2. Nathaniel
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Aclaración: este capítulo, a diferencia del anterior, no es lineal. La primera parte es la perspectiva de Adrien. Y la siguiente es el mismo período de tiempo, desde la perspectiva de Nathaniel. Para que no haya confusiones.
La mañana pintaba para ser un día tranquilo y agradable.
Era un lunes. Generalmente, no a muchas personas les gustan los lunes. Y menos los lunes por la mañana. Pero para Adrien significaba otro día que podía pasar con sus amigos en la escuela.
Se preparó en su rutina habitual mientras Plagg holgazaneaba por la habitación, aun mayormente dormido, a pesar de que su portador parecía de humor para estar de aquí para allá, tarareando como si no pudiera sacarse una canción en particular de la cabeza.
Adrien estaba entusiasmado. Un nuevo día de clase significaba otro día para ver a Marinette y poder decirle sobre los sentimientos que habían crecido en su corazón por ella.
El fin de semana en la práctica de Kitty Section no había ido muy bien. Pero eso no importaba. Era un nuevo día y una nueva oportunidad.
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Cuando llegó a la escuela, ella no parecía estar en ninguna parte. Últimamente parecía estar esforzándose por hacerlo mejor en cuanto a sus llegadas tarde, lo cual era admirable y adorable de ver en ella... aunque no se podía negar que la agitación que mostraba cuando llegaba sobre la hora era parte de su encanto.
Solo para asegurarse, buscó con la mirada al grupo de chicas de su salón. Alya estaba ahí entre ellas. De hecho, estaban todas menos Marinette y Alix... y Lila, quien llevaba 'de viaje' alrededor de una semana.
Adrien estaba bastante seguro de que, si Alya estaba a la vista y Marinette no, es que la oji-azul no había llegado.
Adrien se quedó con Nino en una banca mientras esperaban por el inicio de clases. El moreno estaba entusiasmado por el próximo festival de música de la ciudad y los eventos que tendrían lugar. Jagged y Clara, entre otros nombres famosos del ámbito musical, tanto parisinos como extranjeros, estaban llevando los preparativos a un nuevo nivel con respecto al año anterior.
Cuando la campana finalmente les indicó que era momento de entrar a las clases, Adrien se sorprendió de ver a Marinette salir con algo de prisa del aula 33, con Nathaniel, Marc y Alix alrededor de ella.
Ella y Marc iban tomados de brazos, y ambos estaban tratando de sofocar risas por algo que Alix, aparentemente, estaba narrando. Nathaniel simplemente sonreía, probablemente ya conocedor de lo que Alix hablaba.
Cuando llegaron a la entrada de su salón, Marc se despidió, dándole a Marinette un abrazo lateral antes de soltarla por completo, un choque de puños a Alix y un guiño de ojo a Nathaniel antes de dirigirse a su propio salón.
Alix siguió adelante y entró. Pero Adrien fue capaz de ver a Nathaniel murmurar algo en el oído de Marinette mientras ambos entraban tras la pelirrosa.
Adrien estaba confundido.
Cuando él mismo entró, todo parecía normal. Nathaniel estaba sentado al fondo de la clase, solo en su mesa, y Marinette esperaba a Alya en su banca compartida. Su cuaderno de bocetos, abierto frente a ella y un lápiz en mano.
—Buenos días, Marinette —decidió iniciar una conversación mientras colocaba su bandolera sobre su propia mesa, viendo que la señorita Bustier aún no llegaba.
La niña ni siquiera levantó la cabeza de su cuaderno cuando le devolvió el saludo —Buenos días —balbuceó en respuesta, aunque no era el tartamudeo tan habitual en ella; más como si hubiera respondido por inercia.
Adrien podría haber hecho un puchero ante su falta de interés, pero no podía molestarse cuando la punta de la pequeña lengua rosada de Marinette se asomó entre sus labios, delatando cuán concentrada estaba en lo que fuera que dibujaba.
Si Nino le palmeó la espalda en consuelo, una vez que ambos se sentaron en su mesa, bueno, Marinette tampoco vio eso.
En realidad, apenas y se dio cuenta cuando Alya se deslizó a su lado en la banca —oye chica, conozco la táctica de fingir desinterés y eso, pero ¿te doy un consejito? procura no abusar de eso —Alya le susurró a su lado, usando una mano para cubrir lo más posible el sonido de su voz, tomando en cuenta que Adrien estaba sentado justo frente a ellas.
Recién entonces, Marinette parpadeó dos veces, reconociendo algo más allá de la página abierta frente a ella —Ah, hola Alya... ¿Qué estabas diciendo?
