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Capítulo 10: Las Lecciones (Parte 2)

Seokjin no sabía que le resultaba más atractivo en ese momento. Si el nido de pajaritos que descansaba en las ramas del árbol bajito o si el rostro lleno de vida y alegría del joven Príncipe.

—No hagas ruido Seokjin. No podemos acercarnos demasiado—Jungkook le hablaba en susurros a su Secretario—¿Crees que su mami los abandonó?

La verdad era que Seokjin tenía cero experiencia en pájaros y nidos, por lo que levantó la vista y ubicó al jardinero que estaba unos metros más allá recortando algunas ramas.

—¡Señor Lee! —gritó al hombre para que viniera con ellos y en ese momento sintió un golpe en su brazo.

—¡Seokjin! Te dije que no hicieras ruido. Vas a despertar a los bebés—Seokjin asomó apenas su cabeza al nido y vio que los pequeños polluelos estaban bastante despiertos.

—Su Alteza que honor que disfrute de la terraza—el señor Lee hizo una reverencia a Jungkook y luego saludó a Seokjin—señor Kim, también es agradable verlo aquí.

Jungkook reconoció al señor Lee dentro de las personas que Tae le había presentado, pero no recordaba que era el jardinero.

—Estábamos viendo este nido...¿cree que fue abandonado? —Seokjin miró a Jungkook que una vez más hacía sus preciosos pucheros.

—Oh Su Alteza no tiene que preocuparse. No sé exactamente que ave es, pero lleva mucho tiempo en este nido. Seguro que ahora anda buscando comida para sus polluelos.

Jungkook se alegró de que los pequeñitos no habían sido abandonados y le pidió al señor Lee que se preocupara que la madre tuviera acceso a agua y comida cerca. El jardinero sonrió y le respondió en forma afirmativa. Luego de eso, Jungkook caminó hacia el otro lado de la terraza y vio el columpio que había visto desde su habitación. Corrió hasta allá, seguido de Seokjin.

—Ven Seokjin, siéntate a mi lado. Cuéntame algo de Jeolbyeog. Quiero que me expliques que hace Yoongi.

Seokjin miró el columpio. Nunca se había sentado allí. Quien más lo disfrutaba era Yu-Jin cuando estaba ahí, pero la mayor parte del tiempo, ese lado del jardín era solitario. Sin embargo, obedeció al joven y se sentó a su lado. Jungkook enseguida comenzó a moverse suavemente.

—Jeolbyegoen es una Monarquía constitucional—comenzó a explicarle Seokjin—. El Príncipe Soberano es el Jefe de Estado. Luego, está quien ejerce el poder ejecutivo, el Jefe de Gobierno o Ministro de Estado. Ese es Yoongi. El maneja los asuntos de estado, junto con el canciller que es Namjoon y un par de asesores. Yoongi no puede tomar ninguna decisión sin su autorización Su Alteza. Y luego está el consejo de doce miembros, escogidos democráticamente. Excepto claro, por los Jang que tienen presencia permanente, de acuerdo a la Constitución. Ellos proponen leyes, las cuales también deben ser aprobadas por usted.

Jungkook meditó en las palabras de Seokjin y se dio cuenta del inmenso poder que tenía o que tendría.

—Hasta que usted sea coronado, claro, Yoongi puede tomar las decisiones, pero naturalmente que él le consultará todo. De hecho, hoy en la noche vendrá para discutir con usted algunos asuntos urgentes.

Jungkook se preocupó. Él tenía apenas veintidós años y no tenía mucha idea de política. Por supuesto que de economía sabía, pues llevaba tres años estudiando. Pero hasta ahora todo había sido teoría. El tener que tomar decisiones que podrían afectar a otras personas le asustó. Namjoon le había asegurado que todos le ayudarían, pero al fin de cuentas él era o iba a ser el responsable.

—¿Y tú vas a estar ahí? —había detenido el balanceo y miraba fijamente a Seokjin.

—Por ahora puedo estar con usted, porque aun no es el Príncipe Soberano. Pero luego sus audiencias con Yoongi deben ser privadas. Lo mismo si algún consejero quiere verlo. Yo no puedo asistir a ninguna de sus reuniones. Mi rol es bastante limitado en cuanto a la injerencia en asuntos de estado. En realidad, mi asunto es usted.

