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12 de julio

Hospital Unasaka

El octavo mes de embarazo de Rei llegó, pero a diferencia de los meses anteriores, su bebé no había crecido lo que estimaba para estar con treinta y dos semanas. Ella aproximadamente media solo veintiocho centímetros y estaba un poco baja de peso y eso, en una descripción simple de contrastarla con el tamaño de algún un objeto, su feto en desarrollo tenía el tamaño de un repollo cuando debería ser del tamaño de una piña.

Si bien esas comparaciones eran un tanto extrañas, era la mejor manera de explicar la situación, en términos comunes, a sus pacientes, a los cuales, sin duda, no les había sentado muy bien esa noticia, sobre todo, a Rei por hacerlo volver a pensar que su cuerpo tenía algo malo sin que supiese o hubiese podido ser detectado todavía.

A estas alturas, su doctora otra vez solo suponía que podía deberse a que, como era su primer embarazo al que su cuerpo se exponía a liberar tantas feromonas, este buscaba de darle estabilidad en todos los aspectos tanto a él como a su hija. Realmente, no había un diagnóstico concreto porque en la ecografía se veía a detalle que el embrión hecho por aquel Alfa y Omega tenía sus cinco dedos en cada mano y cada pie, y la formación correcta de su cuerpo, nariz y cabeza como para decir que había alguna anomalía.

Lo único que, podía decir de todos los chequeos a los que venían desde el incidente con la jeringa de celo para los omegas, estos siempre en los exámenes de sangre arrojaban eran los mismos resultados con respecto a la placenta, y esta al final continuaba representando el punto decisivo y, estando en el punto en el que estaban ahora, pues la misma daba indicios de que su bebé tenía ciertos problemas para recibir los nutrientes que eran surtidos por los alimentos como las vitaminas recetadas.

Era por eso por lo que aún en los análisis algunas veces cambiaba tanto para bien como para mal.

Fue ahí que las preguntas hechas con relación a eso a como lo llevaba el embarazado fueron contestadas con sinceridad de que no se había sentido mal, ni que había tenido las llamadas Contracciones de Braxton Hicks (conocidas también como «contracciones de práctica»), sino que solo estaba un poco cansado porque su hija en su interior era más activa, lo cual también le costaba para dormir en la noche al mismo tiempo que respirar en algunos momentos del día por la presión que hacía en su interior. Eso tuvo la explicación por parte de la doctora Anna que, por realizar dichos movimientos, ella buscaba la posición más cómoda, pues, en el proceso de prepararse para su llegada empujaría ciertos órganos por la falta de espacio.

De cierta manera, la contestación más suave que la obstetra tuviese con respecto al diagnóstico, este mismo seguía haciéndoles ver que la situación con la bebé de esa pareja fuese un poco delicada.

—Seguiremos observando su caso —aseguró la especialista para romper la tensión del momento—. Como les mencioné en aquel suceso pasado con la jeringa de Omegas: el próximo mes veremos verdaderamente si lo alargamos o acortamos.

Ante eso, Rei se mantuvo en silencio, mientras que, Kazuki buscaba de seguir esperanzado de que todo saldría bien.

—¿Y cómo sabremos cuando nuestra hija está lista para nacer? —preguntó el Alfa con curiosidad.

La doctora de esencia a vainilla le enseñó la ecografía que habían hecho en ese día para darles una imagen visual de lo que estaba por decir. Ambos padres se acercaron a observarla.

—Sufrirá primero las contracciones falsas que les mencioné al principio de la consulta —les recordó como un síntoma al que debían de estar atentos por si presentaba en los próximos días—, después de eso, cuando su bebé esté encajada dentro de la pelvis de su madre Omega es que será el momento, es decir, que en esta etapa en la que se encuentra dentro del útero del señor Suwa, ella estará con su cabeza hacia abajo, donde nos indicara que se está preparando para venir al mundo —explicó con claridad la doctora—. Es la única señal que tendremos de que se puede exponer el parto sin complicaciones.

El Omega solo escuchaba al mismo tiempo que desviaba su mirada a cualquier otro lado buscando de no afrontar la realidad sin dejar de acariciar su vientre un poco más sobresalido para relajarse entretanto su Alfa sentado a su lado intercalaba su vista entre él y la mujer que tenían enfrente explicándoles la situación.

Era evidente que para el embarazado le invadía la sensación de desesperanza de pensar que podría perder a su bebé en este punto.

Después de todo, esa aflicción lo podía percibir su compañero en la marca que compartían en común, así que, él inconscientemente posicionó su mano en el hombro de este para indicarle que estaba aquí por si lo necesitaba.

