Severus había perdido la cuenta de las copas de Whisky de Fuego que ya se había tomado.

Al parecer no eran muchas porque aún estaba alerta aunque algo aletargado.

No podía adormecer su mente lo suficientemente rápido.

Sentía un enorme vació en su corazón.

Incluso mas que aquél día que perdió a Lily.

Había probado las delicias del placer y el matrimonio con una buena mujer.

Siempre se preguntó porque Hermione lo había elegido para casarse.

Le había dicho que solo era para pasar esa ley.

Severus tuvo sus dudas, sin embargo, no lo pensó demasiado al estar presionados por el Ministerio.

Hermione nunca se quejó de la vida que llevaban, ni siquiera por tener que vivir en las mazmorras de Hogwarts.

En ese año enfermó 5 veces por toda la humedad, luego su cuerpo se adaptó.

Severus bufó y le dió un trago mas a su bebida.

Ya no sentía el ardór en la garganta sino en el estómago.

Hermione siempre le impedía beber de mas o beber con el estómago vacio.

La extrañaba mucho mas de lo que había imaginado.

Lo había cuidado con dedicación y él nunca le agradeció.

Cuando supo del niño fue un impacto, porque jamás había deseado uno.

Sin embargo, una vez que vió a ese niño, supo que Merlín le estaba dando algo valioso.

Ella, su ex esposa había tenido a ese niño con todas las dificultades del mundo y Severus jamás se enteró.

Se lo merecía, bien lo sabía.

Se arrepintió cada segundo de cada día después de que ella lo dejara y se quitara el anillo barato de plata que le había puesto para aquella boda.

Ese anillo lo llevaba en una cadena rodeando el cuello.

El mismo llevó ese matrimonio a la ruptura.

Haría lo que fuera por recuperar a Hermione y su hijo.

Odiaba que su hijo se viera igual que Draco y mas odiaba imaginarlo llamandolo papá, pero lo que no podía ver era imaginarla en la cama con otro hombre.

Se volvió loco cuando vió el Profeta con la foto de Draco arrodillado pidiéndole matrimonio.

Era algo que Severus nunca hizo, porque fue Hermione quien se lo propuso a él.

Tiró la copa hacia la chimenea.

De nada le había servido reclamar la herencia de los Prince si no tenía a Hermione.

Esa gran Mansión era solo un cascarón decorado por fuera sin convertirse en un hogar.

La primera vez que pisó esa Mansión sintió un escalofrío.

Luego se imaginó a Hermione en la cocina haciendo una maravillosa comida.

Soñó con esos dulces gemidos provenientes de ella saliendo de su habitación.

Y el maravilloso cuerpo de ella acurrucado al de él después de una intensa sesión de sexo.

Todo eso lo hubiera tenido sino hubiera besado a Lily.

Mas por el hecho de llevarla hacia el sillón en un arranque de pasión.

Al minuto de estar besandola, recordó a Hermione y su matrimonio, fue en ese momento que ella entró y los vió.

Recordaba su mirada y la decepción en su rostro.

En ese momento, él se dió cuenta totalmente de lo que había hecho.