Él me había criado para ser un fiel creyente de "ellos". Crecí creyendo que eran criaturas extraordinarias, admirando su naturaleza nata para todo. Incluso deseé más de una vez ser parte de ellos.

¿Por qué me engañaría entonces?

Mi padre, el rey Ambrose del océano sur decía que nuestros mejores aliados eran los humanos pero que nunca debíamos dejarlos vernos a la primera.

¿Por qué? Eso me preguntaba siempre.

Sin embargo, nadie se atrevía a desobedecer al rey. Mucho menos yo.

O bueno, eso decía hasta que los vi. Estaba ayudando a una amiga delfín a regresar con su familia cuando observé por el rabillo del ojo movimiento extraño. Poco después escuché ruido estruendoso pero para nada molesto, incluso me generaba un gran cosquilleo en todo mi cuerpo.

¿Qué era eso? ¿Quienes eran?

La curiosidad me invadió, así que decidí seguirla y averiguar quienes eran. Al acercarme puede ver lo que mi padre tantas veces me había descrito en sus historias de aventura; lo que teníamos nosotros de mitad de cuerpo ellos lo completaban con otras dos extremidades raras, tenían muy poco cubierto sus cuerpos, supongo que eran de los "humanos nudistas" que mi padre alguna vez contó. Y parecían divertirse sobre un raro pero lindo barco, casi parecía de alguna realeza.

¿También son príncipes y princesas? Me pregunte absorto en la curiosidad.

Y fue ahí cuando cometí el gran error: decidí acercarme más, sin disimulo alguno, sin miedo a que me vieran, y peor aún, llamando la atención de un humano.

Lo que más me sorprendió fue lo que hizo después; simplemente se tiró al agua, como si pudiera nada y respirar normal como nosotros.

¿Acaso era como una mutación entre nosotros y ellos?

Tarde entendí que no todos eran aliados, y extrañamente me ahogué en el proceso.

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N/A: recordatorio que no todos son aliados ni dicen la verdad completa.