—Todo estará bien, Rei —dijo posicionando su mano restante sobre el abdomen del embarazado para que su hija también lo sintiera en esta situación—. Ella seguro solo quiere que su llegada sea especial y que la mimemos mucho ante la espera. No hay nada de qué preocuparse.

Verdaderamente, escuchar esa mentira piadosa no lo hacía sentir mejor, pero al menos lo intentaba.

—¿Han pensado en algún nombre? —intervino su doctora para distraerlos.

—En varios, pero a Rei no le gusta ninguno por el momento.

—Ya te dije que no le vamos a poner Kazuka —se motivó a aclarar el nombrado en la circunstancia—. Ni los demás nombres que me has dado, suenan muy comunes.

—¡Eh! ¡Kazuka es un lindo nombre!

—Ya te dije que no, Kazuki —le comentó sintiendo una patada, de la cual Rei interpretó como afirmación por parte de su hija—. Hasta ella no está de acuerdo.

—No puedes suponer eso solo porque te patea. Solo debe de estar moviéndose como siempre —Kazuki se puso a la defensiva de pensar que tanto su compañero como su bebé en camino le llevaban la contraria—. Al menos, con su ropa y su cuarto nos pusimos de acuerdo para estar un poco adelantados a los hechos de un posible parto prematuro.

—Oh, es bueno oír eso —expresó la doctora con una sonrisa sabiendo que estaban progresando un poco en la situación familiar.

—Sí, supongo que es bueno —soltó el Omega divagando aún en esa seguridad.

—Vamos, Rei, te lo he dicho antes: es mejor esperar preparados.

—Igual escuchaste a la doctora Anna: Ella no creció bien este último mes —dijo con pesimismo en su voz. Su Alfa sabía que estaba queriendo decir que era su culpa, pero antes de que pudiese decirle algo, fue interrumpido.

—Señor Kurusu, señor Suwa, ante la situación ¿ustedes no han pensado en probar clases prenatales?

Ambos se miraron, si bien el Alfa sabía poco del tema de la crianza más allá de lo que había estado leyendo últimamente, el Omega no tenía idea de que podía referirse a su médico con aquello. Las expresiones de ese dúo de mercenarios fueron similares en que no habían tenido intención de ir a una clase de esas, incluso se podía notar que mucha idea de ellas no tenía.

Eso provocó una risa en la única mujer dentro del consultorio y que, al ser una reacción de buen humor, ella expulsó sin querer sus feromonas de vainilla. Aunque no les molestó del todo, hubo un detalle en el que tanto Rei como Kazuki se dieron cuenta de que había una segunda esencia amarga que dominaba en el aire.

Ciertamente, la nariz del Omega embarazado no podía ignorar ese hecho.

—Son ideas mías o ¿la doctora Anna tiene una esencia de café? —le susurró Rei a Kazuki a su oído en esos segundos que estuvo distraída.

—Puede ser... Huele a...

—Oh, que descuidada soy —se disculpó la obstetra Anna al darse cuenta de que su fragancia se liberó levemente—. Me disculpo si eso le afectó, señor Suwa.

—No, está bien. Mientras esté cerca de las de Kazuki, creo que no pasa nada —aseguró en un tono neutro.

—Qué alivio. Aun así, perdóneme, no fue muy profesional de mi parte —expresó un poco apenada—. Igualmente, volviendo al punto, deberían de probar unas lecciones de paternidad. Seguro eso también les ayuda a conectar entre ustedes y su bebé más de lo que creen.

—Pero ¿y si tenemos más dudas? —cuestionó Kazuki un poco nervioso.

—Solo respondo las médicas, señor Kurusu —le respondió con severidad para que no fuese por las ramas—. Si quiere unas en base a experiencia de cómo ser padres o una idea de cómo ayudar al señor Suwa con el parto de su bebé, será mejor que vaya a unas clases de paternidad.

El embarazado ante ese comentario se río levemente por la manera en que la doctora le decía "incompetente" al padre de su hija.

—Bien, lo tomaremos en cuenta —accedió el Alfa sintiéndose derrotado por los Omegas presente—. Venga, Rei, debemos ir a casa a que descanses. Hoy tengo trabajo que hacer por la noche, así que, si nos disculpa, doctora Anna.

Ella se despidió de los futuros padres guardando los papeles que había recolectado el día de hoy con referente al embarazo de aquel Omega para ponerlo en el expediente.

