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Capítulo 15: El Testamento

La llegada a Palacio fue un caos. Bam, el cachorro dóberman que había traído del refugio corría por los pasillos dejando pozas por doquier, marcando territorio, obviamente.

Jungkook reía feliz. En Busan había tenido un perro, pero hacía dos años había fallecido por vejez. Tener un nuevo compañero lo llenaba de felicidad.

Seokjin había ido a su oficina, para coordinar la lectura del testamento que sería en unas horas. Luego de hacer las llamadas de rigor, se soltó el nudo de la corbata, se sirvió un vaso de whisky y se dejó caer en el sofá. Prendió el televisor y sonrió ante la imagen que estaba mirando. Era Jungkook cayendo sobre su trasero cuando el cachorro saltó sobre él. Naturalmente la escena estaba en todos los canales del Principado.

La gente estaba encantada con su Príncipe. Con su espontaneidad y alegría. Y si bien, se sentía contento por eso, también le produjo un sentimiento de tristeza. Parecía como si los habitantes de Jeolbyeog hubiesen olvidado a Jae-Hwan. Y no, no es que estuviera mal que amaran a Kook, pero su amigo había hecho tanto bien...dolía que su imagen parecía desaparecer para sus súbditos. No para él, sin embargo. Todavía lo extrañaba demasiado y la lectura del testamento le hacía recordar la triste verdad: él se había ido.

—¿Seokjin? —Taehyung asomó primero su cabeza y luego entró a la oficina—. Vamos a servir el almuerzo y me preguntaba si irás o...

Levantó su cabeza. Dado su estado de ánimo, hubiese deseado quedarse en su oficina, pero no era el día para dejar a Jungkook solo. Jimin estaría en clases hasta más tarde.

—¿Su Alteza? —preguntó a Tae.

—En el jardín jugando con el cachorro. El Jefe de Gobierno está aquí. Yoongi resultó ser un amante de los animales también.

Seokjin pudo imaginarse a ambos jugando. Salió por tanto de su oficina y se dirigió al comedor pequeño. Antes, naturalmente se asomó al jardín y ahí estaban. Jungkook se había cambiado de ropa y jugaba con Bam. Yoongi observaba con una sonrisa en su rostro. Al ver al Secretario se acercó y lo saludó.

—Jungkook no deja de sorprenderme. Imagino que hoy te deben haber dado al menos tres paros cardíacos con todas sus locuras—Yoongi le dio un golpecito en la espalda a su amigo que seguía con su vista fija en el Príncipe y su nuevo perro.

—Nunca sé qué dirá o hará. Debí adivinar que sus intenciones eran traer un cachorro.

—Vi las noticias, Seokjin. Hasta el incidente del perro lo estaba haciendo muy bien.

—Ha mejorado mucho. Se esfuerza en sus clases de inglés, pero conmigo sigue distrayéndose y hoy demostró una vez más, que no le importa el protocolo.

Yoongi sonrió. A veces, Seokjin era tan ingenuo.

—Él quiere llamar tu atención, ¿Cómo no te das cuenta? Le prometiste amistad y, además, le dijiste que sentías algo por él y al día siguiente cambiaste radicalmente de idea. Obviamente está buscando una manera de comunicarse contigo. De entenderte. Yo haría lo mismo.

Seokjin sabía que Yoongi tenía razón, pero en el fondo de su corazón se consideraba un cobarde, por no poder decirle a Jungkook que se había equivocado. Que era mejor olvidar lo que había dicho, tal como habían olvidado los besos. O eso al menos quería creer. Pensaba que con el paso de los días y las muchas actividades que estaban llenando la agenda del Príncipe, éste se olvidaría de él. Cada día recibía múltiples invitaciones, incluyendo la de algunos empresarios jóvenes o hijos de empresarios de diferentes partes del mundo, interesados en conocer a Jeon Jungkook. Y sabía por el equipo de seguridad que los investigaba que muchos de ellos eran gay o bisexuales. Pronto el Palacio sería invadido por todos esos pretendientes y Jungkook probablemente encontraría al indicado.

