Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

7

29 de enero

Apartamento de Rei y Kazuki

Las semanas comenzaron a pasar.

La rutina con el embarazo hizo que todo cambiase para aquel Alfa y Omega. Ahora dormían juntos (como en los primeros días del mes) en la bañera para que quien cargaba al bebé pudiese sentirse seguro con su entorno y así evitar cualquier incidente.

Con todo lo que habían pasado, Kazuki se había vuelto muy atento con él. Lo bañaba mucho con sus feromonas para indicarle que no pasaría nada porque Rei se notaba aún inquieto de que por cómo esto afectaría a la manera que cuidarían a su hijo por cómo fue criado en su adolescencia y tenía la impresión de que repercutiría tarde o temprano.

Era inevitable para el Omega no pasarse en todo ese periodo de tiempo con esa sensación de vulnerabilidad hasta el punto en el que su propia naturaleza exigía la compañía del Alfa que lo embarazó. Claro que, por sus ideales le avergonzaba, pero al saber que estaban solos en aquel departamento se dejaba llevar.

Como lo era, en esta ocasión, estando los dos juntos en el sofá, específicamente, encontrándose Rei encima del regazo de Kazuki mientras jugaba videojuegos recibiendo caricias en su abdomen de nueves semanas levemente abultado. Él dejaba que hiciese eso, le gustaba tanto que, hasta involuntariamente su esencia de pudin se dispersaba por el aire teniendo encantado a su acompañante de fragancia a pan por querer mezclarla con la suya.

—¿Cómo te has sentido? ¿Las náuseas se fueron? —inició como tema de conversación quien tenía su palma sobre el vientre del embarazado disfrutando del momento.

—¿Eh? Sí, desde que dejaste de cocinar pescado he dejado de sentir esos ascos —respondió con su vista puesta en el televisor—. Estoy bien. Desde esa misión, me he sentido mejor ¿por qué la pregunta?

—Oh, lo pregunto porque tus feromonas se están endulzado más de lo usual... —la voz del Alfa se volvió un poco grave—, y me gustaría asegurarme que te encuentras bien antes de hacer algo imprudente que afecte a nuestro cachorro...

Con ese comentario, Rei se desconcentró perdiendo su juego.

Él no podía creer que Kazuki estuviese pensando en volverlo hacer por tercera vez, realmente no le sorprendía del todo que se lo estuviese pidiendo, pero ¿por qué quería ahora? Él no estaba en celo como ese ocho de noviembre o en un efecto parecido como la víspera navideña que lo llamó, inconscientemente, para que le diese seguridad.

El Omega decidió levantarse de las piernas del Alfa para verlo directamente a esos ojos rojos. Ahí fue donde comprendió que la mirada roja de su compañero estaba de color un poco intenso y eso solo significaba una cosa en lo que recordaba de convivir en estos tres años juntos: el celo de Kazuki se acercaba.

—¿Ya pasaron tres meses?

—Aún no... —aquel Alfa se acercó al rostro del Omega—, pero debo saber si puedo hacerlo contigo otra vez sin perjudicarte a ti y a lo que llamas cosa... —sonrió haciendo que se sonrojara levemente—. Yo quiero saber si... ¿Me ayudarás?

Rei no supo que responderle teniendo sus mejillas encendidas y a ese hombre bastante cerca sintiendo sus respiraciones chocar.

Ciertamente, no sabía si podría corresponderle estando en todos sus sentidos, de alguna manera, solo se sentía incómodo. Tanto que, se alejó hasta el punto de que llegó a la orilla del sillón, del cual casi se cae, pero su compañero no lo permitió.

Kazuki lo volvió a poner en el mueble haciéndole darse cuenta de que se estaba dejando llevar un poco por su naturaleza y eso podría hacer que Rei pudiese salir lastimado.

—Tal vez me precipité. Está bien si no puedes, Rei —habló esta vez en un tono más relajado, pero con cierta preocupación—. No quiero obligarte a nada, mucho menos si te haces daño.

—Solo iba a ser una caída del sofá. No creo que... —su rostro fue tomado por su compañero, el cual tenía una expresión severa—. ¿Qué te pasa?

—Escúchame, Rei, no sabemos qué puede pasarte ante cualquier cosa —dijo como si él se fuese a romper hasta por respirar—. Sí, será mejor que no estés cerca cuando venga mi Rut. No creo poder contenerme como esas dos veces anteriores ahora que estás en un estado delicado.