En aquel instante, que Rei y Kazuki se retiraron tuvieron una parada breve al baño, pues quien cargaba a la bebé tuvo las ganas de ir al momento que empezaron a ir en dirección al elevador para encaminarse a casa. Ciertamente, esos síntomas como la frecuencia para orinar como el del dolor de espalda no lo extrañaría para nada cuando diese a luz, estos eran más molestos de lo que pensaba al punto que ni en sus peores entrenamientos recordaba haberse sentido de esa forma.

Aunque pensando en ese detalle de su pasado estando en el baño con su vientre más notorio sabía que si su antiguo jefe lo llamaba, estaría acabado, pero la opción ir a una misión pondría en peligro a ambos, sobre todo, de que perdería a su bebé. Eso le dijo su especialista para que se siguiera cuidando o eso terminaría con su salud por la manera en que su instinto Omega había dominado su cuerpo en este embarazo de riesgo.

Realmente, tener esa idea no era la mejor.

Sin embargo, solo le parecía extraño que su viejo regente aún no se había pronunciado, tal vez esos informes falsos que Kyutaro había estado haciendo para que se viese activo habían colado, pero no creía del todo que quien decía ser su padre fuese un ignorante como para creérselos.

—Me gustaría que las cosas fuesen fáciles para nosotros, bebé —dijo Rei en voz alta cuando terminó con sus necesidades y se dirigió a lavarse las manos—. Con todo esto de que creces diferente a lo usual por mi culpa me tiene bastante preocupado —ante ese comentario sintió como se agitaba en un leve movimiento en su interior—. Vaya, hoy sí que tienes energía. Espero tenerte algún nombre pronto, porque aquí entre tú y yo, los de Kazuki son pésimas elecciones.

Rei recibió otra patada, la cual interpretó con una afirmación por lo que mencionó. Él sonrió enternecido de saber que lo escuchaba. Así que, teniendo ese gesto en mente salió con un mejor semblante hacia la pared recargada que le esperaba su compañero.

Ambos cruzaron sus miradas, después de todo, aquel Alfa jamás había apartado su mirada en la dirección en la que se fue, y cuando vio que el Omega se dirigía a su persona con una expresión alegre, también se contagió de la misma. Esa fue la razón por la que se echó a andar hacia este para acortarle el camino y no se agotara por el peso extra como también recibirlo de la misma manera con la que venía hacía él.

Aunque durante ese pequeño trayecto, la expresión de Rei cambió repentinamente cuando en su nariz volvía a oler, de manera breve, esa esencia a mercaptano en el ambiente. El pánico le invadió al punto que se detuvo en el recorrido para analizar el entorno de la sala de espera buscando por todos lados a ese Alfa.

A estas alturas sabía que no alucinaba, menos siendo esta la tercera vez que lo olía cerca de la zona en estas últimas consultas. Se sumió tanto en encontrar donde provenía lo que le molestaba que jamás se percató cuando Kazuki estuvo a uno metros de él hasta que lo único que logró olfatear cerca era esa característica fragancia a pan.

—Rei, ¿todo está bien? —le preguntó preocupado de ese cambio repentino de actitud.

—Sí, no es nada —contestó sin observarlo a la cara, realmente estaba preocupado porque percibía dichas mortíferas feromonas de aquel despiadado Alfa que conoció tiempo atrás.

—¿Seguro? Sabes que te siento por la marca un poco alterado y parece que buscas algo —expresó el padre de su hija queriendo que le dijera la verdad que le negaba.

Ciertamente, quería, pero no tenía ganas de preocupar más a su compañero con todo este tema de su antigua familia mientras el desarrollo de su bebé era lo más prioritario en estos momentos.

—Oh, tal vez es por el tema de las clases de paternidad —le mintió sin ser muy creíble—. Ver a esa pareja de allá me hizo pensar en eso de, ya sabes, sí las necesitamos.

El Omega disimuladamente señaló con su dedo índice una relación amorosa que estaba mimándose entre ellos en su conversación. No sabía de qué pudiesen estar hablando, pero haberlas puesto como su punto clave para el engaño que estaba montando dejó aún más extrañado a su Alfa.

—¿Por qué piensas en eso viéndolas a ellas, Rei?

—Porque nosotros no nos vemos así.

Esa respuesta, ciertamente heló a Kazuki. No sabía porque lo mencionó de esa manera.

—¿Así como?

El embarazado internamente se alivió de que desvió la atención de su compañero a otro tema, por lo cual, decidió ponerse a caminar en dirección al ascensor por sentir que el hambre venía a él y quería ir a comer algo. Claro que, reconocía que al hacer ese movimiento tan arriesgado tuvo al hombre que lo embarazó insistiéndole con una actitud sobresaltada para que le expresase una razón.

