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Capítulo Único

Era una mañana algo fría, la nieve estaba cubriendo la academia, en una habitación una peli rosa estaba despertando y movía su brazo, notando que algo faltaba. Ella abre los ojos y nota que estaba sola.

Louise: ¿Mmmm? – se frota los ojos y mira toda la habitación. - ¿Kenichi? ¿Dónde estás? – se levanta y se coloca una bata polar. – Qué frio. – nuevamente mira a todos lados y no encuentra el abrigo del pelirrojo. - ¿Dónde está? Ya no pasamos mucho tiempo juntos.

Ella espera por unos minutos en caso de que él regrese a la habitación, pero apareció, Louise decide cambiarse y salir a buscarlo, aunque estaba un poco desanimada porque esto ya pasaba desde hace una semana. La peli rosa estaba llegando al comedor y nota a pocos estudiantes, la mayoría se había ido a pasar la festividad en su casa y pocos querían pasarlo en la academia.

Kirche: Buenos días Louise. – la nota algo apagada. - ¿Por qué esa cara larga?

Louise: Pues...

Kirche: Oh, ¿Es él otra vez? – la peli rosa asiente. – Oye, pero al menos pasa la noche, no creo que haga algo malo.

Louise: ¿Tú crees? – dijo con toque de celos.

Kirche: Sí, pero puede que ande con amigos o amigas.

Louise: ¿Podría ser la sirvienta o Tiffania? – los celos aumentaron un poco.

Kirche: Tal vez, quién sabe. – dijo mientras miraba sus uñas, en eso la puerta se abre y ven a un pelinegro con gorra ingresar mientras se quitaba la bufanda, seguido de un pelirrojo quien se quitaba su abrigo

Aaron: ¿Era necesario esas horas extra?

Kenichi: Sabes que sí, dije que no iría a ese lugar a no ser que sea por emergencia.

Aaron: Entiendo y respeto tu decisión, aunque toma en cuenta que te estás pasando los límites.

Kenichi: Es mejor eso y ganarme algo extra. – dijo mientras daba un suspiro. – Espero que pueda recibir la paga a buena hora y con lo que tengo preparado sea lo suficiente.

Aaron: No digas tonterías, estás preparando bien el regalo, así que levanta esos ánimos, para eso estás saliendo desde madrugada ¿No?

Kenichi: Bueno eso sí.

Louise: Buenos días Aaron. – el peli negro voltea y la ve.

Aaron: Oh, buenos días Louise. – le da una palmada al pelirrojo. – Bueno Kenichi, nos vemos luego. – se retira de ahí, dejando al par en un silencio incómodo.

Kenichi: Buenos días Louise. – se rasca la cabeza mientras ella se acerca y toca su mejilla.

Louise: Estás frio ¿Qué has estado haciendo? No te encontré en el cuarto. – dijo con preocupación.

Kenichi: Bueno, salí a hacer unos recados, nada complicado. -dijo con la mayor calma posible.

Louise: Pero estás con la piel fría, ven, debes comer algo. – lo toma de la mano y se lo lleva a la mesa.

Kenichi: Gracias Louise. – dijo exhausto, Louise se detiene y lleva su mano a la cabeza.

Louise: Necesitas algo caliente. – lo hace sentar y le da su plato de sopa.

Kenichi: Estoy bien, tranquila.

Louise: Lo estaré cuando estés realmente bien y no me engañes. – dijo con una expresión enojada y preocupada. – Además que no te veo cuando me despierto y no sé qué estás haciendo.

Kenichi: Ya te dije, estoy ayudando con algunos recados. – la abraza, dejándola sonrojada. – No es para tanto.

Louise. Tonto... - dijo mientras enterraba su cabeza en el pecho del pelirrojo y lo abrazaba.

No coman pan frente a los pobres. – dijo Malicorne, erizando a la peli rosa y lo mira con ojos asesinos.

Kenichi: Lo siento, lo siento, pero tienes chance de arreglar el problema si no eres aguafiestas. – el gordito baja la cabeza.

Malicorne: ¿Pero cómo?

Kenichi: Sé creativo, recuerda el tiempo que estuviste con ella y recuerda qué es lo que más le gustaba. – le da una palmada. - ¡Póngase firme y ve a prepararle un buen regalo soldado!

Malicorne: ¡Sí señor! – sale del comedor mientras que el pelirrojo ríe levemente.

Kenichi: Me gusta ese optimismo. ¡ACHU! – la peli rosa le da un pañuelo. – Gracias.

Louise: ¿No gustas ir un rato a descansar?

Kenichi: No, tranquila, estoy bien. – se sienta y toma los cubiertos. – Gracias por esta comida. – procede a comer mientras que Louise se sienta a su lado y lo mira. - ¿Pasa algo?

Louise: Sólo te cuido, así que sigue comiendo.

Kenichi: De acuerdo, de acuerdo. – sigue comiendo mientras era cuidado por la peli rosa.

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Luego de comer, ambos fueron al salón principal a ayudar con los adornos, aunque la peli rosa seguía pendiente del Uzumaki, que se veía un poco cansado. Ella quiso acercarse pero Osmond se adelanta.

Osmond: Joven Kenichi, lamento molestarlo, pero ya casi está para su viaje. – esa última parte lo escuchó la peli rosa quien abrió los ojos de la sorpresa.

Louise: ¿Viaje? ¿Qué viaje?

Osmond: Lo lamento señorita Louise, pero le pedí a Kenichi que haga un encargo, tomará unos días.

Kenichi: Lo siento Louise, pero no tuve tiempo de avisarte, te lo compensaré.

Louise: ¡Pero...Yo...! – el pelirrojo coloca una mano en la cabeza de la peli rosa y le dedica una sonrisa.

Kenichi: No te preocupes, serán tres días, estaré antes de la cena ¿Si? - la peli rosa se aleja y se va triste.

Osmond: Lo siento Kenichi.

Kenichi: Yo debería disculparme, pero estoy consiguiendo algo bueno para ella, sólo me falta hacer algo más. – da un suspiro. -. Iré a prepararme.

El pelirrojo pasa por el patio y visita la cocina, donde Siesta le da un abrazo y Marteau lo saluda frotando los nudillos en su cabeza.

Kenichi: Jejeje, me alegra verlos.

Siesta: Qué bueno verte por aquí Kenichi-san. ¿Gustas algo?

Kenichi: Sí, por el momento, quisiera llevar algunas provisiones para mi viaje.

Marteau: ¿Vas a viajar en esa época y a pocos días del día festivo? – el pelirrojo asiente y él se da cuenta. – Oh, es por eso...

Siesta: ¿Qué es Marteau-san?

Marteau: Oh, es que tiene que hacer algunos recados. – dijo con nerviosismo pero logró ocultar la verdad.

Siesta: ¿Volverá antes del evento?

Kenichi: Claro, pero tengo que prepararme porque saldré antes del anochecer. – da un abrazo a Siesta. – Volveré lo más pronto posible.

Siesta: Trata de esperar un poco, te prepararé algo para tu viaje. – el pelirrojo asiente.

Kenichi: Entendido, iré a preparar mis cosas.

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El pelirrojo llegó a la afuera de la habitación y da un suspiro y ahí estaba Louise, arreglándose el cabello.

Kenichi: Hola

Louise: ¿Qué pasa? – la voz sonó un poco cortante.

Kenichi: Quería disculparme por no avisarte a tiempo. – se frota la cabeza.

Louise: No estoy enojada. – dijo mientras seguía peinando su cabello, el pelirrojo suspira porque eso era una mentira.

Kenichi: (Me siento mal, pero si lo logro, entonces será el mejor regalo.) – toma un saco y se lleva lo esencial, también la espada nueva que consiguió hace poco, luego mira a Louise quien estaba mirando la ventana.

Louise: Ya te vas... - el pelirrojo la abraza. – Baka... ¿Por qué no me dijiste nada?

Kenichi: Lo siento, es que fue un recado de último momento y sabía que te pondría de mal humor, pero te prometo que no tardaré mucho, regresaré antes de la cena, te lo prometo.

Louise: Pero debiste decírmelo, a pesar de tus rangos y de nuestra relación, sigo siendo tu ama ¿O ya lo olvidaste?

Kenichi: No me he olvidado, tú me invocaste y aunque estemos en una relación, tú mandas. – dijo con calma y ella lo mira.

Louise: ¿Entonces por qué no me lo dijiste? Además, el director me debió haber avisado o algo. Sino, voy....

Kenichi: Lo siento Louise, debo hacer esto solo, a donde iré no puedo llevarte.

Louise: ¡¿Por qué?! ¿Es peligroso? ¿Acaso no me enseñaste tus estilos de pelea? ¿No me dijiste que como primer discípulo, he mejorado y puedo afrontar estos riesgos? – exclamó enojada.

Kenichi sabía que ella podía hacerlo, pero en esta ocasión, ella no podía acompañarlo, lo que él iba a hacer, era algo importante y ella no tenía que verlo.

Kenichi: Lo siento Louise, pero esta vez iré solo, te lo compensaré ¿Si? – la peli rosa se aparta del abrazo.

Louise: ¡Haz lo que quieras! – dijo enojada mientras se iba a la cama y no lo miraba.

Kenichi: Volveré pronto. – dijo con un una pequeña sonrisa mientras se retiraba y le dejaba algo, una vez que el pelirrojo se fue, Louise abraza una almohada para que no se escuchen sus sollozos.

Louise: (Yo quería pasar tiempo contigo....idiota...) – apretaba la almohada y se echaba mientras las lágrimas seguían saliendo.

El pelirrojo estaba detrás de la puerta y da un suspiro triste.

Kenichi: (Lo siento Louise, volveré pronto.) – se dirige a la salida de la torre, encontrándose con Aaron. – Aajo.

Aaron: Así que ya te vas.

Kenichi: Sí, iré lo más rápido posible, me duele dejarla pero es parte del regalo.