La morena reflejó su gesto, parpadeando como un búho —espera ¿eso no fue a propósito? —Marinette no tenía idea de lo que estaba hablando, sus confusos ojos azules lo decían claramente — ¡Chica! Acabas de ignorar espectacularmente a sunshine boy, cuando intentó hacerte platica —Alya gimió.
Marinette parpadeó de nuevo. Miró hacia la cabellera rubia justo frente a ella y luego a Alya. La morena se sorprendió cuando su mejor amiga no suspiró por simplemente mirarlo —no tengo idea de lo que estás hablando, Alya. Debes estar viendo cosas —Marinette sonrió suavemente.
La mandíbula inferior de Alya casi se fue a la mesa —amiga ¿Qué estás haciendo que te tiene tan concentrada? —se acomodó las gafas, deslizándose en su 'naturaleza investigadora' como bromistamente lo llamaba su padre.
—Bueno~ —la franco-china cantó, alargando las vocales —si quieres saber- —fue interrumpida por la voz igualmente cantarina de Caline Bustier entrando al salón y dando los buenos días —te lo contaré más tarde —susurró al final, deslizando un libro de texto sobre su cuaderno mientras la maestra empezaba a pasar lista.
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Cuando la hora del almuerzo finalmente llegó, Adrien y Nino esperaban, a un lado de Alya, a que las chicas terminaran de recoger sus cosas y se unieran a ellos.
Adrien casi rebotaba un pie contra el suelo, esperando tener la oportunidad de ofrecerse a llevar la mochila de Marinette por ella.
— ¿Estás lista, chica? Me muero de hambre —Alya dramatizó, viendo a su mejor amiga cerrar su mochila antes de pasársela por los hombros.
—Lo siento, Alya, no almorzaré en la cafetería hoy —Marinette le respondió, moviendo su manos como un gesto de disculpa.
Adrien prácticamente se desinfló en su lugar, mientras que Alya levantó una ceja en dirección a la franco-china — ¿tienes que ir a casa?
Pero Marinette negó una vez más —Marc y Nathaniel estaban hablando sobre este pequeño y lindo bistró que la hermana de Nath les recomendó. Alix me hizo prometer que iría con ella para no sentirse como una tercera rueda —ella explicó, mientras bajaba el par de peldaños que la separaban de la salida.
Alix, precisamente, pasó a su lado, llegando al exterior del aula con algunas zancadas bastante notables para alguien de su estatura —dense prisa ustedes dos, caracoles —la pelirrosa exclamó, burlona, caminando de espaldas por un par de metros antes de darse la vuelta para bajar correctamente las escaleras.
— ¡Eso no es justo, Alix! —Nathaniel se quejó, deteniéndose junto a Marinette — ¿lista? —preguntó más gentilmente.
Mariette se rió jovialmente —seguro. Vamos, alcancemos a Alix —ella lo tomó de la muñeca y tiró de él hacia las escaleras — ¡Nos vemos en la siguiente clase! —se despidió de Alya, Nino y Adrien por sobre el hombro, como un recordatorio tardío.
Nathaniel gimió en una queja falsa, mientras se dejaba arrastrar por la oji-azul ¿por que a sus amigas les encantaba andar de aquí para allá corriendo y con prisas? ¿No conocían el concepto de un paseo tranquilo?
Adrien terminó siguiendo a Alya y Nino hacia la cafetería con ojos decaídos, observó desde la altura a Marinette y Nathaniel unirse a Alix, Marc y Zoe, los últimos dos parecían bastante divertidos de ver a Marinette y Nathaniel persiguiendo a Alix.
Apenas intercambiaron unas pocas palabras antes de dirigirse a la salida.
Entre todo eso, Adiren no pudo evitar tener flashbacks de la primera akumatización de Evilustrator.
Así es. Nathaniel una vez estuvo enamorado de Marinette, tanto, que incluso como akuma solo pensaba en crear una bonita cita para ella.
Pero Nathaniel había seguido adelante y ahora tenía algo con Marc... ¿no es cierto?
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Plagg, siendo el dios de la destrucción y el caos que era, se estaba divirtiendo mucho con el caos que su nueva guardiana estaba creando sin saberlo. Especialmente en Adrien.
Lo cual podría sonar cruel y eso, pero ¡hey! No lo malentiendan. Plagg quiere al niño. No es exactamente un alma de caos, pero es su gatito.
Sin embargo, Plagg también sabía que su chico había dejado pasar mucho tiempo sin tomar en cuenta a la chica de Tikki, al menos, la chica debajo de la máscara.
