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15 de Febrero

Apartamento de Rei y Kazuki – Habitación de Kazuki

En su mar de feromonas ninguno de aquellos mercenarios supo cuánto tiempo estuvieron haciéndolo, mucho menos el Omega que estuvo cautivado por el ansia que le provocaba el Alfa por su Rut. Si bien estuviesen conscientes se darían cuenta de que lo habían estado disfrutando por una semana.

Eso era lo que duraban los periodos en celo de Kazuki, y cuando la mañana de ese quince de febrero apareció con los rayos del sol entrando por su ventana, dándole directamente a sus ojos, logrando así que este despertara con la molestia de que ya hubiese amanecido. Él maldijo mientras se sentaba en su cama intentando restregarse su rostro para quitarse un poco el sueño, aunque solo lo pudo hacer con su mano izquierda, ya que, la derecha se encontraba atrapada entre los brazos de Rei.

Tardó unos en reaccionar hasta percatarse de que su compañero estaba ahí aferrado a él. Cuando asimiló la situación en la que ambos se encontraban después de que los efectos de su Rut. En ese instante, fue que el de jerarquía dominante gritó como usualmente lo hacía cuando se encontraba en situaciones comprometedoras como estas.

Así que, como consecuencia de esa acción, el Omega estando soñoliento le abofeteó en la cara como reflejo para que se callase, lo cual funcionó, pero eso no le quitaba ese estado ansioso al Alfa que buscaba de despertarlo para hablar de lo que pasó.

—Rei, despierta, tenemos que hablar de...

El nombrado alzó su mano para ponerla nuevamente en la boca de su compañero, no soportaba el bullicio tan temprano.

—Qué escandaloso eres... —dijo con letargo intentando sentarse en el colchón. Claro que, le costó en un principio por todas las embestidas que ahora pasaban factura. Ante la molestia, intentó disimularlo, pero no pudo hacerlo—. Ah... Le diste con ganas... —apartó su palma de donde la tenía para posicionarla en su cadera—. Joder, peor que cuando metiste de golpe los dos dedos sin avisar.

La cara de Kazuki se sonrojó por ese comentario. Realmente no sabía que hizo del todo, solo recordaba sentir que imaginó el aroma a pudín de Rei, pero ahora entendía porque era tan penetrante en su mente: habían pasado su celo juntos. Intentó de acercarse para tocarlo con sutileza en la zona donde le dolía para asegurarse de que no lo lastimó como también colocarla sobre el vientre del Omega.

—¿Te sientes bien? ¿La cosa está bien?

—Sí... —afirmó—. No pasó nada más, sorpresivamente tuviste mucho cuidado en lo que recuerdo —expresó de lo poco que recapitulaba acerca de lo que pasó. Su mente se nubló después de la primera embestida que no sabe que más hicieron—. Como tú saciaste tu hambre. Ahora haz lo mismo por mí. No he comido tanto desde que lo hemos estado haciendo —sentía un antojo venir con el apetito acumulado de estos días—. Dame algo dulce... Tengo ansias de eso...

La voz del Omega fue como de orden, una que el Alfa a su lado no pudo resistirse. Por lo cual, se decidió en levantarse de la cama para ir a buscar prendas de casa para ambos y, de tal forma, bajar juntos para que quien tenía el rol de amo de casase pusiera a hacer el desayuno.

Este mismo fue a su armario tomando las prendas más cómodas para él dejándolas sobre la cama entretanto salía del cuarto para ir al de Rei a por una de las suyas. Regresó rápido con un short y una de las pocas camisas limpia que tenía; se las extendió y él las tomó.

Los dos empezaron a vestirse como si nada al estar acostumbrándose a hacerlo en situaciones de esa manera, aunque, mejor dicho, fue Kazuki terminó de prepararse, puesto que, cuando se dio la vuelta notó que Rei no se había vestido.

—¿Por qué no tienes nada puesto?

—Por nada... —le respondió, cubriéndose entero con la sábana.

Eso le extrañó, sobre todo, al ver esa reacción de vergüenza como si no era la tercera vez que esto pasaba. Decidió acercarse, podía oler su esencia a pudin llamándolo por algo, no obstante, aquel Omega era demasiado orgulloso para admitirlo.

—Si quieres ayuda, me lo puedes decir.

Su compañero se sonrojó.

—N-n-no es por eso —tartamudeó alejándose en la cama hasta cochar con el respaldar de la misma.

—No seas un niño. Vístete, dijiste que tenías hambre.

—Sí, pero... —Rei abrazaba el cobertor sobre su pecho—. La camisa me aprieta... —murmuró con sus mejillas un poco sonrojadas al reconocer su inconveniente.

—¿Eh? ¿Cómo?

—¡La camisa me aprieta a nivel del torso!

El Alfa no entendió a que se refería. Simplemente estando sentado a pocos centímetros de él lo analizaba de arriba abajo observando que su cuello tenía bastantes marcas de dientes y otros chupones. Él no pudo negarse a sí mismo que presenciar esos detalles más de cerca le hacía sentirse provocado, mas debía concentrarse y, volviendo al punto, tal vez el Omega se avergonzaba de que había sido dominado por su persona que tomaba esa actitud tan a la defensiva.

