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19

13 de septiembre

Cafetería Yadorigi

A medida que el tratamiento para retrasar el embarazo de Rei funcionaba, este tuvo el efecto en las semanas siguientes de que Kazuki tuviera que atender después de cada dosis de progesterona las necesidades sexuales que tenía el embarazado. Ambos ganaron durante ese tiempo, después de todo, era lo que más tenían en estos momentos entre ellos en esta espera desde que tomaron la decisión de no volver a las clases maternidad, puesto que desde que los demás padres (los cuales ahora consideraban como sus amigos) dejaron de ir porque habían dado a luz o se estaban preparando para la llegada de sus retoños.

Aunque todos mantenían contacto compartiendo mensajes entre ellos a través de un grupo que crearon desde que nació la bebé prematura de Hoshi para estar al tanto de sus vivencias y, en su última conversación, todos habían quedado en reunirse en persona nuevamente cuando todos los bebés ya hayan nacido.

Eso era lo último que habían hablado, pues de todos los padres solo faltaban por dar a luz eran Jin y Akiro y, por supuesto, Rei y Kazuki. Aquello era algo que esos dos hombres sabían bien que por el tratamiento tardarían un poco más, así que, no quisieron verlo como una competencia.

Si bien en el fondo el Alfa de esencia a pan junto a su Omega de aroma a pudin querían ganarles por el hecho de que consideraban a su pequeña Miri desde que llegó a sus vidas como una ganadora. Ciertamente era lo que habían estado comentando en la cafetería con el dueño, poniéndolo al día de lo que había pasado en los últimos meses desde el incidente con la jeringa.

Kyutaro se carcajeó cuando mencionaron que querían que su hija ganara la carrera de bebés para no quedar en último lugar, pero entre sus pequeñas risas les recordó que no se precipitaran, pues como bien lo sabía: la dulce espera siempre termina siendo más larga de lo que se debe cuando menos lo esperas.

Eso era lo que le decía aquel jefe a sus subordinados cuando notaba que se ponían a pelear por esas tonterías al compararse con otros padres y sus bebés, incluso que mencionasen que su hija (a través de sus patadas) estuviese de acuerdo con sus argumentos positivos de que debía ganar esta competición.

Así fue como la charla simplemente giraba en torno a rememorar todo lo que había pasado, sobre todo porque tenían el tiempo que quisieran en el local Yadorigi para conversar, lo cual tenía extrañado a Rei, ya que las veces que su jefe los citaba cuando no había nadie en el lugar era para hablar de trabajo, regañarlos e incluso resolver un problema con sospechosos que pudiesen estar rondando en el lugar para perjudicar a la pequeña organización de sicarios para la que trabajaban.

Pero cualquier tema relacionado con eso aún no había sido tocado.

—Debo admitir que es bueno salir de vez en cuando a hacer algo más que trabajos —dijo Kazuki bebiendo de su habitual taza de café que disfrutaba siempre que iba—. Esto con Miri, el tratamiento de Rei y sus caprichos me tienen agotado.

—¿De qué hablas, Kazuki? Si esta mañana tú...

—No tenemos por qué sacar el tema, Rei —le pidió su compañero sintiendo el pánico de que pudiera ponerse a describir lo que habían hecho unas horas antes de venir—. Sobre todo, porque te complací con tus papas fritas con helado acompañadas de salsa de tomate como desayuno.

—Sí, estaban deliciosas. La próxima vez deberías de echarle cebolla —le mencionó relamiendo sus labios de recordar el singular sabor de su capricho.

—Tus antojos son cada vez más extraños a la última vez, pero la doctora nos dijo que ese efecto de tener más hambre de lo que deberías se debe al tratamiento hormonal y como tu cuerpo ha reaccionado a todos estos cambios —expresó el Alfa de esencia a hogaza—. Lo único que me gustaría saber de eso es si cuando todo esto acabe los seguirás queriendo.

—Conservaré los dulces. Saben tan bien —el Omega de pensar en ese sabor no pudo evitar, inconscientemente acercarse al brazo de su compañero para abrazarlo—. Espero sigas preparando esas tostadas francesas, son lo mejor de todos tus platillos.

De manera evidente, ese halago a la comida de Kazuki tuvo el efecto de que este se sonrojara, especialmente acompañado de que Rei estaba muy pegado a él mirándolo con ternura.

