I. La lista de Taehyung
Taehyung bosteza de forma perezosa apenas cubriendo su boca y sin molestarse en secar el par de pequeñas lágrimas que humedecen sus ojos. En su cabeza se cruzan una maraña de señales entre aromas, ruidos ambientales y preocupaciones al punto que le cuesta mantener la concentración en las personas que están frente a él. Emite un pequeño "humm" ronco antes de volver a bostezar. Está apoyando su codo en la mesa y la cabeza sobre su mano, esperando que los sorbos de café con azúcar decidieran reponer su batería matutina.
No ha tenido exactamente un buen dormir, las últimas noches se ha desvelado debido a que a su novio le dio por despertar inquieto a las tres de la madrugada y merodear por el apartamento en su forma animal, correteando por el pequeño espacio y botando las cosas de los estantes, finalmente caminaba sobre su pecho y un pequeño maullido junto a la cara gatuna tan cerca de la suya le hacía brincar en su sitio. Al día siguiente Yoongi recogía todo como si nada, se encogía de hombros y le comentaba que se acerca su celo y necesita supresores.
El alfa perruno baja triste la mirada hacia su vaso de café, quisiera poder ayudarle, ser una pareja útil para los días de calor y deseo exacerbado, pero entiende que parte de los códigos para que su compleja relación resulte son los supresores y el entendimiento de las limitaciones biológicas como por ejemplo: sexo en su forma humana, totalmente sí; sexo en su forma animal absolutamente no, jamás.
Aún así, Tae, por naturaleza es una criatura deseosa de dar y recibir cariños por montones. Yoongi, a diferencia del cambiaformas de perro, da y recibe cariños en raciones y se hostiga con facilidad.
Envidia un poco a su mejor amigo que se deja mimar por su novio humano, quien melosamente le dice "ah~" y le da de comer en la boca. Jimin, un adorable alfa pomerania, responde repitiendo el sonido, abriendo grande para recibir un trocito de emparedado. Es un afortunado muchacho consentido.
Quisiera que Yoongi fuera mucho más cariñoso con él, aunque si lo fuera un poco más se conforma.
Intenta mirar de inmediato el lado medio lleno del vaso, Yoongi no es exactamente alguien que desborde afecto para regalar, pero tiene sus momentos y Taehyung los atesora sagradamente en su corazón.
Se conforma con poco, le diría Jimin, quien tiene mucho y a destajo porque a Seokjin le encanta mimarlo y ese humano es cálido, afectuoso y escandaloso. Los dos lo son, quizá por eso encajaron tan bien como si encontraran a alguien hecho a la medida del otro.
Mientras que Tae es muy distinto a Yoongi, no sabe si afirmar que están hechos a medida el uno del otro —sospecha que la respuesta es un no— y más de una vez le han dicho que no entienden cómo es que están juntos, partiendo porque literalmente son perro y gato, además de alfas. "Son raros", es uno de los adjetivos más comunes y suaves que ha escuchado con frecuencia.
"Cien o doscientos años atrás habría sido una aberración", piensa Taehyung. Al menos ahora hay mayor apertura a las relaciones entre híbridos de distintas especies o con humanos. Amoríos entre dos alfas u omegas, bueno, también está de a poco ganándose su espacio legítimo y él no duda en defender la validez de una relación si hay simetría, respeto y amor.
—Quiero un trocito de tu pastel de chocolate —pide Jimin con su mirada de cachorrito.
—Nop, te hace mal, además ya te compré un emparedado de pollo.
—Mentira~, puedo consumir chocolate si estoy en mi forma humana —específica con pucheros.
Mira como sonriendo travieso Jimin hunde el dedo en la crema de chocolate y lo lleva con inocencia a sus labios mullidos. Seokjin se queja en voz alta haciendo que otros pares de ojos volteen a su mesa y los dos menores se encojan avergonzados, al humano le da igual. El alfa pomerania intenta robar otro poco de la crema, pero el mayor de los tres aleja el trozo de pastel hasta que termina rindiéndose cuando con insistencia el más bajito se abalanza encima.
Ciertamente hay alimentos que en sus formas animales podrían resultar mortales, pero como humanos pueden tolerarlos bastante bien mientras no abusen de su consumo. Como pasa con el café, puede beberlo sin problemas algunas veces por semana, pero si no quiere tener taquicardia y la presión disparada al cielo, no es algo que beba cada día.
Debe admitir que el café ha sido un gusto adquirido, antes no solía ser una de sus elecciones habituales, solo de vez en cuando, dulce y cremoso, pero se hizo más frecuente junto a la presencia de Yoongi. El felino sufre bastante más, porque a él le encanta ese brebaje de granos tostados y si pudiera lo bebería varias veces al día.
El café a veces influía en que su novio despertara hiperactivo por la noche. Aunque ahora no es el culpable de los cambios conductuales del cambiaformas de gato. Está de acuerdo con la teoría del celo, porque su aroma a ruda se siente más intenso.
Fue justamente ese curioso y extraño aroma que le atrajo. Lo distinguió incluso antes de ver el rostro de su portador. No fue de los olores que típicamente llamaban su atención como aquellos de alimentos o cosas dulces. Era fuerte, herbal, fragante, se expandía dominante en el aire —alfa, supuso de inmediato—.
Un aroma raro, pero que le gustó —y le sigue gustando mucho—. Como el tipo de plantas que en su forma perruna iría a mordisquear o excavar la tierra a su alrededor. Si agudizaba un poco más su olfato distinguía matices que señalaban a un felino.
Luego se maravilló con el rostro pálido de mejillas redondas del sujeto que acompañaba a Jimin y Seokjin. En aquel entonces Tae junto al alfa pomerania eran alumnos de primer año, un par de novatos, igual de perdidos como si fueran cachorros abandonados a su suerte en la enorme ciudad. Conocían al humano Jin porque arrendaban una habitación compartida en la misma residencial.
Yoongi —el bonito sujeto pálido, alfa, felino— era amigo y compañero de un par de clases extracurriculares de Seokjin. Quiso pedirle más detalles al humano sobre el enigmático gatito, siendo tan evidente que Jimin le dio un codazo en las costillas para que bajara las revoluciones.