—Seokjin—dijo el Príncipe acercándose a ellos, una vez que dejó de jugar con Bam—, pensé que te saltarías el almuerzo. Últimamente apenas si comes conmigo. Que buen amigo resultaste ser.

Yoongi miró a su amigo y como éste bajó la cabeza avergonzado por las palabras llenas de sarcasmo y dolor de Jungkook. La tensión era evidente.

—Iré a refrescarme antes del almuerzo—Yoongi hizo una reverencia y salió prácticamente corriendo.

—Lo lamento Jungkook, he tenido mucho trabajo y...

—¿Por qué me mientes?, ¿Por qué no me dices que lo que dijiste hace un mes, fue un error?, que en realidad no te gusto—Jungkook comenzó a caminar por el salón—. Estoy cansado de tu actitud Seokjin.

—Su Alteza yo...

—¡Me besaste, Jin!, ¿acaso eso no significa nada para ti?

Seokjin iba a replicar, cuando la puerta se abrió sin previo aviso y una alegre Princesa Yu-Jin saludaba.

—Su Alteza, que alegría verte otra vez—la chica se lanzó a los brazos de Jungkook y éste naturalmente la recibió. No sin dejar de mirar a Seokjin que tenía su rostro ardiendo.

—Seokjin, también estoy feliz de verte—la abrazó y agradeció a todo el universo por la entrada de la Princesa, que lo salvó del duro interrogatorio de Jungkook.

—Yu-Jin, no sabía que llegarías tan pronto. ¿Dónde está tu madre? —Mientras miraba a la Princesa, también vio de reojo a Jungkook que trataba de recomponerse.

—Ella llegará sólo a la lectura. Pero yo quería almorzar con Jungkook. La próxima semana volveré a la ciudad y quería saber si puedo quedarme aquí. Además, quiero conocer a Bam, lo vi por televisión y me reí mucho.

—Por supuesto—intervino Jungkook—, este Palacio también es tu casa. Seokjin dará las instrucciones para que tu habitación esté preparada. En cuanto a Bam..., está allá afuera conociendo su nuevo hogar. ¿Quieres ir a verlo?

—Estoy seguro que Yu-Jin tienw muchos deseos de ver a su cachorro, Su Alteza—contestó Seokjin—voy a dejarlos solos. Estoy seguro de que Sus Altezas tienen mucho de que conversar. Yoongi los acompañará en el almuerzo.

—¿Pensé que ibas a almorzar con nosotros? —preguntó Jungkook, adivinando ya, que Seokjin había encontrado la excusa perfecta para ausentarse.

—Hay muchas cosas que preparar Su Alteza, será mejor que coma algo rápido en mi oficina. Yu-Jin, nos vemos más tarde. Su Alteza—hizo una reverencia hacia los dos y salió.

Jungkook quería golpear algo y no pasó desapercibido para la joven Princesa.

—Vaya, sí que ustedes están tensos. ¿Qué ha pasado entre ustedes para que estén así? Creí que se llevarían bien. Tenía ilusión que tú y Seokjin...no sé...encajaran...ya sabes cómo amigos o incluso algo más.

Jungkook resopló. Él también había tenido la ilusión, pero Seokjin lo había llevado a lo alto de una montaña y luego lo había dejado caer, sin preocuparse demasiado del dolor que le causaba. Se preguntaba si incluso se daba cuenta de aquello.

—Te puedo poner al día, mientras vamos a conocer a Bam—Jungkook invitó a Yu-Jin a salir. A pesar de que se habían visto sólo unos días, a menudo hablaban por teléfono, aun cuando Jungkook nunca había mencionado nada de lo ocurrido y cuando ella preguntaba por Seokjin, se limitaba a decir "está bien", pero quizá una mirada femenina podría ayudarlo. Tenían casi la misma edad y ella conocía a Jin. Así es que mientras caminaban al encuentro del cachorro, le contó todo. Ella escuchó con atención y se sorprendió cuando le mencionó las palabras de Jin hacía ya un mes atrás. También pudo notar cuán afectado se encontraba Jungkook. Y confuso.

