14 (+18)
14 de mayo
Hospital Unasaka
Kazuki y Rei se encontraban en estos momentos en una consulta con la doctora Anna para saber cómo podrían pasar el Rut del Alfa, si bien este se había atrasado unos días más a lo habitual, aquella pareja necesitaba tomar previsiones sin que afectase a quien cargaba a la bebé. Ambos escuchaban lo que indicaba la mujer en el consultorio acerca de que, por muy insaciable que el hombre de jerarquía dominante estuviese cuando su naturaleza decidiera aparecer, nada malo pasaría, pero este mismo no quería arriesgarse.
Estuvieron hablando por dos horas en esa cita médica en las que la paranoia de Kazuki rebasó la lógica humana diciéndoles de que si su bestia volvía a presentarse seguro le daría trillizos a Rei, pero con esa observación presente, a modo de risas, la especialista le aclaró que era imposible que eso pasase a estas alturas teniendo casi seis meses y medio de embarazo.
En este punto, el Omega regañaba a su Alfa insinuándole que dejara sus delirios, puesto que no pasaría nada grave, mas él les seguía explicando y garantizándoles a los presentes que la única vez que su Rut se había retrasado su animal fue demasiado brusco con cualquier jerarquía superior o inferior con la que se cruzó en aquel tiempo, y ahora que había encontrado y marcado a su destinado podrían suceder cosas un tanto peligrosas.
—No creo que sea así, señor Kurusu. Un Alfa a la esperaba de un bebé con su Omega en muy protector, incluso con las visitas trimestrales de su rut —le puntualizó la especialista al hombre con manía—. Sobre todo, en su caso, estando marcados y su Omega en ese estado de la dulce espera juntos se reparten los síntomas que puedan sentir por ambas partes.
—Aun así, había leído que podría desaparecer. Sin embargo, como no pasó así la vez pasada... —Kazuki seguía con el tema—. En serio, me preocupa es eso: se ha retrasado y que cuando llegue, yo me descontrole y lastime a mi bebé y a Rei.
—Ni que tu pene fuera un cuchillo filoso —expresó Rei cansado de estar sentado en una conversación que su alma gemela no le daba fin.
Escuchar eso dejaba en risas a la doctora por la manera tan peculiar en que esos dos polos opuestos eran tan diferentes, mientras que aquel hombre de rubios cabellos se sonrojaba hasta las orejas.
—¡No digas eso, Rei! —le regañó el Alfa a su Omega por ser tan directo.
—Puedo decir lo que quiera. Tú no eres quien tiene una bebé inquieta dentro de ti y unas ganas de ir al baño cada diez minutos —dijo el Omega cruzándose de brazos sobre su vientre—. Si te llega, te masturbas y ya. Deja de alargarlo tanto, me quiero ir.
—¡No! ¡Así no fue la vez anterior! ¡Nos marcamos para que te lo tomes a la ligera, Rei!
Su acompañante solo bufó desviando su mirada. Él estaba un poco más irritado de lo usual, pero no entendía bien porque si nada era nuevo ahora que dormía como debía y comía sus antojos dulces (al menos pudo volver a tenerlos después de que ese asunto con la diabetes en sangre estaba estable), aunque tal vez podría encontrarse un poco fastidiado porque aún recordar esa pesadilla algunas veces en las que se encontraba tranquilo como tal vez no.
Realmente, no lo sabía, simplemente algo lo molestaba.
—Señor Kurusu, usted se ha asegurado que su pareja cumpla con lo reglamentario desde que están en un embarazo de riesgo con todo esto del tratamiento, que se tome las vitaminas, además de que se procura de que este descanse, por favor, no le dé más vuelta al asunto. Tampoco lea los artículos de internet —se interpuso la obstetra sacando al embarazado de sus pensamientos—. Vayan a despejarse un poco, y si pasa algo, llámenme —les dio como recomendación—. Pero, de verdad, si su Rut llega, no le va a pasar nada al señor Suwa o su bebé. Si es brusco, créame que su lado protector de Alfa es muy consciente para reconocerlo y cuidar de su manada.
Kazuki le asintió entretanto Rei daba cambió su gesto a uno de alivio de saber que se irían. Claro que, antes de marcharse, el hombre paranoico se disculpó por ser tan exagerado, mas su acompañante le llamó a manera de regaño para que dejara sus formalidades para otro momento.
Ambos salieron del consultorio para aproximarse a los baños, mejor dicho, el embarazado fue quien decidió ir por la urgencia que tenía. Estando en este trimestre, como él dijo, sentía con más frecuencia ese síntoma por ir al tocador, tanto que le estaba incomodando, no obstante, era lo que tenía que aguantar al ver lo grande que estaba su hija.
Al menos, eso le indicaba que todo estaba bien con su cuerpo a medida que avanzaba las semanas sin recurrir tanto al médico como hace unos pocos meses. Lo de hoy solo fue una excepción por los delirios de su Alfa, verdaderamente quien parecía más un Omega era él que su persona con esa actitud.
—También parece un bebé, y yo soy quien carga a nuestra hija —expuso Rei en voz alto. Haber reconocido eso último tan abiertamente le hacía sentir extraño—. Mi hija... Yo con una hija...
Su instinto Omega estaba pensando por él. Era tierno cuando se dejaba llevar por este, incluso le hacía escapar una leve sonrisa.
—¿Estás bien, Rei? —le preguntó Kazuki lo suficientemente audible estando cerca de la puerta del baño al darse cuenta de que estaba tardando.
—¿Uh? Si, lo estoy.
—Vale. Solo me aseguraba, aún me cuesta acostumbrarme a que te gusta tardar más de la cuenta —comentó desde afuera.
De cierta manera, esa observación le molestó. Decidió terminar con sus necesidades para aproximarse a salir del sanitario.
—Sí cómo a ti venirte rápido como ese día que me embarazaste, Kazuki —le aseguró encontrándose al lado de su acompañante.
Este se volvió a sonrojar por tener una mención de algo tan imprudente mientras se encaminaban al ascensor para irse a su auto amarillo que tenían en el estacionamiento.
