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5. Argos -parte 3

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Alerta: este capítulo contiene spoilers del capítulo 23 que se estrenará, según tengo entendido, cerca del final del mes. Esta es mi pequeña forma de quejarme por el hecho de que estrenarán el 24 antes del 23 y van a arruinar la cronología del más importante final de temporada. 

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Marinette se despertó con su kwami llamando su atención sobre unos golpecitos en la ventana.
Se miró con Tikki, sintiendo un poco de cautela, pero todavía salió de la cama y caminó hasta el ventanal, descorriendo las cortinas solo para encontrar un bonito jarrón delgado con un nuevo ramo de flores. Parecían margaritas, aunque una inspección más cercana reveló pétalos delgados y alargados de un suave color lavanda pálido, en contraste con un centro amarillo-anaranjado intenso.

La heroína abrió el ventanal, sufriendo un pequeño escalofrío cuando el aire matutino la acarició, y se asomó lo suficiente para recoger el florero. Las flores tenían algunas gotas de rocío en ellas, y una cinta azul ultramar unía los tallos para que no se desbordaran de forma desordenada.

Marinette echó un vistazo alrededor, pero no vio movimiento.
Aun así, susurró un suave 'gracias' al aire, y regresó al interior de su habitación.

—Son tan bonitas —murmuró para sí, sintiendo un aroma ligeramente terroso pero fresco, mientras las ponía a un lado de las azucenas.

—Sí que lo son —Tikki revoloteó alrededor de los dos ramos, mientras Marinette conseguía su teléfono para tomarles una foto y usar internet para averiguar qué, exactamente, eran —creo que las llaman asteráceas, pero no me hagas mucho caso, los humanos tienden a cambiar los nombres de las cosas con el paso del tiempo —se posó en el centro de una, suspirando de deleite por el aroma.

—Tienes razón. Estas son flores Áster —hizo una pausa para compararlas mejor, pero no había duda —aquí dice que el nombre deriva de un término griego que significa estrella, que están muy asociadas con la magia, y que se suelen utilizar en las bodas y aniversarios porque se asocian con el amor, ya que antes se utilizaban como amuletos para conservar la pareja.

Tikki tarareó al escucharla —los seres humanos solían atribuir muchas cosas a las plantas en los tiempos en que dependían más de ellas para la medicina —mencionó.

—Menciona la magia ¿Crees que Félix está insinuando que sabe que soy Ladybug? —preguntó, preocupada.

—No lo creo —la kwami voló para unirse a su dueña repentinamente alarmada —anoche no dio ninguna indicación de eso, incluso antes de que Adrien apareciera.

La franco-china se mordió el labio inferior —espero que tengas razón, Tikki. Si realmente no lo sabe, y yo le intereso, por la razón que sea, podría ser la oportunidad perfecta para averiguar de una vez por todas quién es Monarc.

—Por favor, ten mucho cuidado, Marinette —Tikki se abrazó a su mejilla, pero no negó sus pensamientos — ¿por qué no discutes esto un poco más con Luka?

—Sí, es una buena idea —se apresuró a enviar un mensaje de buenos días, luego la foto de las flores, y un resumen de lo que sucedió y sus pensamientos, antes de darse cuenta de la hora —bueno, es lo suficientemente temprano como para tener tiempo de un buen baño —suspiró con alegría.

Tikki se cubrió la boca con sus bracitos, pero eso hizo poco por encubrir su risa —casi parece que Félix supiera de tus tardanzas habituales.

— ¡Oye! ¡Estoy mejorando en eso! —la chica se quejó, con una sonrisa que decía que no estaba molesta por la broma, mientras se movía para buscar su toalla y la ropa que se pondría para el día.

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Los siguientes golpes que llamaron la atención de Marinette, provinieron de la puerta de su suite. Justo después de que colgara videollamada que había tenido con sus padres para registrarse y contarles cuales eran los planes para ese día, mientras intentaba peinar su cabello.

— ¡Un momento! —se aseguró de que Tikki estuviera escondida en su pequeña mochila antes de abrir, sabiendo que poseía ser cualquiera persona, a pesar de que esperaba que fuese Alya.

—Buenos días —la voz tenue y nerviosa de Juleka la saludó al abrir. La bajista estaba frente a su puerta con un suéter de punto en rayas moradas y negras, mallas negras y sus converse habituales.

—Buenos días, Juleka —Marinette le sonrió amablemente, haciéndose a un lado para dejar pasar a la gótica — ¿Se te ofrece algo?

La mayor avanzó solo un par de pasos en la habitación, dando un rápido vistazo impresionado al interior —yo... yo quería, tú sabes —se movió nerviosamente el flequillo —saber cómo estabas... No es genial que te hayan enviado sola a parte del resto —le explicó, despacio y bajo, pero más entendible de lo que solía ser en la escuela.

—Oh, estoy bien. Pero, gracias por preocuparte —Marinette respondió de inmediato. Sin embargo, esta era la hermana gemela de Luka con quién hablaba, y había algo en la forma silenciosa y atenta en que Juleka la miraba, que la obligó a ser más honesta —quiero decir, me costó conciliar el sueño anoche, pero al final dormí bien —esta respuesta pareció ser suficiente para Juleka, por lo que asintió y se acercó para compartir un abrazo —por cierto ¿Dónde está Rose?

Juleka apuntó hacia el suelo —se adelantó a la cafetería ¿Quieres unirte a nosotras en el desayuno?

Marinette se animó, sintiendo un poco de calor en su pecho —seguro. Solo déjame terminar aquí —se dio la vuelta para guardar su teléfono y una prenda color turquesa en su mochila.

Mientras tanto, Juleka echó un vistazo al cepillo para pelo y las cintas que Marinette había dejado a un lado antes de abrir la puerta — ¿Puedo...? ¿Quieres... ayuda para peinarte? —preguntó tímidamente.

La franco-china la miró, ante el repentino ofrecimiento. Aunque no le pareció tan extraño como si lo hubiera hecho antes. Recientemente, pasaba cada vez más tiempo en el Liberty y, en algunas ocasiones, Juleka y Rose habían pedido permiso para jugar con su cabello —te lo agradecería mucho, Juleka ¿Crees que puedes hacerme algún tipo de trenza y añadir esas flores? —señaló el jarrón que había recibido hacía una media hora.

Juleka miró, un poco sorprendida y curiosa, los dos ramos diferentes, pero asintió, y le hizo señas a Marinette para que se sentara, mientras ella agarraba el cepillo.

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Las dos adolescentes salieron del ascensor entrelazadas de brazos y tarareando la canción de una caricatura que habían visto de niñas. Juleka, además, llevaba el ritmo con los dedos de su mano izquierda contra su cadera. Mientras que Marinette, sin darse cuenta, empezaba a cantar la letra por lo bajo.

Con alas de luces volarás. Historias fantásticas vivirás —la franco-china movía la cabeza al ritmo de la canción, con una sonrisa en los labios. Repentinamente, se sentía de buen humor, y lista para enfrentar el día —tantos mundos secretos descubrirás-

Rose las interrumpió, llamándolas con entusiasmo desde la mesa en que ella, Iván y Mylene estaban sentados, todos con bandejas de comida, y un par extra esperando por ellas. Ni Juleka ni Marinette pudieron evitar reírse de su ánimo y pasaron por la puerta del comedor/restaurante del hotel para unirse a ellos.

— ¿Qué canción estaban cantando, chicas? —Rose preguntó, después de que todos intercambiaron saludos.

—Una por la que me sentiré personalmente ofendida si no conoces —Marinette le respondió en broma. Alix, Nathaniel, Kim y Max entraron en el comedor en ese momento y fueron a conseguir sus propios desayunos antes de sentarse en la mesa próxima, intercambiando saludos silenciosos — ¿Juleka?

La adolescente gótica asintió y ambas comenzaron a tararear la canción desde el principio de nuevo.
Alix las miró con curiosidad y una ceja levantada. Rose compuso una adorable expresión de frustración.

— ¡Sé que la conozco, pero no recuerdo de donde!

Marinette se rió mientras Juleka pasó su brazo sobre los hombros de Rose sin perder el ritmo. Incluso Iván había comenzado a ayudarlas, golpeteando sus dedos en la mesa después de captar el tempo base.
Los ojos cerúleos de Rose gritaban 'traición' y 'ya díganme' al mismo tiempo. Mientras que Alya, Nino. Lila y Adrien finalmente se unieron a sus compañeros, junto con Bustier. Chloe y Sabrina probablemente habían pedido servicio a la habitación.

Tantos mundos secretos descubrirás. Viajarás en el tiempo, pero sin cambiar —Marinette finalmente se apiadó de la pequeña rubia y volvió a cantar la letra. Pareció ser todo lo necesario, porque los ojos de Rose se abrieron al máximo y chirrió un 'por supuesto' —como una ola crecerás, en el corazón de quien te sepa amar —la franco-china claramente disfrutaba la canción, llevándose una mano al pecho, justo sobre su corazón.