No pudo evitarlo, al primer encuentro removió algo inexplicable en Taehyung, aunque quería justificar que era lo llamativo del olor a ruda que llegaba directo a su vientre y era extraño encontrar un aroma en un alfa que le robara a tal magnitud su atención. En aquellos días no se aventuraba a decir que era un flechazo instantáneo, necesitó varias señales y fuertes remezones para aceptarlo y mucho más que eso para intentar ganarse un lugar en el corazón del gato.
En los primeros encuentros por las instalaciones de la universidad temió que el alfa felino fuera receloso porque, a veces, los gatos y los perros no se suponía que se llevaran bien.
"Mitos y prejuicios de nuestras tierras". Había dicho Yoongi, dado que la provincia de Gyeongsang del Norte, lugar del que ambos provenían, albergaba una buena cantidad cambiaformas felinos y canes, dividiendo el territorio, convergiendo ambos tipos de especies en las urbes más concurridas como Daegu.
Yoongi, siempre ha sido un gatito de ciudad, mientras que Tae vino de un pueblo donde no habitaba ningún solo felino hasta la fecha.
Las urbes modernas suelen ser las que reúnen a los cambiaformas y humanos en igual cantidad, pero también hay varios pueblos en los que prefieren seguir viviendo sin mezclarse, ni siquiera entre especies, muchas veces con el propósito de conservar áreas naturales y linajes intactos, punto de conflicto con el ser humano que tiempo atrás se encargó de arrasar indiscriminadamente en pos del "progreso", los cambiaformas adheridos a esta lógica no se habían quedado atrás olvidando sus raíces y cómo sufría su parte animal frente a la destrucción del ecosistema.
Recuerda que sus padres decían que los humanos eran criaturas egoístas y a veces podían ser crueles, Tae ingenuamente había comentado que ellos también lo eran a medias después de todo. Sumado a sus vecinos humanos y al resto de ellos que vivían compartiendo pacíficamente.
"No es lo mismo". Ellos parecían tener adherido en la mente fruto de un aprendizaje colectivo el respeto por otras especies y el cuidado del hábitat.
Taehyung había crecido en un pequeño pueblito campestre dominado principalmente por canídos, las pocas veces que visitaba las grandes urbes quedaba maravillado con los edificios altos y lo avanzada que estaba la tecnología, fantaseando que al ser mayor querría dejar la bucólica vida que llevaba y sumarse al caos novedoso y variados olores de las ciudades.
Sus padres le decían si acaso con esas calificaciones pretendía aspirar a una universidad en Daegu, mucho menos llegaría a pisar Seúl, pero aquello terminó siendo un incentivo para resignificar su experiencia con los estudios, viéndolo como una herramienta que lo llevaría lejos.
A sus padres aprehensivos no les quedó más opción que dejarle partir, advirtiéndole que tuviera cuidado y no fuera un perro ingenuo, que no olvidara que tiene un linaje que caracteriza a canes guerreros y perseverantes. Especialmente que no se dejara pasar a llevar por humanos, ni por nadie.
Taehyung había conocido a varios humanos y muy agradables desde que llegó a Seúl, ciudad que rebasaba en personas, no entendía dónde cabían tantas. Aunque también había escuchado quejas desde las más ingenuas hasta las más malintencionadas, algunas sobre no saber cómo distinguir cuando era un animal o un cambiaformas para hacer diferencia de tratos. Entonces Tae apenado preguntaba por qué, si acaso tratarían mal o ignorarían a un perrito que necesitara ayuda solo por no contar con medio porcentaje de "humanidad". Para su especie los perros eran visto como eternos hermanitos menores.
Aquello ponía en evidencia que la ciudad principal contaría con los mayores avances tecnológicos y edificaciones fascinantes, pero aún les faltaba empatía y conocimientos acerca de los híbridos.
Pero si algo le parecía de lo más perturbador eran aquellos humanos con fetiches extraños y que se vinculaban con un cambiaformas en relaciones de pareja para tener al humano y al mismo tiempo a una mascota. Agradecía que el humano con el que su amigo Jimin salía fuera consciente y criticara esta visión degradante y especista que se daba también en muchos ámbitos más.
Pese a todo, a nivel general las relaciones entre especies ha mejorado bastante desde hace décadas y décadas, pero ya hablar a nivel romántico y sexual sigue siendo complejo.
Aunque Yoongi no se consideraba un enemigo natural de los perros, llegar a él no fue sencillo.
En general su relación no ha sido sencilla.
...Más bien complicada y Taehyung ha agachado las orejas más veces de las que se esperaría de un alfa de su especie y raza, pero es que Yoongi exuda dominio aunque parezca tan compacto. De todos modos puede decir orgulloso que a veces ha logrado ponerse arriba y someter al pequeño y feroz gatito.
Es fácil discutir por cosas pequeñas, siendo ambos un par de alfas obstinados. Recuerda que anteayer su pareja se negaba a que trajera perros al apartamento, el alfa mastín tibetano insistía que no pondría reparos si él quisiera traer gatos, pero Yoongi no quería más animales en su territorio que ya compartía con un perro enorme y torpe como él.
Perro enorme y torpe, suele ser la franca descripción que hace su novio de su persona, pero actualmente aquella frase siempre suena con matices cariñosos en la voz ronca de Yoongi que Taehyung no se lo puede tomar como una ofensa.
Así es la forma que tiene Yoongi de expresar su cariño. Varias veces no es directo, pero Taehyung distingue la entonación cálida, acompañada de ojos que se entrecierran, incluso ladea un poco su cabeza y un amago de sonrisa amenaza con curvar sus labios.
El problema es que Taehyung quiere un poquito más.
Un poco más de abrazos, de besos, más abrazos y más besos —muchos—. Que haga cosas cursis como darle de comer en la boca y que frote un poco más su cabeza. Que le dé cariños tanto a su parte humana como a su parte animal, porque le encanta las veces que hunde su mano blanca entre su pelaje oscuro y rasca detrás de sus orejas, también cuando hace cosquillas en su pancita.
Siempre quiere más y más.
—¿Por qué esa cara triste, Tae-Tae?
Taehyung hace un pequeño movimiento de negación, aunque asume que es lo suficientemente transparente y que su expresión facial demuestra aquellas quejas de perrito apenado que no manifiesta verbalmente.
—Problemas con Yoongi e inseguridades del propio Taehyungie —Seokjin ni siquiera lo plantea como una pregunta. Es una afirmación. Esa pareja que tiene al frente lo conocen como a las palmas de sus manos o las almohadillas de sus patitas en el caso de Jimin, quien asiente dándole la razón a su novio.