No es que le importara mucho ese asunto. Las historias de amor entre portadores eran más el área de entretenimiento de Tikki, Barkk, Nooroo, Dussu y, a veces, de Pollen. Esta vez, él había sido condenado con el portador romántico desesperado.
Y vaya desesperado. Adrien podría tener sus momentos de ser un pilar adecuado para su bichito, pero lo que construía con las manos, lo desmoronaba con los pies: presionándola sobre sentimientos que no existían y/o que la niña no estaba obligada a corresponder.
Fue no hace mucho que Tikki le contó sobre eso y le pidió que hablara con su portador al respecto.
Ahora, Plagg no era bueno en las charlas serias, pero diría que hizo un trabajo decente diciéndole que debía respetar los límites de su compañera, y lo llamaría un trabajo terminado.
Si poco después de eso Adrien desvío su interés de Ladybug hacia Marinette, bueno, no era culpa de Plagg ¿Cierto?
Romántico desesperado, de hecho.
Después del día en que Coletitas se fue con otros amigos durante el almuerzo, Adrien había estado poniéndo en marcha pequeños planes:
La mañana siguiente, tenían química a primera hora, y Adrien sabía que a Marinette no se le daba particularmente bien esa clase; también sabía, gracias a Alya, que a Marinette le encantaba el café en las mañanas. Así que le compró un café con chocolate y crema batida encima, además de otros tres para él y sus amigos, por supuesto.
Cuando Marinette llegó esa mañana, caminando entre Nathaniel y Marc, con un pliego de papel abierto entre sus manos, señalando cosas en él y murmurando hacia el par de artistas con entusiasmo, literalmente pasó a Adrien por alto.
Alya carraspeó —Buenos días, chica ¿Adivina quién trajo café para nosotros esta mañana? —la ladyblogger cantó, esperando ayudar al rubio a obtener la atención de su amiga.
Marinette tan solo levantó la cabeza medio segundo, lo suficientemente como para tomar una de las tasas que la morena señaló. Resultó ser la de que Adrien había pedido para Nino: doble de expreso y leche de almendras —Muchas gracias, Alya —respondió, acompañando a Nath hasta la mesa que compartía con Juleka en el laboratorio, poniendo el papel allí y tomando un sorbo largo del café mientras Nathaniel comentaba algo.
Marc respondió y luego se despidió de ambos, escapando del salón antes de que su maestra de grupo llegara y lo encontrara en la clase equivocada.
Adrien miró a Nino, abatido. El DJ simplemente se encogió de hombros —no me importa un café dulce de vez en cuando.
Alya se llevó la palma de la mano contra la cara.
Por supuesto, luego se aclaró el malentendido, y Marinette se disculpó con Adrien, agradeciéndole el gesto dulce y prometiendo bocadillos de la panadería para la mañana siguiente.
Todo eso, sin tropezar con sus pies ni errar una sola palabra, mientras caminaba al lado del modelo.
Alya la miró, boquiabierta, trotar con prisa hacia el aula de artes.
El día siguiente Marinette llegó con croissants para toda la clase. Adrien, Nino y Nathaniel la ayudaron a llevar todas las pequeñas y lindas cajas que los contenían al salón de clase.
Sobra decir que toda la clase tuvo una buena mañana.
Esa tarde, después de clases, Adrien tenía una sesión de fotos en el parque al otro lado de la calle. Estaba emocionado de invitar a Marinette, después de todo se lo había prometido hacía unos meses, y a ella le encantaba la moda y los diseños de su padre, así que seguramente estaría feliz de ir, y él estaría feliz de tenerla allí.
—Hey, Marine-
—Alya, no olvides revisar los formatos de permiso parental antes de enviarlos a la señorita Bustier —la oji-azul se pasó el tirante de la mochila por un hombro mientras recogía una carpeta grande con la otra mano, estaba tan concentrada recogiendo sus cosas que ni siquiera escuchó al rubio —tengo que irme, te enviaré un mensaje más tarde —le dio un rápido abrazo a su compañera de asiento y les envió a Nino y Adrien una despedida con la mano mientras caminaba hacia la salida.
Donde Nathaniel la estaba esperando. El pelirrojo se rió entre dientes y le quitó la mochila, que estaba precariamente colgada de un solo hombro, y parecía que se deslizaría por su brazo en cualquier momento. A lo que Marinette le agradeció con una sonrisa irregular.
Adrien resopló. La situación se estaba volviendo ridícula.
—Alya ¿Marinette tiene un proyecto de arte en marcha o algo así? —preguntó, con una máscara de inocencia para ocultar su frustración.