Rose se unió a ella para continuar.

En el sueño Winx,
una flor serás,
bajo el sol crecerás
mil colores tendrás.
En el sueño Winx,
un canto tú serás,
que no termina más,
y alegría atraerás

Al mover las manos magia tú harás.
Grandes emociones probarás.
En Winx.

—Oh, solía amar esa serie —Rose suspiró, derritiéndose en el costado de Juleka —magia y hadas, príncipes y princesas, ropa brillante y alas bonitas.

Marinette sonrió —yo igual, especialmente por eso último que dijiste —de hecho, había sido parte fundamental de su sueño de la infancia de ser el hada del tejido. Y, por ende, del apodo que su Nonna tenía para ella.

— ¡Deberíamos juntarnos todas las chicas para una pijamada y ver una maratón! —la vocalista de la banda sugirió.

—En realidad, no me importaría —Alix aportó, desde la mesa de al lado, ignorando los tontos balbuceos de que Kim sobre 'cosas de chicas' —recuerdo que tenía algunas buenas escenas de peleas —levantó el pulgar hacia sus compañeras, dando su visto bueno.

— ¿Pijamada y una maratón? Suena como un plan ¿de qué estamos hablando? —Alya se sumó, sentándose en otra mesa cercana con el resto de los recién llegados.

Mientras Rose le explicaba a Alya, y Lila aprovechó la oportunidad para soltar otra nueva mentira, Marinette fue agradecidamente distraída por un mensaje en su teléfono.
Bajó la mirada a su regazo, donde había puesto su mochila al sentarse y revisó la pantalla. Era un número desconocido, lo cual la hizo levantar una ceja.

"Cantas maravillosamente, petit passeri"

La ceja izquierda se unió a la derecha, tan arriba, que casi estaba en la línea de cabello de la chica. Marinette tuvo que resistir la tentación de levantar la cabeza y mirar hacia todos lados.
Una cosa era aparecer en su balcón por la noche y llevarle flores, pero ¿la iba a seguir 24/7?

"Por cierto, espero que no te importe que haya obtenido tu número del télefono de Adrien"

No tuvo tiempo para procesar nada más cuando una hermosa y exuberante mujer rubia entró en el comedor y caminó hacia la mesa donde Alya y los demás estaban con una sonrisa — ¿Tía Amelie? —Adrien fue el primero en llamar la atención sobre ella, mientras se levantaba para saludarla.

—Félix me dijo que estabas aquí, querido, no quiero robarte tiempo de tu excursión escolar, pero esperaba que no te importara unirte a nosotros para desayunar —Amelie le explicó a su sobrino.

Marinette no pudo evitar sonreír ante la vista. Era evidente el amor que Adrien sentía por su tía por la forma en que se abrazaban. Sin embargo, la heroína no se detuvo mucho en ellos; en cambio, miró detrás de la mujer, encontrando a Félix de pie cerca de la entrada.
Él ya la estaba mirando. Y tenía su celular en una mano.

El británico le guiñó un ojo antes de caminar hacia una mesa un poco apartada, a donde su madre ya estaba arrastrando suavemente a Adrien.

Por alguna razón, Marinette no pudo evitar que una risilla genuina se escapara de sus labios.

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Amelie y Félix se quedaron hasta que el autobús escolar (esta vez, de dos pisos) llegó para recoger a la clase francesa para llevarla a Royal Botanic Gardens, Kew.

Si Félix no fuera consciente de sus sentimientos, habría jurado que estaba enfermo.
Marinette se veía tan bonita, sino más, que el día anterior, con un jersey ligero de cuello alto y de un azul tan oscuro que casi estaba a la par con su cabello, jeans de un curioso color turquesa y zapatillas blancas con detalles negros. Pero más allá de eso ¡ella se había adornado el cabello con las flores que él le había regalado! Y acababa de descubrir que cantaba hermosamente.

¡Estaba culpando totalmente a Dussu por encontrar tanto atractivo en esas cosas!

Mientras su madre inundaba a Adrien de atenciones, Félix escuchó algunas cosas entre la clase. Tonterías de parte de Rossi y las cosas que el grupo quería hacer en los jardines. Marinette parecía particularmente interesada en conseguir una foto de la pagoda que imitaba el estilo chino del período Tang y curiosa por ver las estatuas de las Bestias de la Reina.

Archivó la información en su mente y redirigió su atención a su familia y a terminar su desayuno. Dándole a Adrien su mejor expresión inocente cada vez que este lo miraba con claras acusaciones en sus ojos, que eran a la vez tan similares y tan diferentes de los propios.

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Cuando todos terminaron de subir al autobús (Marinette agradeció mentalmente a Tikki por la buena suerte de que Lila acabó con Bustier en el otro nivel) la heroína secreta fue recibida con un codazo ligeramente duro de su compañera Izzy. Marinette la miró con ojos grandes, sin entender qué había hecho mal, antes de que un par de familiares caja de cd fueran presentadas a ella.

—No puedo creer que no me dijeras que eres la diseñadora detrás de esta obra de arte —la pelinegra le reclamó con una sonrisa, aunque en inglés. Este día traía el cabello negro completamente visible: largo hasta las caderas, con la mitad recogido en una media-coleta alta, atada con un denso lazo morado, un mechón delgado le colgaba frente a la oreja derecha, y el resto del flequillo peinado hacia la izquierda casi le cubría el ojo —quiero decir, no soy muy fan del rock, aunque hay algunas canciones que me gustan y mis hermanos menores lo aman. Pero la portada es simplemente genial —hizo una pausa, donde aparentemente recordó que se suponía que practicara su francés — ¿podrías firmarlos para mí y mis hermanos?

Marinette se rió suavemente y asintió, recibiendo de ella también un marcador adecuado para el material y haciendo lo que le habían pedido mientras le explicaba que la palabra que debería haber usado era 'autografiar'.

—Gracias. A mis hermanos les va a encantar —Izzy le sonrió, guardando los CDs en una cajita dentro de la mochila plateada que llevaba ese día —ahora ¿quieres explicarme más sobre esa chica de ojos verdes que apareció anoche? —la pelilarga cambió su expresión de animada a seria —quería escribirte sobre eso, pero imaginé que estabas cansada y querrías dormir.

Marinette hizo una mueca antes de echar un vistazo sobre su hombro. Alya y Chrysten estaban a un par de bancas de distancia, charlando entre ellas mientras Alya le enseñaba algo en su teléfono. Nino y Brianna estaban justo al otro lado del pasillo, compartiendo audífonos e intercambiando lista de reproducción. Y al otro lado de su propio asiento, Charles le enseñaba un libro a Adrien.

—Bien, es una larga historia —Marinette suspiró, sacando su teléfono —sugiero tener nuestros traductores a la mano —Izzy solo asintió en silencio, pero imitó su acción.

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El paseo por los jardines fue maravilloso.
Las clases se habían dividido en grupos según lo que todos estaban interesados en ver.

Marinette se encontró a sí misma y a Izzy paseando con Charles, Adrien, Nathaniel y su compañera asociada: Moura. La chica era incluso más bajita que Marinette, con el cabello rubio miel que caía en hermosos rizos hasta la mitad de su espalda, piel muy clara y ojos canela claros, que casi hacían juego con su cabello; era de la misma clase que Brianna, por lo que estaba un año por debajo de ellos, pero su francés era sobresaliente y tenía una pasión por la joyería y cualquier manualidad que ocupara resina, por lo que se llevó muy bien con Marinette casi de inmediato; eso, sin mencionar su interés en la cultura china, por lo que estaba muy impresionada de escuchar que tanto Marinette como Adrien sabían mandarín (en diferentes grados) y habían estado en Shanghai.

De hecho, tuvieron una divertida ronda de fotografías en la pagoda del jardín. Adrien había aprendido algunas cosas sobre ello entre sus sesiones, por lo que guio a las tres chicas para que pareciera que se apoyaban en la pagoda, jugando con la distancia para que parecieran tener la misma altura que la construcción.
Marinette logró arrastrar a Nathaniel para un par de fotos, luego Adrien se tomó una con Charles, y otra con todo su pequeño grupo.

Por supuesto, el rubio les pidió a sus compañeros británicos que no publicaran las fotos con él de inmediato. No sabía que tantos fans tenía su carrera de modelaje en Londres y no quería descubrirlo a las malas como le había pasado una o dos veces en París.

—Gracias por la sudadera, Marinette. Y las gafas de sol —Adrien colocó su mano en el hombro de Marinette mientras su pequeño grupo se dirigía a la zona donde estaban las estatuas The Queen's Beasts —fueron grandes ideas.