—Seguro, los que quieras. También si Miri lo quiere —accedió nombrando a su hija para calmar un poco lo nervioso que se sentía por el cariño de su Omega.

—De mi parte, debo decir que es bastante raro ver a Rei queriendo comer dulces —se metió en la conversación Kyutaro al percibir las feromonas de su subordinado de rango pasivo con bastante fuerza buscando de llamar a su Alfa—. No debería sorprenderme, pero lo hace después de todas las veces que él nunca quería nada relacionado con los postres.

—Eran momentos en los que solo usaban ese tipo de esencias en contra de mi nariz para no dejarme caer en las tentaciones de los Alfas u Omegas —le respondió el embarazado recordando con indiferencia esa situación—. También hubo un tiempo que mi antiguo jefe envenenaba mis comidas buscando de que fuese fuerte ante ellas, en caso de que tuviera que reconocerlas cuando me las dieran con ese propósito. Estoy vivo de milagro para todo el odio que me tiene.

—Eso explica tantas cosas —afirmó Kazuki dejando su taza de lado en la barra para tocar la punta de la nariz de Rei—. Aun así, eso ya pasó como las náuseas del embarazo se fueron. Tú y tu nariz son libres de todo mal, a menos de que después de Miri tengamos más bebés.

—Deja qué nazca ella primero. Tan difícil que ha sido este embarazo para que pienses en más bebés.

—Oh, pero te ves tan lindo así con Miri —le comentó el Alfa pasando su mano por el vientre de diez meses de su Omega y, de esta manera, ayudarlo a sostenerle un poco de ese peso extra que últimamente lo tenía agotado—. Yo te cuido todas las veces que quieras.

—Tendremos trabajo, Kazuki —le aseguró quien cargaba a la bebé en su interior, sintiéndose un poco aliviado por ese gesto que acababa de hacer su compañero—. Tú mismo sabes que después de Miri, no puedo andar dejándote por ahí para que estropees más misiones como lo sueles hacer algunas veces.

—¿Ah? ¡Yo no hago eso!

—Tengo muchas pruebas y Kyuraro las evidencias en los periódicos. Por algo, él ahora no te manda tan solo como antes, únicamente a hacer expedientes falsos y hackeos simples para corroborar información.

—¡Fueron solo cuatro veces! ¡Kyu-chan apóyame en esto!

—Lo haría, pero, Rei tiene razón.

Una sonrisa de victoria se mostró en el nombrado mientras el derrotado solo bajaba la mirada.

—Vamos, no te pongas así. Siempre tendrás tu premio de consolación cada vez que pierdas.

Sin que lo supieran, ambos otra vez se coqueteaban indirectamente al punto que eso hacía que Kazuki se acurrucara más cerca de Rei para sentirse consolado. También porque quería percibir de cerca el fruto de lo que habían estado construyendo en estos meses moverse con energía en el interior de quien la cargaba.

Para Kyutaro, observar esa tierna escena hacía que su mente se pusiera a pensar en todas las posibilidades. Él no estaba en contra de que gozaran de esa felicidad, realmente era bueno ver que sus amigos estuviesen mejor que antes, pero aquel hombre tenía que reconocerles que no los había citado solo para charla del recuento de los buenos momentos, sino más bien porque debía de recordarles la realidad en la que estaban.

Por mucho que no pudiera ser un tema agradable, él necesitaba tener la conversación con ellos para que evaluasen nuevamente sus opciones con respecto al tema de convertirse en una familia.

—Debo serles sincero, creo es que verlos actuar como una pareja es extraño —comenzó su charla de manera que logró captar su atención—. ¿Cuándo pensaban decirme que formalizaron su relación?

—¿Eh?

—¿De qué hablas, Kyu-chan?

—De ustedes diciendo esos comentarios tan románticos ignorando el mundo a su alrededor —le respondió recogiendo la taza de café de su subordinado para limpiarla—. Seguro llevaban un tiempo saliendo que lo del embarazo fue planeado a como me lo hicieron ver aquella vez que me lo contaron.

—¿Ah? ¿Qué? No. Claro que no. Nosotros no hemos formalizado nada —le aclaró Kazuki separándose de Rei—. Lo de Miri ocurrió en su momento, cuando me dejé llevar. Después descubrí el secreto de Rei, y desde entonces no hemos tomamos las decisiones a la ligera para llegar a donde estamos.