Vuelve a negar. No quiere confesar que necesita más muestras de afecto físicas, tangible, calor de piel o de pelaje traspasándose de un cuerpo a otro, tampoco quiere admitir que la envidia le corroe por la libertad de ambos para mostrarse afecto. Porque si bien Yoongi no suele ser tan cariñoso como quisiera, muchísimo menos lo es en público. No puede forzarlo tampoco.
—Es que Yoongi hyung no es lo suficientemente cariñoso con este perrito sediento e insaciable de mimos —dice el otro alfa de perro que sonríe ladino antes de abrir la boca para recibir otro pedacito de pastel.
Cuando Taehyung se fijó en Yoongi sabía muy poco como era el afecto de los felinos y venía en su configuración mental lo que tantas veces escuchó sobre que eran extraños y volubles, pero fue cosa de tiempo para conocer a gatos muy cariñosos que ronroneaban a cualquiera que les agrade —no Yoongi, claro—.
Sabe que por lo general el cariño de un gato está presente, es fiel, pero también es caprichoso y Yoongi se lo da cuando a él, animal arisco, se le antoja y pocas veces al revés.
Tae batalla para no dejarse influir por aquellos que dicen que como especies tan distintas es difícil que funcione su relación o cuando otros canes —de su familia por ejemplo— insisten que los felinos no saben amar.
—Te puedo rascar detrás de la orejitas —ofreció Seokjin con una sonrisa cálida que hizo al mastín tibetano gimotear agradecido.
¿Cómo iba a rechazar cariño detrás de las orejitas? De no tener una relación de tanta confianza seguro que su amigo pomerania le saltaría directo al cuello.
Varias razas de perros pequeños pueden ser cosa seria, tienen un temperamento difícil y son bastantes territoriales.
No lo parece, pero Jimin es muy dominante. Uno de los alfas más dominantes que conoce —se arriesgaría a decir más que Yoongi—. Pero también es muy dulce y fundido con su novio humano.
Recuerda cuando comenzó a salir con Yoongi, Jimin como amigo sobreprotector se paró frente al felino y con el dedo empujando al medio de su pecho, habló firme: —Le haces daño a Tae-Tae, te desgarro el cuello.
Yoongi había levantado ambas cejas sorprendido y curioso, pero sin sentirse realmente intimidado. Taehyung estaba avergonzado y después le comentaba al alfa de gato que si bien Jimin era un perro pequeño, en su forma humana guardaba toda la fuerza e ira que su compacto cuerpo canino no lograba liberar.
El resto del día no le queda mayor tiempo siquiera para pensar en las patitas suaves de su novio cuando le da por amasar —ama cuando lo hace porque pincha y cosquillea—. Su último año es una mezcla terrible entre práctica y tesis. Mañana de niños en una escuela a mediana distancia de la universidad y tardes en la biblioteca con libros digitales abiertos en pestañas y otros en papel apilados al lado, leyendo hasta que se le secan los ojos, escribiendo hasta que sus dedos se confunden en el teclado y lo toma como el sabio aviso de su cuerpo reclamando descanso.
Al mirar sus libros le entran ganas de golpear en cabeza a sus primos universitarios que en plan de burla le decían "¿profesor de artes? ¿Tanto tiempo necesitas para enseñarle cómo pintar a los niños?", "¿Qué materias tendrás? ¿Mosaico con papelitos de colores I y II?". Nunca fue tan ingenuo para llegar a ese simplismo, pero tampoco imaginó la carga que tendría encima y lo duro que sería mantener su beca.
Cuando dijo que quería estudiar pedagogía su familia sonrió orgullosa, comentando que así podría enseñar de vuelta en su pueblo, Taehyung no había respondido, apenas hizo un pequeño movimiento de afirmación inseguro. Luego agregó "en artes" y el semblante de sus padres dejó de verse tan ilusionado, pero no paraban de insistir que un profesor de artes era más que bienvenido.
Tae no tiene intenciones de volver y seguir la vida que sus padres quieren disponer para él. Incluso, antes del desastre tras anunciar su relación con Yoongi, le tenían candidatos y candidatas omegas de mastines para continuar el linaje de su escasa raza, a quienes el alfa evitaba deliberadamente cada vez que programaban algún encuentro.
Hasta la fecha su familia no se manifiesta conforme de que esté saliendo con un cambiaforma felino, mucho menos si es alfa. Taehyung sospecha que sus padres ni siquiera sabían por dónde comenzar a horrorizarse. Al menos sus hermanos menores y algunos primos jóvenes han mostrado apoyo abiertamente y lo agradece un montón.
La familia de gatos Min, en cambio, no pareció particularmente sorprendida, ni horrorizada, pero tampoco feliz, ni les dieron bendiciones a la particular unión. No se lo han dicho directamente, pero Tae sabe que no es que ellos esperaran un mastín tibetano como pareja de uno de sus hijos.
Yoongi le explicaba que los felinos no tendían a ser tan expresivos como los perros y que sus padres seguramente estarían asimilando la idea, además que debía reconocer que fue un poco torpe y que haber jugado en su forma perruna dejando que los pequeños primitos mininos se escondieran en su pelaje asustó a sus tíos. Todo aquello lo comentaba con una sonrisa suave como queriendo hacerle sentir mejor.
Tae se limitó a un par de pucheros y "disculpas" vagas e inespecíficas, aunque por dentro quería explicarle que no deseaba causarle problemas y que sentía no ser aquel tipo de pareja con la que los Min estarían felices de integrar a su familia. A veces todavía lo siente, cuando Yoongi volvía de sus cortos viajes a Daegu nunca parecía exactamente feliz, inclusive escuchaba suspiros de tedio, pero luego se fundía en un abrazo acostado a su lado y su aroma amargo se atenuaba. Entonces quería preguntarle si acaso era feliz a su lado -pregunta que hizo varias veces en el pasado cuando la relación empezaba hasta que su hyung le puso un freno diciendo un tosco: "si dejara de serlo te lo diría y no seguiríamos juntos"-.
El mastín gimotea bajito al recordarlo. Es demasiado sensible para su propio bien.
Para peor, de tanto en tanto quiere volver preguntarle si es feliz a su lado, pero no quiere recibir aquella seca respuesta.