—Deja de decir esas cosas en público y yo no me vengo rápido... —le pidió, rectificando su posición—. Estás un poco extraño con esos comentarios, sé que eres sincero porque así te entrenaron, pero tú diciendo esas cosas...
—¿No soportas la verdad, velocista?
—¡Rei Suwa!
—Eso te pasa por viejo, tranquilo.
—No me provoques.
Eso sonó tentador en los oídos de Rei.
—¿Qué sería eso? ¿Premio o castigo, Kazuki?
El Alfa detuvo su andar hacia la salida. Su mirada de color rojo, por un instante, se intensificó de pensar en que podría demostrarle que no era cierto lo que decía de venirse rápido, sino más bien todo lo contrario, de que él lo haría eyacular primero como las otras tres veces que lo hicieron.
—Para ti sería un buen castigo mientras que para mí —el Alfa se acercó a su Omega para tomarlo brevemente de su barbilla para que se viesen a los ojos—. Sería un gran premio tenerte...
Aquel hombre de jerarquía dominante iba a besarlo, eso quería. Sin embargo, en el proceso un aroma nocivo llegó a la nariz de Rei, el cual logró alarmarlo de oler una esencia parecida al mercaptano. Cierto miedo le invadió, así que decidió alejarse para observar a su alrededor para tener un indicio de donde provenía esa fragancia, pero nadie se parecía al portador de esta.
Pensó que lo imaginó.
Sin embargo, eso hizo que los sentidos de Kazuki volvieran en sí cuando se percató de que su compañero estaba preocupado.
—¿Buscas algo?
El Omega le negó, verdaderamente no quería decirle nada acerca de ese Alfa al padre de su bebé y también ponerlo más inquieto de lo que él estaba por eso.
—Solo visualizaba un baño por si tardando tanto a tu paso quería volver a ir —mintió con una pequeña risa.
—¡Deja de decir eso! ¡Vas a volverlo pesado y gastado esos insultos!
—¿Cómo tú?
—Ya no sigas. Mejor vamos a hacer la compra, la despensa se acabó porque alguien en la madrugada pidió antojos raros —dijo haciendo insinuaciones en el andar para que su hija los escuchara, la cual lo hizo fuerte y claro, pues se había movido un poco sobre el suéter rojo que su compañero le había robado al incomodarle un poco sus propias prendas—. De repente, a la bebé le provoca dulce, al día siguiente salado, una mezcla de ambos al día siguiente, pero ¿qué no puede faltar? ¡Tostadas francesas! Dios, siento que nos darán caries de tanto que las comemos.
—Oye, eso no ha pasado. Me he cepillado los dientes como me has pedido desde que la doctora dijo que eran más frecuentes las caries con esto del embarazo —recordó el Omega acariciando su estómago tras sentir la energía de su bebé—. Te tomas demasiado al extremo todas estas advertencias.
—Solo quiero lo mejor para los dos. Siendo sincero, me preocupa lo que soñaste como lo que viviste hace unos meses —explicó sus razones estando frente al elevador—. Antes de que digas algo, quiero disfrutarlo. Tú me haces querer actuar así, más allá de que eres mi compañero, también eres mi destino, Rei. No quisiera que a nuestra bebé y a ti me los quiten de mi lado —se giró para estar frente a frente de su compañero antes de presionar el botón, y así posicionar sus manos en el vientre de su Omega—. Son todo lo que tengo y son todo lo que quiero.
La bebé ante esa afirmación pateó con fuerza, consiguiendo de esta manera enternecer a su padre Alfa por hacerlo saber de qué lo escuchaba con entusiasmo como este veía como su padre Omega se sonrojaba.
—También es lindo cuando tus mejillas se tornan de un color diferente, resaltando aun así más tu piel. Jamás pensé que eso llegaría a pasar siendo tú tan frío en todo aspecto.
—¿Estás vengándote por mis comentarios? —cuestionó con nervios.
—Tal vez sí, tal vez no —separó sus palmas del abdomen para llamar al elevador—. Ahora que me haces pensar sobre eso, hay que empezar a comprar cosas para la bebé.
—¿No crees que es pronto? Como la doctora dijo que ella tardará.
—Como nos enseñó este mundo: es mejor estar preparados. Además, me gustaría poder hacerlo mientras todavía te puedas mover como es debido —dijo Kazuki—. Cada vez estás más corpulento y no quiero que...
—¿Me estás llamando gordo?
—¿Qué? No, solo digo que hay que tomar previsiones en caso de que todo mejore contigo y puede que la bebé se adelante.
—No te metas con mi cuerpo —Rei se cruzó de brazos al pensar que se veía mal ahora que estaba bastante robusto.
—Jamás lo haría, Rei —el Alfa antes de que llegara su transporte para ir a la planta de abajo decidió poner su mano sobre la cadera del Omega para acercarlo al lado de su cuerpo y hablarle cerca directamente al oído—. Eres perfecto. Y si no fuese indebido hacerlo en donde estamos, te haría cosas más malas de la que has hecho en tu vida.
—¿Tu Rut llegó para que digas esas estupideces?
—No —respondió—. No necesito de él para que me provoques más de lo habitual como desde que nos conocimos la primera vez.
—Espera, eso quiere decir que...
¡Ding!
—Ya llegó el elevador. Vamos, tenemos un largo día que empezar —cambió rápidamente de tema aquel hombre.
Ambos tomaron el ascensor, donde empezaron conversando de cosas triviales por parte de Kazuki para desviar el tema, ya que no quería que le mencionara algo acerca de lo que acaba de decir. Cuando este cerró sus puertas para trasladarlos a la planta baja, fue que la persona con esa esencia desagradable que percibió el buen olfato de Rei salió de su escondite con su teléfono en la oreja.
—¿Quiere que proceda a realizar la operación "aborto", jefe? —interrogó Ryo.