—No soy débil, Kazuki. Además, la cosa que pusiste en mí está bien —recordó apartando las manos del Alfa de su cara para posicionarla en su vientre—. Está ahí. Tú lo viste conmigo en la ecografía. Solo me es sorpresivo que, por primera vez, me lo pidas así, pero porque lo hagamos una tercera vez no...

—¡No! ¡Yo soy un animal! —le interrumpió al embarazado en medio de un grito—. Créeme, no quiero que nada más te pase. Menos estando ahora embarazado, sobre todo, porque me he aguantado lo suficiente por no querer marcarte como mi propiedad.

—¿Marcarme? —preguntó Rei confundido.

—Sí... Desde que la doctora Anna nos dijo en esa primera consulta que podríamos ser destinados yo... —acercó su brazo a morderlo, no aguantaba la sensación que le provocaba tener esa idea otra vez—. Mi lado Alfa quiere volverte mío, pero... —volvió a clavar sus dientes de manera feroz en su propio antebrazo—. Suficiente tenemos ahora con un bebé. No quiero que por mis impulsos te pase algo...

Esas palabras confundían un poco al Omega. Este pudo intuir que tenían que ver en parte con el pasado de aquel Alfa que desconocía totalmente. Eso hizo que desviara su mirada a su vientre, preocupándole a lo que se refería con eso.

Después de todo, en este tiempo juntos, Kazuki había sido una madre latina con complejo de gallina que se divertía con las cariñosas mientras se procuraba que en su hogar no faltase nada para ahora tener esa actitud.

Eso no lo entendía, menos las consecuencias que podrían tener esa famosa marca.

—¿Y sí lo hicieras? —soltó con curiosidad.

—¿Qué pregunta me haces? ¿Te sientes bien? —tocó la frente de su compañero al notarlo interesado por la mordida de un dominante—. Eres un Omega, no me puedes preguntar eso...

—¿Cómo qué no? Sabes soy un Omega que desconoce de las jerarquías más allá de sus esencias. Hasta hace poco en este embarazo que lleva algunas semanas me enteré de muchas cosas —apartó la mano de donde su opuesto la tenía para alzar su mirada azul, encontrándose con aquellos intensos ojos rojos de su compañero—. ¡Me preguntaste si lo podríamos hacer cuando llegase tu Rut! ¡Que obstinado eres!

Los cambios de humor de Rei por su embarazo se estaban volviendo a manifestar con más frecuencia. Algunas veces el mismo no se daba cuenta, pero si era un poco difícil de tratarlo porque cualquier comentario era sensible a un nivel que no sabía de qué forma ayudarlo.

Kazuki reconoció que mencionar que su periodo de celo se aproximaba no fue lo mejor, pero quería hacerlo con él como esas ocasiones por la razón de que sentía que con Rei era algo diferente a cuando estuvo con su primera y única esposa como también con otras Omegas con las que calmaba su rut.

Él solo sabía que quería a ese Omega que tenía como socio mercenario fuese suyo. Esa fue la razón por la que aquel día lo anudó con el bebé que ahora estaban esperando por andar tan insaciable como su compañero en su primera vez. Su lado Alfa ese día hizo muchas cosas por naturaleza, todas menos el hecho de marcarlo porque sabía que esa consecuencia condenó a su primera manada y no quería que aquel Omega sufriese lo mismo.

—No lo soy. Simplemente me preocupo tu bienestar y a lo que llamas cosa.

—Estaré bien. Solo es una marca... —Rei seguía sin saber que significaba del todo, pensaba que era un capricho de un Alfa presumido como lo era Kazuki—. Ya lo hicimos, ya estoy esperando una cosa de nosotros, ya con que me marques...

Su compañero lo tomó, agarrándolo fuertemente por los hombros.

—¡No te voy a hacer eso, Rei! —expresó Kazuki con ese tono alterado voz—. ¡La marca no es como crees!

—¿¡Y cómo es?! ¡Quiero corresponderte! ¡Quiero serte útil y que no me veas frágil!

Habían comenzado a discutir.

Desde hace días no lo hacían, no obstante, el motivo que lo inició era evidente: sus ideales por sus clases. Kazuki tenía su lado sensible en un Alfa antes de que fuese un animal, mientras que, Rei se estaba dejando llevar cada vez más por su impulso Omega que lo hacía decidir cosas que en el pasado no hubiese pensado aceptar.

El ambiente se volvió tenso y pesado para ambos opuestos que solo querían pertenecerse en esta situación tan nueva para ambos. Cualquiera que los oliese podía sentir esas esencias volver amargas, aunque entre ellos no se percataban del todo porque sus voces escandalosas los nublaban en otros sentidos.