La tensión se empezaba a sentir en el aire, sobre todo para el Omega tras sentir que su Alfa tomaba distancia como esas palabras lo hacía sentir confundido. Incluso podría decir que inquieto, ya que podía percibir esa esencia dominante a café de su jefe esparcirse de forma autoritaria sobre ellos.

—Les creería, pero la manera en que suceden las cosas, parece que me ocultan algo —dijo Kyutaro con severidad.

—¿Qué te vamos a ocultar? —le preguntó su empleado tras ponerlo de malhumor por esas acusaciones—. Rei tiene diez meses de embarazo bajo un tratamiento como para que no se note y yo trabajo lo más que puedo para que en casa no falte nada.

—Claro, y ¿a qué se debe todo eso? —le siguió cuestionando aquel hombre con gafas.

La conversación entre aquellos dos sujetos de jerarquía dominante hacían que Rei escuchara con atención mientras sentía como su hija pateaba con fuerza tras percibir como su otro padre estaba bastante alterado en esto, pues como él bien sabía esas palabras de su jefe tenían un fin no muy grato al alargarse e irse por las ramas. Verdaderamente lo que el embarazado había pensado acerca de porque los había citado con el local vacío era verdad, pero, aun así, no entendía que era lo que les quería decir.

—No lo sé, Kyu-chan. Pero mis responsabilidades la he asumido, yo no las he evadido nada como otros —alegó Kazuki cruzándose de brazos.

Esas palabras que soltó tenían un fin en la naturaleza de los Alfas: se provocaban por orgullo. Siendo Rei el único Omega le inquietaba esa frívola de sus opuestos, si bien él también ha tenido una actitud así en el pasado, ahora que su naturaleza pasiva estaba presente se sentía un poco vulnerable, por no decir que también asustado de que terminara en una situación comprometedora que pudiera involucrarlo.

—¿Qué no he asumido, Kazuki?

—Tú tienes también tus secretos, Kyutaro —le señaló con su dedo de manera acusatoria—. Nosotros si te hemos dicho todo como para que nos acuses de esa incoherente basura.

—Kazuki, yo creo que será mejor... —el Omega intentó intervenir al ver que las feromonas de pan y café solo empeoraban el ambiente a tal punto que su hija reaccionaba con más brusquedad con sus patadas—. Miri, ahora no...

Él posicionó su mano en su vientre para garantizarle tranquilidad a su hija, sin embargo, no funcionaba. Realmente le era difícil controlar sus sentidos con toda esa situación extraña que había iniciado Kyutaro, la cual le hacía marearse. Tanto así que no evitó apoyarse otra vez sobre Kazuki al sentirse un poco agobiado por esas fragancias.

—¡Mira lo que le haces a Rei! —le atribuyó el Alfa a su igual cuando se dio cuenta que su Omega no tenía un buen semblante.

—A mí no me culpes de lo que hiciste desde un principio.

—Tú serás...

Bzzz, Bzzzz, Bzzzz

El teléfono de Kyutaro encima de la barra se encontraba vibrando porque estaba recibiendo una llamada. Por lo tanto, aquel hombre que estaba del otro lado del mostrador buscó de ser rápido en sus movimientos para poder atenderla. Por su reacción quedó claro que era un asunto importante y, sin duda, lo era, pues sus subordinados lograron ver que en el identificador había un nombre familiar para ellos y ese era: Anna Hanyu, logrando así encajar las evidencias de esas esencias que habían olido en su última consulta con la doctora, donde todo indicaba que ella había estado relacionándose con su jefe.

Pero ¿por qué lo hacía?

—Es un alivio saber que ese pequeño susto fue una falsa alarma, señorita Hanyu —dijo el hombre de gafas tras escuchar algo que necesitaba oír—. ¿De vedad piensas que por esto dejaremos de vernos? Para nada, lo que pasó puede pasarle a cualquiera —le aseguró a la mujer del otro lado de la línea con una sonrisa en su rostro—. Ya se resolvió. Además, lo hemos hablado, así que no te preocupes, te veré el fin de semana. Hasta luego.

Esa conversación fue breve, mas dejó varias cartas sobre la mesa. Kazuki se quedó confundido de que por la llamada de aquella Omega fue que Kyutaro se relajó, sobre todo con esa noticia que le hubiese dicho. También Rei se tranquilizó unos minutos por la razón de que esa amarga esencia a café se disipara un poco. No obstante, que su jefe tuviese dicha cínica actitud hizo que su compañero volviese a retomar la discusión que habían iniciado.