Adrien se miró a sí mismo enfundado en una sudadera con capucha turquesa con detalles en color lima (un verde-amarillo claro y brillante) y negro, con claras referencias a Viperion. Sabía que ella misma la había hecho y que hacía parte de una colección que estaba preparando, inspirada en los héroes parisinos.
Llevaba la capucha arriba, en la calle y cuando se cruzaban con diferentes grupos de personas, para cubrirse el pelo. Las gafas de sol fueron una compra de última hora, justo afuera de los jardines. Con solo esos dos artículos, ni una persona lo había detenido para fotos ni autógrafos.

—Siempre estoy feliz de ayudar, Adrien —ella le sonrió, apartando la vista de su cuaderno de bocetos. Había esbozado algunas cosas, inspirada por la cantidad de flora tan diversa que estaba observando.

— ¿Has hecho ropa basada en otros héroes ya? —el rubio había escuchado de su idea un par de meses atrás, pero esta era la primera prenda que vislumbraba.

Marinette se rió entre dientes —sí, algo de Rena Rouge y Ryuko por ahora. Tengo en proceso cosas de Vesperia, y Coq Courage es el siguiente.

Adrien asintió en reconocimiento — ¿nada de Ladybug o Chat Noir? —indagó, curioso.

La franco-china ladeó la cabeza y levantó su hombro brevemente —solo garabatos, nada en concreto.

Adrien resopló, sabiendo más o menos la calidad lo que Marinette consideraba 'garabatos', gracias a sus esporádicas visitas como Chat Noir a su balcón — ¿puede preguntar por qué? Quiero decir, la gente que vende mercancía sobre los héroes generalmente empieza por ellos, así que tengo curiosidad —añadió un poco rápida y torpemente, no queriendo sonar como si exigiera algo de ella.

Marinette lo tranquilizó con una sonrisa —bueno, precisamente porque son los dos héroes principales creo que necesitan mucha atención al detalle y trabajo detrás de sus diseños —Adrien asintió despacio, entendiendo su explicación —pero no te preocupes, te avisaré en cuanto tenga diseños de ellos —añadió con una sonrisa bromista.

Adrien se rió nerviosamente, llevándose una mano a la nuca para revolver su cabello —genial, gracias —Adrien echó un vistazo alrededor, viendo a sus compañeros ocupados entre sí —oye, Marinette... ¿me preguntaba si te gustaría que fueramos-

— ¡Mis amigos! Qué lindo es reunirnos más durante el recorrido —la voz extremadamente dulce de Lila interrumpió a Adrien, haciendo que él y Marinette se encogieran de disgusto, como si hubiera escuchado clavos arrastrarte contra una pizarra o vidrio.

Lila había estado paseando con Juleka y Rose, quienes tenían por compañeros a un par de hermanos gemelos irlandeses llamados Rory y Brendan, además de Chloe y Sabrina, con sus respectivas compañeras de viaje.

La italiana no perdió un segundo en tratar de engancharse al brazo de Adrien, pero este la rechazó como pudo, balanceando la mochila de Marinette (que ella le había permitido cargar) sobre un solo hombro, para usarla como escudo.

Mientras eso sucedía, Marinette se encontró abordada por Juleka, quien tenía cara de haber chupado un limón realmente amargo y una Rose visiblemente aturdida — ¿chicas? ¿están bien las dos?

La mayor hizo una mueca antes de agitar la cabeza y murmurar molesta —sigue hablando de papá como si fuera su gran amiga e inspiración —la aspirante a modelo se estremeció de pies a cabeza —no puedo creer que alguna vez le creí que salvó al gatito de Jagged de una pista de avión —Juleka ya había hablado de este tema en profundidad con su hermano, y de nuevo con Marinette. Se había disculpado por no creer en ella cuando Lila afirmó que la había empujado y robado. Marinette le había agradecido con los ojos inundados de lágrimas sin bajar, se abrazaron e hicieron las paces, para la alegría de ambas y de Luka.

—Marinette, yo ¡! —y parecía que la historia iba a repetirse con Rose. La pequeña rubia la miró con desolación y una gran disculpa en sus ojos antes de abrazarla y pedir su perdón.

—Shh, shh. Está bien, Rose —Marinette le acarició la espalda, devolviendo el abrazo —gracias por decirlo. Me alegra que puedas ver la verdad ahora —le hizo señas a Juleka para que se uniera al abrazo. La mayor empezó a acariciar el corto cabello rubio para que su amada se tranquilizara —podemos hablar más de esto después, si quieren, por ahora- —se tensó ligeramente en alerta cuando vio a Lila caminar hacia ellas, mirando evaluadoramente la escena conmovedora.

—Amigas, disculpen. Necesito hablar un momento con nuestra representante de clase —la morena pidió 'gentilmente' moviendo su cabello que estaba temporalmente atado en una trenza floja, aunque los dos mechones alrededor de su rostro permanecían inmutables —oh, Rose ¿te sucede algo? —condujo su voz hacia la preocupación, colocando una mano en el hombro derecho de la más pequeña; sin embargo, estrechó los ojos cuando la sintió tensarse bajo su toque.

Marinette sintió a Rose fruncir el ceño contra su clavícula por lo que, antes de que la rubia pudiera volverse contra la de ojos olivas y decir nada, Marinette le apretó con suavidad el otro hombro antes de entregarla cuidadosamente a los brazos de Juleka, negando sutilmente —Rose solo está muy emocionada por el paseo ¿qué necesitas, Lila?

La italiana la miró con ojos grandes y aparentemente inocentes por un segundo, antes de mirar a la pareja perteneciente a la banda. Aparentemente, decidió que ponerlas de su lado o contar alguna mentira para impresionar no era lo más importante en el momento porque regresó su atención a la franco-china —oh, sí. Necesito comentarte algo que estaba charlando con la señorita Bustier antes ¿caminamos? —hizo un gesto de su brazo para que se apartaran un poco del grupo.

Marinette desconfiaba, con justas razones. Las banderas rojas en su mente se levantaron de inmediato.
Sin embargo, sus instintos sobre el peligro no estaban reaccionando tan agresivamente como otras veces. No sabía si era porque estaban rodeados de muchas personas o si era la presencia de alguien en particular, pero decidió que podía arriesgarse.

—Por supuesto —miró sobre su hombro. Sus compañeros de clase, al igual que Izzy la estaban mirando con distintos grados de alerta, mientras que el resto de los estudiantes británicos parecían confundidos. Chloe parecía haberse alejado ya, junto con su pequeño séquito —regreso en un par de minutos —le tendió a Adrien su cuaderno de bocetos y su lápiz para que los guardara en su mochila, que aún llevaba.

Rossi le dio una de las sonrisas más falsas que había visto en su rostro y giró parcialmente para dictar el camino.
Marinette optó por caminar a su lado, dejando una distancia segura entre ellas, aunque lo suficiente para poder hablar en voz baja.

— ¿Qué es lo que realmente quieres? —preguntó en voz baja, la mirada al frente y los brazos sueltos a sus costados. Lista para reaccionar.

—Oh, solo estaba haciendo un registro, para asegurarme de que no te estabas relajando demasiado en mi ausencia —la morena se burló, permitiendo que la malicia y el veneno se deslizaran en su voz, aunque manteniendo la expresión gentil y amigable en su rostro, para cualquiera que mirase en su dirección — ¿cómo disfrutaste su solitaria y vacía habitación anoche? —parpadeó hacia ella.

Marinette se encogió de hombros —bastante bien. Era realmente espaciosa y cómoda. Y recibí estos adorables ramos de flores —llevó una mano a su cabello, acariciando las flores que adornaban su peinado —oh, y la vista del London Eye es genial —sonrió de lado, mirando a la morena de reojo. Rossi estrechó sus ojos oliváceos en ella, probablemente preguntándose si estaba exagerando para molestarla o hablaba en serio —y, podría ser solo el cansancio de las actividades del día, pero la cama era divinamente cómoda —terminó, encogiéndose de hombros.

— ¿Se te están subiendo los aires londinenses, Dupain-Cheng? —ella se burló —deberías recordar lo rápido que tus amigos te abandonarán por una voz dulce e historias brillantes.

Marinette se detuvo frente a la segunda estatua: el grifo del rey Eduardo III —Sí ¿no crees que el aire aquí se siente como más ligero y agradable? —sonrió, completamente llena de confianza, mientras se miraban la una a la otra —aquí, donde no hay un viejo loco con acceso a poderes de los que no tiene ni las más mínima comprensión o respeto —balanceó su peso de un pie a otro —donde no tengo que cuidar cómo me siento. Ni preocuparme de cómo se sienten otros —se detuvo un momento, solo para respirar profundamente, como enfatizando sus palabras.

