Capítulo 19: La Fiesta
Jimin y Jungkook se miraban y no pudieron evitar reírse a carcajadas, ante la mirada atónita de Dong-Min que no entendía el chiste.
Y es que ninguno de los dos chicos, se hubiesen imaginado vestirse así y listos para una gran gala. En realidad, ni en sueños, Jungkook hubiera pensado en convertirse en un Príncipe. Siempre pensó que luego de titularse se iría a trabajar con su padre a su pequeño, pero próspero negocio de insumos computacionales. Y ahora, frente al espejo realmente parecía una persona diferente. Un Príncipe. Como el de los cuentos. O como en The Crown. Para Jimin era lo mismo y si bien, el no ostentaba ningún título, jamás imaginó verse en un traje Armani listo para una noche especial.
—Si alguno de nuestros amigos en Corea nos viera ahora mismo, creo que ni siquiera nos reconocerían —. Jimin daba vueltas mirándose en el espejo, ante la mirada satisfecha de Dong-Min.
—Su Alteza, luce espléndido. Todos en esas cena, quedarán deslumbrados. Su juventud y belleza resaltan en este hermoso traje. Y su amigo, también ha quedado perfecto.
Ambos se miraron y volvieron a reír. Era increíble donde estaban ahora y a donde irían.
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Seokjin daba vueltas en su casa. Estaba arreglado y listo para salir. Un chofer de palacio lo recogería, para llevarlo al salón de eventos de la Casa Azul, la sede del Consejo. Estaba nervioso, hacía sólo unos minutos, su padre lo había llamado para saber si iría. Al responderle afirmativamente, éste le había comunicado que también estaría ahí, invitado naturalmente por el Duque Jang. Eso lo había puesto de mal humor. Saber que su padre continuaba en amistad y quien sabe que más con los Jang, simplemente lo irritaba.
Su teléfono vibró en su bolsillo. Lo sacó y vio el nombre de Yoongi en la pantalla. Contestó de inmediato.
—¿Ya vas saliendo? —fue lo primero que le preguntó al Jefe de Gobierno.
—Iba saliendo, pero sucedió algo de última hora...—Seokjin pudo notar la voz de congoja y preocupación de su amigo.
—¿Qué pasa Yoongi? No se te escucha bien.
—No sé si debería decírtelo por teléfono..., pero en realidad creo que eres el primero que debe saberlo, aun cundo rompa todas las reglas...—Seokjin se impacientó y se preocupó todavía más.
—Habla Yoongi...
Un suspiro cansado se escuchó del otro lado. Seokjin contuvo la respiración, porque sabía que era algo grave. Yoongi era la persona con más temple que jamás había conocido, incluso más que Jae.
—Los expertos del FBI me entregaron el documento preliminar del accidente...—Seokjin se dejó caer en su sofá. Ya podía imaginar, las palabras que vendrían a continuación—bueno...no fue un accidente. El avión tuvo una falla producida por un cambio en el sistema de navegación que provocó una falla múltiple. Ellos pudieron determinar fehacientemente que fue manipulado... alguien lo hizo intencionalmente...
—¿Están seguros? Pudo haber sido un error...—Seokjin se aferraba a la última esperanza de que todo hubiera sido accidental.
—No Jin...eso...lo que se cambió, no sé...no sé nada de aviones...pero ellos me aseguraron que hubo intención criminal. Fue cambiado a propósito para que la avioneta cayera. Alguien asesinó a Jae-Hwan—Un sollozo al otro lado de la línea, fue suficiente para Seokjin. El también sintió como una lagrima bajaba por su rostro. Todos sus temores, todas sus dudas habían sido ciertas. Habían asesinado a su mejor amigo. A su hermano. Y junto a él, a su prometido, a su jefe de seguridad y la tripulación. Siete vidas perdidas.
—¿Qué vas a hacer? —Seokjin sabía que esto no podía quedar sólo en manos de la familia real, aun cuando hubiera sido Princesa Madre quien hubiera pagado la investigación.
—Hablaré con ella. No hoy, naturalmente, es la cena de Jungkook y no voy a arruinarla. Pero esto no lo podemos callar. Debo informarlo al Consejo y denunciarlo. Hay que investigar y esperar que caiga, quien debe caer.
—¿Sabes que fue él no Yoongi? Jang...