—No. Tus observaciones me dicen que ese Omega inútil tiene un embarazo muy desarrollado —dijo Shigeki—, y, por la información, que logramos obtener del hospital, este es uno de riesgo. En el punto en el que está, no sirve de nada que lo pierde si eso afectará su débil cuerpo.
—Entonces, ¿qué sigue ahora?
—Dejarlo seguir con su idea de la familia feliz. Cuando ese bebé nazca, si no nos sirve, procedemos a matarlos a ambos junto a ese Alfa abandonado —informó como una orden—. De igual forma, ese patético Omega no tendrá más hijos después de este atrevimiento. Sí se quiso ir por esto, no le volveré a dar ese lujo de continuar con el cuento de hadas que se inventó.
Mercado "Aquí lo encuentras"
Rei aprovechó de tomar una siesta en el trayecto y, en el momento que llegaron al bazar después de estar una hora en carretera, fue que Kazuki decidió despertarlo. Evidentemente, él no quería hacerlo por sentir que no durmió lo suficiente, pero su compañero le dijo que entre menos tardaran, más rápido irían a casa para que pudiese descansar.
El embarazado con letargo bostezó y refregó sus ojos, realmente luchaba por levantarse mientras quien conducía se dedicaba a estacionar. A medida que, sentía todavía el coche en movimiento, pues aspiraba a continuar descansando, sobre todo, por la razón de que sentía que su bebé no estaba dando la fiesta en su interior como en las últimas noches.
Por lo cual, sus ojos volvían a cerrarse por sí solos.
—Vamos, Rei. Tenemos cosas que hacer —buscó de despertarlo el Alfa tras haber aparcado.
—Ah... pero la bebé está tranquila... —se excusó el Omega—. Una siesta rápida...
—No te voy a dejar durmiendo en el auto. Venga, Rei.
—Bien... —buscó de incorporarse mejor en su asiento entretanto observando a través de la ventana—. Este lugar es nuevo. No recuerdo que hayas traído bolsas de este sitio.
—Vaya, pensé que no veías lo que traía.
—A veces, siempre haces ruido con la compra. Así que, en algunas ocasiones me ganó la curiosidad y vi la marca.
—Sí que eres sorprendente, Rei —la palma de Kazuki se posó en la mejilla izquierda de su compañero—. Espero nuestra hija tenga tu encanto.
—Yo también. Sí se parece a ti, sería insoportable.
—Te encanta molestarme, ¿cierto?
Él le asintió.
—Pones una cara de derrota que me gusta más que la de presumido que te cargas siempre.
Ese comentario logró poner aquella expresión que logró sacarle al Omega una sonrisa. Sin duda, él adoraba que pusiera esa mueca y, como consecuencia de presenciarla tan cerca encerrados en el auto, sus feromonas a pudin se liberaron en calma con el propósito de atraerlo.
—Hueles bien —le halagó su acompañante. Rei aún no se acostumbraba después de tanto tiempo emanar su aroma, por lo cual, solo intentó desviar su mirada, pero esta vez quien se deleitaba con su fragancia no se lo permitió. Kazuki lo tomó del mentón para que lo viese a los ojos—. No te avergüences. Me gustan tus intenciones...
Esa manera en la que le hablaba lo percibía diferente y, observándolo directamente notaba ese brillo que caracterizaba que entraría en celo, incluso, de alguna manera, también lo sentía cosquillar en la marca que le hizo en su nuca.
—¿Estás seguro de que tu Rut no ha llegado ya?
—No... —el tono de voz le cambió repentinamente a uno grave—. Igual no hay mucha comida en casa, y por eso no voy a dejarte pasar hambre otra vez.
—Mmm, comida... —Rei acarició su vientre cuando le metieron esa idea—. Sí, suena bien.
El Alfa se alegró de oír que el Omega estaba de buen humor, así como él, lo percibía en ese lazo de unión que compartían.
—Será mejor no tardar. Necesito como te dije: comprar comida, ver unas cosas para la bebé y, posiblemente, consiga algo extra.
—¿Algo extra? ¿Hay alguna ocasión especial?
Kazuki negó como respuesta. A veces olvidaba que con la mente que Rei tenía este mismo se podría olvidar de cosas irrelevantes como su propio cumpleaños, pero como se daba la ocasión no quiso verlo como algo malo. Sino más bien, esto era una idea en la que aprovecharía de comprar dichos ingredientes para hacer un dulce diferente y esa sería la excusa perfecta de porque habría pastel para el dieciséis de mayo, aunque seguro terminaría si lo terminaba relacionando con referente a sus antojos, no levantaría sospechas.
Ciertamente, su compañero lo miraba estando tan distraído tras haber aparcado en ese instante de cercanía. Ahí se dio cuenta de que sabía que tenía que ver con eso que mencionó que sería "extra" y a como intuía: era por un motivo particular, pero a como le respondió, no le diría.
Así que, solo decidió recordarle lo que venían a hacer.
De esa manera, fue que el Alfa dejó de pensar tanto para salir del auto y encaminarse en dirección a la tienda. Buscó de ayudar a su Omega a bajar del vehículo al darse cuenta de que otra vez su cuerpo le hacía no ser tan ágil como antes, sin embargo, este no quiso dicha formalidad. Solamente dejó que le abriese la puerta para luego salir a estirarse por estar tanto tiempo sentado.
Seguido de eso, se orientaron a ese nuevo lugar que ninguno conocía, pero como lo había especificado Kazuki: tenía cosas que necesitaba para la bebé. Rei aún le preguntaba con duda de si era prudente empezar ya con ese entusiasmo después de tanto.
—¡Por supuesto que sí! ¡También debemos pensar en su nombre!
—Un nombre... —Rei acariciaba su vientre mientras daba sus pasos a la entrada del mercado—. Esto me recuerda a cuando supimos su sexo. Yo no siento esa gran emoción aún como tú, pero si estoy de acuerdo de que debe de tener un buen nombre.
—Vas a tu ritmo, no te preocupes, Rei —dijo Kazuki para que no se desanimara—. Aunque nombres si he pensado. ¡Tengo varios! Los he estado anotando, qué bueno que se da la ocasión de decírtelos.