—No deberías sentirte valiente solo porque Adrien está pasando tiempo contigo, niña ingenua —Lila le regresó, sin reaccionar físicamente a sus palabras, aunque unas pequeñas contracciones involuntarias en su ojo la traicionaron —puedo quitárselo en cuestión de minutos.

Marinette no pudo evitar la risa que su declaración le provocó —no es como si él fuera 'mío' pero, adelante, veamos cómo lo intentas —ella hizo un ademán con la mano derecha —tomando en cuenta que él sabe sobre tu tendencia a mentir y que, ya sabes, prefirió decirle a su padre que no iba a modelar más, después de escaparse del supuesto viaje por el mundo que iba a hacer contigo —giró levemente el cuerpo, pero no dejó fuera de su vista a la morena —buena charla, Lila. Nos vemos al final del recorrido.

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El resto del recorrido por los jardines y luego por el zoológico transcurrió en aparente calma.
El zoológico tenía casi doscientos años, por lo que había mucha historia que escuchar al respecto, especialmente por abarcar al que fue el primer acuario público.
La vista de los pingüinos fue adorable y varios estudiantes tomaron múltiples fotos. El invernadero de las mariposas fue mayormente evitado por los parisinos.

Adrien, Nathaniel y Juleka se tomaron una foto junto a la placa conmemorativa de la grabación de Harry Potter y la piedra filosofal.

Hubo una parada para almorzar antes del paseo por el museo de Charles Dickens.
Entre tanto, Rossi trató de llorarle a la maestra por una falta de compañero para ella. Y, cuando Marinette y Adrien le recordaron amablemente que ella no había estado durante la planificación del viaje, se "deslizó" la sugerencia de que Marinette "cediera" su compañera de viaje a Lila.
Afortunadamente Izzy cortó con esa sugerencia inmediatamente. Argumentó que no era una persona demasiado sociable y ya había establecido un vínculo amistoso con Marinette, por lo que estaba perfectamente contenta con su asociación. Marinette le sonrió en agradecimiento, y no pudo evitar sentir pequeñas punzadas de asombro y envidia cuando la señora Lewis defendió la elección de su estudiante contra las 'sutiles' presiones de Bustier para que cediera y complaciera a Lila.

El museo de Dickens, como el de ciencias, fue disfrutado mayormente por aquellos que tenían afición al arte. Nathaniel y Juleka los más entusiastas, junto con Charles, Chrysten, Moura y otros estudiantes locales.

El último recorrido de la tarde, antes de dirigirse al Queens Skate fue una sorpresa para los parisinos. Los estudiantes del St. Paul eligieron llevar a sus invitados a un paseo en barco por el Támesis.
Fue un hermoso recorrido de casi una hora, en un barco muy agradable. Pasaron debajo del Tower Bridge justo cuando este empezaba a encender las luces por el atardecer, y luego por el London Eye.

— ¿Creen que podamos subir? —Marinette suspiró, mirando la enorme noria con ojos soñadores —creo que la Grande Roue que tenemos en la plaza de la Concordia no es ni la mitad de grande.

— ¿Cuánto mide? —Izzy preguntó.

—Unos sesenta metros —Adrien respondió, apoyado al otro lado de Marinette.

Charles tarareó en confirmación —sí, es más que el doble. El London Eye mide 135 metros.

—Sin embargo, a esta hora se forma una larga fila para subir —Izzy miró con disculpa a Marinette —todos los turistas quieren estar arriba para el atardecer, por lo que podrías gastar incluso varias horas esperando para subir.

Marinette luchó por no componer un puchero, pero asintió tristemente. Adrien le dio un suave empujón con su hombro y luego una sonrisa, tratando de animarla — ¿quizás mañana temprano antes de irnos tengamos tiempo de intentarlo?

La delegada de clase sabía que la idea no tenía muchas posibilidades, pero asintió a Adrien, y trató de alegrar su expresión, mientras Alya, Nino y Chrysten empezaban una nueva charla sobre la última actividad de la noche.

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Queens era tan genial, o más, a como lo publicitaron los estudiantes del St. Paul.

Parecía estar a un nivel subterráneo, ya que había una larga escalera desde las cuatro puertas de entrada, hasta la recepción. Los colores rojo, blanco y negro decoraban la mayor parte de las paredes de ladrillo. Justo sobre la recepción había un brillante letrero de neón rojo con el nombre del local.
Del lado derecho, el pasillo se dirigía al restaurante con barra y una zona de mesas, justo en frente, estaba la bolera, con tres sofás bordeando una mesa al final de cada carril; y al fondo la sala de juegos árcade, con clásicos como Megaman, Street Fighter II, Tetris, Donkey Kong, Mortal Kombat, mesas de air hockey y juegos de carreras de autos y motos.
Del lado izquierdo había una segunda recepción donde alquilar los patines, junto con una pared llena de pequeños lockers para guardar los zapatos. Y justo después la pista de hielo.

—Vamos, Agreste, invítala —Alya le dio un codazo a rubio, cabeceando hacia Marinette, quien se estaba atando los patines, sentada junto Juleka y Rose.

Todos habían acordado ir a la pista de hielo primero, y luego a la bolera, ya que podían encargar las hamburguesas para comer allí.

— ¿Estás segura de que debería? —el oji-verde hizo una mueca. Había estado intentado invitarla a pasear solos o tomar un helado durante los recorridos del día, pero algo (casi siempre Lila) se interponía y lo interrumpía.

Incluso le preguntó a Plagg si estaba bajo algún tipo de maldición de mala suerte, por cualquier motivo.
La pequeña deidad, como un gato, le había dado la muy útil respuesta de reírse de él.

— ¡Tienes esto, hermano! —Nino le dio un suave empujón en el hombro, a modo de aliento.

— ¡Marinette, Alya, vamos! —Izzy y Chrysten las llamaron, ambas de pie sobre sus patines y listas para entrar.

Alix, su compañero Allan, y Brianna estaban a punto de ser los primeros del grupo en entrar a la pista, se giraron y los llamaron igual de entusiastas. Aunque Brianna se alejó del par para caminar entre su compañero de viaje y la bloggera — ¡Vamos, vamos! ¡Hora de divertirse! —los agarró de los antebrazos y los arrastró tras ella, teniendo un impresionante equilibrio sobre la hoja delgada de sus patines —en uno de los extremos está la cabina del DJ ¡Podemos pedir música para bailar y patinar!

Marinette se rió al ver a sus amigos siendo arrastrados con rostros idénticos de sorpresa. Era realmente gracioso ver a dos ex-héroes siendo jalados por una niña más pequeña.

Sin embargo, la risa le duró poco cuando Izzy la agarró de la muñeca para levantarla y jalarla también hasta la entrada, después de que Chrysten siguiera a Alya y Nino — ¡Vamos, Nette! —la británica había recogido el apodo de Nathaniel, quien claramente lo había recogido de Marc hacía algún tiempo.

Ninguna de las dos se dio cuenta de que dejaron a Adrien con la palabra en la boca, quien se había acercado para invitar a la franco-china.
El rubio simplemente resopló, cada vez más convencido de que era víctima de alguna broma cósmica.

Charles se acercó y le dio un par de palmaditas en la espalda, silencioso, antes de invitar a su compañero de viaje a entrar a la pista con un cabeceo. Adrien le devolvió una sonrisa —seguro, vamos.

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Marinette sabía que algo estaba pasando entre las clases.
Bastaba con echar un vistazo a los tres o cuatro pasillos de la bolera que estaban ocupando. Algunos empezaron a mirar sus teléfonos y luego mirarse entre sí, pasaban a ver a las profesoras de reojo, y luego susurraban entre ellos; para luego pasar al siguiente grupo.

Alya y Marinette se miraron entre sí mientras Juleka pasaba a tirar su bola, con Rose y los gemelos irlandeses animándola.

— ¿Qué creen que está pasando? —Marinette murmuró, captando la atención de Adrien e Izzy, además de Alya.

—Creo que lo descubriremos en un momento —Izzy le respondió, notando que Allan y Alix miraban en su dirección al mismo tiempo que su teléfono zumbaba en el bolsillo de su falda.

Todos en su carril de la bolera sacaron sus teléfonos, para descubrir que habían sido agregados a un chat conjunto, sin las profesoras, titulado '¿Fiesta esta noche?' tanto en inglés como en francés.
Rápidamente se explicó que la idea era reunirse todos en el tejado del hotel donde se hospedaban los parisinos, para una fiesta secreta. Advertían a los franceses de no alertar a Bustier y los británicos ofrecían tapaderas entre sí para justificar la llegada tardía a casa.

Marinette sonrió de lado, la situación le recordó a su viaje de clase a Nueva York.
Echó un vistazo a su alrededor y notó como todos parecían emocionados con la perspectiva.

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Cuando las dos clases se reunieron en el tejado, Marinette se preguntó cómo es que no supieron de esta área en particular antes. Y eso que habían investigado los posibles hoteles.

