Contexto: este microrelato lo escribí hace meses por un desafío aquí en wattpad. Sin embargo, lo edité un tanto y escribí la segunda parte con la misma cantidad de palabras por capricho.

El desafío contaba con relatar la reacción de nuestro personaje al ver a su ex pareja luego de largo tiempo gracias a las citas a ciegas. Espero les guste <3

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Vaya sorpresa.

No me esperaba verlo a él, después de tantos años, ¿sigue acá? Sin duda hay cosas que no me explico, y él es una de esas.

Se preguntarán qué por qué tanto el asombro mío hacia aquel chico...pues, fue con el chico que tuve mi primera aventura. Si, lo puedo recordar como si hubiera sido ayer, y fue hace ya unos cuatro años. Nada romántico, las ganas nos podían más que ñoñerías. Nos habíamos metido en un almacén de nuestra tienda favorita de videojuegos, nada cómodo pero como digo; la lujurias nos consumió y como estúpidos adolescentes hicimos caso a ello.

Joder, se ve muy cambiando. En aquellos tiempos solía llevar un look descuidado, algo atrevido. Ya saben; jeans casuales, remera suelta, zapatillas cómodas y el pelo sin acomodar, bastante común. Ahora...irreconocible. Cabello peinado apropósito desalineado, buzo suelto negro, jeans ajustados a juego en color y zapatillas grises, vans para especificar. ¿Como carajos puede prenderme así?

Oh diablos, se hizo el piercing que tanto quería...el del labio.

Él me recuerda, lo sé. Su sonrisa divertida con una mezcla de picardía lo delata. Me mira con atención, pero también como si no creyera a quien tiene en frente.

No eres el único que puede volverse más caliente, cariño.

—Te ves...wow —habla ya cerca mío.

—Lo mismo digo, Jael —me sonrojo levemente sosteniéndole la mirada.

—Así que...una app para citas, eh —sube y baja las cejas sin apartar su vista de mi.

—¡Oh, por favor! Cállate, ¿si? Fue culpa de Will, ni siquiera me interesaba esa idiotez —ruedo los ojos y me cruzo de brazos. Mala idea, sus ojos bajan a mis pechos, descarado.

—Lindos pechos —abro la boca indignada—. Gracias a esa idiotez, nos tenemos acá cara a cara, ¿no lo crees? —sube su mirada para encontrarse con la mía de nuevo.

—¿Tú no cambias, verdad? —lo miro mal—. Si hubiera sabido que eras tú, no hubiera venido, vaya pérdida de tiempo —finjo una queja.

¿Qué? Está bueno, no hace daño provocarlo.

—¿Pérdida? ¿Eso piensas? —se me acerca más—. Cariño, nunca es una pérdida de tiempo volver a vernos, y lo sabes —corre mi pelo de mi cuello y deja suavemente un beso ahí—, tu cuerpo lo sabe —murmura sobre mi piel. Se retira lentamente para verme con una sonrisa triunfal, ha logrado provocarme y se dió cuenta.

¡Eso no es justo! No juega limpio, ¡¿y las reglas qué?!

—Tienes razón —ahora soy yo quien se acerca a su cara, bueno, mi nariz da con sus labios pero se entiende. Pinche altura—. En este juego, los dos sabemos cómo va —tiro de su buzo quedando cara a cara—. Pero esta vez, quien ganará seré yo —susurro sobre sus labios.

—Suerte en ello, cariño —agarra mi cintura acercándola a su cuerpo—. Solo te advierto que en este juego ahora no solo será lujuria —sonríe maliciosamente.

—Lo sé, y estoy lista para tomar ese riesgo —rozo nuestros labios—. ¿Tú no, amorcito? —cuestiono con algo de burla y me alejo de sus labios con la misma sonrisa maliciosa.