con su padre Alfa como para que en los delirios de su compañero tuviese que desesperarse.
—Solo cámbiate ese feo suéter rojo por el traje para empezar con nuestra misión, Kazuki. Si estás iracundo por tu celo: no me importa —le expresó con su ceño fruncido, en el cual expulsó su esencia a pudin como respuesta a la de pan que emanaba su socio—. Kyutaro te lo ha dicho muchas veces: controla tus feromonas. Y a él no le importará castrarte si sabe que por ellas arruinaste un buen negocio.
Antes de que el rubio pudiese responder, quien le había dicho aquellas palabras se había marchado con rapidez. Esas palabras le parecieron extrañas de oír, sobre todo, viniendo de una persona con la que ha convivido tanto tiempo en simples gestos y pocas palabras como para que ahora mencionase con relevancia el tema de jerarquías.
Hoy, sinceramente, era un día de locos.
Así que, Kazuki hizo caso en cambiarse al traje que usaría para camuflarse como uno de los guardias del casino mientras Rei buscaba de calmarse fumando su cigarro, ya que, sentía que sus impulsos pasivos eran cada vez más incontrolables. Incluso sentía su cara más caliente y su cuerpo un poco más pesado.
Al menos, esta parte de la misión se separarían. Pero igual podría no durar mucho en calma si su nariz bien entrenada estaba en esa bomba de feromonas Alfa que le irritaba, ciertamente, sería un problema, pero no se toparía con uno directamente, pues él solo debía de estar en el punto estratégico a esperar la señal para asesinar a esa Beta en el momento que Kazuki se lograra infiltrar.
Aunque, por pensar brevemente en él, su cuerpo reaccionaba. Lo culpaba, realmente culpaba su compañero por provocarle su naturaleza y que no supiera como actuar ante ella. Se peleaba internamente con su lado Omega como su sentido común para no ceder como las otras veces en que sus celos eran leves.
Otra vez recapacitaba que desde que estaba con Kazuki todo para su subgénero cambió. ¿Le agradaba? No lo sabía, solo reconocía que aquellas feromonas a pan olían bastante bien...
—Concéntrate, Suwa. No te dejes llevar por los deseos de un Omega —se dijo a sí mismo al reconocer que sobre pensaba como también que sus propias feromonas se estaban liberando—. Que desagradable es esto...
—Rei, ya estoy en posición para entrar e iniciar la misión —interrumpió su compañero a través del micrófono en su oído—. Tienes veinte minutos para llegar al punto acordado. Si necesitas tiempo, avísame.
—No lo necesito —aseguró botando la colilla de su cigarro para pisarla—. Lo único que necesito es que guardes tus feromonas. No puedes caer por ningún Omega de la zona.
Escuchó un suspiro.
—Trataré. Igual me puse otra inyección de las que compré en la farmacia —informó Kazuki—. Cuando te fuiste, tuve un problema por imaginar otra vez el aroma, pero no te preocupes. Solo espera la señal cuando este con esa Beta para que des el golpe de gracia.
Rei le respondió con un "sí" para luego dejar de escuchar la voz de su compañero, y así ponerse en marcha al punto ciego del edificio donde pocas personas transitaban. Ambos se habían posicionado en lo que habían acordado para la misión.
El juego había empezado.
Cada uno por su lado estaba en el lugar, y en el tiempo acordado de veinte minutos para colocarse en la oficina de aquella Beta: fue un éxito. Sabían que aquella mujer estaba ocupada en su gabinete hablando con unos clientes, según informó Kazuki por haber presenciado juntos en el momento como eran escoltados dos Alfas en celo por causar tanto alboroto.
El rubio estaba a las afuera de la puerta escuchando como aquellos dominantes de su misma categoría discutían con su objetivo diciéndole un montón de palabrería hasta que no se oyeron más que dos disparos que indicaron la muerte inmediata esos individuos que quisieron romper las reglas.
