Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🔪|Capítulo 1|🔫

•|6 Años Después|•

-Interrumpimos éste programa con noticias de última hora. Aparentemente el asesino en serié hace otro movimiento matando a unos asaltantes buscados por la ciudad de Musufatu, junto con un villano. La policía casi atrapaban al causante de muchas muertes desde tres años. Por suerte, uno de los testigos tomó una fotografía al asesino "Koro". Lamentablemente la foto no se a podido terminar de enforcar del todo. Pero podemos ver su figura delgada con una sudadera negra de la marca Coppel. Su vestimenta es un poco desaliñada, y trae unas botas grandes azules de la misma empresa Coppel. Por favor, si ven este incidente, no salgan por nada del mundo, y si se cruzan con éste monstruo. Reportenlo inmediatamente a los policías o héroes profesionales. Bueno... Hubo otro caso la semana pasada...

Un peliceleste con varias manos individuales rodeados casi por su cuerpo, y en su rostro también, apagó la televisión, pensando en el reportaje de aquél acontecimiento tan efímero, pero que sin duda eran actos horribles, iguales a los de un aspirante a ser el malo de la historia.

-Kurogiri.

Llamó al nombrado, una oscura niebla con ojos intimidantes, vestía un traje elegante con botones, corbata y cinco placas de metal que van desde sus clavículas hasta su barbilla; Kurogiri miró al peliceleste con desdén.

-¿Sí, Shigaraki-san?

-¿Sabés quién es ese tal "Koro"?

Pregunta con pesadez el peliceleste, haciendo contacto visual con Kurogiri por uno de los orificios de la mano de su padre.

-No sé exactamente sobre él, pero el asesino en serie ha cometido muchos delitos y asesinatos desde hace tres años, pero ningún héroe o villano lo ha visto en persona.- Le respondía con seriedad, ya que era cierto en su punto de vista.

Shigaraki sólo limitó a hacer sonidos inteligibles, comenzándose a rascar el cuello con rudeza gracias a su faceta de frustración. Al ver esto el de niebla oscura, se alarmó y trató de calmar al muchacho.

-Calma, Shigaraki-san...

-Quiero...- Musitó desesperado el peliceleste, aumentando sus dedos en rascar su cuello ya maltratado. -Quiero... que lo busques, Kurogiri.

-¿Qué?

-¡¡Lo quiero como aliado, para hací tener nuestro plan en el nivel uno!!

Exclamó enojado todavía con frustración, Kurogiri le extrañó ese comportamiento tan avariciosa con respecto a matar al Símbolo de la Paz; éste sólo suspiró con desgano, sabiendo que no cambiaría de opinión al discutirlo primero.

Habló com rendición. -Mañana comenzaré con la búsqueda, Shigaraki-san.

El ojirrojo embozó una sonrisa psicópata, imaginándose un millón de veces tener a un aliado famoso por cometer muchos crímenes, se sentía confiado de sí mismo. La borró de repente.

-No importa si él no quiere venir con "amabilidad" a la Liga. Traelo a la fuerza.- Ordenó, su mano derecha viajó a su rostro, en ella tocó suavemente la mano pálida de su "padre". Murmurando. -Pronto tendremos a un aliado muy interesante e intangible.- Por término, sonrió de lado con prepotencia.

-"Espero que Shigaraki-san sepa lo que hace."- Pensó Kurogiri serio y a la vez preocupado por la elección tan descabellada que tuvo su "líder".

(.l.)

Las calles de Japón estaban como siempre llenos de ciudadanos que caminaban de aquí para allá. Algunos héroes paseaban también pero en cambió de que éstos tuvieran tiempo libre, hacían patrullaje, vigilando que nada malo saliera de control, algunas personas se acercaban a ellos para tomarse fotografías, pidiendo autógrafos, elogiándolos hasta que se les resecara la boca, típicos héroes que son idolatrados por sus fans. Algunas personas tenían las modestias y conciencia en no acercarse a los héroes sabiendo que se están haciendo responsables con lo que consistía en su trabajo.