Aaron: Te deseo suerte, sabes cómo son de cerrados.

Kenichi: Lo sé, pero por mi orgullo saiyajín, lo logaré. Y la haré feliz. – el peli negro extiende su puño.

Aaron: Buena suerte Kenichi. – el pelirrojo asiente.

Kenichi: Gracias Aaron. – choca el puño con su amigo y procede a irse a la entrada principal.

Siesta: ¡Kenichi-san, espere! – le entrega un saco. – Aquí hay comida caliente y puede conservarse el tiempo suficiente para su viaje, cuídese mucho por favor.

Kenichi: Gracias Siesta, lo haré. – se sube al caballo. - ¡Nos vemos! – da un tirón y el caballo se va a gran velocidad.

Aaron: Sólo espero que llegue antes de la tormenta. – dijo con algo de preocupación ya que en temporadas heladas, suele haber tormentas, para luego mirar hacia la habitación de Louise. – (Sé paciente.)

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Ya había oscurecido, Louise estaba en el comedor tomando una sopa cuando mira su mano, notando un colgante rojo con forma de remolino.

Louise: (...Vuelve pronto...) - dijo mientras miraba el colgante y casi no tocaba su comida.

Kirche: ¿Por qué la cara larga Louise?

Louise: Kenichi se fue a hacer un trabajo.

Kirche: Oh, pero es sólo para hacer un.... – Tabitha le da un codazo. – Oh...es un trabajo de Osmond, no tardará mucho.

Louise: Lo sé, pero no me avisó ni nada.

¿Qué tal guapas? – dijo un pelinegro llegando.

Kirche: ¿Tu de nuevo Matou?

Shinji: ¿Qué? ¿Acaso no puedo saludarlas? – dijo con una sonrisa y mira a Louise. - ¿Qué pasa? ¿Por qué la cara larga?

Kirche: Eso no te concierne.

Shinji: No hablo contigo, hablo con esta hermosa chica.

Kirche: Eres hipócrita, sólo te acercas ahora que él se ha ido.

Shinji: ¿Y qué? Yo sólo quiero hablar con ella. – dijo mientras miraba a Louise que seguía mirando el colgante. – Oye ¿No quieres dar un paseo?

Louise: No me molestes. – se levanta y se va del comedor, dejando en ridículo al peli azul.

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La peli rosa llega a su habitación y se echa en la cama, aún con el colgante en su mano, ella lo mira y lo lleva a su pecho, tal vez siga enojada, pero se preocupa por el pelirrojo ya que viajar en esta época era arriesgado.

Louise: (Ten mucho cuidado Kenichi....) – dijo mientras le salía unas lágrimas.

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El pelirrojo seguía viajando sobre su caballo, agradecía que el viaje nocturno no fuera complicado ni tampoco hubo ventisca.

Kenichi: Doy gracias a Siesta por la comida. – toma un poco de chocolate mientras disfrutaba de un pastel – Lamento pedir tus servicios en esta temporada Blackstorm.

El pelirrojo sigue con su viaje mientras veía el paisaje cubierto de nieve, le era curioso observarlo en esa época pero agradecía por eso, da un suspiro y notaba que salía vapor.

Kenichi: (Joder, qué frio y eso que llevo un abrigo...) – acelera el paso mientras estaba feliz de que iba a llegar antes del almuerzo.

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El pelinegro estaba ayudando con algunos adornos mientras hablaba con Colbert.

Colbert: ¿Estás seguro que lo hará?

Aaron: Lo conozco bien, él no se dará por vencido y hará que ellos accedan a su demanda, aunque tenga que hacer un duelo. – dijo con seriedad mientras que Colbert da un asentimiento.

Colbert: Sólo espero que ellos no sean tan rudos, recordando la última vez.

Aaron: Bueno, en eso tienes razón. – ahora se puso un poco nervioso ya que recordó cuando el pelirrojo se interpuso en el castigo de Louise y recibió alto daño. – Esperemos que Karin-san o el mismo duque no sean tan radicales.

Colbert: Dios te oiga Aaron, Dios te oiga. – ve a Kirche. – Oh, buenos días señorita Kirche.

Kirche: Hola querido. ¿Te ayudo con algo?

Colbert: Ya casi terminamos, no te preocupes.

Kirche: Louise se siente un poco mejor, espero que el plan de Kenichi valga la pena.

Aaron: Valdrá la pena aunque en parte considero que es una misión suicida. – la pelirroja levanta una ceja.

Kirche: Bueno, considerando el lugar a donde él va, sí, es suicida y un idiota, pero si los resultados salen como él espera, entonces habrá valido la pena.

Aaron. En efecto.... ¿Cómo está ella?

Kirche: Louise aún sigue algo triste, pero al menos está comiendo, ahí culpo a Kenichi por no haber

//==//==// Un día después //==//

El pelirrojo ya estaba cerca, agradecía las energías del caballo para un viaje largo y dado que iba a gran velocidad, se aseguraba de tomar breves descansos y alimentar a su compañero de viaje, además de descansar cuando sea realmente necesario.

Kenichi: Ya falta poco, tomó como tres días en carruaje, pero estamos a paso rápido, por lo que llegaremos hoy. – el caballo se anima. – Sí, comemos un poco y luego continuamos. – mira el cielo. – Además puedo apreciar de estos paisajes antes de lo que debo hacer. – el caballo hace un ruido de curiosidad. - ¿Qué? ¿Quieres saber por qué me dirijo hacia la finca? – su compañero da un asentimiento. – Pues... sé que soy un guerrero fuerte, pero quiero pedir la mano de Louise a sus padres. – ahora el caballo se levanta sorprendido. – Lo sé Blackstorm, es descabellado, pero prefiero hacerlo de la forma respetable, aunque posiblemente tenga que batirme a duelo, sin embargo, no me rendiré hasta tener la aceptación, eso y algo más, será su regalo.

El caballo se acerca y con su cabeza, le da un abrazo, el pelirrojo sonríe y le da una palmada a su lomo.

Kenichi: Gracias, realmente quería soltarlo, es por eso que no dije nada a Louise y me siento algo culpable. – termina de beber. – Bueno, ya me lo acabé todo, no tengo suministro para comer así que tengo que llegar ¿Listo para culminar este viaje amigo? – el caballo da un asentimiento. - ¡Ese es mi compañero! ¡En marcha! – el caballo sale corriendo mientras que el pelirrojo se subía.

Toda la tarde estaba viajando y se le notaba la emoción porque ya había ingresado al territorio y no tenía tiempo que perder. Ignoró el irse a las posadas cercanas y se dirigió directamente al castillo principal. Claro que sabía que sabrían de su llegada debido a los familiares.

Ya al anochecer, finalmente pudo estar a unos kilómetros del castillo, en el camino se cruzó con algunas personas que viven por ahí y los saludó, hasta algunos querían pedirle autógrafo por ser héroe de guerra y él cumplía su gesto como un regalo para luego seguir con su viaje.

El Uzumaki detiene al caballo y mira la entrada de la gran mansión de la familia Valière, da un suspiro y continúa, hasta que se topa con una lechuza en la entrada.

Vaya, no esperaba la visita del héroe de guerra Son Kenichi Uzumaki. – el pelirrojo lo mira.

Kenichi: Bueno, lamento haber venido sin avisar en primer lugar, pero necesitaba hablar con vuestro amo. – el familiar da un asentimiento.

De acuerdo, póngase cómodo mientras me comunico con el duque y la duquesa Valiere, dado que su visita fue inesperada, no podrá haber un gran banquete como usted lo desea. – el pelirrojo niega con respeto.

Kenichi: No se preocupe, puedo estar unos días sin comer de forma exagerada. – el familiar asiente y sale volando en búsqueda de su amo mientras que el pelirrojo da un suspiro. – ¿Nervioso amigo? – el caballo asiente. – Yo igual pero no daré marcha atrás.

El pelirrojo baja mientras era atendido por los sirvientes del lugar, algo que no quería pero no había de otra, era su deber, por lo que lo dejaron en la sala, con un poco de té caliente y un pastel mientras esperaba.

Kenichi: (A pesar del tiempo, no me acostumbro a estas cosas, siempre he estado acostumbrado con atenderme solo cuando hice la supervivencia en el bosque.) – toma un poco de té mientras veía el anochecer. – Mmmm, té con limón, al menos lo hacen bien.

Minutos después, se escucha la puerta abrirse, el pelirrojo deja su té y mira a los recién llegados, eran los padres de Louise, quienes no iban solos, también iba Cattleya y Eleonore, sus hermanas mayores.

No me esperaba de su visita Uzumaki. – dijo el duque mientras que el pelirrojo daba un suspiro y se levanta.

Kenichi: Lo lamento por venir de forma repentina y en medio de estas festividades, pero necesitaba hablar con ustedes, Duque Valiere, duquesa Karin, Eleonore, Cattleya. – dijo con una mirada firme.

Karin: ¿Y a qué se debe su visita? – dijo con seriedad.

Kenichi: Pues, he viajado por una razón. He venido a pedir la mano de su hija Louise.

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La peli rosa estaba ayudando con colocar algunos adornos cuando se detiene y siente algo en su corazón.

Tabitha: ¿Te encuentras bien Louise?

Louise: Sí, sólo que sentí algo que me alegró. – dijo confundida.

Kirche: Tal vez será por el colgante que él te dio.

Louise: Quizás.... – da una tierna sonrisa - Me hace feliz, aunque espero que él regrese pronto.

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El silencio reinó en toda la sala, Eleonore y Cattleya estaban sorprendidas y sin habla mientras que sus padres miraban con completa seriedad al pelirrojo, hasta se podía sentir el aura intimidante en caso de que él quería burlarse, sin embargo, el Uzumaki no se intimidó.

¿Estás hablando en serio Uzumaki? Lo que acabas de decir es un tema completamente delicado.. – hasta da un golpe con su bastón, a este punto, su mayordomo más leal, temblaba de miedo.