Fue en ese momento que le advirtió al azabache que la líder de la red de prostitución no estaba de buen humor, pues cuando fue dejada sola por sus guardias (Kazuki aprovechó de esconderse mientras veía como se alejaban), justo en ese momento tuvo un ataque de ira.
Se notaba que odiaba a las jerarquías, mas cuando estas la humillaban.
—Estúpidos Alfas, estúpidos Omegas. Todos son una mierda —se escuchó decir a Misaki arrojando sus cosas—. Merecen ser tratados como lo que son. Como los odio.
El Alfa de feromonas a pan la escuchaba del otro lado de la puerta tan sumida en su mundo, que fue ahí que decidió darle la señal a su compañero para proceder. Sin embargo, aquella Beta tenía un sistema de seguridad muy bueno, y este le avisaba de la presencia de las feromonas.
Así que, en el instante que el rubio le informó al azabache de que debía acercarse, fue cuando la Beta decidió salir a verlo cara a cara.
—Que patético eres si creíste que por un dominante como tú me dejaría atrapar —Misaki estuvo a la par de Kazuki apuntándole con un arma en su cabeza.
—¿Cómo es que usted? —preguntó de los nervios al darse cuenta de que en cuestión de nada fue atrapado.
—Puede que no tenga una nariz para oler sus desagradables esencias, pero si un sistema que las detecta —contestó la mujer—. Camina a mi oficina. Mis guardias también traerán a tu compañero.
Escuchar que encontraron a Rei fue extraño. No deberían de haberlo hecho si se supone que lo que sea que detectaba las feromonas no podía identificarlo siendo él un Beta, y, aunque quisiera ponerse a pensarlo, no podía al estar arrodillado.
Quería actuar, pero había algo en el aire que hacia que su cuerpo le hiciera caso a la jefa de la red de prostitución.
—Eres un sumiso ante mi sistema de seguridad. Quien diría que existirían Alfas así.
—¿Qué me hiciste?
—Como dije: mi sistema tiene lo suyo. Soy una Beta, no tengo sus habilidades para controlarlos como lo hacen, por eso, tengo mis secretos. ¿Crees que tener este imperio es fácil?
—Fuiste subestimada...
—Ahí la razón por la que me agrada hacer esto. Cuando los Alfas son unos desgraciados que te abandonan por cualquier Omega, debes de aprender a jugar sus juegos.
—¿Acaso tú...?
—Te responderé con algo simple: Estás siendo levemente drogado por esas esencias que brotan los Omegas —Misaki agarró con su mano libre la barbilla de Kazuki—, y como intuyo por tu expresión un tanto sonrojada: tu celo se atravesó.
El rubio tragó saliva, era verdad. Su cuerpo se sentía un poco vulnerable queriendo responder al llamado que sentía su nariz por lo que sea que le hubiesen hecho.
—Déjame ir... No haré nada...
—Jajaja, jamás dejaré que un Alfa me gané. Solo espera a que tu compañero venga.
—Él no...
¡Bang! ¡Bang!
Se escucharon provenir varios disparos del pasillo. Eso alarmó a Kazuki por pensar que habían atacado a Rei, pero por mucho que quería ir a ver si estaba bien, no podía por como su cuerpo estaba sumido en los sistemas leves de su celo.
Solo vio como Misaki con su arma en camino al pasillo con una sonrisa, pero que en el momento que se posicionó en medio del pasillo, se le borró. Aquella mujer solo alzó su arma queriéndose defender, mas otro sonido de un disparo que atravesó la zona de su riñón, obteniendo así que se arrodillara mientras se desangraba.
Rei era quien lo había hecho, y no dudo en rematarla con otro disparó directamente en el medio de su cabeza por si la resistencia que tenía como Beta era buena a la de un Alfa. Cuando vio que no lo hizo, ocultó su arma entrando en escena todo exhausto, con su cara roja y oliendo a las feromonas de los Alfas que acababa de matar.
