Capítulo 13: El Acuerdo
Jungkook pensó por un momento que estaba en un sueño. Que tal vez se había desmayado al salir del balcón y que nada de esto era real. Porque los labios de Seokjin, su boca se sentía irreal. Demasiado bueno para ser cierto. Y tal como ocurre en los cuentos de hadas, el encanto se rompió por tres golpes a la puerta.
Seokjin soltó su boca y lo miró por un breve segundo, antes de ponerse de pie y arreglarse la ropa. Jungkook hizo lo mismo y dijo con la voz un poco rota "pase".
Taehyung se asomó y pudo percibir el nerviosismo de ambos y él había vivido lo suficiente para saber exactamente lo que ahí había pasado.
—Lamento molestar...—dijo sinceramente. Odiaba haber roto lo que fuera que hubiese estado pasando—. El almuerzo será servido dentro de diez minutos en el Comedor Pequeño—No supo por qué se quedó allí, como esperando algo. Intuyó que para ambos era mejor que se mantuviera ahí.
—Yo...debo salir—Seokjin sentía que su corazón corría mil por hora. ¡Había besado al Príncipe! Y no una vez, sino que dos veces. No sabía qué hacer con eso. No era un maldito cobarde que no sabía enfrentar las consecuencias de sus actos, pero ahora, en este mismo momento, realmente no sabía qué hacer. Así que decidió en breves segundos que lo mejor era salir y pedir ayuda. A Yoongi.
—¿Salir? —Jungkook también sentía su corazón latir aceleradamente. ¿Qué iban a significar esos besos? De ninguna manera quería que Seokjin enloqueciera, por lo que imaginó que estaba buscando una pequeña vía de escape, para darse el espacio necesario para pensar...y él estaba de acuerdo. También necesitaba pensar.
—Yo...iré con Yoongi para saber cómo le fue con el Consejo. Si me permite Jungk...Su Alteza...el joven Jimin lo puede acompañar y le diré a Hoseok que venga con usted también...
—Está bien Seokjin. No te he visto salir de este Palacio desde que llegué. Lo entiendo... puedes... puedes ir.
¿Lo hacía? ¿En realidad, Jungkook lo entendía? No quería que pensara que era un maldito desgraciado que lo besaba y luego huía...
—Yo..., debemos hablar..., pero...
—Seokjin...ya dije que está bien. Lo entiendo. No digas nada por favor. Cualquier cosa que digas ahora... podría ser un error...
Taehyung ahora sí estaba convencido que esos dos..., estaban demasiado nerviosos.
—Gracias Tae. ¿Puedes avisarle a Jimin que nos encontremos en el comedor? —. El mayordomo asintió y salió cerrando la puerta tras de sí.
Seokjin entonces se volvió hacia Jungkook. Era tan malditamente bonito. Con sus labios todavía un poco hinchados, por sus besos. Tenía una mirada fiera, casi desafiante. Esperando seguramente que le dijera todas las razones del porque ese beso nunca debió suceder. Pero el bonito Príncipe no se merecía eso.
—Te besé porque me gustas mucho—Seokjin ni siquiera sabía de donde había sacado esa valentía para decirle a Jungkook esas palabras—por eso he pensado que no es buena idea que siga siendo tu Secretario..., porque me gustas, me vuelves loco con tus salidas de protocolo..., pero no dejo de pensar en ti, de mirarte y ver lo bonito y dulce que eres.
Bueno, al parecer todavía seguía soñando, pensó Jungkook. Esas palabras eran totalmente inesperadas. Una pequeña confesión, que lo tenían con el corazón acelerado y las mariposas revoloteando.
—Yo..., no quiero que renuncies, ¿podemos hablar de esto? ¿por favor? Respondí a tu beso Seokjin, tú también me gustas.
—Sé que debemos hablar, pero ahora estoy confundido y no quiero confundirlo más Su Alteza. Como usted dijo...no quiero decir algo de lo que me arrepienta.
A Jungkook le parecía graciosa la manera como Seokjin iba de la intimidad a la formalidad absoluta con él. No sabía bien donde estaba parado, pero aceptó lo que le estaba dando. Era mucho más de lo que había esperado.
—Lo entiendo. Ve con Yoongi. Yo estaré bien.
Entonces en un acto de última locura, se dijo Seokjin, besó los labios de Jungkook una vez más. Apenas un beso en los labios y dejó el salón, dejando a Jungkook totalmente aturdido.