Alya resopló también — ¿Honestamente, Adrien? Yo misma no lo sé. Ha estado tan ocupada desde el fin de semana que no he tenido tiempo para hablar de... —hizo un gesto hacia la puerta, donde el par de artistas ya no estaban —lo que sea que esté pasando.
Adrien hizo una mueca, rumiando con descontento.
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El resto de la semana fue básicamente lo mismo.
Marinette iba de clases a la sala de Artes, viceversa, y de regreso; siempre caminando junto a Nathaniel, generalmente acompañados de Alix, Marc y Zoe. Y cada mañana, estaba en la escuela antes que Adrien, Nino y Alya, con tazas de café/chocolate/mokas para sus compañeros del salón 33.
Alya intentó preguntar a Juleka y Rose, ya que ellas también asistían a la sala de Artes, pero ambas se mostraron herméticas respecto a lo que sus compañeros estaban haciendo.
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Nathaniel había estado teniendo un mal día.
Más bien, un mal fin de semana.
El viernes por la noche (mejor dicho, en algún momento de la madrugada del sábado) él y Marc habían terminado el nuevo volumen de su cómic de superhéroes.
Estaban realmente entusiasmados ampliando el universo de su cómic. Durante la película que Thomas Astruc había ayudado a su clase a crear en las vacaciones, el productor se había acercado a ellos con uno de los pocos volúmenes físicos que existían de su cómic.
El que él y Marc le habían regalado y firmado a Marinette.
El hombre se sentó con ellos y les dijo cada aspecto que había disfrutado de su cómic, así como también sugerencias de áreas en las que aún podían mejorar.
Finalmente insinuó que podía presentarlos con los reclutadores de una reconocida editorial parisina, si estaban interesados en presentar el cómic profesionalmente.
Había requerido días y días de ánimos y empujones de sus amigos más cercanos, y pláticas dudosas con sus familiares, pero Nathaniel y Marc finalmente estaban a bordo.
Resultó que los ficharon casi de inmediato.
La pareja de artistas estaban eufóricos.
Esa euforia se transformó en un frenesí creativo. Para cuando terminaron las vacaciones tenían mucho material de reserva.
¿Pero ahora?
Justo ahora, Nathaniel estaba teniendo un tórrido bloqueo artístico.
Se había ido a dormir la madrugada del sábado, acordando con Marc tomarse un tiempo de descanso para permitir que nuevas ideas llegaran.
Así pasó el sábado. Y el domingo.
Y Nathaniel no había dibujado ni un solo garabato en una hoja de papel aleatoria.
Generalmente dibujaba algo todos los días. Un método para no perder la costumbre.
Un animal, un personaje aleatorio, una flor al azar del jardín de su madre, o cualquier objeto que estuviera a la visita.
Pero nada.
—Me siento más inútil que un lápiz blanco —el pelirrojo farfulló, el lunes por la mañana, con la cabeza puesta sobre una mesa en el salón de artes.
—El lápiz blanco no es inútil, siempre que lo utilices sobre el lienzo adecuado —Marinette le dijo, habiendo entrado justo en ese momento, con su gentil voz cantarina. Hizo que Nathaniel levantara la cabeza y le sonriera porque, en nombre de toda la magia, no creía que nadie pudiera estar de mal humor mucho tiempo cuando Marinette estaba cerca y feliz. Ella era simplemente contagiosa.
—Está bien, supongo que tienes razón ahí —el pelirrojo le concedió, permitiendo que su novio lo moviera hasta apoyarse en su hombro.
Marc olía un poco a frutos rojos. Hizo que Nathaniel de repente quisiera un helado, sin importar que aún era temprano en la mañana.
Decía mucho de su bloqueo el hecho de que ni siquiera el acurrucarse con su novio despertara su creatividad.
Entonces, Alix entró al aula, claramente buscando algo, hasta que fijó su mirada en él, como un ave rapaz en cacería. Nathaniel tragó en seco y se apretó un poco más contra el hombro de Marc de forma inconsciente, mientras lo recorría un escalofrío.
Alix caminó hacia la mesa donde estaba el pequeño grupo, como una mujer en una misión. Ni siquiera llegaba al metro y medio, pero aun así, logró que Zoe y Marinette se apretaran una contra la otra al verla caminar hacia ellos.
Afortunadamente para los cuatro, Alix solo presionó un volante, ligeramente arrugado, sobre la mesa. Si fue con un poco más de fuerza de la necesaria... bueno, nadie iba a decir nada al respecto.