Las escaleras subían desde el piso más alto y formaban una pequeña caseta en una esquina del tejado plano. Era mayormente rectangular, con un borde sobresaliente dándole una forma curiosa en el lado sur.
En la esquina contraria a las escaleras había un pequeño bar que ofrecía cocteles con y sin alcohol. Marinette pensó que era hermoso, con luces rojas y rosadas, enredaderas falsas subiendo por las columnas y cayendo sobre el pequeño techo. Tenía dos baristas, una mujer y un hombre que no debían superar los 23 años.
Había sillas, asoleaderas y mesas bajas bien repartidas por todo el espacio, y justo en frente del bar había un área equipada para karaoke, con un proyector, una computadora para elegir las canciones, y muchos micrófonos disponibles.

No era exactamente el Le Grand París, pero a nadie más que Chloe parecía importarle eso. Y todos se estaban mezclando y divirtiendo. Izzy incluso había logrado que dejaran entrar a otros compañeros de clase suyos y de Brianna y Moura, a pesar de que no estudiaban francés, por lo que los parisinos se estaban mezclando más y haciendo nuevas conexiones.

—Esto me recuerda a Nueva York ¿no crees, Marinette? —Adrien le preguntó, sentándose a su lado con un cóctel de lima, naranja, toronja y menta a su lado, un par de minutos después de que ella se escabulló cerca de una cornisa, para apreciar el panorama general.

Ella le dio una sonrisa, terminando su bebida de granadina, frambuesa y cerezas con yogurt —pensé lo mismo. Y no me importaría un hot-dog ahora mismo, aunque puedo prescindir totalmente de efectos aleatorios que me hagan flotar —añadió entre risillas, dejando su vaso a un lado.

Adrien le dio una gran sonrisa en respuesta y ella sintió su pecho ligero. Eran momentos como estos en los que sabía que había tomado la decisión correcta al esforzarse en superar su flechazo obsesivo hacia Adrien. Estaban mucho mejor como amigos —sin embargo, eso fue memorable. Nunca pensé que podría bailar así.

—Si es que puede llamarse baile —Marinette completó, divertida, pero asintiendo —pero tienes razón. Definitivamente memorable.

Adrien la miró a los ojos, extendiendo su mano que no sostenía su vaso medio lleno — ¿qué dices si bailamos para celebrar ese recuerdo? —ofreció.

Pero Marinette no tuvo tiempo de responder cuando Lila y Chloe aparecieron de quién sabe dónde y arrastraron a Adrien, con la italiana diciéndole que bailara con ella, y la rubia denigrando a Marinette como era costumbre antes de alejarse.

La oji-azul solo pudo parpadear en su dirección durante unos segundos, preguntándose si debería hacer algo al respecto. Aunque desistió cuando vio a Adrien fruncir el ceño mientras hablaba con Lila.
Sí, definitivamente sincerarse con Gabriel Agreste era lo que le había hecho falta al ex-modelo. Estaba ganando confianza y Marinette se alegraba por él.

Se levantó para llevar su vaso de vuelta a la caseta del bar, cuando Tikki la sorprendió empujando su teléfono por la abertura de su bolsito. Probablemente la música no le dejó notar que la estaban llamando.
Entonces, haciendo equilibrios con el vaso y tratando de asegurarse que nadie viera a su kwmi a la vez que contestaba antes de que la llamada pasara al buzón de voz, Marinette respondió sin ver el identificador de llamadas.

— ¿Hola?

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—Lila, por favor, suéltame. Estaba en medio de una conversación —Adrien reprendió a la italiana, con un ceño profundamente fruncido en su rostro.

—Pero Adrien, querido, solo quiero bailar contigo —la morena respondió, menospreciando completamente el mal humor del rubio — ¿no serás tan descortés de negarle un baile a una amiga, verdad?

El rubio clavó los talones en el suelo y se negó a permitirse ser arrastrado más —cuando comenzaste a modelar conmigo, te dije que sería tu amigo si dejabas de meter en problemas a la gente que me importa —él le recordó, inclinándose solo lo suficiente para que ella lo escuchara encima de la música, pero nadie más oyera su conversación.

—Pero no entiendo lo que quieres decir. No he hecho nada como eso —la italiana parpadeó con fingida inocencia, mientras trataba de abrazarlo. Cualquier otro habría caído ante su tono y expresión, pero Adrien ya había tenido suficiente de eso.

—Entonces permíteme dejarlo muy claro —tomó sus manos y las mantuvo lejos de su cuerpo —Marinette es muy importante para mí. Y mientras insistas en ser cruel con ella, tu y yo no tenemos nada de qué hablar —la soltó y se volvió para buscar a Marinette.

Pero ella no estaba por ninguna parte.

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—Buenas noches, Marinette. Me place volver a escuchar tu voz.

Marinette sintió un escalofrío cuando la voz de Félix salió desde el parlante en su teléfono, justo en su oreja.

Como esa misma mañana, luchó contra el instinto de voltear a todos lados, pero se inclinó contra una pared, de modo que tenía visibilidad de varios tejados aledaños sin parecer evidente —buenas noches ¿puedo ayudarte en algo?

—Por el contrario, querida, estoy ofreciendo mi ayuda aquí —él le respondió, con un leve claro de diversión en su voz. Aunque para Marinette sonaba más como a un niño emocionado que a burlas maliciosas —si bien, el ambiente no está mal, no pareces exactamente cómoda ¿no preferirías cambiarlo por una actividad más divertida?

Marinette cambió de posición, pero aún no había nada que destacara a su alrededor — ¿y qué tienes en mente? si puedo saber.

Una risa suavemente ronca acarició su oído, tanto como el vibrato podía transmitirse a través de los celulares —será una aventura, Marinette ¿No te emociona la perspectiva?

La oji-azul resopló. Sí, como un niño emocionado, de hecho —¿es esta tu idea para que te conozca y confíe en ti?

No sabía cómo, pero Marinette podía sentir su sonrisa cuando le respondió —de hecho, lo es, querida ¿Qué dices? Te doy mi palabra de que te traeré de vuelta a tu suite antes de que el Big Ben cante la medianoche de hoy.

Marinette trató de discernir si había algún tipo de laguna en su promesa, pero no podía imaginar que Félix hiciera algo como evitar que el Big Ben siguiera su curso natural solo para jugar alrededor de una promesa — ¿qué tienes en mente?

De nuevo, ella podía sentir la sonrisa en su voz —ven detrás de las escaleras.

Marinette suspiró —dame un momento —renunciando a su inspección menos que útil, Marinette localizó a Juleka e Izzy —tengo dolor de cabeza, creo que todo el cansancio del día se está asentando. Voy a mi habitación a tomar un ibuprofeno, un buen baño y a dormir. Nos vemos por la mañana.

Las dos chicas de cabello largo asintieron, preguntando si necesitaba que una de ellas la acompañara hasta su habitación, y deseándole dulces sueños cuando ella se negó. Izzy le prometió asegurarse que todos los estudiantes regresaran a sus habitaciones (y hogares, en el caso de los locales) cuando dieran por terminada la fiesta, y Juleka le aseguró que le informaría a sus amigos que se había retirado por la noche si preguntaban por ella.

Con su tapadera lista, Marinette se dirigió a las escaleras, asegurándose de que nadie la miraba antes de deslizarse detrás.
Ahí encontró a Argos, tranquilamente de pie, sobre el alero inclinado que sobresalía del tejado.

El, temporalmente, oji-magenta le tendió una mano. Y Marinette, porque se había vuelto así de temeraria en algún momento después de recibir los aretes, tomó su mano y permitió que él la levantara entre sus brazos.

Marinette se aferró a sus hombros, luciendo imperturbable — ¿y a dónde pretendes llevarme?

Argos le sonrió —paciencia, querida. No está muy lejos.

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Marinette se apresuró a estabilizarse sobre sus pies cuando Argos la dejó en el suelo cubierto de una arboleda cercana al borde del Támesis.

—Dussu, out my feathers —el chico murmuró, dejando caer su transformación para volver a ser sólo Félix. Esta era solo la segunda vez que Marinette lo veía en su apariencia cotidiana, al menos en persona, porque había visto una foto de él con su madre y Adrien, pero personalmente solo lo había visto brevemente en la fiesta privada de Gabriel a la que se había colado para detener a Chloe, y no se había detenido precisamente a admirar su buen gusto para la ropa formal.

Marinette no dejó de estremecerse por el recuerdo. Kwamis ¿cuántos delitos habían cometido en nombre de su loco flechazo?

— ¿Tienes frío? —Félix le preguntó, sacando una pequeña bolsa transparente del bolsillo interior de su chaleco.