—Pero puedo consultarte ¿no? —Jungkook recordaba que el Secretario personal de la reina de Inglaterra siempre estaba informado de todo, al menos eso se veía en la serie. Tal vez, pensó, él debería dejar de basar sus experiencias en una serie de televisión.

—Por supuesto Su Alteza. Al menos a eso aspiro. Que pueda confiar en mí y confiar en mi asesoría. ¿Qué sucede Su Alteza?, tal vez lo asusté con todo este monólogo. Lo siento. Sé que he sido duro con usted respecto a la premura en aprender todo. No he sido del todo justo. Apenas lleva unas horas aquí.

Jungkook se quedó en silencio un momento. ¿Estaba asustado? Sí. ¿Estaba arrepentido? No. Suspiró, levantó los brazos y se estiró al lado de un incómodo Seokjin.

—¿Quieres la verdad? Estoy aterrado, porque estoy empezando a entender en que lío me metí. Tengo veintidós años Seokjin. Hasta hace unos días mi máxima responsabilidad era estudiar y sacar adelante mi grupo de diversidad. Los fines de semana, Jimin, mis amigos y yo íbamos a un bar y nos emborrachábamos si no teníamos exámenes. Coqueteaba con chicos y bailaba y cantaba en un Noraebang.

—Y ahora debe decidir qué porcentaje del presupuesto lo destinará a educación...

—Es increíble como de un día para otro la vida cambia tanto...¿alguna vez te ha pasado algo así?

Los ojos de Seokjin brillaron y su rostro cayó. Jungkook comprendió que lo que para él había sido un cambio de vida, también lo había sido para su secretario.

—Lo siento. Claro que esto, lo que estas viviendo es un giro horrible de tu vida—Jungkook se sintió agobiado. Comprendió en parte el rechazo de Seokjin. Él sería el recuerdo patente de la pérdida de alguien que amaba.

Seokjin miró a Jungkook y pudo notar su abatimiento. Y a pesar que se juraba a sí mismo que debía mantener la distancia, ver a su joven Príncipe refiriéndose a sí mismo como algo horrible para su vida le dolió. Porque la verdad era que no lo veía así. Y por primera vez rompió su regla. Puso su mano sobre las de Jungkook que descansaban en sus piernas.

—Jungkook..., sólo por esta vez voy a romper el protocolo, porque necesito que sepas que tu llegada a mi vida no es algo horrible.

Jungkook sintió como su corazón se aceleraba. Era la primera vez que Seokjin lo llamaba por su nombre y sin formalidades. Y se sentía tan bien.

—Perder a nuestro Príncipe y mejor amigo es un dolor inmenso. Pero el que hayas confiado en Namjoon, y te hayas decidido a dejar tu vida atrás para venir hasta aquí es una bendición. Si no hubieras venido, hoy Jang Ho-Byung estaría en este Palacio. Y eso sólo hubiera traído desgracia para Jeolbyeog. Así es que no es horrible que estés aquí. Es maravilloso. Y esa es la mayor lección que te quiero dar hoy.

Dos lágrimas rodaron por el rostro de Jungkook. Se sentía tan agradecido que ese hombre formal y un poco frío le estuviera sonriendo y sosteniendo sus manos.

—Gracias Seokjin. No me arrepiento de la decisión que tomé aun cuando tenga mucho miedo...

—Estaremos para usted Su Alteza. Siempre—. Seokjin se levantó y le hizo una reverencia, queriendo romper ese momento tan íntimo e inesperado. Lo habían conmovido las lágrimas del joven. Vio que venía una de las sirvientas  y aprovechó el momento para ir a encontrarla. Seguramente venía avisar que los bocadillos estaban listos. Jungkook sintió como el calor de las manos de Seokjin se alejaban y aparecía otra vez su formal y distante Secretario. Pero agradeció ese momento y nació una nueva esperanza de acercarse más íntimamente a él.

Seokjin se volvió hacia él y efectivamente le indicó que estaba listos los bocadillos y que había llegado el señor Lee Dong Min, su asesor de imagen.

Luego de satisfacer su apetito que había disminuido considerablemente luego de esa conversación con Seokjin, éste lo condujo a otro salón, en otra ala del Palacio. Jungkook se dio cuenta que no conocía todos los recovecos que éste tenía y probablemente se hubiera extraviado, si su Secretario no le hubiera indicado el camino. Cuando lo hizo entrar quedó congelado. Había al menos unas diez personas, y el salón era en realidad como un salón de belleza. Con un gran espejo con luces, secadores, e incluso un lavador de pelo. Todos los presentes se volvieron hacia la puerta cuando él ingresó y le hicieron sendas reverencias.