Al llegar al pequeño apartamento apenas se preocupa de arrojar su pesada mochila al sofá y arrastrar sus pasos cansados a la cama, se deja caer como un costal, rebotando en el colchón. Extiende sus brazos para apretujar la almohada de su mayor, respirando profundo el concentrado aroma a hierba tan distintivo de su novio. El lugar está marcado con su aroma y reafirma que pronto llegará su celo, ya que es el tipo de olor que despierta alerta y calor en su alfa.
Una vez Jimin intentaba consolarlo recordándole que cualquier relación entre especies diferentes siempre tendía a chocar cuando se trataba de época de celos. Algo que a Taehyung no le hizo sentir mejor, como cuando su padres le decían que comiera todo porque un montón de criaturas estaban vagando hambrientas por el mundo.
El aroma a ruda es un estímulo que hace eco en su cuerpo, más ahora que su pareja hace un llamado natural a la reproducción, Tae siente que el deseo burbujea caliente en sus entrañas, queriendo responder a lo que el animal de Yoongi busca, aún sabiendo que no lograría llenar esa necesidad por completo, pero algo puede hacer desde su forma humana, quiere insistir. De todas formas el felino tomaría su dosis de supresores.
Yoongi llega, lo sabe porque su fuerte olor a hastío y celo próximo se expande por todo el apartamento. Escucha el ruido de la puerta al cerrarse y lo ligero que son sus pasos. Su agudo oído le permite percibir hasta sus suspiros cansados y pequeñas maldiciones que musita muy bajito.
El alfa de gato se deja caer a su lado, murmurando un "hey" a modo de saludo. A Tae le sobresalta sentir repentinamente la nariz de su novio olisqueando su cuello, emitiendo un ronco "hum" que suena más a un ruido disconforme que a cualquier otra cosa.
—De nuevo hueles triste —afirma Yoongi, reacomodándose en la cama, apoyando su codo que se hunde en el esponjoso cobertor y la cabeza en su mano para mirarlo fijamente como exigiendo una respuesta.
—Lo siento, hyung.
—No, no es la respuesta que quiero oír —declara con el ceño que se frunce un poco—. La idea es que me cuentes porque este torpe y enorme cachorro está triste —suaviza su entonación y la mirada curiosa del felino adquiere leves matices de ternura que entibian el pecho del otro alfa.
Taehyung traga saliva con los nervios que afloran con tanta facilidad. No puede evitarlo, sus emociones son tan transparentes que cualquiera con olfato sensible puede percibirlas. Y si no las huelen, las leen en su mirada y pequeños gestos. Es que no sabe cómo explicarle a Yoongi que nuevamente se hace enredos mentales con los mismos temas de los que han hablado tantas veces en el pasado. Todas aquellas inseguridades que su pareja ha intentado aplacar y Tae quiere poner de su parte para que no crezcan.
Yoongi lo ama, lo sabe, por algo eligió ser su compañero pese a todo, entonces ¿por qué se permite sembrar malestar? ¿Por qué empecinarse en querer emular una relación como si fueran alfa-omega o siquiera de la misma especie? Obviamente hay diferencias y no por ello no pueden encontrar su propio ritmo. Lo han hecho por tres años.
"Basta, Taehyung".
—Solo estoy cansado y extraño tener sesiones de mimos contigo —comenta bajito, prefiriendo ser sincero, quizá no explicó todo lo que rondaba por su cabeza, pero si lo esencial.
—¿Cuánto más quieres, Taehyung-ah? Si vivimos juntos y me abrazas todas las noches aunque haga un calor de mierda y aún así no me alejo de ti.
El mastín tibetano sabe que su pareja es tosca para expresar su cariño cuando se trata de palabras, pero aquella frase bastó para desarmarlo y hacerle emitir un pequeño gemido de cachorro, estirando los brazos a la espera que Yoongi acepte envolverse en ellos.
El alfa felino hace algo incluso mejor que un simple abrazo, ataca su boca, impone un beso de ritmo lento, presión firme de labios, empuje duro de su lengua buscando entrar. Intenso y hambriento, siente la fuerza de su aroma, del celo que está por llegar. Percibe el calor que se traspasa a través de las ropas y el peso de la pelvis que se restriega entre sus piernas que Tae separa para darle mejor acceso.
—Ayúdame un poco, Tae-Tae —pide bajito y las sílabas suenan sensuales y roncas—. Necesito esto —agrega sujetando su mano y llevándola hacia la zona endurecida.
Taehyung se apresura en usar sus dedos largos para rodearle, primero sobre la tela acunando su forma, después mete la mano bajo el pantalón y disfrutar plenamente del aroma a excitación y la piel afiebrada contra su palma. Yoongi no tarda en imitarle y el otro alfa se deshace en graves gemidos.
Comparten besos mientras tocan al otro justo del modo que saben que le gusta, subidas y bajadas, con cuánta fuerza ceñir y cómo jugar con la velocidad en los movimientos. Tae no puede mentirse y decir que no desea más, pero con esto le basta. Con el orgasmo entre sus dedos es suficiente.
Para el alfa mastín es solo un poco de todo lo que querría hacer, pero aquella cantidad alimenta con creces su fascinación. Porque cada vez que Yoongi toma la iniciativa resulta asombroso para Tae, cuyo lado animal agitaría la colita con fuerzas a causa de tanta alegría.
Sentir que Yoongi lo desea es simplemente fascinante.
Tan fascinante como despertar y verle dormir plácido a su lado, luego volvía a cerrar los ojos y disfrutaba una hora más de sueño, pero las mañanas del último mes no han sido así. Yoongi consiguió un buen trabajo cruzando la ciudad, siendo colaborador directo de uno de los profesores de arquitectura que le hizo clases en la universidad. Lo cual implica altas cargas de autoexigencia, que despierte antes y no se quede largos minutos extras de pereza en la cama aplazando la alarma de cinco en cinco minutos.
Al alfa de perro le llamó la atención saber que el felino estaba en la carrera de arquitectura, lo imaginaba en algún área más propias de su especie como en artes o imponiendo su presencia y astucia en leyes, pero no lo imaginaba rodeado de humanos y de cambiaformas que llevaban el arte de la construcción en los genes como aves y castores. Tae, por fortuna, omitió a tiempo hacer comentarios ingenuos e innecesarios, entendiendo que Yoongi ya lidiaba a diario con prejuicios similares.
Su novio es muy hábil con las manos, en muchos sentidos, si algo se descompone en el apartamento lo arregla con facilidad. Tiene el don de construir, le ha dicho muchas veces, en especial cuando observaba con admiración la prolijidad con la que diseñaba planos y armaba maquetas.
