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Capítulo XV: PUNTOS CONVERGENTES.

La puerta principal de entrada del antiguo hotel (residencial o pensión) de las hermanas Zaldivar, estaba abierta de "par en par". El profesor Estanislao Álvarez cruzó el umbral y se detuvo frente a una segunda puerta (una mampara de vidrio francés) que le bloqueaba el paso elegantemente como un auténtico portal europeo de los años 50'. Golpeó suavemente con las llaves de su automóvil el grueso cristal galo, como era su costumbre, y esperó pacientemente a que le abrieran.

Al poco rato apareció Nolberta, con cara de extrema aflicción; miró brevemente al conocido y antiguo cliente, extrañamente sin sonreírse y de inmediato lo hizo pasar, manifestando una voz muy circunstancial. Ella, sin duda actuaba de manera extraña. Él lo notó enseguida, y pensó... "algo no anda bien por aquí..."

___ Pase, pase "Tanito"... (Así le llamaban a ese amigo y parroquiano, desde muy joven).
___ Pe... pero, por Dios, la cara que tiene, Nolberta, ¿qué ha sucedido? ___ Preguntó alarmado el recién llegado, observando en contorno, como buscando algún indicio que anticipara la respuesta.
___ Se trata de mi hermana Carmencita, Tanito. ___ Respondió la afligida mujer, ocultando algunos lagrimones con la punta de un mantel de cocina.
___ ¡¿Carmencita?! ___ exclamó el hombre ___ ¿Pero... qué le ha sucedido? ___ preguntó enseguida muy sorprendido.
___ A Dios gracias, Tanito, ella ahora está fuera de peligro, pero sucedió algo terrible. Está internada en la clínica Mar Azul, con su carita vendada. Viera usted; casi la matan... ¡Señor, qué terrible! Fíjese, Tanito, que un periodista que se metió a defenderla... ¡fue asesinado ahí mismo! ¡Dios mío, qué desastre más grande...! ___ El profesor no salía de su asombro; quedó congelado. Y la mujer no pudo seguir; se puso a llorar desconsoladamente. Estanislao recordó, fugazmente, haber presentido una tragedia. Ahora, al parecer, era partícipe de algo trágico; sin embargo, aún no sabía con exactitud qué había pasado.

___ ¡¿Pero, de qué asesinato me habla Nolberta?! ¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Cómo, cuándo, dónde...? ___ insistió el hombre, remeciéndola un poco por los  hombros para que reaccionara. Ella se fue calmando lentamente hasta que por fin pudo sacar nuevamente el habla y contarle todo, todo lo ocurrido. Estanislao no lo podía creer; no atinaba hacer comentario alguno; estaba sin palabras; sólamente se limitó a buscar la relación de hechos que motivaron esa dramática tragedia. Pero no entendía el por qué no se había enterado por la prensa si había ocurrido el asesinato de un periodista bastante conocido en los medios locales. Le pareció raro; como que se estaba ocultando algo muy turbio. Muy oscuro en todo sentido. Algo que... O no tiene explicación, o nadie se atreve a explicar.

___ Bueno, Nolberta, la cosa es bastante complicada al parecer. Después de almuerzo quiero ir a ver a Carmencita. Ahora me gustaría darme una buena ducha ya que tengo el pelo pasado a humo de cigarrillo, y...

___ Claro, Tanito, ya no más le mando una toalla limpia; la pieza seis está a su disposición. La llave está puesta en la puerta. ¡Ah!, y si desea algo, toque el timbre de servicio; ahora está bueno. Le diré a la Roxana que esté atenta.

A las dos de la tarde, el profesor estacionaba su automóvil  Fiat-125 a media cuadra de la clínica Mar Azul. Caminó presuroso hasta la entrada principal del edificio de cinco pisos y, al llegar a "Recepciones", pidió ver a la paciente Carmen Zaldivar. Una técnico paramédico (morena, alta, delgada, pelo muy negro y largo, con flequillos muy bien recortados), enfundada en un uniforme clínico, lo condujo muy amablemente hasta la sala donde se encontraba la paciente, señalando la cama y advirtiéndole que...

___ Ella no debe hablar; tiene una fractura nazomaxilar derecha de mediana gravedad. Le arrojaron un velador metálico contra la cara; menos mal que no la golpeó de lleno. Ella puede oírlo, verlo, pero por la inmovilización que se le puso no debe intentar hablar. Por favor, procure no molestarla mucho.

El viejo profesor, al ver a su amiga en ese estado, no pudo ocultar su tristeza, aunque procuró comportarse lo más normal posible. Y, dirigiéndose a ella, le dijo: 

___ Siento muchísimo lo ocurrido, Carmencita linda. Nolberta me contó casi todo. Pero como sé que no puedes hablar, te traje un block y un lápiz de pasta para que anotes todo lo que quieras contarme, y sin apuro. Mañana vendré por esos apuntes. ¡Ah!, y si necesitas algo, puedes anotarlo ahora para ver de qué se trata. ¿Bueno? ___ insistió, amablemente el hombre, sonriendo con un dejo de tristeza.