Marinette negó con la cabeza, regresando su atención al presente —no, estoy bien —pero se congeló cuando una figura azul real flotó alrededor del rubio, y tuvo que luchar contra el deseo de gritarle si tenía idea de lo que significaba guardar un secreto cuando lo vio dándole la pequeña bolsa (que, tras una mirada más cercana, parecía contener semillas) a, quien no podía ser otro que Dussu, el kwami pavo real.

—Tomaste el paseo mejor de lo que habría esperado —él comentó casualmente, mientras se aseguraba de que Dussu comía con deleite su bocadillo —ni un grito ni súplicas asustadas.

Marinette tuvo que detenerse y apreciar lo feliz que parecía Dussu, descansando sobre el hombro de Félix mientras se llevaba una semilla de girasol a la boca —no es... eh, no es la primera vez que alguien con superpoderes me lleva de un lugar a otro —sacudió la cabeza para concentrarse —Chat y otros héroes me han sacado de aprietos en uno que otro momento —ella explicó.

Félix sonrió, aparentemente enternecido con su fascinación por el kwami. Aunque no tuviera idea de lo profundo que era.
Marinette se había jurado a sí misma salvar a este pobre ser de las garras de HawkMoth y Mayura hace casi dos años. Y aquí estaba ahora, frente a ella, aparentemente sano, salvo y feliz. Y Marinette no sabía qué hacer con este conocimiento.

—Se llama Dussu, es quien da los poderes al miraculous —él los presentó, sin ningún tapujo. Y, de nuevo, Marinette quería gritarle.

—Oh, ella sabe lo que soy —Dussu abandonó el hombro de Félix para volar directamente frente a la cara de Marinette. La adolescente no pudo hacer otra cosa que levantar sus manos instintivamente para dejar que Dussu se sentara entre sus palmas —puedo sentir el rastro mágico de mis hermanos en ella —Marinette se tensó inmediatamente, el pánico construyéndose en su pecho —ha sido una portadora ¿no es así, avecilla? —el ser milenario finalizó, dándole a la niña un guiño discreto.

Marinette tragó en seco, sintiendo como su corazón prácticamente baja de su garganta de regreso a su pecho, desde donde saltó ante la idea de ser expuesta frente a la única persona a su alcance que sabía la identidad de su némesis.
Silenciosamente le agradeció al pavo real por no delatarla. Ese guiño el dijo que Dussu probablemente sabía quién era ella, pero podía consultar eso con Tikki más tarde, en el resguardo de su habitación temporal.

— ¿Marinette? —los ojos azules regresaron, cautelosos, a Félix. Este la miraba de una forma que ella no supo descifrar, lo cual la mantuvo alerta — ¿eres parte del séquito de Ladybug?

—Equipo —ella lo corrigió, sonando como un regaño. Pero se obligó a mantener la calma para salvaguardar las apariencias. No quería delatar ni una pequeña pista sobre su otra identidad —y lo fui, una vez. Me pusieron a cargo del miraculous del ratón cuando una de mis maestras fue akumatizada.

Félix repasó mentalmente toda la información que había obtenido respecto a los otros héroes durante y después de la batalla contra Risk y Strikeback — ¿creo que la portadora del ratón se hace llamar Polymouse? —ofreció, dudosamente. Claramente mirando a una nueva luz.

Marinette asintió con la cabeza —Mulitmouse —se señaló a sí misma, dejando a Dussu en su otra palma —fue heroína de un solo acto. No sabía que Ladybug era la única que debía conocer las identidades de los otros portadores y me destransformé frente a Chat Noir —Félix resopló —de cualquier modo, fue horrible ver que Mullo había caído en manos de Monarc después de... el desastre.

A Félix no le hizo falta preguntar a qué se refería ella cuando apartó deliberadamente sus ojos azules de él, y miró al césped bajo sus pies con dolor. Ella se refería obviamente a él negociando con su tío.

Un silencio espeso empezó a caer sobre ellos. Al menos, hasta que Dussu lo rompió —oh, Mullo. Siempre ha sido una cosita bulliciosa y animada. Estoy seguro de que le gustabas mucho —la deidad azul se elevó de la mano de Marinette para acariciar la mejilla de Marinette.

La franco-china le dedicó una sonrisa triste. Dolía pensar en Mullo, Trixx y todos los kwamis que se habían unido a Nooroo bajo el yugo de Monarc. Pero ver a Dussu regó la esperanza y la determinación a recuperarlos en algún momento pronto.

—Me alegro de que, al menos tú, finalmente seas libre —la guardiana susurró contra la pequeña deidad, devolviéndole el afecto al acariciarle con cuidado.

Félix carraspeó levemente, llamando su atención de vuelta. Estaba claramente incómodo por el ritmo que había tomado la conversación.
De repente se sentía como si su preciada oji-azul y él estuvieran separados por un enorme, profundo y salvaje río de distancia, y no solo unas pisadas. Con ella del lado de los héroes parisinos y él en una discordante área gris donde solo actuaba según sus propios intereses, dándole la equívoca impresión que estaba del lado del villano que ella despreciaba.

Félix necesitaba, de forma más apremiante que antes, enseñarle que no era así. Explicarse a sí mismo y sus motivos frente a ella, y esperar que lo entendiera.

Él le tendió su mano. Ella lo miró por entre sus pestañas, claramente aún reservada y cautelosa, pero tomó su mano, y eso le dio un poco de tranquilidad al británico —entonces, Marinette ¿gustas subir? —le preguntó suavemente, guiándola hasta el final de la pequeña arboleda, mientras Dussu finalmente se escondía.

Ella parpadeó, confusa hacia él — ¿subir? —finalmente salieron propiamente a la calle junto al Támesis. El olor a humedad era denso pero no abrumador, sin embargo, lo más llamativo eran las luces de colores que los cubrieron. Marinette siguió la luz hasta su origen, viendo la imponente rueda de la fortuna brillar contra la oscuridad de la noche, con todos los colores del arcoíris en su circunferencia.

¿Cómo no se había dado cuenta que se dirigían al London Eye? estaba más allá de ella. Se lo aquejó a todas sus alertas puestas en Félix y dejó el tema de lado.

—Mis compañeros de viaje dijeron que se perdían horas esperando para subir —ella comentó, con voz pequeña, admirando a detalle la atracción.

Félix reforzó su agarre en su mano —no, si tienes los contactos adecuados —él le confió, guiñándole un ojo antes de mirar a ambos lados de la calle y tirar de ella hacia la entrada de la enorme atracción.

Marinette no tenía idea de qué o cómo lo había logrado, pero les dejaron pasar como si fueran famosos sobre la alfombra roja y él los guio directamente a una de las cabinas.
El trabajador cerró la puerta tras de ellos y la rueda de la fortuna se puso en marcha. Se ve que era la última cabina libre.

Félix la guió para sentarse en la banca en medio de la cabina colgante, mientras empezaban a subir —tomará un tiempo hasta que tengamos una vista decente... esperaba que estuvieras dispuesta a escuchar una historia.

Marinette giró brevemente su cuerpo para mirarlo casi frente a frente, cruzó flojamente sus brazos bajo su pecho y lo miró, arqueando una ceja —hiciste todo esto y me trajiste aquí ¿para contarme una historia?

El oji-verde le dio una sonrisa —pude haberlo hecho en el balcón de tu habitación, por supuesto —su expresión se deslizó hacia algo más dudoso —pero... pensé que una historia de cuento de hadas merecía un paisaje igual.

La franco-china arqueó una ceja — ¿vas a contarme un cuento de hadas?

El rubio negó con la cabeza —una historia que suena como sacada de un cuento de hadas pero, te aseguro, Marinette, que es tan real como tú. Y yo... Y Dussu.

Marinette descruzó sus brazos, intrigada —está bien. Te escucho.

Él le dio una pequeña sonrisa —eso es todo lo que pido —giró su palma izquierda hacia ella, pidiendo silenciosamente permiso para sostener su mano. Después de un latido, Marinette lo complació, colocando su palma sobre la de él. Félix cernió sus dedos sobre los de ella y empezó a frotar círculos en el dorso de su mano con el pulgar, usando ese cálido toque de ella para mantenerse conectado a tierra, mientras sus ojos se desenfocaban con el inicio de su historia.

Y qué historia, pensaría después Marinette.