Pasaron por la puerta automática, tomaron un carrito donde meterían las cosas de la compra para luego entrar a revisar pasillo por pasillo lo que sea que Kazuki fuese a buscar lo que necesitara.
—¿Cómo cuáles? —el embarazado le siguió la conversación al sentirse intrigado por sus propuestas.
—Bueno, te diré los que recuerde. He anotado muchos por tener opciones de descarte —le aclaró el Alfa a la vez que pensaba en lo que le mencionó—. Tengo Marie, Ángela, Estela, Kazuka...
—Ni loco le pondré a nuestra hija esos nombres. Ni siquiera pienses que "Kazuka" es uno lindo. Suena a ti, con la única excepción de que te dio delirios de ser mujer.
—¡Rei! ¡Mi nombre es lindo! —defendía su posición el ofendido entretanto tomaba los productos básicos en el pasillo de los lácteos—. Lo dirás así, pero bien que esas veces en las que fuiste mío lo decías a gusto para que te quejes tanto.
Ahora era el Omega que se sonrojaba ante esos comentarios.
—La situación es diferente, parásito —expresó con molestia de que le provocaba esos extraños sentimientos—. Y quien fue de mi propiedad fuiste tú.
Kazuki detuvo el carrito para acercarse a Rei y acortar esa pequeña distancia que los separaba, mejor dicho, la que el vientre de este les permitiese.
—Vaya, andas de rebelde... —otra vez el tono de voz del Alfa se tornaba en uno áspero y tentador—. ¿Es una competencia de quien incita a quién? No me molestaría hacerte perder —sonrió logrando que ese tono carmesí en las mejillas del Omega fuese aumentando hasta el punto en el que ambos estuviesen emanando sus dulces feromonas, nuevamente para atraerse—. Dios, Rei, hueles tan divino.
Su compañero no lo soportó más. Tomó la iniciativa de besarlo brevemente; unieron sus labios por unos segundos y sus esencias de pudin y pan se esparcían por el aire. Obteniendo así, que al Alfa se le empezara a levantar su miembro como también que esta llegara una fragancia a cada rincón de los pasillos del supermercado llamando la atención de sus iguales por el hecho de hacerlos sentir que hacer eso era inapropiada para el lugar en el que estaban.
Un guardia de seguridad fue quien se les acercó para advertirles de que no debían de estar en un ambiente así teniendo los evidentes síntomas primitivos de su naturaleza. Evidentemente, pensó erróneamente que era del Omega por ser el aroma dulce el que más predominaba, sin embargo, cuando vio que este estaba embarazado comprendió que era el Alfa quien estaba en los primeros síntomas de su Rut.
Sobre todo, al ver que esa mirada carmesí que tenía estaba destellando en un color intenso.
—No me diga qué hacer con mi Omega —advirtió Kazuki con molestia de ser interrumpido.
—Solo es por políticas de la tienda. Si venían a hacer sus compras sin saber que usted estaría en celo podría dejarlo pasar si no va a causar ningún problema.
—No lo hará, y solo fue un beso —escupió el Alfa al oficial—. Tranquilo, solo buscaré unas cosas para celebrar mi cumpleaños y nos marcharemos.
Kazuki tuvo que volver al carrito para andar junto a Rei por las cosas que faltaban. Si bien lo hacía un poco incómodo por tener su pene aún levantado; era un poco notorio y un tanto difícil de disimular, pero quien tenía el problema hacia su esfuerzo para calmar su deseo, mientras que su compañero intentaba no reírse por el hecho de que estuviese en esa situación que él mismo se provocó.
Si bien recordaba lo que mencionó su compañero al cuidador de la tienda sobre un "cumpleaños" admitía que se sentía un poco confundido.
¿Sería el de él? ¿Por eso le dijo en el auto esa palabra con "ocasión especial"?
Rei le gustaría saber si no se equivocaba.
—¿Tu cumpleaños?
—¿Mmm? Ah sí, es en dos días —le contestó buscando de tomar los productos que le faltaban a medida que seguían caminando.
—¿Y no pensabas decírmelo?
—Sí, con un pastel, aunque solo usaría la excusa de tus caprichos del embarazo —confesó poniendo las cosas en el carrito entretanto todavía intentaba poner su mente en blanco para aliviar su inconveniente—. No me molesta que no hagamos nada. Siempre había trabajo en nuestras fechas de cumpleaños que dejó de importarme si debíamos de celebrarlo o no —su voz, de cierta manera, expresó eso con un poco de melancolía—. Al menos, agradecía de que estuviese vivo en esos momentos. Quién sabe si hubiese...
El Omega puso su mano en el hombro de su Alfa.
—No digas eso. No termines la frase —le pidió sintiendo cierto escalofrío de pensar en esa posibilidad—. Pensemos en como lo pasaremos, sería una buena idea que pidieras un deseo esta vez.
—¿A qué se viene que te pongas con eso?
—No lo sé, pero me gustaría que fuese diferente —siguió diciendo Rei sintiendo como su hija pateó por esa emotiva sensación—. La bebé también lo quiere.
Eso sonaba como un buen plan para hacer, pero a como lo vio Kazuki: había un problema.
—¿Y sí mi Rut aparece?
—Solo ten el pastel listo antes de que eso pase, me dará hambre después.
—Tú todo lo que quieres es comer tarta ahora que sabes porque la haré, ¿verdad?
—Tal vez. Es una buena excusa, Kazuki.
—Bien, tú ganas. Haré lo que pueda, pero si mi Rut llega sin avisar en este retraso —el Alfa detuvo el carrito de compras para volver a acercarse al oído de su Omega—. Recuerda que no me contendré en disfrutarte como regalo.