—Lo sé, pero no tenemos ninguna prueba. Ahora depende de Jungkook que permitan que la investigación sigua en manos de privados..., sólo él puede autorizarlo. El Consejo nada puede hacer frente a la autoridad del Príncipe, aun cuando todavía no haya sido coronado.
—El lo hará. Jungkook jamás ocultaría algo así. Y la Princesa tampoco. Ella quiere y tiene derecho a saber quien mató a su hijo. Todo el Principado tiene derecho a saberlo—. Jin sabía que en cuanto Jungkook lo supiera, ordenaría seguir la investigación.
—Lo sé. Para nuestro Príncipe la justicia es uno de sus más grandes valores. Es sólo que temo que Jang interfiera en el Consejo, no lo sé busque algún resquicio...
—Debemos hablar con Namjoon y asegurarnos que no hay nada que pueda hacer...—Seokjin comenzaba a vislumbrar escenarios, pero ahora tenía la mente tan nublada con la noticia...de pronto otro escenario se abrió en su cabeza. Un jadeo salió de su boca...JungKook—. Debo llamar a Hoseok y reforzar la seguridad de nuestro Príncipe. Él podría estar en peligro y no dejaré que ese hijo de puta se acerque a él.
—Jin...sabes que hoy será inevitable. Jang es el jodido anfitrión como miembro antiguo del Consejo. Pero sí, llama a Hoseok y dile que lleve un par de hombres más. Desde ahora debemos reforzar su seguridad. Si es necesario contratar más personal.
—Tienes razón. Me aseguraré de hacerlo. Lo hablaremos mañana con tranquilidad. Pero esta noche...gracias por conseguir que me invitaran. No podría estar tranquilo si no pudiera vigilarlo de cerca—. Seokjin suspiró—. Además, a él le encanta salirse de protocolo y presiento que esta noche lo hará en forma reiterada. Habrá mucha gente que querrá hablar con él, conocerlo... ¡dios! Tiemblo de solo pensar que alguien quiera hacerle daño...yo no podría...
—Oye...—habló con calma Yoongi desde el otro lado, ya repuesto de aquellas traicioneras lagrimas—El hoy estará seguro. Todos estaremos allí. Y no lo perderemos de vista. Jang no va a hacer ninguna jugada hoy, pero debemos estar alertas. Voy a llamar ahora a Namjoon y tu llama a Hoseok. Te veo en media hora. Según el protocolo, Jungkook debería llegar en una hora.
Yoongi cortó y Seokjin se quedó un momento con el teléfono en el oído, sin percatarse que la llamada había terminado. Su cabeza dando miles de vuelta. Jae...asesinado...Jungkook en peligro...su corazón latía tan apresuradamente...sólo quería que estuviera a salvo. Su teléfono volvió a vibrar y esta vez se asustó. Pero sólo era el chofer de la limusina anunciando su llegada.
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Eran las siete y media y Jungkook podía ver como las vallas detenían a las personas que se habían agolpado en la cercanía de la Casa Azul para verlo. Se bajó de la limusina y los saludó alegremente. Sonrió para los fotógrafos y paparazis. Jungkook había sido advertido por Hoseok que tendría mayor seguridad. Había sido una orden de ultima hora de Seokjin. Ninguno entendía el porqué, pero tampoco ninguno de los dos lo había cuestionado. Por lo mismo, los hombres lo llevaron rápidamente hacia la gran escalera de la entrada de la sede del Consejo, donde lo esperaba el Duque Jang, junto al que intuyó, de acuerdo a lo que le había explicado Seokjin, era el jefe de protocolo.
—Su Alteza, es un honor recibirlo en nuestra Casa—Jungkook pudo observar la sonrisa cínica del hombre. Su cara arrugada no podía disimular el asco o disgusto que le provocaba darle la mano. Jungkook no estaba seguro si era porque era coreano, gay o simplemente porque ostentaba el cargo que anhelaba.
—El honor es mío Duque, respondió cortésmente y tal como le había enseñado su precioso Secretario. En seguida caminó con él hasta la puerta, donde cuatro hombres más lo esperaban. Los miembros del Consejo. En ese momento se dio cuenta que todo lo que Seokjin le había enseñado estaba en su memoria y con gran alegría para cada uno de ellos, los saludó por su nombre, aun cuando nunca los había visto en persona. Todos ellos se sintieron agradecidos e inmediatamente comentaban entre ellos lo educado y simpático que era su Príncipe.