Eso percibió Kazuki en su nariz cuando se le acercó. Aunque también tenía un aroma dulce, seguro el sistema lo confundió haciendo que absorbiera las esencias. Seguro haber forcejado con aquellos Alfas del objetivo que acababan de liquidar intentaron hacerle algo.
—Vámonos a casa —le ordenó el Omega encubierto buscando de controlar sus impulsos.
Él deseaba salir lo antes posible. No se sentía bien y, al darse cuenta de que la esencia de Kazuki estaba por la oficina de aquella Beta, logró que volviesen esos síntomas que dominaban su cuerpo de Omega, por lo cual, el azabache se dispuso nuevamente a caminar en donde realizó dichos asesinatos, pero al paso que dio, no soportó más el hormigueo en su cuerpo. Lo que sea que hubiese en el aire también lo afectó hasta el punto de que terminó por desmayarse.
Aquello alarmó a su compañero, que, en su poca cordura fue a auxiliarlo para irse del lugar.
8 de noviembre de 20xx
Apartamento de Rei y Kazuki – 3:30 A.M
Rei duró todo el trayecto desalentado mientras estaba ardiendo en fiebre. No reaccionaba para nada si su compañero, quien estaba conduciendo, le preguntaba en todo el camino como estaba, lo único que escuchaba era esa agitada respiración como si algo lo molestaba.
La cabeza del rubio solo quería comprender muchas cosas tan repentinas que habían pasado en la misión, pero su cuerpo era quien tenía más control, pues este se sumía lentamente a lo que sea que hubiese hecho el sistema de seguridad antiOmegas y antiAlfas de esa Beta que acababan de asesinar.
Kazuki sentía que su cara le ardía, además de que tenía una erección desde hace un rato que pedía a gritos ser atendida. Eso también hizo que le urgiera estar cuanto antes en el departamento. Necesitaba dejar a su socio e irse a drenar su rut con las cariñosas que siempre reservaba, por lo cual, Kazuki llegó con velocidad a su hogar.
Estacionó el coche en el primer aparcadero cerca de la zona que consiguió en esas horas de la madrugada, para tomar a Rei que deliraba como si lo hubiesen herido (esperaba que no fuese así), pero sangre no le había conseguido y el traje estaba intacto, si este tuviese una lesión, ya se habría notado.
Aún así, buscó de asegurarse cuando intentó cargarlo como si fuese un costal de papas en su espalda, mas en ese repentino movimiento, a quien tenía en brazos se aferró al pecho que era envuelto por ese traje que compró para la misión.
Era una acción muy extraña de que se le pagara a su compañero hiciera aquel movimiento. Igualmente, vueltas no le dio y lo tomó como una princesa entre sus brazos para subir escaleras arriba al departamento con la puerta 12M. Intentaba ser rápido, pero a cada paso que daba, su cuerpo lentamente se hacia más pesado y liberaba su esencia de pan por la zona.
Buscaba de aguantar, pero el bulto que se formaba en sus pantalones en cada escalón que subía rozaba con el cuerpo del azabache, al cual estremecía y le hacia suspirar de sentir esa reacción. Incluso podría jurar que sentía esa zona del traje de su socio mojada.
Era extraño, pero tal vez lo pensaba así por delirar. Esa idea le surgió también por estar oliendo otra vez ese aroma a pudin con más fuerza, el cual solo motivaba a su cuerpo.
En serio, no podía más.
Así que, cuando llegó al pórtico buscó de ingeniárselas para abrirlo de forma fugaz. Tras hacerlo, entró dejando a su compañero en el sofá. Eso fue lo que hizo, realmente no tenía tiempo para cuidarlo, menos soportando el hormigueo en su cuerpo que logró hacer que liberase aún más sus feromonas dominantes cuando se encaminaba a la puerta.