16 de mayo
Apartamento de Rei y Kazuki
A pesar de que no tuvieron tiempo para ver las cosas para la bebé a causa de la advertencia del guardia de seguridad que los interrumpió. Habían tenido que ser rápidos para llegar a casa después de aquel día en el mercado. Luego de eso, Kazuki se puso en manos a la obra en hornear el bizcocho para su cumpleaños como quedaron, aunque con el paso de esos días ninguno de los síntomas que se habían manifestado en el mercadillo que le causaron problemas volvieron a aparecer al estar en su hogar, lo cual él pudo sentir que no sería problema alguno en su labor culinaria.
De cierta manera, en su caso todo terminó transcurriendo de una forma normal, pero sabía que su Rut estaría por venir. Levemente repasando el comportamiento de ese día todo apuntaba a que esos eran los síntomas. Seguro si no lo hubiesen interrumpido, este hubiese llegado con calma, no obstante, ahora había vuelto a atrasarse más por tener su mente ocupada en otra cosa.
Tanto así era, que incluso después de eso notaba como Rei estaba un poco inquieto; lo sentía en su marca y, por mucho que quisiera ir a ver nuevamente a la doctora por ese inconveniente hormonal, su compañero le dijo que no quería ir a hasta cumplir sus correspondientes siete meses, ya que, no sentía que sus dramas fuesen de extrema urgencia.
Tuvo que acceder a esa petición. Además de eso, si quisiera ir, no iba a poder. Tenía un trabajo asignado por Kyutaro en este día. Fue irónico que al empezar la mañana de su cumpleaños tuviese trabajo acompañado del clásico mensaje de "que tengas un buen día en tu día especial" de su parte como todos los años, aunque era solo corroborar una información confidencial en la base de datos al estar ahora al pendiente de los cuidados de un embarazado.
Así que, al momento que metió el pastel en la nevera cuando terminó de hornearlo y decorarlo esa mañana se fue a buscar las cosas que necesitaría a su habitación (su laptop y su disco duro con todos los programas necesarios como Nmap, Cain and Abel y Social-Engineer para la tarea). Pasó con tranquilidad buscando de no molestar a su Omega que aún seguía durmiendo (con su vientre sobre una almohada especial) en el nido que había creado con su ropa.
Era un poco inusual que durmiese más de la cuenta si solía despertarse a las ocho de la mañana por un desayuno. De seguro volvió ese síntoma de cansancio, por lo cual, no lo molestó cuando él si se levantó a esa hora como era costumbre.
Claro que, recordando como fue hacerlo, pues seguía siendo difícil ponerse en pie cuando su compañero estaba siendo cada vez más posesivo por la manera en que agarraba con fuerza su brazo izquierdo. Debía admitir que le gustaba que, inconscientemente la naturaleza Omega de Rei hiciera, logrando así que fuera un tanto diferente a su versión habitual.
Era lindo. Incluso sonrió de recordarlo mientras buscaba sus herramientas de hackeo, y con tener esos pensamientos sus feromonas de pan comenzaron a emanar, teniendo como consecuencia de que eso despertara al Omega.
—¿Ya amaneció?
—Hace un buen rato —le respondió revisando las gavetas intentando encontrar el disco duro con sus programas—. Sabes que te dejo dormir si lo necesitas, por eso no te desperté. ¿Dormiste bien anoche? Sentía que te movías mucho, pensé que era la bebé que te incomodaba, pero no noté que estuviese teniendo fiesta como las noches pasadas.
—Ah... si... —respondió sentándose en la cama—. Está bien... Solo daba patadas leves... Mmm, ¿es hoy? —bostezó al mismo tiempo que restregaba sus ojos.
—¿Hoy qué?
—Tu cumpleaños... —contestó Rei.
—Ah, te refieres a eso. Sí, es hoy, pero tengo un trabajo en el que Kyutaro me pidió hacer unas cosas —siguió la conversación sacando del cajón lo que buscaba para guardarlo en su bolsillo—. Estaré un poco ocupado. Aun así, sí tienes sueño, puedes seguir durmiendo o si tienes hambre, yo puedo...
El Alfa se giró para establecer una conversación más directa, sin embargo, pasó que no esperaba. Sin saber en qué momento el Omega se puso en pie delante de él, vio como este solo se abalanzó sin cuidado sobre su persona para chocar sus labios. Ciertamente, era raro que aquel hombre de fría personalidad fuese quien que tomase la iniciativa, mas en la manera en que lo besaba le hizo que fuese inevitable no querer corresponderle.
Kazuki buscó de que no se lastimara como que el vientre que sobresalía de su compañero al mismo tiempo que lo tomaba de los cabellos que cubrían su nuca para profundizar ese gesto que había iniciado Rei; sus lenguas se habían abierto paso para por sus bocas a explorarse como juego preliminar.
Eso animaba al festejado de querer tenerlo de esa manera, tanto que su pene lo estaba delatando, poniéndose duro, y era evidente este no iba a dejar de hacerlo, menos cuando el embarazado lo sintió, obteniendo así que terminar usándolo de asiento para apreciar lo que provocaba.
Algo inusual, pensó el Alfa de que su Omega se comportara de esa forma tan atrevido. Sin embargo, en sus propias ideas lo disfrutó hasta cierto punto, pues cuando quiso dedicarle una mirada de apreciación, notó como este parecía transpirando y no precisamente de placer.
—Oye, estás caliente —dijo Kazuki cuando se separaron por la falta de aire—, y no lo digo por el momento. Estás sudando.
—Me siento... me siento bien... —expresó Rei, el cual temblaba como si tuviese escalofríos—. Vamos... Bésame otra vez...
Kazuki negó para apartarlo.
—No creo que estés bien —tocó su frente, y esta indudablemente ardía—. Debiste avisarme antes si te sentías mal.
—No lo estoy... o sí lo estoy... —el Omega intentó volver a unir sus labios con los de su Alfa, pero este lo evitaba—. No seas así, sabes bien, Kazuki...
—No. No te voy a seguir el juego si estás con fiebre —le advirtió para luego cargarlo con sutileza y ponerlos a ambos de pie.