Sin embargo, su cuerpo también estaba bien marcado por él como para no decir que estaban en los mismos términos para actuar así.

—Te ayudaré a ponértela. Es una buena excusa si solo quieres que te toque...

—¡No! ¡Mira!

Rei dejó al descubierto la mitad de su cuerpo asombrando con la ferocidad con la que su animal sació su apetito sexual, realmente verlo así le hizo tragar saliva de pensar la fiesta que armó para sí mismo esa larga semana. Inclusive su vista no se apartó tan rápido al darse cuenta del problema que mencionaba su compañero mercenario: sus pechos estaban más hinchados que de costumbre a sus rutinas de ejercicio.

—Ya veo...

El Omega quiso volver a cubrirse, sin embargo, la mano del Alfa se lo impidió.

—No lo hagas. Me gusta verte tan diferente... —sin permiso acercó su palma a su vientre un tanto abultado—. Esto nos ha cambiado... A ti...

Las esencias de ambos volvieron a esparcirse por el aire. Sus ojos se cruzaron en ese momento acortando los centímetros para unirse en un beso que el ambiente les provocaba a hacer.

Era la primera vez que Rei no se oponía, al contrario, aceptó con gusto pegarlo más a su cuerpo sintiendo los síntomas hormonales de su embarazo dominarlo, mientras que, Kazuki por las feromonas de pudin le daba lo que quería. Las manos de los dos mercenarios se sincronizaron queriendo pasar por sus cuellos, pero al leve contacto que se hicieron se quejaron, separándose al instante para colocar sus palmas en el lugar que les irritaba.

Ambos las posicionaron en sus respectivas nucas murmurando que le molestaba algo en esa zona. Si bien, el Omega no sabía lo que significaba, el Alfa sabía perfectamente lo que ese dolor simbolizaba por parte del contrario. Estaba preocupado de que fuese verdad, así que, dejando de lado su propia incomodidad, él decidió encarar el asunto.

—¿Puedo ver tu cuello?

Rei lo observó con una ceja arqueada en señal de duda. No entendía una razón de que quisiera empezar por esa parte de su cuello, pero le permitió acercarse, pidiéndole tener cuidado con su inquietud. Kazuki agradeció por el permiso para mirar lo que necesitaba y tras hacerlo, verdaderamente, esperaba que su vista le engañase.

—¿Por qué viniste? Yo te hablé claramente de que esto pasaría —soltó alejándose de la zona de su nuca para verlo a la cara con una expresión de enfado.

—Porque me necesitabas. Tus feromonas me llamaban.

—Y te di una orden con mi voz de Alfa —la mirada de ojos rojo del dominante se intensificó, de cierta manera, detestaba saber que fue desobedecido.

—Hay ciertas cosas que aprendí de cómo lidiar con situaciones con Alfas. No debes de molestarte.

—No, yo... Esto... Te marqué... No quería... —las feromonas del Alfa estaban tornándose un poco melancólicas—. Los condené, yo no... No otra vez...

Las emociones negativas le invadieron al de jerarquía dominante. Este presentía que su pasado lo estaba atormentando por recordar que la "marca" que puso antes a su vieja manada provocó la muerte. Él estaba ahogándose sin darse cuenta, al punto de que, su esencia de pan se puso rancia, incluso irritaba las de pudin de su acompañante.

Kazuki se puso un poco fuera de sí tomando su cabeza queriendo no revivir las imágenes de como habían decapitado a su vieja Omega; sus lágrimas salieron de sus ojos sintiéndose asustado de pensar que a su pudiese pasarle lo mismo. Rei al verlo así quería ayudarlo al sentir (sin saber cómo) esos sentimientos tan abrumadores en su piel.

No obstante, la sensibilidad de su pecho al descubierto e irritación por sus propias hormonas deseaba calmarse.

—¡Kazuki! —le llamó con su voz, pero este lo ignoraba—. ¡Debes calmarte, Kazuki!

Ciertamente, no sabía qué hacer. Era evidente que desconocía del tema de cómo tratar a un Alfa que había perdido a quien reclamó y que esto repercutía ahora que lo había hecho con él. Lo único que se le ocurría era estar cerca por la razón de que lo necesitaba...

¿Por qué tenía ese pensamiento?

Vueltas no le dio. Con el pesar de sus síntomas, se aproximó a tener contacto con el rubio para envolverlo entre sus brazos esparciendo su dulce esencia de budín para que se calmase.

Al principio, el de fragancia a pan se resistía diciendo que no quería aceptarlo. Sentía que si lo hacía los lastimaría por sus errores pasados, era lo único que pensaba. Inclusive quería usar su voz de Alfa otra vez para que lo rechazara. Realmente tenía miedo, pero como el Omega le dijo: sabía cómo lidiar con esa situación de cuando alguien quería controlarlo.

En eso, su padre lo entrenó demasiado bien, así que, contraatacaba con sus propias feromonas (no de forma agresiva sino más bien dulce) para indicarle a su compañero de que no pasaba nada malo, que lo hubiese pasado antes no sucedería, y lo más importante:

—Estoy aquí —susurró Rei sin dudarlo—. El bebé y yo estamos aquí, Kazuki.