Sin embargo, se detuvo cuando en su nariz percibió el estallido de aquella esencia a Omega dulce que estaba buscando. Creía que deliraba por sentirla tan cerca, mas cuando decidió girarse para saber de donde provenía, se percató de que el denominado asesino perfecto estaba delante de él.
Y no solo eso, sino que estaba sin camisa; esa era una vista que logró cautivar a Kazuki, sobre todo, por darse cuenta de que la persona de donde provenía esa deleitante fragancia a pudín que tanto había estado deseando lo llamaba.
Estaba bastante confundido.
—Rei, pero ¿qué?
El nombrado le interrumpió brevemente rodeando sus brazos por el cuello de su compañero para unir sus labios. Aquella acción sonrojó hasta las orejas a quien recibió dicho gesto, pero antes de que pudiese preguntar a que se debía, se dio cuenta de que la mirada azulada de su cómplice estaba perdida.
—No te resistas. Ven y tómame, Alfa.
Con la manera en que Rei se lo pronunció a Kazuki, este no pudo contenerse, y de golpe lo empezó a besar dejándose llevar. Ambos decidieron comerse con desesperación siendo sus manos también las que se unían a la fiesta. Estaban recorriéndose al mismo tiempo sus cuerpos a través de sus palmas.
En el momento, que sintieron que la ropa le estorbaba fue que la fuerza se les incrementó. El Alfa se dejó dominar por su lado animal para terminar rompiendo el pantalón del traje del Omega al descubierto mientras este también buscaba de desnudarlo.
Estaban tan cegados del uno del otro por como eran envueltos por sus feromonas que cuando el rubio sintió que ya no había prendas de ropa en las posaderas húmedas de su compañero fue que su mano se puso a jugar en dicha zona.
—Oh, estás tan mojado aquí —expresó Kazuki con boca cerca del oído de Rei para estremecerlo. Este como respuesta de aquello, recibió un suspiro—. ¿Tantas ganas tienes, Omega?
El azabache enterró su cara en el cuello de su opuesto por sentir como su cuerpo temblaba por la manera en que le hablaba. Nunca se había dejado dominar por su instinto, pero siendo esta su primera vez, no le desagradaba. Estaba tan curioso de este nuevo sentimiento en él que solo buscó de volver a besarlo.
En un movimiento, decidió aplicar uno que sabía muchos entrenamientos de pelea para derribarlo y así quedar encima de él. Se encontraba desnudo usándolo como silla, lo que hacia como reflejo mientras sus labios cochaban era frotar su trasero que se encontraba expulsando el liquido que indicaba que estaba preparado para recibirlo.
Pero a quien tenía abajo no deseaba aún introducir su miembro que pedía a gritos el cuerpo de ese Omega. Primero dejó que fuese su mano quien lo preparase un poco más sin de dejar de disfrutar la manera en que su nuevo amante se lo comía con desesperación.
No podía negar lo bien que sabía, era tan deleitante escucharlo suspirar por la falta de aire hasta que lo volvía a besar. Los jadeos se empezaron a escapar al darse cuenta de que era tan bueno en su primera vez que lo único que hacia era liberar más de sus feromonas de pan que enloquecían a su opuesto.
El dominante estando sumido en esa burbuja fue que sus dedos como en un principio iniciaron un recorrido por los cabellos del azabache que estaban envueltos en esa coleta. Sabía que se veía bien, pero quería sentir como su mano se enredaba en ese cabello de tono azabache, así que, le quitó en esa coleta para acariciar un poco esos mechones.
Después su mano continuó bajando, llegando a su nuca para acariciar esa glándula de Omega, eso estimuló aún más la esencia dulce de Rei.
—¡Ah! —soltó el Omega separándose de la boca del Alfa. Ese contacto le gustó—. Más, dame más...
