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Capítulo Cinco: El Discurso

Cuando las cámaras se apagaron, y la Abadía fue desalojada, sólo quedaron las Princesas, Taehyung, Hoseok, Seokjin y Yoongi. Allí junto al féretro del Príncipe y su amado prometido, todos ellos juraron lealtad a la corona y al nuevo Príncipe. Namjoon los secundó desde la pantalla de su celular. Muchas lágrimas se derramaron. Había sido un funeral hermoso, con todo el Principado despidiendo a su amado Príncipe. Se dijeron bellas palabras y alabanzas, pero al final, el silencio sólo les confirmó lo inevitable: el hijo, el hermano, el amigo, se había ido.

Jungkook habia sido llevado temprano y discretamente hasta la embajada del Principado. Desde allí, siguió la ceremonia funebre. Todos en un gran salón, viendo como la famila real y todos los habitantes de Jeolbyeog despedian a su amado Príncipe. Cuando todo terminó y notó que Namjoon hablaba a traves de la pantalla de su celular con alguine y que se emocionaba, mantuvo una discreta distancia. Sentía que aquel momento le pertenecía a la familia y los amigos. El Embajador se dio cuenta de la situación y lo guio a una sala contigua, junto con sus padres y Jimin.

Jungkook estaba conmocionado. El cariño y tristeza con que los súbditos del Principado habian despedido a Jae-Hwan...de pronto tuvo conciencia de lo que venía para él. Del gran cambio en su vida y de la gran responsabilidad que estaba asumiendo. Toda una nación, todo un Principado tendría puestas sus expectativas sobre él. Un chico coreano promedio de veintidós años y ante esa perspectiva sintió pánico. Ni siquiera había tenido tiempo de hablar con sus compañeros de universidad o el resto de sus amigos. Salió abruptamente de la salita, ante la mirada atónita de sus padres y Jimin fue tras él.

—¡Jungkook!—Jimin tocó el hombro de su amigo y notó que estaba llorando—. ¿Qué pasa Jungkookie?, no tienes que hacer nada de esto si no quieres. Nadie puede obligarte.

Jungkook simplemente se echó a llorar sobre el hombro de su mejor amigo.

Namjoon advertido por un miembro de la embajada salió al pasillo, también con un poco de pánico ante la perspectiva que el chico se hubiera arrepentido. Luego aparecieron los padres de Kook y todo fue un caos. Ahí en medio de un pasillo de la Embajada del Principado, el futuro Príncipe Soberano lloraba desconsoladamente en los brazos de Jimin.

—Hijo, está bien si no te sientes preparado o no es lo que quieres—Jeon Hyuk se había acercado a los jóvenes. De ninguna manera obligaría a su hijo.

Namjoon, como buen diplomático mantuvo su distancia. No iba a presionar a Jungkook. No en ese momento. Él esperó que se calmara y cuando al fin levantó su rostro del hombro de Jimin lo miró directamente.

—No es que no quiera hacerlo...—hablaba entre sollozos y limpiando lágrimas y mocos con la manga de su camisa—es sólo que necesito más tiempo.

—¿Por qué no entramos a una sala y hablamos? —sutilmente, Namjoon se acercó a Jungkook. Sabía que tenía un efecto sobre el chico y a su pesar lo usaría en ese momento. Puso su mejor sonrisa y logró convencerlo de entrar a la sala donde minutos antes había estado hablando con Yoongi y Seokjin, dejándolos muy preocupados por lo que pasaba.

—¿Me dejan hablar con Namjoon a solas? —Jungkook miró a sus padres y Jimin. Éste último dudó, pero con la mirada su amigo le afirmó que estaba bien.

Cuando al fin quedaron a solas, Namjoon hizo a Jungkook sentarse y le entregó una cajita con pañuelos.

—Sé que puede parecer demasiado. Sé que quizás en este momento estés pensando en renunciar y olvidarte de esto. Lo que acabamos de ver...todos los súbditos de Jeolbyeog en la calle, aclamando a su Príncipe fallecido...—Namjoon rodeó con sus brazos a Jungkook. ¡Era tan joven! Jae-Hwan tenía treinta y cuatro años cuando había asumido como Soberano—, y creerás que soy egoísta y que solo estoy pensando en mí y en lo que nos conviene, pero creo firmemente que eres el heredero que el Principado necesita.

—Pero no tengo ninguna preparación, mi inglés es pésimo, no sé nada de protocolos, de llevar una corona...quiero ser digno para esa gente que estará esperando grandes cosas de mí...

—Y estoy seguro de que serás capaz de dárselas. Todo eso que dices que te falta...se aprende. Y tendremos a los mejores profesores para que te enseñen. Pero hay algo que nadie te puede enseñar y que es esencial para triunfar como Príncipe y eso es encanto y carisma y tú, Jungkookie...tienes a montones.

Jungkook levantó la vista y con la nariz roja y los ojos llorosos miró a este hombre tan agradable y que hablaba tan bonito.

—¿Tú crees hyung? —Namjoon sonrió por el honorifico. En ese momento debería haberse horrorizado porque Jungkook lo utilizó, pero no era el momento. Él necesitaba calmarlo. Convencerlo de seguir adelante. Y era verdad lo que decía. Él creía en Jungkook.

—Estoy seguro. ¿Por qué no posponemos el anuncio para mañana? Tendrás tiempo de ir a despedirte de tus amigos. De ordenar tus cosas...no me había dado cuenta que no te habíamos dado tiempo de nada.

—Pero el plazo...

—El plazo vence mañana a las 11:00 p.m. No te preocupes. Yo hablaré con el Jefe de Gobierno. Él entenderá—. En realidad, Namjoon pensaba que Yoongi lo asesinaría y luego lo destituiría del cargo de Canciller, pero en ese momento se dejó llevar por su instinto y el miedo a perder a Jungkook.

Efectivamente, unas horas más tarde, Namjoon ya en el hotel, trataba de calmar a un alborotado Min Yoongi. No había nada que hacer al respecto. Se lo debían al chico que se había echado a su espalda una responsabilidad que estaba seguro, apenas comenzaba a dimensionar. Y aunque el Jefe de Gobierno y amigo gritara por la pantalla de la videollamada, él no iba a transar.

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Al día siguiente, y luego de pasar la noche prácticamente despierto, luego que Yoongi le avisara que no se realizaría el anuncio, Seokjin se levantó y se preparó para lo que vendría. Apenas bajó a la cocina del Palacio, Taehyung le sirvió un café y lo obligó a mirar las noticias. El rostro del Duque y Consejero Jang Ho-Byung ocupaba la pantalla.

"—Sabemos que el plazo para reclamar el trono por parte de la familia Gong vence hoy, a las once de la noche, pero es absurdo hacernos esperar. Todos sabemos que el Príncipe no tenía descendencia y tampoco la Princesa. Respetamos el duelo de la familia, pero el Principado necesita una conducción seria y responsable...no puede estar a cargo de Min Yoongi..."

Seokjin bajó el volumen del televisor. Se pasó la mano por la cara y llamó a Namjoon. Éste contestó de inmediato.

—Dime que el mocoso no se ha arrepentido...—al otro lado de la línea sintió la risa de su amigo y canciller—¡Namjoon esto es serio! El imbécil de Ho-Byung está en televisión hablando...

—¿Quieres calmarte?, nuestro Príncipe está en la universidad presentando sus papeles y despidiéndose de sus amigos. Él tenía responsabilidades Jin...su grupo, sus trabajos...no podía simplemente irse..., pero tengo firmada su declaración de reclamo al trono. Haremos el anuncio a las tres de la tarde y luego transmitiremos su discurso...

Seokjin cerró los ojos e intentó calmarse. Lo entendía. Estaban sacándolo de su vida ordinaria para convertirlo en el responsable de todo un Principado. Ni siquiera estaba seguro si aquello resultaría.

—¿Él leyó el discurso? ¿lo ensayó? ¿lo escuchaste? —Seokjin tenía la impresión de que todo podía salir mal, por la falta de experiencia del chico.

—Seokjin—Namjoon suspiró al otro lado de la línea. Quería a Jin, pero a veces su responsabilidad y amor por el Trono, lo hacía perder... humanidad... —, Jungkook no es Jae-Hwan, ni ningún noble. Es un chico común. Él lo leyó...creo que lo hará bien. Está nervioso...ansioso...ya tendrás oportunidad de trabajar con él...

—Lo sé, lo sé. Lo siento. Sé que, sin él, estaríamos perdiendo todo..., me asusté anoche cuando Yoongi me dijo lo que habías hecho...—Nam resopló al otro lado de la línea—, pero lo entiendo. Debo irme. Hay que preparar todo. Entonces, ¿llegan mañana?

—Sólo el Príncipe y su amigo Jimin. Sus padres vendrán después... necesitamos dos habitaciones habilitadas y....

—Todo eso está listo. Tae y su gente se han esmerado. Espero que le guste...mañana vendrán a dejar la cosa esa...que el chico quería...

—El noraebang...—Namjoon sonrió. Se imaginaba a su amigo serio y algo rígido, lidiando con una máquina de boxear y otra de karaoke—. Gracias Seokjin. Entonces, a las tres de la tarde, pone a las Princesas frente al televisor...Jungkook dará sus primeras palabras como Príncipe Heredero de Jeolbyeog.

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A esa misma hora, Jungkook abrazaba ya a Sakura y al resto de los integrantes de su grupo de ayuda.

—No les puedo dar los motivos de mi partida tan abrupta, pero les prometo que pronto lo entenderán. Y les prometo que estaré en contacto. Además, Sakura lo hará muy bien dirigiendo esto...

La muchacha tenía los ojos llenos de lágrimas. Habían luchado tanto ambos, para sacar adelante la iniciativa del grupo. Por darle visibilidad a los problemas que tenían las personas queer en el ámbito universitario y en la vida cotidiana en un país tan fóbico como Corea. Jungkook había sido el primero en sacar la bandera del arcoíris sin temor e invitar a todos a unirse. Sakura fue la primera en seguirlo.

—No sé a dónde vas..., pero quiero que seas feliz Kookie, que encuentres a ese hombre ideal con el que sueñas...y que también encuentres tu camino...

Jungkook la abrazó y le dio un beso en su cabeza. Luego se despidió de todos sus amigos, y junto a Jimin fueron a la oficina del Rector, que era el único que sabía la verdad acerca de sus situación, para cerrar su permanencia en la Universidad.

👑👑👑👑👑

Y

oongi estaba nervioso. Las Princesas estoicamente estaban a su lado. Apenas si habían podido vivir el duelo por la muerte de Jae-Hwan. El día anterior lo habían sepultado junto a su prometido y ahora, debían estar junto al Jefe de Gobierno que estaba a punto de anunciar el reclamo al trono del Príncipe Jeon Jungkook. Ya tenían toda la documentación que acreditaba su descendencia de la familia Gong. Nadie podría refutarlo.

Los súbditos de Jeolbyeog estaban preocupados. Por todos los medios de comunicación y redes sociales, se había avisado que la familia real haría un importante anuncio. En su perfecta mansión, Jang rodeado de sus leales, esperaba junto a las botellas de fina champagne que había pedido, para celebrar, como la Princesa Madre y ese horrendo homosexual de Min, dejaban el Palacio para él. Para un nuevo reinado, donde erradicaría la nefasta caridad de los Gong hacia los campesinos, donde eliminaría el matrimonio igualitario y declararía la sodomía y homosexualidad como delitos. Sí, ahora serían un gran Principado.

En Corea, Namjoon le daba palmaditas a Jungkook que esperaba en un salón del hotel, dar el famoso discurso que habían escrito para él. Lo había leído y le había parecido tan aburrido..., no estaba seguro si el canciller le había dicho que quien lo había escrito era su amigo. Dada las palabras rebuscadas que había usado, probablemente tendría unos ochenta años...y Namjoon era joven y guapo, seguro que no tenía a un anciano de ochenta años entre sus amistades. Lo leyó una vez más, antes de que Hoseok, su nuevo jefe de seguridad y que se había convertido en su sombra, los llamara para avisarles que Yoongi, acompañado de las Princesas daría el anuncio oficial. Ambos se prepararon. En cuanto las palabras del Jefe de Gobierno terminaran, la cámara se encendería y Jungkook mostraría por primera vez su rostro a sus súbditos de Jeolbyeog.

Jungkook se puso delante de la cámara. Sus padres, Jimin y el Canciller detrás de las cámaras, animándolo. Apenas fue consciente de las palabras del Jefe de Gobierno:

—Queridos ciudadanos de nuestro Principado, en nombre de la Princesa Madre y de la familia real Gong, anuncio oficialmente que el Príncipe Jeon Jungkook ha reclamado el trono del Principado de Jeolbyeog, para convertirse en Príncipe Soberano. Hijo de Jung Yerin, quien es hija de...

Mientras Yoongi repetía la letanía de toda la genealogía de JungKook que lo llevaba hasta el fundador del Principado, el rostro de Jang Ho-Byung se desencajaba...no podía ser real...¿de dónde había salido ese tal Jeon Jungkook? Y quién era...

Mientras tanto, en las calles de Jeolbyeog, el pueblo se regocijaba ante el anuncio. La sucesión al trono estaba asegurada...no importaba quien sería, si era un Gong todo estaría bien...

—...El joven Príncipe heredero vendrá desde Corea a nuestro Principado para ascender al trono y pronto ser coronado. Ahora, él quiere dirigir sus primeras palabras a su amados súbditos.

Jungkook había estado pendiente y sentía como su cuerpo temblaba. Había un monitor con el discurso que tenía que dar frente a sus ojos. La luz de la cámara se encendió y entonces...

Queridos súbditos del Principado. Mi nombres es Jeon Jungkook. Tengo veintidós años y con mucho orgullo reclamo en nombre de la familia Gong el trono de Príncipe Soberano de Jeolbyeog...—. Jungkook temblaba, mientras Namjoon intentaba darle animo desde detrás de las pantalla.

Seokjin y Yoongi estaban ahora sentados junto a las princesas mirando la pantalla. El secretario puso atención al rostro en pantalla. Era...bonito...suavemente maquillado, con su pelo largo, pero ordenado...parecía un bonito muñeco. Se sonrojó por tener ese pensamiento. Además, su voz era agradable y tenía una sonrisa especial...¡era tan joven!

JungKook por su parte continuó con el discurso, y se fue relajando.

—...procuraré darle al Principado el brillo y prestigio que hasta ahora tiene y...—de pronto se detuvo...todo aquel discurso era tan... frío, monótono. Namjoon al notar que se había detenido, se acercó más, para animarlo a seguir. Jungkook entonces se soltó el nudo de la corbata que le habían obligado a ponerse y se desabrochó el botón superior de la camisa—. ¿Saben? Estas palabras...no es realmente lo que les quiero decir...

Seokjin entró en pánico...¿había dejado el discurso que él con tanto cuidado había escrito? Las princesas también quedaron congeladas y Yoongi se paró de su asiento...

—...en realidad—continúo un JungKook muy, muy relajado—lo que les quiero decir, es que me tomó por sorpresa ser el heredero..., no tengo idea de reinados, ni reyes ni princesas, o príncipes, más allá de haber visto todas las temporadas de The Crown...

Seokjin cerró los ojos, mientras Yoongi comenzó a reírse. Las princesas también comenzaron a sonreír...

—..., pero quiero hacerlo bien. Tengo muchos planes...el Príncipe Jae-Hwan era genial y espero estar a su altura..., sólo ténganme un poco de paciencia, porque tengo que aprender..., pero daré lo mejor de mí. Lo prometo. Eso es todo lo que quiero decirles. Voy a trabajar duro y convertirme en un gran Príncipe. ¡Lo prometo! —Y acto seguido hizo un gran corazón con sus brazos sobre su cabeza. Por dos segundos la cámara permaneció encendida con la imagen de Jungkook haciendo el gran corazón para sus fans...es decir sus súbditos..., y ante una señal de Namjoon la transmisión terminó...

—¡Pero que ha hecho! —Seokjin rugía como un león, mientras Yoongi y las Princesas sonreían todavia sorprendidos por la salida de protocolo del joven—. Su alteza, madre, cómo puede sonreír...vieron lo que ese mocoso hizo...

—Seokjin...—la mujer se acercó al joven secretario...había dolor en su mirada, pero también esperanza—¿no te das cuenta de que es justo esto lo que necesitábamos?...en medio de toda esta tragedia, aparece este muchacho, con nuestra sangre en sus venas, pero con otra mirada, otra perspectiva...es espontáneo, sincero... justo lo que necesitamos para no dejar espacio a los Jang, tal vez se saltó uno o más protocolos..., pero confío en ti para enseñarle, para educarle...

—Madre...

—El Principado está en sus manos ahora y confío en ti—. Miróal JefedeGobierno—, en ti también Yoongi y en Namjoon para que saquen adelante esto...yo ahora al fin puedo ir a llorar a mi hijo en paz...

Seokjin se quedó sin palabras. Él también quería ir a llorar a su amigo, pero no tenía tiempo...había tanto que hacer. Ese mocoso necesitaría disciplina, educación protocolar y ¡un corte de cabello!

—Yo creo que es adorable...—la voz un poco emocionada de Yu-Jin lo hizo reaccionar—. Estoy de acuerdo con mamá. Creo que ante nuestra inmensa tragedia, Jungkook es una brisa fresca que reconfortará nuestros corazones.

Seokjin se quedó mirando la imagen congelada del joven Príncipe sonriendo, formando un corazón con sus brazos y no supo porqué, el suyo comenzó a latir muy rápido.

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