Con esas palabras, él se tranquilizó correspondiendo al abrazo que lo traía de regreso a la realidad.

Tras ese momento de crisis por parte del Alfa y con una muda de ropa de este para que Omega anduviera por la casa se fueron al piso de abajo para que este le prepara el desayuno al embarazado que, después de aquello, exigía que le dieran algo dulce, en específico: las tostadas francesas que le había comentado de las muchas posibilidades que podía preparar de sus habilidades culinarias desde que vivían juntos.

Para Rei sería la primera vez que las probaría.

Antes no lo hacía por detestar lo empalagoso, no obstante, con esto del embarazo era un antojo que había sentido de forma recurrente desde que se enteró de la noticia. A diferencia de ahora, que esperaba en la mesa del comedor que se conectaba a la cocina viendo como Kazuki cocinaba la comida con mucha concentración; olía demasiado bien.

Su boca se hacía agua hasta impacientarse pidiendo que se apresurara con eso.

—Ya voy, ya voy —avisó sacando las últimas rebanadas del pan para decorarlas con el endulzante de miel seguido de un toque de canela. Cuando estas estuvieron listas llevo ambos platos a la mesa, las cuales al estar en posición fueron tomados de golpe por el Omega, pero fue detenido antes de poder darle el primer bocado—. El bebé de seguro ya nos escucha, por lo que, antes de comer vas a aprender un poco de modales.

—¿Eh? ¿Qué? Pero tengo hambre...

—Solo espera a que me siente. No quiero que tenga tu falta de educación.

El Omega gruñó. Estaba ansioso por comer, mucho más con olfatear esa dulzura tan cerca con las feromonas de pan de su compañero, él solo quería tener la boca llena para calmar el ansia.

Pasaron unos segundos hasta que el Alfa se sentó delante de él con los vasos de agua para luego agradecer uniendo sus manos con una frase que no le había escuchado decir antes:

—Buen provecho —pronunció con emoción—. Bien, ahora tú, así podrás comer a gusto.

No entendía porque hacía eso, pero era algo sencillo. Por lo cual, sin tanta molestia, imitó su acción generando una sonrisa en el rostro de su compañero.

—Deja de mirarme con esa expresión —pidió metiéndose una de las rebanas de pan empapadas en leche a su boca para disponerse a disgustar.

Al primer mordisco, sintió que tocaba el cielo. No le disgustó para nada sentir ese sabor tan azucarada para crearte una diabetes. Rei estaba maravillado, tanto que se lo comió en dos bocados sin pensar que estuviese luciendo como un animal con toda la cara llena de miel.

—Luces desagradable, Rei.

—No me importa —tomó el plato para lamer los residuos de aquel liquido del almíbar, logrando así, quitarle un poco el apetito a su acompañante por sus gestos un tanto primitivos—. Es lo mejor que has preparado en años. ¡Dame más!

—¿Lo mejor? Me hieres de todo las exquisi... —fue interrumpido viendo como le arrebataba su desayuno—. ¡Hey! ¡Eso es mío!

—Era —se comió los restos que tenía el plato de Kazuki, incluso si estos estuviesen mordidos.

El Alfa se impresionaba de la manera en la que engullía los alimentos. Jamás había visto que comiera así, de seguro, los ascos habían disminuido como le había comentado con anterioridad y esto aumentaba su apetito.

—Iré a prepararte más. Se nota que por lo de mi Rut no habías comido en días más que mis fluidos —se levantó para volver a ir a la cocina a encenderla e iniciar con otra orden de tostadas francesas—. De verdad, fui desconsiderado sabiendo que necesitas alimentarte bien por el embarazo.

Rei con sus mejillas llenas del desayuno lo observaba después de que le continuase expresando parte de sus precauciones. Tanto así, que después de esa escena con dicha actitud sentía cierta curiosidad de lo que le contó Kyutaro con todo esto de su pasado.

Menos ahora que sabía que cuando reconociera que lo marcó como se lo dijo le afectaría tanto como pasó hace un rato.

Sin embargo, en su análisis notaba que algo le molestaba a ese presumido de jerarquía dominante.

—Te has rascado mucho la nuca, ¿qué te molesta, Kazuki?

—No lo sé —contestó sin dejar de sentir esa comezón—. Tal vez una alergia, una picadura de mosquito...

—Mmm —el Omega entrecerró sus ojos para detallarlo. Eso no era una punzada, era más bien como una marca de dientes.

—Lo miraré luego —le aclaró terminando con todo en la estufa para llevarle la ración extra—. Lo que importa ahora es que comas. En serio, lamento que no estuviese en mis sentidos para alimentar al bebé y a ti.

—No pasa nada —Rei no quitaba su vista del cuello de Kazuki—. Aunque, sacando un tema en concreto, ¿tu esposa antes te hizo la marca cómo tú a ella?

—¿Mi esposa? —esa pregunta lo dejaba fuera de lugar. Mencionar a su antigua Omega no le agradaba del todo por como terminaron las cosas—. No. Lo que pasó entre nosotros con ese asunto fue de una noche que mi Rut me agarró desprevenido estando malherido en una misión.