Kazuki acató la orden. Su lado animal era quien gozaba de ver una nueva perspectiva de Rei tan excitante, que, en serio, no quería dejar de complacerlo al darse cuenta de lo insaciable que estaba.
Por eso, prosiguió a provocarlo tanto con sus manos, como también levantarse un poco para él besar su cuello. El azabache se estremeció aun por sentir el contacto de los labios húmedos y calientes del rubio acompañado de esas caricias por las yemas de sus dedos que volvió a moverse de un lado a otro sobre aquel bulto que sentía que explotaría en cualquier momento.
Su lado pasivo tenía demasiada curiosidad de como se sentiría tenerlo adentro. Tragó saliva por tener ese pensamiento, pero no fue capaz de pedir que lo penetrara, lo único que seguía haciendo era sus roces mientras su compañero se divertía con su cuerpo. No supo en que momento sus manos bajaron por su espalda, pero era tanta la adrenalina que solo temblaba más y sus feromonas continuaban explotando hasta el punto de que no soportaba la erección que tenía.
—No puedo más... Yo...
Rei sin poder controlarlo eyaculó sobre el pecho de Kazuki.
—Vaya, sí que estás bastante lleno —dijo quien recibió el semen en su cuerpo.
Decidió detenerse con los movimientos que hacia en la espalda de su compañero- Una lastima que no pudo llegar a su recto, se estaba impacientando por hacerlo, pero quería prepararlo antes de ser rudo.
Ahora que se vino primero, fue que cambió el rumbo de darle atención.
Pasó sus manos agarrar la cintura de Rei para levantarlo y llevarlo al mueble para acomodarlo unos momentos y tener una buena vista de ese pene de tamaño promedio que acaba de eyacular.
Esta vez era el Omega quien quedó debajo del Alfa. Aprovechando del cambio de posiciones fue que el dominante decidió quedarse como estaba la pasiva: totalmente desnudo.
—Haré una cosa más... Quiero saborear todo de ti, Omega...
Kazuki acercó su boca directamente al pecho de Rei; su lengua decidió ser la que se daba el festín y, en aquel movimiento, fue que Rei arqueó su espalda como rasguñaba la de su compañero. Incluso sus piernas tonificadas se enredaron a nivel de la cintura de quien estaba sobre él, pegándolo más a su cuerpo.
Evidentemente, el semen que le había eyaculado también hizo contacto con su cuerpo.
—Ah... Ah... Ah... —soltó el azabache. Su cuerpo lo controlaba tanto que cualquier gesto que hiciera el rubio lo enloquecía.
Claro que se daba cuenta, así que, aprovechando que este tenía su cara enterrada en el cuello fue que lo lamió, logrando que expulsase aún más sus feromonas de pudín.
—Penétrame... Quiero que me llenes... —le pidió por sentir, repentinamente la erección descomunal rozar sobre su abdomen—. Quiero sentirte...
El Alfa no dijo nada. Solamente buscó de que el Omega relajara sus piernas para poder complacerlo, un poco difícil porque este lo quería muy cerca, mas cuando se zafó de su enganche fue que bajó otra vez con besos para comérselo una última vez.
Sus labios iniciaron en la boca, sin pedir permiso solo se deleito un poco con su lengua hasta proceder a separarse e ir bajando a su nuca donde sus dientes querían ser territoriales, pero cuando su amante lo sintió...
—No me marques. Solo penétrame.
El Omega le dio aquella orden con severidad. Nunca había oído que uno pudiese ser así de mandón, pero era tan excitante como se lo dijo que continuó otra vez deleitándose con esos pectorales tan definidos como el resto de cuerpo.
Aquel el Alfa sabía que tenía al mejor Omega a su merced con esa complexión bien esculpida, así como también esa esencia tan dulce que lo tenía seducido. No aguantaba más, buscó de ser un poco más rápido en sus movimientos, solo se dedicó a lamer hasta toparse con ese miembro erecto, el cual rozó con su nariz y lamió un poco como todo lo demás para luego apartarse.