Kenichi: Lo digo en serio, yo, Son Kenichi Uzumaki, familiar de su hija Louise, además de otros títulos. – no era alguien arrogante de decirlos todos. – Pido la mano de su hija para matrimonio. – se mantenía con seriedad y no flaqueaba, a pesar de la presión que le dirigían.

Y qué decir de las hermanas, una estaba feliz por tal hazaña pero la otra activó su instinto de hermana sobreprotectora.

Eleonore: ¿CÓ-CÓMO PUEDES DECIR ESO? – Cattleya la sujeta. – Hermana...

Cattleya: No interrumpas a nuestros padres. – ambas hijas notan que los padres se acercaban al pelirrojo y todo se hacía frío a su alrededor, el duque y la duquesa se detienen a unos centímetros del pelirrojo que a pesar de la presión, ni se inmutaba.

El último pretendiente, resultó ser un bastado con mi hija. – dijo el duque con seriedad.

Kenichi. Sí, lo sé y yo me encargué de darle su castigo por traidor, pero si cree que tengo indicios de ser como él, está equivocado.

Karin: ¿Crees tener lo suficiente para hacer feliz a nuestra hija?

Kenichi: No soy alguien de este lugar, no tengo una familia reconocida, sólo fui invocado a este mundo y con esfuerzo, sudor y sangre me las arreglé a seguir a delante. Ayudé en cosas que no me correspondían y también en el entrenamiento de su hija, haciendo que sea una maga de respeto....No...ni siquiera yo, fue ella misma quien mejoró y se hizo una gran maga.

¿Y crees que eso es suficiente para merecer a mi hija? – dijo el padre de Louise mientras que el pelirrojo lo mira con tranquilidad.

Kenichi: ¿Más de lo que ustedes fueron fríos y no tenían expectativas con su hija menor? – Las hermanas se asustaron por esas palabras, pero el pelirrojo quería echarles en cara lo que hicieron. ¿Querían rebajarlo? Pues él también lo haría.

Tienes una lengua dura, ¿No lo crees? Te dije hace tiempo, que no te metas con la cría de un lobo. – respondió el duque mientras se acercaba al pelirrojo.

Kenichi: Lo tengo desde que me enseñaron valores, no me dejo ningunear por nadie y estoy decidido a no irme hasta que acepten.

Karin: ¿Estás dispuesto a ser el esposo de mi hija? Sabes que tienes que superar nuestras expectativas, te guste o no.

Kenichi: Sea cual sea el obstáculo, lo afrontaré, si hice esto, es porque no pienso dar marcha atrás y ustedes saben lo testarudo que soy. – Karin le pareció familiar esas palabras dado que recordó cuando el pelirrojo se interpuso en el castigo de Louise y recibió un daño terrible y él se levantaba a pesar de las heridas que recibió.

Karin: De acuerdo.... – Eleonore mira a su madre con sorpresa, incluso Cattleya. – Puedes tener la mano de mi hija, sin embargo. – lo señala. – Debes demostrar que eres digno para ella,.

Todos los presentes miran a la duquesa, excepto el duque, quien entendió lo que su esposa estaba diciendo.

Karin: Tú te enfrentarás en un duelo de dos contra uno. – el duque se posiciona al lado de su esposa mientras miraba al pelirrojo quien abrió levemente los ojos por la sorpresa.

Kenichi: Un duelo... - esboza una sonrisa. – Si esa es la condición, lo acepto sin dudar.

Karin: De acuerdo, pero hoy no, pediré a los cocineros que le den un gran buffet para que tenga energías, mi hija me comentó de su condición así que tomará algo de tiempo, por ahora, póngase cómodo en su habitación. – da media vuelta y procede a retirarse del lugar, seguido del duque y Eleonore.

Cattleya: Vaya, creí que iba a ser más fuerte.

Kenichi: Lo mismo pensaba yo. – dijo mientras se frota la cabeza.

Cattleya: ¿Te sentías nervioso? – el pelirrojo asiente.

Kenichi: Sinceramente un poco, la verdad que no esperé que me tocara esa condición. – suspira cansado.

Cattleya: Fufufufu, pero me siento feliz, porque es el mejor regalo que le darías a mi hermana menor. – el pelirrojo asiente. – Ven, deja tus cosas en la habitación.

Kenichi: Muchas gracias.

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En la academia, Louise estaba en el comedor, tomando chocolate caliente y un dulce para esa época, le era agradable y cuando supo de quién tuvo la idea,, se aseguró de compensarlo, un panetón

Louise: Esto está delicioso.

Kirche: Tu novio tiene unos buenas ideas, su mundo debe ser muy interesante. – dijo mientras comía su porción. – Aún me pregunto ¿Por qué no regresó?

Louise: Él quiso pasar esta festividad conmigo, su ama. – dijo inflando su pecho, pero la verdad era que él no quería irse todavía y eso la hizo feliz.

Kirche: Pues aprovecha en ir con él, así podrías conocer muchas cosas y nuevas comidas.

Louise: Eso quisiera, pero él salió. – dijo un poco desanimada, haciendo que Kirche y Tabitha le den una palmada en la espalda.

Tabitha: Volverá, no te sientas triste.

Kirche: Él no te dejará sola, ni mucho menos en una festividad como esta, sino, yo misma le daré un castigo.

Louise: Gracias chicas, ya me siento un poco mejor.

¿No será porque he llegado? – las tres ruedan los ojos y ven al peli azul.

Kirche: ¿Tú otra vez Shinji?

Shinji: Vamos chicas, sólo quiero hacerles compañía.

Tabitha: Simplemente te acercas porque él no está.

Shinji: Ese plebeyo no me da nada de miedo.

Louise: Entonces me temerás a mí. – se levanta y le da una patada en los testículos, haciendo que el peli azul se retuerza del dolor.

Shinji: ¡AHHHH! ¡MALDITA PERRA MALAGRADECIDA!

Kirche: Uy, ¿Con esa boca besa a su madre?

Shinji: ¡A MÍ ME RESPETAN, SOY UN NOBLE DE UNA FAMILIA MUY IMPORTANTE!

Yare yare daze... - el peli azul se paralizó del miedo. – Tal parece que no entendiste mi advertencia.

Shinji: Pu-Puedo explicarlo...

Aaron: ¿Qué cosa? ¿El querer propasarte con las chicas? ¿O acercarte a Louise por ser la hija del Duque Valiere mientras que Kenichi no está? – se acomoda la gorra. – Conste que yo te lo dije. ¡Star Platinum! – el espíritu sale y se acerca a gran velocidad,

Shinji: ¡ESPE...!

¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA!

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¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA!

Los golpes fueron tan fuertes y el último lo sacó del comedor y lo estrelló contra el cobertizo donde Kenichi tenía guardado el caza que encontró en la villa de Siesta, haciendo que parte del techo caiga encima de él.

¡WAHHHHHHHHHHHHHHH! – se cayó cuando los trozos de madera lo aplastaron.

Aaron: Toma, aquí te dejo la cuenta del hospital. – le arroja una bolsa de monedas de oro, sabía que lo recogerían y lo llevarían a emergencias pero poco le importaba, después de todo, se lo tenía guardado después de que intentara toquetear a Cattleya.

Kirche: Gracias, aunque no era necesario.

Aaron: Era algo personal.

Tabitha: Por cierto ¿Cattleya vendrá?

Aaron: Sí, pero en un transporte volador antes de la tormenta. / Aunque creo que Kenichi regresará a pie, lo que me preocupa es que la tormenta está a punto de llegar, espero que te des prisa.

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Al alba siguiente,, el pelirrojo estaba caminando por los pasillos rumbo al sitio designado para el duelo.

Tenía su espada con material alquímico para bloquear los hechizos después de perder a Derflinger durante la guerra, además de que tenía su propio equipo pesado y estaba estirando sus músculos, hasta que llegó al lugar, Kenichi estaba sorprendido porque tenían de todo, hasta un campo de entrenamiento y una arena de combate.

Frente a él estaba los padres de Louise, habían dejado sus ropas de nobles y estaban equipando sus armaduras de batalla, los siervos estaban admirados al verlos así, dado que no lo usaron desde su última guerra, aunque en el caso de Karin, lo usó para castigar a su hija por haber atravesado la frontera de manera ilegal.

Karin: Bienvenido joven Uzumaki, espero que haya descansado bien. – el pelirrojo asiente.

Kenichi: Le agradezco Karin y ahora, estoy preparado.

Joven Uzumaki, se lo pediremos ahora. Pelea con todo sin contenerse, nosotros haremos lo mismo. – el pelirrojo asiente mientras que el duque da un golpe con su vara el suelo. – Jerome, cuando desee... - su fiel mayordomo asiente y se posiciona en medio.

Jerome: Damas y caballeros, sean bienvenidos en este evento especial, en esta ocasión, será un enfrentamiento entre el duque y la duquesa Valière, quienes participaron en grandes batallas por la prosperidad de nuestra nación. – señala con respeto a los patriarcas quienes eran recibidos con aplausos. – Y su oponente, es aquel forastero, invocado por la señorita Louise Valière. Empezó como un familiar y se ganó nombre en los demás reinos debido a su participación en el campo de batalla y acabó con la tiranía del rey loco de Galia. El guerrero con el título de Chevalier y con su terreno en Do Ornielle, Son Kenichi Uzumaki.

El pelirrojo ahora recibía los aplausos, era algo vergonzoso para él pero se dejaría de esas cosas, sólo esta vez, para enfrentarse a sus suegros y ganarse la mano de su maga explosiva.

Jerome: ¡¿Están listos?! – mira a los patriarcas quienes tenían listo sus varitas, espadas y se colocaban en posición de batalla para luego ver al Uzumaki. - ¿Listo? -el pelirrojo saca su espada y después de hacerla girar, se coloque en posición de ataque. - ¡COMIENCEN!