—¿Me lo puedes decir?

Las cejas del Alfa se alzaron estando impresionado de que la voz de aquel Omega se notase comprensiva, como respuesta le asintió.

—Tenía unos diecinueve años cuando lo hice. Ella apareció queriendo ayudarme por verme así, de la cual yo me negué, pero con oler su fragancia cautivadora de "no me olvides" le pedí desesperadamente que me dejara hacérselo —relató en esa parte cierta vergüenza—. Su nombre era Yuzuko, por cierto. Al principio, ella me rechazó porque solo tenía intenciones de auxiliarme, pero yo no quería eso. Lo que quería era ignorar la herida de bala que tenía en mi brazo izquierdo con la calentura de mi Rut.

—Siempre conquistando a las Omegas con tus buenas habilidades.

—Así caíste tú —le comentó provocándole que sus mejillas se sonrojaran—. Volviendo al punto, ella con su poca fuerza me intentó llevar a su casa que se encontraba cerca de la zona. Siento que hubiera preferido que me dejara morir, porque cuando estuvimos encerrados mis feromonas se dispararon incitándole a ceder a mis deseos.

Rei lo escuchaba con atención, verdaderamente, para él era interesante saber que Kazuki tenía un lado animal dominante bastante testarudo y seguro de lo que quería.

—Yuzuko dejó de resistirse cuando mis labios hicieron contacto con los de ella. Le hice lo que quise por tres días dejándola exhausta por mis impulsos —recapituló—. Y, en el proceso, simplemente, la mordí, nos dimos cuenta cuando recobramos la conciencia y estuvimos en esa situación tan comprometedora en su cama —Kazuki cubrió con sus manos su cara toda sonrojada tras recordarlo—. Me disculpe muchas veces. Ella se notaba perpleja, sobre todo, cuando me confesó que era su primera vez, más tonto me sentí por arruinarle su vida.

—¿Ella como reaccionó?

—¿Me creerías si te digo que se carcajeó por como se dio todo el momento? —con decir eso también provocó una peculiar risilla en el Omega de darse una idea—. ¡En serio! Ella era diferente...

Esas palabras, de cierta forma, hirieron a Rei por pensar que no podría se correspondido por no ser como ella.

—Le tenías bastante cariño.

—Sí, pero solo terminamos siendo amigos.

—¿Y por qué se volvió tu esposa? Pensé que te gustaba.

—Era más para hacerme compañía y drenar nuestros celos. La marqué, sí, pero por hacer ciertas cosas llevaderas —confesó cruzándose de brazos—. Tenía diecinueve años, viví toda mi vida siendo abandonado y solo hice ciertas cosas por querer experimentarlo cuando tuve en mi poder a una Omega. Esa fue la razón por la que nos casamos: por mi capricho de sentir que lo estaba teniendo todo por una vez en mi vida.

—Y cuando la dejaste embarazada como a mí, ¿qué significó para ti?

Ahí si la expresión de Kazuki se puso bastante melancólica. Cuando esa noticia llegó a su vida lo maravilló, después de todo, iba a tener de manera estable una familia que tanto buscó, mas en ese fatídico día todo se desvaneció...

—Sorpresivamente, nos cuidábamos mucho como para no haber quedado embarazados la primera vez. Yuzuko lo hacía también porque no se sentía lista o si me obligaba por el embrollo en el que estábamos de que era de mi propiedad —relató con pesar haciendo que sus feromonas tensaran el ambiente, como también irritaban la nuca del Omega por sentir las emociones que le invadían por esos recuerdos—. Aun así, yo iba a las misiones que me asignaba Kyutaro, ella me recibía con su calidez hasta que una noche su celo me atrajo, supongo que eso ella quería y yo no me resistí. La noticia me la dio cuando tenía dos meses de embarazo a mis veinticinco años, eso lo significó todo.

Ahora era Rei quien sentía un tanto pesadas las palabras de la historia. Sabía bien el rumbo que tomaba por lo que Kyutaro le mencionó la semana pasada acerca de que Kazuki se inestabilizó cuando pasó esa tragedia, pero como bien se lo acaba de expresar: representó lo que más anhelaba. Ciertamente, sintió de golpe una frustración de conocer esa verdad que no podría lograr porque él vino después, inclusive estando a la espera de un bebé juntos, él sentía que no era igual a como lo fue con aquella Omega.

—Imagino... —desvió su mirada a su abdomen teniendo sus propios pensamientos al respecto de su situación.

—Sí, era un deseo que quería —expresó el Alfa estando perdido en sus recuerdos—. De las cuales, sentía muchas cosas que sentía Yuzuko. La marca de todos esos años que le hice solamente se volvió más presente con el embarazo hasta cierto punto que pasó el incidente.

—No tienes que seguir contando esa parte. Kyutaro me dijo...

—Debo... —aseguró con su voz temblando—. Fue horrible, Rei. Yo no controlé mis feromonas que olían a ella y, para mi mala suerte, supieron dar con ella y usarla para intentar chantajearme, pero jamás hablé de la organización —confesó con sus lágrimas al borde—. Como no dije lo que querían... A ella la decapitaron delante de mí; Yuzuko fue asesinada justo la zona de la marca que le hice teniendo ella ocho meses de embarazo. Es lo último que recuerdo de eso, después de ahí, todo solo se nubló hasta que desperté como si nada en el café de Kyutaro. Jamás supe como llegué, solo estaba ahí sin querer nada y reviviendo en mi mente una y otra vez por tres meses esa escena.