—¿Y me dices a mí con descaro que soy yo quien oculta algo? —le interrogó Kazuki a su jefe con actitud de policía malo—. ¿Desde hace cuánto tiempo te ves con nuestra obstetra?

—Lo que haga fuera de mi trabajo en cafetería y la organización no es tu asunto, Kazuki.

—¡Ah! ¡Pero tú me estás acusando de evadir cosas y tú seguro estuviste embarazando a una que otra Omega desconocida!

—No soy como tú: yo sí me cuido. Aun así, lo que hayas oído no te concierne para que también te excuses de tus errores.

—¡Yo no...

—Kyutaro, es suficiente, ¿por qué nos llamaste? Yo no creo que haya sido para provocar a Kazuki como si nada —esta vez Rei tomó la palabra. Él estaba cansado de escuchar a dos Alfas pelear por orgullo.

Después de un largo rato en esta riña, las feromonas a pudin del Omega al final pudieron esparcirse en el ambiente para intentar hacer presencia y controlar un poco la situación. Al menos, logró hacerlo en un aroma dulce, el cual consiguió que se calmaran hasta el punto en el que la actitud de su jefe volvió a ser la misma serena de siempre para que así el pudiera iniciar lo que tenía pensando decirles con toda franqueza.

—Lo que les voy a mencionar lo estuve pensando desde hace bastante tiempo. Quería hablarlo antes con Kazuki, pero sabía que era mejor teniéndolos a los dos juntos porque es un asunto delicado con respecto a su situación.

—¿De qué culpas a nuestra hija, Kyutaro? —preguntó Rei cambiando su expresión a un más seria porque, sin su permiso, describía a su bebé como si fuera un problema.

—Ella no tiene la culpa de nada, Rei. Son ustedes quienes deben de recapacitar bien al mundo al que la traerán.

—Entre nosotros ya lo hemos hablado antes —dijo Kazuki encontrándose un poco más tranquilo, pero estando aún de brazos cruzados—. Rei estará con la bebé en sus primeros tres meses de adaptación antes de volver al trabajo.

—Sí. En eso quedamos, Kyutaro.

—Lo sé, pero... —Kyutaro se agarró el puente de nariz, realmente no veía adecuada esa opción—. Rei, Kazuki, ustedes mismo saben que el mundo de asesinos que tienen un bebé en camino al final termina siendo muy perjudicial. Ustedes mismo deben de reconocer que este no es el adecuado para ella.

—Nos adaptaremos. Sabemos que necesita atención de más, pero como equipo, sé que Rei y yo podremos.

Esas palabras, de cierta manera, provocaron una sonrisa en aquella pareja al comprender que se apoyaban mutuamente, pero esta misma fue no duró mucho.

—No pueden engañarse a sí mismos. Con todo esto de que se haya vuelto un embarazo de riesgo es lo más obvio de que no debió seguir.

Aquello fue un comentario tan frío que hizo que Rei se parara derecho para sujetar su vientre con sus manos tras sentirse ansioso por tener otra vez en mente esa idea de volverla a perder como en esas dos posibles amenazas de aborto que casi tuvo en los primeros meses de gestación, mientras que Kazuki buscó de interponerse para protegerlo por la manera en que Kyutaro lo atacó verbalmente.

—No digas eso de Miri —le señaló el Alfa de aroma a pan a su igual—. Ella es lo mejor que nos ha pasado, así que no hables de ella como si fuera un error.

—Miri está bien, tú no tienes idea de lo que hemos pasado para que lo expreses de esa manera.

—En serio, sé que no son las mejores palabras, pero Rei se expuso a esa inyección por miedo a su padre y que le hiciera algo a su manada por instinto, y eso saben bien que tuvo su consecuencia.

—Lo sé, pero nada de eso ha vuelto a pasar —aseguró el Omega sintiéndose inquieto por recordarlo—. No tienes que culparme por lo que hice, aprendí de ese error. ¿No crees que lo sé viéndome en este embarazo que se alargó más de lo que debía?

—Sí. Bueno, no sé cómo te sientes. Solo lo digo porque deberían de reevaluar sus opciones para darle una buena vida y darle la adopción sería lo mejor.

—Pero ¿qué dices? ¿Quieres que dejemos a Miri como si nada en este tipo de situaciones difíciles cómo tú lo podrías hacer con la doctora Anna? —le cuestionó Kazuki para molestarlo—. Ella no la vamos a abandonar para que lo digas, así como si nada.