El pelirrojo no se confiaría pero para su sorpresa, la pareja genera una llamarada potenciada con el viento, la composición era tan precisa y rápida. Kenichi salta a un lado, esquivando el hechizo por poco.

Kenichi: (Demonios, ahora entiendo por qué son los más respetados y temidos de Tristain.) – reacciona al ver el suelo brillar, por lo que rueda a un lado, notando que donde estaba se generó una erupción, dejándolo más sorprendido. – (Definitivamente, son una de las tres familias que no deberías meterte.)

El pelirrojo corre a gran velocidad y tratar de rodear al par, pero frena con fuerza y se salva de un látigo de viento, que dejó una fisura en el suelo, Kenichi ve cómo la matriarca prepara unas flechas de viento, por lo que el pelirrojo hace girar la espada, bloqueando cada ataque, en eso, nota que una esfera de fuego a gran velocidad iba a su dirección, por lo que da un salto y se aparta.

Kenichi: (Joder. Es lanza y escudo y viceversa.) – otra llamarada se dirige a su ubicación pero el pelirrojo usa la espada y parte el ataque a la mitad para luego lanzarse al ataque nuevamente.

Y como lo sospechaba, el suelo a su alrededor comienza a brillar nuevamente, generando múltiples erupciones y tuvo que esquivar los escombros quemados y justo cuando estaba a punto de dar un corte, es repelido por una ventisca afilada, retrocediendo unos metros pero tuvo que saltarse de tres esferas potenciadas por el viento.

Kenichi: (Cambio de estrategia, no puedo acercarme así.) – el pelirrojo mira la empuñadura y procede a cambiar su posición, levanta el brazo y se preparaba para atacar de una forma distinta, aunque los espectadores se sorprendieron, más que nada porque la espada era grande y pesada y que lo levante y mueva así era de otro nivel.

El Uzumaki corre de forma lateral para ver un punto ciego y esquivaba los ataques del duque, para luego esquivar otro látigo de viento, en ese momento da un giro de 180° y arroja la espada, haciendo formar una especie de shuriken, con el ángulo hizo que diera un efecto de boomerang y se dirigía al duque mientras que el pelirrojo se arroja contra la duquesa, sin embargo, no se esperó que se levantar un muro de viento y fuego, quemándolo y empujándolo.

Kenichi cayó de espaldas y tuvo que moverse dado que el suelo a su alrededor comenzó a brillar, provocando otra erupción pero tenía un problema, la espada está al otro lado, rodearlos o tomar su arma, era arriesgado por los hechizos que le lanzarían.

Kenichi: (Bien...cambio de plan.) – levanta el puño y golpea el suelo, generando una grieta para luego preparar una esfera arrojarla a la grieta, generando una cortina de polvo muy densa para luego notar que el polvo era fuertemente empujado por el viento.

Karin: ¿Tratas de cegarnos? – ve una silueta y prepara unas flechas de viento, dándole de lleno, pero para su sorpresa, sólo perforó la gabardina, el duque arroja una llamara da a su alrededor, despejando toda la cortina, y nota al pelirrojo aterrizar en otro lado.

Kenichi: Con esos hechizos y esa táctica se ve sus grandez hazañas, quise empezar con un calentamiento, pero se acabó mi juego. – señala la gabardina y notan que dejó una cráter en el suelo.

¿Ropa pesada? - el pelirrojo se retira las muñequeras y las arroja al suelo, creando dos cráteres más.

Kenichi: Estoy seguro que ya sabe de mi naturaleza por parte de su hija. – se retira las botas pesadas. – Ahora tomaré la situación en serio.

Sin espada, sólo a puñetazo limpio, el pelirrojo se lanza a una velocidad distinta, los patriarcas apenas reaccionaron a tiempo para preparar un muro de fuego y flechas de viento y antes de que Kenichi reciba el impacto, desparece de ahí.

Karin: ¿Qué? – apenas siente una ráfaga a su espalda y voltea para dar un látigo de aire, fallando en el intento. - ¡Querido!

¡Sí! – tanto el duque como su esposa juntan sus espaldas y miran a todos los ángulos, Kenichi primero aparece frente al padre de Louise quien lo recibe con una serpiente de fuego, pero Kenichi da una patada. Desviando el ataque y al momento de aterrizar, desaparece de ahí.

Luego aparece frente a la duquesa quien prepara dos espadas de viento y las gira como unas hélices, pero el pelirrojo lo esquiva y da un golpe al aire, siendo bloqueado por la duquesa debido al impacto que notó.

Nuevamente desaparece y aparece alrededor de ambos una y otra y otra vez, dando golpes falsos, la intención era hacerlo confundir y bajar la guardia,. Sin embargo, el fuerte viento dedujo el plan.

Karin: (Buena estrategia, pero no servirá contra veteranos.) – mira hacia arriba y ahí aparece el pelirrojo quien extiende su pierna para hacer una patada de hacha, la duquesa aprovecha y genera una ráfaga de aire que potencia la patada, haciendo que el Uzumaki aterrice más rápido pero ella se había apartado y apunta su varita a quemarropa y una fuerte ráfaga cortante, manda a volar al pelirrojo, recibiendo un gran daño.

Kenichi es derribado y se recuperaba del ataque, en eso ve una llamarada hacia su dirección y con las justas se aparta y se levanta. Nota que su ropa estaba rasgada, en especial lo superior.

¿Tomará este combate en serio? – la provocación era fuerte, el pelirrojo no iba con todo y ahora lo estaban obligando.

Kenichi: Si eso quiere. – cierra los ojos y aprieta los puños, un aura amarilla empezó a rodearlo, su cabello se eriza y da un fuerte grito. - ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH!

Expulsa con fuerza esa aura dorada, el aire a su alrededor era fuerte y Kenichi estaba listo para atacar, en eso nota que alrededor de los patriarcas, se formaba un muro de viento fuerte.

Kenichi flexiona sus rodillas y se lanza al ataque, pero un muro ardiente se levanta, formando una cúpula, eso hace que el rubio frene a tiempo y retroceda de una catástrofe ardiente. El rubio abre sus manos y genera esferas y procede a lanzarlas, pero unas esferas de fuego potenciadas por viento, se interponen y generan una explosión en medio del camino.

Kenichi: (Una defensa sólida...) – abre los ojos ya que otra ráfaga de viento cortante se dirigía a su ubicación y tuvo que cubrirse, aunque recibió más cortes en el proceso, pero uno fue más profundo en el pecho. – Aghhh... - nota una gran cicatriz en el pecho. – (Lanza y escudo)

El rubio se levanta y arroja varias esferas, pero no hacia ellos, sino a su alrededor, generando otra cortina de humo pero Karin lo desvía con su magia de viento. Pero no lo encontró.

Karin: ¿QUÉ? ¿DÓNDE ESTÁ?

¡ARRIBA! – la peli rosa sigue las palabras de su esposo y mira hacia arriba notando al Uzumaki bajar a toda velocidad, y preparar una esfera de ki, la pareja Valiere genera un tornado de fuego pero el pelirrojo ya analizó lo suficiente y en lugar de luchar contra el viento, se une a él, logrando pasar ese ataque y prepara la esfera.

El duque y la duquesa se apartan con su hechizo pero el impacto fue fuerte que los separa por distancia, Kenichi aterriza y corre a tomar su espada, esquivando las esferas de fuego del duque, además de las erupciones y toma la empuñadura.

Kenichi: ¡Es momento de invertir las cartas! – trata de atacar al duque pero Karin lo detiene con una espada de aire, seguido de eso, con múltiples estocadas, el Uzumaki gira su espada y bloquea los estoques para luego dar un corte al suelo y alejarla.

Karin: Ahora si estoy viendo al guerrero que detuvo al ejército de Albion. – dijo mientras veía al rubio preparándose para el ataque, tal vez fue dura con el chico, pero sí escuchó cómo fueron los relatos y quería presenciar eso. El duque estaba igual de sorprendido mientras que el pelirrojo gira y se lanza nuevamente al ataque.

Los patriarcas no se quedan atrás y hacen ataques combinados entre magia y armas, pero la diferencia de la fuerza era alta, el Uzumaki era más fuerte de lo que tenían espectado ya que en un golpe con su espada, empuja a ambos contra la pared. Kenichi no se detuvo y entierra la espada en el suelo, atrapando la capa del duque y dejándolo inconsciente con un golpe karate.

Kenichi: Uno menos. – deja la espada y corre hacia la duquesa quien con sus reservas que tenía, genera una tormenta de viento cortante, a este punto muchos tuvieron que cubrirse porque era el ataque más devastador.

El Uzumaki ve cómo el viento arrasaba todo alrededor de la duquesa. Kenichi cierra los ojos y gira los brazos con total calma para colocarse en una posición de carga, un brazo adelante y el otro apoyado en su cintura. La duquesa tenía el ataque preparado y lo arroja con toda potencia, era diez veces más peligroso que el tornado cortante de hace tiempo, esa técnica fue la razón por la que la llamaron Karin el Fuerte Viento y su hazaña en un puente que los llevó a la victoria en su juventud.

Kenichi por su parte tenía preparado su puñetazo mientras el aura se intensificaba y extiende su puño. Toda la energía que tenía concentrado estaba en el puño y sólo tenía que soltarlo en el momento adecuado. El hechizo se acercaba, era lento pero fatal, por donde iba, lo arrasaba, el rubio sentía el viento cortante pasando por su aura e hiriéndolo levemente.

Eleonore: ¿Qué hace? ¿Por qué no ataca?

Cattleya: Está esperando el momento. – dijo mientras se cubrían del viento devastador.

Kenichi: ¡Golpe....- sentía que el viento lo iba a empujar en cualquier momento. - ¡DEL DRAGÓN! – el puño que estaba en la cintura, se dirige hacia el centro del ataque.

Fue un momento, un breve muy breve momento que el cabello del Uzumaki creció, uno muy grande mientras que de su mano, salió toda la energía concentrada, formando un dragón, no uno de los que los magos conocen, era un dragón distinto, "un dragón oriental".