Estando en espera del elevador fue que Rei decidió intentar responderle.

—Ellas estaban emocionadas. Sé que nosotros lo estamos a nuestra manera, pero no parecemos felices.

—¿Es por lo que te dijeron del crecimiento de la bebé es lo que te hizo pensarlo? —interrogó el Alfa tomando de los hombros a su Omega para que lo viese a los ojos.

Cuando aquel hombre escuchó que le nombró, nuevamente ese tema, este no pudo evitar volver a alterarse. Su idea de desviar la situación con respecto al miedo que sentía acerca de que su padre había mandado a Ogino para acosarlos por esas palabras que le dijo aquella vez de que él tenía algo diferente se mezclaba con la preocupación que tenían ahora, logrando así que se pusiera más nervioso de lo que estaba.

—Sí... —soltó en un tono triste mientras posicionaba su vista en su abdomen—. Solo quiero saber que lo haremos bien, de que yo lo haré bien para ella —acarició su vientre por encima de su suéter azul para sentirse reconfortado—. Me gustaría sentirme así de feliz como esa pareja contigo. Yo deseo que nosotros también seamos buenos padres para nuestra hija.

Ante esas palabras, Kazuki como pudo lo abrazó. Estando en público tal vez no era manera correcta de haber realizado aquel gesto, pero Rei lo necesitaba y, al sentir que su compañero lo envolvía entre sus brazos respetando la separación que hacía su hija entre ellos, fue que él dejó escapar unas pocas lágrimas.

—Claro que sí, Rei —le aseguró el Alfa. sin dudarlo, aunque en su voz se oía que lo decía un poco entrecortado por haberse soltado a llorar como lo hacía su Omega—, tú y yo lo intentaremos todo por ella. Aprenderemos a hacerlo, no pienses que no será así. Al contrario, sé que, estando juntos, podremos lograrlo como el buen equipo que somos.

15 de Julio

Centro "Brinquitos Felices"

Tras ese momento intimo en el hospital, ambos tomaron medidas necesarias para mejorar su situación, de las cuales estas fueron aclaradas cuanto antes por ambas partes, si bien Rei sabía que no tenía idea alguna de cómo llevar esto de la maternidad aceptó en seguir la recomendación de su obstetra en la última consulta como también en la petición de Kazuki y su lado perfeccionista para venir a dichas clases para aprender lo que sea que quisiera aprender.

Aunque él al estar en el sitio no tenía mucha emoción, pues estando sentado en el pasillo que daba frente a la puerta del lugar donde serían sus clases no podía negar que encontraba esperando con impaciencia, mientras que su compañero hablaba en la recepción para corroborar el registro previo que hizo el viernes pasado en casa después de la revisión.

No podía ocultarse a sí mismo que estaba inquieto y, cuando lo estaba, su hija también se unía a su inquietud dándole más patadas que de costumbre a las habituales que usaba para cambiarse de posición en su útero.

El Omega sabía que su bebé lo hacía porque estaba incómodo y, a decir verdad, eso fue un dato que aprendió en los últimos días de que ella hacía cada vez más movimientos diferentes dependiendo de cómo sentía su persona como también lo que percibía del entorno (al parecer en esta había vuelto sensible a la luz) en esta evolución del embarazo. Por lo cual, ahora que últimamente se encontraba ansioso por cualquier cosa por la sensibilidad de sus propias hormonas, ella reaccionaba en respuesta de que estaba ahí para él.

—Sí, bebé, sé que intentas comprenderme —acarició su abdomen por encima de esa camisa azul celeste para que sintiera su tacto al estar mimosa en su interior—. Es solo que no me gusta estar en un lugar nuevo...

Rei suspiró tras darse cuenta de que sus emociones estaban un poco descontroladas. Por lo tanto, decidió tener una conversación en voz baja con su hija para relajarse. Realmente, no estaba a gustos en estos momentos, pero en casa tampoco era un sentimiento diferente por el hecho de que se sentía algunas veces observado con esa idea de que su padre podía estar al acecho. Eso era algo que lo mantenía un poco avispado hasta el punto de que tuviese otra vez problemas para dormir.

Verdaderamente, él sentía que si cerraba los ojos tendría una pesadilla parecida a la que tuvo hace algún tiempo o que se lo llevarían a donde no quería regresar. Su preocupación era tan grande que, en ese fin de semana se quedó despierto hasta tarde. Él sabía que Kazuki se dio cuenta de eso durante esas noches cuando regresaba a altas horas de la madrugada por el trabajo, ya que, lo encontraba abrazando con fuerzas su suéter rojo a la vez que temblaba (no precisamente de frío) en el sofá, esperándolo para ir a la habitación a dormir juntos y sentirse seguro.