—Te ves tan apetitoso —expresó el dominante con su voz ronca mientras tomaba su pene para posicionarlo cerca de la entrada toda húmeda de a quien tenía como su pasiva.
Sin avisar, lo metió con brusquedad. Era obvio que, ante ese movimiento, el azabache brincaría como reflejo liberando más feromonas para estimularlo mientras soltaba unos jadeos por ese primer contacto y que, como consecuencia de eso, su cavidad de lo elástica que estaba hace unos segundos, ahora se había cerrado apretando el miembro del rubio.
—Ah... Dios, que bien lo haces... —dijo el Alfa disfrutando de esa sensación—. Serás mío, Omega.
Con sus manos, agarró su cadera estando en el sofá solo para tener firmeza para empezar a acelerar sin importarle mucho si era la primera vez del Omega, pues ambos sabían que, en el primer instante, que lo penetró no había marcha atrás hasta que sus celos acabasen.
15 de noviembre de 20xx
Apartamento de Rei y Kazuki
Habitación de Kazuki – 8:30 A.M
Lo habían hecho por una semana. Realmente ninguno fue consciente de todo lo que hicieron por ese periodo de tiempo en los que sus lados Alfa y Omega, solo fueron animales reclamándose entre ellos. Rei logró liberar a la bestia que había estado suprimiendo desde que se había desarrollado en la pubertad mientras que Kazuki gozaba sentirse completo con su opuesto sin sentirse tan ahogado por sus feromonas.
Sus esencias a pudin y pan se mezclaron demasiado bien que los drogaron obligándolos a estar deleitándose con sus cuerpos; ambos se habían rasguñado y mordido a nivel del torso, brazos y piernas. Definir cual de los dos estaba más marcado era difícil de decir, pero iban a términos iguales.
Cabe aclarar que aquel Alfa no reclamó al Omega. Su lado animal por mucho que lo deseaba hubo cierto control por parte de su opuesto que lo dominaba en el asunto de volverlo su propiedad, pero eso no los limitó en gozar de su fiesta.
Era un alivio de que no lo había reclamado, pero si se vino muchas veces dentro de él. De hecho, Kazuki aún mantenía su pene dentro del recto todo empapada de Rei por sus propios fluidos como los que lo caracterizaban como Omega; estaba abrazándolo muy pegado a su cuerpo con su nariz posicionada lo más cerca de su nuca para olerlo.
Después de todo, había encontrado la esencia que tanto deseaba.
Aunque ninguno era consciente aún en la situación en la que estaban.
Ahí fue donde el Alfa despertó relajado, sus ojos se abrieron de par a par mientras respiraba la esencia que tenía en el aire, pero el reconocer en ese instante que estaba con "la Omega" que tanto había buscado estos tres años se alivió de no tener que buscar más.
Su mano decidió acariciar sus cabellos para despertarla. Empezó haciéndolo con suavidad, pero no tuvo respuesta alguna de que quisiera despertar, mas no le preocupaba. Lo único que tendría que explicarle era a Rei el asunto con la chica, pues era la primera vez que traía a una a casa.
Estuvo un par de minutos con sus dedos jugando con esas hebras hasta que se topó con una zona rapada en las orillas. Ciertamente, eso le extrañó, así que, decidió más definir a la chica con la que estuvo la semana anterior.
Aunque no recordaba en que momento se topó con ella si todo el tiempo de la misión estuvo con Rei de principio a fin. Seguro su celo otra vez hizo de las suyas, ya que, cuando el aroma a pudin, su rut fue quien tomó el control.
Le causaba curiosidad como acabaron juntos, por lo cual, sus ojos detallaron a "la joven" que dormía bastante a gusto; tenía el cabello azabache como su compañero al igual que un tono pálido en su piel, era demasiada coincidencia, pero no podría ser su compañero. Este no olía a nada a comparación de esa chica, pero cuando su mano decidió seguir explorando el cuerpo de su "nueva" amante, fue que se dio cuenta de un detalle muy importante.