Ella comenzó, en un complicado intento, a dibujar algunas letras que poco a poco se transformaron en palabras, y luego en frases: " Me atacó un joven endemoniado. La policía aún lo busca. Sin resultados. Es un asesino. Tanito, y yo sabemos qué hacer. Es cosa de tiempo".

El hombre tomó el block y lo leyó en voz alta, luego agrego:

___ Haré lo que pueda con tal de encontrar a ese subhumano, si es que la policía aún no lo ha hecho. Anota todo lo que creas de interés y que sea útil para dar con el paradero de ese paranormal. Carmencita, mañana vendré nuevamente. Te prometo que llegaremos bien lejos con esto...  ¡Ah!, me parece que tendré que prolongar mi estadía por estos lados. Bueno, adiós amiga, que mañana estés mejor. ___ Terminó diciendo Estanislao, esbozando una forzada sonrisa y girándose hacia la puerta. La anciana se despidió levantando una mano en alto, pero acusó un agudo dolor en su brazo. Y el hombre se alejó pensando: "¿Por dónde comenzar?"

Ya en el pasillo, la paramédico que lo había acompañado, le preguntó:

___ ¿Usted es familiar de la señora Carmen?
___ No, sólamente amigos. Amigos de verdad, por más de veinticinco años. La estimo como si fuese hermana mía ___ respondió el hombre, sacándose los gruesos lentes ópticos para luego restregarse con su mano izquierda ambos ojos. Unas abultadas ojeras quedaron al descubierto. Y unas escurridizas lágrimas, también.
___ Señor, ___ repuso la funcionaria ___ quiero decirle algo: Yo no me encontraba de turno el día del asesinato del periodista y de la agresión de su amiga, pero casi todas las personas que estaban en ese momento acá y que fueron testigos de los hechos, coinciden en afirmar lo mismo.
___ ¿A qué se refiere, señorita? ___ preguntó con evidente interés el hombre de rostro mal rasurado.
___ Bueno, a que el muchacho que los atacó estaba como poseído por el diablo y que, cuando escapaba por un pasillo, desapareció inexplicablemente, delante de todos; y nadie, ni la policía lo ha podido encontrar. No sé, a mí se me ocurre que...
___ Sí, eso me contó Nolberta; la hermana de Carmencita. Es muy posible. Ya veremos; en todo caso... ___ No terminó la idea ya que una voz autoritaria los interrumpió:

___ ¡Señorita Iris, venga por favor! ___
___ Sí, señorita Cristina, voy de inmediato ___ contesto la funcionaria, subiendo el tono de su voz; luego, volviéndose hacia el profesor, se despidió rápidamente.

∆∆∆


"Vaya, vaya, vaya", ___ meditaba Estanislao Álvarez, mientras caminaba hacia su automóvil ___ una vez más parecen confirmarse mis teorías relacionadas con la presencia activa de Satanás hoy en día. Pensar que, por la misma razón fui considerado loco y despojado de mi título... Claro, un loco no podía dictar clases de filosofía; más aún cuando dicen que la locura es contagiosa... ¡Qué ironía!  En fin, esta vez lucharé hasta las últimas consecuencias, sobretodo porque alguien muy cercano ha sido víctima de la maldad sobrenatural.

Al llegar al humilde hotel cero estrellas, Nolberta le tenía la hoja de diario que motivó a su hermana Carmen  pedirle llamar a uno de los teléfonos que estaban indicados ahí. Y, mostrándosela al hombre, le dijo:

___ Tanito, por esta maldita hoja de papel ocurrió lo que ocurrió. Y todo por un par de viejos zapatos remendados.
___ Perdón, no entiendo... ___ se disculpó el hombre.
___ Olvídelo, pero mire... Aquí sale retratado ese chiquillo que estaba internado en la clínica y que nadie sabía quien era. Bueno, nosotros sí, porque por aquí pasó con sus padres días atrás, y ... ocuparon una pieza, sus nombres  quedaron registrados en el libro de recepción que aún usamos, Tanito.
___ ¿Con sus padres, dice? ___ preguntó sorprendido el profesor; luego agregó ___ Y... entonces, ¿cómo?  A lo mejor escapó con ellos...
___ Mire, Tanito, yo no le he contado todo. Mejor voy a comenzar desde un principio. Es que... mis nervios me traicionan y, por eso se me enredan un poco las cosas, pero, mire... el día que llegaron acá y mientras almorzaban, después de haber dormido algo, mi hermana... habló mucho con ellos. Y...

Y, largamente, Estanislao escuchó con mucha atención.

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