Era evidente por la forma en que su mirada azulada le suplicaba esa seguridad, pero él como Omega reconocía que su Alfa no era tonto en darse cuenta de que le ocultaba parte de la verdad, mas no le decía nada porque se excusaba asumía que por el tema de la salud de la bebé le costaba conciliar el sueño.

Esos pensamientos sumergieron tanto a Rei en su mente que no se dio cuenta de que Kazuki intentaba llamarlo moviendo su mano enfrente de su vista para captar su atención.

—Dijeron que podíamos ir pasando. La profesora llegará en breve.

—¿En serio tenemos que hacer esto?

—La doctora Anna fue quien nos aconsejó intentarlo. Solo será por esta vez, si no te gusta, no volvemos a venir —pidió tomando sus manos para transmitirle confianza.

—Seguro lo hizo porque hablas demasiado. Ella debió cansarse de ti.

—Tal vez, pero igual esto nos ayudará a despejarnos un poco de lo que nos dijo del crecimiento de la bebé. Sé que aún estás triste por eso.

Rei desvió su mirada. Ya no podía ocultarlo, pero tampoco quería seguir con el tema por tener otras preocupaciones. Así que, simplemente soltó las palmas de su compañero para levantarse e ir a encaminarse junto a él al salón de maternidad al que irían.

Durante el camino estuvieron en silencio durante el trayecto hasta llegar a la puerta. Kazuki la abrió dándole paso a su acompañante por cordialidad. Cuando ambos estuvieron dentro fue un hecho que las miradas de todas las familias que estaban ahí se posaron en ellos como si nunca hubieran visto una pareja de un Alfa y un Omega esperando un bebé.

Si bien analizando el entorno del lugar pudieron entender que este era conformado más por parejas de sexos opuestos. De hecho, podían ver que en esa habitación había a lo mucho era como dos parejas del mismo sexo, y estas eran conformadas por mujeres.

Un detalle, el cual les hizo darse cuenta de que ellos eran la única pareja de hombres en el lugar.

Ahí fue que los murmullos se hicieron presentes entre todos, logrando así que Rei se empezara a sentir juzgado y, como reflejo de eso sus dos manos se posicionaron en su vientre al percibir ese nuevo ambiente como amenaza que quería lastimar a su hija. Kazuki se dio cuenta de la reacción de su pareja destinada, así que, enserió su expresión alegre a la vez que sus propias feromonas de pan se esparcían indicándole tanto seguridad a su compañero como a las personas en la habitación de que no intentasen nada raro contra ellos.

Las madres y padres Alfas que percibían dicha esencia a hogaza buscaron de controlarse para no iniciar una discusión por la manera en que el dominante que recién acababa de entrar se manifestaba. Sin embargo, eso no evitó que algunos Omegas reaccionaran con preocupación al igual que el otro embarazado que acababa de entrar por pensar que algo malo pudiese pasar.

No obstante, antes de que sucediera una posible confrontación entre las jerarquías dominantes, dos parejas de futuros padres decidieron acercarse para darles confianza a los recién llegados.

—Espero no los importunemos. El grupo no está acostumbrado a caras nuevas —expresó una de las mujeres embarazadas que se les acercó, esta tenía un aroma característico de miel que lo emanaba como señal de que no representaba peligro alguno—. Sé que pudo sonar raro decir eso, pero como la mayoría son conocidos de guarderías a las que asisten sus otros hijos, pues ellos no esperaban que se uniera alguien nuevo, mucho menos que llegasen unos hombres tan guapos, he ahí la razón de los murmullos —explicó la situación.

—Oh, ya veo —expresó Kazuki sintiendo la solidaridad en la conversación sin apartarse de Rei—. Entonces, ninguno es primerizo o primeriza como nosotros. Imagino que siempre se hay una primera vez en todo esto.

—Bueno, mi amiga que está aquí con su Omega también lo es —señaló a la otra señora de cabello verde.

—Sí, no olvides que debemos presentarnos apropiadamente, querida amiga.

—¡Ah! Verdad, perdón, solo quería aclarar lo que todos percibieron con su llegada —dijo la Omega embarazada con nervios de olvidarse de decir su nombre—. Mi nombre es Kyomi.

—El mío es Hoshi —respondió aquella mujer, la cual era una Alfa por la manera en que emanaba su fragancia a canela.