—Lamento mucho que te haya pasado eso. Se nota que aún te tiene mal eso —el Omega alzó su vista para posicionar su mano empalagosa sobre la que el Alfa tenía limpia—. Es raro de decir, menos sé cómo, pero siento tu pesar con ese sentimiento. No merecías nada de eso si buscabas de ser feliz, Kazuki.

—Sí, igual estoy mejor con eso ahora que te lo pude contar. Aunque con respecto a lo otro que me mencionas es eso imposible, la única manera para que un Omega sienta las emociones de un Alfa tan latentes es por... —ahí volvió a caer en cuenta indirectamente al punto que quería llegar su compañero—. ¿Acaso tú me marcaste en mi Rut?

Él antes de responderle, decidió nuevamente examinarle de reojo su cuello, para, de esta manera, entender que no se equivocaba acerca de que lo que vio hace era un relieve de sus dientes en la zona por donde el Kazuki también lo reclamó.

—Entonces por eso te irritaba. Estamos en términos iguales —dijo Rei con una sonrisa burlona.

—Supongo que por haberte embarazado y marcado... Ah, desde que estamos juntos no dejo de meter la pata...

—No lo veas así. Menos cuando estuviste mal por mucho tiempo, Kazuki —comentó acariciando con las yemas de sus dedos la palma del contrario para que se relajase—. Estás estable, eso es lo que importa ahora.

—Sí... ¿Sabes? Cuando la doctora mencionó que podríamos ser destinados, no sé porque me hizo sentir feliz —expresó posicionando la otra mano que le quedaba libre sobre la de Rei—. Es raro. Como con Yuzuko era una relación por conveniencia, no pensé que encontraría a mi destino en donde todo acabó, si bien debí haberlo sospechado cuando me estabilizaste viviendo juntos todo este tiempo.

—Oh no, ya te estás poniendo sentimental, parásito.

—Tus feromonas de pudin son las que hacen que el ambiente se torne mejor —aclaró estando más calmado—. Gracias por lo de hace rato, Rei... Es bueno saber que la cosa y tú...

—Es un bebé. El bebé que creamos juntos —rectificó situando su mano izquierda sobre su abdomen un tanto notorio—. Recuerda: puede escucharnos, ten modales, y hablando de él: ¿Cuándo veremos a la doctora Anna para saber cómo está?

Eso logró hacer reír a Kazuki al mismo tiempo que verlo con ojos enternecidos de saber que le estaba agarrando cariño al pequeño que estaba creciendo en su interior.

—Sin falta, iremos mañana a ver como están.

16 de Febrero

Hospital Unasaka

El dúo de mercenarios fue a la clínica para el chequeo que tocaba en este final del trimestre del embarazo. Rei para la ocasión había tomado otra vez prestada una de las camisas de Kazuki al sentirse un poco molesto con las suyas propias a nivel de los senos por estar un poco más hinchados (por no decir que también sensibles al tacto) acompañados de que su abdomen desde el día anterior repleto de cariño se agrandó más a lo que esperaba.

Al darse cuenta del detalle, el Alfa no dejaba de observar esa zona en específico del Omega que también lo miraba con detalle. Pensaba que las cuentas de que tenía once semanas como le dijo hubiesen salido mal y tenía más, que ha estado engordando de pronto por tanta comida (al parecer el embarazado tuvo un ataque masivo de antojos cada hora que no le pudo negar) o que estuviesen esperando gemelos.

Realmente, suponía por la manera en que el cuerpo de su compañero se manifestaba con el pasar de los días, pero ¿y sí era lo último que mencionó?

De ser así, le había atinado al punto, pero demasiado bien.

—¿Por qué me ves tanto?

—Ah, por... —intentó pensar que responder para no sonar tan dramático, mas no tuvo idea alguna de que expresar que no fuera con ese tema—. Debo decirlo, tu vientre luce diferente a los de muchos Omegas primerizos. No es por alarmarte, solo me genera curiosidad.

—Sí, también lo he notado. Es extraño, ¿estará bien dentro de mí?

—Claro que sí. Estás sano, si tú estás bien, el bebé también lo estará.

Dudaba en sus palabras. Por obviedad, podía deberse a que como su naturaleza Omega se seguía exteriorizando provocaba cambios bruscos y de golpe, pero en el buen sentido por estar en un ambiente agradable con las feromonas con aroma a pan de Kazuki que le daban tranquilidad.

—Eres muy seguro de lo que soy capaz.

—Tengo muchas pruebas de eso, Rei —pasó su mano alrededor de su cuello para acercarse a su oído—. Tienes una gran resistencia y habilidades en tantas cosas...

Este ante esa acción no evitó aparte de golpe a su acompañante con la cara sonrojada.

—Una de ellas será matarte con tanta facilidad de distintas maneras ante las muchas estupideces que dices —mencionó nervioso—. Estamos en público para que digas eso.