Un hombre salió de entre todos los presentes. Era alto, delgado y joven. Guapo a los ojos de Jungkook.

—Su Alteza, es un honor conocerlo—. A pesar de las palabras y de la exagerada reverencia que le hizo, Jungkook pudo notar como el hombre lo recorrió de pies a cabeza y no pudo disimular la sorpresa horrorizada en su rostro. Jungkook rio bajito. Probablemente el pobre Dong Min, no esperaba a un Príncipe en chándal y sandalias.

Dong Min llevaba dos años trabajando para la corona. Luego que su padre jubilara y le dejara el negocio de "vestir" a la familia real. Con el Príncipe Jae-Hwan nunca había tenido ningún inconveniente, pues el hombre siempre había sido distinguido y elegante. Su prometido también, al ser un hombre de negocios. Por eso su sorpresa al ver al actual Príncipe Heredero. Era guapo, pero necesitaba con urgencia un arreglo en su imagen.

—Su Alteza—Seokjin se propuso hacer las presentaciones de rigor, para romper el hielo—, Lee Dong-Min es el asesor de imagen para los miembros de la familia real. Él lleva algunos años asesorándolos. Espero que usted pueda confiar en él, para crear una imagen que le satisfaga, por supuesto.

El Secretario ya había conocido lo suficiente a su joven Príncipe, para saber que Jungkook nunca se vestiría como Jae-Hwan o siquiera como algún miembro de la realeza occidental. Habría que encontrar un punto intermedio.

—Su Alteza—comenzó el asesor—, usted comprenderá que su alta envestidura nos obliga a realizar cambios radicales...

El rostro de Jungkook iba cambiando en la medida que el asesor hablaba. Su sonrisa desapareció y miró a Seokjin suplicante.

—Dong-Min—intervino finalmente Seokjin—Su Alteza entiende su importancia. Sin embargo, es importante respetar su opinión y sus deseos...

—Gracias Seokjin—la sonrisa que le dio al Secretario hizo que a éste casi le temblaran las piernas. Jungkook era realmente hermoso cuando sonreía—. Y señor Lee, quisiera mostrarle como quiero lucir.

Jungkook tenía claro que su hermoso cabello largo tendría que desaparecer, como así también algunos de sus piercing. Probablemente tendría que llenar de nuevas prendas su armario, pero el no iba a dejar de ser él. Así es que buscó la foto más reciente del maknae de BTS y se la mostró a Lee.

—Quiero lucir como él. Bueno me refiero a su estilo. No soy tan guapo.

Dong-Min, miró la foto y reconoció al joven cantante. Si volvía a mirar al Príncipe, éste tenía rasgos similares. El chico llevaba el pelo corto con una suave onda sobre su frente. El asesor que después de todo era un adulador de la familia real, le sonrió al Príncipe.

—Su Alteza es mucho más guapo que ese chico. Le prometo que quedará perfecto.

Jungkook se resignó. Dong-Min le mostró un vestidor para que se cambiara. Allí había al menos cinco trajes y diferentes estilos de ropa. Se preguntó en qué momento habían traído todo eso. E imagino que todo era obra de su Secretario. Salió solo con una bata y pantuflas.

—Por aquí Su Alteza—Dong-Min le indicó que tomara asiento frente al gran espejo—El es Kang Hee-Shan—el hombre hizo una reverencia—se encargará de su cabello y su piel.

En ese momento Seokjin se acercó a Jungkook. Él todavía tenía mucho que hacer y no podía quedarse.

—Su Alteza, lo dejaré por un momento...—Jungkook de inmediato se dio la vuelta al escuchar que su Secretario se iba.

—¿Me vas a dejar solo? —En ese momento se dio cuenta que desde que había llegado a Jeolbyeog había pasado la mayoría del tiempo con Seokjin. Su presencia se había hecho una costumbre y constante para él, incluso más que Jimin.

—Tengo que resolver algunos asuntos urgentes. Reorganizar la agenda de actividades. Jae-Hwan..., el Príncipe Soberano tenía muchas inauguraciones, actos....

—Lo entiendo—lo detuvo Jungkook—estaré bien. Soy el Príncipe Heredero ¿no? Ellos sólo deben obedecerme...no pueden hacer nada que yo no quiera.