—Nosotros somos Kazuki y Rei —los presentó el Alfa de esencia a hogaza a él y a su compañero—. Gracias por tomarse las molestias de acercarse. Si reaccioné de forma incorrecta es por esto de las jerarquías y porque mi Omega aún es sensible al estar en nuevos entornos.

—No pasa nada. Estamos aquí para apoyarnos.

—Sí, cualquier cosa que quieran preguntarnos sobre lo que hemos hecho en estas clases. Pueden acercarse a nuestras parejas, nosotras o nuestros otros amigos, los padres que esperan a Taiga —les aseguró Kyomi.

—Son bienvenidos de comer con nosotros, si eso desean —apoyó Hoshi a las palabras de su amiga.

Kazuki les asintió con su sonrisa siendo observado por la curiosidad que sentía Rei al ser la misma situación de que, siendo como es él esa personalidad tan amigable, este mismo no dejaba de tener esa naturalidad para encajar en los nuevos entornos. Ciertamente, el embarazado quería también decir algo para intentar encajar, pero antes de hacerlo fue interrumpido por la instructora que llegó agitada por las prisas disculpándose por la tardanza, por lo cual, lo que hubiese querido expresar ya no podía poque el momento pasó.

Todos los padres fueron a sus sitios.

La maestra estando emocionada se presentó comentándoles a todos de que tenían nuevos miembros y que le agradaba eso de ver caras nuevas además de Hoshi y su pareja Nara que se incorporaron el mes pasado. Luego de esa cálida bienvenida, la clase empezó explicando ciertas cosas con referente a los cuidados que debía tener un bebé.

Evidentemente, Kazuki anotaba estando atento a como se debía de bañar, preparar el biberón, cambiar y vestir a una criatura que dependería de ellos durante los primeros pasos de su vida. Eso hizo que a Rei no le impresionara esa actitud, después de todo, veía ese comportamiento perfeccionista a diario, por lo que, solo se limitaba a atender de forma visual lo que debía de aplicar en la práctica.

Al estar al pendiente de todo lo que debían de hacer le hizo pensar en todos los cuidados que necesitaba un pequeño, no tenía idea de que pudiesen ser tantos. Tal vez como la de él fue diferente no había tenido una buena idea, más si la suya siempre fue estando a su suerte como era la de su compañero que vivió en un orfanato por mucho tiempo.

Verdaderamente, estando en esta nueva realidad se daba cuenta de que no quería cometer los mismos errores. En este punto, ya no le importaba si su hija fuese Alfa, Beta u Omega en el momento que quisiese nacer, lo que importaba era que la aceptaría sin importar que.

El Omega estuvo con ese pensamiento toda la clase. Era lo que lo mantenía un poco motivado para no aburrirse de tanta palabrería. Aunque cuando pasaron a practicar la manera de cómo poner a un bebé en una bañera fue se sintió un poco asustado de que lo estropeara, pero su Alfa que estaba cerca le incitó a que lo probase.

Al principio, se percató de que el muñeco se caí por no entender bien como ponerlo, mas quien tenía a su lado lo ayudaba. Así que, ambos lo intentaron juntos hasta que tuvieron que hacerlo de manera individual, ya que, la profesora les indicó que era importante que todos los padres aprendiesen de esa manera para apoyarse mutuamente en las tareas.

Después de un rato en esa improvisada hora del baño con el juguete, la clase pasó a preparar comida de bebés. Rei veía como Kazuki se concentraba en elaborar dicha papilla de zanahoria, la cual era la que mejor olía, y eso hacia para él le hacía sentir mucha hambre; su boca babeaba sin soportar la sensación.

Por lo cual, se había acercado un poco más a la zona de la cocina en silencio para suplicar por un platillo.

—Ya, ya, ya estará listo, Rei, calma.

—Ah, es que huele bien —su nariz se deleitaba—. Quiero el primer platillo. Tengo hambre.

Era normal que la tuviese, era mediodía y a esa hora el Alfa había acostumbrado a que su Omega comiese con él. Así que, en el momento que estuvo listo, este fue el primero (y único) en comerlo cuando le dieron un pequeño tazón con aquel líquido naranja para que lo degustase.

En menos de tres minutos, él se lo hartó y le pidió más. Aquel hombre estaba siendo exigente ante lo habitual de su rutina en casa, pero en la olla solo había hecho un poco por probar la receta. Fue ahí que quien cocinaba quería saber cómo explicarle que se acabó, pero no hizo falta cuando el embarazado se dio cuenta de que no había más, logrando así que este se pusiera a hacer un poco de berrinche.