Se puso tan contento cuando Yoongi con aquella sonrisa que mostraba sus encías le contaba que lo aceptaron en el empleo que le invitó a comer brochetas de cerdo y japchae para celebrar.
Actualmente ambos están sobrecargados con responsabilidades y extraña pasar más tiempo con su alfa.
Antes de salir de la cama busca en la almohada y en las frazadas las zonas que concentran su aroma como si fueran una recarga a su batería interna. Inspira profundo, se llena de la fuerte fragancia de la ruda y se dispone a iniciar su día con ánimos.
Incluso Jimin lo nota porque al verlo en la cafetería le dice con un pequeño guiño que está feliz de que haya tenido una buena noche. Taehyung se delata con el sonrojo que llega por cuenta propia a sus mejillas.
Su buen humor lo acompaña durante la asesoría de práctica y también cuando acude a la reunión con su profesora de tesis, quien avisa que viene atrasada debido a un inconveniente en el tráfico.
Algunos compañeros están enfrascados en conversaciones sobre sus avances y dificultades. Taehyung no quiere ponerse tenso antes de tiempo, asume que su profesora le hará replantearse cómo está enfocando su tema, así que anuncia que irá por café por si alguien quiere encargar algo. Una de las chicas, con quien compartió la mayoría de clases, se ofrece a acompañarle, quejándose en el camino que le estresa que de lo único que hable la gente a su alrededor es de tesis y prácticas. Tae quiere recordarle a Nayeon que el último periodo de la universidad se reduce simplemente a eso.
Aunque cuando ya están lejos de todos y frente a una vieja máquina dispensadora de café, la omega de conejo suspira pesado y le cuenta sus problemas amorosos con su pareja humana, enfatizando que seguramente él podría comprender sus dificultades ya que está saliendo con un alfa —para nadie que le conoce en la universidad es un secreto a tales alturas— y de una especie diferente, es decir, relación atípica y "entre raros nos entendemos".
Taehyung no quiere sentirse raro, al menos no por eso. Sabe que tiene algunas particularidades que salen de lo común, pero si ha de ser extraño por alguna característica que no sea por amar a Yoongi.
Intenta transmitirle un poco de su experiencia y aquello que le ha ayudado a hacer funcionar la relación. También lo que ha visto que ha fortalecido la relación entre Seokjin y Jimin que es más parecido al caso de Nayeon. Aunque a medida que habla se hunde un poco más, con la vocecita reclamando lo irónico que suena hablando tan confiado cuando hace menos de un día estaba atacado por las mismas inseguridades de siempre.
—Es que hace dos días olía mucho a otra omega y tuve que tomar toda mi fuerza de voluntad y morderme la lengua para no hacer una escena —la chica hace un tierno puchero.
Tae no sabe qué responder exactamente, no cuando se ha sentido igual. Durante primera semana de trabajo Yoongi olía a omega, un aroma que se mezclaba muy bien por lo que intuía que era de algún felino. Cada vez que notaba el aroma ajeno mezclado con la ruda su mandíbula se tensaba y le exigía a su animal aplacar aquel sentido tan territorial que quería marcar a su alfa gato. Hizo algo similar cuando no pudo más y lo abrazó más fuerte de lo usual, impregnándolo de romero.
—¿Tan difícil es preguntarlo? —Yoongi había cuestionado en un gruñido, intentando zafar del agarre posesivo del alfa perruno— "hueles a omega, ¿por qué?", entonces yo respondería: es un compañero de trabajo, omega de gato efusivo que deja su aroma en toda persona que sea amable con él y no, no me gusta, puedes estar tranquilo, perro torpe, y de paso aprovecha de soltarme porque me vas a romper las costillas.
—Yoongi hyung, es que no me gusta sentirme celoso...
—¿A quién podría gustarle sentirse así? —Preguntó con su mirada de pequeños ojos oscuros y afilados—. Al menos a mí no, pero somos alfas, está en nosotros ser animales territoriales, aunque eso no debiera ser una justificación, tampoco quiere decir que no debamos hablarlo.
—No quiero hacer las cosas complicadas para nosotros.
—Lo haces si no me dices qué está pasando.
—A veces tú tampoco lo haces —soltó el alfa de perro bruscamente. Un impulso, todas esas veces que quiso saber que rondaba por la cabeza de su novio, quien testarudo se cerraba en su mundo y Tae no sabía cómo entrar y ayudarle.
Notó lo rígida que estaba la quijada de Yoongi y como sus olores eran un intenso reflejo de sus inseguridades y tozudez mezclándose amargos.
—Entonces ambos tenemos que hablar más si queremos que lo nuestro siga funcionando.
Lo nuestro. Taehyung quería gimotear como un cachorro lastimado encontrándose con aquella figura protectora.
Lo nuestro. Se vuelve a repetir en su cabeza.
Cuando piensa en el "nosotros" vuelve a sujetarse de aquella certeza que no quiere soltar, aferrándose con garras y dientes. Aquella muestra explícita que su pareja le ama —se lo ha dicho, pocas veces, pero lo ha hecho— y que piensa en una realidad y en proyecciones a su lado.
—Deberías conversarlo, tu novia no puede adivinar que estás sintiendo, tampoco puede oler tus feromonas para hacerse una idea —sugiere, tanto a Nayeon como también un recordatorio a sí mismo.
La omega de conejo asiente insegura, quejándose nuevamente de lo difícil que resultaba la relación y de no haber sido más lista y fijarse en algún alfa de su especie. Taehyung suspira pesado, intentando una vez más animarla, diciéndole que recuerde los motivos de porqué eligió a la humana como pareja.
La reunión con la profesora fue tediosa y una profecía autocumplida. Ahora tendrá que llevar varias modificaciones la siguiente semana. No solo él, todos parecen moralmente decaídos, emitiendo una combinación de suspiros y olores a resignación.
No sabe si llamarlo como aquellas coincidencias de las malas tras mirar las notificaciones en su teléfono móvil cuando lo desbloquea para apuntar en su agenda el recordatorio de lo que debe presentar la siguiente asesoría. El primer correo es de su supervisora de la escuela donde está realizando la práctica, pidiéndole si podía hacerse cargo de un reemplazo, lo cual implica levantarse aún más temprano para llegar a primera hora. Lo segundo que hace que su expresión de tedio se manifieste es un mensaje de uno de sus primos.