—Dong Min no hará nada contra su voluntad Su Alteza, se lo aseguro...—Seokjin miró severamente al hombre que puso los ojos en blanco—. Volveré más tarde.

Al salir de allí, suspiró. Esperaba que de todo este pequeño ajuste de imagen saliera algo bueno. Necesitaba preparar a Jungkook. En una semana debería hacer su primera aparición pública. Apenas un saludo a los subditos, luego del término del duelo y quería que luciera perfecto. Bueno Jungkook era muy bonito y eso ayudaría...se sacudió ese pensamiento y fue a su despacho para hacer una video llamada con Yoongi y Namjoon. No sin antes hacer que Hoseok y Taehyung merodearan el salón donde estaba el joven Príncipe.

—Hey—saludó del otro lado Yoongi, cuando se conectó la llamada—¿Cómo está nuestro joven Príncipe?

—Dong Min está con él..., he comenzado con algunas lecciones hoy..., pero me di cuenta que quizá iba demasiado rápido. Él está asustado, recién se da cuenta de lo que implica ser el Príncipe.

—Y se pone peor. Jang está presionando al consejo para agendar una visita con el Príncipe—Yoongi maldijo por lo bajo—Y sabes que no podemos negarnos...Obviamente esa presión incluye que él sea quien vaya a Palacio.

—Aun así—agregó Namjoon, podemos estar presentes...los tres.... Mientras Jungkook no sea Soberano.

—El no está listo—Seokjin temía que Jang lo atacara y sentía que el joven no tenía las herramientas necesarias aun para hacerle frente.

—Por ahora, le diré que el palacio está en duelo. Cuando pase podrá verlo. Jungkook ya habrá hecho su primera aparición pública y tú Seokjin lo habrás pulido un poco.

—Esta noche podemos hablar los cuatro. Pero Seokjin, tú papel es crucial en esto. Hoy, debes explicarle a Jungkook quien es realmente Jang. Se lo dije en Corea, pero no quise asustarlo tanto en ese momento...

Efectivamente Namjoon no había querido decirle todo a Jungkook. Temió que  no quisiera asumir.

Luego de eso, Yoongi les habló de cómo los agentes del FBI habían comenzado la investigación del accidente.

Seokjin no supo como pasó el tiempo. Taehyung le avisó en algún momento que Jimin había llegado a Palacio y también estaba sufriendo un pequeño cambio de imagen. Se sumergió en sus tareas y se relajó sabiendo que Jungkook estaba acompañado por su mejor amigo.

Las horas pasaron y fue sorprendido por una notificación en su teléfono. Era de Jungkook.

Su Alteza
¿Dónde estás? Te necesito. Dong min ya terminó, pero quiero saber tu opinión...

No pudo evitar sonreír. Le gustaba la confianza que estaban construyendo. Así que sin contestar fue hasta el salón donde estaba su Príncipe.

Al entrar, Jimin lo saludó mientras le hacian la manicura. Jungkook estaba de espaldas y Dong-Min le acomodaba una chaqueta.

—Dese la vuelta Su Alteza—. Seokjin definitivamente no estaba preparado. Un joven elegante y hermoso le regalaba la mas preciosa de las sonrisas. Jungkook se habia cortado el cabello, se habia sacado el piercing de su ceja y los que aun mantenia eran preciosas joyas que no tenia idea de donde las habia sacado el asesor.

—¡Seokjin! Dime, ¿cómo luzco? ¿Parezco ahora un Príncipe? Creo que esta ropa es genial para algo oficial, pero no para vestirla todo el tiempo. ¿No crees?

Él se quedó sin palabras. Se veía hermoso. Elegante. Y sí, era un verdadero Príncipe. Como esos de los cuentos que brillaban y parecían encantar todo a su alrededor.

—Me gusta mucho— fue lo único que salió de su boca. Pero al ver la sonrisa tímida de Jungkook, Seokjin se aclaró la garganta—me refiero al traje y el corte...quedó muy bien—Pudo sentir la risita un poco burlona de Jimin.

—¿No es asi?—un orgulloso Dong Min miraba su obra—Ya tomé sus medidas y Armani confeccionará sus trajes. Los que he traído hoy le quedaron perfectos. Puede conservarlos.

Seokjin no dejaba de admirar a Jungkook. Se veía diferente, pero su sonrisa seguí siendo la misma.

—Su Alteza si ya terminó debo hablar con usted—Dong-Min le hizo un gesto a sus ayudantes para que ayudarán a Jungkook a sacarse la chaqueta.