— ¿Recuerdan ese edificio que estaban remodelando, cerca de la siguiente parada del metro? —fue lo primero que dijo la patinadora —lo estarán inaugurando pronto —la chica apuntó con un dedo índice al papel que acababa de colocar en la mesa, de forma insistente —abrieron un concurso para elegir un diseño de arte callejero para la pared principal. Quieren que sea sobre los superhéroes de París.
La reacción fue inmediata. Marinette y Zoe se movieron alrededor de la pareja artista para observar claramente la publicidad, del mismo modo en que Nathaniel ya la estaba estudiando con asombro.
Marc miró a su novio con una sonrisa expectante, pensando que esto era lo que necesitaba para zafarse del bloqueo. Los ojos turquesa brillaban de asombro.
Alix dejó en claro que iba a trabajar con Nathaniel para el concurso. No preguntó. Y Nathaniel no se quejó por eso.
Sin embargo, le advirtió a su mejor amiga del bloqueo artístico que lo asolaba.
Alix no estaba preocupada en lo absoluto.
—Les ayudaré en lo que pueda —Marinette aseguró de inmediato.
—Si puedo hacer algo, yo también quiero ayudar —Zoe se animó del mismo modo.
La conversación rápidamente se volvió en una lluvia de ideas. En algún momento, Zoe mencionó que podrían añadir una burbuja de diálogo a los héroes que eligieran para el diseño, y así podrían hacer una pequeña referencia y algo de publicidad extra al cómic de la pareja. Entonces, para cuando sonó la primera campana de aviso para las clases, los cinco ya estaban completamente involucrados en el proyecto, y habían elegido una cafetería cercana para reunirse en el almuerzo y discutirlo más.
Todos estaban realmente emocionados.
Zoe se disculpó primero del grupo, diciendo que debía entregar un cuaderno de apuntes a otro compañero antes de que realmente empezara la clase, lo que dejó a Marc para caminar con los otros tres al salón de Bustier antes de dirigirse al suyo.
Ver a Marc y Marientte caminar entrelazados de brazos con camaradería le provocaba a Nathaniel sentimientos que, probablemente, nunca estaría seguro de compartir, cuando menos, no en un corto plazo. Estaba completamente seguro de que nadie más lo entendería o lo señalaría como extraño.
A Nathaniel le gustaba verlos así.
No lo malentiendan. Nathaniel había superado por completo su enamoramiento de la infancia por Marinette y estaba absolutamente enamorado de Marc. También sabía que Marc y Marinette se conocían de incluso más tiempo, de lo que él conocía a cualquiera de ellos. Su sorpresa cuando escuchó, por primera vez, a Marc referirse a la señora Cheng como 'Tía Sabine' fue para inmortalizar, al igual que cuando le explicaron que sus dos madres eran grandes amigas desde antes de tenerlos.
Entonces, no se trataba de sentimientos confusos o entremezclados. Su corazón, diablos, su pecho entero se sentía cálido cuando los veía interactuar así a su alrededor: la chica que despertó los primeros sentimientos románticos en él, y la persona a la que se refería (solo en su cabeza) como su compañero de su vida; personas que eran tan importantes en su vida, relaciones que, de algún modo, no echó a perder a pesar de sus inseguridades o dificultades sociales.
En ocasiones como esta, Nathaniel podía afirmar que tenía suerte.
Con todos esos pensamientos en la cabeza, le costó un triunfo no besar a Marc cuando este se despidió de él con un coqueto guiño de ojo antes de irse a su propia clase. En cambio, se giró hacia Marinette y le agradeció por involucrarse en el proyecto que Alix trajo a ellos.
En respuesta, Marinette le sonrió dulcemente y le dijo que no había nada que agradecer.
Su sonrisa no lo hizo sonrojar, como cuando eran más jóvenes. En cambio, lo hizo sonreírle de vuelta.
Y, mientras Nathaniel subía a su asiento en la parte de atrás, sintió la necesidad de dibujarle algo en agradecimiento burbujear en su pecho.
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Extra:
—Como evento de refuerzo para la clase de inglés, pasaremos el próximo fin de semana en Londres, en una integración con una clase local que estudia francés —Marinette explicó, de pie al frente de la clase, luego de que ella y Alya terminaran de repartir los formatos de permiso parental y el cronograma básico con las actividades acordadas entre las escuelas —de ese modo, se espera que nos ayudemos mutuamente a perfeccionar el idioma del otro.
—Todos tienen que traer los permisos firmados el lunes. Hablamos en serio aquí, amigos, no nos hagan el trabajo más difícil —Alya bromeó, apoyando una mano en su cadera. Todo el salón, con excepción de Choe y Sabrina, se rieron con ella.
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Recuerden que pueden sugerir personajes y situaciones por venir.
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