En el parque infantil de Musufatu, un niño de cinco años de cabello negro y puntiagudo, ojos del mismo color, trataba de saltar al árbol ya que él (anteriormente) se encontraba jugando con su globo rojo, por un descuido de parte suya, soltó el globo haciendo que este volara, gracias a dios quedó entre las hojas del árbol sin que se fuera más al cielo. Saltaba desde hace 5 minutos al igual que pedía ayuda, sus padres no estaban a su cuidado, por lo que tuvo mala suerte... hasta el momento.

Ya cansado el pelinegro, se sentó abruptamente en el suelo, tratando de regular su respiración, levantó nuevamente la cabeza, mirando tristemente en como su globo seguía ahí inerte. El menor estaba dispuesto a llorar en rendición...

-Oye, niño. ¿Por qué estás llorando?

Se espantó el pequeño al oír una voz divertida con un tono alegre. Rápidamente levantó la mirada, sorprendiéndose por la apariencia del chico pelinegro/blanco.

-¿Sabías que un niño tan lindo cómo tú no debería estar triste?

Volvió a cuestionar empatizando con el niño, transmitiéndole confianza y amabilidad. Acción que el niño no desaprovechó para decir su cometido.

-E-Estoy llo-rando por m-mi globo.- Decía entre sollozos, al mismo tiempo que hipeaba aflijido.

-¿Hablas de éste globo?

Enfatizó la palabra "éste", sacando por detrás de su espalda un globo rojo, pero ahora tenía en forma de perro, el niño estaba tan impresionado que hasta soltó un gemido de la impresión. El ojiverde mayor embozó una sonrisa, entregándole por fin el globo.

-¡Muchas gracias, tío!

El bicolor escuchó el término tío, dándole un flechazo en la espalda como en su punto débil. Poniéndose en blanco... Con una gota en la sien le corrige al menor, sonriéndole nervioso.

-Etto, oye, yo no soy tu tío.- Se rasca ahora la mejilla derecha con su dedo índice.

-¡Aún así, muchas gracias! Amh...- Calló, sin saber el nombre de el joven ojiverde con mirada penetrante.

Se presentó sabiendo el porqué de su silencio. -Me llamó Akira, niño que no me sé el nombre.

El menor río entre dientes oyendo lo que dijo de broma el de nombre "Akira". También se iba a presentar...

-Me llamo...

-¡Hijo, ¿dónde estás!?

El pelinegro se desanimó, dándose cuenta que no tuvo tiempo de presentarse, estaba dispuesto a irse hasta que recordó al joven todavía parado.

-¡Ah, Akira-!

No terminó su llamado, se sorprendió mucho al ya no ver el chico ojiverde, que sin dudar lo ayudó a recuperar su globo.

-"Desapareció."- Olvidando lo que pasó recién, sonrió con felicidad, y fue encaminándose con su madre, contándole seguidamente sobre lo ocurrido.

Mientras un niño se iba feliz de la vida con su globo en mano y con su madre acompañándolo para irse a casa, detrás del árbol donde estaban anteriormente (Akira y el niño), el pelinegro/blanco tenía los brazos cruzados, escuchando lo que decía el pelinegro menor, ensanchó una sonrisa de lado. Saltó de repente con alegría, cuando hacía acciones que demostraban tener ayuda. ¡Le gustaba!

La gente que pasaba por ahí, mirando al bicolor bailando la makarena y también cantándola; lo miraban raro, trataron de ignorarlo.

-Al día siguiente.-

-¡Joven Akira, ¿otra vez llegando tarde!?

-Usted ya sabe como soy, así que... Sip, se me fue el tiempo.- Le contestó de de forma divertida, para sacarle la lengua a su maestro de aritmética.

El mayor se indignó por el comportamiento tan directiva del bicolor, lo fulminó con la mirada molesto.

-Esa no es forma de contestarle a tu Sensei, Akira.- El susodicho le importó de menos, llevándose un dedo para después purgarse la nariz. Ocasionando que su Sensei se pusiera más molesto e irritado por su comportamiento tan.. despreocupado.