De la nada, ambos habían montado una pequeña escena por una merienda porque cuando la persona que llevaba a la bebé sentía apetito se ponía como un niño exigente que no podía esperar. Tanto era su bullicio que su instructora entre risas decidió que era tiempo de un descanso para comer.

Eso fue un alivio para Kazuki de no tener que lidiar con esa irritación por parte de Rei ahora que, por sus necesidades, comería la comida que había traído con uno de sus antojos ocasionales.

Así que, todos fueron a por los almuerzos que habían traídos en sus bolsos para dirigirse a las mesas que estaban afuera para disfrutar del aire libre. Mejor dicho, se adelantaron primero los demás padres, puesto que aquel el dúo de mercenarios había tardado en salir porque la bebé estaba presionando tanto la vejiga de su padre Omega que lo hizo ir al baño.

Cuando estuvo listo la urgencia, a pesar de tener el malestar en su espalda baja, ambos decidieron salir. Ellos habían pensado en comer solos, después de todo, Rei aún notaba ciertas miradas juzgadoras de los demás padres que le hacían sentirse un poco inseguro, detalle el cual Kazuki también noto por la manera en camina un poco escondido detrás su persona.

Sin embargo, antes de que pudiese ayudarlo a relajarse, los dos recibieron la llamada de las aquellas mamás que se les acercaron en la mañana para invitarlo a unirse a su grupo.

El Alfa antes de que se decidiera ir buscó que de asegurarse de su Omega se sintiese tranquilo para ir. De cierta manera, para ellos sentir esa invitación de manera sincera fue lo que hizo que el embarazado aceptara. Ambos se encaminaron con ellos, para luego sentarse y así presentarse mejor entre todos, en especial, los padres de Taiga; la mujer Alfa de nombre Jin junto a su esposo Omega llamado Akiro.

Kazuki y Rei se unieron al grupo tras esa presentación para comer en calma como también hablar de que les había parecido la clase. Por obviedad, aquel dúo de mercenarios afirmó que se sentían más cómodos, y que, si no hubiera sido por Kyomi y Hoshi, ellos no hubieran sentido que pudiesen quedarse a otra clase.

Aquellas mujeres se sintieron halagas diciendo que todo lo hicieron por saber lo que se siente ser nuevos en un lugar. De esa forma, empezaron su charla hasta que mencionaron las historias de sus embarazos; la joven Jin comentaba con entusiasmo su felicidad de tener un niño que nacería a principios del otoño, y que le pondría Taiga en honor a que sería una persona grande y admirable.

Después de ahí, la portavoz de las anécdotas fue Kyomi, la cual mencionaba que, para su dulce edad de veintisiete años, este era su tercer hijo junto a su esposo Alfa. Aclaró de que tendría una niña, además de añadir que desde su primer hijo no había vuelto a estas clases, que solo lo hizo por su amiga para que no se sintiera como una más del montón.

En ese momento, fue cuando la pareja de mujeres con formada por aquella Alfa y Omega tomó la palabra hizo un poco melancólico el ambiente porque decidieron decir abiertamente que este era su cuarto intento tras varios problemas de fertilidad y muchos abortos. Eso, por supuesto, para Rei fue un tanto pesado escuchar esa palabra por pensar en su caso. Inconscientemente, la marca de que Kazuki le hizo tuvo reacción, obteniendo así que este le tomase la mano para garantizarle seguridad.

—Jamás pensamos que llegaríamos a ese punto. En serio, estamos muy emocionadas de tener siete meses y medio. Por lo cual, decidimos que cuando nazca, le pondremos: Hinata —afirmó la Omega embarazada estando orgullosas de haber llegado a formar una familia—. Creemos que es un nombre perfecto para la nueva luz de nuestras vidas que tanto hemos esperado.

—Oh, suena tan lindo. Yo también siento que es el correcto para ella, Yune —dijo Kyomi entre las lágrimas por la emoción del momento—. Yo igualmente tendré a mi primera niña. Se llamará Kotori, este significa "pequeña ave de la suerte". Debo decir que se mueve tan lindo, aunque a veces olvido acostumbrarme en esta última etapa que algunas veces vienen esas molestas contracciones de Braxton.

—¿Las falsas? —preguntó Rei recordando lo que doctora le mencionó en su última consulta.

—Oh, ¿tú también las sientes? No es por decirlo de manera inadecuada, es más por como tu vientre se ve del último trimestre.

Aquel comentario hizo que expresión del Omega embarazado se decayera.