—Tú no tienes derecho a meterte en lo que me concierne con la señorita Hanyu. Lo de ustedes es delicado y se volverá más serio cuando su bebé decida nacer.

—¿Y por qué eso es un problema? Hemos estado en todo esto desde que nos enteramos de la noticia, lo que venga después podremos superarlo —habló Rei en esta ocasión—. Miri está bien y nada le va a pasar en esto para que tengamos que tomar esa decisión.

—¿No crees que tu padre pueda volver a llamarte como esa vez, Rei? De hecho, ¿por qué lo hizo en primer lugar?

El silencio reinó por unos minutos con esa pregunta. Tenerla presente en el tema hizo que Kazuki cambiara repentinamente su estado de ánimo alterado a uno preocupado, ya que aún no sabía la realidad de los hechos que llevaron a Rei a llegar a ese extremo de hace unos meses.

Sin embargo, él nunca se lo plantó en cara por no perjudicarlo con todas las alarmantes noticias e inseguridades que han sentido de un tiempo para acá, pero si su jefe lo sacaba otra vez a discusión, de seguro la razón era por tratarse de un asunto bastante serio.

—Yo... Eso ya pasó —fue lo único que logró decir el Omega; de la culpa que le causaba ese recuerdo no evitó bajar su mirada a su vientre, dándose cuenta de lo inquieta que estaba su hija por como él se sentía—. No tienes por qué sacar el tema para convencerme de elegir esa opción.

—Rei, sabes bien que puedes volver. Eres un Suwa.

—¡Ya sé que soy un Suwa! —le gritó sin verlo a los ojos, realmente no quería hacerlo porque presentía que iba a llorar—. Lo que pasó ese día simplemente pasó y ya. Necesitaba proteger a Miri y Kazuki de quien me procreó, no fue algo que hiciera por gusto.

Con esas emociones tan negativas en el lugar, estas no evitaban que ahora fueran las feromonas a pudin que se afligían a tal punto que tuvieron la atención del Alfa para consolar a su Omega. Buscó de acercarlo con sus brazos, pero este los apartó.

—No me toques, Kazuki —le pidió con molestia—. Solo vámonos, no soporto más escuchar esto.

—Rei —llamó su jefe.

—Quiero irme. Esta conversación se acabó.

El embarazado se levantó con molestia, encaminándose a la salida al no soportar más la tensión que se generó en el ambiente, la cual solo empeoró sus ánimos, por no decir que también parte de su salud. Sus movimientos fueron tan evidentes que su compañero reconoció que debía de ir tras él, así que este no intentó decirle algo, simplemente decidió verlo marcharse por la puerta del local dejando en el aire esa tensión con aquel ruido que hacía la campanita tras abrirse y cerrarse, logrando así hacer que el padre de su bebé entendiera que se debía de ponerse de pie para perseguirlo.

—Kazuki, debes de hablar con Rei sobre esto. Tú y yo sabemos que con un bebé se verá perjudicado por su propio instinto Omega si decide seguir haciendo lo único que sabe hacer para sobrevivir —le aclaró Kyutaro con severidad la realidad que no quería antes de que se fuera.

—Lo intentaré, pero, por el momento, así como me dijiste con tu relación: no es tu asunto —le Kazuki aseguró con su mano en la manija de la puerta—. Pero tenlo por seguro que esa decisión de separar a Miri de nuestro lado no está garantizada. Si vienen problemas, los resolveré y, si hace falta, daré mi vida para que Rei y ella sean felices.

Hola! Como siempre, actualizo como puedo y mi cabeza solo quiere terminar el fanfic por todas las ideas que tiene, pero bueno, los estudios han sido terribles que no me dejan dormir bien. En fin, detalles que solo escribo por desahogo

Debo decir que puse a volver a ver el anime, y cuando me doy cuenta que escribo cosas parecidas a la trama me suelo sorprender. Realmente son cosas que no me doy cuenta hasta que lo vuelvo a pensar, todo es incosnciente jejeje

Aun así, muchas gracias por seguir acompañandome en esta creación. Esto termina siendo de mí para ustedes. Sus votos y comentarios siempre me animan <3

No olviden tomar agüita

En caso de no verlos en una próxima actualización: les deseo unas felices fiestas como también 

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