El mayor suspiró pesadamente, terminando de mirar al pelinegro/blanco con desdén, para después darle una "advertencia".

-Si vuelve a llegar tarde en mi clase, o siquiera a responderme con mala educación, le daré un castigo de aseo por una semana.

-¡Ajá, seh! ¿Ya puedo ir a mi asiento?-. El maestro limitó a chasquear la lengua molesto, dando a entender a Akira que ya no le replicaría más. -¡Arigatō~!

El menor se fue a sentar a la tercera hilera de los asientos, específicamente a una que estaba atrás un pelicenizo que conocen los demás. El Sensei carraspeó incómodo, llamó la atención a sus estudiantes para decir las actividades correspondientes en su clase.

(...)

La campana sonó, dando a entender que era la hora del almuerzo.

Akira sacó un Bentō de su mochila grisácea, tenía otros tres bentōs en fila, por lo que él estaba pensando en compartir su almuerzo con...

-¡I-zu-ku~!

Canturreaba juguetón mientras se encaminaba al lugar de dicha silueta que se encontraba sentada, comiendo pacíficamente.
Un peliverde con cuatro pecas en cada mejilla por su rostro, levantó su mirada, teniendo unos ojos verdes iguales a los de Akira. El peliverde sonrió con alegría, mirando a su amigo.

-¡Hola, Akira-kun! No me di cuenta cuando llegaste.- Decía con penosidad el peliverde, poniendo una de sus manos hacia su cabeza, sonriendo.

-No te preocupes amigo. ¿Uh?-. Miró el mesabanco de nombre Izuku, viendo que él ya traía un Bentō. -¡Moh~! Izuku, ya te había traído un Bentō con comida incluida.- Hizo un puchero, haciendo al mismo tiempo una cara de triste fingida. Alarmando al pobre Izuku.

-¡Su-Sumimasen, si quieres puedo comerme los dos!

-¡Ay, que amable eres!

-¿Eh? "Cambió su humor rápido."

Abrió el Bentō de Akira, viendo que eran onigiris con tomate. Izuku agarró sus palillos para agarrar una porción de arroz blanco y llevárselo a la boca, pero en cuanto lo hizo, paró de saborearlo, quedándose tieso.

-¡¿Y bien!? Está malo, ¿no?

Cuestionaba con una sonrisa, mirando las expresiones del peliverde, demostrando su faceta disgustosa de su comida. El peliverde tuvo que tragar a la fuerza, llevándose la comida por su garganta, rápidamente tomó una botella de agua tomándosela con velocidad. Tosió.

-¡Cof! ¡Cof! A-Akira, el arroz sabe muy salado.- Le contestó entre su tos, mirándolo con desdén.

-Amh, 'ta bueno. Prueba los Onigiris.- Le tendió uno para que lo comiese. -Son de tomate.

-Ah, gracias. Akira-kun.- De volada Izuku olvidó el mal sabor que tenía su boca, comenzando a comer un pedazo de la bolita de Onigiri, se quedó en blanco al sentir un sabor muy dulce en su paladar. Sin importar qué, escupió la comida.

-¿Cómo está?

-¡LE FALTÓ SAL!

-Falta... sal...- Decía lo mismo apuntando en su libreta de quien-sabe-cuando la sacó. Por término, la guardó nuevamente en su mochila, mirando luego a Izuku sonriente.

-O-Oye, Akira-kun. En verdad, siento haberte dicho crudamente sobre tu comida.. Yo..

-¡Nah! No es para tanto, Izuku-kun.- Agarra el Bentō que dio de probada Izuku, para luego comérselo.

-¿Cómo no te puede digustar el sabor?-. Se le cae una gota en la sien, al ver como Akira se comía el almuerzo con tanta naturalidad.

-¿Por qué lo hice yo?

-Amh, claro.- Sonrió nervioso, dándole un tic en la ceja sin entender a su amigo.