—Claro. Jimin—se dirigió a su amigo que ahora recibía un masaje capilar—Te veré en mi habitación.

Jimin le hizo un gesto y Jungkook y Seokjin salieron de ahí, rumbo a otra sala.

—¿Al joven Park le fue bien?—preguntó Seokjin mientras caminaban.

—En una semana será su audición de entrada. Está muy feliz. Almorzamos juntos...pensé que vendrías...

—Lo siento Su Alteza, había mucho que resolver—. Llegaron a otra sala y Seokjin lo hizo pasar.

Jungkook pudo notar que Seokjin estaba un poco tenso. Es decir, más de lo que siempre estaba. Intuía que algo había pasado y que sería el tema de conversación.

—Hablé con Yoongi y Namjoon—comenzó Seokjin.

—Pareces preocupado, ¿me quieres decir que pasa?

Seokjin entonces le habló de la presión que estaba haciendo Jang en el consejo para conocerlo.

—Está bien—respondió Jungkook—no me importa que venga aquí.

—No es tan fácil Su Alteza...—Entonces Seokjin le habló de los Jang.

Habían llegado junto a la familia Gong, nobles también pero no con tanto poder y dinero. Siempre habían aspirado a tener el trono y ahora habían estado muy cerca.

—Sé que Namjoon cree que tuvieron algo que ver con el accidente, ¿lo crees tú también?—preguntó Jungkook.

Seokjin se levantó del sofá y miró a través del ventanal. Ya eran cerca de las cinco y los rayos de sol pegaban furiosos en el jardín. Se quedó en silencio, meditando su respuesta. Temiendo asustar a Jungkook. Pero necesitaba ser honesto.

—Yo también lo creo—respondió finalmente—. Desde que Jae-Hwan hizo pública su homosexualidad ellos comenzaron campañas de difamación...que se gastaba el dinero de la corona para su beneficio, que era alcohólico y drogadicto...también intentaron ensuciar el nombre de Dong-Gun, su prometido. Cada rumor fue desmentido con hechos y pruebas...creo que al final no tuvieron más opción que asesinarlo...

Jungkook estaba conmocionado. Era mucho más grave que lo que le había insinuado Namjoon en Corea. Entonces, su vida ¿también estaría en peligro?

—¿Crees que ellos intenten asesinarme también? —su voz apenas pudo salir. Seokjin caminó hacia él y se sentó a su lado.

—Su Alteza...Jungkook...fuimos muy ingenuos con Jae-Hwan, pero le prometo que hemos redoblado nuestra seguridad. Hoseok trabajó en inteligencia militar. Fue entrenado en América...usted está seguro aquí al igual que Jimin y sus padres en Corea.

—Entonces, no dejaré que ese hombre me intimide. Seremos cautelosos y cuidadosos, pero él se puede ir a la mierda si cree que me puede asustar.

—Su Alteza...

—Jin...—Seokjin sonrió por la forma tan familiar como había llamado Jungkook—Tú  también debes confiar en mí. En Corea me enfrenté a la homofobia de familiares, profesores e incluso compañeros de clase. Sé cómo defenderme.

—El es un viejo zorro Su Alteza...y yo...—el rostro de Seokjin enrojeció, pero deseaba ser sincero...

—¿ Tú...?

—No quiero que le haga daño...no me lo perdonaría...

Jungkook comprendió que había culpa en Seokjin. Probablemente por no haber advertido del real peligro de Jae-Hwan. Probablemente los tres amigos tenían el mismo sentimiento y ahora querían protegerlo a toda costa.

—Seokjin...soy joven, pero te aseguro que podré hacerle frente a ese viejo imbécil. Y así como hoy me diste algunas lecciones, yo también quiero darte una: soy más fuerte de lo que parezco. Sé luchar y no sólo a golpes, sino que con argumentos. Tienes que confiar en tu Príncipe ¿lo harás Jin? ¿Confiarás en mi para enfrentar a Jang?

Jungkook lo miraba con esos ojos tan bonitos que tenía y que le brillaban tanto...no había forma de decirle que no..

—Claro que confío en usted Su Alteza. Por supuesto.

De pronto ambos fueron conscientes del hecho que mientras hablaban, sin darse cuenta habían juntado sus manos y se sostenían el uno al otro. Por una milésima de segundo se miraron y rápidamente se soltaron.

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