El dragón atraviesa el hechizo del viento con violencia, los vientos cortantes comenzaban a dispersarse mientras que dañaban el lugar, incluso logró dejarle un corte profundo en el pecho, formando una X. Pero su ataque fue efectivo y dispersó el hechizo por completo, además de dejar el cielo despejado dado que era un amanecer muy nuboso.

Karin veía con sorpresa aquel ataque y veía al pelirrojo tomando bocanadas de aire para recuperarse dado que ese ataque fue muy fuerte y consumió gran parte de su reserva, para luego tomar la espada y camina hacia la duquesa quien ya había gastado su energía con ese ataque y pese a que se recuperara, no sería eficaz contra él.

Karin: Acepto mi derrota, has demostrado tu valor joven Uzumaki. – suelta su estoque mientras da una reverencia.

Eso dejó callados a todos, la duquesa rindiéndose e inclinándose era algo que no pasaría.

Kenichi bajó los brazos mientras recuperaba su respiración y sentía el dolor en su pecho debido al corte profundo, la sangre salía y el con el frío le incomodaba un poco y cayó en una rodilla mientras sentía su cuerpo pesado y miraba el puñetazo que lanzó, mostrando algunas quemaduras.

Karin: Atiendan sus heridas ¡Deprisa! – los siervos se dirigen a auxiliar al Uzumaki.

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Kenichi tuvo que ser obligado a tomar un breve descanso, pero al menos pudo comer un buen buffet mientras que sus heridas se sanaban.

Cattleya: Buenas tardes Kenichi-san. – el pelirrojo sonríe.

Kenichi: Hola Cattleya-san. ¿Cómo está el diagnóstico?

Cattleya: Tu recuperación es inmediata, ya puedes levantarte. – el pelirrojo sonríe- - Sin embargo, sugiero que descanses.

Kenichi: No puedo, tengo que regresar con Louise, tengo que darle este regalo. ¿Por qué no puedo regresar?

Cattleya: Tu gasto de energía y tu herida te ha dejado en recuperación y no podrías aguantar un viaje de regreso. Se acerca una tormenta.

Kenichi: ¿No se supone que tendrías planes para con Aajo?

Cattleya: Sí y está en camino, sería mejor que te quedes en esta ocasión.

Kenichi: No... - se levanta de la cama. – Debo ir, debo volver, no vine aquí a conseguir un buen regalo y quedarme, tengo que volver, aún si tengo que dejar a mi compañero aquí.

Cattleya: ¿Estás seguro? – el pelirrojo se coloca su gabardina.

Kenichi: Esperé mucho tiempo con este plan, no puedo estropearlo. – da un salto. – Debo ir muy ligero para llegar porque si habrá tormenta, el camino será más difícil. – se dirige hacia la puerta.

Cattleya: Kenichi-san. – el pelirrojo la mira. – Le deseo buen viaje y felices fiestas. – el pelirrojo asiente y levanta el pulgar para retirarse.

El pelirrojo estaba dirigiéndose hacia la salida del castillo, no tenía ningún minuto que perder, aunque pasó por los establos y ahí estaba su compañero, quien se había emocionado pero el pelirrojo se acerca y le da un abrazo.

Kenichi: Lo lamento Blackstorm, pero la tormenta se acerca y será peligroso para ti. – el caballo da un ruido de inconformidad. – Lo lamento amigo, pero debo regresar rápido y no quiero perderte en esta tormenta de nieve. – su compañero baja la cabeza. – Sé que es duro, pero te prometo que vendré por ti. – le da un abrazo y le da una palmada en el lomo. – Cuídate mucho.

Sigue avanzando hacia la salida principal y ahí se encuentra con los patriarcas Valière, el pelirrojo frena y los mira por unos segundos.

Karin: ¿Piensas irte aún sin recuperarte?

Kenichi: Ahora que tengo su aprobación, debo regresar, ese era el regalo que le tenía preparado.

¿Con todo y el anillo? – el pelirrojo asiente.

Kenichi: Sí, pero sólo me faltaba la aprobación de ustedes y ahora que lo conseguí, quiero darle este regalo. Pero debo darme prisa.

Karin: Sí que es un imprudente, pero le deseo suerte, no me gustaría que mi yerno pierda la vida tan pronto.

Kenichi: Jeje, no se preocupe, no moriré por una tormenta como esta. – procede a correr con toda la energía que recuperó, era un largo viaje pero tenía que regresar antes de la tormenta y sin caballo, podría tomar algunos atajos.

Espero que llegue a tiempo. – dijo el duque mientras su esposa lo toma de la mano. - ¿Karin?

Karin: Lo subestimé desde el principio. Lo hice pelear sabiendo que todas las hazañas que hizo y cómo quiere a mi hija es lo suficientemente digno para que sea el esposo de mi hija.

El pelirrojo seguía corriendo mientras que veía cómo el castillo comenzaba a alejarse, aún tenía un largo viaje y notaba que el cielo poco a poco empezaba a llenarse de nubes, a pesar del sol.

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Aaron estaba preparando su maleta para viajar a la mansión Valière, tenía todo e incluso su regalo para su pareja. Anda por los pasillos y se topa con Kirche y Tabitha.

Kirche: ¿Ya te vas?

Aaron: Sí, tengo un reporte que la tormenta estará intensificándose y debo irme ahora. – abraza a la pelirroja. – Que pasen buenas fiestas.

Tabitha: Decimos lo mismo Aajo. – es abrazada por el pelinegro.

Aaron: Y ojalá Kenichi esté casi cera o tendrá que pasarla allá porque esta tormenta será muy fuerte.

Kirche: Conociéndolo, hará hasta lo imposible para llegar aquí, hizo todo esto por ella, no echará marcha atrás.

Aaron: Sí, pero hay veces que su valentía puede llegar a ser una locura. Sólo espero que no se exceda con sus locuras. – procede a subirse a su dragón. – Bueno, me voy. Cuídense.

Kirche: ¡Nos vemos! – el dragón del pelinegro se eleva por los aires y se va a gran velocidad en medio del cielo oscuro. – Por lo visto, la tormenta va a ser fuerte, espero que estén bien ambos.

Tabitha: Debería pedirle ayuda a Sylphid.

Kirche: Recuerda que aún no está acostumbrada al clima helado y sus vuelos son cortos.

Tabitha: Lo sé, pero.. – ve a Louise sentada y tratando de tejer un suéter.

Kirche: Al menos está bien, sólo espero que llegue antes de que la tormenta lo cubra todo.

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El pelirrojo estaba sentado, comiendo un trozo de carne de animal que cazó en el camio y como ya era de noche, tenía que descansar, aunque tenía que colocar leña al fuego.

Kenichi: (El viento se hace cada vez más fuerte. – da otro mordisco mientras sentía una brisa helada pasar, moviendo un poco su fogata. – Qué frio. – toma un poco de agua mientras seguía degustando de la carne. Se sentía feliz por lo que consiguió y sólo quería llegar lo más pronto posible, pero aún tenía mucho por viajar.

Después de haber comido, procede a echarse cerca de la fogata y dormir lo más pronto posible mientras miraba el cielo, todo oculto y no se podía ver las lunas, apenas había una estrella.

Louise había ido a la habitación después de haber avanzado con su suéter, pero quería dormir a buena hora, ella mira la ventana e igual, el cielo estaba lleno de nube y apenas logró ver la estrella, se queda mirando mientras poco a poco cerraba los ojos y por un momento, dio la impresión que estaban acostados juntos.

Louise/ Kenichi: Quiero verte pronto. – cierran los ojos poco a poco y se quedan dormido.

A la mañana siguiente, el pelirrojo se levantaba con algo de frío, se frota los brazos mientras daba un suspiro pero nota que estaba saliéndole vapor, dejándolo en shock, mira a su alrededor y nota que había algo de nieve cubriendo el árbol donde se colocó e incluso había nieve sobre la fogata.

Kenichi: Carajo ¿Cuánto tiempo he dormido? – se levanta y sacude su chaqueta para tomar su arma y seguir avanzando. – (Tengo que darme prisa.)

Estuvo corriendo un buen rato, pero sentía algo de peso en su cuerpo y el aire frío le entraba en los pulmones y exhalaba vapor, cosa que no era bueno.

Kenichi estaba corriendo a gran velocidad mientras sentía que la fuerza de viento estaba aumentando y copos empezaron a caer, eso no le gustaba por que apenas estaba a punto de llegar a mitad de camino, anoche corrió mucho y pudo descansar, pero perdió tiempo por quedarse dormido por mucho tiempo.

A medida que avanzaba, sentía que el cielo se oscurecía más y que a la distancia, comenzaba a nublarse, lo cual era malo, si se acerca demasiado, perdería toda orientación y no podría regresar a casa. En medio del camino, tenía que rodear una montaña de gran distancia, no tenía tiempo que perder y empezó a escalarlo, aunque estaba algo empinado y peligroso porque la nieve estaba cayendo, además de que le caiga en la cara, también cae en donde tiene que colocar sus manos y pies para sujetarse, un paso en falso y no la contaba.

Escalar no era nada sencillo si no tenías conocimiento previo e incluso un equipo para estas cosas, claro que entrenaba en subir, pero lo hacía en cataratas y no en climas así de fríos debido al riesgo de resbalar o peor. Llegó a una corta zona plana donde podía descansar sin problemas, pero sentía la nieve caer, termina de reposar un poco más y sigue escalando. Era un largo trayecto, pero tenía que subir todavía, ya no le preocupará cuando tenga que bajar, excepto por las zonas donde haya hielo.

Sin embargo, tenía otro problema, como Cattleya le dijo, le faltaba recuperarse, puede que haya ganado el duelo, pero sus daños fueron moderados y las heridas además el desgaste de energía, lo dejaba en una mala posición y ahora está pagando factura.