—Estoy bien... —seguía diciendo con voz pausada. Debía admitirse a sí mismo que su cabeza le estaba doliendo un poco, pero no le importaba. Lo que quería era poder sentir el pene de quien lo embarazado penetrándolo a profundidad. Después de todo, sabía que estaba erecto y con las mismas ganas—. Vamos... Debo encargarme de lo que hice... Anda...
Por muy tentador que sonara esa idea, Kazuki se volvió a negar para llevarse a su compañero al mueble de abajo. Necesitaba trabajar porque era algo para hoy, pero si Rei se sentía así, no podía dejarlo solo en la habitación como si nada. Estaba empezando a estresarse al tener teniendo esas preocupaciones presentes, a tal punto que la calentura del momento se le había bajado porque le inquietaban los delirios que el embarazado tenía.
Ambos bajaron las escaleras hasta aproximarse a la sala, donde el Alfa acostó con delicadeza al Omega en aquel mueble, pero antes de que pudiera ir a buscar el termómetro que tenían en el baño (en el que solía dormir antiguamente su compañero en sus días que era un mercenario), otra vez de la nada este lo volvió a tomar, de forma inesperada, el anverso de su camisa para luego pasar sus brazos por su cuello para besarlo con ferocidad.
—¡Que no lo vamos a hacer! —gritó separándose con rapidez—. Si no me mintieras de que estás enfermo, si te comía ahora mismo.
—No estoy enfermo... —dijo con seguridad, aunque su cuerpo expresase otra cosa que confundía la realidad.
—¿No? Estás ardiendo en fiebre, Rei —le recordó tocando, de nuevo su frente—. Voy a por el termómetro y una toalla húmeda, dado que, si estás embarazado: no puedo medicarte.
—No... Esto se me quitará cuando te la chupe...
Ese comentario sonrojó a Kazuki hasta las orejas, mas no quiso decir nada. No quería que sus ideas comenzaran a volar y emocionar a su bestia interna, la cual, sorpresivamente estaba empezando a aparecer inoportunamente en el momento.
A estas alturas, no era bueno. Era demasiado. Él sabía que no podía hacer a la vez el trabajo, cuidar a un Omega embarazado enfermo y atender su Rut.
Realmente, ante las emociones que hacían acelerar su corazón como su cuerpo a estremecerse a causa la marca que compartían como por su misma naturaleza. Tragó saliva al darse cuenta de lo que estaba por pasar, por lo cual buscó de ser rápido antes de que fuera demasiado tarde.
Mientras tanto, Rei se había a pensar en las palabras que le mencionó Kazuki. En una parte, él tenía razón. Sabía que algo le pasaba, ya que primero: no había podido dormir plácidamente estas últimas como hubiese querido por sensaciones en su organismo que no se relacionaban en nada con su bebé. Segundo: su cuerpo se sentía caliente sin una explicación y tercero: estaba con unas ganas insaciables e incontrolables porque Kazuki lo tomase a comparación de sus primeras veces.
Era algo que podía sentir, sobre todo, la idea era más fuerte a causa de la mordida en su cuello que le hizo; esta le cosquilleaba, haciéndole desear que lo desnudara para que lo hiciese suyo. Con eso en mente, de seguro, tal vez si estaba enfermo por tener esas actitudes poco habituales de él, pero, al mismo tiempo, retomando esa idea de que su compañero lo tuviese gimiendo de placer lo enloquecía, tanto que sentía esa sensación cosquillearle por todo su cuerpo como también levantar su miembro.
—¡Kazuki! ¡Ah! —el efecto le hormigueaba por todo su cuerpo, incluso, su bebé se estimulaba por percibir lo que sea que fuera eso—. No ahora... No des patadas...
Acarició su vientre voluminoso para que se calmase, pero ella no lo hacía del todo. Más bien, con lo que él sentía estaba esparciendo, inconscientemente sus feromonas (se dio cuenta de que lo hacía porque su hija últimamente reaccionaba cada vez más a ellas cuando las liberaba) buscando de atraer a su compañero.
Sin embargo, este tardaba en volver.
Ante eso, Rei decidió ir a buscarlo, si bien fue con dificultad por como su cuerpo le incomodaba al exigirle liberarse de la tensión que sentía como esos movimientos enérgicos que daba su hija intentó con todas sus inquietudes de ir al baño.
Se encontraba frente a frente de la puerta, la cual estaba cerrada, pero sin seguro. Solo estaba cerrada como señal de advertencia. Realmente, al Omega le importaba poco que estuviese haciendo aquel Alfa, en estos momentos, él lo necesitaba. Con su mano temblando, la posicionó sobre el picaporte del pórtico del sanitario hasta girarla para abrirla y al hacerlo vio el motivo que lo hacía tardar tanto.
—Justo a quien quería... —expresó Kazuki cuando la puerta se abrió.
Las feromonas a pan de aquel hombre de jerarquía dominante habían estallado e inundado el baño en esa fragancia bastante atrayente a la que el Omega tuvo reacción, sobre todo, por la forma en la que este lo encontró estando sentado sobre el retrete: él se estaba masturbando con su miembro al descubierto sin dejar de estar jadeando.
Aunque cuando Kazuki detalló a Rei estando de pie delante de él hizo que se detuviera. El animal interno que lo tenía descontrolado hizo que este levantara de donde estaba, con su miembro aún erecto, para volver a empezar lo que él mismo había cortado en la habitación. Realmente no soportaba haberlo hecho, ahora menos al tener esos deseos.
El lado dominante de Kazuki era quien controlaba la situación. Tanto que, este mismo le hizo salir del baño para irse al mueble para besar como un hambriento los labios de Rei de forma brusca. Su lengua buscó de abrió paso para saborear esa cavidad bucal que tanto deseaba, al mismo tiempo, que solo estimulaba más la movida chocando sus cuerpos lo suficiente para estimular la fragancia de su opuesto.
Era demasiado evidente que quería que estando juntos formaran la esencia de pudin de pan que los caracterizaba.
—La ropa te luce bien, Rei, pero me estorba —dijo el Alfa separándose brevemente del beso mientras sus manos empezaban a toquetearlo—. Déjame jugar un rato...