—Seokjin está en pánico—fue lo primero que le dijo a Jungkook cuando éste le pidió su opinión—. Crecí con él y a pesar de la diferencia de edad, lo conozco. Él no sabe manejar muy bien sus emociones, ¿sabes? su madre lo dejó siendo muy pequeño y su padre...bueno vivía para su trabajo aquí en Palacio. Pero es un hombre frío y calculador. Mi madre siempre me hablaba de su ambición. Ella no lo quiere mucho, a diferencia de Seokjin a quien adora como un hijo. Ese hombre le hizo mucho daño. Jae me contó que cuando le dijo que era gay lo golpeó. Sólo se tranquilizó cuando mi hermano salió del closet y claro, el señor Kim comenzó a imaginar que ellos dos...ya sabes...pero ellos no se querían de esa manera. Jin ha vivido con ese sentimiento de culpa, de no ser suficiente buen hijo.

—Pero era la mano derecha de tu hermano y ahora trabaja conmigo. Ha llegado muy lejos...

—Puede ser, pero su padre siempre quiere más. Eso lo hace ser tosco y frío. Jae y a veces yo, lográbamos hacerle demostrar afecto. Sé que en el fondo de su corazón hay un chico dulce deseoso de amar..., pero debe estar asustado de quererte. De que su padre se aproveche de eso...debe estar luchando muy duro...

Jungkook comenzaba a entender. Probablemente si el padre de Jin se enterara que algo pasaba entre ellos, comenzaría a presionarlo. Pero ¿por qué no podían hablarlo? él sólo quería que se conocieran, que establecieran una amistad, que definitivamente podría convertirse en algo más..., no tenían que gritarlo al mundo de inmediato...

—Me duele que no me diga lo que siente, o cómo se siente...

—No puede Kook..., Seokjin no sabe cómo hacerlo. Es como si...durante estos años que trabajó con Jae, se concentró sólo en desarrollar una parte de él...ser el Secretario Real..., y apartó al Seokjin humano. El que siente, el que ama..., pero creo Jungkook, que tú podrías encontrar el camino a ese Seokjin. Aun cuando ahora te sientas herido. Y lo entiendo..., pero te aseguro que él es un hombre maravilloso.

—Ya lo sé. Lo puedo ver en todas esas capas y muros que pone a su alrededor. Veo como me cuida y sé que es más que su deber de Secretario. Sé que hace labores que no tienen que ver con su cargo y las hace por mí..., porque le importo..., pero todavía no sé cómo romper esos muros...

—Con paciencia Kook...es todo lo que te puedo aconsejar. Depende de ti si quieres intentarlo o puedes dejar que todo se vuelva una relación formal. De trabajo. Creo que a pesar de que eres el menor aquí, tendrás que ser el más fuerte de los dos.

En ese momento, Taehyung llegó con Bam, a quien le habían dado de comer, luego que el Refugio enviara sus cosas. Ambos, Princesa y Príncipe se acercaron al cachorro quien comenzó a mover la cola y juguetear alrededor de ellos.

Jungkook se quedó meditando en lo que Yu-Jin le había dicho. Tenía un mundo por delante, responsabilidades, la Corona, dirigir un Principado... ¿podría preocuparse de Seokjin?

Luego del almuerzo, que estuvo tranquilo, aunque con un poco de ansiedad por lo que venía, Jungkook fue a recibir a la Princesa Madre que había llegado para la lectura del testamento. La mujer lo abrazó y le dijo lo orgullosa que estaba de él y de cómo estaba llevando su papel de Príncipe Heredero.

Seokjin también salió de su escondite y abrazó a la madre del que había sido su mejor amigo.

Todos se dirigieron al salón donde el abogado encargado los esperaba. Se unieron también, Namjoon y Taehyung.

Todos alrededor de una mesa. Jungkook se sentó junto a las Princesas y en frente de ellos Yoongi, Taehyung, Namjoon y Seokjin. Sus miradas se cruzaron y el Príncipe pudo notar enseguida la emoción en su secretario. Entendía que este momento era doloroso para todos y trató de darle una sonrisa, la cual fue correspondida.