—Oh, pero no comenté nada de relacionado de que quisiera volverlo a hacer después de lo de mi Rut... —sonrió pícaramente—. Me sorprende que hagas esa aclaración.

—¡Solo son las hormonas del embarazo!

—Claro, claro, claro.

—No me hagas querer...

Bip, bip, bip

El teléfono de Rei estaba vibrando, interrumpiendo así su momento. Evidentemente, eso extrañó a Kazuki de que estuviese recibiendo una llamada cuando la persona que usualmente las acogía era él, pero el remitente sabía que cuando estas venían de su parte era de una sola persona en particular a la que todavía tenía una deuda que saldar y este era: su antiguo jefe.

Al reconocer lo que eso significaba, esto mismo hacía que no tuviese muchas ganas de contestarle, no obstante, empeoraría la situación si lo ignoraba porque quien solicitaba no era de hacerlo esperar. Así que, se excusó de que iría al baño por sentir las ganas de ir, si bien su acompañante no objetó por saber que era una mentira, este debía de actuar en calma por la manera en que se apagó la mirada azul de quien pedía permiso para ausentarse.

Él dejó que se fuera esperando su regreso.

De este modo, el Omega se fue a la zona cerca de los baños en caso de que el chisme le ganara al Alfa para corroborar si decidió en ir ahí o no. Estando nervioso, sacó su móvil de su bolsillo leyendo el remitente de "Jefe Suwa"; esto le hizo sentirse tan presionado que tragó saliva de pensar lo que pudiese decirle.

Era algo de lo que no quería especular, mas se le clavó la idea percibiendo ese miedo que siempre le provocó.

Fue así como contestó, pegándoselo a su oreja escuchando esa voz diciendo:

—Hasta que te dignas.

—Lamento la tardanza, jefe —se disculpó con simpleza—. Asumiré con toda seguridad que su llamado es de importancia.

—No te equivocas, Rei. Sé que en eso te entrené bien —se halagó a sí mismo aquel hombre de voz gruesa al otro lado de la línea—. Me he enterado de que estás cesante en la organización en la que te permití irte estos años como parte del acuerdo y, como bien acordamos de sí...

—De si a donde fuera estuviese inactivo, volvería con usted.

No se preguntó como sabía de eso. Su padre era líder de una orden de sicarios, ese conocía bien como obtener cualquier información que quería.

—Qué buena memoria. Todo digno de un Suwa —señaló con modestia su antiguo regente—, y, como uno, tú debes de cumplir tu palabra.

—No puedo en estos momentos volver...

—¿Acaso te pregunté? No, ¿verdad?

—Tiene razón, jefe.

—Aunque me gustaría probarte antes. Después de todo, si estás de paro, es por algo en particular.

—No es lo que pueda creer. Solo han estado lento en darnos trabajo.

—Cierto. También tienes un compañero Alfa —reveló poniéndolo más inquieto—. Eso no ha sido problema por tu decepcionante secreto, ¿no es así?

Inconscientemente, Rei posó su mano en su abdomen. Escuchar esas palabras lo alteró un poco, haciéndolo sentir amenazado.

—Para nada —respondió con la mayor calma que pudo—. Todo lo que me enseñó de cómo controlar mi naturaleza inservible sigue como debe de estar.

—Suena mejor eso que dices. Bien, como te mencioné: quiero probarte si aún vales, de lo contrario, sabes bien el castigo que te toca.

Eso le hizo sudar frío, realmente no podía aceptar nada en estos momentos estando en su condición particular. No estaba en los términos de hacer lo que hacía antes, más si esto le pudiese generar algún daño al bebé que crecía en su interior, pero antes de pensar en eso, debía de aguantar lo suficiente hasta que la llamada acabase.

—Como ordene, jefe.

—Las instrucciones te las enviaré en el transcurso del día, Rei. No me desilusiones.

La llamada se cortó de golpe y, cuando supo que lo único que se escuchaba al otro lado de la línea eran los "bip, bip, bip", se fue corriendo al baño para vomitar de la preocupación que le causaba la situación.

No quería asumir en que haría ese Alfa malnacido si se enteraba de su embarazo. Tenía que encontrar la forma de ocultarlo con todo esto de la marca, feromonas y el vientre abultado antes de que pasase lo inimaginable. Cuando expulsó todo lo que esa mala sensación le provocaba se fue a lavar su cara sin evitar mirarse al espejo, específicamente, en la parte de su cuello y detallar la mordida que le hizo su compañero.

Esta era aún visible, pero podía taparla de alguna manera, como su esencia de pudin, la cual vería en el camino, pero su verdadero problema ante todo era su abdomen.

Quería tener una idea de cómo hacerlo, sin embargo, no tenía tiempo para dedicarse ahora a una solución. Simplemente, buscó de enfocarse en tener un mejor semblante, así que, volvió a mojar su cara para calmarse y tranquilizarse e intentar poner una expresión de seriedad. Una vez logró tenerla, salió para dirigirse, con sus manos en sobre su vientre, a donde Kazuki lo esperaba.