Su primo tiene su edad y compartieron juntos desde que eran un par de cachorritos desordenados, pero sabe que después de preguntar "cómo has estado" continúa con un "¿todavía sigues con el gato?". La respuesta es un "todo bien" y "sí, seguimos juntos" con ganas de agregar que pretende que continúe siendo así por muchísimo más, hasta que sean viejos y vivan de sus jubilaciones en una casa amplia con perritos y gatitos.
Siempre hace lo mismo, cada cierto tiempo le pregunta aquello con la intención de hacer uniones a conveniencia para sus familias, ya que es amigo de un lindo omega de mastín de buena situación que quiere conocer a Taehyung. No es mutuo. Pero siempre alguien de su círculo cercano de su pueblo insiste en presentarle a una potencial pareja que reproduzca cachorros con sus genes.
Su primo envió un "qué bien", que de estar frente a él sabría que guarda decepción. Habrá algunos que le apoyan, pero en general hay un descontento en su familia y otras personas próximas que esperan algo distinto de Taehyung como primogénito alfa mastín tibetano de los Kim.
Tae se rindió, entiende que no hará a su familia cambiar de parecer así como así y ya no pretende embarcarse en batallas perdidas e invertir energías en hacer que acepten su relación. Lo último que explicó fue que no era como si se hubiera dicho "ahora me enamoraré de un alfa de gato, deja que lo apunte en mi libreta de cosas por hacer", simplemente pasó. Algo en el aroma a ruda de su novio le gustó -le encanta y sabe de sobra que tiene gustos raros-.
A veces le entristece que su novio contadas veces mencione que su aroma a romero es agradable. "Hueles como a esos templos religiosos de los humanos", bromeaba su pareja, pero lo que Tae quiere oír son halagos en forma de "hueles delicioso y me gusta mucho".
¿Por qué exige tanto? Sabe que a Yoongi le gusta su aroma, porque varias veces esconde la nariz entre su pelo o la apoya en su cuello, justo donde la glándula emite sus feromonas.
¿Por qué se le hace tan difícil aceptar lo que Yoongi le transmite sin necesidad de palabras? No puede negar que Jimin ha dado en el clavo: es un cachorro sediento de mimos y no obtiene la cantidad inconmensurable que desearía para estar satisfecho, pese a que anoche fue una agradable excepción.
Taehyung es consciente que tiene que aceptar que no puede estar exigiendo que el alfa de gato lo consienta todo el día.
Cree que están influyendo variables contextuales, de aquellas que inducen estrés y se alivian con cariño y vacaciones. Ahora que Yoongi está con una sobrecarga de trabajo y Tae en su recta final en la universidad, apenas se ven un par de horas por las noches antes de dormir, si el alfa felino está de ánimos recibe más de un beso de buenas noches. A veces no había besos y su mayor solo caía rendido, cerraba los ojos y no los abría hasta siete u ocho horas después, quejándose que debiera dormir al menos dieciséis.
Se niega a dejarse envolver por aquellos momentos de fragilidad, no tiene sentido pensar tanto desde la lógica "si varias personas piensan que es difícil y que siendo tan distintos no están destinados a funcionar debe ser por algo", justo como le comentó otras de sus primas que le gusta meter cizaña.
Si tantas veces Yoongi se quejaba diciendo que Tae es un perro torpe y demandante, entonces por qué se fijó en él...
Yoongi ha respondido aquello tantas veces.
Taehyung se convence que necesita ver el vaso medio lleno...
Mira el cuaderno de apuntes abierto sobre sus piernas, la inspiración llega y nada tiene que ver con sus avances de la tesis, piensa anotar cada cosa que le recuerda que Yoongi lo adora a montones.
Las ideas comienzan a llover, son tantas rondando desordenadas por su mente que no sabe por dónde partir. Deja que sea espontáneo, la primera que quiera ser expulsada y puesta en palabras.
Tae siente que fue injusto al decir que había días sin besos, debió especificar "en los labios", pero los besos en la frente son una especie de ritual para su mayor.
Lo descubrió una mañana cuando todavía no vivían juntos, había entreabierto los ojos apenas procesando el torrente de estímulos al despertar y ajustarse a la realidad, aunque algo lo sorprendió: su hyung acababa de apoyar los labios en su frente. Cuando se incorporó en la cama con las mejillas rojas, Yoongi haciéndole honor a los reflejos felinos se alejó de un brinco y continuó tomando sus ropas repartidas por la habitación.
Quiso verificar si aquello seguiría pasando o se trataba de algo meramente ocasional, por lo que empezó a fingir que continuaba durmiendo hasta sentir la ligera presión de un beso en la frente. Prefería mantener los párpados apretados, porque de no hacerlo Taehyung sentiría que el hechizo podría romperse.
Incluso hasta ahora si despierta antes que Yoongi y los planes del día no exigen que salga rápido de la cama, permanece arrimado al alfa de gato con los ojos cerrados, respirando el aroma a ruda y esperando por su beso en la frente de cada mañana.
Seguido del beso, los dedos de Yoongi se hundían suavemente en su pelo y dejaban una caricia cortita que a Tae le hacía suspirar por dentro. A veces no podía contener la sonrisa y su mayor lo notaba, por eso agregaba un par de palmaditas en su nuca.
Taehyung desde que tiene uso de razón le gusta la mantequilla de maní, recuerda que entre híbridos de perros suele ser una golosina muy popular. Sabe a infancia, a hacer bien una tarea y recibir una recompensa.
Yoongi bromeaba diciendo que lo tenían condicionado desde pequeñito y que si le daba la pata, obtendría una cucharada llena. El alfa más alto respondía que le daría cuanto quisiera tomar de él y no era necesario que lo premiara por eso. El cambiaformas gatuno había apoyado la mano sobre su pecho, justo donde retumbaban los latidos, pronunciando con voz ronca: —con esto me basta. —Taehyung se sintió morir en ese momento y de paso Yoongi le obsequió un frasco de mantequilla de maní.
Cada vez que se acaba, deja uno nuevo.
Por lo general procurar traer cosas que sabe que al alfa de perro le gusta comer. Lo cual lo lleva de inmediato a un tercer punto en su lista:
Una tarde se quejaba, mirándolo con ojitos de cachorro triste, diciendo que quería japchae. Al día siguiente Yoongi lo cocinó para él, diciéndole que debían celebrar porque estaban sobreviviendo un semestre más.