Kenichi: Tch... - dirige su mirada hacia el lugar donde estaba el dolor, la herida que recibió por parte de Karin en el pecho y tenía forma de X, estaba abriéndose y la sangre estaba comenzando a salir nuevamente, cosa que le fastidiaba. – (Maldita sea, no ahora...)

Seguía subiendo, pero el dolor se sentía y con el aire frío, se sentía mucho más, trató de ignorarlo y seguía subiendo, pero para su desgracia, colocó su mano en un borde de hielo y no alcanzó a aferrarse, haciendo que pierda el equilibrio y casi se caiga de no ser porque su otra mano se aferró a una roca, pero era algo afilada, por lo que la sangre no tardó en salir.

Kenichi: Grrrrrr.... – trataba de no mirar hacia abajo y buscaba colocar sus pies en un lugar fijo, pero sentía que al estirarse, la cicatriz del pecho se estaba abriendo, además de otras heridas del cuerpo. – (Mierda, si esto sigue así, el frio me afectará más.)

Mira a su alrededor y logra encontrar una superficie firme para colocar su mano y aferrarse, luego coloca sus pies en una superficie sólida y segura para luego seguir subiendo, aunque a un ritmo más lento que antes debido al dolor y a sus heridas.

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Louise estaba en la cocina de la academia, su pelirrojo solía ir ahí a degustar algunos manjares, pero ahora no estaba y quería verlo.

Siesta: Señorita Valiere. ¿Cómo ha estado?

Louise: Estoy bien, sólo vine a dar una visita.

Siesta: Ponte cómoda, te serviré. – la peli rosa se sienta y estaba mirando a su alrededor mientras veía la ventana y notaba que la nieve caía, dándole un poco de frío. – Aquí tienes. – Le da chocolate caliente.

Louise: Gracias. – procede a beber un poco. – Está agradable.

Siesta: También extraño a Kenichi-san, me preocupa que haya salido en medio de este clima fuerte.

Louise: Trato de no pensar en eso, sólo deseo que esté bien.

Siesta: Por lo visto, ya no estás enojada con él.

Louise: Sigo un poco enojada para ser sincera, pero él hizo una promesa y no la romperá por nada del mundo, él lo dijo ¿No?

Siesta: Su familia si hace una promesa, se encargará de cumplirla sin importar qué.

Louise: Sí, aunque. – sigue tomando su chocolatada. – No sé por qué siento inquietud.

Siesta: ¿Será por el clima?

Louise: No estoy segura, pero tengo esa sensación. – dijo mientras dirige su mirada hacia la ventana nuevamente y esa sensación la incomodaba aún más.

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El tiempo pasaba, Kenichi notaba que el cielo empezaba a oscurecerse, señal que estaba apagándose y recién estaba bajando de la montaña, era alta y larga pero si la atravesaba, ya sería una distancia más corta y sólo le quedaría unas horas para llegar a la academia, pero había un problema, uno fuerte.

La tormenta estaba más cerca y la nevada, pasó a ventisca, no podía avanzar mucho con toda esa nieve cubriendo el lugar y cegando de vez en cuando su camino, apenas pudo divisar la bajada antes de que llegara el aumento de nieve y ahora debía bajar con mayor cuidado.

Salto tras salto, estaba descendiendo ahora aunque tenía que tener cuidado con las zonas profundas, da otro salto y casi se cae del un borde pero logra usar su pie como freno, miraba a su alrededor y notaba que la ventisca aumentaba y su rango de visión disminuía.

Kenichi: Carajo, no debo perder el rastro o estoy jodido. – Sigue avanzando con cuidado, aunque ahora ya ni podía ver la profundidad, tenía que usar sus sentidos al máximo y pudo salvarse de las caídas.

Para su mala suerte, la ferocidad de la ventisca se incrementa y ya lo estaba desorientando. Siguió avanzando y ya se sentía perdido, por lo que él toma la decisión de usar un poco de la energía de reserva, junta sus brazos y genera una explosión de aura de ki.

Kenichi: ¡HAAAAAAAAAAAAAAAA! – la nieve era removida con tanta fuerza y junta sus brazos. - ¡KAMEHAMEHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

Su ataque despeja el camino por leves segundos para luego enviarlo al cielo, notando que estaba en la dirección correcta.. El pelirrojo sonríe y avanza a gran velocidad aunque claro, ese consumo de energía sólo tenía que usarlo en casos de emergencia.

........

La noche había caído, el pelirrojo ya casi llegaba al camino nuevamente pero la ventisca se hizo muy pesado, afortunadamente encontró una pequeña cueva para pasar la noche, pero lo malo es que no había nada de leña y como quería viajar ligero, pues ahora estaba sin nada y ese abrigo no le daba el suficiente calor. Resignado, procede a pasar la noche así, aguantando el fuerte frío bajo la tormenta.

A la mañana siguiente, el Uzumaki se levantaba pero sentía su temperatura alta, eso era lo peor que le podría pasar en medio de la tormenta de nieve. Trataba de levantarse, pero su cuerpo le falló al primer intento, además que notaba que su mano estaba temblando.

Kenichi: (Esto no es bueno...nada bueno...) - ve que su corte profundo tenía sangre algo congelada y manchó su ropa, esperaba que no se abriera nuevamente. – (Debo seguir...no puedo quedarme aquí.)

Trata de seguir avanzando lo más rápido que podía pero estaba jodido, se lo advirtieron pero era arriesgado y ahora está pagando las consecuencias, tenía que caminar, pero era peligroso con su estado actual. Nuevamente perdió el camino, por lo que tuvo que usar la misma táctica que usó el día anterior, pero su poder se le agotaba.

Kenichi: (Cattleya tenía razón..... jejeje...) – ve el camino y sigue avanzando lo más rápido que podía pero sentía que su temperatura corporal estaba disminuyendo. – (Mal-Maldición....)

Aún tenía un largo tramo para llegar a la academia, por lo que avanzaba como podía, pero poco a poco, sentía que sus fuerzas estaban disminuyendo y sus pasos disminuían, su respiración se hacía cada vez más pesada hasta que su cuerpo cae de rodillas, sus latidos disminuían y terminó derrumbándose.

Su imprudencia estaba a punto de cobrarle factura.....

//==//==//==//

Kirche estaba buscando a Louise, le pareció extraño que no la encontrara en su habitación, se dirige al patio, aunque se sentía la ventisca con fuerza y para su sorpresa, ahí estaba, con algo de abrigo mientras estaba a punto de salir de la academia.

Kirche: ¡LOUISE! – aún con la ventisca, procede a alcanzarla.

La peli rosa tenía su abrigo y estaba saliendo con un maletín pequeño, estaba a punto de salir pero la pelirroja lo detiene.

Kirche: ¿Qué rayos estás haciendo?

Louise: Voy a salir un rato.

Kirche: ¿Con qué razón harías eso? La tormenta ha aumentado y no podrás ir a la ciudad con estas condiciones.

Louise: No iré a la ciudad, algo me está inquietando y quiero saber qué es.

Kirche: ¿Estás loca? ¡No puedes salir así!

Louise: ¡Debo hacerlo! ¡No me detengas!

Kirche: Eres tan testaruda como él, no puedo dejarte así. Iré contigo si vas a insistir.

Louise: Pero...

Kirche: Uso magia de fuego, eso nos ayudará en medio de esa tormenta de nieve así que no discutas.

Louise: Está bien, pero vamos de una vez, tengo un mal presentimiento.

Kirche: ¿Pero a dónde?

Louise: Por allá. – señala hacia un punto en específico.

Kirche: ¿Estás segura?

Louise: Mis instintos dicen que es por ese camino.

Kenichi trataba de avanzar, aunque se estaba arrastrando por la nieve pero su condición, lo dejaba al borde de la inconsciencia, su herida abierta, su sangre congelada, su cuerpo sin responder, su temperatura corporal fallando, las tenía todas de perder. Hasta que una sombra se aproxima.

El pelirrojo levanta su mirada por unos segundos, era una figura grande y con alas, apenas pudo ver su rostro por un segundo para quedar inconsciente mientras que la figura se acercaba.

//==//==//

El tiempo pasaba, Louise y Kirche estaban avanzando como podían pero la ventisca era fuerte, aún con un hechizo de fuego para protegerlas, la tormenta no les daba mucho avance y como iban las cosas, era mejor regresar o morir.

Kirche: Louise, la ventisca está aumentando, tenemos que regresar. – dijo mientras trataba de concentrar su hechizo para cubrirlas pero Louise no quería detenerse, avanzaba y no le importaba si salía del rango del hechizo de protección. - ¡ESPERA!

Louise: ¡No lo haré! ¡Debo seguir! – sale de la cúpula y avanzaba a pesar del fuerte viento.

Kirche: ¡LOUISE! -corre y trata de alcanzarla, pero la tormenta se intensificaba, tenían que regresar urgentemente, pero Louise no quería hacer caso y sólo avanzaba. - ¡NO COMETAS UNA LOCURA, ÉL NO TE LO PERDONARÍA!

Louise: ¡No puedo quedarme quieta! ¡Debo seguir! – pero se detienen al sentir una ráfaga de viento dirigirse al sentido contrario haciendo que ambas se cubran, frente a ellas estaba un dragón, de una naturaleza distinta, incluso para los elfos que desconocían mucho de ese tipo.

Kirche: ¿El dragón de la tormenta? ¿Qué hace aquí? – era claro que en ninguno de los cuatro reinos es su habitad y pagarían una gran fortuna, terrenos y sirvientes para tener uno.

Louise y Kirche estaban con la guardia alta por esa situación, no sabían lo que pasaría, el dragón acerca su mirada a la peli rosa para reconocerla, ella sólo se quedó quieta y antes de que diga algo el dragón se agacha, mostrando al pelirrojo inconsciente en el lomo, ambas la reconocen y se acercan.