Estando cerca sus miradas se cruzaron, ya que, aquel Alfa jamás dejó de tener su vista fija en la dirección que se fue el Omega. Ese color rojo detallaba con preocupación ese azul que se derrumbaría en cualquier momento y, en serio, ante eso este último deseaba poder ir a abrazar a su opuesto para oler sus feromonas de pan y sentir la seguridad que había perdido, mas:

¡Rei Suwa a consulta!

Fueron interrumpidos por el llamado a la consulta.

Kazuki se levantó para aproximarse a Rei, para luego encaminarse juntos al consultorio. Estando dentro se notaba un poco que el embarazado emitía una esencia bastante amarga que le irritaba la marca que le hizo al de jerarquía dominante, de la cual este no podía negar que en esa excusa de ida al baño algo lo desmoronó.

—¿Todo bien, señor Suwa? —preguntó la doctora cuando le detalló ese semblante, una vez que terminó de revisar los papeles de su expediente.

Él le asintió sin verle a los ojos, ciertamente se sentía tan vulnerable que no quería mirar otra cosa que no fuese su vientre.

—¿Estás preocupado como las otras veces? —era ahora su acompañante quien lo cuestionaba para que se intentar acoplar al ambiente en el que estaban.

—¿Pasó algo desde esa amenaza de aborto, señor Kurusu?

—¡No! Bueno, sí, pero no es grave... —el Alfa posicionó su mano detrás de su cabeza para rascarla—. Solamente llegó mi rut y ciertas cosas pasaron. Tal vez eso tiene inquieto a Rei de que lo que pudimos hacer, pues esto haya visto afectado a nuestro bebé.

Con oír esa respuesta, a la especialista se le escapó una risa que sonrojó al hombre que le dijo todo eso, pero no inmutó al Omega embarazado que solo acariciaba a su abdomen un tanto inflado.

De seguro, era por eso por lo que estaba tan distraído.

—Señor Suwa, créame que si está alterado sobre que le pueda pasar a su bebé: el sexo no afectará en nada.

—¿Ah no? —interrogó este incrédulo.

—No, su bebé está protegido en el propio espacio del Omega en su interior —les explicó con calma—. Su feto en desarrollo no le pasará nada malo si tienen contacto sexual.

—¿Él se encuentra bien? —Rei decidió soltar esa duda, animándose a levantar su mirada.

—Bueno, solo puedo asegurarlo en esa situación, señor Suwa. Lo demás, si es en examen de rutina para conocer a profundidad todo.

—Hágalo, quiero saber cómo está.

—Por supuesto. Sígame, por favor.

El Omega levantó para encaminarse detrás de la doctora que lo llevó a ese cuarto que lo llevó la otra vez para extraerle la sangre como también darle un recipiente de muestras para que orinase en él. Todo procedió en unos minutos cuando ambas pruebas se llevaron a analizar y tener el resultado que esperaban tener.

Así que, el embarazado para relajarse se devolvió para estar junto al padre de su bebé a hacer tiempo hasta que la obstetra obtuvo las pruebas entre sus manos, esta misma cuando las tuvo se devolvió a llevarse a su paciente junto a su compañero para que escuchase lo que los exámenes apuntaron.

—A diferencia de la última vez con ese delicado asunto, las hormonas del señor Suwa se han logrado estabilizar —inició poniendo los papeles en la mesa para señalar cada punto con un bolígrafo—. Creo que haber pasado su Rut le ayudó bastante, aunque no signifique que está fuera de peligro del todo. Hay una hormona en particular, la que ayuda a la formación de la placenta que está algo baja a cómo debería de ser. Les aconsejo que se bañen en más feromonas entre ustedes para garantizarle seguridad a su compañero, señor Kurusu.

—Entendido, doctora.

—Bien. Eso fueron los análisis de sangre. Los de orina me impresiona que el que indica la diabetes subiera... —buscó en su registro el examen anterior que le hizo al Omega para compararlos—. Ya veo, sí, seguro los antojos le han empezado a atacar de un día para otro.

—Ni que lo diga, doctora Anna. Ese ser amargado ahora busca cualquier cosa dulce desde que estamos en esto —afirmó recordando que ahora lo que más disfrutaba comer su socio mercenario en estas semanas—. Desde ayer, él no ha dejado de pedir eso.

—Te recuerdo que es tu culpa, Kazuki.

—Yo siempre te lo ofrecí y me lo negabas, que ahora los quieras por nuestro bebé no es mi culpa del todo —comentó de forma burlona recibiendo una expresión seria del embarazado.

—Oh, no lo digo porque sea malo. Realmente, la primera vez era bajo, no alarmante, pero si hubiese recomendado que comiese un poco de cualquier cosa con glucosa para subirlo —corrigió la obstetra en la situación—. Debo decir que ustedes se adelantan a los hechos y saben trabajar bien como equipo —les halagó para intentar que se sintieran mejor—. Todo está orden por esa parte de la muestra de orina, lo único que si les recomiendo no se descuiden con la de sangre. Es muy importante que la de la placenta supere un poquito el rango estipulado para evitar cualquier inconveniente no deseado.

Ambos asintieron tras esa advertencia, después de todo, ante lo que estaban pasando no querían nada relacionado con eso después del susto pasado.