Cruzó todo el pasillo del Palacio hasta el estacionamiento, desde donde el guardia le entregó las llaves de su coche que no había movido en días, para salir de ahí y correr a la sede de gobierno.
Ya en el auto, y antes de ponerlo en marcha, revivió la escena en su cabeza. ¿Cómo había perdido de esa forma la cordura? Golpeó el volante con fuerza y apoyó luego su frente. Su corazón todavía latía a mil por hora pro los maravillosos besos. Puso a andar el auto y llamó a Yoongi, suplicando al universo que no estuviera en ninguna reunión.
—¿Cómo estás?, ¿todo bien en Palacio? —Yoongi, estaba en su oficina, revisando aburridos documentos cuando recibió la llamada de Seokjin.
—¿Podemos almorzar juntos? Necesito que hablemos, voy a la sede ahora.
Yoongi se sorprendió por esta ultima información. ¿Seokjin había salido del Palacio y había dejado al Principito solo? Algo grave debía haber ocurrido.
—¿Estás bien? ¿Jungkook está bien? Quieres que le avise a Nam...
—No—Seokjin absurdamente no se sentía cómodo de compartir con Namjoon en estos momento lo que había sucedido—. Estoy bien. El también. Pero necesito hablar sólo contigo. ¿Está bien?
—Lo entiendo. Te espero. Pediré que nos traigan algo para comer.
Seokjin colgó. Desde el funeral de Jae-Hwan que no había salido a las calles del Principado. Todo estaba normal. Era viernes y se respiraba ya la llegada del fin de semana. Además, se veía muchos turistas extranjeros, atraídos por el casino de la ciudad.
Mientras, en Palacio, Jungkook se paseaba en su habitación. No había visto a Jimin y asumía que debía estar esperándolo en el comedor. Se sentía abrumado y nervioso. Lo había tomado tan por sorpresa aquellos besos. No imaginaba de ninguna manera que Seokjin pudiera sentirse atraído por él. Al contrario, siempre pensó que al Secretario le resultaba molesta su personalidad un poco descuidada y sus salidas de protocolo.
Al fin bajó al comedor, donde Jimin lo recibió entrecerrando los ojos. Obviamente lo conocía como la palma de su mano. Así es que ya sabía que algo había sucedido y posiblemente la ausencia de Seokjin se lo reafirmaba. Sin embargo, no dijo nada. Jungkook estaba en silencio y cabizbajo. Esperó que sirvieran la comida y les pidió a los tres empleados que por favor los dejaran solos.
—Jungkook, ¿pasó algo? No se te ve bien. ¿Seokjin?
Bastaron sólo esas breves palabras, para que Jungkook soltara sus lágrimas y afirmara levemente con un movimiento de cabeza. Jimin se paró en seguida y abrazó a su amigo.
Así con Jimin rodeándolo, Jungkook le relató lo que había ocurrido en la sala luego que se había ido. En realidad, él era un llorón y tal vez había estado soportando toda esta carga de ser Príncipe y del cambio tremendo de su vida y haber conocido a Seokjin, a quien consideraba el hombre prefecto para él..., ya sabía que se tomaba todo demasiado a la tremenda tal vez..., ya sabía que a veces sus fantasías iban demasiado lejos. Pero la presión de los últimos días, habían explotado en lo que había vivido hace un instante con Seokjin.
—Jungkook—Jimin volvió a sentarse en su lugar—¿no crees que estás siendo demasiado dramático? Apenas lo conoces hace una semana. No es que ustedes hayan estado mucho tempo en este juego que tienen de Príncipe y Secretario, que en el fondo se quieren comer...—hizo una pausa al ver una leve sonrisa en su amigo—a lo que me refiero es que actúas como si fuera el amor de tu vida y apenas lo conoces...no sabes nada de él, ni él de ti...
Por un momento Jungkook se sintió avergonzado. Jimin tenía razón. El ya no tenía quince años y estaba asumiendo una responsabilidad enorme, por lo que debía dejar de pensar como un adolescente. Pero, en el fondo de su corazón anhelante sentía que Seokjin era la persona correcta. El hombre por el que había estado esperando y difícilmente podía cambiar de opinión. Era una persona testaruda, como buen virgo. Y nadie le sacaría de su cabeza y menos aun de su corazón la idea de que Seokjin era su persona.
—Ya lo sé. Pero, realmente él me gusta. Sé que sólo hemos estado juntos una semana. Pero hemos compartido cada minuto del día y me encanta. Sé que es un poco rígido y necesita urgentemente alegrar y rejuvenecer su closet, pero es todo lo que quiero. Es tan maduro, serio, pero..¿ lo has visto reír? O ¿comer? O la forma como pronuncia cada palabra. Esa voz llena de autoridad, pero que conmigo se suaviza automáticamente...
Jimin abrió los ojos y no pudo evitar reírse al escucharlo. ¿Podía alguien enamorase en una semana? Tal vez JungKook podía.
—Está bien. Lo tengo. Te gusta. Mucho. Como ningún otro hombre que hubieras conocido. Lo entiendo. Ahora...no tienes idea lo que está pasando por su cabeza y estás preocupado.
Jungkook asintió. Pero no sólo era eso. También se preguntaba que pasaría de ahora en adelante. Seokjin, ¿realmente querría irse y dejarlo? La sola idea le daba una punzada a su corazón.
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Seokjin entró a la oficina de Yoongi y se dejó caer en el sofa, donde tantas veces se habían reunido junto con Namjoon y Jae-hwan. Los recuerdos lo golpearon y como su estabilidad emocional del momento no era la mejor, se quebró.
Yoongi lo miró en silencio. Sabía cuantas lágrimas se había tragado. Y no tenía idea lo que había pasado para que al fin las soltara. Pero, en cierta forma sintió alivio. Se sentó a su lado y puso su mano sobre su espalda. Y le entregó un pañuelo de papel.
—¿Qué sucedió Jin?, Qué pasó entre Jungkook y tú para que al fin saques ese torrente de emociones que tienes atrapadas desde el funeral de Jae.
Ahh, Yoongi lo conocía tan bien. Por eso le gustaba hablar con él, porque no necesitaba explicarle demasiado.
—Yo lo besé—las cejas de Min Yoongi se dispararon hacia arriba, pero no dijo nada, esperando a que su amigo terminara de explicarse—. No una vez, sino que tres veces.
Yoongi sabía o podía imaginar la reacción de Jungkook, pero aún así, preguntó.
—¿Jungkook, que hizo?—. Las orejas teñidas de rojo fueron la respuesta silenciosa a esa absurda pregunta. Era obvio que el muchacho había correspondido el beso.
—Nos besamos Yoongi. Jungkook no sólo me aceptó, sino que pude sentir como se entregaba a mi, así...en un simple beso.
Luego Seokjin hizo un breve relato de lo que le había dicho a Jungkook y de cómo había salido huyendo directo a su oficina. Todavía no entendía que había pasado por su cabeza para actuar así.
—No entiendo porque te vuelves loco. Con Jae-Hwan nunca te cuestionaste el trato informal e íntimo que tenían.
—Era diferente Yoongi. Jae y yo nos criamos juntos. Era como mi hermano. Fui su secretario, pero ante todo era su amigo, su confidente. En cambio, este chico es... apenas llegó hace una semana. Se supone que le debo respeto. Soy su súbdito y además, su empleado.
—Bueno antes de todo eso, eres un hombre Seokjin. Y Jungkook también. Es normal ¿sabes? Que dos hombres gay se sientan atraídos el uno por el otro, más allá de sus trabajos, posición social...suena cursi, pero el corazón decide sin preguntar nada de eso.
Seokjin podía entender todo eso. Él tema era que nunca se había sentido así por ningún hombre. Desde su adolescencia hasta ahora se había acostado con tres hombres. El resto, toquetear, mamadas y listo. ¿Relaciones? ¿Afecto? ¿Estabilidad? Nada de eso había tenido, porque honestamente no lo había sentido. Pero ahora, Jungkook parecía encajar en cada una de sus muchas interrogantes acerca de cómo se sentiría el estar atraído por alguien. Que ese alguien de verdad te gustara. ¿Por qué había tenido que ser el Principe Heredero de entre todos los hombres gay del universo?
—Tal vez lo mejor sea alejarme. Le dije que tal vez necesitaba a alguien más joven que...
—¿Si quiera te escuchas? Tú, Kim Seokjin ¿renunciando a trabajar para la familia real?
—Podría hacer otra cosa y así no estar tan cerca...
—¡Basta Seokjin! Soy tu amigo y voy a ser sincero. El chico te gusta, como nunca nadie te gustó. Tu vida es servir a la familia real. Morirían de dolor si te vas...ahora hay dos razones por las que no te puedes alejar...sólo deja que el tiempo pase. Conocerlo y deja que él te conozca.
—Sólo soy yo...Yoongi. El es el Príncipe Heredero. No puede estar con cualquier hombre.
—Tu no eres cualquier hombre. No eres rico ni noble, pero tienes una excelente situación económica. Eres culto, un profesional...vamos Jin. ¿Quieres que Kook pase por lo de Jae? ¿Cuando hombres que ni siquiera eran gay, lo cortejaban?
—Por supuesto que no...
—Entonces déjate de tonterías. Habla con él y permanece a su lado, para cuidarlo y enseñarle lo que necesita para convertirse en Soberano.
Yoongi no gritaba. Y eso a veces exasperaba a Seokjin, porque su amigo decía tremendas verdades sin levantar la voz. A Yoongi le gustaba el hip-hop y un par de veces, lo escuchó rapear borracho. Ahora, tenía la sensacion que estaba gritándole más verdades en un suave rap.
—Tienes razón. No sería capaz de dejarlo solo. Aún cuando mi razón dice que debería alejame..., algo irracional me dice que me quede.
—Se llaman sentimientos Seokjin. Estás desarrollando un sentimiento por Jungkook. Te estás enamorando y el amor mi amigo...es un sentimiento completamente irracional.
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Jimin gritaba por todos los pasillos del Palacio y Jungkook iba a su lado saltando de alegría. Al fin, había recibido la noticia. Había sido aceptado en la academia de baile de Jeolbyeog. Sus clases comenzarían en una semana.
Los dos se abrazaban de felicidad. Luego de corretear por allí y allá, terminaron en el gimnasio. Jimin haciendo ejercicios suaves y Jungkook golpeteando la máquina de boxeo. Estaba feliz por su amigo, pero también estaba un poco emputecido porque Seokjin no había vuelto. Eran ya las seis de la tarde y no había rastro del Secretario. No había querido preguntar a Tae y menos aun llamarlo. No había motivo tampoco. Todo estaba tranquilo en Palacio. Así que su manera de desahogarse era golpear y golpear. Eso hasta que escuchó su voz.
—Su Alteza...—Jungkook paró de boxear y se volteó para mirar a su lindo Secretario que hoy traía un traje gris. Jimin al notar su presencia también detuvo sus ejercicios.
—Creo que dejaré hasta aquí la rutina. Además, Yoongi me estaba llamando—. Tímidamente se dirigió a su amigo— ¿Crees que pueda invitarlo a cenar? Ya sabes para celebrar...
Jimin podía darse cuenta de la mirada feroz que ambos se estaban dando.
—Por supuesto, Jiminie. Este lugar es tan tuyo como mío.
—Bi-bien. Nos vemos más tarde entonces—. Miró a Seokjin que lucía pálido y un poco asustado. Sí, la mirada de Jungkook era dulce la mayor parte del tiempo, pero cuando se enojaba...Salió lo más rápido que pudo.
Apenas quedaron solos y mientras de sacaba los guantes y los vendajes, Jungkook se dirigió a Seokjin.
—¿Dónde estabas? Dijiste que irías con Yoongi, pero ya son las seis.
—Lo lamento Su Alteza—contestó tímidamente, pasándose la mano por el cabello—. Aproveché para ir a mi casa a recoger algunas cosas. Lamento no haberle avisado. No volverá a ocurrir.
Jungkook odiaba esto. El que Seokjin se pusiera en una posición de inferioridad frente a él.
—No te pongas así. Sólo estaba preocupado. Pensé que en realidad me habías dejado...
—No lo haré Su Alteza. A menos que usted me lo pida...¿Podemos hablar?
Una vez más el corazón del pobre Seokjin latía a un ritmo acelerado. No sólo porque estaba nervioso por hablar con Jungkook, sino que por la visión del cuerpo del joven Príncipe con sus bonitos músculos, su brazo tatuado, sus pectorales...
—Es lo que esperaba. ¿Podemos ir a mi cuarto? Quiero ducharme.
Así fue como Seokjin siguió en silencio a Jungkook. Entró y se sentó entonces en el sofá, mientras el chico se duchaba y vestía. Fuera de su vista naturalmente. Al fin Jungkook salió con un chándal negro y una camiseta del msimo color. Iba a criticar su ropa, pero algo en su cerebro hizo clic y prefirió quedarse callado. Estaba ansioso y nervioso. Por supuesto que había estado pensando y detallando cada palabra que le diría al Príncipe, pero sabía que Jungkook era impredecible y cualquier cosa podía pasar.
Éste, por su parte, tampoco estaba tranquilo. No quería escuchar lo que Seokjin seguramente venía a decirle. Y él también tenía un montón de argumentos para rebatir. Por eso esperó a Jin.
—En primer lugar Su Alteza quiero decirle...
—Seokjin, lamento interrumpirte, pero si vamos a hablar de esos besos, prefiero que seas menos formal...
Seokjin sintió como sus mejillas ardían, ante la sola palabra beso. Pero trató de mostrarse sereno. Se sentó al lado del Príncipe y al ver los ojos expectantes de Jungkook se dio cuenta que lo único que valía en esta conversación era ser sincero.
—Me siento atraído por ti—comenzó —, como nunca antes me había pasado con alguien. No soy hombre de relaciones, Jungkook. Nunca he estado enamorado.., pero contigo algo ha pasado..., algo diferente.
Jungkook tenía muchs ganas de interrumpirlo. Decirle que a él también le gustaba y que todo estaba bien, pero sabía también que no era el momento.
—Sin embargo, en este momento lo mas importante es que tú puedas ser coronado Príncipe Soberano y que no haya nada, ni nadie que ensucie eso.
—Lo entiendo Seokjin. Tienes miedo que la gente murmure si tú y yo tenemos algo.
Seokjin ni siquiera podía imaginarse teniendo "algo" con el Príncipe.
—Jungkook...yo...seré sincero. Creo que no estoy a la altura de ser algo más que un amigo para ti—Jungkook iba a replicar, pero Seokjin le pidió que lo dejara terminar—, por ahora. Mi padre...él siempre ha tenido esas ambiciones...no quiero que él u otra persona ensucie tu nombre. Además, debes enfocarte en tu formación, en la agenda que enfrentaremos a contar de unos días. Tienes que comenzar a salir del Palacio. Hacer visitas a obras sociales. Hacer tu trabajo como Príncipe y no habrá tiempo para pensar en nada más...
Jungkook podía entender eso. Y lo mas importante era que Seokjin no estaba cerrando ninguna puerta. El "por ahora" era positivo. Él podía trabajar en ello. Teniendo a Seokjin cerca.
—¿Entonces puedo tener esperanza que quizá más adelante tú y yo...?
—No sé como responder a eso mi estimado Príncipe, pero creo que antes debemos conocernos más. Ser verdaderos amigos. Y no solo Secretario y Príncipe.
¡Al fin! Pensó Jungkook. Eso era lo que buscaba. Un puente para llegar a Jin.
—Me gusta eso...de conocernos...de ser más cercanos..., pero, para eso debes dejar las formalidades, al menos cuando estemos en la intimidad de este Palacio o sin público que juzgue. Con nuestros amigos.
—Prometo que será así Jungkook. Lo intentaré. Dame tiempo para acostumbrarme.
La sonrisa que Seokjin le regaló a Jungkook casi lo derrite. Era tan guapo, gentil, inteligente...perfecto.
—Te daré tiempo Seokjin. Lo prometo. Quiero que seamos amigos.
—Yo también Jungkook y eso implica que lo que pasó hoy...no puede volver a pasar. No volveré a besarte. No es apropiado y estoy seguro que lo entiendes.
El puchero que hizo Jungkook hizo sonreír a Seokjin. Y le alegró que el Príncipe lo estuviera tomando todo de forma tranquila.
Jungkook en realidad entendía. Y estaba de acuerdo que tenía muchas cosas en su cabeza, como para además, pensar en un romance que sacudiría al Principado, pero le gustaba Seokjin, estaba medio enamorado o lo que fuera y quería luchar por el hombre que estaba seguro era el indicado.
—Está bien, Seokjin lo entiendo. No volverá a pasar. Y gracias por ser sincero. Tú me gustas de verdad.
Seokjin volvió a sonreír ante la espontaneidad y sinceridad de su Principito.
—Gracias Su Alteza. Espero que podamos conocernos y ser verdaderos amigos—Dicho esto último se levantó e hizo una pequeña reverencia para retirarse y prepararse para la cena y recibir a Yoongie.
—¡Espera!—Jungkook fue hasta él y tomó su brazo—. Estoy de acuerdo que los besos...bueno no son adecuados y no volverán a suceder, pero...podría pedirte sólo como despedida un último beso...yo...
No pudo terminar la frase, cuando Seokjin ya se estaba comiendo su boca en un beso feroz. Mientra ambos se devoraba y batallan con sus lenguas, se preguntaban internamente como jodidos carajo podrían detener esto...
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