Louise: ¡KENICHI! – lo levanta con cuidado y toma su mejilla. - ¡Kenichi, por favor, despierta!

Kirche: Oh dios... está muy grave, tenemos que llevarlo a la academia pronto. – el dragón da un gruñido. - ¿Eh?

Louise: Sube. – la pelirroja lo mira. - ¡Sube ya y guía al dragón! – Kirche entendió y procede a su bir para hacer que el dragón extienda sus alas y empuje la ventisca como si nada y se regresa a la academia con ayuda de la pelirroja.

Por su parte Louise estaba tratando de despertar a su pelirrojo pero no reaccionaba y su temperatura estaba muy baja, ella da un suspiro y procede a abrirse el abrigo y la camisa, para llevar el cuerpo del pelirrojo su pecho y abrazarlo.

Louise: (Resiste por favor, ya falta poco para que lleguemos. Has pasado cosas más fuertes, por favor...Kenichi...) – le estaba saliendo una lágrima mientras apretaba más el abrazo.

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Kenichi lentamente abría los ojos, por un momento creía estar debajo de mucha nieve, estaba tan aturdido que estaba en un campo blanco, todo pacífico tormenta ni nada, todo estaba cubierto de nieve y pudo ver un camino más adelante, él se levanta con dificultad, sus heridas estaban cerradas, la sangre que soltó ya no estaba, sólo sentía una completa paz.

Kenichi: ¿Dónde estoy? – camina un poco pero se sentía más liviano, no sentía su cuerpo pesado ni nada. – Todo esto....es tan pacífico.

Nuevamente mira el camino y se dirige por ahí, estaba dando algunos pasos, pero se detiene por instinto, tenía la sensación que si avanza no podría regresar.

Kenichi: ¿Qué tenía que hacer? – coloca su mano en la cabeza y trataba de recordar. – Estaba regresando pero ¿Para qué? ¿Qué estaba haciendo?

Los recuerdos eran algo borrosos pero seguía tratando de recordarlos, en su corazón sentía que eran muy importante, voltea y nota una llama en el suelo.

Kenichi: Esto es... - se acerca y nota que la llama estaba débil, por lo que separa un poco de nieve alrededor y coloca sus manos alrededor, haciendo que la llama empiece a crecer. - ¿Eh? – la llama se intensificaba más y más hasta que lo deja cegado.

Kenichi nuevamente abre los ojos y ya no estaba en el campo blanco, ahora estaba en una habitación, eso lo dejó confundido, estaba en el campo y ahora estaba en este cuarto, trata de levantarse pero ahora sentía su cuerpo adolorido, lo examina y nota unos vendajes, su temperatura volvió a la normalidad y se toma de la cabeza.

Kenichi: ¡Lo recuerdo! ¡Lo recuerdo todo! ¡Por fin lo recuerdo! – siente algo de dolor en su cuerpo pero nota un poco pesado sus piernas, la peli rosa sentada y dormía sobre sus piernas, sacándole una leve sonrisa. – Ay Louise, al menos deberías dormir bien.

Toca suavemente su mejilla pero eso hizo que la peli rosa despertara de forma brusca y vea al Uzumaki completamente despierto, lo toma de la mejilla, creyendo que aún estaba soñando pero no, realmente estaba ahí, despierto y se le veía recuperado, no dudó ni un segundo y lo abraza con fuerza, gritando su nombre.

Louise: ¡Por fin despertaste! ¡Grandísimo tonto, me tenías muy preocupada!

El pelirrojo sólo sonríe y corresponde el abrazo mientras escuchaba los sollozos de la peli rosa por lo que le da unas palmadas en la espalda y acariciaba tu cabeza.

Kenichi: Tranquila Louise estoy bien. – besa su cabeza mientras seguía acariciando su cabello, ella se separa y lo mira al rostro, quería verlo después de tiempo y lo toca, pero una vez que lo hizo, una vez que se aseguró de que estaba bien, los llantos pasaron a enojo.

Louise: ¿QUÉ ESTABAS HACIENDO? ¡¿EN QUÉ PENSABAS IRTE COMO SI NADA Y ARRIESGARTE EN ME DIO DE ESTA TORMENTA?! ¡TE VAS Y NO ME DIJISTE CON ANTICIPACIÓN! ¡NO SABÍA CUÁNDO REGRESARÍAS PERO TE ESPERABA! ¡ME PREOCUPÉ DEMASIADO CUANDO LA TORMENTA LLEGÓ, NO SABÍA QUÉ ESTABAS HACIENDO, DÓNDE ESTABAS! ¿¡POR QUÉ?! ¿POR QUÉ HACES QUE ME PREOCUPE ASÍ,? ¡ME TENÍAS MUY....! – el pelirrojo la interrumpe con un beso. - ¡MMMMMMMPHM!

Ella estaba aturdida por el acto repentino del pelirrojo, ella trataba de moverse, pero el pelirrojo la tenía bien sujetada de la mejilla, ella seguía con su enojo, pero sentir el beso prolongado hizo que poco a poco cierre los ojos y corresponda, hasta que se separan por falta de aire.

Kenichi: Louise, sé que estás enojada y estás en tu derecho, pero me da mucho gusto verte de nuevo y sí, asumo la responsabilidad de mis actos, pero me siento feliz al verte, aunque creí que no la contaba por la tormenta jeje... - se rasca la cabeza.

Louise: Eres un grandísimo tonto. – lo abraza y lo tumba a la cama, pese a que la posición era algo incómoda, no quería soltarlo. – No te vayas de mi lado y si vas a viajar, entonces llévame contigo. ¿Entendiste? – lo mira a los ojos mientras que el Uzumaki sonríe nuevamente y toma su mejilla.

Kenichi: Créeme Louise, la próxima vez vendrás, la siguiente y todas las futuras aventuras que vayamos a tener. – la peli rosa lo mira con confusión.

Louise: ¿Qué quieres decir?

Kenichi: Te lo diré después, sé paciente. – dijo mientras acariciaba su mejilla y ella, ruborizada, coloca su cabeza en el pecho.

En eso la puerta se abre y Siesta, Tiffania, quienes también querían visitarlo, se emocionan al verlo despierto, el Uzumaki esboza una sonrisa y levanta la mano en seña de saludo, pero es a brazado por ambas, dejando a Louise sin su pelirrojo.

Louise: ¡OIGAN! – exclamó enojada.

Siesta: ¡KENICHI-.SAN! ¡GRACIAS A DIOS ESTÁ BIEN! – exclamaba con alegría y lágrimas.

Tiffania: Nos preocupó mucho, creí que iba a esperar a que se disipe la tormenta. – dijo con mucha preocupación.

Kenichi: Lo lamento por preocuparlas. – dijo con algo de culpa por preocuparlas a todas sin excepción.

Por fin despiertas, nos diste un buen susto. – el pelirrojo mira a la puerta y nota a la amiga de Tiffania, Beatrice, quien estaba con una mirada seria pero se le notaba la preocupación.

Kenichi: También te extrañaba. – la rubia lo abraza con fuerza mientras se escuchaba sollozos.

Beatrice: ¡Grandísimo idiota! – Kenichi solo la abraza, reconocía su error, fue una gran locura atravesar la tormenta y más aún con las heridas que recibió.

Louise: Casi se me olvida, quiero saber qué pasó... - quita la sábana y señala la cicatriz del pecho, las chicas. - ¿Quién te hizo eso?

Por un momento las otras chicas tuvieron un derrame nasal por los músculos marcados pero se bajaron al ver las heridas y la cicatriz con forma de X en el pecho, todas lo tocaron y se sentía muy profunda, además que tocaron, sacándole un poco de dolor al Uzumaki.

Siesta: ¿Qué le pasó Kenichi-san? Tienes muchas heridas pero esa se ve más dolorosa y profunda.

Kenichi: Jejeje, es una larga historia, pero se las contaré después. – todas hacen un puchero ¿Por qué tanto misterio? – Pero por el momento me siento feliz de haber regresado.

Louise: En eso tienes razón. – el pelirrojo procede a levantarse. – Espera, aún no...

Kenichi: Descuida, ya no voy a salir a ningún lado, sólo que no quiero estar en esta habitación. – procede a salir pero la peli rosa lo toma de la mano.

Louise: Pues voy contigo, después de preocuparme, no te quitaré de mi vista por un tiempo. – el pelirrojo ríe nervioso.

Kenichi: Está bien, ven conmigo.

El grupo se dirige al comedor principal, donde estaban sus amigos y miembros del escuadrón de caballeros Ondine quienes lo recibieron alegremente, además que se les fue la preocupación al verlo sano y ya en pie nuevamente.

Osmond: Oh, joven Uzumaki, veo que se ha recuperado. – el pelirrojo da un asentimiento.

Kenichi: Es bueno verlo director.

Osmond: ¿Y pudo lograrlo?

Louise: ¡OIGA! – dijo enojada por esa pregunta, además que fue por eso que él se fue aunque ella no sabía el por qué.

Osmond: Me disculpo señorita Valiere. – da un a reverencia. – Fue mi culpa de que se fuera antes de la tormenta.

Kenichi: Tranquilo director, yo había aceptado y lo bueno es que lo logré. – dijo con una sonrisa mientras levantaba el pulgar.

Osmond: Eso es bueno, espero que después me cuente con detalle. – el Uzumaki da un asentimiento. - ¡Bueno, todos prepárense que el banquete estará por servirse. – todos se emocionaron y se dirigen a sus asientos.

Kenichi: Casi se me olvida. ¿Cómo fue que llegué aquí?

Osmond: ¿En serio no lo recuerdas?

Kenichi: No, me desmayé cuando bajé de la montaña.

Louise: De hecho, fue un dragón quien te salvó. – el pelirrojo la mira extrañado. – El dragón de la tormenta.

Kenichi: (Veldora Tempest....) – estaba completamente sorprendido pero recordó cuando lo conoció en medio del desierto después del conflicto con los elfos.