Por lo cual, una vez los exámenes fueron explicados y priorizados en los puntos claves, la especialista decidió preguntarle a Rei si sentía confianza para realizarse la ecografía por lo que había pasado antes, dado que, no quería incomodarlo, mucho si la única que había logrado hacerle fue estando inconsciente y no quería provocarlo.

Pero esta vez no fue así, él aceptó al comprender lo importante que era conocer como se ve todo en su interior.

De esta manera, los tres se pasaron a la zona que se encontraba camilla junto al ecógrafo para que el Omega se acostara como la última vez. Ciertamente, suspiró sintiendo esos nervios de que le dijeran que las pruebas de sangre y orinan mentían, y que cuando le pusieran aquel aparato, este le indicase que el verdadero problema era su jerarquía retraída.

Eso lo puso más tenso, realmente quería quitarse ese pensamiento.

—Le pido que se suba la camisa para empezar —él hizo caso dejando su hinchado vientre al descubierto—. Su estómago parece tener acorde de un Omega embarazado de trece semanas.

—¿Trece semanas? —interrogaron al unísono.

—Sí, la primera vez que vinieron tenía seis semanas. Ahora, prácticamente, están en la última semana del primer trimestre.

—Pensé que tenía once —confesó Rei ante sus malos cálculos.

—No pasa nada con creer tener un poco menos de lo esperado, señor Suwa —aclaró en los errores comunes que solían creer los padres primerizos en el proceso de la dulce—. Además, como exprese: su vientre está acorde al periodo de tiempo en el que se desarrolla, aunque también se ve un poco más grande a lo usual para ser el primero.

—Si, sobre eso, debe ser porque como él siempre ha sido delgado no me acostumbro a que creciera así. Pensé que sería por estar comiendo de más —admitió Kazuki para unirse a la conversación.

—No se preocupe, señor Kurusu. Créame que las proporciones del señor Suwa están en la condición de todo Omega masculino que se está adaptando —dijo tomando el gel frío para echárselo a su paciente para iniciar el proceso y, en consecuencia, este se estremeció—. Oh, lo siento por no avisarte de que está un poco helado. Esto lo usamos la vez que viniste desmayado, este mismo nos ayuda a ver con mayor claridad como está todo dentro de ti, sobre todo, su pequeño bebé.

Ella inició el proceso pasando el transductor que proyectaba la imagen con nitidez; era como un mar blanco y negro en el que la doctora movía el aparato por toda su cavidad abdominal hasta encontrar al bebé en desarrollo.

Una vez que, en la pantalla, el embrión dejó ver como su cabeza se estaba formando a la derecha, este mismo hizo notar como estaba acompañada de su columna vertebral desde la perspectiva de abajo hacia arriba que se conectaba a su pequeño abdomen.

Del cual, también se podía denotar una mancha más grande alrededor del feto; esta era la placenta situada en la parte superior de la ecografía que estaban observando.

De cierta manera, tanto el Alfa como el Omega observaban el monitor (el de jerarquía dominante estaba enternecido de que algo tan pequeño pudiese habitar en el cuerpo de su opuesto) mientras escuchaban los comentarios de la doctora, donde les especificaba con la ecografía en el monitor que el feto pesaba unos trece gramos y mide siete centímetros.

Incluso, pudo decirles que tal vez un poco más. Eso les hizo pensar que la consulta había terminado y que iba a quitarle el transductor al embarazado por la razón de que todo se veía en orden, puesto que, como no les decía nada más.

Sin embargo, los futuros padres se vieron interrumpidos por un sonido inusual, el cual logró tener su total atención.

Bum, bum, bum

Era una resonancia tan fuerte y clara en la ecografía, con escucharlo Kazuki y Rei se maravillaron de la fuerza con la que latía ese diminuto corazón, sobre todo, a Rei quien era el portador del bebé en su interior.

Verdaderamente, ante la realidad continuaba incrédulo de que ese pequeño feto en forma de ciruela que se formaba dentro de él lograse poder con todo.

Tanto así, que su mente ante ese pensamiento le hizo estar claro de que: no importase lo que llegase pasar los siguientes días con la misión de su padre, él tenía algo que proteger y lo haría a toda costa.

¿Hola? ¿Esto funciona? *golpeo una bocina y esta explota* Ah! Si funciona.

¡Soy yo, de nuevo! Les dije que de mí no se librarían tan fácilmente >:D

Sigo yendo a un ritmo lento, pero vamos con calma y tensión porque así me gusta escribir mis historias jajaja. Mi corazón tiene pura maldad :D

Especiales gracias al lector que me dijo ese datazo acerca de que el frutifantastico no afecta al bebé. Gracias a ti, sé que Miri está a salvo después de la gran semana de pasión de sus futuros papis <333

No tengo mucho que decir. Simplemente gracias por dedicar su tiempo a leer esto después de casi un mes sin actualizar por mi vida por construir el futuro que depende mí :'v

Pasó hasta el cumpleaños de Kazuki, pero a mi rayito de sol obivamente le cree su espacio en mi agenda complicada para participar en unos días de la KazukiBirthdayWeek. Estos fueron los dibujos con los que participé en Twitter <3

No olviden tomar agüita :3

Gracias por estar <3

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