—Por el momento, nuestra bebé está en un caso especial —informó Kazuki al darse cuenta de que el tema acomplejaba a su compañero—. Nuestra doctora dijo que somos un embarazo especial y, posiblemente, debemos de esperar un año por ciertas cosas.

—Lamentamos oír eso. Aun así, no tiene nada de malo que eso pueda pasar —aseguró Hoshi—. Nosotras sabemos lo difícil que debe ser estar a la espera. Les mandamos buenos deseos, después de todo, se nota que su bebé si quiere conocerlos.

Sin duda, oír dicha observación dibujó una sonrisa en aquel dúo de mercenarios.

—¿Y ya tienen un nombre para ella? — interrogó Akiro al darse cuenta de que era el único detalle que no habían mencionado.

—Todavía no lo tenemos. Cuando hallemos su nombre, sabremos que será el adecuado. Es lo único que nos falta en todo esto —afirmó Kazuki disfrutando de su almuerzo en el receso.

—No será ninguna de tus elecciones. Son pésimas, Kazuki —le recordó Rei con la boca llena por estar saboreando su comida especial preparada en base a sus antojos, esta vez eran los originis raros de rellenos dulces y salados—. Lo escogeré yo, no tendrás remedio que aceptarlo.

—De ser así, el apellido que lleve será el mío —ellos se habían encerrado en su mundo ignorando a los padres con los que compartían el momento, pero estos parecieron no molestarles. Al contrario, disfrutaban de ver como actuaban como una pareja.

—¿Qué? Ni hablar, yo soy quien la ha cargado todo este tiempo. Tendrá el mío.

—¡Vamos! ¡Es lo justo! ¡El nombre lo escoges tú y yo le doy mi apellido! —exclamó el Alfa intentando de convencer a su Omega—. Tú también podrías llevarlo, no sería mala idea. Te quedaría bien Rei Kurusu.

Ese comentario fue muy espontáneo, demasiado.

Tanto que, el nombrado no evitó sonrojarse, sobre todo, al recordar que estaban en público, lo cual hizo que terminara quedándose callado, ya que no quería decir nada que fuera evidente. Simplemente, él dejó su envase con su almuerzo de lado para tocar su vientre tras sentir una patada en su interior. Al parecer su hija le gustaba oír esa idea acerca de que sus padres tenían esa cercanía.

Evidentemente, el Alfa de fragancia a pan se extrañó de la reacción de su Omega estuviese con su esencia a pudin en el aire, sobre todo, que la soltase con tanta dulzura como si fuese su respuesta a sus palabras. Eso lo dejó pensando, hasta que, así como él, también se percató de que no estaban en un ambiente privado.

Aquel hombre no evitó sonrojarse cuando se dio cuenta de que se expresó otra vez de forma directa a su compañero. Aún más teniendo esas miradas de sus nuevos conocidos que estaban enternecidos.

— Aww, que tiernos. Su pequeña tiene tanta suerte —halagó Jin.

—Sí, para ser primerizos, se notan muy preparados —aportó Hoshi.

—Unos padres tan guapos y dedicados. ¡Ustedes parecen de película! ¡De verdad, que cuando su pequeña tiburón nazca será tan afortunada! —exclamó Kyomi con sus manos en sus mejillas muriéndose por tanta ternura.

Ciertamente, al haberse manifestado en público de esa manera les dio un poco más de confianza.

Por un lado, Rei se sentía mejor tras haber escuchado las experiencias que los otros padres le mencionaron, haciendo que se diera cuenta de no tenía nada de malo que su embarazo durase lo que tuviese que durar entretanto su hija naciera fuerte y sana, mientras que, para Kazuki esto le hacía alegrarse y regocijarse del momento con respecto a que el padre de su bebé estaba más tranquilo con el tema en el que disfrutaban juntos en un ambiente que por fin los hacía sentir aceptados a ambos.

¡Hola! Aquí yo, reportándome desde muy lejano. Esta, lastimosamente, sera mi última actualización entre comillas constante porque se me acabaron las vacaciones y el lunes regreso a prisión.

Me he tardado, lo sé, lo sé. Pero es porque como leo cosas para poner con respecto al tema, busco ideas que vayan bien con el fanfic, busco de no agotarme tanto para poder escribir, sin embargo, mis ánimos no fueron los mejores. Muchas cosas en mi vida de adulto independiente que hacen que tome más tiempo de lo que deberías

Lamento si los hice esperar mucho. Espero disfruten el final tanto como yo al escribirlo porque cada vez falta menos

Gracias por estar

Hasta la próxima actualización

No olviden tomar agüita <3


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