Después de que las clases continuaran con normalidad y que se acabasen las clases, Akira se encaminó hacia Izuku para irse juntos a casa, como siempre lo han hecho.

Mientras ya iban caminando en el camino hacia el metro, hablaban de un tema un tanto interesante que entabló Izuku.

-Hace unas dos semanas que no te habías presentado a clases. ¿Qué ocurrió, Akira-kun?

-¿Recuerdas el incidente de ese asesino apodado "Koro" por matar a gente mala sólo por diversión?-. El pecoso asintió algo temeroso, poniéndose nervioso. -Pues tenía miedo de se me apareciera así que no salí por nada del mundo. No quería ser un suicida.

-¿Por esa razón no fuiste a la escuela?-. Pregunta otra vez el peliverde, mirándolo con incredulidad. -Debió atormentarte mucho esa noticia, Akira-kun.

-Ni que lo digas, Izuku.- El pelinegro/blanco sonrió internamente con sorna. Por una parte se sentía una escoria por haberle mentido al peliverde, pero por otra parte, no se arrepentía de haberle dicho siquiera una mentirilla, aunque hablaba indirectamente.

-Akira, dices que no te interesa entrar a la U.A., ¿cierto?-. Asiente el ojiverde con una sonrisa tranquila. -¿Entonces ya has pensado en qué preparatoria entrarás?

-Quería entrar en la misma que ibas a entrar tú, Izuku. Te admiro a pesar de que no tengas un Kosei en particular.- Argumenta Akira con neutralidad, sin hacer contacto visual con el peliverde; por lo mientras él lo miraba extrañado.

-Pe-Pero Akira, tal vez ambos entremos ya que no tenemos Quirk. Haremos lo que sea para poder convertirnos en los mejores héroes, sin precedentes.- Ese dicho optimista de Midoriya, hizo que a Akira se le ensanchase más su sonrisa, para cerrar los párpados sin dejar de sonreír. Abrazó a Izuku por encima de los hombros.

-¡Sabía que no te obstruías ante lo que dije! Eso es tener cojones.- El peliverde lo miró molesto por el comentario grosero que dio el otro ojiverde. -Pero se te olvida, mi querido Pequitas-kun, que tengo otra meta en mente.

-¿Y cuál es?

-¡Convertirme en un...!

Pero su dicho dramático no pudo completarse, ya que el teléfono de Izuku sonó desprevenidamente, sacándoles una gota de sudor a los dos. Akira se rascó la nuca penoso.

-Disculpa...- El peliverde sacó su teléfono en mano, viendo quien le llamaba. Suspiró, y después contestó.

Akira sabía que debía darle su espacio, así que decidió alejarse un poco volteándose para darle la espalda a Izuku. Alzó la mirada topando sus ojos verdes claros en el cielo de un color arrebol; que andaba adquierendo el color de las nubes a un tono anaranjado por los rayos del sol. Se impresionó al notar que se estaba haciendo tarde. Y rápido.

-¡Jejeh! Era mi madre.- Avisaba de repente Midoriya, regresando con su amigo; el bicolor de cabello negro y blanco posó su vista en la ojiverde. -Me preguntó en donde estaba, ya que se había preocupado. Le dije que estaba contigo.

-Si que el tiempo pasa rápido.- Desvió la síntesis de Izuku, para seguir caminando.

-Amh, Akira...- El peliverde sentía que algo no encajaba bien entre el comportamiento indiferente y serio, no se comportaba como en la hora del almuerzo. Sentía su mirada inexpresiva y nostálgica.

El nombrado giró medio cuerpo, para mirar al peliverde de reojo. -¿Sí?

Izuku trató de abrir la boca para intercambiar palabras con Akira, pero simplemente no salían desde el interior temiendo que reacción tendría al decirle. Lo miró por última vez, diciendo tranquilizadoramente.

-No es nada. Imaginación mía.

A veces Izuku Midoriya no entendía el comportamiento bizarro de Akira, como si a cada rato cambiara de personalidad.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro