Capítulo 8: La Cena y El Protocolo
Seokjin estaba nervioso. Había salido de la habitación del Príncipe y luego de dar una vuelta por la cocina y por el salón donde se desarrollaría la cena, había vuelto a su habitación. Había querido verificar que todo estuviera dispuesto correctamente. En realidad, eso no era parte de sus obligaciones, pero por ahora sentía que debía tener el control de todas las situaciones.
La puerta del dormitorio de Jungkook, del Príncipe Jungkook se corrigió mentalmente, estaba cerrada. Asumió que estaría preparándose. Tuvo la tentación de golpear y verificar que no necesitaba nada más, pero se arrepintió.
Cuando junto a Taehyung, habían pensado cuál era la mejor habitación para darle al joven Príncipe Heredero, concluyó que la que estaba frente a la suya era la mejor. No sólo tenía un gran tamaño y bonita vista, sino que, además, le permitiría vigilar de cerca al joven y en caso de que lo necesitara acudir raudamente en su ayuda. Pero ahora, al conocer a Jungkook y tenerlo tan cerca, estaba arrepentido. Algo le provocaba. Jungkook era rudimentario y por lo que había podido observar con casi nulas habilidades y conocimientos para desempeñarse en el nivel social que su nuevo status le demandaría. Tendría que enseñarle como vestirse, como sentarse e incluso intuía que tendría que enseñarle como comer. Sin embargo, a pesar de esta tosquedad, había algo que le atraía. Tal vez era la sonrisa chispeante, los ojos grandes y brillantes. Intentó apartar esos pensamientos y concentrarse en otra cosa, pero seguía pensando que tal vez lo necesitaría.
En ese momento, se dio cuenta que no le había enseñado al joven como ubicarlo y cómo funcionaba el sistema de comunicación de Palacio. Asumió que Tae le hubiera explicado. Eso esperaba. Tampoco le había dado un celular. Tendría que enviar a comprar uno. Llamó de inmediato al proveedor para que le enviara uno. No importaba que fueran las ocho de la noche. Ellos llegarían con el aparato listo para ser usado. Mientras, decidió probar algo. Tomó el citófono de su habitación y marcó el número veintidós. Pudo sentir al otro lado de la puerta como sonaba un ring en la habitación del Príncipe. Pero nadie contestaba. ¿Tal vez estaría en la ducha? La solo imagen de Jungkook desnudo, lo hizo estremecer. ¿Desde cuándo se permitía esas imágenes en su mente?
Al fin, la voz del joven contestó al otro lado.
—¿Quién habla? —Jungkook había estado terminando de ducharse cuando sintió que el citófono de su habitación sonaba. Tae le había explicado vagamente que era para comunicarse con todas las dependencias del Palacio. Le había dejado un papel plastificado con los números principales. Él había puesto los ojos en blanco...para eso existían los mensajes de texto ¿no?
—Su Alteza—su voz sonó un poco nerviosa. El chico en realidad lo ponía nervioso. Eso ya lo había asumido, pero todavía él necesitaba mantener el control de sus emociones—es Seokjin. Sólo quería asegurarme que no necesitaba nada más. La cena será servida en aproximadamente una hora.
Jungkook sonrió. Era su serio, pero sexy secretario. Y esa voz..., él podría tener una erección con sólo escuchar la voz de Seokjin a través del citófono de los años ochenta que sostenía ahora. Probablemente el Palacio necesitaba modernizarse en algunos aspectos...
—Seokjin-ssi...
—Su Alteza, recuerde...los honoríficos...
—Ahhh—Jungkook puso los ojos en blanco, todavía se le olvidaba que no debía usarlos—lo siento, lo olvidé..., pero gracias por ¿llamar? En realidad, no necesito nada más. Hablé con mis padres, contesté los veinte mil mensajes de mis compañeros de universidad y ya me duché...a menos claro que...—Jungkook en ese momento recordó que en The Crown, la monarquía tenía personas que los ayudaban a vestir. ¿Seokjin también haría esa labor? Su rostro enrojeció, ante la idea que el Secretario tocara su cuerpo.
—A menos que...¿Su Alteza? —Seokjin se había quedado esperando que terminara la frase. Seguro que había caído en esos pequeños lapsus mentales que ya había notado de sobra en su joven Príncipe.
—Lo siento...mmm, ya sabes, en The Crown—ante la sola mención de la serie, sintió como Seokjin resoplaba por el citófono, pero no lo interrumpió—ellos tenían unas personas que les ayudaban a vestirse...entonces yo pensé si tú...
Seokjin sintió como sus orejas ardían. Este muchachito veía demasiada televisión y tenía una imaginación vivaz.
—No es labor del Secretario Personal ayudar a Su Alteza a vestirse...si usted desea puedo pedirle a Taehyung que designe a alguien...Princesa Madre y Princesa Yu-Jin tienen una persona que las ayuda.
—Oh no es necesario. Me visto solo desde los cinco años..., sólo tuve una idea loca...olvídalo Seokjin. Estoy bien. Estaré listo en media hora.
—Está bien Su Alteza. Pasaré por usted en treinta minutos—. Seokjin decidió que era mejor colgar. Ni siquiera quería pensar en cual había sido la imagen mental de Jungkook, respecto a él ayudándolo a vestir.
Decidió que lo mejor que podía hacer era él mismo preparase para la dichosa cena.
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Jimin daba vueltas frente al espejo, mientras era observado por Jungkook. Siempre había admirado el buen sentido de la moda de su amigo. Además, su cuerpo menudo, pero tonificado le hacía lucir bien casi cualquier cosa que se pusiera.
—Los chicos de Jeolbyeog si saben vestirse. Mírame es la misma ropa de Busan, pero Taehyung me ayudó a combinarla de mejor manera.
—Supongo que están acostumbrados a ver gente bien vestida—.Jungkook ya estaba vestido y sostenía entre sus manos la chaqueta Prada que Seokjin le había prestado. Se la había probado y le quedaba bien. Quizá un poco grande de hombros, pero no se veía mal. Hundió una vez más su nariz en ella para percibir el aroma del Secretario. Jimin lo vio hacer el gesto y se rio.
—¡Nunca pensé que te enamorarias a primera vista! Y tengo la impresión de que es mutuo.
Jungkook resopló. En eso Jimin se equivocaba. Seokjin sólo era amable y se preocupaba porque era su trabajo y posiblemente porque se había dado cuenta que él era un desastre en cuanto a protocolos y códigos de vestimenta. No es que no supiera de moda o no le gustara vestirse bien. Pero sí, siempre había privilegiado la comodidad sobre otra cosa y eso había resultado en un closet con ropa que ahora al parecer, no le servía para nada.
—Estás loco. En primer lugar no estoy enamorado y en segundo lugar, Kim Seokjin ni siquiera me mira de esa forma. Creo que es gay o bi, pero te aseguro que jamás pondría los ojos en mí.
—Tal vez si fueras un simple estudiante no, pero ahora eres el Príncipe.
Jungkook no dijo nada. Pensaba que en estas circunstancias menores chances tenía. Seokjin era demasiado correcto y formal como para enamorarse del Príncipe. De eso estaba seguro.
Dos golpes en la puerta interrumpieron el diálogo. Jungkook distraídamente la fue a abrir. Y entonces quedó congelado.
—¡Su Alteza! Jamás, me escucha, jamás vuelva a abrir una puerta. Jungkook ni siquiera le importó que Kim Seokjin lo regañara con sus dedo índice apuntando a su rostro y el ceño fruncido—El Príncipe no abre puertas. Se las abren—. Jungkook quería abrir sus piernas al Secretario. Ese pensamiento sucio hizo su cara arder. El hombre era....eso. EL HOMBRE. Se había cambiado el traje y este se le ajustaba perfectamente al cuerpo. Tenía, además, lentes redondos que lo hacían querer arrancarle la ropa y dejarse arrastrar por el él hasta su cama. No sabía que más le estaba diciendo Seokjin, él sólo tenía un pensamiento sucio tras otro. Jodida mierda, no tenía idea cómo iba ser pasar cada día con este hombre que sin saberlo lo tenía al borde de un orgasmo múltiple si es que eso era posible. De pronto Seokjin se calló y Jungkook reaccionó.
—Todos ustedes hacen un gran escándalo porque abro una puerta. Siento estar condicionado para ser amable. Juro que intentaré no abrir nunca más a nadie que ose golpear una puerta.
Jimin estalló en risas y Seokjin sólo atinó a mirarlo. Este niño..., siempre con alguna respuesta ingeniosa o divertida. Sí. Él tendría que disciplinarlo.
—¿Está listo? Ya es hora de llevarlo al comedor. Y por favor Jimin, preséntese a las nueve con quince a la Cena.
—¿No podemos ir juntos? —Jungkook no llevaba ni un día y ya estaba empezando a cansarse del famoso protocolo y de lo que podía o no podía hacer.
—Usted, como anfitrión, debe ir primero Su Alteza. Creí que se lo había explicado—. Al hablarle un poco más de cerca al Príncipe, Seokjin lo notó. Estaba maquillado. Nada recargado, pero lo hacía lucir más niño incluso. Llevaba un maquillaje en tonos cálidos, pero suaves. Sus labios rosados se veían húmedos y rellenos. Y de una manera extraña, el verlo con sus chaqueta lo hizo sentir...bien. Estaba mirándolo. Jungkook no era tan alto, pero tenía un cuerpo hermoso. Su cintura era pequeña, pero sus hombros se veían fuertes y podía ver su pecho marcarse en la camisa blanca que llevaba, y que la chaqueta no alcanzaba a esconder del todo. Estaba bonito. Seokjin sentía que esa palabra describía perfectamente a Jeon Jungkook.
Jungkook se dio cuenta que Seokjin lo miraba. Pensó que estaba verificando si algo estaba fuera de lugar, pero él había sido cuidadoso. Un maquillaje suave y se había puesto la maldita ropa que el Secretario había escogido para él. Hasta había abandonado sus cómodos calcetines con dibujos por unos aburridos de color azul.
—Nos vamos entonces—Jungkook se movió hacia la puerta al ver que Seokjin seguía estático auscultando su presentación.
—¡No abra la puerta! —alcanzó a reaccionar Seokjin, que corrió a abrirla, al mismo tiempo que Jungkook ponia los ojos en blanco mientras salía primero. Al cerrarla, todavía pudo escuchar la risa de Jimin dentro del cuarto.
Caminaron por el largo pasillo, hasta la escalera principal. Seokjin le seguía atrás, lo que era incómodo para Kook, que quería disfrutar de la hermosa vista que el Secretario le ofrecía.
—Cuando finalmente sea su presentación oficial, el Salón de abajo estará lleno y usted bajará por esta escalera. Le enseñaré como debe hacerlo.
—¿Hay distintas formas de bajar una escalera?, ¿debo hacerlo a lo Lady Di? —Jungkook se rio, pero al mirar el rostro serio de Seokjin se calló—Oye, sólo estoy bromeando. Sé que estás de duelo, pero tu cara es demasiado seria.
—Para su conocimiento si hay formas de bajar. Todo esto debería enseñárselo el profesor de protocolo, pero Yoongi cree que es mejor que lo haga yo.
Mientras bajaban la escalera, como dos personas normales, a juico de Jungkook, miró a Seokjin. Parecía no feliz con la idea del Jefe de Gobierno.
—Parece que eso fuera un problema para ti. Puedes darme el Profesor. Aprenderé.
—No es ninguna problema Su Alteza, ya le dije que estoy para usted todo el tiempo que lo requiera. Pero dada su personalidad...creemos que es mejor no involucrar a nadie de afuera.
Jungkook no supo si sentirse ofendido ante esa afirmación o qué...
—¿A qué te refieres exactamente con "mi personalidad"? Supongo que te refieres a lo brillante y maravillosa que es.
Seokjin se dio cuenta que su boca lo había traicionado. JungKook se había detenido en medio de la escalera y lo miraba con un puchero en los labios.
—Creo que no me expresé bien...es decir...usted Su Alteza es...diferente..., es joven e impetuoso...
—¿impetuoso? —Jungkook hizo una pausa y se tocó la boca con su dedo índice—Seokjin, ¿tú siempre hablas así? ¿Como si estuvieras escribiendo alguna novela antigua?
Maldito Jungkook. ¿Qué tenía de malo la forma en que hablaba? Él era un hombre culto y su lenguaje era rico..., si no fuera el Príncipe Heredero a quien tenía enfrente, ya lo hubiera enviado a la mierda...porque él también sabía usar malas palabras. Pero no podía. Era Su Alteza.
—Su Alteza, lamento si lo ofendí. Por ahora, seré yo quien le enseñe todo lo que necesita saber. Y sí, siempre hablo así.
Jungkook simplemente se encogió de hombros y a la vez respiró aliviado. Él no quería que ningún otro le enseñara. Siguió bajando la escalera y al fin llegaron a otro salón, donde efectivamente había un comedor, con la mesa ya dispuesta.
—¡Mierda! —fue lo primero que se le ocurrió decir. La mesa no era grande. No. Ese no era el detalle. Lo que impresionó a Jungkook fue la cantidad de cubiertos. Eran siete puestos, pero cada uno contenía una infinidad de cucharas, cucharitas, tenedores, copas y un largo etcétera. Jungkook se preguntó cuántos platos servirían. Y que se comía con qué. A través de su experiencia y exploración televisiva relativa a la corona británica y de haberse visto un par de veces Orgullo y Prejuicio, adivinaba que al menos tres. Y que siempre se usaban de fuera hacia dentro ¿o era al revés? Un pequeño pánico lo invadió. Y en Corea era tan fácil sólo con sus palillos...
Seokjin lo vio frenar en seco otra vez. Tendría que mantener más distancia si no quería chocar una y otra vez con el Príncipe. Imaginó que estaba impresionado por la disposición de la mesa. Y eso que era una cena íntima.
—Su Alteza...—Seokjin se acercó al joven Príncipe y le tocó el hombro—Usted debe pararse aquí y esperar a los invitados. Por favor no se mueva. Entrarán por orden de relevancia. Recuerde no inclinarse, hasta el final a la Princesa Madre.
Jungkook se paró donde Seokjin le indicó. Un costado de la puerta. Bueno eso era fácil. Lo difícil era la parte de "no se mueva". El era...un poco inquieto y estas esperas lo incomodaban y le aburrían...
Seokjin podía ver a Jungkook perder su compostura, conforme los minutos pasaban. De pronto miró sus pies. Otra vez estaba parado como personaje de animé. Sus pies chuecos. Sus brazos moviéndose y su mirada un poco perdida. Tosió. Jungkook lo miró e intuyó que le diría algo.
—Y ahora que pasa. No he hecho nada...
—Sus pies... Su Alteza...mmm, debe mantenerlos derechos—Jungkook miró sus pies y estaban chuecos...su rostro se sonrojó y se rio.
—Lo siento—. Los enderezó, pero Seokjin pudo notar que ya había perdido la compostura.
—Si me permite...—Nerviosamente Seokjin se acercó al joven príncipe. Arregló el cuello de su camisa, estiró su chaqueta y le indicó poner sus manos delante. Un poco bruscamente tiró de sus hombros para que se parara derecho.
—¡Oye! Eso dolió. Deberías avisar. No soy un muñeco de trapo con el que estás jugando.
Fue el turno de Seokjin para que sus orejas ardieran.
—Lo siento Su Alteza—. Le ofreció una tímida sonrisa que Jungkook respondió de inmediato. ¡Era tan dulce!
La puerta se abrió y entró Taehyung.
—Sus invitados Su Alteza—. Hizo una reverencia y el primero en entrar fue Jimin que no dejaba de reírse ante toda la pomposidad, pero que rápidamente se puso serio ante la mirada sin expresión de Seokjin.
Luego entró Namjoon, Yoongi, la Princesa Yu-Jin y finalmente la Princesa Madre. Todos excesivamente elegantes, para ser una cena casual.
Media hora después, Seokjin estaba rojo. Yoongi y Namjoon intercambiaban risas disimuladas y Jimin miraba a su amigo que conversaba animadamente sobre cómo había formado su grupo LGTB+ en la Universidad. La razón de Seokjin era la falta absoluta de protocolo del Príncipe, que había derramado vino sobre la mesa (salvado rápidamente por los sirvientes que limpiaron), se había equivocado de tenedor y hacía ruidos mientras comía. Costumbre muy coreana, que en Jeolbyeog no existía. Ellos eran más bien un estilo occidental.
La verdad era que Seokjin casi no había comido, tomando notas mentales de todo lo que tendría que enseñarle a Jungkook. Si hubiese tenido un cuaderno, probablemente hubiera agotado las hojas.
—Cuéntame de tus novios Jungkook—la pregunta de la Princesa Yu-Jin puso en alerta a Seokjin. Asunto que no pasó desapercibido para Yoongi y Namjoon que se miraron cómplices y volvieron a sonreír.
—No tengo mucho que contar...ya sabes en Corea es difícil establecer relaciones gay. La mayoría de los hombres no heterosexuales, están en el closet. Y yo odiaba cuando me mantenían en él. Lo entendía, pero no era agradable. Nunca me he enamorado en realidad..., pero no pierdo las esperanzas. Y la mirada que le dio a Seokjin no fue nada disimulada. En ese momento el Secretario encontró muy interesante el postre que le habían servido.
—Estoy segura que ahora tendrás muchos pretendientes. Debes tener cuidado. Lamentablemente muchos vendrán porque eres el Príncipe de Jeolbyeog.
—Lo sé...—Jungkook ya había pensado en eso. Pero a pesar de su poca experiencia tampoco era estúpido—. Seré cuidadoso.
—Estoy seguro de que Seokjin será un gran consejero en eso—Yoongi después de decir eso, sintió como el secretario a quien tenía sentado al lado le daba una gran patada debajo de la mesa.
—Pero Seokjin apenas sale...jamás le he conocido un novio—Yu-Jin tan poco discreta...
—Princesa, usted sabe que mi vida está enfocada en servir a la Cor..
—¡No puedes decir eso otra vez! —Jungkook lo interrumpió—Eres joven, extremadamente guapo, hablas elegante, cualquier hombre gay estaría loco por ti.
—Creo que Jungkook tiene razón—replicó Yu-Jin—. Príncipe creo que deberás ayudar a Seokjin a encontrar al hombre de su vida...—la joven le levantó las cejas sugestivamente a Jungkook. Todos rieron, ante la insinuación. Seokjin quería hundirse debajo de la mesa y luego huir y JungKook estaba igual.
—Gracias por la preocupación de ambos. Pero por ahora, no estoy en búsqueda de una relación.
Hubo un silencio, que fue interrumpido por Yoongi, que se levantó para brindar por la Corona y el Príncipe Heredero.
Luego de aquello, la cena terminó, las Princesas se despidieron de Jungkook, no sin antes Yu-Jin susurrarle a Jungkook "ya sabes lo que tienes que hacer con tu secretario..." y quedaron sólo Jimin, que había respondido con timidez las preguntas acerca de novios que Yoongi le había hecho. Y el resto del círculo dorado.
—Sé que ha sido demasiado para usted para ser el primer día...—Yoongi se acercó con una copa de vino a Jungkook—lo siento si lo abrumamos Su Alteza.
—¿Podríamos quitar lo de Su Alteza y llamarme sólo por mi nombre, cuando no estemos en algo oficial? Todos son mayores que yo y se siente tan extraño.
—No creo que sea buena id..—Seokjin no alcanzó a terminar la frase.
—Yo pienso que sí—Yoongi interrumpió a Seokjin. Pensaba que generar confianza con Jungkook era fundamental. Debían crear rápidamente un puente que les permitiera trabajar. Había muchos temas que tras la muerte de Jae-Hwan habían quedado pendientes y debían ser resueltos. Además, siempre había sido así con el Príncipe fallecido. Sin formalidad, sin títulos.
Seokjin le dedicó una mirada, otra más de odio a su amigo.
—Jin..., este es el circulo de confianza de JungKook. No necesitamos ser tan formales. Hay muchas cosas que todavía debemos hablar.
—Lo entiendo. Sin embargo, yo seguiré usando la formalidad.
Jungkook puso los ojos en blanco, pero no lo iba a presionar. Seokjin al parecer toda su vida había vivido en ese círculo de formalidad, de protocolos y demás. Esperaba de a poco podría sacarlo de eso.
Después de beber un poco, todos se fueron. Jimin también fue a su habitación y una vez más quedaron solos Jungkook y Seokjin. El Príncipe notó el cansancio en su Secretario. El mismo estaba rendido después de viajar, llegar, cenar y todo lo demás. También podía ver la tristeza en su mirada.
—Debe ser muy difícil para ti todo esto. Namjoon me dijo que era tu mejor amigo. Que se habían criado juntos...y verme aquí en su lugar...
Seokjin comprendió de inmediato que Jungkook hablaba de Jae-Hwan. No supo porque sus ojos se llenaron de lágrimas. Jungkook lo notó y se acercó a él y se sentó a su lado. En un impulso tomó sus manos que rápidamente Seokjin apartó, pero Jungkook volvió a tirar de ellas.
—Oye...nunca he perdido a alguien tan cercano. Era joven cuando mi abuelo partió y me dolió, pero sabíamos que pasaría..., perder a tu mejor amigo, tú hermano en un accidente y tener que seguir como si nada, como si apenas hubiera pasado, no debe ser fácil. Tú mismo lo dijiste estaremos juntos casi 24/7. Entonces, a pesar de que eres mayor que yo...y que yo soy un jodido Príncipe, quiero que sepas que podemos ser amigos..., que puedo escucharte...
Seokjin pensó que el cansancio, el estrés lo habían abrumado y por eso había sentido esa imperiosa necesidad de echarse a llorar ahí frente al Príncipe que lo necesitaba fuerte y firme..., JungKook tenía una mirada tan dulce, tan suave, que invitaba a abrirse y expresar sus sentimientos, sus emociones..., pero no. No era lo correcto. Él debía mantener su distancia. Su posición. No era como Jae-Hwan. Jungkook era sólo el Príncipe. No un amigo. No un igual. Él era un súbdito, que servía la corona.
—No tiene que preocuparse por mi Su Alteza. Lamento esto. Rápidamente se paró y secó la estúpida lágrima que había caido—. Vaya a dormir. Mañana comenzaremos con el trabajo en serio. Debemos trabajar para su coronación. Hoy me di cuenta de que hay muchas cosas que desconoce y que yo debo enseñarle. Y a propósito, debo arreglar algunos asuntos antes de mañana. Si me permite su Alteza, me retiraré—. Seokjin hizo una reverencia y salió del salón.
Jungkook se dejó caer en el mismo sofá donde había estado, pensando en Seokjin y su capacidad para controlar sus emociones. El nunca podía. Lloraba a menudo y demostraba sus estado de ánimo abiertamente. Tal vez no sólo Seokjin tenía muchas cosas que enseñarle, sino que él también podría darle algunas lecciones acerca de dejar salir el dolor, la rabia...él podía hacer eso por su bonito secretario.
Caminó hacia la habitación de Jimin, para conversar un rato, antes de irse a dormir, para comenzar su vida de Príncipe Heredoero.
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