Félix le contó una historia de dos niñas: una aventurera e inquieta, la otra más sosegada y centrada. Ambas herederas de un legado, pero la primera no seguía, ni de cerca, el camino que sus cuidadores le imponían. Y, cuando fue mayor y llegó el momento de comprometerla, la primera niña se escapó con otro hombre: un extranjero que estaba muy por debajo de su posición. Entonces, los cuidadores de las niñas optaron por casar a la segunda, la que siempre fue más centrada en su legado.
Pero el hombre con el que la casaron era un déspota desagradable cuya vida era la guerra. La segunda chica realmente no quería casarse, pero la primera se casó con el extranjero, por lo que fue exiliada y la segunda tuvo que ceder al matrimonio.
Con el paso del tiempo, ninguno de los matrimonios daba hijos. Lo cual puso nerviosos a los cuidadores de las chicas y al hombre desagradable. Pero, después de un tiempo, un conocido encontró una antigua reliquia mágica, con poderes increíbles. Fue usado para sembrar vida en el vientre de la primera chica y luego se lo ofrecieron al esposo de la segunda, con la condición de deshacer el exilio de la primera. El hombre dudaba de ceder al uso de la magia, pero finalmente aceptó, y del mismo modo sembró vida en el vientre de su esposa... sin saber que la reliquia estaba dañada, e iría mermando lentamente su fuerza de vida.

Para cuando Félix estaba llegando al fin de la historia, la cabina estaba cerca del punto más alto.
El rubio se puso de pie, llevando consigo a la oji-azul, que estaba completamente cautivada en su historia. Ella se movió con él, y ambos se quedaron de pie contra las paredes curvas y transparentes.

—El hijo de la primera chica nunca supo nada sobre sus orígenes —Félix continuó, sin dejar nunca de acariciar la mano de Marinette entre la suya —pero el esposo de la segunda, no tuvo tales reparos. Poseía el poder, y lo usaría sin medir, de controlar a su hijo. No dudó en hacerle saber la clase de aberración que era, nacido de la 'hechicería' en lugar del ciclo de la vida —la respiración de Félix se volvía temblorosa por momentos. Marinette tomó su otra mano deliberadamente, y las sostuvo juntas, ofreciéndole confort y apoyo. Dussu dio su pequeño aporte, anidando en el cuello de Félix y acariciándolo con las plumas de su cola —hubo momentos, en los que el niño y la madre temieron por su vida, porque el hombre podía hacer con el niño lo que quisiera... así que, una vez que ese déspota hombre murió, el hijo empezó a investigar todo lo que pudo sobre la magia que dio origen a su existencia... Encontró al hombre que les ofreció la reliquia mágica, e hizo todo lo que pudo para conseguirla, para ya no tener que vivir sabiendo que su vida dependía de las decisiones de alguien más... y para que él y el otro niño, no tuvieran que seguir la voluntad de nadie más que la propia.

Ni bien terminó su relato, Félix se encontró envuelto en los brazos cálidos y reconfortantes de la chica que le había robado el corazón sin siquiera saberlo o intentarlo.
Ella lo abrazó con una fiereza casi equivalente a la de su madre, aquellas noches cuando ella le juraba que saldrían adelante, juntos, lejos de su padre. Marinette lo consoló sin palabras, solo regalándole su comprensión y aceptación.

—Naciste gracias a un amok de Dussu —ella resumió, lo que él le había contado a través de su historia simplificada —tú, y Adrien —lo apretó entre sus brazos, mientras él se derretía en su agarre. No había una pizca de rechazo en ella, y ni siquiera necesitaba los poderes de Dussu para saberlo. Su toque y su voz eran suficientes. Félix no había sentido un alivio comparable desde que murió su padre o desde que consiguió el miraculous.

—Sí —confirmó, a pesar de que no había necesidad. Ella era astuta e inteligente, después de todo.

Las manos pequeñas pero hábiles se deslizaron por su espalda hasta su cabello —No eres una aberración —escupió la palabra, como si fuera ácido en su boca solo pronunciarla. Ella enredó sus dedos en los finos mechones rubios y acunó su cabeza, retrocediendo lo suficiente para que pudieran mirarse —no puedo ignorar lo que le hiciste a mi hogar —ella susurró, dura pero sincera —eso no significa que te odie por hacer lo que creíste que era necesario para proteger tu vida y a tu familia. No estoy en la posición ni tengo el derecho a juzgarte, Félix —el más alto asintió, esta vez, permitiéndose devolverle el abrazo, al rodear su cintura con sus brazos.

El calor estalló en el pecho de Félix cuando ella no retrocedió ni se negó a su toque. Solo eso, eclipsó con creces los fuegos artificiales que estallaron sobre el Támesis en ese instante, bañándolos en luces de colores y destellos efímeros.
Félix no les dio mucha importancia, incluso cuando robaron la atención de su compañía. Solo se quedó ahí, admirando como sus ojos adquirían diversos matices a la luz de los diferentes colores de la pirotecnia masiva.

Justo cuando los fuegos artificiales terminaron, la cabina empezó su lento descenso de vuelta al suelo.

Marinette absorbió un poco más del paisaje desde lo alto, antes de regresar su atención al chico que había vuelto su cabeza patas arriba en poco más de 24 horas.
Se encontró con que él ya la estaba mirando, pero el rubio ni siquiera se inmutó. Y ella no estaba segura de qué hacer con ese conocimiento.

El nuevo entendimiento sobre su situación cambiaba mucho y poco a la vez, en el gran esquema de las cosas. O, al menos, así se sentía para ella en ese momento. Probablemente le hacía falta una noche de sueño y horas de asimilación.

— ¿Por qué? —pero ella no tenía un descanso apropiado o tiempo para reflexionar ahora mismo. Lo que tenía era una oportunidad de oro. Y necesitaba aprovecharla.

Félix zumbó con curiosidad, mirándola directamente — ¿qué cosa?

— ¿Por qué dejar que ese hombre se siga saliendo con la suya? —Marinette no necesitaba especificar, ambos sabían de quién estaba hablando — ¿Por qué no entregarlo? ¿Decirle su identidad a los héroes? Podrías simplemente haber enviado un mensaje si querías evitar una confrontación por el miraculous —la voz de la franco-china sonaba cada vez más dolida y desesperada. Félix sintió que le extraían el aire de los pulmones al verla, y sentirla así — ¿por qué dejar a París en una peor situación de la que ya estaba? —ella le reclamó. Su pequeño cuerpo empezó a temblar, pero Félix no sintió ni un solo tirón en su pelo, ni la más leve agresión de parte de ella.

—Supongo... que no me importaba lo suficiente —él le respondió, correspondiendo con su propia honestidad cruda —estaba molesto con la vida en general. Solo pensaba en que lo siguiente sería conseguir que Adrien dejara a su padre y viniera con Mamá y conmigo... En ese momento, era lo único que me importaba.

Dos pequeñas lágrimas se deslizaron por las mejillas de la oji-azul — ¡Entonces dímelo a mí!

— ¡¿Qué?! —Félix se sacudió, levantando la voz por un instante, sorprendido.

—Dime quién es. Se lo haré saber a Chat Noir y Ladybug —ella insistió, apenas recordando tener cuidado con sus secretos. Ella había tenido un largo día. Ella estaba cansada. A ella no le importaba. Solo quería detener esa guerra mágica a la que fue empujada a sus trece años. Por la que había sufrido, llorado y perdido tanto —te lo pido, Félix. Para que todo pueda terminar de una vez.

Félix disolvió su abrazo para sujetarla por los hombros — ¿cómo esperas qué haga tal cosa? —él le respondió — ¿qué pensarían de ti esos dos si llegas y simplemente les dices quién es, y que lo supiste de mí? ¿Qué razones tendrían para confiar en eso? Pintaría un blanco de tiro en tu espalda para ellos —rebatió, sonando claramente en desacuerdo —Marinette, querida, pídeme cualquier cosa y te la daré, pero no me pidas hacer algo que te ponga en peligro.

— ¡Ya estoy en peligro! —ella contraatacó, sacudiéndose en su agarre, pero sin lograr que él la soltara —cada día de mi vida, desde que ese lunático hombre decidió meterse con poderes que no conoce realmente, vivo en peligro de que un akuma destroce mi casa o mi escuela mientras estoy allí; casi todos mis amigos han sido akumatizados a día de hoy ¡Mi papá me encerró en una torre de enredaderas espinosas a kilómetros en el cielo! ¡Mi abuela intentó convertirme en una estatua de carbón en mi cumpleaños! ¡He tenido que luchar contra la ira, la tristeza y ataques de pánico para no ser akumatizada tantas veces que he perdido la cuenta!

Para cuando ella terminó de desahogarse, Félix la miraba con ojos desgarrados de dolor.
Podía sentir su frustración, su desesperación; los ecos de su dolor e ira que en algún momento se vio obligada a reprimir; la esperanza de un final cercano. Esperanza que depositaba en él, de todas las personas.

Félix nunca se dio cuenta de que todo eso se escondía debajo de la eterna esperanza, la fuerza de voluntad y positividad de ella. Y quiso patearse a sí mismo por eso.
Sin embargo, algo en particular centró poderosamente su atención.

— ¿Él ha intentado akumatizarte? —quiso asegurarse. Marinette resopló como si no fuera una novedad, o algo de relevancia —voy a patear su arrogante trasero sin talento la próxima vez que lo vea — "pensó", molesto, para sí mismo; aunque en realidad lo murmuró en voz baja.