Al entrar al salón, vio de inmediato a Jimin que estaba con las Princesas y fue de inmediato a saludarlas. Namjoon y Yoongi también se acercaron de inmediato a saludarlo. Pero su vista estaba buscando a alguien más. Mientras todos le hablaban de lo bien que lucía, y miles de voces murmuraban a su alrededor, muchos dándole la mano y presentándose, Jungkook sintió que todo ese bullicio se apagaba. Que las luces resplandecientes se atenuaban. Hacia él caminaba un hombre, con su frente descubierta, un smoking perfecto y unos labios semi brillantes. Y lo mejor, ese hombre lo miraba con pasión, con lujuria. Kim Seokjin era un angel o un demonio, no estaba seguro en ese momento que caminaba directo hacia él.
—Debería cerra su boca Su Alteza o se tragará una mosca—Seokjin no pudo evitar sentirse tremendamente halagado por la forma como Jungkook lo miraba. El naturalmente sabía que era guapo, pero ahora mismo, en la forma como lo miraba el jovencito, se sentía un hombre deseado, y como si de pronto toda su ropa hubiera sido quitada.
—Yo...—Jungkook no tuvo palabras. Sintió como su pene se ponía levemente erecto, ante las simples palabras y la sonrisa diabólica de su Secretario.
—Se ve deslumbrantemente hermoso, Su Alteza. Bienvenido. ¿Pudo reconocer a los Consejeros?
Jungkook continuaba en su nebulosa, pero finalmente pudo bajar de ella y prestar atención a las palabras de su Secretario.
—Todos y cada uno de ellos...
Seokjin quería abrazarlo y felicitarlo. Besarle la boca y decirle lo muy enamorado que estaba, pero debía contenerse. No era el momento, no era el lugar.
—Buenas noches, hijo, me alegro de verte—Seokjin alzó la vista justo detrás del hombro de Jungkook y lo vio. Su padre. El Príncipe se volteó de inmediato al escuchar la voz y saber exactamente quien era.
—Padre..., permíteme presentarte al Príncipe Heredero Jeon Jungkook. Su Alteza, mi padre, Kim Seokjung, quien sirvió la corona por muchos años.
El hombre hizo una reverencia y estudió al joven Príncipe. Era un niño, pensó. Su hijo podría fácilmente manipularlo si no tuviera todos esos estúpidos escrúpulos. Si no fuera tan simplón e insignificante.
—Es un honor conocerlo señor Kim. Se que sirvió al padre de Jae-Hwan por mucho tiempo y que usted motivó a Seokjin a seguir sus pasos, por lo que estoy muy agradecido. Su hijo me ha enseñado todo el camino para ser un verdadero Príncipe. Usted no debe sentir más que orgullo por su hijo—. Jungkook sabía lo que sus palabras estaban causando en el hombre. Quería dejar en claro lo que pensaba.
—Estoy seguro de que mi hijo lo ha hecho muy bien. Y por lo mismo sería muy justo si de su parte él recibiera alguna recompensa...
—¡Padre! —lo interrumpió un furioso Seokjin—. No puedes hacer esto...
—Le aseguro señor Kim, que su hijo es bien recompensado por su trabajo. Y estoy seguro de que, si él quisiera algo en especial, podría decírmelo por si mismo. No necesita de su intervención para que yo me de cuenta de su incalculable valor como Secretario y por sobre todo como ser humano. Fue un placer conocerlo—. En ese momento un viejo mayordomo anunció que la cena estaba servida. Jungkook y Seokjin se dieron la vuelta y dejaron al hombre tragandose sus palabras. El hombre naturalmente no dijo nada. No podía rebatir al Príncipe. Eso era inconcebible. Simplemente apretó los puños, y caminó hacia el salón donde se servía la cena.
La cena transcurrió muy bien. Jungkook aplicó todas y cada una de las lecciones que Seokjin le había dado a través de todo este tiempo y no tuvo ningún contratiempo.
El Secretario lo miraba orgulloso. Ya no parecía ese joven torpe e inexperto que había llegado de Corea sin saber nada.
La noche para el joven Príncipe transcurrió de grupo en grupo. Yoongi, las Princesas y el propio Seokjin lo arrastraban de una persona a otra, para presentarlo, para que hablara, para que estableciera conexiones.
Mientras Jang, se mantenía a cierta distancia del Príncipe. Estaba esperando el momento oportuno. Aquel donde el Príncipe no estuviera rodeado de las víboras que siempre lo acompañaban. Y la oportunidad se presentó cuando Yoongi, llamó a Namjoon y Seokjin y se los llevó a un pequeño salón. Ho-Byung se preguntó que estarían tramando, pero más importante era que se acercara al joven Príncipe.
—Su Alteza—se acercó al fin el hombre y tomó su brazo para apartarlo del grupo de damas y de Jimin con quienes hablaba animadamente—veo que ha tenido una buena velada.
—Debo reconocer que se esmeró Duque. Imagino como chirriaron sus dientes al pensar que tenía que hacer todo esto para mí...
Jang, quería golpear al imbécil mocoso. Usurpando su trono, el que debía ser suyo.
—Veo que sus perros falderos lo han enseñado bien...sigue siendo un pobre muchacho sin la mínima educación y sensatez...le dije que ese trono era mío y...
—¿Quieres que levante la voz Jang y empiece a hacer un escandaló? ¿Cómo te atreves a hablarme así o hablar así de mis amigos? Si dices una cosa más, te juro que no me importara nada y te daré un bonito golpe, justo en medio de tu horrible cara... ¿quieres que todo Jeolbyeog sepa quién eres en realidad?
Jang sabía que estaba atrapado. No podía permitir eso. Él necesitaba que lo vieran hablando con Jungkook, no discutiendo. En ese momento se dio cuenta que Kim Seokjung los observaba Eso era bueno. Al igual que un grupo más de personas.
—Claro que no Su Alteza. Me disculpo por mis palabras—Hizo una pequeña reverencia hacia Jungkook—. Tiene usted razón, no debería hablarle así a nuestro joven y querido Príncipe. Y para que usted sepa, no volverá a ocurrir....
Jungkook no entendió el cambio brusco y repentino de Jang. No sabía que se traía entre manos. Levantó la vista y vio a Hoseok. Este entendió de inmediato y se apresuró a golpear la sala donde sabía estaban reunidos los otros.
—Como le digo Su Alteza—, continuó Jang—, le pido disculpas por mis palabras anteriores. Disfrute de la fiesta. Hizo otra pequeña reverencia a la que Jungkook sabía que por protocolo debía contestar. Lo hizo. Justo en el momento en que Seokjin, Namjoon y Yoongi llegaban como un tornado a su lado.
—¿Pasa algo? —preguntó Yoongi mirando a Jungkook seriamente. Su corazón latía demasiado rápido. Hoseok había entrado y les había dicho que Jang estaba acosando a Jungkook y eso había bastado para que los tres salieran con el corazón en la mano, temblando ante la posibilidad que ese hombre dañara al joven Príncipe.
—Sólo saludaba a Su Alteza—respondió el Duque con otra sonrisa cínica—. Ya me retiraba.
Seokjin miró a Jungkook y éste hizo una seña que todo estaba bien. Quería llevárselo de ahí. Quería protegerlo. Cuidarlo de ese maldito hombre que seguramente había dado la orden para que esa avioneta cayera. Tenía en su cabeza cada una de las palabras que Yoongi les había dicho hacia un momento, pero ahora al ver a Kook sano y salvo su mente se calmó. Eso le provocaba Jungkook. Calma, sosiego. Algo que pocas veces había tenido en su vida.
—Lamento inmiscuirme, pero tenía muchas ganas de conocer al Príncipe Jungkook, si me permiten—. Seokjin miró al joven que se había acercado a ellos. Era occidental, pero hablaba muy bien el idioma coreano. Debía tener unos pocos años más que el Príncipe. Los demás se sorprendieron de la soltura y cierta desfachatez con la que se acercó a interrumpirlos.
—Soy Jeon Jungkook, el Príncipe Heredero—el joven hizo una reverencia como respuesta y le sonrió coquetamente, gesto que no pasó desapercibido para ninguno de ellos.
—Su Alteza, soy Michael Barret, trabajo como asesor financiero de la Embajada de Gran Bretaña.
—¿Eres hijo de Samuel Barret?—Preguntó Namjoon.
—Correcto. ¿Lo conoce Canciller?
—Naturalmente. En Inglaterra. No sabía que usted estaba aquí.
—Hace seis meses—. Luego se dirigió a Jungkook una vez más—. Me encantaría hablar con usted sobre mi experiencia de vivir diez años en Corea.
Jungkook, inocentemente se mostró interesado y esa fue la señal que los demás interpretaron como el momento de retirarse y dejarlos solos. Salvo que Seokjin no se movía. Yoongi tiró suavemente de él.
—Los dejamos entonces—dijo educadamente Namjoon, arrastrando a sus dos amigos.
Seokjin salió afuera y desde uno de los ventanales observaba a Jungkook. Toda la expresión corporal del tal Michael delataba su interés en Jungkook. Como le daba pequeños toques y la forma como se acercaba cuando obtenía una sonrisa.
—Su padre es un ex marine experto en inteligencia—Seokjin no se había dado cuenta que Namjoon había llegado a su lado—. Fue agregado militar en la embajada en Corea por quince años. Su hijo estudió y se crió en Seúl. Pero volvió a Inglaterra antes que su padre, cansado de la intolerancia del país—. Seokjin miró a Namjoon—es gay. No tenía idea que estaba aquí—. Concluyó el Canciller.
Al escuchar esas palabras, el corazón de Seokjin se apretó. Esa era la clase de hombre que Jungkook debía conocer. Un hombre de una buena posición social. Con una familia de renombre. Un chico de su edad...con sus mismos intereses. ¿En qué estaba pensando al besarse y compartir intimidad con Jungkook? El chico tenía tanto que conocer, que ver...no podía seguir alentando esa relación...
En ese momento sonó su alarma. Era la hora de los discursos y debía ir por Su Alteza. Dejó atrás sus tontos pensamientos y sentimientos. El tenía un maldito trabajo que hacer.
Mientras, Jungkook buscaba incansablemente con la vista a Jimin que había desaparecido. Michael seguía hablando e insinuandose, pero él no estaba interesado. El tipo era agradable, pero hablaba demasiado.
—¿Entonces, que hay de ti y de ese amigo tuyo, Jimin? De verdad sólo son amigos? Los he visto juntos toda la noche.
Jungkook miró a Michael y se preguntó si al tipo alguien le había enseñando protocolo porque esa pregunta estaba fuera de lugar. Obviamente Jimin estaba a su lado. No conocía a nadie. Aún así la respondió.
—Jimin es como mi hermano. Si has escuchado cualquier rumor al respecto no deberías creerlo.
—Eso es genial...mmmm....entonces, ¿se me permite invitar a Su Alteza a cenar o tomar algo?
Por supuesto Jungkook había esperado eso. ¿Dónde estaban todos cuando él los necesitaba para sacarse encima el tipo?
—Lo siento, pero mi agenda está muy ocupada hasta la coronación.
—Pero es sólo un trago...
—Escucha Michael, eres agradable, pero debes saber que estoy interesado en alguien más. Y que estoy empezando una relación.
El chico se sorprendió ante aquello.
—Lo entiendo... de todas maneras si cambias de opinión este es mi número —sacó una tarjeta y se la dio al Príncipe—. Puedes llamarme.
En ese momento Seokjin llegó para indicarle que comenzarían los discursos. Sin decir nada más se despidió de Michael y siguió a sus Secretario que se habia puesto muy serio.
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Una hora después viajaba con Jimin de vuelta a Palacio. Todo había salido bien. Había tropezado con algunas palabras en el discurso, pero nada terrible. Seguro Seokjin lo regañaría más tarde. Porque por supuesto el quería terminar su noche con el Secretario. Jimin iba riendo como un tonto y texteando en su celular. Ya podía imaginar con quien había estado esos largos minutos que había desaparecido. Sin embargo no preguntó ni dijo nada. Esperaría que su amigo le contara. Las Princesas también iban a Palacio, por eso Jimin lo acompañaba para reducir riesgos de seguridad. Algo había ocurrido y también esperaba que Seokjin se lo explicara.
Al llegar a Palacio, todos se despidieron y fueron a sus habitaciones. Jungkook hizo lo propio luego de verificar que Seokjin no estaba en su oficina. Al llegar a su cuarto, vio que Bam dormía y entonces tomó el citófono del cuarto y llamó a Jin.
—Su Alteza, ¿esta todo bien?—Seokjin había llegado diez minutos antes y había huido a su habitación.
—En realidad no. Estás raro y quiero un beso de buenas noches...
—Jungkook no...
—Voy a colgar. Ábreme tu puerta. Es una orden—Sin esperar que le contestara colgó y cruzó el pasillo. Seokjin le abrió.
—¿Qué sucede? Estas raro y ¿todas esas medidas de seguridad?
Seokjin hubiera preferido que Yoongi lo hubiese puesto al corriente al día siguiente, pero no había forma de decirle que no al Príncipe.
—Los informes dicen que Jae fue asesinado...
Jungkook retuvo la respiración y se sentó en la cama de Seokjin.
—Mañana Yoongi hablara contigo y las Princesas. Por eso tomamos medidas de seguridad extra...podrías estar en peligro.
Jungkook lo entendía y también sabía que era un tema delicado para Jin, así es que no hizo más preguntas y el secretario se sintió aliviado.
—Lo hiciste muy bien hoy...esos tropiezos son normales...sólo me preocupa lo que Jang...
—Dijo lo de siempre..., pero luego se mostró todo arrepentido. No le creo nada, menos ahora. Pero no te preocupes por él. No dijo nada grave.
Él y tu padre son unos imbéciles...lo siento...
—No..., tienes razón y me siento muy avergonzado.
—No tiene la culpa Seokjin. Ven siéntate a mi lado. Te extraño.
Sin embargo Seokjin no se sentó.
—Y ese chico inglés...Namjoon me dijo que venía de una familia muy importante de Inglaterra..., me imagino que se volverán a ver...
Jungkook comprendió ahora el rostro serio de Seokjin. Otra vez atacado por todas sus inseguridades y poniendo su "deber" por encima de sus sentimientos.
—En realidad no. El tipo es agradable pero demasiado egocéntrico y aburrido..., además estoy seguro que sólo quiere acostarse conmigo—Jungkook pudo notar como el rostro de Seokjin se contrajo al decir esas palabras.
—Tal vez deberías darle una oportunidad Jungkook. Es de tu edad, vivió en Corea..
—Pero a mi no me interesa. Yo sólo estoy interesado en un hombre. El que tengo justo delante de mi ahora—Jungkook se levantó y se acercó a Seokjin.
—No te das cuenta que recién estás conociendo este mundo..., vas a conocer gente...países...yo...ese chico es...
—¡Basta Seokjin!—Jungkook había perdido la paciencia—. ¡Deja de arrojarme a los brazos de otros! ¡Deja de decidir por mi! ¡Yo te quiero a ti y sólo a ti!
—Jungkook...sólo quiero lo mejor para ti...
—¡Tú eres lo mejor para mi! Y sólo desearía que lucharas un poco más por nosotros...por esto que está naciendo...en este algo en el que yo si creo...—Jungkook sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas...
Seokjin al verlo se le partió el corazón. Era un cobarde. Un maldito cobarde. Su Príncipito tenía razón...él no estaba luchando...tenía tanto miedo..., pero ese precioso hombre que tenía delante suyo valía la pena. El debía luchar contra sus inseguridades, contra sus temores y contra la pobre imagen que tenía de si mismo. Porque Jungkook lo quería a el. Sólo a el.
—¡Lo siento!—se arrojó a sus brazos y lo apretó contra su pecho. Besó su cabeza y rápidamente buscó su boca. Lo besó primero con suavidad y luego con pasión. Lo deseaba tanto, tanto, como nunca a nadie...de pronto lo comprendió, lo vio... la conexión emocional que tanto había buscado a través de los años en el que de había dado cuenta que era demisexual... estaba frente a sus ojos. Estaba enamorado y el deseaba a ese hombre...tanto...
Lo besó con más intensidad, hundiendo su lengua en la boca, moviendo sus manos rápidamente para sacar la camisa fuera del pantalón de Jungkook. Había llegado el momento. Dejar atrás todo y luchar por su Príncipe.
—Quiero hacerte el amor—Jungkook lo escuchó y sintió que esas cuatro palabras habían sacudido todo su cuerpo, toda su alma..
—Hazme el amor, entonces, Seokjin.
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