—¡La marca te va a condenar! ¡No quiero que te pase algo porque se den cuentan que me perteneces!

—¡Eso no sería nuevo! ¡Ya lo hicimos dos veces! —recordó con molestia de que el Alfa no lo escuchase—. ¡No puedes ignorarme sí sabes que tengo una cosa dentro de mí que me hace sentir diferente! ¡Haz lo que tengas que hacer el día de tu Rut! —escupió el Omega con sus cejar fruncidas en una expresión fría.

—No te la voy a volver a meter. Te marcaría.

—¡No me importa!

—A mí sí —se acercó su mano sin consentimiento al abdomen de su compañero—. Más que nada por este bebé. Haz estado adaptándote a un nuevo tú que te hace actuar primerizo en todo, Rei. Tú no te das cuenta, pero estás muy impulsivo.

—Claro que no... No estoy... —le dijo cambiando su estado de ánimo por sus hormonas no queriendo reconocer aquello entretanto posicionaba su vista en donde su compañero tenía su palma—. Tú eres quien sacó el tema... Tú eres quien lo provoca... Ah, solo quiero saber que haré las cosas bien...

—Lo harás —aseguró Kazuki en un gesto no muy convincente—. Por favor, el día de mi Rut no estés aquí. Aunque mi orgullo no quiere, ve con Kyutaro.

—¿Por qué cambias tan repentinamente de opinión? —Rei apartó la mano de su compañero de su vientre. De cierta manera, se sentía herido de que lo rechace de golpe—. ¿Por qué? ¿Por qué no me dejas entender?

—No quiero hablar de eso, en serio, Rei. Entraré en celo en unos días, no estés aquí.

—Pero...

—¡Es una orden! —la paciencia se le agotó el Alfa de que el Omega fuese tan terco, así que, usó esa voz de mando—. ¡No vas a estar aquí cuando mi Rut inicie por el bien de no marcarte y que no le pase nada al bebé!

El Omega se sintió intimado.

De cierta manera, no pudo refutarle. Fue vulnerable ante esa actitud repentina que tenía su compañero, mas no se doblegó del todo, no, él se mostró firme volviendo a poner esa expresión severa que siempre había tenido.

Estaba molesto de esa decisión, así que, como respuesta de ella prefirió levantarse para irse al baño donde se encontraba la tina, ya que, ganas de quedarse en esa situación no tenía. Además, se sentía que le pesaban los ojos por la fatiga que le causaba su embarazo. Seguro era la hora habitual en la que le pegaban esos síntomas de cansancio, pero esta vez no quería que ese Alfa lo acompañase.

—¿A dónde vas, Rei?

—Metete en tus asuntos, Kazuki. Estoy cansado, me voy a dormir —él pudo sentir estando de espaldas que el rubio quería decirle algo, pero se notaba que solo empeoraría más las cosas—. Cuando sea tu maldito Rut, espero no hueles a ninguna otra Omega si andas tan desesperado por corresponderle a una extraña que a quien embarazaste.

Fue lo último que escuchó exponer a Rei. Seguido de eso, se escuchó como se encerraba en el baño de un portazo poniéndole seguro a la puerta, dándole a entender que quería estar solo. El Omega simplemente se quedó en aquel cuarto dentro de la bañera, abrazándose a sí mismo acompañado de ese suéter rojo para calmar su angustia.

Verdaderamente, le dolía este nuevo sentimiento de que fue rechazado por la persona que ahora deseaba. Él no sabía porque tenía esa sensación, si en un principio de la situación era él quien lo hacía...

De verdad, estaba confundido con sentir muchas cosas de golpe y que algunas de estas se estuviesen contradiciendo con respecto a la extraña relación de convivencia que tenía con su compañero mercenario.

El Omega reconocía que nada era igual desde ese encuentro, nada era igual desde que se enteraron de todo esto, nada era igual desde que casi pasa por ese aborto...

—¿Por qué me siento así? ¿Por qué? —se preguntaba Rei rodeado de su propia melancolía—. Solo porque me esté agradando ahora... No... Es solo la situación la cosa, él y yo... No tiene porque a ver nada más...

Él abrazó con pesar aquel abrigo carmesí oliendo esas feromonas de pan que le hacían sentir total seguridad hasta que logró cerrar sus ojos, quedándose así, dormido para que solo el tiempo pasase y que esa discusión que tuvieron quedase en olvido.

Si bien, Rei aún no lo sabía, la realidad era que Kazuki si quería estar con él, pero por ser un Alfa tenía miedo de que algo le pasara por sus traumas del pasado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro