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Capítulo 12: La Explosión

Yoongi había conocido a Seokjin en la universidad. Ambos se encontraron en la misma carrera: Ciencias Políticas. En un principio ninguno se había acercado al otro, ambos introvertidos y hasta un poco asociales. Pero al mes de clases y cuando el profesor de historia les pidió un trabajo grupal, ambos se encontraron sin ninguno. Y entonces notaron que Kim Namjoon, el chico alto y algo torpe tampoco tenía. Se miraron los tres, sonrieron y desde entonces nunca más se separaron. Luego, Seokjin se los presentó a su mejor amigo, quien resultó ser nada más y nada menos que el Príncipe Heredero Jae-Hwan. Y aunque éste era unos años mayor, encajó de inmediato. Y se volvieron inseparables.

Por lo tanto, Yoongi, conocía desde hacía más de doce años a Seokjin. Se podía decir, que ambos eran muy diferentes, pero parecidos a la vez. Y con el paso de los años, habían aprendido a leerse el uno al otro. Era difícil para ellos ocultarse algo. Por eso, ahora el Jefe de Gobierno miraba a su amigo y sonreía. La forma cómo se movía alrededor del Príncipe era curiosa. Todo nervioso y sonrojado, cada vez que éste le sonreía o le decía algo gracioso. Nunca había visto a su amigo de esa forma.

En los doce años que conocía a Seokjin, él había tenido tres relaciones. Debido a su carrera política, no habían prosperado porque su tiempo estaba enfocado en conseguir un puesto en el consejo y más tarde, se convertiría en el Jefe de Gobierno del Príncipe Soberano. Seokjin en el mismo tiempo no había tenido ninguna. Claro que lo había visto con un par de hombres saliendo del bar donde a veces iban a beber y buscar compañía. Pero nada más. A veces incluso se preguntaba si Seokjin era asexual o arromántico. No había llegado nunca a preguntárselo, pues el Secretario era demasiado privado respecto a este aspecto de su vida. Estaba seguro que ni siquiera Jae-Hwan lo sabía.

Por eso verlo ahora actuar alrededor del simpático muchacho que resultó ser el heredero al trono era un espectáculo. Seokjin no lo sabía, pero él lo observaba. Y lo que veía era a un Seokjin como siempre serio y rígido, pero con una pequeña mueca que parecía ser una sonrisa. Mejillas sonrojadas al igual que la punta de sus orejas. Y eso porque Jungkook estaba jugueteando a su alrededor. Yoongi se sorprendió de ver a su amigo. Parecía encantado por las tonterías que hacía Jungkook y que básicamente eran boxear con un ser imaginario o simular estar en un karaoke. Todo esto, mientras lo terminaban de maquillar y Seokjin intentaba que repitiera el discurso.

Efectivamente, El Príncipe Heredero era inquieto y movedizo. Especialmente en situaciones como estas, en la que la ansiedad querían devorarlo. Eso de hablarle a una cámara no era lo suyo y el que Seokjin estuviera todo el tiempo repitiéndole las palabras que tendría que decir lo tenían todavía peor. Por eso elegía botar su energía con juegos que notaba que a su Secretario le ponía los nervios de punta.

—Su Alteza si se quedara un momento tranquilo, podríamos repasar los últimos detalles—. La maquilladora se había retirado y ahora Jungkook parecía retomar un poco de calma.

Yoongi y Jimin, sentados uno al lado del otro se reían de ambos. De su particular dinámica.

—Está bien Seokjinnie, vamos a repasar ese discurso—. Las orejas de Seokjin se pusieron todavía más rojas al notar que Jungkook lo había llamado con ese nombre ridículo frente a Yoongi y Jimin. Sin embargo, éstos hicieron como que no se habían dado cuenta de nada.

Y cuando al fin Seokjin logró que Jungkook se sentara, la puerta del salón se abrió para dar paso al canciller que entró muy alegre, saludando al joven Príncipe.

—Jungkook, buenos días, ¿cómo va ese discurso?

—¡Hyung viniste! —Jungkook le dio un abrazo a Namjoon y entonces fue ahí cuando Yoongi lo notó. La mueca de desagrado de Seokjin. Trató de leerlo. De entender. Podría ser que estuviera irritado porque el Príncipe había llamado "hyung" a Namjoon. Era con el único que utilizaba el honorifico, pero no era la primera vez. Y Seokjin en anteriores ocasiones parecía ya no importarle. Por lo tanto, esa irritación probablemente tenía más que ver con la forma alegre y cariñosa con la que reaccionó el Príncipe a la llegada de su Canciller. ¿Celos? ¡Nah! Pensó Yoongi, apenas llevan conociéndose una semana...sin embargo...

Seokjin carraspeó y Namjoon soltó a Jungkook y miró a Seokjin. Pudo ver su ceño fruncido, pero lo atribuyó a su interrupción.

—Lo siento. No me di cuenta que estaban en algo. Sólo pasé a apoyar a nuestro joven Príncipe. Hoy es un día importante. ¿Ya vieron afuera? Todo el Principado parece volcado al Palacio. Y hay medios de comunicación de Corea y de otros países del mundo. Eres una celebridad Jungkook.

—¡No digas eso hyung! Me pones más nervioso de lo que ya estoy. Ni siquiera sé que debo hacer al salir ahí.

—Le he explicado Su Alteza que bastará saludar con su mano. No tiene que hacer nada especial—. La voz de Seokjin sonó un poco resentida, ante el comentario del Príncipe.

—Lo sé Seokjin. Me refiero a que temo paralizarme y no poder siquiera mover la mano.

—Yo estaré contigo, Jungkook. Y Jimin también. No tienes nada de qué preocuparte—Yoongi, intentó calmarlo y calmar la ira del Secretario.

Taehyung y Hoseok en ese momento irrumpieron en la sala, asustando a todos los presente.

—Lamento entrar así, pero tenemos un pequeño problema en la entrada principal—Hoseok siempre parecía calmado, pero ahora tenía un rostro preocupado—Jang está aquí. Dice que ha tratado de llamarlo señor Ministro, pero que usted no contesta su teléfono.

Yoongi miró su celular personal y efectivamente tenía tres llamadas perdidas. Había estado tan ocupado mirando a Seokjin que no se había dado cuenta.

—Esperen un momento—salió de la sala y llamó a Jang. Entró a los cinco minutos, mientras todos esperaban expectantes.

—Hoseok déjalo entrar. Taehyung condúcelo a una de las salas de espera. Tuve que dejarlo entrar. El muy imbécil, se apegó a una vieja costumbre que dicta que el día de la presentación del Príncipe Heredero, debe haber un representante del consejo. Naturalmente esto es cuando es presentado el primogénito del Príncipe Soberano en ejercicio, pero técnicamente...esto sería algo así...es la primera vez que se presenta públicamente Jungkook....¿qué piensas Namjoon?

Namjoon lo meditó por un momento. Y sí, técnicamente era lo mismo. No había forma de impedir la presencia de Jang.

Mientras Hoseok y Taehyung salían, Seokjin se acercó al Jefe de Gobierno.

—Yoongi...él...no quiero que esté cerca del Príncipe—Seokjin estaba realmente preocupado y Yoongi pudo ver la angustia en los ojos de su amigo.

Jungkook reaccionó y se acercó a su Secretario.

—Oye...no te preocupes. Voy a estar bien...ese hombre no me puede hacer daño. No si ustedes están aquí...¿puedo decidir si quiero que alguien más me acompañe en el balcón?

—Por su puesto Su Alteza. Usted puede salir con quien desee.., generalmente es la familia, pero sus padres no están aquí Por eso el joven Jimin...

—Entonces, además de Yoongi, quiero que Namjoon y tú me acompañen. Ustedes son ahora mi familia. Mis amigos. Los quiero a mi lado. Que Jang sepa que estamos unidos. No me importa si él también está ahí, si los tengo a ustedes...

—Su Alteza, sólo soy su Secretario...yo no debería...nunca...ni siquiera Jae-Hwan...no—Seokjin balbuceaba una y otra vez. Estaba tan conmovido por las palabras de Jungkook que su mente se debatía entre saltar de alegría o seguir las formalidad y protocolos de cientos de años...

—Seokjiinnie...—Jungkook se acercó a su Secretario y en un gesto totalmente inesperado, lo abrazó por la cintura—tú, especialmente tú, has estado conmigo cada día durante esta semana. Cada hora...me has apoyado tanto...tú más que nadie merece estar allí afuera conmigo, ¿por favor?

Todos se quedaron en silencio. El gesto los había sorprendido de la misma forma que a Seokjin. El Secretario se mantenía estático, con sus brazos caídos, hasta que tímidamente rodeó al Príncipe. Su corazón bombeando a un ritmo estúpidamente acelerado.

—Creo que Jungkook, nuestro Príncipe tiene razón. Debemos mostrarle a Jang que estamos unidos—. Yoongi finalmente habló para romper el incómodo momento.

Así fue como decidieron que una vez que Jungkook diera su mensaje on line, Jang sería presentado. Justo antes de salir al balcón. De ese modo, no tendría tiempo de incomodar al joven Príncipe. Luego, Yoongi se lo llevaría de manera sutil. No había ningún acto oficial, luego de aquello, por lo que su presencia no se justificaba de ninguna manera. Y tanto él, como Namjoon también se retirarían para evitar malos entendidos. Yoongi y Namjoon salieron de la sala para encontrarse con Jang y Jimin también se excusó diciendo que iría a retocar su maquillaje antes de salir al balcón. En realidad, quería darles privacidad al par que se habían puestos tímidos luego de aquel abrazo inesperado.

—¿Quieres que repasemos de nuevo el discurso? —Jungkook se había tranquilizado y le habló calmadamente a Seokjin.

—No Su Alteza. Creo que ya lo ha hecho bastante veces y está muy bien. Sólo quiero que sepa que ese hombre..., él intentará...

—Jin...¿Quieres calmarte? Sé qué crees que ese hombre envió a asesinar a Jae-Hwan, pero aquí en Palacio, él no podrá hacerme nada. Y te tengo a ti a mi lado....

—Él no dejará que yo esté presente cuando quiera hablar con usted.

—No es una reunión formal. Él no puede exigir nada...Y yo soy el jodido Príncipe Heredero y puedo pedir lo que quiera.

Seokjin sonrió ante la grosería de Jungkook. Pero tenía razón. Y le alegraba darse cuenta que Jungkook comenzaba a entender los protocolos y cuál era su lugar en el Principado.

En ese momento, la jefa de prensa de Palacio entró, para avisar que quedaban diez minutos. El Príncipe y Seokjin salieron con ella.

Cuando entraron a la sala donde se transmitiría el discurso y en un momento de distracción de Seokjin, Jungkook se acercó a la jefa de prensa para hacerle una petición. Esta se sorprendió, pero no dijo nada y sólo asintió hacia el Príncipe.

En otra sala, Jimin era presentado al Duque Jang Ho-Byung, quien lo saludó y despreció con una sola mirada. Sin embargo, Park Jimin no se dejaba humillar por nadie y mantuvo su mirada también llena de desprecio hacia el noble y miembro del Consejo.

Yoongi, también lo notó y protectoramente se sentó a su lado, mientras esperaban la transmisión del discurso.

Jungkook estaba nervioso. El discurso era ligero, y principalmente estaba centrado en su alegría de ser el Príncipe Heredero y en lo mucho que trabajaría para en tres meses convertirse en el Príncipe Soberano. Cuando las cámaras se encendieron, sin embargo, Jungkook encontró la paz que necesitaba en los ojos color avellana más intensos y llenos de cariño que lo miraban y respaldaban: los ojos de Kim Seokjin. Habló por cerca de quince minutos. No sólo mirando la pantalla donde se reproducían las palabras, sino que a su Secretario que iba repitiendo cada palabra y lo miraba con una sonrisa radiante. Terminó perfectamente. La cámara se apagó y todos lo felicitaron genuinamente.

Las reacciones en redes sociales fueron inmediatas. Todas positivas. Realmente el Principado estaba enamorado de su Príncipe. Se habían puestos muchas pantallas en las calles y en el frontis de Palacio para que las personas que estaban esperándolo asomarse al balcón no se perdieran sus palabras. Jungkook los había conquistado con su dulzura juvenil, su sonrisa llena de ternura y la convicción de sus palabras.

—Su Alteza—Seokjin se acercó de inmediato—. Estuvo muy bien. Realmente su voz se sintió serena y cada palabra fue dicha con convicción. Ahora viene salir allí afuera y saludar a su pueblo..., pero antes...

—Ya sé. Jang—Jungkook se detuvo un momento—Seokjin, entraré ahí y ese hombre seguramente no me verá de la mejor forma. Pero yo soy el Príncipe Heredero, no él. Yo acepté este honor, en nombre de mi abuelo y porque quería hacer algo bueno con mi vida. Vamos a hacerle frente.

Seokjin asintió. Algo muy grande comenzaba a crecer en su corazón. Admiración por Jungkook. Parecía cuando llegó un joven distraído y atolondrado, pero era mucho más que eso. Y esa dualidad comenzaba a fascinarle.

Llegaron a la sala donde todos esperaban. El primero en acercarse fue Namjoon, quien con mucha formalidad hizo una reverencia y felicitó al Príncipe.

—Gracias Canciller—contestó muy formalmente Jungkook, lo que hizo enorgullecer a Seokjin—. Creo que el mensaje ha llegado al corazón de la gente.

—La gente está gritando allá afuera. Como si fueras una estrella de rock—Jimin lo abrazó. Se sentía tan orgulloso de su amigo.

Finalmente, Yoongi se acercó con un hombre que Jungkook supuso era Jang. El hombre era bajo, delgado, con rasgos duros. Debía tener unos sesenta años.

—Su Alteza, estuvo muy bien. Por favor quiero presentarle al miembro permanente del Consejo y Duque de Jeolbyeog, Jang Ho-Byung. Miembro, además, de una de las familias fundadoras del Principado.

El hombre no tuvo más remedio que hacer una reverencia ante el joven, a quien despreciaba con todo su corazón. Ese muchacho coreano, corriente, le había arrebatado la oportunidad de al fin, acceder al trono de Jeolbyeog. Sin embargo, todavía tenía una estrategia.

—Su Alteza. Es un honor al fin conocerlo. Sus...asesores y el señor Ministro, fueron bastante reacios a que nos conociéramos. Si me permite quisiera hablar con usted.

—Jang, debemos salir al balcón—Yoongi no mantenía ningún respecto hacia el hombre.

—Aun así, todavía tenemos unos minutos. Me gustaría que me dejaran a solas con él.

—De ninguna manera—Dijeron los tres al mismo tiempo.

—Su Alteza—volvió Ho-Byung a dirigirse a Jungkook—. Necesito cinco minutos de su tiempo a solas. Creo que es justo que me los de. Después de todo...usted está ocupando el lugar que me hubiera correspondido a mí...

—Jang...no te atrevas...

—Yoongi—la voz suave de Jungkook interrumpió al Jefe de Gobierno—. Está bien. Este hombre al parecer tiene algo que decirme. Por favor déjenme a solas con él.

—No, Su Alteza—Seokjin se paró delante de Jungkook. No lo dejaría solo con esa víbora. Pero Jungkook sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarse con ese hombre.

—Por favor Seokjin. Confía en mí.

Seokjin lo miró y luego miró a Namjoon y Yoongi. Los tres entendieron que Jang nada podría hacerle a Jungkook. Así es que accedieron a su petición.

Cuando quedaron a solas, Jungkook invitó al hombre mayor a sentarse. Lo observó, mientras esperaba que comenzara a hablar. Odiaba que hubiese llegado justo en el día que se sentía tan feliz, pero también entendía que no podía seguir evitándolo.

—Con todo respeto Su Alteza, no sé qué historia le habrá contado Kim Namjoon cuando fue por usted a Corea. Aunque puedo imaginar que nada bueno acerca de mi familia. Seguramente le mintió sobre lo malvado que éramos, y le rogaron que usted dejara su vida en su país, para venir a un lugar que no es suyo. Quiero que sepa que todo lo que ese hombre haya dicho es mentira. Y usted no tiene ninguna obligación para con nuestro Principado. Si usted renuncia...

Vaya que era directo este Jang. Jungkook pensó que lo adularía un poco y luego le lanzaría alguna bomba, pero esto..., realmente le sorprendió la audacia del hombre.

—Señor Jang...

—Duque, Su Alteza, así es como debe referirse a...

—Duque...—volvió a decir Jungkook—no tengo idea de que me está hablando. Si asumí esta responsabilidad fue por mi familia. Mi abuelo, mi madre...en cuanto a lo que Kim Namjoon y yo hayamos hablado, francamente no es de su incumbencia. Por lo que si usted espera que yo tome mis cosas y regrese a Corea, está totalmente equivocado.

Jang apretó los puños. Hubiese abofeteado al mocoso mal educado y sin nobleza. Al parecer el círculo dorado lo había educado bien en una semana. Por lo tanto, debía cambiar de estrategia.

—Lo comprendo..., entonces si se va a mantener en su postura, permítame sugerirle que tenga cuidado con la gente que le rodea. Si me permite ser un poco informal...—Jungkook abrió los ojos, ante el cambio de actitud del anciano—. Circulan algunos rumores...de los cuales, por supuesto no me hago cargo, pero dado lo que conozco...

—Sea directo Duque, no tengo todo el día—Jungkook dejó por completo su comportamiento de Príncipe, para dar paso a su impetuosa personalidad. Si lo viera Seokjin seguro que le daría un coscorrón..., pensó en su Secretario y el resto, preocupados al otro lado del salón.

—Está bien. Circula el rumor que no dudo puede ser cierto que Yoongi, Namjoon y ese pobretón que tiene por Secretario armaron todo esto para hacerse del trono del Principado. Incluso que hayan asesinado al pobre Príncipe Jae-Hwan.

Jungkook no supo si su rabia e indignación era por la insinuación horrible sobre el asesinato del Príncipe por parte de sus amigos, o el hecho que se hubiese referido a Seokjin como "pobretón". Lo único que supo fue que se paró y se lanzó sobre el hombre.

—¡NUNCA!, ME ENTIENDE, ¡NUNCA VUELVA A SIQUIERA INSINUAR UNA ESTUPIDEZ COMO ESA! SI LO ESCUCHO LO ACUSARÉ AL CONSEJO O A QUIEN SEA. ME IMPORTA UN CARAJO SU TITULO Y SU DINERO.

En ese momento, las puertas se abrieron, Hoseok, Jimin, Yoongi, Namjoon y por supuesto Seokjin entraron como un huracán al oír los gritos.

—¡Su Alteza! —Seokjin horrorizado vio como Jungkook sostenía a Jang de la solapa, rojo de ira. Así que, sin dudarlo, se lanzó a separarlos.

—¡Esto es inconcebible! ¡Eres un mocoso muerto de hambre que por complicidad de estos tres estás aquí! —El hombre seguía gritando, furioso.

—¡Jang, le estás hablando al Príncipe Heredero! —Yoongi también se interpuso delante del Duque.

—Este imbécil, acaba de insinuar que ustedes mataron al Príncipe para hacerse del trono y, además, se atreve a insultar a Seokjin.

En ese momento este último se paró frente al hombre y lo tomó por la chaqueta. Otra vez, Yoongi y Namjoon tuvieron que abalanzarse sobre él.

—Eres un maldito hijo de puta por insinuar algo así...no trates de encubrir tus crímenes con nosotros—Namjoon estaba tratando de conservar la calma para no golpearlo—Ahora, vas a salir de aquí y te irás. No tienes ningún derecho a estar al lado del Príncipe Heredero. Olvidaremos todo lo que dijiste y nadie levantará cargos. Princesa Madre podría quitarte el título, pero no diremos nada. Sólo sal y no vuelvas nunca más a presentarte sin invitación—. Enseguida lo soltó.

—Claro que me voy. Tienen bien entrenado a su perro faldero..., pero estoy seguro que este—apuntó directamente a Jungkook—no durará mucho..., ya verá cuando se dé cuenta que no todo es tan maravilloso como ustedes se lo han contado...y ese día yo vendré a reclamar el Trono y todos ustedes se irán sin nada...

—¡Hoseok!—gritó Jungkook—acompaña al Duque a la salida y asegúrate que salga del Palacio.

—Por supuesto Su Alteza—tomó al hombre del brazo y lo sacó de ahí.

Jimin se acercó a Jungkook y lo abrazó. Sabía que en momentos así, su amigo necesitaba contención. Era muy sensible e intuía que pronto las lágrimas aparecerían.

Mientras, los tres daban vueltas como leones, intentado calmarse. Seokjin miraba hacia el Príncipe y también quería consolarlo. Quería borrar cualquier mala palabra o mala intención que ese hombre había puesto sobre el joven. No se lo merecía. Jeon Jungkook era tan honesto, tan jovial, tan inocente. Un chico que disfrutaba conversando con los pequeños pajaritos del nido.

—¿Su Alteza? —Ya no aguantó y se acercó a Jungkook. Jimin dejó el abrazo. No quería que Seokjin pensara algo que no era.

—Estoy bien. Ya pasó—. Jimin se sorprendió de ver entero a su amigo. Cada vez se sentía más orgullo de él, de lo bien que estaba asumiendo su rol. Era fuerte—Y ahora, ese imbécil no saldrá conmigo, pero ustedes sí. No podemos hacer esperar más a la gente allá fuera.

Efectivamente, la hora señalada eran las doce del día y faltaban apenas unos minutos.

—Su Alteza, el balcón está dispuesto—Uno de los hombres de la guardia real entró a la habitación, para conducirlos hacia el gran balcón. Estaba arreglado y se podía sentir el bullicio de la gente.

—Está bien. Jimin, tú a mi lado como representante de mi familia. Y los quiero a ustedes tres detrás de mí—Miró directamente a Namjoon, Yoongi y a Seokjin, éste último vacilando todavía—y no Seokjinnie, no te quedarás aquí dentro—. El secretario asintió. Él era incapaz de decirle que no.

El gran ventanal se abrió y Jungkook salió. Estaba el fotógrafo y las cámaras filmando el momento en que Jungkook por primera vez se mostraba en persona frente a sus súbditos. Los vítores no se hicieron esperar y con timidez saludó con su mano. Jimin hizo lo mismo y se sintieron los gritos de varias mujeres al ver lo guapo que eran ambos.

Todo el mal momento se borró en el instante. Jungkook sintió que estaba en el lugar correcto, en el momento exacto. Nunca había imaginado esto para su vida, pero aquí estaba, convertido en Príncipe Heredero del trono de Jeolbyeog.

Yoongi, Namjoon y Seokjin miraban orgullosos a su joven Príncipe. Todo era perfecto, hasta que Seokjin sintió que el alma se caía a sus pies. Uno de los asistentes que filmaban le había pasado un micrófono al Príncipe. Por supuesto eso estaba absolutamente fuer de protocolo. Los Príncipes no hablaban desde el balcón... nunca...jamás...por eso se había hecho la transmisión...

Iba a intervenir, cuando entre Yoongi y Namjoon lo detuvieron..., tenían que aceptar que Jungkook no era ni iba a ser un Príncipe común.

—Sólo quería darles las gracias por estar aquí, apoyándome—comenzó Jungkook, mientras Seokjin sentía que las piernas le flaqueaban—. Este amor no sólo es para mí, sino para nuestra Princesa Madre y la Princesa Yu-Jin, que hoy no pueden estar aquí....

La multitud rugió en aplausos y gritos al sentir la voz del Príncipe. No esperaban esto. Que él hablara desde el Balcón.

—También quería agradecer a mis padres que aun están en Corea por apoyarme en esta decisión. Aquí a mi lado está mi hermano de alma, Park Jimin—éste saludó tímidamente y los gritos siguieron—Y finalmente quiero agradecer a las tres personas que me han ayudado en esta semana a llegar aquí...sin desmayarme...—todos rieron ante las palabas del joven Príncipe—y me refiero a nuestro Jefe de Gobierno, Min Yoongi, a nuestro Canciller...

No, de ninguna manera...Seokjin quería que la Tierra lo tragara, Jungkook lo iba a nombrar y él era un simple Secretario...quería huir, pero Namjoon le sostenía el brazo.

—...Kim Namjoon y por sobre todo a mi impecable Secretario Kim Seokjin, quien, además, está muy guapo... chicos saluden...

Seokjin pudo sentir las risitas disimuladas de Yoongi y Namjoon quienes saludaron a la gente, pero él se quedó estático. Jungkook una vez más se había salido con la suya. Recibió un codazo de Nam, así es que no tuvo más remedio que levantar su mano y saludar.

Pasaron otros cinco interminables minutos de ellos parado en el balcón, mientras Jungkook se movía saludando a todos los rincones que el amplio balcón le permitía. Rompió totalmente el protocolo y la gente lo vitoreaba. Seokjin no sabía si llorar o reír como sus amigos. Pero comenzaba a comprender, que aun cuando le enseñara todo el protocolo real a Jungkook, éste jamás sería como un Príncipe tradicional.

Cuando al fin les dieron la señal para que entraran, todos dieron vuelta para que Jungkook se retirar primero y ellos detrás. La multitud continuó un rato más vitoreando a su jovial Príncipe.

—Bueno, creo que todo salió muy bien...a pesar de ese imbécil...—la sonrisa de Jungkook estaba resplandeciente. —Seokjinnie, no sé si estás pálido por lo que pasó con Jang o porque rompí el protocolo...

—Por todo eso Su Alteza...usted no debió..., pero, en fin, creo que sí, todo resultó bien.

Al fin, Namjoon y Yoongi se fueron. Necesitaban hablar con el Consejo, para saber si Jang había dicho algo o si alguien sabía más sobre esa teoría que al parecer andaba regando. También se reunirían con el jefe de investigación del accidente. Necesitaban acelerar las cosas.

Jimin abrazó a su amigo y se fue a su habitación para hablar con los padres de Jungkook y explicarle que éste tardaría un poco en recibir su llamada. Fue la excusa perfecta para dejar solos a Seokjin y Jungkook.

—¿Estás enojado por haber hablado? Sé que rompí muchas normas protocolares ahí...

—No Su Alteza. Es decir, al principio me enfadé, pero comprendo que usted es...diferente. Por eso he estado pensando...—Seokjin se movió nervioso. No sabía si lo que estaba a punto de decir era el momento adecuado, después de lo que había pasado con Jang.

—¿Qué has estado pensando Seokjin? —Jungkook se preocupó al verlo tan nervioso.

—Tal vez usted necesite alguien diferente como Secretario. Alguien más joven, más al día con las redes sociales y todo eso..., comprendo que su generación no es la misma que la de mía o la de Jae-Hwan...podemos buscar alguien que...

—Detente ahí—Jungkook se paró delante de él—¿Me estás diciendo que quieres renunciar? ¿quieres dejar esto?

—Tal vez...yo...

—Pero, siempre has dicho que tu vida es servir a la Corona...dijiste que estaría conmigo...tú no puedes... dejarme...—Jungkook sintió que su corazón se partía. Seokjin era parte fundamental de su nueva vida. No se imaginaba estar sin él. Se dejó caer en el sofá, sin entender. Seokjin se sentó a su lado, rígido.

—Sólo es una idea Su Alteza...yo no lo he meditado lo suficiente....¿qué fue lo dijo Jang de mí, que lo hizo enojar tanto?

Jungkook cerró los ojos. No quería recordar ese momento. Lo desagradable que había sido ese hombre.

—Lo que él dijo no tiene importancia. Es un imbécil. A mi también me trató de lo peor..., pero no me importa.

—Dijo que yo era un don nadie, ¿verdad? Siempre habla de mi origen...

Jungkook no aguantó ver esa vulnerabilidad en los ojos de Seokjin y se agachó a su lado y a riesgo de ser apartado, tomó las manos de su Secretario.

—Seokjin...eso no importa—Este mantenía la vista abajo. No se atrevía mirar a JungKook teniéndolo tan cerca—. Mírame. Sólo soy un chico coreano cuyo abuelo resultó ser un Príncipe. Jang también me menospreció. Pero no me voy a dejar humillar. Estoy orgulloso de quien soy. En todos los sentidos y lo sabes. Ahora...dime ¿por qué te quieres ir? Dijiste que yo no era algo horrible en tu vida...

Seokjin miraba esos profundos ojos marrones. Eran tan hermosos. Tan brillantes. Claro que Jungkook era bueno para él...demasiado tal vez, porque comenzaba a sentirse cada vez más encantado con toda esa belleza sublime, con su delicadeza, con sus tonterías y sus salidas de protocolo y eso...era peligroso...él no podía...Ahora mismo al sentir sus cálidas manos sobre las suyas..

—Jin...te necesito—Jungkook apenas susurraba a su lado y Seokjin no podía dejar de mirar esos labios...esos ojos de cachorro triste.

Seokjin toda su vida había seguido las reglas. Las que le impuso su padre, las que le impuso el instituto exclusivo donde estudió, las normas de la Corona. Cada maldito protocolo. Desde los cinco años fue disciplinado, sin salir del camino, excepto por su orientación sexual. Pero en ese momento, pareció que todo ese camino de rectitud, de rigidez, de apego a las normas había desaparecido ante la vista del rostro dulce y bonito de jeon Jungkook. Desapareció en una explosión de luz. Porque eso fue lo que sintió, cuando besó a Jungkook. Cuando posó sus labios sobre los de su bonito Príncipe y éste ansioso respondió de inmediato. Sus bocas se sincronizaron en un instante. En un segundo Seokjin estaba mordiendo el labio del Príncipe para irrumpir con su lengua y devorar su sabor, su aliento, esos gemidos que Jungkook aun sorprendido, pero encantado comenzaba a dejar caer.

Jungkook estaba en el paraíso. Si, Seokjin lo estaba besando y de que forma. Un beso profundo, con lengua, con sabor, con anhelo..., definitivamente volaban unicornios y cupidos...Se aferró a los hombros de Jin, quien le sostenía el cuello y se lo masajeaba suavemente. No quería soltarlo, porque pensaba que cuando sucediera, Seokjin saldría huyendo...así es que mordió, saboreó y gimió cada vez que Jin arrastraba sus labios sobre los suyos.

Cuando el beso se rompió, se miraron. Jungkook quería decir algo, impedir que Seokjin se fuera, pero nuevamente fue sorprendido, cuando su Secretario no salió huyendo, sino que volvió a besarlo, esta vez mucho más apasionadamente...

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