Sí Marinette hubiera estado en una mejor situación, se habría reído.
Tal y como estaba en ese momento, apenas tenía energías para mantenerse de pie por sí misma.

Félix pareció darse cuenta de eso también, y la levantó en brazos para volver a sentarse en la banca. Esta vez, con ella en su regazo.
Félix sabía que el lenguaje del amor de Marinette era, al menos en su mayor parte, afecto físico. Lamentablemente, esa no era precisamente su fuerte... pero ¿Por ella? Podía intentarlo.

La sostuvo con cuidado, trazando círculos lentos en su espalda, mientras ella enterraba el rostro en su cuello.
Su aliento le hizo cosquillas de formas que nunca antes había experimentado y tuvo que luchar contra escalofríos que le erizaron la piel.

—Salgamos de aquí. Y vamos a llevarte a tu habitación. Pronto será medianoche —él susurró contra su oído.

Esperó a que Marinette se levantara de su regazo por cuenta propia, sin importarle si el operario o alguien más los veía desde fuera.
Silenciosamente, le tendió su brazo para que se apoyara en él, notando las pequeñas sacudidas residuales en su cuerpo.

Sin decir nada, Marinette aceptó su ofrecimiento. Caminó con él fuera de la cabina y de regreso hacia la pequeña arboleda al otro lado de la calle.

No intercambiaron palabras mientras Félix se transformaba nuevamente en Argos. Ni cuando él la levantó en brazos, saltó sigilosamente sobre la rama de un árbol, y se impulsó de nuevo hacia los tejados de la ciudad.

Marinette simplemente se quedó quieta en su agarre, con sus brazos envolviendo su cuello, y la cabeza apoyada en uno de sus hombros.
Ocasionalmente, miraba detrás de él, apreciando cómo se movía las puntas de su chaqueta, como si fuera un planeador, y el chico estuviera surcando las corrientes como un verdadero pájaro.

Finalmente aterrizaron en su balcón. Parecía que la fiesta secreta de los estudiantes también acababa de terminar, ya que Marinette pudo ver a varios estudiantes del St. Paul afuera del hotel, tomando transportes particulares o taxis.

Argos la puso en el suelo con delicadeza, asegurándose de que ella estuviera firme sobre sus propios pies, antes de retirar sus brazos.
Pero aun así se mantuvo cerca.

El sonido del icónico y enorme reloj irrumpió en el silencio.

—Antes de la medianoche, justo como prometí —él le recordó, poniendo delicadamente una mano contra su mejilla izquierda.

Marinette levantó la cabeza para encontrar su mirada magenta, y asintió —gracias... por el paseo.

El pulgar enguantado en azul oscuro le frotó la mejilla —me encantaría hablar más, pero supongo que debo retirarme por hoy... tengo muchas cosas que pensar —el muchacho murmuró, luciendo casi perdido en su mirada. Marinette solo pudo hacer un sonido interrogante, mientras se apoyaba lánguidamente en la mano que acunaba su rostro. Argos le ofreció una pequeña sonrisa —Si voy a 'cambiar de bando' frente a Ladybug, y su equipo, será mejor que tenga un plan listo para darles la cabeza de Monarc en una bandeja —él resopló, aparentemente encontrando divertido el asunto.

Los ojos de Marinette se ensancharon tanto, que probablemente obtendría un dolor de cabeza —Tú... ¿harás eso? —logró preguntar, sintiéndose casi mareada. La esperanza se avivó en su pecho como una llama tímida — ¿realmente lo harás? —colocó su mano sobre la de él, y la apretó con suavidad.

¿Podría ser esto realmente la pieza final para detener a Monarc?

Argos la miró con los ojos más suaves que nunca había presenciado de él. La expresión era terriblemente familiar, de algún modo, pero no podía señalarlo en ese instante.
Kwamis.¿Cómo este chico, hasta hace poco percibido por ella como un enemigo, era capaz de hacer bailar tan rápidamente sus emociones y...?

—Lo haré —Y, como si la cabeza y el corazón no le diera vueltas con emociones lo suficientemente fuertes todavía, Argos se movió para apoyar su frente en la de ella, y respondió —haría cualquier cosa por ti, Marinette. Nunca quise lastimarte y me duele profundamente comprender la intensidad del fuego cruzado en el has terminado, querida.

Marinette lo miró directamente a los ojos. El mágico color magenta brillaba contra los colores de su traje y la oscuridad de la noche — ¿por qué sigues llamándome así? —no pudo evitar hacer eco de su pregunta de anoche.

La mano libre de Félix se unió a su otra mejilla — ¿no lo sabes ya?

Los latidos de sus corazones eran todo lo que llenaba el silencio hasta que la realización amaneció en los ojos azules.
Todo hizo clic de forma casi repentina.

Marinette conocía esta mirada, esta expresión, este trato.
Lo había visto de Chat, al principio. Y siempre lo tomó como parte de sus bromas.
Más recientemente, lo veía en Luka...

Oh.

¡Ohhh!

El calor subió a su rostro, tan repentina y bruscamente, que era un milagro que no estuviera echando vapor por sus orejas —y-yo... yo-

Argos se rió suavemente —no necesitas decir nada ahora mismo, querida. Lo que necesitas es descansar —la miró tan tiernamente que el corazón de Marinette se retorció de satisfacción.

Ella sintió que aflojaba sus manos, pero se aseguró de detenerlo antes de que se alejara, tomando una inhalación para ordenar sus pensamientos. Ella no volvería a ser un desastre tartamudo solo por un chico atractivo. Ella había crecido más allá de eso estos días —yo... me siento muy halagada, Félix...

Los ojos magentas la miraron con curiosidad — ¿hay un 'pero'? —tan cliché como probablemente sonaba, podía oírlo en su voz.

—Hay cosas que no sabes, y no sería justo de mi parte dejar que continúes sin escucharlas —ella sentenció, mirándolo desde abajo, por entre sus pestañas —sabes lo que sentí por tu primo, sé que viste los videos —Argos asintió en silencio —me tomó mucho esfuerzo y tiempo superar eso... darme cuenta que estaba persiguiendo un enamoramiento infantil con un chico que conocía muchísimo menos de lo que creía —le dio una sonrisa triste —y no sé si estoy lista para una relación... sin mencionar que hay otro chico...

Puede que ella y Luka no estuvieran saliendo de nuevo, pero Marinette no podía engañarse al pensar en él como una simple amistad. Él era más que eso, mucho más... Y ella reconocería ese lugar en su vida frente a cualquier persona.

La mandíbula de Félix cayó levemente. ¿Primero Adrien se da cuenta de la increíble chica que era y ahora había alguien más?
¿Cómo no se dio cuenta de eso antes? ¿Tal vez no era tan buena leyendo sus emociones como creía? ¿O ella era mucho mejor en ocultarlas?

Sin embargo...

—Pero, según tus palabras ¿no son pareja? —necesitó aclarar.

Marinette negó suavemente —no. Estamos hablando y aclarando ciertas cosas...

La repentina sonrisa en el rostro masculino la sorprendió lo suficiente para interrumpirse a sí misma —si ese es el caso, aún tengo una oportunidad —el de traje azul finalmente soltó su rostro y dio un paso atrás, inclinándose para una reverencia idéntica a la de la noche pasada.

—Félix...

Él le guiñó un ojo —será mejor que te prepares, querida, porque voy a cortejarte —presentó su desafío a ese 'otro chico' sin ninguna duda, propiciando que el calor regresara a las mejillas de la oji-azul —por ahora, debo marcharme. Disfruta de tu último día de excursión y ten un viaje seguro, ma petit passeri. Te veré en París muy pronto —en una demostración de valentía, se inclinó y presionó un beso en la mejilla de su enamorada, sorprendiéndola —dulces sueños, Marinette.

Y, con esas palabras, saltó hacia la noche.

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A la mañana siguiente, Marinette se encontró siendo despertada nuevamente por golpecitos en el ventanal, y un jarrón con girasoles que resplandecían bajo la luz del sol.



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*Los passeri son las aves que desarrollan los órganos que permiten el canto. Es decir, otra palabra para pajaros cantores.

*Mis bombones de chocolate, tengo un cruce de información. Segun Wiki, la Grande Roue de París medía 96 metros y solo duró dos años, de 1920 a 1922. Pero luego encontré que hubo una noria transportable de 60 metros llamada solo la Roue de París de 2000 al 2002. Pero además encontré en algunas noticias que en realidad se desmontó en 2018? No entiendo un pepino. Así que, en resumen, es la noria a la que Nino, Alya y Mari van en el capítulo debut de Carapace: Anansi.

*out my feathers. No recuerdo como es la frase de destransformación de Dussu, así que tome lo que ponía en inglés.

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