Con el sol esta flor creció, en el jardín era la peor, sin embargo, su olor al igual que su color eran agradable a su alrededor.

Todo el mundo la aborreció, pues, ciegos de envidia sus corazones se tornaron.

La diminuta chica se entristeció, pues, allí nadie amable apareció.

El tercer invierno se presentó, y toda la flora se cobijó. Ella solitaria se quedó, ya ninguna de las rosas se le acercó.

En silencio su interior lloró, y al pasar los días, por dentro se secó.

Fría como hielo se volvió, ya que nadie quería su amor.

Su cambio se notó, e ignorada continúo.

Al pensar que había encontrado su salvación, por un barranco se resbaló.

Este pobre girasol se suicidó, por las personas que odiaban su hermoso resplandor.