8. Frío negro
Sus brotes se empezaron a notar, pues la joven entraba en la pubertad.
Sus labios y rostro estaban por madurar, pero aún faltaba para que pudiera desposar.
Por la vecindad, todos comenzaban a comentar. La chica era el tema de conversación, para los demás que no tenían oficios más que el de chismear.
Los pequeños jugaban sin parar, y arrancaban sin razón las flores del lugar.
Un bullicio se escuchó, cuando el padre la violó. Todo el mundo lo acusó, y a la cárcel él entró.
Frágil como una rosa ella se traumó; no confiaba en hombres que jugaban con su amor.
Todo para ella se tornó frío, oscuro, sus sentimientos se tornaron tristes y sucios.
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