Si bien Yoongi no es la mayor parte del tiempo explícitamente afectuoso, llenándolo de contacto físico y palabras lindas —justo las cosas que demanda como cachorro caprichoso—, es de aquellos que lo expresa desde otro tipo de gestos y acciones.
Ya sea lo sorprende con algún plato de comida que le guste o le dice "acompáñame, quiero salir", que perfectamente se podría traducir como "vamos a una cita".
Detecta que huele triste después de una mala calificación o tras volver de una visita a su pueblo y algo hace con tal de verle mejor. Pero la acción favorita sigue y seguirá siendo cuando extiende los brazos y le llama en silencio a acurrucarse contra su pecho.
Corrección.
Hay otra cosa que tiene lugar entre sus favoritas que disputa el puesto de primer lugar:
Es que cada vez que Yoongi le dice que quiere rascar la pancita del enorme perro torpe, la alegría colapsa el corazón de Taehyung, quien precipitado se arranca la ropa a tirones y desgarbada la deja sobre la cama o dónde sea que caiga para convertirse.
Su hyung no solo frota su vientre, también deja que las manos desaparezcan bajo el pelaje sobando su lomito y acariciando largos minutos detrás de las orejas. De solo pensarlo el deseo crece y se tienta de rogar por caricias a ver si Yoongi le da una respuesta afirmativa.
A veces Tae no medía la fuerza y se apegaba a Yoongi quien le regañaba para que no lo aplastara con todos su varios kilos.
"Joder, eres una bestia imponente". Había dicho la primera vez que le vio en su forma perruna. Tae emitió un gemido lastimero en respuesta y Yoongi lo abrazó enterrando el rostro en su frondoso pelaje.
A veces salían al parque y Yoongi le tomaba fotos y videos mientras el enorme perro corría por las amplias hectáreas de pasto.
Un día no resistió meterse al estanque de los patos y Yoongi quiso ahorcarlo cuando sacudió grandes cantidades de agua encima. Pudo olerlo, se acordaba perfectamente de su expresión de ojos pequeños y labios apretados en una línea resignada. Con mirada de perrito arrepentido le mostró la pancita en señal de sumisión y el enojo del otro alfa se esfumó tan rápido como llegó.
Cuando no hay largas horas disponibles para paseos al aire libre, acepta que se transforme en el apartamento y se acurrucan juntos. A Tae le fascina cuando Yoongi lo hace en su forma de gato. Esto último lo agrega en un sexto apunte:
Yoongi piensa que es sano darle un espacio al animal que forma parte de ellos y Taehyung no puede estar más de acuerdo. A veces cuando tienen citas en espacios abierto y otras tantas en su hogar.
Taehyung botaba las cosas con su cola sin querer cuando la agitaba y Yoongi se paseaba entre los muebles y arañaba el sofá cuando quería marcar territorio. Era todo un espectáculo, porque después el gatito blanco y negro brincaba al lomo del mastín, ocultándose entre su pelaje café. Ronroneaba y comenzaba a amasar, aunque Tae gruñía bajito y tenía pequeños sobresaltos con los pinchazos de las garritas.
Es una prueba en sí misma, se había convencido Tae y ahora se alegra de recordarlo. No todos logran que sus animales sean compatibles, más si son alfas, siendo una de las barreras notorias cuando se trata de llevar una relación entre dos personas que comparten castas.
La primera vez que vio a Jimin en su forma de pomerania escuchó un concierto de agudos gruñidos y ladridos furiosos.
Mientras que con Yoongi fue bastante tranquilo, el gato lo olfateó y cuando Tae quiso hacer lo mismo recibió un par de golpes antes que el felino brincara a una zona alta y lejos del alcance del perro enorme.
De a poco fue entrando en confianza hasta que al pequeño felino se le hizo costumbre acostarse en su lomo a tomar siestas. Algo que tan simple, pero que hace a Taehyung enormemente feliz.
Quiere seguir apuntando ideas, pero se ha dado cuenta —y sin culpa— que en lugar de avanzar en las correcciones de su tesis se ha dedicado a hacer un recuento de variados momentos que llenan de amor su pecho y encienden el interruptor de las ansias, porque apenas vea a Yoongi querrá colgarse de su cuello y...
Necesita anotarlo antes que la idea se pierda entre las tantas otras que circulan revueltas en su mente y le mantienen con temblores felices.
El cuello es zona de confianza, no a cualquiera se le permite acceder. Así que apunta dibujando una carita feliz y corazones:
Camino a casa piensa en ello, al principio ambos se sentían tensos cuando la nariz o la boca del otro acariciaba la sensible piel en el cuello. Ahora resulta tan natural como respirar.
A Taehyung le encanta apoyar los labios sobre la nuez pronunciada y percibir la vibración de los gemidos roncos. Un conjunto de estímulos mezclados con el aroma a ruda causando estragos en su vientre.
Le encanta en la misma medida cuando su mayor busca confort escondiendo el rostro en su cuello. Lo hace especialmente en días de frustración. Sin preguntar lo guiaba a la cama, se recostaba atrapándolo con sus delgadas extremidades, emitiendo suspiros calientes que cosquilleaban en la piel y aquel sentimientos de malestar hacía resonancia en Taehyung que lo abrazaba fuerte para darle un merecido consuelo. A veces su pareja le decía apenas en un murmullo que se sentía protegido a su lado y al alfa mastín se le inflaba el pecho de orgullo.
—Voy a cambiar. —En algunas ocasiones anunciaba antes de subirse a la cama en su forma felina, caminar sobre su pecho, frotar la cabecita en su cuello para finalmente echarse, ronroneando y amasando.
Quisiera que para él fuera tan sencillo, pero en su forma animal no podía echarse encima de su hyung sin ahogarlo en el intento.
Yoongi es compacto y Tae es gigante, lo cual no es una buena combinación.
A Taehyung le gusta mucho Yoongi tanto en su forma humana como animal. Pequeño y menudo, pero su fuerza viene de su aura determinada y con la astucia propia de los felinos en su mirada. Basta con olerlo y con que esos ojos oscuros se claven desafiantes para dejar en claro que es un alfa que no pretende doblegarse.
Como gato también es arisco, aunque no con él, o al menos no todo el tiempo. Más de una vez le ha dado un arañazo cuando excede la confianza y trata de morderlo en plan de juego. El problema es que es un hocico muy grande para un gato tan pequeño.