El abogado se presentó y explicó que el testamento había sido entregado dos días antes del accidente. El Príncipe solía actualizarlo cuando realizaba viajes. El que tenía en su poder indicaba las instrucciones en caso de que al momento de su muerte no tuviera herederos directos.

—El Príncipe dejó algunas palabras...—partió diciendo el hombre, que se aclaró la voz y comenzó a leer:

—"Lamento haberlos dejado. Si están leyendo esto, no tuve oportunidad de casarme con Dong-Gun y él partió conmigo...—el hombre carraspeó visiblemente emocionado—Mamá...sé que serás fuerte y junto a Yu-Jin llevarás el emblema de nuestras familia con honor. Gracias por tu apoyo incondicional y tu amor permanente. Igual para ti hermanita. Quiero que seas feliz y encuentres tu propio camino. A ambas, por supuesto en partes iguales les dejo todo lo que poseo..."

Ambas mujeres rompieron en llanto. Jungkook tomó sus manos y las apretó. Seokjin se levantó y les dio pañuelos. Era un momento muy duro.

—"Sin embargo"—continuó el abogado—"algunos de mis bienes se los dejo a las personas que han estado incondicionalmente a mi lado. Mis mejores amigos, mis camaradas...Kim Namjoon, recibe mi biblioteca privada y disfruta de la lectura que tanto te gusta".

Namjoon sonrió y movió su cabeza...era una sala completa repleta de libros clásicos, colecciones únicas...

—"Min Yoongi, no puedo dejar en mejores manos toda mi sala de música. Se que es tu segunda pasión y nadie más que tú la sabrá apreciar".

Yoongi no pudo evitar sollozar. Pasaban horas enteras, revisando vinilos, escuchando desde rock clásico hasta kpop.

—"Mi querido Kim Taehyung, gracias por tu lealtad...y para que te sigas desarrollando te dejo una parte del dinero de mi cuenta del Banco de Jeolbyeog. Quiero que estudies y avances en la vida..., no quiero que te sientas poco digno por un pasado que supiste superar".

Tae, no pudo evitarlo y comenzó a llorar en silencio. Hubiese deseado no tener ese dinero si eso significaba tener a Jae con ellos.

—Hasta aquí la primera parte—dijo el abogado—. Ahora, hay otra carta para el Príncipe Jungkook. Comenzó a leer—"Jungkook, te observé por mucho tempo sin que nadie lo supiera, ni siquiera mi madre...y por eso estoy seguro de que hoy estás aquí, como Príncipe Heredero. Se de tu valentía, de tu fortaleza frente a la adversidad y no tengo dudas que aceptaste el trono. Recibe una de mis cuentas en Suiza y el departamento que tengo en el centro de la ciudad. Pero, ante todo, recibe mi apoyo y mi fuerza. Esté donde esté, estoy luchando contigo y apoyándote en el difícil, pero precioso desafío de ser Príncipe".

Jungkook se quedó sin palabras. Así que Jae-Hwan lo había estado vigilando por mucho tiempo, ¿acaso temía morir y no se lo había dicho a nadie?

—La última carta es para usted Seokjin.

Jin levantó su rostro. Pensó que ya todo había terminado, pero Jae-Hwan también había escrito para él.

—"Por último, le hablo a mi mejor amigo. Mi hermano...Seokjin...no estés triste...necesito que seas fuerte para mi madre y para Yu-Jin. Se que lo serás. Pero, ante todo, necesito que seas fuerte para Jungkook. Él te va a necesitar y estoy seguro que tú también necesitas a alguien como él en tu vida. Te va a sorprender...y quiero que abras tu corazón y muestres la hermosa persona que eres..."

Jungkook fijó su vista en Seokjin, quien se cubrió el rostro con ambas manos y comenzó a sollozar. Él quería pararse e ir a consolarlo, pero sabía que no correspondía. Namjoon y Taehyung lo acariciaban en silencio, demasiado conmovidos todos con las palabras del Príncipe fallecido.

—"...Te dejo la casa de invierno, ¿recuerdas? tenías ocho y yo catorce y te enseñaba a pescar..., disfrútala, hazla tu hogar y ojalá un día encuentres un hombre con quien compartirla"

Eso fue suficiente. Seokjin sentía que se ahogaba. Que todo el peso de estos casi dos meses caían sobre él como una roca que aplastaba sus huesos, su carne, su alma. Necesitaba salir de ahí o moriría de dolor. Murmuró un "lo siento" y abandonó la sala seguido por Tae.

Jungkook y los demás se quedaron viéndolo, también sumidos en su propio dolor.

El abogado terminó de leer la parte reglamentaria y detalles menores. Luego de un intercambio de palabras con Yoongi y de saludar con reverencias a sus Altezas se retiró.

—Jungkook—La Princesa Madre se acercó y lo abrazó—Jae-Hwan sabía que su vida podía estar en peligro...ahora tengo la certeza que tal vez algo sabía y nunca nos dijo..., por eso te buscó y vio en ti todo lo bueno que yo también veo ahora. Se que harás del Principado un lugar maravilloso para sus habitantes y dejarás una huella. Sólo te pido una vez más, que no abandones a Jin. Necesita luz en su vida y tu estás lleno de ella.

El Príncipe abrazó a ambas Princesas y en silencio lloraron... por todo...por la pérdida del Príncipe, por Jin y porque la vida a veces era muy injusta.

Las princesas se fueron con sus guardias y Jungkook buscó a Seokjin, pero solo encontró a Nam, Yoongi y Tae.

—¿Dónde está él? —Quería verlo. Necesitaba estar con él, consolarlo, hablarle.

—Jin se fue a su casa, Su Alteza—Tae respondió—Eso hace cuando se estresa demasiado...me pidió que me quedara con usted cerca...

—Yoongi, llévame allí. —Jungkook ni siquiera dejó que Tae termina.

—No Jungkook. No puedes simplemente salir e ir a su departamento...podrían verte...la prensa haría preguntas...

—No me importa. Quiero estar con él...

Yoongi miró con impotencia a Namjoon. Ambos sabían lo testarudo que era el Príncipe y con esto no cedería...

—Déjame llamar a Hoseok....

Lo maravilloso de Hoseok era que su Jefe Minho le había enseñado algunos trucos.

—Puedo sacar al Príncipe en el auto de uno de mis chicos. Tendrá que ir agachado...pero servirá. Creo que si usa su ropa de civil...no habrá problema. Yo también iré con el rostro cubierto...nadie sabrá...la casa de Jin está aislada...

Yoongi y Namjoon solo podían ver los ojos suplicante de Jungkook y finalmente cedieron.

Fue así, como media hora más tarde, Hobi estacionaba frente a una casa que estaba al final de un paseo a orillas de la costa. Era blanca y de dos pisos. Ya eran casi las siete y no se veía nadie cerca, por lo que Hoseok y el Príncipe bajaron. Rápidamente tocaron el timbre.

Seokjin había tenido que salir del Palacio. Las palabras casi proféticas de su amigo le habían roto el corazón. Y le había dejado la casa de invierno donde estaban todos sus recuerdos de niño y adolescente. Él no podía con eso. Ni siquiera debía aceptarla, esa casa debía ser para Jungkook, no para él. Se sentía tan poco digno de recibirla. Cuando escuchó las palabras de su amigo, se dio cuenta lo solo que estaba. Sí, Yoongi y Nam eran sus amigos, pero tarde o temprano ellos encontrarían su camino. Alguien a quien amar. Después de todo, Jimin comenzaba a aparecer cada vez más en los pensamientos de Yoongi y en cuanto a Nam...bueno era complicado, pero estaba seguro que al fin encontraría a su persona. ¿Pero él? Todo su vida enfocada en un sólo objetivo y ahora se daba cuenta que en realidad la vida debía ser mucho más que sólo dedicarse a la Corona. Pero sentía que ya era demasiado tarde. Estaba demasiado viejo para vivir de otra forma. Bebió una copa y se fue a su dormitorio. Se tumbó en la cama a llorar, a sentirse miserable por todo y todos. De pronto el timbre sonó. Se hizo más pequeño en la cama. Debía ser Yoongi y estaba seguro que aun cuando no abriera, entraría con la llave que seguramente le había quitado a Hoseok. Ya podía imaginar la situación. Preocupados por él, el jefe de seguridad seguramente había cedido. Efectivamente, la puerta se abrió. No escuchó ninguna voz. Trató de no hacer ruido. Tal vez, podía pensar que no estaba y se iría. Sin embargo, cuando una mano cálida se posó en su espalda, y se dio vuelta a mirar, no era la mirada felina de Yoongi, sino que eran esos hermosos ojo grandes y brillante que lo miraban con dolor, debajo de ese gorro y pañuelo que camuflaban su rostro.

—Su Alteza... ¿Cómo...? —vio a Hoseok y comprendió—No debería estar aquí. Llévatelo Hoseok—. Entonces le dio la espalda a ambos.

JungKook entonces se volvió hacia Hobi y le hizo un gesto para que se fuera.

—Te avisaré—le murmuró y Hoseok comprendió y salió.

Jungkook, se sacó los zapatos, la chaqueta, el gorro y el pañuelo y antes que Seokjin pudiera protestar se metió a la cama con él. Lo abrazó, y besó su cabeza. Sintió el temblor del cuerpo de su Secretario, pero éste no hizo nada para apartarlo.

—Estaba preocupado por ti. No quería que estuviera solo en un momento así. ¿Por qué sigue huyendo Seokjin? ¿Por qué no me dejas entrar?

Sin voltearse y disfrutando por ese breve momento de la calidez del cuerpo de su Principito, Seokjin comenzó a murmurar sus palabras.

—No te merezco Jungkook. He sido una mierda contigo las últimas semanas...yo...todo esto es demasiado. Él no debió dejarme esa casa. Soy un simple secretario yo...

—¡Eras su hermano Jin! Su mejor amigo... ¿por qué sigues menospreciándote y rebajando? Eres un hombre valioso para el Principado, pero eras valioso para él como Seokjin. De la misma forma que lo eres para mí... aun cuando hayas sido una mierda...yo te tengo mucho cariño y tal vez algo más que eso, pero te lo dije...seamos amigos...y tú huiste igual que hoy...

Seokjin entonces se dio vuelta. El corazón de Jungkook dio un vuelco al ver el dolor en sus ojos hinchados y llenos de lágrimas.

—No sé cómo enfrentar esto...su muerte...conocerte...enamorarme... —Seokjin acarició el rostro tan bonito de Jungkook. Se sentía como estar en un sueño, al tenerlo tan cerca.

Jungkook al escuchar esa palabras sintió como su corazón se agitaba. Ahora sabía que los sentimientos eran mutuos. Y lo entendía. Seokjin estaba aterrado de querer, de entregarse y de perder. De ser abandonado como su madre lo hizo. Menospreciado como lo hizo su padre.

—No tienes que manejar esto solo. Me tienes, podemos caminar juntos...tienes que vivir tu duelo Seokjin. Incluso si necesitas un terapeuta...no puedes vivir con ese dolor que atravesó tu corazón. Él se fue y tienes que dejarlo ir y vivir...tal como te lo pidió y yo...yo estoy aquí para ofrecerte esa vida...para construir una amistad que puede crecer y convertirse en algo más.

—La gente siempre pensaría que me estoy aprovechando de ti...

—¡Y que importa la gente! ¿Crees que me ha importado cuando salí al mundo orgulloso de mis sexualidad? Cuando en la universidad los homófobos me llamaban a mí y a Jimin, maricones, afeminados...lloré y maldecí al mundo por no entender que no soy menos persona porque me gustan los hombres...pero me enfrenté a eso. A mis propios miedos y creé una organización en una de las universidades más homofóbicas de Corea...y después de mucho luchar, sé que nos ganamos el respeto de muchos..., ahora soy el Príncipe de Jeolbyeog y nadie me va decir con quien puedo estar...

—Jungkook...tengo tanto miedo...y tanto, tanto dolor...lo asesinaron Kook...estoy seguro de ello...y no quiero que algo puede pasarte...no podría soportarlo... —Hundió su cabeza en el pecho de Jungkook, rodeando con sus brazos su cuerpo.

Seokjin entonces sacó todo su dolor, su pena y tristeza y comenzó a llorar, acurrucado ahí, mientras Jungkook acariciaba suavemente su espalda.

—Eso es Seokjin, llora, saca tu dolor. Tienes derecho ¿sabes? No siempre tienes que ser fuerte y frío y controlador de cada situación. Se te permite ser débil, tener pena, dolor. Yo te lo permito y quiero que me uses hoy como amigo y te apoyes en mí y yo estaré para ti. Para consolarte.

Al fin levantó su rostro y miró a Jungkook. Hasta ahora, el Príncipe se había apoyado en él para aprender, para entender este nuevo mundo, pero ahora, se convertía en su soporte, sin importarle lo débil que parecía, Jungkook podía verlo más allá de todas esas lagrimas derramadas.

—Siento mucho haberme comportado como un cobarde. No lo merecías. Te has esforzado tanto...y sé que dije que seríamos amigos y sólo te di la espalda y hui...

—Shhhh...no hables de eso ahora. Lo vamos a solucionar. Vamos a confiar el uno en el otro..., todavía tenemos que averiguar que pasó con Jae-Hwan y yo tengo que llegar a sentarme en ese trono..., pero quiero que lo hagamos juntos. Sin ti no puedo Seokjin. Te necesito...

Y fue entonces, cuando Seokjin comprendió el significado de esas palabras y de lo que él también debía reconocer.

—Yo también te necesito Jungkook...—Lo miró a esos ojos y vio una pequeña sonrisa en el rostro de su Principito. Era tan bonito y dulce.

—¿Puedo besarte? —le preguntó con timidez.

—Eso sería realmente muy bueno—contestó Jungkook.

Entonces, se besaron. Un beso suave, en que sus labios poco a poco se fueron abriendo al otro. A reconocerse, a saborearse, sus lenguas comenzaron una danza sincronizada de caricias, mientras sus manos recorrían con suavidad el cuerpo del otro. Seokjin parecía no querer soltar su boca, moviendo sus labios, tomando bocanadas de aire y volviendo a besarlo...

Cuando se separaron, Seokjin acarició una vez más el rostro de Jungkook.

—Deberías llamar a Hoseok y volver al Palacio....

—No...esta noche es nuestra. Me quedo aquí. A tu lado...sólo dame ropa cómoda y nos acomodamos otra vez...

Seokjin no lo pensó. Se levantó y buscó entre sus cajones, dos pijamas. Le indicó donde estaba el baño y luego que Jungkook estuvo listo, él hizo lo propio.

Al fin se volvieron a besar con la boca fresca y la cara lavada. Se acostaron, Seokjin envolviendo a Jungkook con su cuerpo.

—¿Te gusta así o prefieres al revés? —preguntó con vergüenza.

—Adoro que me abraces así..., estoy realmente cómodo. Mañana hablaremos más...ahora descansa. Ha sido un día muy largo.

Se besaron otra vez. Seokjin envió un mensaje a Hoseok y Taehyung avisando que estarían en su casa, y que deberían ir muy temprano a buscarlos...no importaba...ese momento...tener a Jungkook en su cama...era perfecto.

Se acomodaron y Seokjin olió el cuello de Jungkook. Su aroma era fresco a flores y frutilla...Suspiró...sí, habían muchas cosas que hablar y que decir..., pero ya no huiría de lo que estaba sintiendo.

—Buenas noches Su Alteza.

—Buenas noches, señor Secretario—contestó Jungkook con una pequeña risita ahogada en la almohada.

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