//==//==//==//

Él había puesto a salvo a Tiffania después de lidiar con algunos guardias quienes tenían órdenes de traerlos vivos o muertos, aunque se notaban de lejos que querían matarlos porque no soportaban la idea de que exista una semi elfo y preferían eliminarla, causando su furia.

Claro que no los mataba porque prefería evitar una guerra más a toda costa, pero tampoco sería compasivo con ellos, tuvo que buscar un camino seguro para seguir avanzando, sin embargo, la ciudad era un laberinto y para peor, sus prisiones eran peor, pero para su suerte, se detuvo en una celda especial, una celda que se dirigía a lo más profundo y tenía la sensación de ingresar. Una vez lo hace, se encuentra un dragón encadenado, sus alas estaban completamente retenidas, incluso su cola y apenas podía mover su cabeza.

Vaya, tengo un visitante, no he tenido uno en mucho tiempo. – dijo con voz imponente.

Kenichi: Tal parece que no soy el único a quien encierran de forma injusta. – el dragón lo mira y lo olfatea.

No eres uno de esos estúpidos elfos, ni siquiera humano ¿Qué eres? – el pelirrojo se acerca a una distancia "vulnerable".

Kenichi: Sólo soy un saiyajín, que....- mira sus cadenas. – Al igual que tú, me encerraron, sólo que me las arreglé para escapar.

¿Y por qué te encerraron? – dijo mientras acercaba su cabeza con tal de intimidarlo pero el pelirrojo ni se inmuta.

Kenichi: Creen que soy un demonio por poseer unas runas, pero ni ellos ni nadie me van a fastidiar, así que me largaré de este lugar. Y puedo ayudarte también.

Como si necesitara tu ayuda, yo mismo saldré de ahí. – dijo mientras se hacía el arrogante pero el pelirrojo lo mira con calma.

Kenichi: ¿Y cómo lo harás con esas cadenas? – el dragón se calló. – Mira, te ayudaré pero necesito que me saques de esta tierra de los elfos.

¿Qué me garantizas de tu libertad? De seguro eres como esos elfos. – exclamó con desconfianza.

Kenichi: Tienes mi palabra. – corre y destruye cada cadena que lo tenía sujeto, hasta que queda completamente libre. – Bien, ya no tienes restricciones. – se dirige a la puerta.

¿Así de fácil? – el pelirrojo lo mira.

Kenichi: Pues sí, pero si no me ayudarás, no hay problema, pero de aquí saldré con mi amiga de una u otra forma. – dijo mientras abría la puerta y estaba a punto de irse.

Bien, te ayudaré. – el pelirrojo lo mira. – No me malinterpretes, es parte del código de honor.

Kenichi: Es-Está bien. – dijo con una gota de sudor. - ¿Y tienes un nombre?

¡Siéntete orgulloso de conocer al dragón de las tempestades, el dragón de la tormenta. ¡El único, Veldora Tempest! – el pelirrojo tenía una gota de sudor mucho más grande.

Kenichi: Ok, pero será mejor que me sigas, tengo que ir por alguien primero para luego escapar de este lugar. – procede a salir y el dragón lo sigue.

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El Uzumaki recordó cuando le ayudó de un ataque contra los elfos justo antes de que escapar, así que supuso que era para saladar la deuda, haciéndolo sonreír y nuevamente mira a la ventana.

Kenichi: (Supongo que con eso, estamos a mano, gracias Veldora.)

Lejos de la academia, estaba el dragón que observaba el lugar donde dejó a su amigo, da un rugido mientras extiende las alas y comienza a volar.

Veldora: (Volveremos a vernos, Uzumaki) – se va de ahí.

Kenichi: Bueno, le doy las gracias al dragón por salvarme la vida y poder volver a verte nuevamente. – abraza a la peli rosa quien sonrojada, procede a abrazarlo.

Después de ese reencuentro, proceden a disfrutar del banquete, todos se divertían, los chicos bebían, Guiche andaba de mujeriego, Montmorency lo regañaba, Kirche coqueteaba a Colbert, Tabitha disfrutaba de las comidas, pero Louise no estaba, el pelirrojo la había llamado para algo.

Louise: ¿Kenichi? – estaba viendo al Uzumaki quien estaba algo nervioso, se le notaba por la mirada.

Kenichi: Gracias Louise, me alegra que estés aquí, ven, sólo estamos tú y yo. – la peli rosa se sienta a su lado y lo mira. – He esperado algo de tiempo para esto y créeme que me siento nervioso.

Louise: Sea lo que me tengas que decir, pues dímelo. – trataba de animarlo a su manera.

Kenichi: ¿Sabes por qué me fui? – ella lo mira. – Fue para ver a tus padres.

Eso la dejó sin palabras ¿Su familiar/novio se fue al territorio de la familia Valière? ¿Por qué? ¿Con qué motivo fue? ¿Acaso era para hablar algo con sus padres o con su hermana? Estaba tan llena de preguntas pero el pelirrojo la detiene, como si hubiera leído sus pensamientos.

Kenichi: Fui a hablar con tus padres de un tema importante. Algo que realmente consideré prioritario, además de hacerlo de la mejor forma posible.

Louise: ¿Qué quieres decir?

Kenichi: Pues Louise, hemos pasado mucho tiempo juntos y realmente hemos vivido muchas aventuras, aprendí mucho de ti como tú de mí, tuvimos conflictos pero supimos llevarlo hacia adelante. Pasamos por momentos fuertes y dolorosos pero no nos hemos rendido. Aceptaste mis valores y defectos, como yo lo hago con os tuyos y bueno....quiero...darte esto... - saca una cajita y se la da a la peli rosa.

Ella lo examina y lo abre, lo que había entro la dejó sin palabras, mira lentamente al pelirrojo quien estaba tan nervioso y sonrojado como nunca, al punto que competía contra su propio cabello.

Kenichi: Louise, quiero casarme contigo, quiero formar una familia contigo. – Louise toma el interior de la caja, resultando ser un anillo, se veía una joya brillante para luego ver al pelirrojo nuevamente.

Louise estaba cargada con sus emociones, pero la que más resaltaba era la felicidad, la felicidad al escuchar esas palabras de quien ama y antes de que el pelirrojo le diga algo, es besado por la peli rosa, el beso fue tan intenso al punto que se quedan sin aire.

Kenichi: T-Tú...

Louise: ¡Sí! ¡Acepto! ¡Quiero ser tu esposa y formar una familia contigo! – dijo con una gran felicidad.

Kenichi sonríe y la peli rosa extiende la mano, entendiendo el mensaje y le coloca el anillo, pero al mismo tiempo nota unas lágrimas caer, el Uzumaki se asustó pero ella lo toma de la mejilla con la otra mano.

Louise: Son lágrimas de felicidad. – procede a limpiarse para luego mirar el anillo en su dedo. - ¿Cuán...?

Kenichi: De hecho, le pedí ayuda a Guiche con eso, como él tiene gustos por las joyas y me enseñó a forjarlo, aunque fue complicado, dado que no te pregunté por el tamaño del dedo y tuve que guiarme cuando te tomaba de la mano.

Louise: Ay Kenichi... - dijo con una sonrisa tierna pero luego para a preocupación. – Un momento, si estás haciendo eso, entonces...

Kenichi: Sí, es lo que te imaginas, fui a hablar con tus padres.

Louise: ¡Y esa cicatriz! – señala su cuerpo, en especial el lugar donde tenía la cicatriz en forma de "X".

Kenichi: Bueno...el requisito era un duelo contra ellos y me doy cuenta del por qué son una de las familias más temidas y respetada por generaciones.

Louise: Por un lado, sí, tienes razón, en su juventud mi madre era la más temida entre las filas, sobre todo por su lema, mi padre también es un gran mago, aunque creí que tendrías ventaja por tu linaje.

Kenichi: No tanto porque fueron con sus hechizos elementales a la primera y si el tornado del castigo fue doloroso, pues esta vez, sus ataques fueron tres veces más dolorosos todavía.

Louise: Ya veo, sé que era para que aprueben tu petición, pero estoy enojada por llevarlo a tal punto.

Kenichi: Tranquila, fue mi propia decisión lo que me llevó a hacer esto y no me arrepiento para nada.

Louise: Baka... - el pelirrojo acaricia su cabeza.

Kenichi: Es un precio que tuve que pagar para lograr esto. – ambos miran el cielo. – Este es mi regalo para ti.

Louise: Gracias. – acomoda su cabeza en el pecho. - Gracias mi preciado familiar. Conocerte fue lo mejor que me ha pasado, aprendí muchas cosas y gracias a eso, no sólo soy una mejor maga, también soy una mejor persona.

Kenichi: Yo debería darte las gracias. – ella lo mira. – Siempre valía por mí mismo y no dependía de otros. Pero cuando me invocaste, te conocí a ti, a los chicos, a Siesta, a Tiffania, aprendí que no todo el tiempo debo hacerlo todo solo, debo confiar en los demás, tú aprendiste de la humildad y yo del trabajo en equipo. – ella sonríe lo toma de la mano.

Louise: Te quiero Kenichi.

Kenichi: Y yo a ti. Felices fiestas... - ambos se quedan así mientras veían la nieve caer nuevamente y disfrutar del paisaje, deseando un año lleno de aventuras, viajes y muchas cosas para conocer, además que quedaba su promesa que irían al mundo natal del pelirrojo.

FIN DEL CAP.

Kenichi: Bueno lectores, esto habría sido un especial de fin de año,   pero como el autor se fue de vacaciones y no quería interrupciones (alta rima :V). Lo dejó y recién lo está publicando, espero les haya gustado...

Kenichi: No olviden dejar su comentario y estrellita. Sin más que decir, hasta la próxima y les de seo un buen año.

Saludos a:

Son-Legoshi-Parker50
Kaizer-Hellsing
IndraSsjRose
JoestarGhoulZ
PhantomEyes90
AshuraKure

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