Un gato que se amolda muy bien entre sus brazos. Mientras lo acaricia suele dedicarle halagos que aumentan la potencia del ronroneo. La última vez le repetía lo mucho que le gustaba como concentraba sus tonalidades en su pelaje. La piel de Yoongi es muy pálida y su cabello es azabache —aunque lo ha visto tinturado de varios colores acorde al estado anímico y la temporada—.
El negro y el blanco son representativos en su hyung.
Imaginaba un gatito negro y blanco incluso antes de verlo transformado por primera vez.
Ya asumió que da igual como se vista porque siempre se notarán algunos pelitos.
Incluso ahora hay pelitos blancos en su camiseta oscura.
Yoongi le decía sonriendo que de esa forma no podía quejarse que no dejaba regalos para que lo recordara durante el día.
Y así es que se da cuenta de algo fundamental que falta por agregar. Saca su cuaderno y lápiz para anotar el punto número ocho. Después se dará una ducha y continuará escribiendo mucho más, de la tesis se puede ocupar otro día.
Pese a que Yoongi oscila entre el sarcasmo y una excesiva franqueza que suelta verdades sin tacto, sus palabras cariñosas siempre son sinceras. Toscas, pero honestas y eso hace que los latidos aceleren su ritmo dentro de su pecho.
Porque si Yoongi no se sintiera de determinada manera, simplemente no se lo diría.
Justo como la primera vez que escuchó un te amo, fue en medio de una discusión en la que ambos terminaron alzando la voz y llenando la habitación con un olor ácido y amargo que alteraba aún más al alfa primitivo que amenazaba con salir.
En medio las voces graves intentando imponerse sobre la otra, Yoongi había soltado bruscamente entre una frase furiosa y otra: "maldición, Taehyung, te amo más de lo que me gustaría". Ambos se callaron abrupto e intercambiaron miradas confundidas. Tae acababa de desarmarse por completo y Yoongi aturdido sujetaba el puente de su nariz, suavizando su entonación para agregar bajito que no quería decirlo así, pero para el otro alfa el hecho que lo hubiera pronunciado lo significaba todo y con los ojos húmedos y conteniendo las ganas de largarse a llorar como un cachorrito estrujó a su mayor en un abrazo.
Debería anotar también cada frase tosca, pero linda que ha recibido de Yoongi. Como aquel día que quería pedirle que salieran, pero no hallaba el momento perfecto hasta que el alfa de gato se adelantó a sus planes.
—Somos un desastre, un par de alfas, ni siquiera sé cómo haremos esto funcionar —había comenzado a decirle a un Taehyung que lo miraba como si esperara recibir un rechazo, alguna oración que confirmara que estar juntos no iba a pasar ni hoy ni mañana—, pero realmente quiero intentarlo, me gustas mucho, perrito torpe.
Taehyung respondió "sí", lo repetía mientras atacaba sus labios rosados y suaves con besos efusivos. Sí, el único monosílabo coherente que rondaba por su cabeza llena de nubes y burbujas felices.
A tales alturas de su relación Taehyung puede afirmar que Yoongi sabe que su debilidad son las palabras cariñosas. Le dice un "te amo" y el alfa de mastín se siente morir de alegría.
—Eres un perro torpe, cuando estás en tu forma animal sacudes tu cola y botas algún objeto del apartamento, me babeas y aún con todo eso, te amo —comentaba con su voz ronquita una tarde que rascaba sus orejitas mientras Tae apoyaba su cabeza en las piernas de su pareja—. Me fascina que seas tan cálido y no pierdas la ingenuidad, eres noble, Tae-Tae.
Y luego de ese "momento de debilidad", como lo llamó Yoongi, le aseguró que con esa dosis de halagos debería bastar por meses.
El problema es que Taehyung es insaciable si de recibir cariño se trata. En especial si provienen del alfa que ama.
Sigue en pie su plan de apenas vea a Yoongi correr a recibirlo como un perrito contento y levantarlo en un abrazo apretado de esos que arrancan quejidos del alfa de gato.
Su plan muere cuando ve a Yoongi con su cuaderno en la mano. La vergüenza lo consume, nota que las mejillas queman y experimenta un deja vú. Se asemeja a la primera vez que su hyung leyó una de sus bochornosas libretas de apuntes y disparates. Claro estaba que no había aprendido la lección porque es consciente que lo dejó abierto sobre el sofá, sumado a que su novio en un gato curioso.
Hace un puchero y no sabe dónde ocultarse mientras Yoongi lo observa fijamente con aquella sonrisa felina, un poco burlesca, un poco cariñosa.
—Ven aquí —Yoongi lo llama transmitiendo calidez en cada sílaba rasposa.
Taehyung va y se oculta en un abrazo que más que efusivo como pretendía al inicio, es tímido.
—Puedo ayudarte a llenar la lista —sugiere el alfa de gato besando su frente, continuando con la punta de la nariz, para finalizar en sus labios—. Tengo el resto de la tarde libre, ¿qué dices?
Si Taehyung estuviera en su forma de perro enorme seguramente su cola se agitaría con violencia golpeando la pared próxima y daría pequeños saltitos —lo más cortito que su enorme cuerpo le permitiera—.
—¿Te comieron la lengua? —Se burla sin borrar la sonrisa. Intenta pronunciar un hyung, pero Yoongi apoya los labios sobre los contrarios—. No aún, pero yo lo haré.
El menor cierra los ojos y se pierde en un beso necesitado. Lo percibe húmedo, caliente y el aroma a ruda le sabe amargo. Pero así le encanta. Justo como es su novio alfa de gato.
Ha sido injusto, siempre pidiendo un poco más cuando Yoongi le da demasiado.
—¿Un poco más? —propone hundiendo los dedos en sus caderas, atrayéndolo más cerca de su cuerpo.
—Mucho más —pronuncia Taehyung.
***
¡Gracias por leer! 💖
Dato random: los aromas de esta adorable pareja los pensé porque mi perrita se esconde entre los arbustos de romero y el gatito de mi trabajo juega entre las planta y llega oliendo a ruda uwu.
Y pensar que esta ship por un periodo fue mi notp, pero una crece y cambia y como dice la canción: los camino de la vida no son como yo pensaba.
Yare ;u; te adoro, espero que te haya gustado este bebé regalo de cumple un poco atrasado. Sin ti y nuestras conversaciones esta historia no nace uwu.
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