Este era: el cuerpo de "aquella Omega" estaba cicatrizado.
Todas las alarmas por ese pormenor, pues la única vez que conoció el cuerpo cicatrizado de Rei fue cuando tuvo que curarle varias veces unas heridas de bala, y sabía bien como estas se sentían.
Se puso alerta, ni siquiera tuvo cuidado en apartar bruscamente su miembro donde lo tenía colocado y, como reflejo de hacerlo tan rápido, terminó cayéndose de la cama, logrando así que se cayera de la cama con mucho escandalo y eso despertó a quien se quedó en el colchón.
Evidentemente, Rei al estar en la cama drogado por la esencia de su compañero no había reaccionado, pero cuando escuchó su voz en un tono preocupado fue que también activo sus sentidos.
—¿¡Tú eres a quién siempre buscaba?!
—Yo...
—¿¡Eras tú todo este tiempo!? ¡¿Por qué nunca me dijiste?! —exclamaba histérico —. ¡Respóndeme! ¡¿Es por eso por lo que el sistema de seguridad se dio cuenta de tu presencia?!
El azabache no sabía que contestarle. Jamás esperó llegar a este punto.
—Kazuki, yo...
La desesperación se podía sentir en el aire. Era tan evidente que automáticamente las feromonas a pudin de pan que estaban sincronizadas por toda la habitación se tornaron del mismo aroma desagradable por sus propias preocupaciones, obteniendo así que ambos se posicionaran con su cabeza fría en el momento en el que estaban.
A ninguno le importa como lo hicieron, realmente lo que le importaba ahora al Alfa era:
—Rei, ¿siempre fuiste un Omega? —preguntó Kazuki estando más calmado y consciente de la realidad.
La impotencia le invadió al nombrado. Todo lo que le habían enseñado, todo lo que había mantenido oculto se había ido a la basura. Su compañero sabía su secreto, no tenía porque mentirle, pero tampoco le quería afirmar esa respuesta tan obvia.
Se dispuso a respirar la fragancia que estaba en el aire que lo tenía extasiado. Quería relajarse y, cuando logró sentirse un poco en calma, decidió levantarse. No le importaba si estaba desnudo, solamente se puso a caminar (con un poco de dificultad por las embestidas de las noches pasada) a la salida, pero fue tomado del brazo.
Rei giró su vista para ver a Kazuki que en ese agarre le exigía una contestación.
—Solo no hablemos del tema.
—Pero, Rei...
—¡No pasó nada, Kazuki! —apartó bruscamente su brazo de la mano de su compañero—. Esto simplemente no debió pasar.
Fue lo último que le dijo para luego desaparecer. Aquel rechazo hizo sentir mal al rubio, pero esa acción no era por lo que debía afligirse. Verdaderamente, había otra cosa más que ambos tenían hecha por la que debían de preocuparse.
¿Quién sabe si se darían cuenta?
Era mejor que no se dejaran llevar por sus nuevas emociones, ya que, sí lo hacían podría ser demasiado tarde para tomar medidas con respecto a la ocurrente situación que habían creado.
¡Tenemos nueva portada!
¡Hola! Escribo esto por que dirán: ah caray, ¿de qué me perdí?
Mi cabeza funciona de atrás hacia adelante, del futuro al pasado. Así que, tenía ganas de escribir sobre como fue hecha Miri. Espero les haya gustado toda la odisea rara para que los Daddies quisieran llegar a este momento
Esta nota desaparecerá en un futuro cuando toda la historia esté completa, pero tomenlo como un especial porque gracias a ustedes he llegado lejos
En serio, que lindos son <3
Gracias por estar. Así como su paciencia por la historia
No olviden tomar agüita <3
Hasta la próxima!
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