Esa manera de hablar del lado bestia de aquel hombre enloquecía al de su compañero, por lo cual él también se emocionaba de tocarlo teniendo, por supuesto, más ventaja por la razón de que a quien moldeaba con las palmas de sus manos se encontraba desnudo, y eso hacía que sintiera mejor su piel.
—Yo también quiero... —soltó Rei no evitó tener la iniciativa de hacerlo con la misma intención.
Su compañero no se interpuso. Verdaderamente sentir esas manos recorrer su espalda lo enloquecían por el tacto tan cálido y suave que tenían, por lo cual dejó que él iniciase primero por unos minutos, para luego por su parte asumir el atrevimiento para empezar a pasar las suyas por debajo de las prendas de su Omega.
—Dios, amo tu cuerpo... —fue lo primero que soltó Kazuki en ese primer contacto a la vez que enterraba su cara toda caliente en el cuello de Rei para que sus labios también gozasen.
Los gemidos levemente empezaron a salir de la boca de este mientras su rostro se ponía roja haciendo ver que no era porque este tuviese enfermo como se excusó la preocupación del Alfa.
Realmente, todo esto tenía una explicación y esta era que, por mucho que Rei no estaba tan consciente, si este lo hubiese estado se habría dado cuenta de que el Rut de Kazuki se había atrasado porque como bien les dijeron: a raíz de la marca de unión ellos estaban compartiendo sus sentimientos, por eso él estaba cargando con esos síntomas a la vez que su compañero tenía parte de sus hormonas del embarazo a nivel emocional.
Igual, en este punto, no era relevante la causa que daba explicación a la teoría, sino más bien la manera en que se ejecutaría en la práctica.
Así que, los mimos por parte de ambos estuvieron dándose por un par de minutos más sobre el cabezal del mueble hasta que el Alfa se impacientó y terminó desvistiendo a su Omega, dejándolo de la misma forma que él. Sus manos siguieron recorriendo sus cuerpos al desnudo como les encantaba hacerlo, sobre todo al Alfa desde la última vez que lo hizo, para así ir bajando lentamente acompañado de besos y lamidas por todo ese cuerpo lleno de heridas.
Esto tenía como reacción de que el Omega se aferrase y rasguñase el cuerpo de su destinado por la adrenalina que recorría y enloquecía a su organismo. Tragó saliva deseando soportarlo, pero no pudo, sus dientes se clavaron en el hombro como reflejo para saciar su deseo.
—Se nota que estás muy insaciable como yo, Rei...
—Ah... Ah... —soltó, separando su boca del omoplato de su opuesto—. Desde la vez pasada, no sabes cuanto había querido que lo volvieses a hacer.
—Eso quiere decir que aquí abajo —Kazuki con su mano derecha agarró el pene de Rei—. Debe de estar bastante cargado... Yo todavía recuerdo nuestra pequeña competencia... Perderás por venirte primero.
Las mejillas del azabache se encendieron aún más por la manera brusca en que se lo apretaba. No podía negar que por ese movimiento (y su sensibilidad) se hubiese venido sin previo aviso, pero como mencionó lo de la vez pasada, pues, él también quería jugar.
Así como Kazuki, decidió agarrar entre sus manos ese gran miembro erecto para acariciarlo, y al hacerlo desde la punta con la yema de sus dedos pudo escuchar el primer jadeo del dominante en la ronda que habían empezado (al parecer lo estaba aguantando) como también sintió que de este salía un poco de líquido preseminal aparecer por ese orificio.
—Creo que quien perderás serás tú... ¿Te tocó tan bien para que quieras ya venirte, velocista?
Esas palabras motivaron a que Kazuki reconociera que el tacto que Rei tenía era bueno, mas no se daría a perder tan fácil. Sin que se diera cuenta, a causa de su calentura, le metió dos de sus dedos dentro de su entrada rectal, donde tuvo como reacción que este expresara un jadeo más profundo que lo estremeció aún más al mismo tiempo que recibía otra mordida cerca de su hombro por parte de su compañero.
—No te confíes... —le dijo cerca de su oído al empezar a estimular el ano, el cual estaba comenzando a dilatarse con esos dos dedos en su interior—. Aquí estás bien mojado...
Los movimientos circulares iniciaron por el orificio del Omega procediendo a que siguiese esa armonía de sonidos acompañadas de varias respiraciones agitadas a la vez que su cuerpo temblaba. Sin embargo, él no se iba a quedar así solo disfrutando de eso, por lo cual, haciéndole cómo pudo comenzó, también a masturbarlo de una forma lenta al pene de su compañero, obteniendo así que los jadeos se fuesen tornando largos y pesados.
—Te gusta jugar rudo, Rei...
Este no le respondió más que con gemidos, mientras que él se agitaba por como la intensidad de la paja que le daba aumentaba.
Ambos estaban en el paraíso, y eso que, como ellos sabían, solo estaban toqueteando.
—Me vendré si me penetras... —le dijo Rei a manera de súplica durante sus provocaciones.
—¿Tan impaciente estás de que te la meta?
Como respuesta a esa pregunta las manos del Omega se apartaron para aproximarlas al rostro de su Alfa y unir, nuevamente sus labios como en señal de afirmación, del cual aquel hombre de jerarquía dominante no evitó morderlo por placer para devolverle el gesto.
Él sabía que debía hacer y, con la preparación de aquellos dos dedos que introdujo en su orificio, supo que lo dilató completamente. No obstante, para asegurarse de que lo hizo bien decidió introducir sin pensar como la vez pasada sus cuatro dedos, y como era de esperarse: un jadeo aún más pesado acompañado de un regaño salió de la boca de Rei porque otra vez lo agarró con la guardia baja.
—Cuando tengas a mi amigo dentro de ti estarás disfrutando de esa buena resistencia que tienes, Omega —le declaró una vez más estando cerca de su oreja para que no viese su mirada intensificada en ese color carmesí.
Kazuki como primer movimiento para empezar con el momento pasó a sentarse al mueble para que su amante también hiciese lo mismo en una de las pocas poses que eran cómodas para él estar ante el tamaño del vientre que tenía. Una lástima no poder experimentar tanto por preocupación como por conveniencia, pero cuando el embarazo acabase y si Rei lo permitía: tenía muchas ideas que quería probar.
Retomando la situación en la que estaban, antes de que el Omega pudiese sentarse sobre el miembro del Alfa, este se percibía inquieto.
—La bebé se mueve mucho... Ah... ah... —el embarazado estando de pie posicionó su mano donde le molestaba antes de poder iniciar con la penetración. Al parecer, su hija estaba apoyando su peso sobre la pelvis como hacía en esas ocasiones que sus dos papás estaban juntos.
Resultaba molesto para quien lo sentía. No obstante, era evidente que ninguno quería parar lo que habían comenzado, por lo cual, en unos breves segundos, Kazuki una vez que acercó y tuvo a Rei sobre él rozando su pene erecto por que tomar iniciativa.
—Esta vez no te vas a interponer entre papá y yo, bebé —dijo estando cerca del vientre—. Prometí no lastimarlos... Así que, tranquila, yo solo haré que Rei papá goce de placer en mi día especial.
El Alfa, sin pensarlo más, y con la ayuda de su mano buscó de penetrarlo con cuidado hasta meterlo. Luego de eso, lo escuchó gemir de una manera tan escandalosa que, al hacerlo, espontáneamente la cavidad de su Omega se volvió estrecha.
Fue una sensación que ambos los satisfacía después de tanto tiempo sin haber estado mucha actividad sexual.
Entonces, cuando acabó de entrar sin problemas y el embarazado no sintió más que su bebé lo molestaría con sus movimientos fue ahí que quien lo embarazó decidió tomarlo de las caderas para ir acelerando el ritmo. Empezaron con moderación para que Rei se acostumbrara un poco a la sensación, mientras que, Kazuki disfrutaba de menearlo sin hacer el clásico mete-saca, pues esa cintura que Rei tenía se había vuelto más ancha, y eso hacía que todo en los roces que se daban estando uno encima del otro con sus piernas lograba hacer que fuese intenso para esas corrientes de calor que iban y venían.
Incluso su boca se volvió a unir en el proceso para besar su rostro con ese deseo de saborearlo enteramente por esa zona hasta quedarse embelesado en degustar ese gran busto que expulsaba por los pezones un poco de esa leche materna. Aquella la lengua estaba bastante resbalosa jugando en esa parte, de la cual ante cualquier agitación que hacía con esta, quien gozaba de la atención no podía evitar en sobresaltarse, provocando así que pegara más su pecho al cuerpo de quien lo tenía dominado.
Mejor dicho, lo que su vientre en estos momentos permitiese.
Hasta que en un punto de todo de eso fue que la bestia oculta del Alfa tomó finalmente el control la situación y, sin avisar, prosiguió a que su Omega lo cabalgase soltando aquellos gemidos por esa sensación liberado de su parte como también que el cómo Alfa siguiera jadeando hasta sentir que tocaba el cielo por la manera en que estaba a merced del placer que le daba su amante.
—Más rápido... Más rápido, Kazuki... —pidió Rei sintiendo que el orgasmo venir a él como las ganas de eyacular pronto—. Ah... Ah... Pide tu deseo antes de que me venga... No puedo aguantar más...
Kazuki sonrió complacido. Le pareció perfecto que ambos encontrándose sudados y excitados se viniesen juntos estando, haciéndolo en el mueble por prácticamente una hora sin que ninguno hubiese expulsado sus propios fluidos más que el líquido preseminal.
Aunque el interior del Omega donde el Alfa tenía clavado a su amigo delataba otra cosa, pero eso no era parte de la competencia que tenían.
—Mi deseo se cumplió desde que estamos juntos... —dijo Kazuki entre jadeos pesados—. Tú siendo mío... Teniendo una familia... No hay nada que desee más que esto...
Tras expresar esas palabras. Ambos se vinieron, si bien el Omega bañó repletamente parte del rostro y torso bien marcado de su Alfa. Si nos posicionamos del lado de su compañero, este había depositado como las otras veces su semen caliente y viscoso en su interior logrando que juntos llegaran al éxtasis.
Sin duda, eso hacía feliz a Rei al saber que todo había sido diferente de buena manera al mismo tiempo que para Kazuki agradecía de este fue el mejor regalo de cumpleaños que hubiese podido anhelar.
Sin censura en mi Twitter/X:
¡Hola!
Como la vez pasada les di un mal susto, dije: bueno, si mis cálculos no me fallan toca otro momento hot, y jeje, bueno, por el "(+18)" sé que lo saben. Lo pongo porque me gustan las advertencias jaja. También le puedo poner memes como ese que ven XD
Espero les haya gustado, no suelo considerarme muy bueno escribiendo esos momentos xd
No me quise atrasar tanto en publicar, pero en esta ebullición global con todo el cambio climático me sentía mal porque no soporto bien todo esto de las olas de calor y donde escribo tampoco podía usarla porque se sobrecalentaba ):
Así que, tuve trabajar como lo ven en el meme: día tras días para que ustedes en cuestión de minutos se lo lean xD. También un poco con mi melancolía porque no me sentía bien emocionalmente porque sobrepensé mucho que ya la historia no funciona y entré en pánico porque como no estoy acostumbrada a llegar tan lejos...
Seguiré agradeciendo por quienes le dan una oportunidad, los que se quedan y a los que se van. Es valioso para mí
Muchas gracias <3
¿Qué más? Como leen hay detalles leves que pongo porque intento de que quede claro que por muy rosa que sea, está otro detalle de color opaco. En fin, ya todo lo cuento en base a meses hasta que llegue el nacimiento de Miri, que es cuando me despediré de ustedes :(
Sin más!
Recuerden tomar agüita
No olviden en comentar y votar, no me gusta decirlo, pero eso me ayuda a mucho a saber que mi disparatada idea les gusta
Hasta la próxima actualización <3
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